[Invasión] Las semillas del Caos
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Última modificación: 07-05-2024, 12:19 AM por Denji.
No había nada de que preocuparse. El plan estaba marchando a la perfección. Si bien, la ausencia de los otros resulta fatal, sobre todo en poderío militar, los tres tendrán que ingeniárselas. Denji, hizo todo lo que estaba a su alcance para no reír ante la confusión generada por el genero de Aoi. Sus ojos estaban a punto de salirse de sus cuencas — Pfff...pf.... !!!!....!!!! — Algo en él quería decir algo, pero no pudo desaprovechar la oportunidad y volteó la cara a un lado,  riendo descontroladamente.  — ¡¡HAHAHAHA
.. CIERTO, TODOS NOS EQUIVOCAMOS UNA VEZ...!!!! ¡HAHAHA! . — Independientemente a la reacción de Aoi, el de ojos cian deja de reírse y vuelve a mostrar ese mismo semblante amigable. — Disculpen, con su permiso. — Solicitó cortes y se echó a andar, sin conocer los interiores de Kusa.

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La primera parte de la operación, resultó ser un completo éxito. Denji, mantiene ese típico semblante serio, luego del momento gracioso que pasó hace minutos. Su sentido de la vista, se dedicaba a rastrear visualmente cualquier ruta disponible entre los callejones, calles y intersecciones. Los transeúntes, le fastidiaba en cierto aspecto. Él conoce su manera de resolver los asuntos bélicos, y los daños colaterales no le importan en lo más mínimo. Sin embargo, está con un gran equipo, que no comparte para nada su forma de pensar y operar, así que simplemente se adapta. No es como si fuera a creer que puede él solo con toda la Aldea.



Cuando Samuru decide detenerse, para abrir el humilde negocio cual vendedor ambulante, el pelician opta por posicionarse a varios metros a su izquierda, dejandole el lado contrario a Aoi. No tenía porque hablar, pues está haciendo su sencillo papel de escolta. Mientras sigue analizando a las gentes y estructuras, él busca con sus ojos, el edificio del Kage. Todas las aldeas son iguales, si esta no cuenta con una, pues habrán serios problemas. 
Cuando el tiempo pasó, al ingresar en el sitio junto a los otros dos, dejó que Samuru pagara toda la comida, pues, es el que más dinero tiene. ¿Qué podríamos esperar de Denji? Si hace más de tres semanas, tuvo que pedirle dinero prestado. Ahí totalmente en calma, sonríe escuchando la pregunta. — Cuando tenga la oportunidad, crearé una gran distracción. — Susurró tomando un Dango con la diestra, en lo que muestra un semblante desinteresado.

resumen
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Las palabras de uno los guardias que controlaban la Quinta Puerta sorprendieron a la Yotsuki.

Oh, vaya —murmuró, enseñando genuina sorpresa y preocupación más allá de su disfraz.

Entendía que dada la situación las posibilidades de un disturbio eran altísimas, pero no saber a que se debía le generaba gran inquietud. ¿Qué podría haber sucedido? ¿Acaso alguien habría sido descubierto? ¿Quién de todos estaría en peligro?

La voz de su compañero atrajo la mirada consternada de la joven, que luego se desviaría para dirigirse a los guardias, a quienes hablaría envolviendo sus palabras en suave inocencia.

E-Entonces, ¿Qué debemos hacer? ¿nos quedamos aquí? —preguntaría. La mano que tenía libre la usaría para meter los papeles de vuelta en su bolso—. S-Sempai, no creo que sea seguro andar por ahí si hay algún tipo de altercado. Me preocupa —diría, en un tímido susurro, moviéndose para buscar cercanía con su compañero.

Pero al querer adelantarse apenas un par de pasos, lo inesperado sucedería. El perro que los había acompañado hasta el lugar reaccionaría con agresividad, abalanzándose sobre la muchacha. Las fauces de la bestia amagarían con cerrarse fuertemente alrededor de su tobillo, pero por fortuna no dejarían más que un daño superficial que apenas le sacaría sangre. Aún así, Karai se asustaría tanto pero tanto que en primera instancia creería que el perro le había arrancado un pedazo de carne.

¡Ahhh! —chillaría, espantada. La caja que sostenía caería al suelo, aunque sin abrirse ni sufrir daños, y la Yotsuki daría un brinco apresurándose a aferrarse al brazo del dueño del perro, real y genuinamente espantada. No se esperaría para nada que Dogo hiciera semejante movimiento, ya que en ningún momento había platicado con Kuma algo al respecto.

Aunque la sorpresa y el susto serían grandes, se daría cuenta muy pronto de que la intención del animal nunca sería provocar daño. Pero no podría evitar resentirse, obviamente exagerando el dolor, por el roce de los dientes del can que llegarían a dañar su piel al arrancar un pedazo de su prenda inferior.

¡M-Me ha mordido! —exclamaría, entonando una voz temblorosa que parecería anteceder al inminente llanto, mientras que el animal se perdía en la distancia—. ¡El perro me ha mordido! ¡¿Y si tiene rabia?! ¡S-Sempai! —Volvería a chillar, deslizándose con dramatismo hasta llegar al suelo, donde se sentaría pretendiendo revisar su pierna y esperaría que Kuma también le ayudase—. ¡Duele, duele, duele! Tonto perro vagabundo, pulgoso, apestoso —protestaría, con lágrimas en los ojos—. Por eso es que prefiero los gatos —Y no eran mentiras.

Karai metería la mano en el bolso y sacaría su botella de agua, apresurándose a volcar un poco del líquido sobre el rasguño, para limpiar la herida.

Por favor, ¿Al menos podrían llamar a un médico? —hablaría directamente a los guardias—. Tal vez necesite una vacuna antirrábica. ¿Si saben que la rabia es una virosis zoonótica mortal? Ay Dios, me puedo morir por esto.

Jun Nameko ya había entrado en crisis, dejando salir su personalidad nerviosa y peculiar, comenzando a hablar mucho y muy rápido, y a hiperventilar. Para entonces, sus gafas ya estarían empañadas por el llanto, nublando un poco su visión.

¿Y si me contagia otra cosa? ¿Y-Y si se infecta? ¿Quién se hará responsable por ese perro salvaje?

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Última modificación: 07-05-2024, 02:30 AM por Aoi.
Todo fueron risas ante la confusión de una de las guardias. Aoi acompañó un poco la risa de Samuru, pero puso su peor cara con la desproporcionada reacción de Denji. Se notaba que este último había aprovechado la oportunidad de mofarse de él sin ocultarlo ni un poco, y la coartada de su misión no sería puesta en juego aún ante aquellas bromas. Cuando la risa cesó, Aoi se volvió, rascando su nuca y cerrando sus ojos con una sonrisa amable. — Descuide, no hay problema. Como dice el jefe, incluso él se ha equivocado. Cuando me eligió para ser uno de sus escoltas, intentó coquetearme. — comentó sonriendo y observando de reojo a Samuru. Luego se volvió a la chica, a quien luego tocaría y leería completamente su mente, incluso en sus lugares más íntimos de su memoria y vida privada. — Okey, aprovecharé a conocer su aldea durante mis horas de trabajo. Aunque la protección del jefe es lo principal, claro. — comentó sonriendo, para luego recibir de nuevo su documentación y proceder al ingreso. "Ojalá mueras, hija de puta. No me entristecería que seas una de las bajas colaterales" pensó en un vil y cruento acto de su egoísmo interno. Aquél comentario lo había ridiculizado un poco, y aún teniendo acceso a los recuerdos y manera de ver la vida de esa chunin, Aoi era incapaz de sentir real empatía por ella. Su amabilidad era aquella fachada tan bien actuada y que había practicado durante toda su vida.

Pudo notar las cámaras de seguridad en todos los rincones. Y además, el conocimiento adquirido le daban la pauta de que claramente la vigilancia era sumamente estricta. Debería realizar sus artimañas en un lugar privado para no ser captado por el "ojo que todo lo ve". Lo importante era guardar las apariencias durante las primeras horas, para así pasar un poco desapercibidos y que, si alguien sospechaba algo de ellos, despejase sus dudas al ver lo inofensivo y casual de la visita de Samuru. Aoi se posicionó a su derecha, a unos metros, y recostó la espalda en la pared de un edificio pegado a un callejón. Desde allí, localizó en lo alto la cúspide de la torre del Kusakage, que sobresalía en el centro-norte de la villa. Observó a Denji y le sonrió desde lejos, para luego tocarse la barriga, en señal de hambre.

Por suerte, Samuru también pensó en ello, e invitó la comida unas horas después. — ¿Favor? Obvio que nos invitarás. Los contratante pagan los gastos de sus contratistas en este tipo de encargos. — respondió, con una sonrisa confiada, antes de que se adentren al restaurante. Aoi se encargó de buscar la mesa más alejada del público asistente al restaurante, cosa de tener un mínimo de privacidad en sus charlas, y poder ponerse al corriente con sus compañeros sobre algunas ideas que tenía en mente.

Ya con la comida en la mesa, Aoi agradeció con sus manos y se dispuso a comenzar a comer, sonriendo y guiñando el ojo al dúo. — Comenzaré a comer y les comentaré lo que sé. — dijo tomando los palillos, sirviendo algo de carne en un plato y picoteando algunas de las ensaladas desde sus bandejas, sin servirse. — Seguro ya lo notaron, pero se los confirmo: está lleno de cámaras. No hay rincón de las calles y afueras de Kusagakure que no tenga una cámara, y diría que casi no existen puntos ciegos. El único lugar donde podemos estar un poco a resguardo de esto es en los interiores y propiedades privadas. Supongo que tiendas y bares como este deben ser de esos lugares, pero no se confíen, pues también llevan cámaras ocultas y hay gente encargada de vigilar a los extranjeros. — negó un par de veces mientras se llevaba un trozo de res a la boca y comenzaba a masticar. Para seguir hablando, se tapó la boca incluso, y hablaba en un tono sumamente bajo, sólo audible para ellos tres. — Cuando rocé la mano de la guardia de la puerta, pude ver todo lo que había en su mente. Por desgracia no es alguien de mucha jerarquía en las fuerzas, pero obtuve algunos datos. Mi idea es ir hasta el baño y hacer una cosa, así que les comentó cuando vuelva. — dijo para luego seguir comiendo durante unos minutos. Pasados unos instantes, Aoi bebió agua y se levantó de la mesa, dirigiéndose al baño del lugar. Si el baño era mixto, se metería y buscaría un cubículo privado, o se aseguraría de estar solo en el baño. Si eran divididos, entraría al de mujeres, aprovechando su apariencia andrógina, que lo hacía pasar un poco desapercibido.

