Última modificación: 26-04-2024, 09:36 PM por Narrador General.
Razón: Arreglar links rotos de imagen :dogo:
8 de marzo, 16 D.K.
Isla Papaya, País del Fuego.
08:00 A.M.
Sobre el Monte Paoz, el cálido sol primaveral de la mañana ya brillaba en el centro de un cielo claro y mayormente despejado. Eran pocas las nubes blancas que tomaban formas abstractas y pomposas, y se iban desplazando lentamente con la suave brisa que soplaba desde el mar.
El clima prometía acompañar oportunamente la ocasión, brindando las condiciones perfectas para celebrar el tan esperado evento que iniciaría en breve y se extendería durante los próximos días del mes de marzo. Todo estaba listo para darle rienda suelta a la Primera Edición del Torneo Mundial de las Artes Marciales; con anterioridad se habían cerrado las clasificatorias y los emparejamientos fueron sorteados al azar para cada categoría.
Para entonces, los participantes ya debían encontrarse en el recinto, concentrando, calentado y preparándose para la primera ronda de combates que estaba a punto de comenzar, y que abarcaría la mayor parte de la jornada.
Mientras tanto, alrededor de la gigantesca arena, una multitud vibrante de espectadores se iba apiñando en las gradas, muchos impacientes por presenciar el enfrentamiento entre los más hábiles luchadores. En determinados sectores de las gradas, y en la extensión del recinto, se distribuía personal que la Aldea de la Hoja había enviado específicamente para procurar la seguridad y correcta realización del evento.
Con exacta puntualidad, la figura de un hombre rubio, de baja estatura y simpático bigote, se hizo presente en el centro del cuadrilátero. Vestía un traje negro que completaba con impecables zapatos de cuero, una camisa rosada, corbata y gafas oscuras. En la diestra, empuñaba un micrófono inalámbrico. Sonrió ampliamente recibiendo las ovaciones del público, antes de empezar a hablar:
—¡Damas y caballeros, sean bienvenidos a la Primera Edición del Torneo Mundial de las Artes Marciales! ¡Es un honor tenerlos a todos aquí congregados para presenciar este espectáculo de habilidad, fuerza y determinación! Yo seré su presentador durante los próximos días, y les aseguro que juntos seremos testigos de épicos combates que quedarán grabados en la historia de las artes marciales!
La multitud estalló ansiosa en vítores y aplausos que hicieron eco en todo el recinto.
—A lo largo de esta jornada celebraremos la Primera Ronda de combates que han sido divididos en tres categorías. ¡Tendremos doce contiendas! ¡Veinticuatro luchadores que han llegado desde cada rincón del mundo, dispuestos a darlo todo para obtener la victoria y consagrarse campeones!
Los primeros luchadores, encargados de abrir tan magnifico evento y demostrar sus habilidades, serían aquellos participantes de la categoría Guerreros en Ascenso. Luego de los dos combates iniciales, seguían otros dos correspondientes a la categoría Torneo de los Maestros. Se esperaba que para media mañana comenzaran los combates de la categoría más alta: los del Torneo del Dragón. Sería esta última la parte más extensa, con un total de ocho contiendas.
Los guerreros más fuertes, los maestros, los dragones, los verdaderos luchadores... solo tres de ellos llegarán a consagrarse campeones. Dinero y fama solo pueden significar premios superficiales que no podrían jamás hacer sombra al oro, el honor y la gloria de dejar una huella permanente en la historia de las artes marciales.
¡Que el poder del Gran Dragón les acompañe!