Sombra y salvación [B]
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Isla del Norte
10 de Enero del 16 D.K
11:05 a.m

[Imagen: ramon-miranda-winter-temple-ramonmiranda...1519041163]

El viento helado barría la Isla del Norte, transportando copos de nieve que se acumulaban en el suelo y cubrían el paisaje con una capa blanca y brillante. Los árboles, desnudos por el invierno, se erguían como guardianes silenciosos mientras el escuadrón de ninjas avanzaba hacia su destino. A lo lejos, el Templo de las Doce Gotas se alzaba majestuoso, un bastión de paz y serenidad en medio de la tormenta.

El templo era una edificación imponente, construida en piedra y madera, con techos curvos que recordaban a las olas del mar que rodeaban la isla. Las doce estatuas de los dioses del mar y del viento flanqueaban la entrada principal, cada una representando una gota de agua caída del cielo en tiempos inmemoriales, símbolo de la armonía y la espiritualidad que los monjes veneraban. Las paredes estaban adornadas con intrincadas tallas y motivos marinos, y el aire olía a incienso y sal.

A las puertas del lugar, un monje de aspecto anciano y rostro profundamente triste esperaba a los ninjas. Su túnica azul ondeaba ligeramente al compás del viento, y sus ojos reflejaban la preocupación y la desesperación que sentía. Sin pronunciar una sola palabra, el monje hizo un gesto con la mano, invitándolos a entrar. Sus movimientos eran suaves y solemnes, como si cada acción estuviera cargada de significado.

Dentro del templo, la atmósfera era cálida y acogedora, en contraste con el frío del exterior. Los ninjas fueron guiados a una sala amplia y bien iluminada, donde una enorme mesa se encontraba en el centro, cubierta con un banquete impresionante. Pescados frescos de todo tipo, vino de la región y una variedad de platos típicos de la isla estaban dispuestos con esmero, reflejando la hospitalidad y la gratitud de los monjes.

Sentado al final de la mesa, Issei esperaba con una expresión seria y concentrada. Su figura imponente destacaba en la sala: alto y musculoso, con una enorme cicatriz que cruzaba su rostro desde la frente hasta la mejilla izquierda. Sus ojos amarillentos, penetrantes y fríos, parecían ver más allá de lo evidente. Llevaba una katana y un wakizashi colgados en su cinturón, y su chaleco táctico con el símbolo del Imperio del Agua dejaba claro su afiliación y rango. La túnica negra que vestía contrastaba con la calidez del entorno, añadiendo a su apariencia un toque de misterio y autoridad.

El Kenju se levantó cuando los ninjas se acercaron, llenando la sala de su presencia. Con un gesto firme, les indicó que se sentaran alrededor de la mesa.

Bienvenidos —dijo con una voz grave y resonante—. Los monjes han preparado este banquete para que podamos reservar todas las fuerzas posibles para la misión que tenemos por delante.

Mientras hablaba, el espadachín observaba a cada uno de los ninjas, evaluando sus reacciones y determinación. Sabía que esta misión no sería fácil, pero confiaba en sus habilidades y en la capacidad de su escuadrón para rescatar a los sujetos capturados. La gravedad de la situación lo mantenía alerta, pero también sentía una cierta responsabilidad de guiar a sus compañeros con firmeza y sabiduría.

Por favor, comed y recuperaos del viaje. Pronto discutiremos los detalles de la misión y trazaremos un plan de acción. La vida de esos hombres depende de nosotros, y no podemos permitirnos fallar —añadió, mientras tomaba asiento nuevamente, y su mirada se fijó en la nieve que caía suavemente fuera del templo.

