[FT. Issei, Hades] Sin rodeos
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20 febrero 16 D.K / Pueblo del País del Fuego
02:00 P.M. / Soleado – Fresco

Ya había pasado bastante tiempo desde la ultima vez que piso tierra firme; de cierto modo, era un poco raro que la superficie no se estuviese moviendo constantemente como se mecía el barco con las mareas y corrientes. Como sea, el licor comenzaba a ser escaso y las provisiones ya no eran suficientes para abastecer a los 5 hombres que formaban una pequeña tripulación, entre ellos Sasaki Ryo; por su puesto, hasta ahora se las ingenió para pasar desapercibido entre bandidos y asesinos, pero ahora que habían tocado puerto todo cambiaba. Lo mejor seria mantener su distancia pues esos bastardos no serian problema para las filas imperiales; mientras tanto, enfocaba su búsqueda en abastecer su sed de alcohol.
 
Tres días ya habían transcurrido desde su llegada y hasta ahora el espadachín no parecía tener la mejor suerte de todas, bebió la ultima gota de sake de su botella para finalmente encontrarse con un pequeño poblado. + Vaya, espero que tengan algo de alcohol en este sitio. + Pensó para continuar con su búsqueda lo cual lo llevo directo a las entrañas del poblado.
 
Mientras tanto, Mike, Rio, Fren, y Loi continuaban en el bosque del país del fuego buscando un poblado el cual atacar, los compañeros del espadachín realmente no eran personas valiosas o éticas pero hasta ahora habían podido sacar beneficio de su compañía ¿Esto continuaría de esta forma después de su primera desembarcación después de tanto tiempo?
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Estaba dando vueltas por el bosque afuera de konoha cuando veo que se acercan 4 personas-espero que sepan por donde caminan-pensé, y me dispuse a seguirlos 

al poco tiempo de escucharlos supe que sus nombres eran Mike, rio, fren y loi y note que se estaban preparando para atacar konoha-¿ellos solos?-supuse que no sabrían por donde andaban pero yo llevaba 8 años paseando por aqui asi que sabia adonde iban pero di me adelantaba había probabilidad de que me notaran y dudaba poder ganar una batalla con ellos pero si llegaban a konoha podrían acusarme de traidor por seguirlos aunque podría quedarme aquí y fingir que no vi nada pero podrían matar a compañeros shinobi


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Issei había decidido viajar al País del Fuego sin un motivo concreto o urgente, más que el de satisfacer una inquietud. Las autoridades de Kirigakure, conscientes de su habilidad y discreción, le habían dado permiso para realizar una investigación informal en un pueblo que, según rumores, era un lugar de interés.

El shinobi de cristal partió desde su aldea natal en barco, atravesando las aguas serenas hasta el País de las Olas. Al llegar a la costa, continuó su viaje a pie, disfrutando del paisaje del País del Fuego con sus verdes colinas y bosques frondosos. Finalmente, después de días de viaje, llegó al tranquilo pueblo que había sido el objetivo de su viaje.

El pueblo parecía sacado de una postal, con sus casas de madera con tejados de paja, las calles empedradas y la gente local ocupada en sus quehaceres diarios. No había señales evidentes de actividad criminal o tensión, lo que confirmaba que su presencia allí era más una exploración que una misión de urgencia.

Issei caminaba con paso tranquilo por las calles del pueblo, disfrutando del ambiente sereno y observando los detalles del entorno. Las flores adornaban los jardines, los niños jugaban en las plazas y los ancianos se sentaban en los bancos, disfrutando de la tranquilidad del atardecer.

A pesar de la aparente normalidad, el hombre mantenía sus sentidos alerta, recopilando información con discreción mientras se mezclaba con los lugareños. Sus ojos observaban cada rincón del pueblo, buscando cualquier pista que pudiera indicar actividades sospechosas o personas fuera de lugar.

A medida que pasaban los días, Issei se fue familiarizando con el ritmo de vida del pueblo. Conversaba con los lugareños en la plaza, visitaba los pequeños comercios y disfrutaba de la comida local en las tabernas. Sin embargo, su misión de investigación continuaba en segundo plano, siempre atento a cualquier detalle que pudiera arrojar luz sobre los rumores que habían motivado su viaje.

Caminaba por las calles del pueblo con una postura erguida y decidida. Su cabello oscuro, corto y ligeramente alborotado por el viento, enmarcaba un rostro serio y concentrado. Sus ojos, de un tono profundo, escrutaban cada rincón, reflejando la determinación y el enfoque con los que llevaba a cabo su misión. Vestido con su atuendo shinobi discreto pero funcional, se movía con agilidad y sin llamar la atención, como si fuera uno más entre los habitantes locales.

En ese momento, Issei se detuvo frente a una pequeña tienda que vendía artesanías locales. Observó las coloridas piezas de cerámica y los tejidos delicados expuestos en el escaparate, pero su interés real estaba en el ambiente alrededor. Notó cómo el dueño de la tienda conversaba amigablemente con una clienta habitual, la risa de los niños que jugaban en la calle cercana y el aroma a madera y especias que se desprendía de las tiendas cercanas.

