[Kakusei] Akelarre contra el sistema, una fuerza brota en el oeste.
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~ 1 de Marzo, año 16 D.K ~
Base de Kakusei, sala de reuniones, 19:55


El choque de mis geta repicando contra el suelo dejaba un peculiar tintineo de su madera contra el suelo del pasillo, lo cruzaba con suma decisión con la intención de llegar hasta la puerta de su final. Tenía el semblante serio, y a mi lado me acompañaba uno de los múltiples sirvientes que habitaban en la base de Kakusei y que permanecían en esta al servicio de la organización.

- Da la orden para iniciar los preparativos, todos deben de acudir a la sala de reuniones ya... es el día para el comienzo de todo -

Sin mediar palabra, aquel que seguía mi caminar pronto dio media vuelta y comunicaría a sus iguales mi mandato, para acto seguido avisar a todos los miembros se encontraran donde se encontraran en la base, la inminente recepción a la que se les exigía presenciarse. Con Teitoku acompañando armónicamente mi paso, llegué sin problemas hasta la doble puerta que daba hasta una glamurosa sala candente de forma ovalada, las danzantes llamas de los candelabros y la lámpara de techo dibujaban sobre las paredes y el ambiente, una acogedora y tenue luz cálida que iluminaban con justa medida cada elemento que se hallaba dentro de la estancia. Hice una pausada revisión panorámica de ello, abrí mis ojos azabaches para escudriñar palmo a palmo de que todo estuviera correctamente preparado, confirmando que las 12 sillas se encontraban dispuestas al rededor de una robusta mesa de madera negra y betas caoba, que ocupaban la mitad de la habitación, sobre estas, reposaban capas de pesadas hombreras y diferentes colores, cada cual pertenecería a un miembro de la organización.

En los confines de la sala, aguardaban 4 sirvientes que atenderían las necesidades de los miembros, prevenidos de diferentes bebidas de variedad gustosa. Desde mi posición, realicé una frondosa respiración que calmó unos nervios por comenzar bastante palpables, la emoción por el cambio y la exposición de lo que se llevaría acabó colmaban mi mente y no quería que se hiciera esperar mucho más.

Tomé el asiento que me correspondía según mi capa, la cual blanca con las mangas moradas relucía al compás de la luz de las velas, en aquella mesa ovalada, ocupaba el asiento más alejado a la puerta bajo un enorme relieve de madera circular que adornaba la pared del fondo, justo en frente del sitio que le correspondería a Kaito, el más cercano a la puerta y el que sería el principal instigador de todo lo que se le iría a venir al mundo.

- Id sirviendo sake y agua antes de que vayan entrando, estad atentos ante cualquier petición, y cuando comencemos podéis salir -

Sentencié mientras cogía la capa con mi mano libre, dejando a Teitoku sobre el borde de la mesa, y deslizando aquella enorme gabardina para dejarla posando sobre mis fornidos hombros y abierta hacia el frente. Volví a agarrar la shikomizue mientras apartaba la silla para tomar mi posición de espera, la coloqué sobre el hueco de mis piernas y posé las manos cruzadas sobre su mango blanco pulido, y volví a cerrar los ojos. Era cuestión de minutos que uno a uno fueran entrando, Kaito cerraría el círculo, y con él, se daría paso a lo que acontecería.
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~ Narro ~ Hablo ~ Pienso ~
pasivas
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Finalmente llega el día en donde todo comienza. Hasta ahora, solo han sido preparativos, reunión de piezas, pero en algún momento estas deben ser situadas en el tablero según su rol. En su labor de estar al tanto de todo, ha escuchado cuál es la idea que se teje entre manos. La apoya, considera que, en caso de lograr el éxito, habrán avanzado mucho más de lo esperado en un comienzo. Eso sí, es importante tener en cuenta que, ya sea se obtenga fracaso o triunfo, conformarse está prohibido. Siempre deben aspirar a más, a apoderar del mundo, construir un nuevo régimen en el que todos puedan vivir de una manera distinta a la actual. Crear un mundo en donde todos los que actualmente crean las reglas estén muertos.