Estadísticas de Kenju Issei

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Pasivas
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Luego de un largo viaje Gojo finalmente arribo en las costas heladas de la isla del norte, sintiendo el viento helado rozar su rostro mientras sus ojos se clavaban en la blanca costa que se extendia cientos de metros. El lugar parecía un lienzo en blanco, todo estaba cubierto por la nieve, los arboles, el muelle, las casas, los caminos apenas eran distinguibles. — No puedo esperar por llegar al templo, me cago de frio. — Comento para si mismo el albino. Al bajar del barco un joven monje lo estaba esperando, era quien lo guiaria hacia el templo. Gojo se acerco a él y le hizo una reverencia como saludo, para luego presentarse y proceder hacia el gran Templo de las doce gotas. Por su vestimenta Gojo parecia que se camuflase en la nieve, pues llevaba un pantalon y tunica blancos y una camiseta negra ajustada, ademas de su caracteristica venda negra en los ojos que le ponia los pelos de punta. 

Al llegar a las puertas del templo, el anciano monje les dio la bienvenida en silencio, y Gojo no pudo evitar notar la tristeza que ese hombre reflejaba en su rostro, los animos parecian lugubres en el templo, sin embargo el se mostraba estoico ante la situacion. Dentro del templo, la calidez del ambiente y el banquete dispuesto para ellos contrastaban marcadamente con el gélido exterior, haciendo que Gojo se sintiera mas relajado y se aflojara, pues amaba esa sensacion calida devolviendole la temperatura a su cuerpo. Gojo asintió en agradecimiento hacia los monjes antes de centrar su atención en Issei y tomar asiento.

Al tomar asiento junto a sus compañeros, Gojo mantuvo una expresión seria pero relajada mientras Issei les hablaba. El espadachín imponía respeto no solo por su apariencia, sino también por la claridad de sus palabras. Mientras Issei hablaba, Gojo comia con mucho entusiasmo debido a que no habia tenido oportunidad de comer nada en el ultimo tramo del viaje en barco y estaba muriendose de hambre. Cuando Issei terminó, Gojo tomó un gran trago de vino de la región antes de hablar, siendo incapaz de evitar esbozar una sonrisa satisfecho por el sabor y la calidad del mismo. — Todo esto esta delicioso, podria quedarme comiendo y bebiendo todo el dia. — Expreso impulsivamente, para luego darse cuenta de que no era algo muy educado de su parte. — Quiero decir... ejem. Agradecemos la hospitalidad de todos y prometemos que el imperio no los defraudara ni abandonará. — Gojo hizo una pausa y se puso de pie, mirando a cada uno de sus compañeros antes de continuar — Esta misión es más que un simple rescate. Es una oportunidad para demostrar que no nos acobardamos ante ninguna amenaza, sin importar cuán peligrosa parezca. — Como siempre, Gojo actuaba como todo un imperial hecho y derecho.

Acto seguido levanto su copa y propuso un brindis por el imperio y por los monjes, tomó otro sorbo de vino y volvio a sentarse para escuchar que tenian para decir el resto, y por supuesto, seguir comiendo.



Info
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La Isla del Norte del País del Agua se caracterizaba por mantener siempre un clima frío, con una ligera niebla que no obstaculizada para nada la visión dentro de la Isla. Miku ya estaba acostumbrada a ese tipo de climas, pues en Kirigakure era normal vivir así, eso y que el Clan Yuki se especializaba en manipular el hielo, algo que le daba cierta ventaja corporal en climas fríos.

La Kunoichi fue recibida en las puertas del gran Templo de las Doce Gotas por un monje de aspecto senil con una notable tristeza en su rostro, la Yuki hizo una pequeña reverencia ante el señor y esbozó una ligera sonrisa antes de ingresar por las puertas del templo luego de que el monje hiciera el ademán con su mano pata permitirle el acceso. Dentro del templo, el clima cambiaba drásticamente, ahora todo era caliente y acogedor.

La mirada de Miku rápidamente se fijó en el enorme banquete que había en la mesa dentro del templo, pero lo que más llamaba la atención de ahí sin lugar a dudas era el corpulento hombre que yacía sentado al final de la mesa. Para Miku, aquel hombre imponía respeto, incluso un poco de terror, pues su rostro no era precisamente el de alguien con muchos amigos. La peli marrón se sentó en una de las sillas del gran comedor y empezó a comer delicadamente, en contraste con la forma de comer del Genin albino de Konohagakure.