Aprovechando el momento, continuó su camino, mezclándose con la multitud mientras seguía observando discretamente su entorno. Su presencia en el pueblo pasaba desapercibida para la mayoría, su habilidad para integrarse y pasar desapercibido era una de sus mayores fortalezas como shinobi. Aunque el motivo de su visita seguía siendo un misterio incluso para él, estaba decidido a descubrir cualquier secreto que el tranquilo pueblo pudiera estar escondiendo.
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Pasivas
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El sol y el viento continuaban su natural curso al igual que las rutinas de los lugareños, conforme mas se adentraba al poblado mas se daba cuenta de la situación; por lo menos de este entorno, así mismo, mas se daba a notar pues los mangos de sus armas en su cintura eran visibles para todo aquel que diese un simple vistazo. Tampoco le preocupaba exponerlas, pues en los mares no hay ojos juzgadores y en la nación del Rayo es común que la gente vaya armada debido a la diversidad y producción de armamento.
 
Pero esta nación era completamente diferente y el atuendo del espadachín llamaba la atención de mas de una persona al caminar, sereno pese a las múltiples miradas, algo común con lo que convivió toda su vida. + Tengo que comenzar a pensar como salir de este lugar antes de ser relacionado con esa basura. +
 
Finalmente, llego a lo que parecía ser una taberna, una muy austera para ser honesto, pero cumplía con los requisitos, el espadachín entro al establecimiento directo a la barra para solicitar un total de diez botellas de sake; una vez en sus manos, busco una mesa sola para degustar el alcohol, según la calidad de este consideraría llevar algunos barriles para el viaje de regreso a Kumogakure; después de todo, ese era su hogar natal y ahora tenía una meta clara.
 
Por otra parte, Mike y los demás continuaban buscando algún poblado del país el cual asaltar, sin conocimiento de estar siendo asechados por el enemigo. Mike era un asesino quien mato a su familia cercana para huir al mar y convertirse en criminal, Rio y Fren eran hermanos, ambos ladrones desde pequeños los cuales se metieron en suficientes problemas para escapar al mar; por último, Lois, una chica acusada por el imperio de traición, con el tiempo y malas compañías ahora eran personas completamente diferentes con cierta maldad en sus almas.
 
Su caminata duro por lo menos treinta minutos para poder divisar el mismo poblado en el que se encontraba Sazaki y tomar rumbo hacia aquel lugar. ¿Es que cumplirían su objetivo?
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Después de resolver mi debate interno me decidí por seguirlos para ver si me podía deshacer de ellos en algún descuido pero vi que tomaron un rumbo diferente-no van contra konoha. si cambiaron de rumbo entonces no creo que estén perdidos debo evitar que me vean no tengo permiso para estar fuera de konoha. después de un rato vi que iban hacia algún poblado así que supuse que los podría dejar e informarle de esto al hokage pero el me preguntaría de donde saque la informacion y seria castigado asi que podria intentar mantenerme en los bosques esperando para eliminarlos-pero ya no tengo motivo real para eliminarlos... aunque podría ver si hay recompensa por ellos... o podría esperar que ataquen para defender de incognito y pedir recompensa por defender pero no creo poder con ellos al mismo tiempo asi que podria intentar eliminarlos antes que salgan del bosque-
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Issei se deslizaba silenciosamente por las calles del apacible pueblo del País del Fuego, con sus ojos entrenados por años de experiencia como shinobi, captando cada matiz y detalle de su entorno. A lo lejos, una figura singular capturó su atención: un hombre con katanas relucientes colgando de su cintura. En un pueblo donde predominaban los artesanos y ganaderos, la presencia de un hombre tan armado era claramente inusual.

La curiosidad se apoderó del espadachín de cristal de inmediato. Decidió seguir al hombre con discreción, moviéndose con agilidad entre las sombras y asegurándose de mantener una distancia prudente. Pronto, el hombre se adentró en una taberna, desapareciendo de su vista.

Intrigado, optó por entrar también. Al cruzar el umbral, se encontró con un ambiente bullicioso, lleno de risas y murmullos, impregnado del aroma embriagador de platos recién cocinados y el persistente olor del sake. Se dirigió a la barra y solicitó una generosa porción de carne asada, una delicia local, acompañada de una jarra de cerveza fría.

Mientras esperaba su pedido, sus ojos se posaron en el hombre misterioso. Estaba sentado en un rincón apartado, con diez botellas de sake dispuestas ante él, sumergido en sus pensamientos mientras bebía en solitario.