Si bien la base de la organización es amplia y, a veces, parece un laberinto, de tanto recorrerla, él se ha vuelto un experto en cada callejón. Es como si su cerebro ya tuviera implantado un mapa que conoce a la perfección. Por lo mismo, genera una sorpresa para todos cuando notan que el primero en llegar ni siquiera es Fujitora, sino el mismo Samuru. De hecho, ni siquiera fue necesario que el mensaje de la reunión llegue hasta él. Simplemente él siempre lo supo todo, igual que ahora, igual que después.

Recordemos que para la gran mayoría de Kakusei, él es simplemente el comerciante encargado de finanzas, no una fuerza de guerra que pueda ser importante al momento de ejecutar el golpe. Obviamente, entre las filas de ninjas, hay excepciones que conocen su capacidad en el ninjutsu. ¿Por qué se oculta? ¿Por qué miente? Todo está dentro de su cabeza, de su mente, una que a veces parece indescifrable, pero que en algún momento revelará todo lo que esconde.

Pero, para ese momento, aún falta mucho.

Curiosamente, en esta oportunidad no porta aquel típico saco en el que transporta su mercancía. Esto indica que no viene a hacer negocios, sino a escuchar, a dialogar. El beneficio que hoy espera ganar es distinto a los de todos los días. Hoy es un día especial. Sin embargo, no muestra mesura. Se encuentra sentado en una de las sillas más alejadas a la que supuestamente deberá utilizar quien tome el liderato de la reunión. Da a entender que es alguien que se encuentra lo más alejado posible de la cadena de mando y de la importancia. Prefiere considerarse un actor de reparto, casi un extra, para así actuar cuando menos se lo esperen. El factor sorpresa siempre vuelve todo divertido, le da ese toque extra que siempre es emocionante. Y Samuru se asegurará de que él no sea una excepción.

El profundo respeto y la educación no se ven en él en esta oportunidad. Sentado en postura relajada. Espalda apoyada a la mitad y pies sobre la mesa. Su sombrero en vez de ocultar su cabello, cubre su rostro. ¿Oculta una siesta? Finge que sí, pero alguien como él jamás baja la guardia, incluso entre supuestos aliados.

Solo espera, paciente, tranquilo. La noche apenas comienza y promete ser electrizante.
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Kaito entró en la sala de reuniones con elegancia apenas perceptible, pero que irradiaba autoridad y determinación y una expresión imperturbable en el rostro, su presencia era como la de un cuervo entre sombras. Sus pasos resonaban con una confianza medida en el suelo, mientras sus ojos escudriñaban a los demás miembros con una mirada aguda aunque amigable, denotando la confianza que tenia en aquellos individuos. Aunque su llegada fue tranquila y sin alardes, su presencia no pasó desapercibida.

La luz de las velas y lámparas de techo llenaba el lugar con una suave luminiscencia, creando sombras danzantes que jugaban en las paredes y sobre la mesa ovalada que dominaba el centro de la habitación.

La mesa, de madera oscura y vetas caoba, era imponente en su simplicidad, ocupando la mitad de la sala con sus 12 sillas dispuestas alrededor. Las capas de los miembros de Kakusei descansaban sobre los respaldos de las sillas, cada una representando a un individuo con su propio papel en la organización.

Al caminar hacia su asiento asignado, Kaito observó a cada uno de los presentes con detenimiento, evaluando silenciosamente su postura, su expresión y su actitud. Su mirada, fría como el acero, parecía leer los pensamientos de aquellos que se atrevían a cruzarla, revelando poco pero insinuando mucho sobre sus propias intenciones.