Los oídos de Miku estaban atentos a las palabras de Issei, dentro de ella, sentía una profunda necesidad de rescatar a aquellos que fueron privados de su libertad por el enemigo. Ella no era precisamente una guerrera muy poderosa o imponente como si lo parecían Issei o Gojo, pero al menos siempre trataba de ayudar y ser de apoyo en lo que pudiera, por eso se fijó la meta de convertirse en Ninja Médico como su madre.

La Yuki no soltó ninguna palabra, solo se limitó a escuchar a Issei y a sus compañeros de misión, ella no era precisamente alguien muy habladora, así que prefería callar y esperar otro momento para poder decir algo.

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Última modificación: 17-06-2024, 04:01 PM por Yamuro.
Una isla al norte del País del Agua es una ubicación no muy rural en donde pudiesen salir problemas, sin embargo, a ojos de Yamuro efectivamente podían suceder problemas allí, y este no era un conveniente caso contrario. Debido al aviso de una misión de rescate en aquella isla el chico que andaba paseándose por Kirigakure ingreso casi sin dificultades a la zona del tablón de misiones, la tomó y salio del lugar sin dejar rastro.

La verdad es que le estaba generando tedio la inactividad últimamente, el viajar le encantó hasta cierto punto, pero no tener un acompañante y a su vez en ciertos lugares no encontrar algo entretenido era el lado malo de la ocupación de aventurero. Una vez salió de la aldea, tomó un barco y se dirigió a la ubicación seleccionada, según aquella nota, los monjes necesitan ayuda urgente.

Sería el último en llegar a la isla de los que participaban en aquella misión, no le molestó, pero ir atrás de sus compañeros durante todo el trayecto parecía algo raro a la vista de cualquiera, y más sabiendo que parecía al menos físicamente tener mas edad. Una vez llegaron a la puertas del templo los atendió un monje que hacía un ademán con una mano para invitarlos a entrar, Yamuro lo escaneó de manera inmediata, melancolía era lo que desprendía el pobre hombre aquel, seguramente le había afectado bastante la situación, una vez adentro, en el lujoso lugar que llamaba la atención de cualquiera cuando los ojos turquesas del albino se giraron notó una gran mesa, que hospitalidad tenian aquellos monjes, pero lo mas llamativo de todo es que habia todo tipo de comidas, directamente preparadas para los recien llegados. Al final, vio a un hombre con una cicatriz en su rostro, con una forma de mirar que segun su vista mas que todo intentaba intimidar, a lo que el albino alzó su mano y le saludo. -Que gran ímpetu que viendo todo eso nos decidió esperar jajaja-. Se rasco la mejilla y se sentó, pero a diferencia de sus compañeros no diría nada y no comería ni probaría nada, más porque no estaba cansado del viaje ni necesitaba comer, prefería dárselos a los jóvenes que seguramente estaban muriéndose de hambre. Escuchó las palabras de Issei y después observaria a sus compañeros quienes disfrutaban todo lo que podían, el albino solo se levantó y se dispuso a mirar el lugar sin más que hacer.

Realmente posteriores palabras y acciones no les prestaría atención más porque sabría lo que venía, baratijas de honor imperial, brindis por el imperio y cosas así, creencias que de verdad no servían de nada o al menos a el no le servían de nada, ya que, los imperiales y rebeldes son como bolsas, contienen la misma basura dentro de ellas que todas las demás.

Estadísticas de Yamuro
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El hombre se aclaró la garganta, mientras su mirada ámbar recorría a cada uno de los presentes antes de comenzar a hablar—. Disculpad por esta pausa dramática —empezó—. Como ya sabéis, cinco monjes de este templo han sido capturados por un grupo de rebeldes. Nuestra misión es rescatarlos y devolver la paz a este templo.

Hizo una pausa, permitiendo que sus palabras calaran en la mente de sus compañeros. A su alrededor, el sonido del viento comenzaba a aumentar, un presagio de la ventisca que se avecinaba. El suave murmullo del viento se convirtió en un aullido que se colaba por las grietas del templo, trayendo consigo un frío que contrastaba con el calor del banquete.