Dentro del baño, Aoi comenzaría con su plan. Primero realizó un sello en cruz, creando un clon de sombras. El mismo, nada más aparecer, Realizó un sello manual, ocultando su chakra con el Chakra no Yosei. Así, Aoi evitaría el conflicto y la extrañez de que hubiesen 2 huellas de chakra iguales para el radar de algún sensor, de estar monitoreándolo, aunque para este punto, seguramente el trío estaría libre de sospechas por su actuación en los márgenes legales. Tras ello, el Aoi original cerró los ojos, y pronto se transfiguró, tomando la apariencia al completo de la joven chunin de las puertas de Kusa. Completamente se volvió ella misma: apariencia, vestimenta, olor, voz, huellas dactilares y hasta color de chakra. Era una copia perfecta, que soportaría el examen más riguroso del mejor sensor a la perfección. Y sus recuerdos, además, claramente lo ayudarían a llevar mejor el papel y hacerse pasar por ella como un profesional. Además, el clon dejaría de ocultar su chakra una vez que el Hitosashi Senmasuku se completase, para dar la apariencia de que Aoi nunca había dejado de estar allí.

Kage Bunshin no Jutsu

Chakra no Yosei

Hitosashi Senmasuku

Aprovechó el momento a solas para, luego de morderse el dedo y realizar una ofrenda de sangre, y tras una cadena de sellos, invocar a su compañera, su animal de invocación: Blair Beckett. Tras ver a una mujer en lugar de a su invocador, Blair arqueó una ceja. — Wow, sí que llevaste al siguiente nivel lo de enamorar a los hombres. — dijo en un tono apenas audible, pero bastante burlón. — ¡SHHHHHHHHH! — se apresuró a intentar silenciar a la gata la chica. — Cállate, maldita. Necesito un favor: tienes que ser mi nexo entre ellos dos y lo que esté haciendo. Te comentaré lo que haremos... — y así, Aoi le reveló un poco de su plan a su gata.
Contenido Oculto
Kuchiyose no Jutsu

Tras unos momentos, Aoi regresaría a la mesa. Pero no era él de carne y hueso: era su clon de sombras. Se sentó con normalidad y comenzó a comer un poco más. Se tapó la boca nuevamente mientras masticaba y volvió a hablarles bajo. — Yo soy un simple cascarón, un clon. Ahora esa chunin soy yo, y en unos instantes saldrá del baño y se irá hacia el cuartel general de la aldea. — comentó para, tras unos segundos, voltear a ver el baño. La chunin salió, viéndolos de reojo muy sutilmente. — Ahí va. Buscaré uniformes de chunin para todos nosotros, y una vez que los consiga, los dejaré en un sitio seguro para que vayan a buscarlos. Mi gata, Blair, les indicará el lugar. Estén atentos cuando vean un gato negro cerca y háganle un mimo, así podrá darles la ubicación.

Tras terminar el banquete, el clon de Aoi se desperezaría. — Bueno, jefe, si no venderá nada más hasta la tarde, podría conseguirnos ya una habitación en algún hostel para descansar. Necesito darme una siesta. Denji, tú puedes seguir cuidándolo solo, parece que no hay peligros al acecho. — dijo guiñando un ojo. Con aquella coartada planeaba deshacer aquel Kage Bunshin para devolverle esa reserva de chakra a Aoi.


Punto de vista de la chunin (Aoi original):

Salió del restaurante muy casualmente, camuflándose entre las personas que normalmente salían de allí. Antes de eso, encargó una orden de rollitos primavera para llevar. Así, con su bolsa, se encaminó por las calles de Kusa hasta el cuartel, donde esperaba encontrar los vestidores donde ella y sus compañeros se alistaban para cumplir sus labores como shinobis de la Hierba. Obviamente ya sabía como llegar, pues tenía el recorrido en su mente, así que se mostró confiada y decidía de hacia dónde iba.

Localizando la puerta del lugar, entró como si nada, y siguió cualquier aspecto rutinario que aquella chunin pudiese hacer en su vida diaria (aspectos que habría memorizado y analizado de antemano). — ¡Buenos días a todos! — dijo con una sonrisa y acomodó sus gafas. Dejó la bolsa con la comida, aquellos rollitos primavera, en la mesa de alguna zona de descanso o comedor del lugar, donde los ninjas pudiesen darse un almuerzo en el horario indicado y bajo su descanso. Intercambiando algún comentario con algún colega, suspiró mostrándose un tanto agotada. — Ufff, será una mañana larga. Ahí les dejo comida. Yo tengo que llevar una pila de uniformes a la lavandería. Alguien máteme, por favor. — soltó con un tono irónico la chunin.

Tras haber actuado un poco, se dirigió a la zona de vestidores, donde recogió un total de 12 uniformes de las taquillas y demás. Su idea era recoger uniformes sucios, meterlos en una bolsa y cargarlos fuera de allí. No se trataba de algo raro, pues los mismos shinobis debían encargarse de aquel tipo de tareas. Entre los uniformes se aseguró de tomar chalecos de chunin o cuales-quiera fuesen los símbolos identificativos de los militares de Kusa. Tras meterlos en un bolso que allí encontró, salió del edificio, encaminándose en las calles de la Hierba de nuevo.

Una gata negra la seguía desde la lejanía, andando sutil y sagazmente por los techos de la villa. Así se dirigiría hasta la zona residencial, buscando la casa de la chunin que encarnaba. Entraría al lugar y llenaría el bolso con algo más de ropa. Saldría nuevamente con el bolso. Se dirigiría a una zona de concurrencia, probablemente a la plazoleta central (donde Fujitora y el resto buscarían reunirse más tarde) y una vez allí, buscaría un bar. Entrando en él, pediría pasar al baño, y allí escondería los uniformes en un sitio discreto. El bolso seguiría bultoso, pues tenía más ropa que había buscado de su casa. Blair lo vio salir de ahí, y buscaría localizar a Samuru y Denji para comentarles la ubicación de los uniformes.

RESUMEN Y ACLARACIONES

OFF

Apariencia de la Chuunin
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Estadísticas de Fujitora Kaguya


El pájaro ya está en el nido, o eso dirían quizá los shinobis de antaño, pero fuera como fuere, poco a poco deberíamos de ir llegando hasta los interiores de la aldea, deseaba que ninguno tuviera impedimento alguno, pero partía de la idea de que al ser tantos, era una labor sumamente difícil realizar un pleno de éxito en esta primera fase, por lo que debía de prevenirme ante cualquier anomalía, permanecer atento a mi alrededor.

Los centinelas de la puerta no presentaron en principio restricción alguna ante mi internamiento, aunque sí que habría un pero, pues a penas comenzaba a dar los primeros pasos en Kusagakure, uno de los guardias mandó a lo que debería de ser uno de sus inferiores para acompañarme en mi travesía, aunque se tomó la licencia de decidir por mi mi destino, y erró en ello, lo que me indujo a corregirle con amabilidad, pues mi intención no era acudir a casa.

- Es un buen gesto esta ayuda, sin duda me vendrá bien, a veces cansa llevar todo el rato el bastón para no tropezar con nada a si que será de agradecer que me acompañes hasta la plaza de por aquí -

Dibujé un gesto de gratitud en mi rostro, aunque no del todo orientado al guardia que mandó la orden, cosas de la invidencia supongo. Eché andar con el shinobi de Kusa que sobrepasó mi confianza queriendo sostenerme del hombro, me zafé antes de que llegase a tocarme.

- Joven... aunque agradezco tu gesto no soy minusválido y de momento puedo caminar por mi propia cuenta, está feo que sobrepases esos límites aunque tu intención sea buena pues desvaloras a la persona, conque vayas delante para no tropezar con nadie será más que suficiente y te lo agradeceré enormemente, tengo que ir a la plaza ¿Podrías guiarme? -

Y así fue como seguí su estela, agradeciéndole con una inclinación de cabeza tras el comentario, a unos 2 o 3 pasos por detrás de él para evitar obstáculos que el joven se encargaba de avisar o apartar a todo aquel que se cruzaba. Caminaba tranquilo, con el cuerpo cubierto por la capa gris, que guarnecía mis manos ya que dejé la shikomizue en su respectiva sujeción. Caminamos y caminamos surcando una avenida que debía de conducir hasta la localización, situada a unos 100 metros hacia el norte de la puerta por la que entré.
Contenido Oculto
- Ey joven, permanece atento, he quedado aquí con unos conocidos, especialmente con un amigo... es también un muchacho joven, según me dijo tiene el pelo azul oscuro, por lo que no debería de ser difícil de identificarlo para ti, ¿Podrías llamarlo si lo ves? Aunque si tienes otras cosas que hacer puedes irte, el seguro que me recogerá cuando me localice, porque quizá tarde en venir -

Le djie al shinobi de kusa, indicándole las 2 opciones que tenía para proceder de una forma u otra, al fin y al cabo estaba ahí para servirme, pero tampoco quería espantarlo o que resultase sospechoso.

- Hhmmm, por aquí debería de haber un banco seguro ¿No?, ¿Podrías llevarme hasta uno para esperarle sentado? Te lo agradecería -

Y así fue como un joven de Kusa ayudaría a un hombre a cumplir sus inofensivos y normales deseos mundanos, pues ¿Qué de malo habría en esperar a unos amigos? Creo que es algo totalmente normal, los de mi gremio también tenemos derecho a tener amistades.


~ 10:00 am

El tiempo siguió su transcurso y yo permanecía esperando la llegada del resto en aquel banco, sabía que al ser de los primeros en entrar en la aldea teníamos tiempo suficiente como para reagruparnos y comenzar los preparativos, digamos que tampoco tenía un prisa excesiva por contactar con Adan y los demás, pues todo el que aprecie un buen plan y un buen ramen, sabía que ambas cosas se cocinaban a fuego lento.

A si que, en el centro de aquella plaza permanecería expectante por lo que aconteciera, con el joven al lado (si es que el narrador no lo retira una vez me senté) y aguardando la llegada del resto, al fin y al cabo, al estar en el centro era fácilmente detectable por mis conocidos, en los cuales confiaba como proceder ante la situación de estar escoltado por un shinobi de Kusagakure sin levantar sospechas. Calculaba que tal por la posición que ocupaba la plaza lejos de la puerta, debíamos de estar algo menos controlados por los centinelas, pero era sustancial no confiarse y ser paciente en territorio enemigo.

resumen
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~ Narro ~ Hablo ~ Pienso ~
pasivas
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Por mi parte, yo habia logrando entrar y lo primero que hice fue a un bar, caminando hasta dicho lugar para pedir una cerveza. Era obvio que era alguie nuevo y se podia notar por mis costumbres, por mi forma de hablar y de actuar que aunque fueran naturalez, no era comunes de la zona -Hola, vengo de muy lejos, me puede dar su cerveza por favor y si es tan amable, decirme donde puedo quedarme, me gustaria pasar la noche en este lugar- Dije mientras  le regalaba una sonrisa al sujeto que me estaba atendiendo, esperando que me ofreciera la misma para comenzar a tomarla, tratando de concentrarme en el sabor PERO concentrado en cada palabra que decian los cercanos a mi, tratando de conseguir cualquier informacion.