La mirada del chikamatsu se encontró con la presencia ya establecida de Fujitora y Samuru, quienes parecían haber llegado antes que él. Con un gesto de reconocimiento, Kaito inclinó ligeramente la cabeza en saludo a sus compañeros de organización antes de tomar asiento en una de las sillas de la mesa. La madera pulida era fresca al tacto, contrastando con el calor que emanaba de las llamas de los candelabros que adornaban la sala.

Una vez que tomó su lugar en la mesa, junto a Fujitora, su postura se mantuvo erguida y segura, como la de quien ha llegado a casa y sabe su lugar en el mundo.


Con un gesto apenas perceptible, Kaito indicó a los sirvientes dispuestos por el almirante se acercaran a su vaso a servir. Cuando los sirvientes dispuestos por Fujitora se acercaron con bandejas de sake, Kaito los recibió con un gesto de agradecimiento, asintiendo con la cabeza en señal de aceptación. Una vez que el sake fue servido, Kaito alzó su copa en un brindis silencioso hacia sus compañeros antes de llevarla a sus labios y tomar un sorbo.



Con la mirada fija en la mesa, Kaito se preparó para hablar, su voz resonando con autoridad pero también con una calma serena. -Casi parece un sueño-, comenzó, su tono reflexivo pero firme. -Ver que tantos nos hemos reunido aquí compartiendo este propósito. Pero es real, y es el momento de tomar acción-. Sus palabras resonaron en la sala, llenándola con un aura de determinación y propósito.
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ost

El momento que más había esperado, en su largo camino como falso Imperial, ya dio un llamativo inicio. No le fue para nada difícil perderse en el camino y evitar que lo siguieran, a más de un fisgón los guió hacia sus trampas de cacería, que a lo largo del tiempo ha colocado en los anillos de seguridad, que tiene a varios kilómetros de la base. Un buen festín para las bestias Kairō. Denji fue el cuarto en llegar, su andar por el pasillo fue natural y tranquilo, pero lo que podría llegar a pertubar, a alguien desconocido, era ese semblante de loco desquiciado, sediento por matanza, con mucha hambre de poder y control absoluto.  Aunque actúa acorde a los ideales de la organización y compañerismo, él, en el fondo, sólo desea que la oscuridad se cierne sobre esta época, que las guerras y conflictos vuelvan,  la sensación de combatir hasta la muerte para él es única, aunque se podría decir que es de las pocas personas, capaces de burlar a la parca, una y otra vez.


Los pasos siguen resonando, lúgubres y tranquilos. La cantidad de chakra acumulada, en un solo lugar, haría cagar de miedo hasta el sensor más valiente. Aquella presión de chakra, hace que las llamas de los candelabros, se muevan formando una única flama, que guía al de párpados con forma de relámpagos, hacia donde fue citado. No portaba el uniforme, se hacia el chico genial cual pandillero colegial, sosteniendo el uniforme entero encima del hombro, por lo que luce aquellos habituales ropajes blanquecinos tradicionales, en lo que esa sonrisa no se borra. Cuando ingresó, saludó alzando la mirada y avanzó un par de pasos hasta ir a una silla alejada del resto.



Kaito, Samuru y Fujitora, ya estaban presentes. Pero el silencio en la reunión, indicaba que por lo que parece todavía no ha dado un comienzo. Faltan más integrantes, por lo poco que puede deducir, es que posiblemente se abarquen todo tipo de temas. Finanzas, liderazgo ¿Y algún posible movimiento? Tiene que ser algo muy serio, como para que la organización completa esté llegando poco a poco.


aclaración

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A veces  la vida es solo trabajo, dormir, trabajo, dormir y no deja que uno disfrute de los verdaderos placeres o deberes de la vida, la vida real, no esa que pintan actualmente, la vida es lo que te gusta hacer, lo que te gusta disfrutar, la vida es lo que te da vida ¿Esa frase es irónica? En una época pasada lo era, ahora es una frase real, una frase digna de tatuar en  sujeto mayor a 18 años para que recuerde que si lo que hace no le da vida entonces no esta haciendo nada, mas irónico que la frase era mi accion mientras pensaba eso pues estaba fumando, algo que me quita vida. 