He estado aquí una semana, investigando por mi cuenta —continuó, con un tono serio para capturar la atención de todos—. He localizado el campamento de los secuestradores a unos cinco kilómetros de aquí, en una cueva escondida en la ladera de la montaña. Estos rebeldes no son simples bandidos. Su objetivo es desestabilizar la paz en esta isla para tomar el control después de haber desatado el caos.

Mientras hablaba, el sonido del viento fuera del templo se intensificaba, golpeando con fuerza las paredes y puertas. El aullido del viento y el crujir de las estructuras se hacían cada vez más fuertes, creando una atmósfera de tensión.

Propongo dividirnos en dos grupos —dijo el Chuunin, inclinándose ligeramente hacia adelante—. El primer grupo se encargará de infiltrarse en el campamento enemigo y localizar a los monjes. El segundo grupo permanecerá en las afueras, listo para proporcionar apoyo o crear una distracción si es necesario.

En ese momento, una ráfaga de viento más fuerte hizo que las puertas del templo temblaran, y el sonido del viento se convirtió en un lamento agudo. La ventisca había comenzado a azotar el templo, el aire frío se filtraba por las rendijas, haciendo que la temperatura en el interior descendiera ligeramente.

Parece que el clima no está de nuestro lado hoy —comentó con molestia, levantándose y acercándose a una ventana para observar el exterior—. La ventisca está empeorando —volvió su atención a sus compañeros, su expresión era seria pero comprensiva—. ¿Preferís que salgamos cuanto antes y enfrentemos el mal tiempo, o esperamos a que la tormenta amaine un poco? Cada opción tiene sus riesgos y ventajas, así que quiero escuchar vuestras opiniones.

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El tiempo para postear de 72 horas ya ha expirado.

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Última modificación: 23-06-2024, 02:10 AM por Yamuro.
El albino escuchaba las palabras de sus compañeros a medias mientras jugueteaba un poco con una copa de vino que estaba en la mesa, había probado ese tipo de bebidas antes pero eran más costeables ya que gastar en él no le gustaba mucho, eso se lo podia dejar a otras personas que el viese que necesitaban de dinero o de una mano con un pago, el ser shinobi y básicamente por poner tu vida en peligro todo el tiempo daban una millonada.

Le dió un sorbo y sorpresivamente fue de su gusto, siguió bebiendo por tragos esperando que el monótono silencio que se había creado gracias a la ventisca culminase. Una vez le fue proporcionada la información sobre la misión el golpeteo de las puertas por los vendavales exteriores hacia un eco en la habitación, bastante incomodo para los alrededores, Yamuro mantenía su serenidad aunque algo no le cuadraba en toda la historia. Una vez terminó Issei de explicar la primera parte y por lo tanto ubicación del escondite, en esa breve pausa el albino miró a todos uno por uno y decidió llamar la atención de uno de los monjes. -Ujum, bien, bien, disculpe señor, por la gran casualidad sus amigos tenían que ver algo con...cargos importantes en el imperio, información confidencial, información de un objeto, arma, o tiene conexiones y conocidos dentro del bajo mundo?-. Preguntó esperando una importante información sobre ese monje que andaba por ahí desde hacía rato, seguramente alguno se estuviese cuestionando los pensamientos de Yamuro. -Con toda la investigación de, Issei...realmente cuando hablamos del imperio, rebeldía, no se que más bandos se saquen de la nada y todo ese tipo de conflictos, hablamos de shinobis experimentados y que planean estratégicamente cada uno de sus movimientos-

-Les pido una disculpa pero si ninguno de los monjes cautivos tiene algo previo que haya mencionado yo en este momento, no me preocuparía tanto por si son bandidos, dirigentes importantes, shinobis que te puedes ver todos los días o si no son shinobis, esto...esta jugada, me parece realmente...tonta, viniendo de tipos que generalmente sus jugadas tienen que ver con ataques externos, internos y todas esas cosas de guerra jajajaja-
. Dijo bebiendo del vino, tenía ya experiencia dentro del bando rebelde y se sabe muchas veces que los que cometen este tipo de acciones son generalmente unos tipos que solo quieren llamar la atención o simples principiantes.