Movido por la intriga, el Chuunin de la Niebla decidió tomar asiento en una mesa cercana. Con disimulo, empezó a beber su cerveza, observando de reojo al enigmático hombre. «Un hombre con katanas en un pueblo como este... Dudo que sea de por aquí» pensó para sí mismo. Tras unos momentos de silenciosa observación, decidió romper el hielo─. No es usual ver a alguien armado en este pueblo. ¿Eres de por aquí o estás de paso? ─preguntó con un tono amigable pero cauteloso, aunque era difícil dar una buena primera impresión debido a la gran cicatriz que marcaba la mitad izquierda de su rostro.

¿Sería quizás un agente del Imperio, al igual que él? ¿O acaso un criminal buscado? Las katanas que portaba sugerían una habilidad marcial notable, pero su comportamiento solitario y la considerable cantidad de sake apuntaban a un misterio más profundo.

Con la esperanza de obtener alguna pista o entablar una conversación, Issei se mantuvo alerta, con sus sentidos agudizados, mientras seguía observando al hombre misterioso con cautela y curiosidad. Él también era un espadachín, detalle evidenciado por el sutil mango de su propia katana, cuidadosamente oculta entre sus ropas.
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El ambiente parecía ser tranquilo, no faltaban los gritos y alborotos de algún que otro ebrio, pero en sitios como este era de lo más común. Sazaki comenzó destapando la primera botella, el primer trago era el mas crucial para poder degustar el buen sake, o por lo menos era lo que pensaba cada vez que estaba por tomar licor en una nación diferente. Todo parecía bastante cotidiano y aburrido en un principio, pero su único ojo fue atraído a un hombre el cual entro a la taberna, no sabia muy bien el por qué llamo su atención; tal vez, eran aquellas cicatrices en el cuerpo, pero el aura que lo rodeaba era completamente diferente al resto.

Aun así, el espadachín del Rayo no le dio importancia alguna y desvió su mirada después de unos segundos para dar el primer trago a la botella. El destino fue el que hablo, pues el individuo tomaría una mesa cercana al Tajuken solo para preguntar por su procedencia, el joven de un solo ojo rio haciendo un gesto con su diestra invitando al desconocido a su mesa. — Solo estoy de paso, ¿Qué me dices de ti? — No era alguien de muchas palabras, pero intentaba ser amable, por lo menos intento dar una media sonrisa al desconocido mientras miraba las marcas en su rostro.

Alguien con aquellas cicatrices debió de llevar una vida en el combate constante, Sazaki lo sabia perfectamente pues al igual que el adverso, portaba cicatrices en su cuerpo algunas por entrenamientos, otras por combates, pero la mas notoria era la de su ojo izquierdo. — Tampoco pareces un pueblerino corriente, Me entiendes ¿no? — De nueva cuenta rió, esta vez por una broma tal vez de mal gusto evidenciando las marcas en sus cuerpos.

Mike y compañía por fin parecían estar lo suficientemente cerca, aunque aun perseguidos de la distancia por un shinobi desconocido. No tardo mucho tiempo en toparse con la primera mujer del poblado, ella salió a podar algunas manzanas en buen estado para su familia; sin embargo, sería su sorpresa cuando un total de 4 desconocidos se comenzaron a acercar entre burlas y gritos vulgares sin respeto alguno. La chica quedo inmóvil por el miedo, una reacción bastante común para la gente que no esta acostumbrada a ese tipo de vida.

Esta vez, era algo realmente real, la mujer no sabia el objetivo de los desconocidos y por ende no quedo más opción que gritar a los 4 vientos, un grito lleno de angustia y temor. — Vaya, parece que al final encontramos un sitio que puede valer la pena. — Dijo Mike con cierta sonrisa retorcida en su rostro. — Si, que se pudra ese estúpido del Rayo. — Balbuceo Lois con cierto resentimiento en sus palabras.
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Última modificación: 19-04-2024, 09:57 PM por Hades27hv79.
Me encontraba siguiendo a los hombres cuando vi que encontraron a una mujer la cual grito así que si quería acabar con ellos era mi oportunidad por lo que usando mi 
Hakken Fūin
para potenciar mi 
Expansión - Ikebana en Imeeji Surui
los acabe con kunai así que ignorando a la mujer la cual se encontraba inconsciente escondí los cuerpos en los arboles-mencionaron a alguien del rayo-me puse a pensar hasta que me decidí por buscarlo si era de fuera tal vez podría saber algo sobre uzu

se me ocurrió preguntar en el próximo poblado el cual era de artesanos por lo que seria fácil mezclarse-es fácil sacar información de los borrachos-me dije asi que decidi busque una cantina hasta que la encontre 

2 Tipos eran destacables ya sea por sus cicatrices o su postura asi que me decidi a escuchar lo que decían-No es usual ver a alguien armado en este pueblo. ¿Eres de por aquí o estás de paso?-Solo estoy de paso, ¿Qué me dices de ti?-era el. Tenia que ser el. era muy coincidente pero me dedique a escuchar mas. Tal ves una confrontacion directa no  
seria necesaria— Tampoco pareces un pueblerino corriente, Me entiendes ¿no? —escuche que se reia asi que supuse que seria cuestion de tiempo
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Con decisión palpable, Issei se levantó de su asiento, sosteniendo con firmeza su jarra de cerveza. A medida que se acercaba al hombre misterioso, sus ojos se fijaron en las cicatrices que marcaban su piel y la ausencia del ojo. Para la mayoría, la visión habría resultado inquietante, pero para Issei, quien había presenciado los horrores de la guerra y participado en miles de torturas, no fue motivo de intimidación. De hecho, él mismo había infligido tales heridas en más de una ocasión durante sus interrogatorios, e incluso mucho peores. A pesar de mantener una expresión amigable, sus sentidos permanecían agudizados y alerta mientras se acomodaba frente al enigmático samurái.