Una vez termi mi trago, compre una caja de cigarrillos en el mismo lugar, pagando y levantandome para salir dle bar, habia pasado ya aproximadamente 30 minutos. Con el grupo habiamos quedado en reunirnos pero sinceramente me parece extraño que casualmente los extraños se consigan luego en el lugar, como sencho, puedo imaginarme un poco el sistema de detencion o tan si quiera el de vigilancia y es obvio que aunque pasaramos  con exito, no iba a dejar que estuvieramos fuera del ojo de los ninjas, por eso, a diferencia de mis compañeros, yo camine a ver las tiendas, durando unos 20 minutos  -Disculpe- Le dije al sujeto que estaba atendiendo- ¿Me puede prestar el baño? Me he tomado algo en el bar y esto hizo un efecto rapido jeje - Esperaba que el buen hombre me prestara el baño para asi poder entrar y una vez ahi, baje mis pantalones y comence a orinar...¿Que? ¿Pensaban que iba a hacer algo mas? Noho.

Una vez finalice mi respectiva deshidratacion, sali de la tienda agradeciendo y caminando por todo este lugar, tardando unos 20 minutos mas -¿Donde queda la plaza? -Le pregunte a alguien en la calle, este señalo el lugar, agradeci y comence a caminar hasta donde me habian señalado. Una vez llegue a aquel punto, observe alrededor, detallando la poca o mucha naturaleza que habia para luego caminar y sentarme al lado de un  sujeto ciego - Curioso - Dije mientras giraba mi rostro - Es usted la segunda persona ciega que me encuentro en un poco tiempo...No quiero ofenderle ni nada por el estilo pero ¿Hay un accidente  ocular masivo que no me entere? - Aquel ciego era Fujitora, estando yo sentado a su lado - En fin - Saque mi cigarrillo ¿Un sujeto fumando al lado de un ciego? Claramente era una referencia  muy grande para todos, sobretodo para Kaname - ¿Fumas? - Le extiendo la caja de cigarrillos. 

Aunque no lo pareciera, en todo momento estuve con el oido "activo" tratando de escuchar cualquier cosa que me ayudara aunque necesitaba ir por algo mejor... ¿Que es mejor para mi? Utilizar chakra iba a ser una locura, tal vez una muy grande pero si lograba atrapar a un sujeto y poder entrar en su mente, iba a ser suficiente para tan si quiera "fingir" un golpe de estado..Lo importante era saber a quien agarrar.

resumen
Pienso/Hablo/Albert
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El Emperador
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Última modificación: 08-05-2024, 01:20 AM por Arata. Razón: Agregar tiempos para facilidad de narrador
No iba a hacerse el indolente; pasar por cualquier puesto de seguridad siempre resultaba un dolor de cabeza mayor al que una paga mediocre pudiese justificar. Por eso se tomaba la tarea de planificar cada palabra y cada centímetro de su historia, haciendo juego con un disfraz bien planificado. Sin embargo, y como la vida tendía a tenderle -valga la redundancia- trampas muy de vez en cuando, nunca estaba de más la posibilidad de improvisar.

Mientras escuchaba las palabras de aquel ninja que le entregaba los papeles y le indicaba que todo estaba en orden con un gesto de manos, agradeció con una muy leve reverencia y una sonrisa amable. Por el momento se encontraba solo, pues desconocía si alguno de sus compañeros había sufrido algún percance, o ya todos los que estaban dirigidos a entrar antes que él lo habían conseguido. Pero como todo títere del egoísmo, no le importó en lo más mínimo. Ya el primero de los pasos, y sin duda uno de los más complejos, estaba marcado como exitoso en sus planes; infiltrarse.

Tomó las pertenencias que pudieron haber sido cacheadas y las guardó junto con sus papeles. Aprovechó de dar un saludo amable, también con un gesto, a cualquiera con quien cruzase miradas, así sea fugazmente. No detuvo su marcha, sin embargo, para evitar tentar a la suerte más. Si ya le habían dado el visto bueno, no esperaría.

— Veamos qué tesoros ocultas tras tus murallas… — pensó, atravesando las puertas. La mirada iba fijada en el perímetro, donde todo se desarrollaba ante él. Anduvo lo suficiente para sentir que ya había escapado del yugo de los guardias de la entrada, a unos 200 metros, y al fin ahí pudo respirar con soltura. No sin antes observar la cuantiosa cantidad de cámaras por doquier; la pesadilla de cualquier ladronzuelo.

Pero para un maleante labrado por las eras aquello era muestra inequívoca de que, definitivamente, algo digno de tanta protección se escondía bajo las hierbas del país, y la sangre del ojicarmesí empezaba a bullir con cada paso que daba hacia el centro de la aldea.



Si sus cálculos no fallaban, había entrado en la franja de tiempo que se había acordado. Los percances, más allá de la típica tardanza en cualquier puesto fronterizo, estaban dentro de los límites de lo controlable. El sol seguía brillando en la cúspide, por lo que no estaba del todo desfasado. Además, la instrucción era clara y simple; esperar instrucciones.

Por ello aprovecharía aquel tiempo muerto entre su entrada y la hora de entrada del siguiente equipo para recaudar toda la información posible. Se acercaría a bares, restaurantes, y cuan sitio concurrido pudiese encontrar con el mismo pretexto de siempre; una sonrisa amable y una pregunta simple — Muy buenas. ¿Necesitan ayuda con algo? — por supuesto, aquella pregunta estaba destinada a fracasar viniendo de un extraño, y quienes fuesen lo suficientemente cuidadosos podrían incluso discernirlo como un extranjero, pero nadie tenía razones para dudar de él. Y más allá de atrapar algún descontento, algún rumor de aquellos que hablasen sin mediar la voz, o simples conversaciones que le diesen contexto del funcionamiento de la aldea, seguiría su papel.

Sería tan efectivo como pudiese en las labores simples que pudiese haber tomado como suyas tras ofrecer ayuda, y poco a poco iría acercándose más a donde él creía estaba la ubicación destinada. Entre sus caminos se toparía con algún puesto de información, donde trataría de hacerse con un mapa de la aldea para tener más sentido de orientación. Si la suerte le regalaba la presencia de algún vagabundo o borracho se acercaría a indagar un poco sobre la situación general de la aldea, siempre a cambio de un par de monedas de plata cubiertas de lo que parecía ser arena. — Lo siento, la arena del desierto infernal es más molesta de lo que me gustaría admitir. — diría al tiempo que sacudía un poco del sobrante y entregaba las monedas a los desdichados a cambio de información inocente y camuflada como simples preguntas cotidianas.

Eventualmente llegaría a la tienda de suministros que el guardia había mencionado, o eso creía él. No sabía nada de los otros, pero al menos con alguno quizás se toparía de vista. Su papel sería exactamente el mismo; se ofrecería a ayudar en lo que pudiese. — ¡Buenas Tardes! — se anunciaría sitio, a quien pareciese estar a cargo. — No quisiera importunar pero se me ha dicho en la entrada de la aldea que aquí quizás podrían necesitar de mi ayuda. ¡Puedo hasta limpiar baños si hace falta! — terminaría.

Su atención estaría dividida entre sus labores y el exterior. Debía estar atento a cualquier indicio de movimiento de parte de sus compañeros, o peor aún, de los del bando contrario.

OFF
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El pie derecho del joven rubio golpeaba el suelo repetidas veces y sus brazos cruzados indicaban que había estado esperando durante mucho tiempo. A pesar de eso, se mostraba paciente y con ánimo de conversar. ¿Por qué están tardando tanto?, se preguntó. En un momento de la espera, surgió una pequeña duda en su mente, pero no lo suficiente como para inquietarlo.

Finalmente, aparecieron. Con una disculpa por delante, excelente, pensó. Eso le daba una posición de poder durante la conversación, así que aprovechó para mostrar empatía y bajar la guardia. —No pasa nada, tranquilos —dijo con una sonrisa ligera, haciendo un gesto con las manos para restarle importancia al asunto.

—Muchas gracias por su tiempo y no se preocupen, la espera no ha sido tan larga —añadió mientras entraba y se dirigía hacia las avenidas principales sin un objetivo claro. Después de todo, no habían planeado mucho más allá. El tiempo revelaría qué cartas jugar. Por ahora, decidió acercarse a una de las esquinas del recorrido que tenía frente a él, esperando recibir más instrucciones.

—Disculpe, ¿sabe dónde está el hospital? —preguntó con tono amable, buscando ayuda.


Información de Personaje


Resumen
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Grupo Uno (Samuru, Denji y Aoi) - 07:10 a 10:00 AM (aprox.)

Samuru logró regalar satisfactoriamente y ganarse una sonrisa y una bienvenida amable de la chica de la puerta. El trío avanzó hasta una calle donde el comerciante comenzó a ofrecer diversos productos. Distintos científicos, aldeanos y médicos de la zona que se movían a su trabajo o tareas diarias se frenaron a inspeccionar precios y comprar algunas cosas. Se podría decir que, hasta ahora, la venta era productiva. Pese a su procedencia shinobi, el grupo no levantó mayores sospechas. Sabían que estaban siendo observados por el sistema de cámaras, así que fueron precavidos.

En el bar, comieron con suma normalidad. Ningún suceso extraño o peculiar. Pudieron notar que muchas personas que allí desayunaban o pasaban a retirar comida, vestían batas blancas, con credenciales especiales. Otros tenían vestimenta de médicos, y un par de shinobis con sus uniformes hicieron lo propio. De todos modos, no repararon demasiado en ellos, y los dejaron comer en paz.

Aoi tuvo éxito infiltrándose en los cuarteles, y tras una travesía bastante cotidiana, realizando una tarea que para cualquiera sería aburrida, se coló en los baños de un bar del sur de Kusagakure y escondió con éxito una docena de uniformes blancos, con algunas manchitas algunos, y quizá con no muy buen olor, pero uniformes al fin. Blair, su invocación, por su parte, logró encontrar a Samuru y Denji y darles la ubicación de los uniformes muy discretamente.


Grupo Dos (Fujitora, Adan, Kaname y Kaito) - 09 a 11 AM (aprox.)

Kaito llegó a la plaza objetivo, tras unos largos minutos de recorrer las calles sin un aparente rumbo. El sujeto se mostraba perdido, pero cauteloso, por lo que no quedó desubicado en ningún momento. Allí la gente era muy profesional y estructurada, por lo que no solían pararse a ayudar a nadie: cada uno tenía clara su tarea, y evitaban meterse en la vida de los demás. Además de lo que ya habían notado (que era una aldea muy vigilada y con un sistema de cámaras excepcional), notó que la tecnología era parte de la vida cotidiana de las personas, además de varios edificios que parecían ser droguerías, laboratorios y diferentes centros de investigación, con puertas automáticas y tableros electrónicos desperdigados entre sus instalaciones. Sumado a ello, la electricidad era clave para mantener un sistema tan complejo, por lo que los postes de luz y cables conectaban todo Kusagakure en un entramado que marearía a cualquiera. De hecho, desde las alturas o los tejados, múltiples cables de alta tensión recorrían los cielos de la Hierba.