Una vez se terminó de explicar y la información a partir del monje le fue proporcionada, el chico escucharía las palabras de aquel que se hacia llamar el jefe del escuadrón sobre el desfavorable clima. -Yo propongo salir, después de todo, son vidas no?, hay que tenerles prioridad, aunque tal ves no les hagan nada...el miedo siempre es el asesino principal de los seres vivos-. Comentó tranquilamente hasta que recordó la distancia. -Bueno, dijeron 5 kilometros verdad?-. Hizo un sello de manos desplegando una técnica sensorial masiva, que llegaba justamente hasta los 5 km que indicaba Issei en su investigación, el problema ahora era lo que podría percibir con está detección de tan amplio rango.
Kagura Shingan
Memorización de Chakra

Chakra: 835/905
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La Yuki se mantuvo serena, escuchando atentamente un repaso de los objetivos de la misión indicados por Issei, aquel hombre de imponente figura. Algo que captó el especial interés de Miku fue la mención de soldados rebeldes, quienes, según la investigación realizada por el espadachín, buscaban desestabilizar la tranquilidad del Imperio, sumando a que aquellos monjes podrían correr peligro, la Yuki estaba decidida a hablar fuerte y claro para mencionar que era mejor salir cuanto antes, ignorando las condiciones meteorológicas.

Pero antes de que si quiera pudiera pronunciar un leve sonido, el joven albino que llegó al final comenzó a hablar y cuestionar al Chunin sobre el actuar de los Rebeldes y la “importancia” de los monjes dentro de los mandos del Imperio. En cierta parte tenía razón, pero Miku seguía manteniéndose firme en su creencia de que no importaba que tan importantes o no fueran los monjes, la labor del grupo era apoyar y rescatarlos.

Fue entonces cuando Yamuro finalizó, que Miku se decidió ahora si a hablar — Yo propongo salir ahora… Corran peligro o no, son personas… Y yo personalmente quiero ayudarlas a toda costa… También debo mencionar que prefiero estar en el grupo que sirva de apoyo, no… soy tan buena en los combates aún… — Luego de eso, la Yuki simplemente se calló y esperó a la decisión final de sus compañeros, especialmente del encargado del grupo, Issei.

Dentro de su mente, ahora estaba como prioridad, el bienestar de aquellos monjes, si bien aún no conocía nada de las artes del Iryo Ninjutsu, aquella misión podría ser un buen comienzo para empezar a servir de apoyo y prepararse para futuras misiones de muchísima más importancia o peligrosidad.
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Issei observaba a sus compañeros, evaluando sus reacciones mientras las palabras del joven albino resonaban en la sala. La mirada asesina que lanzó a Yamuro fue evidente, un gesto claro de desaprobación ante su actitud despectiva.

Es mejor que no hables sin saber. Estos monjes son los encargados de llevar las decisiones políticas de la isla. Junto al imperio, han conseguido muchas cosas. Por eso ese grupo de bandidos ha ido a por ellos —respondió con firmeza, con su mirada centelleando por la indignación contenida.

Cuando Miku habló, el espadachín la escuchó atentamente. Admiró su determinación y su deseo de ayudar, a pesar de sus dudas sobre sus habilidades en combate. Asintió con aprobación, y su mirada se suavizó ligeramente mientras dirigía su atención a ella.

Aprecio tu honestidad, muchacha. No te preocupes, encontraremos la mejor manera de que todos aportemos —le dijo, tratando de infundirle confianza con un tono más amable.

Mientras el grupo se preparaba para salir, el Kenju cerró los ojos brevemente, concentrándose. Sentía el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, pero estaba decidido a cumplir la misión. La ventisca fuera del templo aullaba como una bestia enloquecida, cada ráfaga de viento parecía un desafío personal a su determinación.