El chuunin de la niebla esbozó una media sonrisa, observando detenidamente las cicatrices del hombre─. Entiendo perfectamente ─dijo, con una voz que resonaba en una mezcla de respeto y comprensión. En ese breve pero intenso intercambio de miradas, ambos guerreros podrían reconocer el profundo peso de la experiencia y la lucha que cada uno llevaba consigo─. Lamento haber interrumpido tu momento de paz, pero algo en ti me ha llamado la atención ─continuó Issei, sin rodeos, pero con un tono sincero─. He presenciado y vivido muchas cosas a lo largo de mi vida, y tengo la sensación de que tú también.

Después de su comentario, el pelinegro guardó silencio durante unos segundos, dando un largo trago a su jarra de cerveza que prácticamente vació por completo. Aunque mantenía su cautela ante el hombre frente a él, sentir la conexión con alguien que comprendía la brutalidad del mundo y el fragor de la batalla fue un alivio para el chuunin. Sin embargo, su atención se desvió momentáneamente cuando notó de reojo a un joven encapuchado, de aspecto misterioso, adentrándose en la taberna. Lo observó con curiosidad, pero al no detectar nada fuera de lo común, volvió su atención al samurái frente a él.

Por cierto, me llamo Kentaro —se presentó el hombre, con una prudente reserva que le impedía revelar su verdadero nombre, especialmente estando tan lejos de sus tierras. Era sabio mantener cierto nivel de cautela en situaciones como aquella—. Al igual que tú, estoy de paso. Necesitaba un respiro de toda la mierda... Un momento de simpleza. Y este pueblo parece el lugar perfecto para eso.
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El desconocido no parecía ser dudoso o ansioso pues con una postura igual de firme con la que entró al establecimiento, se acercó a la mesa de Sazaki para tomar asiento. De cierta forma ganando parte del respeto del Kumonita, al no titubear en su andar. + Debe de confiar mucho en si mismo. + Pero solo eran conclusiones vagas de una primera impresión.
 
Ambos Shinobi parecían sentir algo de respeto, después de los primeros comentarios expuestos por el peliverde se dispuso a dar otro trago largo a la botella escuchando las palabras del adverso, una vez tragó, se recostó sobre el respaldo de su asiento mostrando una postura mas relajada y confiada; tal vez, producto de los primeros tragos del licor. — Está bien, no interrumpes nada en realidad. — Se sincero pues no tenía algo realmente en lo que entretenerse. — Supongo que es algo que no se puede ocultar a simple vista, ¿Cierto? — De nueva cuenta un pequeño mal chiste.
 
El desconocido después de aquello procedió a tomar su bebida casi de un solo trago, sorprendido el espadachín del Rayo acercó una de las nueve botellas restantes al joven ofreciendola ; finalmente, el joven se presentó. + ¿Kentaro? Nunca escuché de este tipo. + Repaso en sus pensamientos; tal vez, algún héroe anónimo o de alguna tierra lejana y termino por sincerarse con el último comentario emanado de sus labios. + ¿De toda mierda? ¿Qué tanto habrá sucedido en mi ausencia? +
 
El Tajuken dio el ultimo trago a la botella, está vez para terminarla por completo. — Mi nombre es Sazaki. — No oculto su identidad, mostrando de forma inconsciente aquella confianza desarrollada en las tormentas y luchas marinas. — Supongo que el mundo sigue su curso como siempre…. — Por unos segundos quedó en silencio. — Supongo que sería un mundo más tranquilo si todos se despojaran de su individualidad y egos. — Como soldado del Rayo, eran dos de los principios más valiosos en aquella tierra. Sobre poner el bienestar individual por el común, algo que últimamente el Raijin no había seguido como se esperaba.
 