Fujitora quizá había sido de los que menos habían llamado la atención. Quizá por su discapacidad, los guardias sintieron hasta un poco de pena, y no informaron su ingreso para ser monitoreado especialmente. Sumado a ello uno de los shinobis fue enviado a acompañarlo, y muy amablemente y con excesivo cuidado, muy nervioso él, logró guiarlo hasta la plaza indicada. — ¿De cabello azul? Hmmmm... — comenzó a buscar entre las personas que pasaban por allí. Fujitora se sentó en un banco, y el joven se alejó un par de metros, intentando identificar al objetivo. — Allí, creo... ¡¡OYE, EL DE PELO AZUL!! — gritó el chunin, levantando los brazos e intentando llamar la atención de Kaito. Luego, señaló a Fujitora. — Bien, señor, lo dejaré en buenas manos, ¿no? Espero que ande bien. No dude en pedir ayuda sino. — realizó una reverencia. Tras asegurarse de que se reunía con Kaito, el joven volvió a las puertas a sus labores cotidianas.

Kaname logró adentrarse en las calles de la Aldea Oculta de la Hierba con éxito, bajo su personalidad falsa y una apariencia modificada mediante un Henge. Ella era un rostro conocido en las calles, por lo que tampoco levantó sospechas ni recibió especial atención de las cámaras. El centro de vigilancia tenía mucho trabajo constantemente, por lo que debían distribuir bien los esfuerzos para no terminar fusilados. Llegó a la plaza, y luego localizó el baño de un local de semillas conocido para su alter-ego. — ¡Adelante, Kana-san! — le dio la bienvenida el dependiente.

Adan tampoco tuvo problemas con el acceso, y tras pasar por un bar, solicitó una cerveza y bebió tranquilamente. — Mire, existen un par de alojamientos especiales para académicos e investigadores, los cuáles les otorgan beneficios e incluso los dejan hospedarse gratis si son miembros de la Asociación de Científicos de la Hierba. Sino, puede chequear por el noreste, pasando la zona administrativa, donde está la torre del Kusakage. — suspiró lavando una jarra para luego volverse hacia Adan. — Allí hay unos hosteles donde puede alojarse. No hay demasiada oferta para civiles, así que los precios son medios, fijados por el gobierno. —. Por lo que había visto y oído hasta ahora allí dentro, Adan pudo notar que Kusagakure tenía rasgos estatistas y con tintes autoritarios: vigilancia excesiva, control de precios, mucha actividad estatal y de profesionales, tecnología de punta financiada por el gobierno, etc. Sin embargo, el ambiente no era hostil, sino demasiado correcto y ordenado. No había suciedad, y nadie se metía mucho en los asuntos de los demás.

Por ello mismo, se le dificultó localizar la plaza, porque varias personas a las que consultó en la calle argumentaron estar apurados y lo ignoraron. Finalmente, un simple aldeano, que no parecía ser un investigador ni shinobi, se acercó a él y le hizo un paneo general. — Hay una plaza aquí al sur, a unos 200 metros, bastante comercial. En el noreste hay otra, le llaman la Plaza del Progreso, porque allí están los principales edificios de agencias de científicos y académicos, además de la universidad. Y al norte, entrando por la puerta uno, está la plaza desde la que se puede acceder a las zonas con más hospitales y estructuras médicas. Si vienes a atenderte, allí debes ir. — dijo observándolo de arriba a abajo, insinuando que el joven se veía enfermo. Tras aquél encuentro e ingresar sin inconvenientes a un baño, llegó a la plaza con Fujitora.


Grupo Tres (Arata, Khal y Renji) - 11:00 AM (aprox.)

Arata se encontraría con que, los comercios o locales, parecían bastante ordenados y ocupados, pero sin sobresaltos. Sin embargo, pese a la negativa amable de la mayoría a quien ofreció ayuda, un joven un tanto atareado, en las afueras de la oficina de correos, titubeó ante la duda, y finalmente lo observó esperanzado. — ¿Serías tan amable? — comentó mientras rebuscaba entre un matorral de cartas y sacaba del fondo de la cesta de su bicicleta una carta con algunos peculiares sellos, entre los que Arata reconocería el del Imperio y el sello de Kusagakure. — ¿Podría entregar esto por mí en la recepción de Laboratorios Sokotsuchi? Me dijeron que si no entregaba esta documentación antes del mediodía me metería en problemas, ¡y tengo unas diligencias muy importantes que hacer en el registro civil! — se acercó a él y le comentó por lo bajo algo más. — ¡Perdí mi identificación, y mi jefe amenaza con reportarme ante la policía como un inmigrante ilegal! — su rostro denotaba preocupación, y sin dudas era un joven despistado. De hecho, ni había reparado en que Arata lucía y a todas luces era un extranjero. — Oh, Sokotsuchi está en la Plaza del Progreso, frente a la universidad.

Mientras continuaba andando, localizó un mapa que le serviría bastante. En él pudo tener un paneo general y vista panorámica de Kusagakure, donde se identificaba la Plaza del Progreso que el joven había mencionado, siendo el cruce noreste de la aldea. También señalizaba la plaza comercial del sur y la plaza de los médicos, al norte e ingresando desde la puerta 1. Sumado a ello, en el centro se veía (igual que podía verse a simple vista si se levantaba la cabeza), la Torre del Kusakage, imponente y señalizada. Junto a ella, algunos edificios administrativos, oficinas y demás sitios burocráticos de la Administración de la Villa Oculta de la Hierba.

Tras llegar a la tienda de suministros indicada, en el sureste de la aldea, Arata ofrecería sus servicios. Un hombre que cargaba unas cajas hacia el exterior suspiró aliviado al verlo llegar. — ¡Ufff! Al fin nos envían a alguien con ganas de trabajar. Puro estudioso en este lugar, no hay gente que sepa ganarse el pan como el Kami-sama manda: CON SUDOR Y LÁGRIMAS. — determinado, el hombre golpeó su palma con el puño. Un obrero nato, nacido para los trabajos manuales. Señaló con la mirada un carro, cargado hasta arriba de cajas en la puerta. — Un cargamento completo de té en hebras, proveniente del País del Viento, ¿qué te parece? — carcajeó. — En la Torre del Kusakage están muy ocupados trabajando, y al parecer necesitan más té. — ladeó la cabeza, y claramente sonaba irónico en su comentario. — ¿Puedes dejarla en la puerta de servicio de la torre? Es la que está viendo hacia el Oeste. Seguro habrá un shinobi cuidando allí, dile que es de parte de Korko. — se apuntó al pecho con el pulgar y guiñó un ojo, orgulloso. — ¿La vida por aquí? Es muy tranquilo, pero obviamente no es el lugar más atractivo. Si vienes a estudiar o a trabajar, progresarás, pero no existe mucho entretenimiento ni turismo. De hecho, con todo ese asunto de terroristas y la rebelión, las autoridades están más sensibles que nunca. Si la vigilancia ya era cansina, ahora es peor. Pero... ¿qué se puede hacer? Es por el bien de todos nosotros los habitantes de Kusa. Ellos nos protegen. — se limpió con un trapo húmedo sus empolvadas manos. — Hay muchos intereses en juego. A nadie le conviene que la ciencia muera.

A Renji le indicaron donde estaba el hospital, y también pudo consultar un mapa al igual que Arata.


Killua - 11:20 AM (aprox.)

El más complicado del grupo había sido el Yotsuki, quien hizo sonar las alertas dentro del sector de vigilancia. Sin embargo, estuvo astuto y logró resolver, como buen hombre y mentiroso que era. Con un poco de verdad, reveló su identidad, exponiéndose al peligro. Pero su técnica, típica de los shinobis de la Nube más perspicaces, logró disuadir al sensor, aunque sea por unos momentos. Se sintió triste por haberlo expuesto, y luego sintió pena por él, compadeciéndose de que fracasó. — Yo... Lo siento, señor Yotsuki. — dijo apenado, mientras tartamudeaba y miraba los documentos reales de Killua. No estaba mintiendo, por lo que no detectó ningún engaño. A su compañero algo no le cerraba del todo, y de hecho ya estaba anotando el nombre y los datos del joven peliblanco para informarlo a la sección de inteligencia de la villa. Tras unos segundos, Killua encontraría el blanco para escapar, una vez sus documentos le fueron devueltos. Así, para cuando el sensor reaccionó y notó que el Kumonin había usado una técnica para aplacar sus emociones, ya era tarde. Con su velocidad, el Jounin se fue por donde vino, y la tarea de aquel dúo de guardias era controlar los ingresos, no seguir a los espías que venían a la aldea. Sin duda, ahora estarían más a la expectativa, pues un ninja de Kumo había revelado que intentaba infiltrarse. La alarma sería levantada, al cabo de unas horas. Eso sí, recordarían la apariencia de Killua y sus datos, y ese sensor en específico recordaría su huella de chakra. — Hijo de puta, ese Killua nos la coló. No pasará por aquí otra vez.


Grupo Cuatro (Kuma y Karai) - 13:30 PM (aprox.)

Killua los habría localizado, puesto que tuvo ventaja de unas dos horas tras huir de la Puerta 4. Así, Kuma y Karai lograron tener un encuentro con el de Kumo, donde podría contarles lo sucedido y podría planear otra cosa para entrar a la aldea. Este encuentro sería a kilómetros de la Puerta 5, por lo que las cámaras de las afueras no lo captarían. Killua, que había estado cerca de la muralla y visto un poco Kusa, notaría que donde estaban no había cámaras visibles.

Una vez en las puertas, el dúo de animalescos shinobis montó una obra teatral digna de admiración, tanto que podría agotar entradas en plena temporada marplatense. Por ello, Dogo logró ingresar sin sobresaltos, como un perro callejero normal, tras morder a la exagerada e insoportable Karai. Ambos guardias se vieron agobiados y sobrepasados. — Yo... ¡Todos calmémonos! — dijo uno de ellos. Su compañero, un poco menos novato, se acercó a la kunoichi y revisó su tobillo. — Bueno, diría que no es para tanto, pero no lo sé. — se rascó la nuca. — Somos shinobis, pero si fuésemos médicos estaríamos en la División Médica o de Investigación, no aquí como vigías. — chasqueó la lengua, fastidiado.

Desde la casilla, su compañero recibió una comunicación. — Ah, Shinji, la alarma se desactivó. Déjalos pasar, y guíalos hasta el hospital. — dijo saliendo de la caseta y haciendo señales de "pasen". Kuma y Karai se salieron con la suya.

Shinji, el shinobi que los acompañaba, llevaba insignias de ser un chunin de Kusa. — El hospital está al norte, cruzando toda la villa. ¿Puedes cargarla, amigo? — dijo a Kuma. — Sino buscaré a una compañera mujer que lo haga. Puede ser un tanto incómodo que yo lo haga. — se mostró apenado. Si Kuma accedía a cargarla o Karai se movía sola, el llamado Shinji los guiaría hasta el hospital. A menos que el actoral dueto tuviese un nuevo número que hacer para zafar de ese viaje, tendrían una escolta inesperada.

NOTAS

MAPA CRONOLÓGICO

El tiempo para postear de 48 horas ya ha expirado.