Me encontraba bajo un árbol, acostado  con mi espalda apoyada en el tronco, con los ojos cerrados y cigarrillo en mano derecha, casi como si meditara con una postura inusual. Unos pasos llamaron mi atención sin embargo no abri mis ojos, estaba muy confiado de que nadie iba a atacarme, seria tonto pensar que el enemigo se iba a acercar con pasos tranquilos hacia mi. Una vez los pasos se detuvieron al frente, abri mis ojos y observe a uno de estos sujetos que trabajan para. ..¿Nosotros? - ¿Ya es hora? 5 minutos mas por favor - Dije mientras el sujeto mantenía expresión seria, cumpliendo con su objetivo el cual era avisarme para luego retirarse. Suspire y me puse de pie, comenzando a limpiar mis pantalones para quitar el rastro del pasto - Que ganas de tener alguien con quien competir, decirle: El que llegue primero pierde - Comenzaba a caminar en dirección a donde estaba la base ¿A cuanto estaba de ella? Estaba mas o menos lejos, iba a "caminar" bastante pero ya estaba acostumbrado a eso. 

Ha pasado el tiempo y ya estaba en frente de aquel lugar que podemos considerar un hogar.  Entre a la base y camine hasta donde íbamos a reunirnos, entre al lugar y observe a vario de los miembros, levantando mi mano para saludar mientras tomaba asiento, estando con expresiones firmes, al frente de mi había agua y saque pero antes de servirme algo, pedí un cenicero el cual fue puesto al frente de mi, saque un cigarrillo, encendí este y comencé a fumar, mis codos se apoyaron en la mesa mientras esperaba que esto diera comienzo -
Pienso/Hablo/Albert
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El Emperador
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Renji organizó un poco su agenda entre tanto papeleo e investigaciones. Se trataba de una reunión sumamente importante en la cual se tratarían puntos de interés muy concretos. A pesar de que Renji no tenía mucho que ver en todo esto, o al menos no había mucho que le llamase la atención, decidió asistir.

Cambiando un poco sus ropajes de laboratorio, optó por su vestimenta casi “usual”, removiendo el haori que usualmente llevaba consigo la mayor parte del tiempo. Atravesó con rapidez los pasillos de la fortaleza de Kakusei, puntualmente aquellos entre el laboratorio, la zona de entrenamientos y, claro, la sala de reunión.

Después de algunos minutos, logró dar con la habitación en concreto, pues había algunas pequeñas señalizaciones y personas entrando y saliendo del sitio. Allí, ingresó y pudo notar que ya varios estaban dentro; Samuru, Fujitora, Adan, Kaito e incluso el de los moñitos.

Renji pasó por detrás de Samuru, dándole un ligero toque en el hombro en señal de saludo, y procedió a tomar asiento en cualquier sitio que pudiese, no le era relevante mientras pudiese escuchar lo que Fujitora o Kaito tuviesen que decir.

Una vez sentado, sacó una pequeña bolsa de frituras y, para su suerte, tenía un poco de bebida. Aunque no era un consumidor usual del sake debido a su edad, había tenido oportunidad de probarlo en alguna ocasión y en esta no pretendía pasarlo por alto.
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Navegar entre pasillos se había vuelto una forma de desperdiciar tiempo más común de lo que aquel ojicarmesí quisiera confesar. El repiqueteo de sus pasos en la dura y fría piedra que servía de piso tenía un ritmo desgarbado y casi inexistente. Además, aunado al movimiento físico, sus pasillos mentales eran mucho más extensos, y el subconsciente le acompañaba en aquella marcha metafórica por esos laberínticos andares.