Momentos antes, Mike y compañía estaban a punto de cometer algún delito dentro de las tierras del Fuego; sin embargo, después de aquel grito espantoso llegaría un héroe anónimo. Inclusive para Mike y compañía pues únicamente verían caer algunos pétalos provocando que los asaltantes terminaran neutralizados por completo.
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Última modificación: 20-04-2024, 08:26 PM por Hades27hv79.
Estaba en la cantina escuchando cuando se presento el pelinegro como kentaro-¿kentaro?-poco después el otro tambien se presento como sazaki-Ya esta borracho-supuse al verlo presentarse con tanta confianza y mientras eso pasaba mi mente vagaba hacia los 4 que había asesinado-espero que se dirijan hacia donde quiero rápido si los descubren es posible que a mi tambien y eso seria un problema-

me puse a pensar en ellos para ver que rasgos podía identificar lo cual no era mucho a excepción de que sazaki llevaba 3 katanas sin pena por lo que debía ser el del rayo... además de que el otro parece tener una muy buena complexión física... también sazaki solo tenia un ojo... y me puse a pensar de donde sera el otro tipo-espero que no tarden mucho en dirigirse hacia donde quiero-
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Issei, bajo el disfraz de Kentaro, experimentó un cambio drástico en su percepción al identificar el emblema de Kumogakure en las armas de Sazaki cuando se acomodó en el asiento. Un torbellino de recuerdos le arrastró de vuelta a Ciudad Kouten, a la furia de la batalla, al acero chocando contra acero, y a la pérdida de camaradas. Los rostros de los shinobi de Kumogakure que había enfrentado, y la amargura de la masacre se apoderaron de él. A pesar de que era consciente de que sus sentimientos hacia ellos eran irracionales y alimentados por el dolor del pasado, no pudo evitar sentir un intenso asco hacia aquel samurai sentado frente a él.

Con esfuerzo, el espadachín de cristal recompuso su expresión, aunque no del todo, intentando ocultar el torrente de emociones que lo embargaba. Casi parecía que acababa de ver un fantasma. Sin embargo, aceptó el sake que el tuerto le ofrecía. Su mano temblaba ligeramente, pero necesitaba algo para calmar sus nervios y el torrente de recuerdos que lo estaban asaltando, a pesar de que quizá no era la mejor idea en su estado—. Sazaki —dijo con voz tensa y con sus ojos entrecerrados, revelando su incomodidad. 

Mientras bebía, se esforzaba por mantener la compostura, pero la ira y el resentimiento mezclados con el alcohol comenzaban filtrarse en sus palabras. Era como si el Issei del pasado, con toda su furia y dolor, estuviera resurgiendo y desplazando la fachada estoica que había mantenido hasta ahora—. El mundo ha cambiado, pero algunas cosas siguen igual —dijo con un tono cargado de sarcasmo y resentimiento—. Buscar el bien común es un sueño de niños. Después de todo, no todos tienen la oportunidad de olvidar y seguir adelante como si nada hubiera pasado.
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Un tercero escuchaba gran parte de la plática entre los espadachines, por no decir la conversación entera. Hasta ahora ninguno mostró señal de tener conocimiento sobre aquello, ambos parecían bastante atentos a su adverso como para preocuparse de más personas, por lo menos era el caso del Kumonita. Repentinamente el semblante de Kentaro cambio de un momento a otro, su disgusto tal vez se mostró unos cuantos segundos, lo suficiente para que alguien con experiencia en el combate se diese cuenta.

Aunque ahora no podía hacer nada más, bien o mal no sabía el motivo real de su disgusto así que debería continuar la conversación e indagar un poco sobre el origen de aquello. La molestia destacaría después de que el Tajuken se presentase, pues el adverso repetiría su nombre aunque tal vez por la influencia del alcohol el espadachín de la nube no le dio mayor importancia y continuo con su comentario.
 
Solo para mostrar ambos puntos de vista completamente opuestos; sin embargo, ambos con sus respectivas bases para sostener aquellas ideas en los shinobis. — Un sueño ¿Eh? — El tuerto río para tomar la segunda botella, abrirla y darle un sorbo. — Puede ser…. — La pausa que hizo sólo le dio mas énfasis a su respuesta natural. — De dónde vengo todos sueñan con la paz aunque solo son unos inútiles que esperan que alguien más lo haga por ellos. — Terminado el comentario dio un segundo trago a la botella tan largo como el primero que incluso hizo carraspear la garganta del espadachín.
 