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Última modificación: 16-05-2024, 06:50 PM por Samuru.
Durante unos minutos, Aoi se retira de la mesa. Mientras tanto, Samuru y Denji disfrutan de la comida financiada por el primero. El de sombrero no emite mayor comentario. Alguien como él, que cuida tanto el dinero, prefiere disfrutar todo lo que consigue invirtiendo, incluso un simple almuerzo. — Fue bastante divertido que lo confundan con una mujer, ¿no crees? — Comenta con un tono divertido para matar el tiempo. Luego, ya regresa el tipo al que hizo referencia en su diálogo.

Guardar silencio es clave, y lo hace. Aoi habla y revela cuál es su plan. Ante ellos solo se encuentra un clon mientras que el real utilizó ese molesto jutsu de transformación tal especial. El comerciante ve a la supuesta mujer marcharse solo por el rabillo del ojo, en ningún momento gira por completo su cuello para verla. No levantar sospechas es crucial, sobre todo cuando están siendo vigilados en todo momento. Como sea, el tema es que terminan de comer y se retiran del local. — De acuerdo, conseguiré un lugar en el cual alojarnos. — Debido a la gran habilidad social que posee, sin nada de timidez Samuru pregunta a aldeanos sobre un lugar adecuado. Tras dirigirse ahí, le entrega el dinero suficiente al clon de Aoi para que pueda reservar habitaciones. Aunque claro, solo él irá hacia allí. Los otros dos aún tienen trabajo que hacer.


15:00 Hrs.

Durante un rato, Samuru y Denji vuelven a la fachada de vendedor, recuperando pronto el dinero entregado antes. En cierto momento, en un callejón, Samuru usa la excusa de guardar sus pertenencias en el saco que transporte, utilizando el mismo para que se cubra el gato que llega a entregar la información. Tras movilizase estratégicamente un rato a un sitio solitario y, tras asegurarse de que nadie aparte de Denji se encuentra cerca, recibe la comunicación con Adan, el Yamanaka de la organización. Para hablarle, el economista usa un tono de voz bajo y tranquilo, queriendo transmitir calma.

Aoi logró su primer cometido. En un bar ubicado al sur de la aldea, de nombre “Veneks, justo en los baños, escondió una gran cantidad de uniformes. Pueden utilizarse para infiltrarse con más comodidad en sus filas. — Realiza una breve pausa mientras termina de guardar todo, para ya después decir lo último al Sencho. — Eso sí, tengan cuidado al ir. No pagaré fianza de nadie para sacarlo de la cárcel si lo pillan haciendo algo sospechoso. — Una vez transmitida la información, Samuru puede regresar con el personaje que no se llama Rhooh ahora.

No se necesita decir ninguna palabra, una simple señal para saber dónde moverse. Al tener primero que el resto la información, se movió de tal forma que actualmente se encuentra cerca del bar, al cual Denji debería ingresar para poder adoptar una identidad diferente. Samuru, teniendo su propio plan, opta por seguir siendo él mismo. — Tú decide qué hacer. — Le da la opción a su compañero, seguir siendo Denji o no. El tema es que, independiente de lo que elija, el siguiente paso que desea dar Samuru es el de transporte al famoso y reconocido edificio del Kage.

Pasados minutos dependiendo de lo que elija Denji, lo que viene no se modifica. — Bien, es hora de hacer una visita de honor. Tengo lindos regalos para el amo y señor de estas tierras.

Está decidido, Samuru se dirige al edificio del Kage. En caso de que se le permita llegar, esperará a ser recibido por un guardia o alguien. Duda mucho que simplemente le den permiso de ingresar al edificio sin hablar con nadie. Nada es fácil en esta vida.

Resumen
[Imagen: ZDUyefv.gif]
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Última modificación: 17-05-2024, 10:33 AM por Killua Yotsuki.
12:30 hs.

El joven Killua logro confundir al sensor lo suficiente, con sus particulares técnicas de inducción de Kumo y con algo de palabrerío, logro zafar de la encrucijada que se encontraba sin recurrir a la violencia y escaparse, antes de que sus artilugios dejaran de hacer efecto en los guardias de la entrada. No obstante, su nombre, apariencia y chakra habían sido detectados, sin dudas la infiltración se pondría mucho más complicada pasado ese punto

Gracias a este esfuerzo de parte del Yotsuki, la alarma fue levantada, además que pudo encontrarse con Kuma y Karai y comentarles brevemente lo acontecido, antes de que estos lograran entrar también con éxito por la entrada 5.

~Excelente, aunque yo no logre entrar la mayor parte del grupo aparentemente si logro el encargo, por lo que mi presencia no debería ser imprescindible. Debo buscar una nueva forma para colarme, alguna que no llame mucho la atención y sobretodo una puerta distinta a la que entre y que no este en alerta.~

En eso Killua recordó la asombrosa asaña actoral de aquel dúo para lograr hacer pasar a un perro ninja como un perro callejero corriente, entonces si un perro pudo colarse, quizás dos no sean la excepción. Después de todo, Killua era como una especie de perro, siempre olfateando dinero y problemas y siendo buen cazador, aparentar de animal salvaje se le daría bien seguramente.

Esta vez, el peliblanco buscaría una estrategia algo más complicada pero no por ello menos efectiva, se tomaría su tiempo para realizar un henge avanzado, que le permitiría adquirir rasgos animales. Se inspiraría un poco en el dogo de Kuma, pero con algunos rasgos distintos para no llamar tanto la atención en caso de que lo descubran. Era una técnica avanzada, que requería de un gran tiempo de canalización, pero si algo le sobraba al peliblanco era el tiempo ya que por fortuna nadie lo estaba persiguiendo. Además se mantuvo bien alejado de las puertas, solo en caso de que aquellos sensoriales tuvieran la idea de rastrear su chakra.

Kongounyoi


15:00 Hs.

Para eso de las 15, Killua se habría transformado en un perro perfecto, con el olor y los rasgos de uno, de pelaje blanco y algo rechoncho. Esta vez, buscaría meterse a la aldea por la puerta 1, la puerta del norte, ya que además de estar lejos de la puerta que lo identifico, también seria esperable que los guardias de allí no estén tan alertas, al haber entrado el primer grupo por allí hacia ya varias horas

Killua Perro


De esta manera, el perro Killua buscaría meterse a la aldea, olfateando un poco al principio y luego cuando los guardias bajaran la guardia y lo ignoraran, avanzaría, olfateando y ahora si buscando a sus compañeros, que esperaría no estuvieran tan lejos de allí. Pero teniendo especial cuidado de no acercarse a la puerta 4 o aquel sensor podría identificarlo con facilidad.

off
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La estrategia de los Inuzuka había funcionado sin mayores inconvenientes. Lógico, pues sólo un idiota podría negarle la entrada a un inocente perrito. De esta forma, Dogo tuvo vía libre para sumergirese en las profundidades de Kusa, aunque, por supuesto, decidió limitarse a tomar una posición estratégica. Desde su lugar, un punto intermedio entre la plaza y la entrada, no había logrado cruzarse a nadie en concreto, aunque conforme pasaba el tiempo algunos olores familiares merodeaban las adyacencias del tan ansiado punto de encuentro. 
Kuma se preguntaba por sus compañeros...según el reporte de Killua, todo debería ir al menos medianamente bien. Aunque esperaba que el simpático peliblanco lograra hacerse su camino hacia Kusa también.
-¡Uy! No te puedo creer. Maldito perro sarnoso.- Su semblante rebosaba preocupación, muy lejos de las carcajadas internas que se moría por exhibir. 
-No quiero asustarte, pero dudo que un perro de aspecto tan descuidado tenga siquiera alguna vacuna. Es más, dudo inclusive que tenga dueño. Tomó aire para sacar a relucir un lado aún más extremista. ¡Esto es un peligro. Si no somos cuidadosos, esta chica podría perder la vida! La exageración era total , pero los guardias acababan de dejar entrever su ignorancia, y el dúo debía sacar provecho. Después de todo, nada de lo que dijo era estrictamente falso.
-No se preocupen, ¿para algo estamos los médicos, no es así? Díganme dónde está el hospital más cercano.- Dijo mientras imporvisaba un torniquete con un pedazo de tela que había quedado en el piso. -¿Tienen algodón? Preguntó con calma, buscando poner aún más nerviosos a los centinelas.

Finalmente, luego de un momento de alta tensión, uno de los guardias recibió por cucaracha el aviso de que la amenaza se había disipado, por lo que el grupo de retaguardia finalmente tendría vía libre para el ingreso.

-No te preocupes! No creo que haga mucho problema al respecto. ¡Déjamelo a mi!- Comentó mordaz para salir de aquella situación mientras molestaba un poco a su compañera.
Luego, el Inuzuka la cargaría únicamente hasta el punto en que consideró que estarían fuera del alcance de los guardias. Una vez que la depositó en el suelo nuevamente, se acercó a ella para mencionar por lo bajo el motivo que le impedía retomar su comportamiento habitual y dejarla ser por su cuenta. -Supongo que lo habrás notado, pero están por todos lados.- Dirigió sus ojos a la cámara más cercana. -Dudo mucho que nuestra vigilancia se haya terminado al cruzar esa garita. En cualquier caso, sígueme, no nos costará rastrear aquel baño.- Antes de partir, hizo la mímica de agacharse y "curar" con chakra su tobillo. Sólo por si alguien tenía la genial idea de mirarlos en las cámaras. Por supuesto, no usaría ni un gramo de chakra en esa herida.

Kuma -y Karai si estaba de acuerdo- se dirigirían al baño a buscar los unfiormes. Tomando turnos para ingresar de la manera menos sospechosa posible, mientras el Inuzuka encargaba únicamente un café alegando estar lleno, y Dogo esperaba a la vuelta de aquella esquina.

Finalmente, Kuma guardó su uniforme en un pergamino de sellado y una vez finalizado su café, se dirigiría a la plaza en que los esperaban sus compañeros siguiendo su confiable olfato y algunos de los mapas que se hacían evidentes en las calles de Kusa. Esperaba llegar con ellos para las 15:00hs.
Si lograba encontrarse con ellos, consultaría acerca del paneo general de números y posiciones, viendo dónde convendría reubicarse para el siguiente paso de su estrategia.

resumen
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Última modificación: 17-05-2024, 10:21 PM por Kaito.
Kaitose encontraba ya en la plaza objetivo tras unos largos minutos de recorrer las calles de Kusagakure, paseando en los callejones aledaños sin un aparente rumbo fijo. Observaba detenidamente el entorno, notando lo vigilada que estaba la aldea. Las cámaras de seguridad estaban por todas partes, registrando cada movimiento. La tecnología era una parte integral de la vida cotidiana de las personas allí. "Es casi como tener una red de sensoriales perfecta," meditó Kaito para sí mismo mientras observaba los múltiples dispositivos y cámaras.

Además de la vigilancia, Kaito notó varios edificios que parecían ser droguerías, laboratorios y diferentes centros de investigación. Las puertas automáticas y los tableros electrónicos destacaban en las instalaciones, señalando la avanzada infraestructura tecnológica de Kusagakure. La electricidad, evidentemente, era clave para mantener un sistema tan complejo. Los postes de luz y cables conectaban todo Kusagakure en un entramado que parecía interminable. Desde las alturas o los tejados, los múltiples cables de alta tensión recorrían los cielos de la aldea, formando una red que podría marear a cualquiera. Parado en la plaza central, era como si una gran telaraña cubriera la aldea. "Dejarles sin energía debe ser una prioridad," pensaba el delgado flautista cuando unos gritos lo interrumpieron.

