Bumpy Birthday
Como era habitual en su rutina, el día había resultado agitado para Kenju Issei. Desde el amanecer, sus pasos lo habían llevado desde su hogar hasta los sombríos pasillos de la prisión de Kirigakure, donde se sumergió en tareas pendientes que demandaban su atención. Aunque había comenzado con la intención de concluir sus deberes antes del mediodía, los innumerables imprevistos lo habían mantenido en el oscuro y húmedo entorno subterráneo hasta que los rayos del sol comenzaron a ceder ante la llegada de la tarde.
La urgencia por regresar a su hogar se había apoderado de él, no solo para cambiar su atuendo ensangrentado, sino también para evitar ser visto por cualquier civil en ese estado. Había aprendido por experiencia que las personas solían reaccionar con temor ante la visión de alguien cubierto de sangre, sin embargo, esa preocupación no lo detuvo de cumplir con sus deberes.
Optando por la discreción, Kenju no utilizó la puerta principal para ingresar a su casa. En cambio, con agilidad propia de un ninja experimentado, se deslizó por la ventana de su habitación. Allí, en medio de la privacidad, pudo asearse rápidamente, deshaciéndose de las manchas carmesí que cubrían su indumentaria. El tiempo apremiaba, pues en cuestión de minutos tendría otra tarea que cumplir, una que afortunadamente resultaría menos desgastante mentalmente.
Vistiendo su característico chaleco táctico que proclamaba su rango de Chuunin de Kirigakure, una capa negra con capucha, pantalones oscuros sostenidos por un cinturón de combate cargado de herramientas ninjas y su katana, rodilleras metálicas y guanteletes de cuero, Kenju se preparó para su siguiente compromiso. Antes de aventurarse nuevamente fuera de la ventana, consultó el pergamino que contenía la información relevante de su labor. La tarea en sí parecía sencilla: supervisar la celebración del decimoctavo cumpleaños de la hija de un influyente mercader del Imperio del Agua. Si bien no había aparente peligro, la presencia de diversas familias adineradas aliadas al imperio justificaba la precaución de contar con una vigilancia.
Sin embargo, en medio de su revisión, una omisión saltó a su atención. Había recibido la instrucción explícita de comunicar a otro ninja, uno llamado Horaime, que debía acompañarlo en su cometido. Aunque desconocía al mencionado, había recibido una breve descripción del mismo y la dirección de su residencia.
─ Tsch, mierda ─susurró con frustración, acompañando su exhalación con un largo suspiro─. Si tengo que buscarlo, mejor que sea rápido. Solo espero que esté en casa.
Movido por la urgencia, trazó un mapa mental del camino desde Zona Residencial hasta la Comercial, localizando el lugar donde residía su compañero de esta noche; aparentemente vivía justo encima del negocio de la familia. No estaba dispuesto a perder tiempo, así que saltó por la ventana nuevamente, desencadenando una serie de ágiles movimientos por los tejados. Como una sombra en movimiento, sorteó obstáculos y distancias con una destreza que solo la experiencia podía conferirle. La librería de Horaime y su familia se materializó a lo lejos, y con el esfuerzo físico resonando en su respiración agitada, se lanzó desde las alturas para aterrizar frente a la entrada.
La exhalación rítmica y la palpable tensión en su figura delataban la premura con la que había llegado. Sin perder tiempo, golpeó la puerta principal con contundencia, cada golpe resonando como una advertencia de su impaciencia. No había duda de que si no le respondían pronto, no dudaría en tomar medidas más drásticas, como hacer ceder la puerta.