El sake jugaba un papel importante en el desenlace de la conversación entre los desconocidos, hacía más fluida la comunicación. — La mayoría ha visto como su aldea o pueblo natal se convierte en un campo de guerra, defienden un punto por el que incluso dan su vida sin saber si realmente es el correcto. — Sazaki dio otro trago a la botella, era casi como ahogase sus penas en el propio licor. — Todo por el ego y ambiciones de alguien que juega a ser dios, sacrifican hijos, padres, hermanos, e inclusive hogares…. — El Tajuken comenzó a sujetar la botella con más fuerza de manera involuntaria. — Para ellos es más fácil seguir a todos como ovejas al matadero y cargar con la culpa, pues de no hacerlo estarían admitiendo que toda la sangre derramada por sus hermanos fue en vano…. — Una pequeña carcajada salió entre labios, una risa de agobio. — Como dijiste, no muchos pueden seguir adelante después de un acontecimiento de tal magnitud…. Pero no por ello se debería llevar al campo de batalla a la siguiente generación, ¿Cuál seria el propósito de ello? —
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-Bien esto es un problema parece que kentaro se molesto, me pregunto ¿por que?, eso no nos llevara a ninguna parte creo que tendré que entrar-de pronto escucho que el otro respondía-no parece darse cuenta-supuse así que decidí que podría intentar calmar las cosas así que pidiendo un poco de sake de arroz me acerque a su mesa-¿no parecen pueblerinos saben?-esperaba que ninguno de ellos se diera cuenta que llevaba rato escuchando así que tomando un trago dije-intenten no tomar revuelo las filas del "kami-sama" siguen activas-como detesto el sake-
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Mientras Sazaki hablaba, Issei sentía una creciente tensión en su interior. Cada palabra del samurai parecía golpearle como una afilada hoja, recordándole heridas que creía cicatrizadas. Su expresión se endureció, la vena en su frente se hizo más prominente, y sus manos se cerraron en puños sobre la mesa. Aquellas palabras casi parecían un desafío directo a su propia historia y a las decisiones que había tomado en su vida. Recordó a su familia, a Hana, y sintió cómo el fuego de su ira se avivaba. Había dejado atrás su juventud y había aprendido a manejar sus emociones, pero las palabras del tuerto estaban tocando una fibra sensible.

A medida que el contrario continuaba, Issei se esforzaba por mantener su compostura. Cada mención de la guerra, del sacrificio, de la pérdida, le recordaba sus propias experiencias y las cicatrices que llevaba consigo. El agarre de Sazaki en la botella, su risa cargada de angustia, todo ello resonaba en el Chuunin de la Niebla de una manera que le era difícil de manejar.

El sake que bebían ambos parecía ser un medio para facilitar la comunicación, pero para él, solo dificultaba que pudiera gestionar con cabeza lo que estaba sintiendo. La tensión en el aire era palpable, y el espadachín de cristal se encontraba en una encrucijada emocional, luchando por mantenerse sereno ante las palabras provocadoras.

¿Que los de tus tierras buscan la paz? ... Ja ─sin poder evitarlo, una risa cargada de sarcasmo y amargura escapó de los labios del Kenju, incapaz de contener su desdén─. Lo dudo mucho ─añadió mientras casi fulminaba al shinobi del Rayo con su mirada.

Guardó silencio por unos momentos, luchando por controlar el impulso de actuar precipitadamente. A pesar de los años transcurridos, sentía que esta situación resucitaba una parte de él que creía haber dejado atrás. La confrontación con Sazaki no hacía más que recordarle sus raíces y los conflictos que lo habían definido─. Desconozco tu historia y, francamente, me es indiferente ─afirmó con brusquedad, antes de tomar un largo trago de sake que le quemó la garganta─. Pero en mi tierra, por comentarios como el tuyo, te habríamos silenciado para siempre ─agregó con frialdad─. El mundo está regido por la violencia; es una ley inherente, y ni siquiera la existencia de un dios podría cambiarlo. Deberías saberlo, especialmente siendo un guerrero, ya que te lucras de ello al igual que yo. No me vengas ahora con discursos morales.

Después de ese tenso intercambio, Issei agarró la botella de sake con un gesto visiblemente más rudo que antes, bebiendo con ansiedad y urgencia. Al igual que había hecho con la cerveza, la vació en apenas un par de tragos. Era evidente que, al igual que el hombre frente a él, buscaba en el alcohol un refugio para sus propias heridas y angustias profundas.

Tus palabras solo demuestran que te aferras a una ilusión —añadió, señalando con vehemencia al tuerto—. Sigues autoengañándote, creyendo en una paz y un orden que nunca existirán y que han sido destrozados por la cruda realidad del mundo en el que vivimos.

El Kenju hizo una breve pausa, mientras sus ojos reflejaban una mezcla de desilusión y desafío antes de continuar─. A mí sinceramente me la sudan las guerras, la política y toda esa mierda —prosiguió con un tono más áspero—. Por mi parte, me parece bien que nos acabemos extinguiendo entre nosotros. Pero eso no significa que vaya a dejar de mancharme las manos si eso significa darles a mi familia una vida más cómoda en este mundo de mierda ─dejó que sus palabras resonaran un momento, cargadas de cinismo y sinceridad, antes de continuar─. Pero bueno... Imagino que un Kumonita como tú no puede entender algo tan simple —concluyó, lanzándole una mirada burlona y provocadora.

Justo en el punto en que la tensión de la conversación alcanzaba su clímax, una tercera figura se acercó, acercándose con determinación. Era el joven encapuchado que Issei había observado al entrar en la taberna. Los ojos del espadachín de cristal, llenos de ira contenida, se fijaron intensamente en el recién llegado. Su mirada desprendía una mezcla de incredulidad y desprecio. Era como si un espectro de su pasado, una parte de él que había creído muerta y sepultada, hubiera resurgido de entre las sombras en ese preciso instante.