—¡Allí, creo...! ¡OYE, EL DE PELO AZUL! — gritaba un hombre, levantando los brazos y tratando de llamar la atención de Kaito. Luego, señaló a Fujitora. El joven de ojos rojos comprendió de inmediato y se acercó al grupo.

—Gracias, buen hombre. Fue muy amable en traer hasta aquí al señor,— dijo Kaito con una sonrisa educada, tomando a Fujitora por el brazo y haciendo una señal a su otro acompañante y dando un par de monedas al chunin de kusa. —Bueno, muchachos, es hora de irnos. El tiempo no espera. El joven flautista sabía que sería extraño quedarse en aquel lugar parados por horas así que le tocaría hacer la pantomima de moverse a otro sitio por lo menos hasta el chunin se marchara

Kaito, Fujitora y su acompañante comenzaron a moverse dentro de la pequeña plaza, sin alejarse mucho o perder de vista el punto de reunión acordado. Mientras caminaban, Kaito reflexionaba sobre la misión y la estructura de la aldea. "Kusagakure es un lugar complejo y bien protegido. Debemos ser cautelosos y estratégicos," pensaba. El objetivo de interrumpir el suministro eléctrico seguía siendo una prioridad en su mente. Sin electricidad, la avanzada tecnología de la aldea quedaría inutilizada, dando a Kaito y a sus compañeros una ventaja crucial.

A medida que avanzaban, Kaito no pudo evitar admirar la eficiencia con la que Kusagakure había integrado la tecnología en su vida cotidiana. "Es impresionante, pero también su mayor debilidad," reflexionó. "Si podemos neutralizar su fuente de energía, dejaremos a la aldea completamente a oscuras, tanto literal como figurativamente, será complicado poder comunicarles los detalles al resto sin que los ojos de vidrio nos vean."

. Kaito intercambió una mirada rápida con Fujitora  tratando de comunicarle la premura. 

Con el objetivo claro en mente y la determinación en sus corazones, llegaron al punto de encuentro con el resto de la organización en el centro de la plaza, unos minutos antes de lo previsto, se aproximó a un pequeño bar cercano -Porfavor trae algo de beber para el señor y algo para mí-. Mencionó Kaito a la dependiente mientras se precipitaba al baño. Una vez dentro, realizó rápidos sellos de manos creando una copia exacta de sí mismo formada de extraño humo morado, la cual salió para alcanzar al almirante en la puerta del establecimiento, le invitaría con la mano a sentarse en una de las numerosas mesas dispuestas al exterior, un lugar donde no levantarían sospechas, pero tendrían a vista casi toda la plaza estando listos para levantarse en cualquier momento y volver así a la banca donde el resto pronto los verían -Bien te aviso si veo al resto- mencionó el joven de ojos rojos con una sonrisa mientras se sentaba.


Estadísticas de Kaito

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El señor de la tienda le había cogido cierto aprecio a la chica. Era bastante amigable porque sabía que pocas personas jóvenes se paraban a conversar con viejos como él, y hasta donde solía recordar su hija lucía familiar. Claro, Kaname en sus primeras visitas a Kusagakure, antes de encontrar un lugar tranquilo donde refugiarse, había pasado por allí y notado la foto de aquella chica a quien ahora hacía llamar solo “Kana” y de quien había tomado parte de los rasgos de su identidad falsa.

Ocasionalmente iba a la tienda y pedía las mismas semillas. Debían ser entregadas en una localización específica, de formas específicas, el viejo sabía bien todo aquello. Esta vez no sería diferente, salvo por…

¡Gracias!— diría avergonzada.

Entraría con una sonrisa al baño a toda prisa. Ahí, tras cerrar la puerta, haría un sello que lograría crear una Kana adicional tras una estela de humo con el henge mantenido. Posteriormente un sello más se ocuparía de terminar el henge de la Kaname original. Un par de sellos a toda velocidad seguidos de las acciones anteriores invocarían un sapo de 30cm que saldría frente a ellas sentado en la tapa del retrete. Este no modularía palabra alguna, sabía bien porqué estaba ahí e incluso, sabía perfectamente que aquella, que no se veía en absoluto como Kaname, era ella.

No pasaría mucho tiempo antes de que Kana saliera de nuevo, pero ahora con un sapo en las manos y claro, la otra, ausente en el estómago del anfibio que el clon traía encima. Ahí, dentro del sapo, la Senju empezaría a condensar su estratagema más importante de lo que sería su movida en la invasión.

¡Mire! Encontré un sapito en su baño, me lo quedaré si no le molesta, tengo una colección de ellos en casa.— dijo tranquila —Ah, y sobre mi pedido, lo mismo que el anterior, pero esta vez, cóbrese un poco más, recibí buena paga por los frutos que dieron las semillas de la vez pasada y es un gusto para mi compensárselo aunque sea un poco.— dicho esto, esperaría que el hombre empacara sus cosas, las organizara y procedería a abandonar el recinto.

Esa chica y el sapo en su hombro derecho saldrían de la tienda y darían de inmediato con el grupo de tres con el que había quedado de encontrarse. Se acercó tranquila y posteriormente, esperando ser reconocida, les sonrió.

Buen día amables caballeros… ¿Les importaría si “Kana” se sienta aquí?— ladeó su cabeza —Dios, que cansancio y este sapito que me encontré… pesa mucho. Es como si se hubiera comido a alguien— bromeó, o bueno, realmente ellos entenderían la referencia ¿no? Lo demás, sería esperar.

Kaname ahora estaba dentro del sapo haciendo poco más que la espera eterna y su copia se enfocaría en transmitirle posteriormente todo lo que tuviera que saber. Prestaría especial atención a Adán y al mismo Fujitora. La comunicación de estos llegaría a la Senju original.

Anotaciones del post

Contenido Oculto
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Hablo - Pienso - Narro
Creaciones - Cronología - Id. falsa

Bonus

Inventario
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Aunque lo de Karai no fue meramente una actuación, si había exagerado un poquito las cosas para conseguir la atención que buscaba. Cuando notó que Kuma se acoplaba a su teatro se dio cuenta de que la reacción del perro había sido completamente intencional, y que existía un motivo por el cual el animal había arrancado un trozo de su pantalón antes de huir y colarse en la Aldea. Entender aquello la motivó a no salirse de su papel y continuar con el acting, mientras el joven de Konoha se hacía cargo de la situación, pretendiendo asistir a la pobre muchacha herida.

Tras la aprobación de los guardias para acercar a la joven a un hospital, Kuma la tomó en brazos y ella se dejó hacer, sin olvidar su caja plástica llena de hongos. Así cruzarían la entrada, dirigiéndose al interior de la Aldea.

Una vez dentro, les sería fácil darse cuenta de la estricta vigilancia que se distribuía por doquier, destinada a proteger Kusagakure. Había cámaras en varios puntos, y no solo Karai lo notó si no que Kuma también, expresándolo con un comentario muy por lo bajo que ella supo captar.

En algún punto se detuvieron y el Inuzuka bajó a la morena. Como se suponía que era médico, fingiría sanar su pierna y ella sería cómplice del acto. Entonces, cuando creyeron que todo estaba en orden, ambos se encaminaron al punto donde, según el plan estipulado, debían recoger los uniformes.

Al igual que su compañero, Karai compró un café y esperó -mientras hacía teatro quejándose de lo que había sucedido anteriormente con el perro y predicando sobre la importancia de tener políticas para el control de la fauna y los animales domésticos-, aguardando el momento oportuno para ir al baño y hacer lo que le correspondía. También guardó el uniforme en un pergamino, y cuando todo estuvo listo siguió los pasos del Inuzuka quien la guiaría con su buen olfato al punto de reunión, donde si todo salía bien esperaban encontrar al resto de sus compañeros, alrededor de las 15:00 hs.

resumen
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Por un momento casi se sintió mal por aquel pobre chico incauto. El Jiki, en su disfraz, sonreía y buscaba transmitir calma al atareado muchacho mientras extendía la mano para alcanzar el sobre. Asentiría, con expresión desafiante y un brillo en los ojos que gritaba que, al fin, había encontrado a alguien a quien ayudar. — Puedes estar tranquilo mi buen amigo, yo me encargo de entregarlo sin demora. — No preguntó detalles sobre la ubicación porque, honestamente, no iba a ir a entregar nada. Además, si el otro mencionaba tan a la ligera ubicaciones insignia de la aldea era sinónimo de estar confundiendo a Arata con un local, y prefería dejarlo así.

Una vez pudo dejar atrás aquella interacción, guardó en sus bolsillos aquellas hojas, buscando no arrugarlas demasiado para evitar perder la capacidad de echarles un ojo luego, y partiría en busca de otro golpe de suerte. Eventualmente grabaría en su mente el mapa de la aldea, considerando durante aquel instante de estudio dónde sería el sitio de reunión con el resto. Aún tenía tiempo, claro, pero no quería estar demasiado alejado de la acción una vez esta empezase a suceder.

Con su arribo a la tienda de suministros estuvo a un paso de arrepentirse de su fachada. Sabía contar con la suficiente suerte como para que cualquiera pudiese darle trabajo, y a través de ello no solo conseguir mantenerse oculto ante los tantos ojos que le miraban, sino adentrarse en la cotidianeidad de la aldea. Era la mejor manera, según él, de entender cómo funcionaba y donde enfocarse para exprimir riquezas. Pero, sin embargo, aquella excéntrica existencia que le hablaba estaba un par de niveles por encima de lo aceptable para él. Con los nervios de su cuello alertando a través de un escalofrío, gritaría al son de su “SUDOR Y LÁGRIMAS” — ¡S-SI SEÑOR! — El intercambio de palabras fue relativamente sencillo, y las labores del ojicarmesí no se detuvieron. Si bien no era el mejor entre sus colegas en el trabajo físico y la fortaleza física, estaba a leguas de ser un civil normal o un ninja de bajo rango. Por ello no le costaría mucho cumplir con su objetivo, y sobretodo, conseguir otro poco de información.

Aceptaría la tarea de llevar a la torre del kage aquellas cajas con lo que supuestamente era té. Pero no lo haría de inmediato, pues al recibir una actualización por parte de Adan, tomaría un ligero desvío hacia el mencionado bar. De camino, ubicaría un lugar donde dejar las cajas de té mientras se acercaba al bar en busca de los uniformes. Tentativamente, y si lograba encontrarse con algún compañero, haría la pantomima de no conocerles de nada pero dejar “a su cuidado” las cajas de té mientras usaba el baño rápidamente, volviendo a salir luego de un fugaz rato, con un uniforme guardado entre sus ropas, y agradeciendo al desconocido por la ayuda con el té, indicando que tenía que ir a entregarlo en la torre del kage. Mientras conseguía los uniformes del Kage, aprovecharía la privacidad para echarle un ojo a los papeles que había conseguido antes, leyendo fugazmente en busca de detalles importantes.