Tenía la certeza de que faltaba poco. ¿Para qué? No estaba del todo seguro. Pero por el movimiento de las fichas se podía intuir que el tiempo de rezagarse quedaba atrás. Y promesas de riquezas y botines se empezaban a asomar por el horizonte como una realidad ya palpable. Era eso lo que le mantenía con la ansiedad de saber cuál sería el próximo paso.

Habría considerado preguntar a sus similares, pero todos parecían personalidades tan particulares que nunca se sabía qué respuesta iba a recibir. Prefería entonces crearse sus propias conjeturas, tratando de superar al tiempo en su carrera para adelantarse a los acontecimientos. Y es que, cada día en el que no podía planificar su próximo atraco del siglo era un día en el que no recorría el camino de la riqueza. Y no podía permitirse tal responsabilidad.

— Tocará ir a robarle algo a Sa… — murmuraba mientras los pasillos eran los únicos testigos de su desespero. Al menos claro, hasta que un invitado inesperado llegaría, dándole las noticias que había estado esperando desde hace unos… ¿20 minutos?

Sonrió con dejos de desafío mientras el mensajero se alejaba, y no dudó mucho más antes de partir a la sala de reuniones. Manos en los bolsillos de su usual ropaje de colores azules, con la capucha puesta sobre la cabeza y los ojos color sangre brillando aún con la más mínima fuente de luz.

Llegaría eventualmente, siendo uno de los últimos en acercarse a la reunión. Cruzó la mirada con todos los que tuvo la oportunidad de, haciendo un gesto fugaz para presentar su saludo. Se acercaría a la silla que por suerte o desgracia le pertenecía, y volvería a pasear la mirada por todos los presentes, deteniéndose un poco más de la cuenta en Kaito y Fujitora. — ¿Estamos todos? — preguntó. Desconocía si quienes faltaban habían indicado estar en camino, o si la reunión empezaría sin ellos. No hizo mucho ademán en darle rostro a los ausentes, más por las sillas vacías entendía que no estaban todos.
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Tarde. Entre tarea y tarea, a la fémina del grupo se le habían ido las horas, y aunque era maniática con el tema de la puntualidad, preciso para “esa” reunión, su ser completo se había enfocado tanto en el entrenamiento y en el conocimiento del senjutsu, que a duras pena había sentido la necesidad de parar el entrenamiento. Lo curioso sin embargo no era eso, eran aquel par de sapos, puesto a lado y lado de sus hombros, hacían lo mismo que ella: Recibir chakra natural. Con el tiempo, creía que la forma de captarlo podía mejorarse, pero todo aquello llevaba tiempo.

Una de las ranas abrió y ojo derecho y miró de soslayo a la otra quien afirmó y tosió levemente. Parecían no querer interrumpir, los frutos de aquel entrenamiento nacían específicamente de la concentración que ella pudiera tener y el rigor con el que cada esfuerzo se hacía. Era impecable con el control de chakra y aunque aún le faltaba mucho para llegar a ser como “el Dios Shinobi” que había sido Hashirama, no estaba del todo perdida.

Cof cof… ¿Sabes que aquí el tiempo?…— musitó bajito ma. —El tiempo pasa un poco más rápido…— terminó. Su voz sonaba desgastada, tal cual la de una anciana.

Creo que fuiste citada, lo olvidaste… ¿Cierto?— dijo pa. En ese momento, Kaname abrió los ojos de golpe.

¡Mierda!…— los sapos ante la “explosión” de energía de la chica no tuvieron más remedio que saltar y ver como esta hacía el jutsu de invocación inversa. Este, que de formas normales la habría llevado a la aldea de la hoja, la dejaría en el sitio que ahora era su hogar: La base de Kakusei, en Kusagakure no sato.

Con premura se abrió pasos por la base y en menos de lo que se esperaba, entraría notando que era la última en llegar, justo cuando Arata terminaba por preguntar su falta alguien más.