Cuando finalmente salieron, el frío era penetrante, y la ventisca azotaba con una fuerza implacable. A medida que avanzaban, el viento dificultaba cada paso, y el aire helado se colaba por las rendijas de sus ropas, mordiendo la piel como mil agujas heladas. La visibilidad era prácticamente nula; la ventisca formaba un muro blanco que ocultaba todo a su alrededor, haciendo que cada dirección pareciera igual. El Chuunin, al frente del grupo, se mantenía alerta, con cada sentido agudizado por la tensión del momento.

Yamuro, con su técnica sensorial desplegada, podía sentir una concentración de varios chakras en la dirección que Issei había indicado como el escondite de los bandidos.

Por otro lado, el espadachín de cristal no podía evitar preocuparse por la situación, pero no lo mostraba. Su semblante seguía siendo firme y decidido, un pilar de fuerza para sus compañeros. Sin embargo, la frustración era evidente en su rostro mientras luchaba por mantener el rumbo. Cada paso que daba sentía como si el viento tratara de empujarlo hacia atrás, como si la misma naturaleza se opusiera a su avance.

Quizá no ha sido una buena idea salir en estas condiciones —admitió finalmente lleno de frustración—. Estoy desorientado y no puedo ver nada  —hizo una pausa, mirando a sus compañeros a través de la neblina, y sus ojos escudriñaron sus expresiones en busca de cualquier signo de duda o miedo—. Necesitamos idear una forma de avanzar sin perdernos más.

Sabía que en momentos como estos, mantener la moral del grupo era crucial. El desánimo podía ser tan peligroso como el enemigo que buscaban. Con una mezcla de determinación y frustración, miró a su alrededor, buscando una solución que les permitiera continuar sin caer en la desesperación.
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Pasivas
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La mirada turquesa de la peli marrón se movía levemente de lado a lado entre el Kenju y el albino conocido como Yamuro, escuchando las palabras que éstos compartían, siendo Issei quien se veía ligeramente molesto por la rápida suposición del joven. Luego las palabras de Issei fueron para la propia Miku, quien en cierta parte se sintió tranquilizada por las palabras de confianza del Chunin de Kirigakure.

Finalmente, el grupo estaba listo para salir, aquella ventisca suponía un gran reto para el equipo, pero Miku estaba dispuesta a hacer lo que sea con tal de ayudar a aquellos monjes y poder salvar vidas, pues esa era su meta desde que empezó con su entrenamiento como Kunoichi de Kirigakure. Ya afuera del templo, el frío era palpable en el ambiente, mientras más avanzaban, más difícil se volvía el camino para continuar con el rescate. El frío de la ventisca chocaba con la piel de Miku como agujas, aunque está podía resistirlo de forma más eficaz debido a su genética del Clan Yuki.

No fue hasta el Chunin encargado de la misión expresó su opinión sobre la salida tan repentina del equipo, su tono lleno de frustración denotaba lo mala idea que había sido salir con aquella ventisca en el ambiente, pero pata la Yuki salir cuanto antes era realmente necesario. Issei indicó que el grupo necesitaba una forma eficaz de avanzar entre tanta neblina. En ese momento, Miku suspiró levemente y elevó sus manos a la altura de su pecho. — Espero sea de utilidad… —. Sus manos comenzaron a moverse de forma veloz, sus dedos se entrelazaban hasta culminar con su tanda de sellos manuales.

Una vez sus movimientos manuales culminaron, una potente ráfaga de viento salió disparada por todo el cuerpo de la Yuki, intentando disipar la niebla de los alrededores, si bien la técnica no tenía un enorme alcance que fuera suficiente para avanzar sin problemas, Miku esperaba que al menos la distancia que llegara a alcanzar sirviera de utilidad para poder ver algo y orientarse en el camino. Ya que a diferencia de Yamuro, ella no posee aún técnicas sensoriales que puedan ser de mayor utilidad para encontrar el camino y continuar avanzando.

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