Tras esto, partiría en busca de la torre del Kage, sin perder demasiado tiempo ubicándola dada la masividad de la estructura que se alzaba en el horizonte. Le tomaría un poco más de tiempo encontrar la entrada de servicio, sin embargo, pero al hacerlo se anunciaría. — ¡Buenas! — diría. — Traigo un cargamento de té, directo del país del viento. — agregó. — Me ha mandado Korko. — terminó. Sostenía la sonrisa y las cajas de té, esperando algún tipo de instrucción.  — Soy su nuevo asistente, me ha dicho que traiga el cargamento y ayude en lo que necesiten. ¿Tienen alguna labor para mí? Puedo ayudar en lo que sea. — Su intención sería conseguir entrar al edificio del Kage. No repararía si estaba solo o no en aquella aventura, pero le tenía sin cuidado. Confiaba en que el resto podría solucionar cualquier percance por su cuenta.

Por lo demás, quedaría atento a cualquier orden. Si era designado a otra tarea dentro de la torre, acataría. Si, por el contrario, era despachado y ordenado a volver con Korko, se mantendría por los alrededores de la torre un rato y luego trataría de acercarse a aquella plaza donde el resto de sus compañeros se reunían.

OFF
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Estadísticas de Fujitora Kaguya

oculto revelado del post anterior


Las piezas poco a poco se iban colocando sobre el tablero, un tablero que estaba a punto de quebrarse dando jaque mate al rey, aunque como toda victoria, necesitaría de unas jugadas previas. Por momentos, el escolta iba a resultar un inconveniente, pues obrar bajo la vigilancia de uno de los centinelas de la aldea, por muy novato que fuera, dificultaría nuestas actividades dentro de Kusagakure, sin embargo, el destino a veces es caprichoso para bien, y en algunas ocasiones te da lo que otras veces te ha quitado.

- Oh, esa voz... Adan, que bueno es saber que estás aquí, te presento a este chico, aunque no se ha presentado... Pero bueno, me ha ayudado a venir, y es de agradecer cuando no ves nada más allá del párpado, ¿no crees?, le he dicho que espero a Kaito el amigo del que hace tiempo te hablé, debe de estar al llegar -

Escogí sabiamente mis palabras mientras rechazaba con educación el cigarrillo que ofreció Adan, pues no estaba entre mis placeres fumar, y de manera cautelosa quería disimular la temprana llegada del sencho, estimaba que fuera la de Kaito, pero ni mucho menos era inconveniente tener al rubio cerca, ya solo faltaban 2. No tardó mucho cuando dentro de mi área de monitorización, el joven Kaito comenzaba a merodear más de cerca, el shinobi de Kusagakure exclamó para llamar su atención, y no tardó en dirigirse hacia el joven líder de Kakusei para que viniera.

- Nunca dudé del gran trato servicial del cuerpo de shinobis de Kusagakure, muchas gracias por la molestia chico -

Le dediqué con gratitud un agradecimiento, orientando la cabeza hacia unos grados fuera de la dirección real de la que estaba el chunnin, no había mejor disimulo que ese para un ciego, y el chico acabó retomando los pasos que lo habían traído hasta aquí para regresar a su puesto. Kaito ya estaba con nosotros, solo faltaba Kaname. 

- A penas he podido hacer nada que no sea disimular, y esperar sentado ahí todo este tiempo por culpa de ese escolta que me pusieron en la puerta... menos mal que se fue, ¿tienes algo Kaito? -

El chico comenzó a desgranar los datos de información que parecía haber recogido durante su paseo, destacando la complejidad de la villa y la seguridad con la que parecía vigilar sus rincones, ¿cámaras de seguridad?, no había podido abrir ni un centímetro los párpados para no levantar sospechas del chunin, no podía arriesgarme a hacerlo, pero en el camino en el que nos dirigíamos a un bar, muy levemente y aprovechando la cobertura de la capucha, pude cerciorarme del cableado que surcaba postes de madera de punta a punta entre los edificios, solo unos segundos me bastaron para saber cual era el primer paso allí dentro.

- Tenemos que joder el suministro eléctrico, nuestra primera acción será esa, pero antes, debemos de asegurarnos de que al menos todos estamos en la villa, tenemos que darles un tiempo prudencial a los que entren más tarde y acto seguido actuar... Yo os tengo monitorizados, y todo en un radio de 90 metros, pero estoy seguro de que Adan tiene más facilidades de comunicarse con los demás, por lo que si puedes, informa para que sepan que a las 15h el grupo de comunicación, va a provocar un fallo eléctrico para librarnos a todos de la vigilancia interna -

Susurré a ambos antes de sentarnos en la terraza del establecimiento, hablando bajo para que ningún oído indiscreto osara captar el mensaje, porque además, había algo de alboroto dada la hora punta en la plaza y algunos comercios.

- Un té frío, por favor -

Le dije a la dependienta tras llamarla Kaito, de nuevo, enfocando mi rostro unos grados a la izquierda de la verdadera dirección entre nosotros y la joven, falseando una ceguera que no tenía, pero que asumía. Kaname se acercaba y recortaba metros.

- Kaname, que bien que estés ya por aquí, al fin los cuatro... -

Mi papel de ciego amable despertaba una extraña rareza en mí, algo dispar al ciego seco y circunstancial que normalmente mostraba, pero al fin y al cabo, el grupo ya estaba reunido dentro de la aldea.


Las 15h.

Había aprovechado todo el tiempo para concretar el plan con los 3, y con los preparativos ya fijados, la taza de té bebida y pagada, y estimando de que todos los miembros de Kakusei ya estuvieran realizando, había que ponerse en marcha.

- Ya sabéis, el cableado está demasiado expuesto en la calle, tampoco queremos heridos pero, un raiton hacia algún objetivo relacionado al suministro eléctrico puede crear una sobrecarga que afecte al sector, vamos a ello... -

Me dispuse a tomar la iniciativa recuperando la verticalidad de la silla, esperando al resto para iniciar la sentencia del sistema de la villa. En paralelo a esto, dejé liberar el sello maldito que semanas atrás Renji había colocado tanto en mí como en Kaito y Killua, y ocultado bajo mis ropas y vendas, la extraña espiral de mi cuello comenzó a cobrar calor, la notaba bajo el yukata, expandiendo sobre mi cuerpo un hormigueo que a los pocos segundos se fijó casi en la totalidad de este, aunque oculto, reconocía y daba por hecho que serían las marcas negras, estaba preparado, era la hora de comenzar.

resumen y gastos
[Imagen: 20231127_013118.gif?ex=664f3727&is=664de...813aae68f&]

~ Narro ~ Hablo ~ Pienso ~
pasivas
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Entre su silencio, Denji reacciona ante la pregunta de Samuru. — Sí. — Sonríe — No pude desaprovechar la oportunidad, para reírme de él y la situación posiblemente incómoda. — Los minutos habían pasado y la ausencia de Aoi se hacía notar, hasta que finalmente llegaría aquel sujeto. Denji, pensaba diferentes planes para formar algún tipo de distracción. Pero no iba a ser fácil, los Shinobi de la Hierba no son estúpidos.


Luego de la revelación del plan y pasos a seguir, Denji opta por estirar los brazos. — Diablos, viejo, ya me ha dado sueño. — Diría luego de un bostezo, en el momento que la mujer se retira. Él no se molestó en voltear a ver, para no resultar sospechoso y seguir con su fachada de escolta. Si era detenido, debido a la ausencia de su amigo de Konoha, fácilmente podría argumentar que está investigando si la Aldea es segura para el comerciante. Mientras que él, sólo se encarga de escoltarlo. — Muy bien, nos largamos entonces. — Mantiene una expresión seria, pero le era difícil ocultar aquella aura que desprendía sus instintos homicidas. Le emocionaba poder combatir contra oponentes fuertes, sin contenerse. " Tch. Maldición. Voy a tener que cuidar lo que haga de ahora en adelante. No deberían de haber daños colaterales... Será muy "difícil para mi"... Conforme pone un pie para pasar el umbral y salir del local, su mirada es ensombrecida.


El deliberado encuentro con el clon de Aoi, fue bastante rápido, no había mucho que hablar. Denji, estuvo cubriendo los puntos ciegos de Samuru, en lo que hacia quien sabe que. Luego de la movilización, hacia una localización donde no hubieran transeúntes, el de ojos cian voltea a ver el cielo y muestra un semblante serio. Una vez que el muchacho regresó, Denji, introduce las manos en los bolsillos de su mono táctico blanco. — Heh. ¿Que yo decida? Eso suena genial. — Era como dejar suelto a un loco con un hacha y espada. Él no temia ser visto como renegado en Konoha. Así que no optó por cambiar su identidad, puesto a que sería más sospechoso. — Cuando muera el Kage, la moral de todos caerá. Los más fuertes continuarán la lucha hasta morir y los débiles... Arrojaran indefensos sus armas, suplicando por seguir viviendo. — Respondería poco después. 
Iría también al edificio de la mayor autoridad de la Aldea, caminando con manos en los bolsillos. La actitud calmada se hace notar entre cada paso, comportándose como un civil común y corriente. Puesto a que, sus motivos de visita fueron registrados en la entrada. No dudaba que ya estuvieran al margen y fueran cuidadosos, por mera precaución. Tratar con extranjeros nunca es fácil, jamás conocerás las intenciones hasta que actúen. Pronto cada Ninja de Kusagakure conocerá la desesperación y terror. Plantando cara al edificio de la Kage, junto al chico del sombrero, Denji, sonríe sacando las manos de sus bolsillos, dedicando una mirada amenazante y homicida hacia cualquier Shinobi de turno que este haciendo guardia, claramente no se podía ingresar así como así, y con esa cara menos. Ya daba totalmente igual él solo quería combatir y llevar su fuerza al máximo, incluso al borde de la muerte.
Resumen::
Denji dice algunas palabras y se va a la torre del Kage.
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Estadísticas de Adan Yamanaka

Gokei Setsuzoku

Kaname habia llegado a la plaza tambien y era momento de transmitir la informacion, de hacer ese enlace entre todos - Chicos, disculpen,  tengo una llamada y debo contestarlas, perdonen si no les atiendo ahora mismo - Dije mientras cerraba los ojos y seguia fumando mientras me concentraba en buscar a Samuru,  con el iba a comunicarme ne principio para saber como iban, luego de avisarle que estaba en su mente, me comento sobre la posicion de unos uniformes para infiltrarnos. Una vez cortamos el enlace,  me comunique con todos para pasar dicha informacion y tambien decirles que nosotros nos ibamos a encargar de joder la electricidad del lugar. En todo momento estuve junto a Kaname y Fujitora, siguiendo sus pasos. Al finalizar el mensaje deje claro a mis compañeros que no podian responderme pues me estaba comunicando con todos pero que cada cierto tiempo iba a estar en contacto con alguno del grupo, en este caso, yo era quien iba a dar señales  por el grupo de nosotros, siendo el vocero asi como esperaba que 1 de cada otro escuadron lo fuera. Los chicos no solo escucharon el plan que tenemos y donde estan los uniformes que dijo Samuru sino que tambien supieron como estabamos vestidos nosotros, Kaname, Fujitora y yo, para evitar confusiones

Una vez dicho la informacion, me centre en mis compañeros los cuales ya sabian el mensaje. -Parece que el amanecer se acerca -Dije en claves debido a que ibamos a quitar la luz, las palabras no tenian mucho sentido ahora mismo pero se que en un futuro iba a pasar bien. No tenia temor de ser encontrado por ahora pero teniamos una ventaja, Fujitora es sensor, puede decirnos cuando se acerca alguien y asi podemos preparar una embocada, lo mejor seria quitar la luz de una vez por toda y prepararnos para darle el recibimiento a quien se acerque. 