Creo que ahora si estamos todos… Lamento la demora, tuve que resolver un pequeño asunto antes…— comentó tranquila buscando silla al lado de Adán. Él, de todos allí, era una especie de sitio seguro al cual volvería las veces que hiciera falta. A los demás, ya los identificaba bien.
[Imagen: Firma-Kaname.jpg]

Hablo - Pienso - Narro
Creaciones - Cronología - Id. falsa

Bonus

Inventario
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El Yotsuki, despues de operar con exito a Aoi, uno de los integrantes de Kakusei, decidio descansar y dormir una siesta, en una de las habitaciones de aquella base, de la que ahora el era miembro. Aquella laboriosa tarea lo habia dejado exhausto, tan dormido estaba que se olvido por completo de la reunion de Kakusei que tenia pactado para esa misma noche.

En eso, uno de los sirvientes de Fujitora, paso por alli y lo desperto.
-Ah, la reunion cierto jeje, ahi voy- Dijo Killua aun algo dormido.

Sin mucha prisa, se dirigio a la sala de reuniones, donde la mayoria de los miembros se encontraban ya reunidos.
-Buenas, que tal- Dijo Killua presentandose, vistiendo una remera blanca y unos shorts azules.

Inmediatamente busco un asiento libre y no dudo en robar algo de saque de las bandejas de los sirvientes.
-Mm nada mejor que un traguito al despertar.-

De los que estaban alli reunidos, solo conocia a Fujitora, pero poco importaba eso, el Yotsuki se mantenia espectante observando al resto de los miembros, ya que todos parecian sujetos intimidantes, incluso para el, con solo verlos se notaba su fuerza. 
Killua simplemente se bebio un buen trago y espero a que la reunion empezara, mientras inclinaba un poco su asiento hacia atras para entretenerse. Era bastante inquieto y se aburria rapido. Por eso suele pelear solo, las reuniones "tacticas" y los planes complicados, le suelen dar dolores de cabeza, el era más del tipo cabezadura de ataques directos y llamativos, pero letales.
-Hablo-
"Pienso"
pasivas
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La llegada de los miembros no se hizo mucho de esperar, el servicio de la base actuaba también de acuerdo con los intereses de la organización y hacían su trabajo de manera eficiente, aunque pasaran a otro tipo de plano con sus actividades y quehaceres. Samuru fue el primero en aparecer sentándose en la silla que le pertenecía por su color de capa, algo alejada de mi posición, siguiéndole el líder Kaito, que tras hacer acto de presencia transmitió unas palabras de satisfacción hacia lo que estaba a punto de acontecer, para después tomar la silla con la capa plateada que le pertenecía ubicada en la margen izquierda de la mesa, justo en el centro para presidir la ceremonia.

- Y sin duda con un propósito necesario, personalmente, noto que seremos capaces de llevar a cabo el cometido... en mi mente no cabe otra cosa que hacer llevar hasta el final esto que defendemos -

Le correspondí, acompañando con un leve gesto de aprobación sus palabras al terminar también. Sucesivamente, fueron internándose en la sala el resto, Denji y Adan fueron los siguientes, tomando sus respectivos asientos para formar parte de la reunión al tiempo que les dedicaba gestos cómplices a ambos tras su aparición. Renji fue el siguiente en acomodarse, tomando la silla relegada a mi derecha, no sin antes saludar a Samuru al entrar, al cual le dirigió un sutil gesto de complicidad por la relación que ambos tendrían. El joven Arata continuó la llegada sentándose 2 sillas más allá de mí, justo a continuación de Renji, profiriendo una duda respecto a la llegada de los miembros a la cual respondí.

- Hola Arata, me alegra que hayas acudido, pero todos no creo que podamos estar debido a las indisposiciones aisladas de algunos, sin embargo, comenzaremos una vez se presenten los que si están confirmados, y será en breve -

Le dije, mientras el chico tomaba asiento. Le siguió Kaname, que algo de aliento le faltaba quizá por las prisas para asistir sin retraso, buscó desde la complicidad su asiento entre Adan y yo.

