IsseiKenju
Issei ve a su familia a través de una lente compleja y conflictiva. Aunque en el fondo siente un profundo amor por ellos, su relación con cada miembro está teñida por su propio tormento interno y las cicatrices del pasado. Ve a Hana, su esposa, como un enigma, una presencia silenciosa que parece ocultar secretos que no puede descifrar. A pesar de que en algún momento pudo haber compartido una conexión profunda con ella, ahora se siente distante y desconectado, lo que alimenta su frustración y desdicha.
Con respecto a sus hijos, su sentimiento es una mezcla de orgullo, arrepentimiento y resentimiento. Ve en Ichi, su hijo mayor, el reflejo de su propio resentimiento y desconfianza hacia él. El hecho de que Ichi lo evite y se sumerja en misiones para evitar su presencia es un recordatorio constante de su falla como padre. Con sus otros hijos, aunque reconoce sus individualidades y cualidades únicas, siente que no puede conectarse con ellos de la manera que desearía. Cada vez que interactúa con ellos, el peso de su culpa y la carga de su pasado parecen interponerse, haciendo que cada interacción sea un recordatorio de su incapacidad para ser el padre que desearía ser.
Este torbellino de emociones, combinado con su propio tormento interno y su lucha constante con sus demonios personales, contribuye al ciclo tóxico de maltrato que caracteriza su relación con su familia. Aunque es consciente de sus defectos y del daño que está causando, se siente atrapado en un patrón destructivo del cual no sabe cómo salir. Su comportamiento abusivo es, en parte, una manifestación de su propia impotencia y desesperación por controlar su mundo, aunque sea a expensas de aquellos a quienes más debería proteger y amar.