Yo estuve ausente en las conversaciones de mis compañero puesp ara comnuicarme con todos ellos debia de estar concentrado pero una vez retome mi conciencia, estaba listo para actuar - Es la hora -Dije, siguiendo a mi grupo y esperando que todo se diera de forma exito 

Chakra: 1240/1345


resumen
Pienso/Hablo/Albert
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El Emperador
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Última modificación: 22-05-2024, 10:55 PM por Narrador R.
Grupo Dos (Kuma y Karai), 13-14 hs. (aprox.)

Shinji, el chuunin designado a acompañar a Kuma y Karai hasta el norte de la aldea, donde encontrarían el Hospital General, reparó en las palabras de Kuma nada más anunció ser un especialista en las artes del Iryoninjutsu. Negó ante la petición de algodón, pero sí se apresuró a seguirlos un tramo mientras ingresaban a la aldea. Al llegar a un mapa señalizador, le indicó con su índice la plaza donde estaba el hospital, allá en el norte de Kusagakure. El Inuzuka cargaba a la joven, y el shinobi se impresionó de la velocidad y presteza con la que se movía. Además de ser un estudiante de medicina, parecía ser muy hábil físicamente. Sin embargo, no llamó la atención del chuunin mucho más que la leve sorpresa que le provocó. — Bueno, si no tienes problema, ahí está señalizado el camino hacia el hospital. Deberán cruzar toda la aldea hasta llegar a la plaza en la zona norte. ¿Seguro que podrás? — le preguntó. Kuma asintió, y Shinji le ofreció una sonrisa y una leve reverencia. — ¡Disculpen por el inconveniente! Por las molestias, reportaremos el incidente y el seguro de nuestra aldea cubrirá sus gastos médicos. — dijo levantándole el pulgar. Así, tras marcharse el dúo, suspiró aliviado y se secó una gota de transpiración que comenzaba a descender por su rostro. Ante las cámaras, Kuma y Karai no fueron demasiado monitoreados: su falsa identidad fue muy creíble, y su actuación libró de toda duda a los guardias de la puerta que, encima apenados, no notificaron al dúo como un peligro potencial o como sospechosos.

Tras un nuevo acting, se sumaron al grupo de la plaza, y recogieron con éxito sus uniformes, para volver a reunirse a eso de las 15 horas con Fujitora, Kaito, Kaname y Adan.



Grupo Sur (Kaito, Fujitora, Adan, Kaname, Kuma y Karai), 15 hs.
Plazoleta y zonas aledañas, Sector Sur de Kusagakure no Sato, País de la Hierba
Horas antes, el cuarteto logró reunirse con éxito. Kaname siguió su habitual actuación en la tienda de semillas, siendo muy amable con el hombre, que con una amplia sonrisa y un cordial saludo le agradeció su bondad. — ¿Un sapo? Dios mío, la fauna está enloqueciendo. ¡BISKY, DEBES LIMPIAR MEJOR ESOS BAÑOS! — gritó enfadado volteándose a la zona de "Only Staff" de la tienda de semillas más prestigiosa del país. Suspiró y luego elevó la mano. — ¡Suerte, Kana-san! Espero verte pronto, y cuida ese... bicho.

Todavía en la plaza, una vez el escolta de Fujitora los abandonó, el ciego compartió algo de información y esbozos de sus ideas a sus dos compañeros, Kaito el estratega y Adan el Segundo Oficial Rebelde del Fuego. Todos oyeron el plan. Posteriormente, se reunieron en la terraza de un bar, desde donde tuvieron clara visión de resto de la plaza. Pidieron bebidas, específicamente, con un dote de actuación sublime, Fujitora ordenó iced tea. — Enseguida les traigo. —. La empleada dio un respingo cuando vio al sapito, pero Kaname sonrió, y no quedó en más que un susto pasajero y una anécdota graciosa que contar cuando volviese a la cocina. Al rato, volvió con sus bebidas.

Adan logró comunicarse con éxito con Samuru horas atrás, y luego notificó del lugar de los uniformes al resto de la organización. Asimismo, expuso levemente el plan e informó que cortarían el suministro eléctrico cerca de las 15 horas. Casualmente, el baño de la planta baja era donde estaban dichos elementos escondidos. Kaito ingresó al mismo pero no tomó el uniforme, y Fujitora ni siquiera se dirigió al baño. Kaname lo mismo. De hecho, Adan pasó el dato a todo el mundo, pero tampoco tomó su uniforme.

Durante el transcurso de las horas, Fujitora sentiría el chakra de Samuru y Denji acercándose a la plaza, cerca de las dos de la tarde. Andaban a un paso tranquilo, y volvían de hacer unas ventas extra para recuperar fondos. Kaito también pudo verlos si prestó atención entre la muchedumbre de la plaza. Sin embargo, el dúo optó por no entrar al bar, así que se alejaron en dirección al centro de la aldea, en lo que parecía ser una incursión hacia la Torre del Kusakage.

Finalmente, ya a las 15 horas, Kuma y Karai hicieron acto de presencia en el punto de encuentro. Tanto el radar sensorial del Kaguya como los ojos que todo lo ven del ex-marionetista, lograron detectar al dúo de salvajes estudiantes de medicina. Se levantaron de sus asientos, pagaron la cuenta y bajaron las escaleras, saliendo del bar. — Hasta luego, vuelvan pronto. — saludó la camarera. En ese momento, el grupo se volvió un tanto más numeroso, teniendo 6 integrantes, y se dirigían a lo que parecía ser su siguiente objetivo. Hasta el momento, su actuación había sido satisfactoria, pero... ¿Seguiría siendo así?

Notas

Mapa Actualizado


El tiempo para postear de 48 horas ya ha expirado.

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Estadísticas de Fujitora Kaguya

Kanchi No Jutsu

Sello Maldito - Fase 1


E inevitablemente, así fue como las piezas acabaron de colocarse sobre el tablero que teníamos en frente nuestra, un tablero de ajedrez por empezar y que cuyo rey ya tendría los turnos contados antes de darle un final irrevocable, el jaque mate, su destino estaba escrito. Por ello, una vez los preparativos estaban asentados, había que empezar a moverse, desplegar la primera jugada que daría como iniciada la partida, los peones en su conjunto representaban una fuerza mordaz que aunque no tuvieran un protagonismo tan importante como las piezas traseras, eran imprescindibles, sencillos y necesarios para desplegar jugadas más importantes, por ello había que poner en valor su función como el paso que estábamos a punto de dar.

~ Apertura de peones

Era de suma importancia para el plan, facilitarle el acceso y los pertinentes actos al equipo de infiltración, por ello, generar lo que estaba a punto de suceder podría ser arriesgado, pero al mismo tiempo necesario, pero en mi mente ya tenía trazado el como proceder, por lo que si teníamos la suficiente sutileza como para no fijar todos los focos en el grupo, la situación no se complicaría, o al menos tanto.

- Kuma y Karai ya están aquí, marchando... -

Dije, y con ello los 4 nos levantamos, Kaname, Adan, Kaito y yo recuperamos la verticalidad para tomar dirección hacia los otros 2 compañeros, no sin antes aprovechar la oportunidad y dejar disimuladamente 3 sellos explosivos bajo una de las servilletas de la mesa, la chispa que daría por iniciado el plan. Una vez ya en la plaza y el bar dejado atrás, me encargaría de que los sellos volasen por el aire controlándolos, sin perder mucho tiempo para ello por si la camarera decidía limpiar o recoger la mesa y desbaratar el plan. Apoyado en Kaito, el cual me prestaba su brazo, dirigí de nuevo mis palabras para el resto del pelotón, había que organizarnos y adecuarnos a la situación.

Kaiten Shuriken

- Estamos los 6, formación triangular de 2 a 2 a 2 en espacios abiertos, formación lineal, con kuma y Karai al centro para calles estrechas, Kaito y yo siempre al frente... Sigamos el tendido eléctrico hasta llegar a la central de suministro, disimulad, antes de que lleguemos aviso de que habrá el cataboom, estad preparados... tengo sellos explosivos listos, vamos -

Y así seguiríamos el plan, adaptaríamos la formación según el escenario por el que anduviéramos, y con los sellos explosivos levitando como si fueran papeles corrientes de cualquier índole, surcando el aire por decenas de metros por encima de nosotros para no levantar sospechas. Poco a poco, seguíamos el cableado con parsimonia y este nos llevaba a lo que me suponía que era la margen izquierda de la villa, siguiendo la estela del río los cables se juntaban caóticamente hacia una misma dirección. De vez en cuando, entreabría los ojos sutilmente para cerciorarme del espacio y revisar el entorno, me di cuenta de que los postes de la luz se volvían más complejos y robustos para soportar tanto el peso como la tensión eléctrica, sin duda íbamos en buen camino, y había gente de aquí hacia allá, detalle importante para seguir pasando inadvertidos.

Hacia una de las avenidas que ya parecían estar colindantes a la central eléctrica, nos colocamos en triángulo separados unos de otros a 5 metros, una formación equidistante que nos permitiría actuar óptimamente en caso de que fuera necesario, sin embargo, entre una de mis leves vistazos, vislumbré la central.

HANASU KAIZEN

- A las 11 en punto... 3... 2... 1... -

Les dije a los 5, advirtiéndolos de la ubicación de la central y del impacto, una vez el objetivo se situó a unos 20 metros de Kaito y yo, 25 del resto. Los sellos explosivos se activaron y generaron una terrible explosión en contacto con la tensión de la estructura metálica, la cual estalló en millares de chispas causando un tremendo retumbar que quedaría sin electricidad a la villa, carbonizando por consiguiente los sellos para no dejar pistas. Como algo instintivo, todos los civiles allí presentes y nosotros nos agacharíamos al suelo, la gente clamó algún grito que otro, esperaba que nadie por las cercanías pudiera haber salido herido tras el torrente eléctrico que después dio paso a un incendio de la central.

- Todos atentos, disimulad... disimulad -

Entre el jaleo contaba en que llegarían los bomberos, personal competente o los shinobis de la villa, por lo que debíamos de estar pendientes de lo que pudiera acontecer, de ahora en adelante si la villa se había quedado sin electricidad, las alarmas de los activos defensivos de la aldea podrían estar más alterados. Tomaría una píldora de soldado entre tanta alteración para reponer parte del chakra de la maniobra.

resumen y gastos
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