Con una voz áspera y llena de desconfianza, le respondió─. ¿Y tú quién eres? ¿Eres amigo suyo? ─preguntó. Sus palabras resonaban con una agresividad apenas contenida─. Mejor mantente al margen, esto no es asunto para críos como tú.
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Pasivas
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Última modificación: 22-04-2024, 02:48 AM por Hades27hv79.
-¿Y tú quién eres? ¿Eres amigo suyo? Mejor mantente al margen, esto no es asunto para críos como tú.-escuche que me respondía con hostilidad en su voz-No soy nadie de importancia solo alguien que vio a un tipo apunto de armar un problema y quiso ayudar-respondí sin emociones como siempre-no conozco a ninguno de los 2 soy de aqui mismo por eso quise ayudar-necesitaba calmarlos, no podía dejar que se llevaran una de mis pocas oportunidades de obtener información de uzu-no pretendo pelear, pero deberían calmarse-
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La charla se animaba mas con cada trago, ¿O estaría mal decir animada? Tensa tal vez, las palabras del espadachín parecieron una burla para el llamado Kentaro quien no tomaría muy bien los comentarios del peli verde. Aún asi, Sazaki no detuvo ninguno de sus comentarios pese la incomodidad del ambiente; después de todo, realmente pensaba de aquella forma y desde que fue educado le enseñaron a no retractarse de sus palabras o ideas por muy erróneas o acertadas que fuesen.
 
Una vez todo expuesto fue el turno del kiriguense para tomar la palabra, haciéndolo de una forma golpeada y un poco brusca para variar. Sin embargo, el Kumonita no mostró señal alguna de enojo en sus facciones; a cambio, solo quedó en silencio escuchando la queja del adverso mientras continuaba tomando sake, inclusive relajo el agarre que tenía en la botella. + Es más sentimental de lo que imaginé. +
 
No dijo absolutamente nada pero durante los comentarios de Kentaro el Tajuken bebió un par de botellas, parecía disfrutar el licor como de la compañía, era mejor que estar en soledad y completamente aburrido. Ya solo quedaban 5 botellas en la mesa y la conversación parecía estar llegando a su clímax, aún más inesperado fue la aparición de un tercero a la conversación, lo que no fue de agrado para el espadachín de la neblina quien lo recibió con cierta agresión. + Bien, debería irme pero tengo curiosidad por como se desarrolla todo. +
 
Sazaki como respuesta a la tensión simplemente daría un gran y fuerte suspiro. — Supongo que tienes razón, Kentaro. — Respondió obviando las palabras que buscaban calma del nuevo presente. — Pero no te equivoques… — La mirada del espadachín de las nubes se hizo fría, como si de la nada estuviese enfrentado su cruda realidad. — Yo defiendo el ideal por el que más de un camarada dio la vida, no es diferente a tu posición. — Agregó dando un trago a la botella de nueva cuenta para sentir el licor quemar sus cuerdas vocales. — Dices que te la suda todo con tal de que tú familia esté en paz, sacrificando tu voluntad, ego, e incluso tu vida para asegurar su bienestar… pero…. En un mundo como este, eso también es un sueño; después de todo, no eres el único con ese pensamiento. — El espadachín desvío un par de segundos la mirada al recién llegado para regresarla a Kentaro. — Todo se reduce a qué estés en el momento y lugar correcto cuando ellos corran peligro, pero eso es imposible incluso para el ninja más hábil… En el peor de los casos deberás enfrentar la muerte de tus seres queridos solo para preguntarte si lo que hiciste fue lo correcto o no, ¿Y que harás si la muerte es provocada por el propio imperio? ¿Acaso no es una apuesta a ciegas? — Terminó con una pequeña sonrisa, pues aquello era lo que sucedió en la vida del kumonita.
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Issei permaneció tenso y agresivo mientras escuchaba las palabras tanto de Sazaki como del recién llegado. Sus músculos estaban preparados para la acción inminente, e incluso su mano instintivamente se acercó al mango de su katana. La rabia latía en sus venas, alimentada por los recuerdos dolorosos que había intentado dejar atrás durante tanto tiempo.

Justo cuando el Kirinense estaba al borde de perder el control, una visión lo detuvo en seco. Vio el espíritu de Chiharu, apoyada en los hombros de Sazaki, mirándolo con ojos llenos de decepción. Su voz resonó en su mente con un tono de desilusión y tristeza.

"Cuanto más te observo, más me doy cuenta de que no has madurado nada", comentó, negando con la cabeza. "Estaba empezando a tener esperanzas en ti, pero queda claro que sigues siendo el mismo chico narcisista y explosivo que conocí en la Academia", añadió con un suspiro. "Me da lástima por tus hijos... Seguro que no les hará bien tener a un referente como tú."

La presencia de Chiharu, aunque solo fuera una proyección de su mente, golpeó a Issei con fuerza. Se quedó en shock durante unos segundos, sintiendo como si el suelo se le hubiera abierto bajo los pies. Finalmente, relajó su postura y apoyó los dedos en su sien, como si tuviera dolor de cabeza. Las palabras del samurai y del recién llegado seguían sonando en sus oídos, pero esta vez las recibía con una nueva perspectiva, una que había sido traída a la fuerza por la aparición de aquella mujer en su mente.

Chascó la lengua, obviamente aún su sangre hervía, pero trató de relajar su respiración para pensar con más claridad─. Lo lamento... Al final el que se está comportando aquí como un crío soy yo ─dijo mientras miraba al encapuchado, y acto seguido hizo un breve gesto de cabeza al tuerto a modo de disculpa.

No, si en el fondo tienes tu parte de razón... ─comenzó con un tono más calmado, aunque aún con una carga de amargura─. He servido a mi aldea durante años, sacrificando todo por un ideal que cada vez veo más lejano. Mis motivos pueden ser tan egoístas como los de cualquier otro, pero al menos deseo que mi familia pueda vivir con la mayor tranquilidad posible antes de que todo este teatro se caiga a pedazos ─admitió, permitiendo que una sombra de preocupación cruzara su rostro─. Pero, a decir verdad, ni siquiera estoy logrando eso.

Suspiró, mirando hacia abajo por un momento antes de volver a encontrarse con la mirada de Sazaki─. Es una visión muy pesimista, lo sé. Pero después de todo lo que he visto y vivido, es difícil no sentirse así. ¿No creéis?
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Pasivas
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No pude evitar notar que se quedo ido por un corto tiempo así que mientras me preguntaba que le había pasado exclame-cosas que pasan supongo, a veces los recuerdos te carcomen el alma y nublan el juicio, las vivencias pueden arder aunque creas ya cicatrizada la herida-esperaba no haberla regado ahora que se había calmado y también quería conseguir información-pero intenta evitar que sea en publico no todos aqui intentaran evitar un problema y las tropas también son un fastidio-dije lo ultimo con desdén en mi voz.

ahora solo quedaba ver si alguno habia escuchado algo sobre una ciudad perdida entre los remolinos y tornados-bien cambiando un poco el tema ¿de donde son?- ahora me quedaba rezar para que alguno supiera algo o sino todo esto habría sido en vano y una perdida de tiempo aunque pensándolo bien podrían ser futuros aliados si esto salía bien-No siempre ves un extranjero asi que me da curiosidad-
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Los comentarios del peli verde fluyeron sin interrupción alguna, a cambio pareció tener cierto efecto en Kentaro, ¿Habría recordado algo de su pasado? O tal vez, a alguien con los mismos ideales o pensamientos que el Kumonita. Ahora parecía no importar e indagar en ciertas heridas podría ser bastante contra producente. Hace unos momentos parecía estar listo para recurrir a la violencia de ser necesario; sin embargo, ahora se veía un poco distraído en sus propios pensamientos.
 
Finalmente, el espadachín de la neblina quedó rendido ante sus pensamientos bajando la cabeza y llevando sus manos a ella, Sazaki no reacciono ni dijo palabra alguna pues entendía que algunas cosas era mejor no comentarlas; algunas cosas, simplemente se guardan como viejos tesoros en un baúl el cual no necesita ser exhibido.
 
El encapuchado por su parte recibió una especie de disculpa por el kiriguense por lo que Sazaki supuso que el momento de mayor tensión comenzaba a disminuirse, aunque aún parecía algo tenso después de todo. Sazaki termino el sake que aún quedaba en su botella, para este punto sus mejillas comenzaban a pintarse de un tono rojizo y su pupila estaba un poco más dilatada producto del licor bebido hasta el momento.
 
Consecuentemente Kentaro se sinceraría con los presentes, o por lo menos así lo sintió el espadachín de las nubes al escuchar sus palabras. Estas pesaban bruscamente en el Tajuken ; de cierto modo, parecían compartir mas que solo el estilo de batalla y por esto mismo sintió más respeto por el desconocido. — No es la visión más optimista, ¿Pero quien podría culparte? — De nueva cuenta dio un sorbo a la botella para terminarla. — En serio que a veces parece un sueño… ¿No es cierto? — Sonrió, está vez de manera natural y sincera.
 
El encapuchado por su parte soltó un comentario, algo que descuadro un poco a Sazaki pues en realidad no distinguía el tono de este. Tal vez, podría ser una advertencia amigable o amenaza; como fuese, el cantinero relajo la tensión en caso de existir gritando. ¡Una carne asada! Grito en busca del cliente, despues de aquello una vez más preguntaban por su procedencia a lo que el Kumonita respondió. — Bueno, solo tienes que ver el emblema para saberlo. — Indicando el símbolo grabado en la empuñadura de su armamento. — ¿Y bien? ¿Qué nos dices de ti? Eres el único desconocido en la mesa… ¿Cuál es tu nombre? — Respondió mirando al encapuchado.
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