- Solo falta Killua y podremos empezar Kaname, toma asiento aquí, seguro que no tarda en llegar -

Le contesté con amabilidad, ofreciéndole la silla a la cual me refería. Casi premonitorio, el joven Killua se presentó al cabo de los pocos segundos, tomando la silla que le correspondía, y con él, dirigí mi rostro hacia los asistentes de la sala, para que pudieran abandonarla tal y como les ordené. Sin demora, abandonaron esta cerrando la puerta tras su salida, y con ello, tomé la palabra para dar por iniciada la reunión en la que se forjarían de inmediato nuestras primeras acciones, carraspeé ligeramente mi garganta para preparar mi voz, y tras ello, tomé de nuevo la verticalidad, y allí de pie frente a todos, comencé a emitir las primeras palabras de bienvenida hacia todos que luego darían paso a Kaito.

- Bienvenidos a todos los presentes, espero no ser el único entusiasmado con el encuentro, a sí que, si tomamos también parte de ciertas formalidades para bajar los pies de la mesa, dejar de comer, descubrirnos el rostro y dejar el entretenimiento para prestar la atención que merece tal asamblea, podremos empezar esta con la seriedad y el respeto que merece... -

Dije en primera instancia, esperando un breve lapso de tiempo para que Samuru, Renji, Arata y Killua corrigieran tras mi apreciación, para a continuación continuar.

- Si estamos todos aquí reunidos es por qué hay algo que nos conecta, un objetivo compartido que apreciamos en conjunto y que estoy seguro que con la implicación de cada uno podremos llevar a cabo... Tenéis todos en vuestras respectivas sillas el identificativo de Kakusei, esa capa gabardina del color y el kanji a la espalda que os certifica como los miembros oficiales de la organización, y ahora, antes de continuar con la gestión de los equipos que tendremos que hacer para obrar los objetivos, daré paso a Kaito, el principal instigador de lo que llevaremos a cabo... Kaito -

Finalicé, dando paso al joven del pelo azul oscuro para que tomase ahora el turno de palabra, volviendo a sentarme en la butaca que me correspondía con las manos entrelazadas, esperando con ambición aquello que tendría que explicar y exponer el joven marionetista. Sin duda alguna, todo esto tomaba cuerpo al fin, y un esplendoroso fervor cobraba presencia en mi interior como las primeras llamas que se encendían de una hoguera, dando calidez mi pecho, alentando mi ilusión por derrocar lo pútrido, y haciendo que mis nudillos apretasen con disimulada emoción el mango de Teitoku, para liberar de alguna forma el frenesí que me embargaba por la situación.

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— ¡Shhhhh! ¡El señor sigue durmiendo! — reparó una voz entre susurros desde el umbral de la puerta de los aposentos de Aoi, levemente abierta. Otra figura al otro lado echó un ojo al interior. Tendido en cama, prácticamente sin ropa y tapado con una sábana, su torso permanecía parcialmente cubierto en vendas. Una vía intravenosa descansaba al lado de la cama, conectada a un vial de suero fisiológico con vaya a saber uno qué droga. — Lo siento. Fujitora-sama me envió a buscar a los miembros, la reunión importante está por comenzar — comentó el sirviente enviado por uno de los grandes reclutadores de Kakusei. El otro, quien cuidaba a Aoi desde que había salido de su operación, negó un par de veces. — Siento que el señor Aoi no podrá asistir. Necesita descansar, el señor Killua así lo dejó dicho, y yo cuidaré de él hasta que despierte.

Finalmente, las voces resonaron en la cabeza del peliazul, quien comenzaba a abrir los ojos. La puerta se cerró y su cuidador se volvió a verlo. Ya con sus ojos abiertos, Aoi le dirigió una sonrisa. Suspiró y concentró chakra, haciéndose insensible al dolor. Dudo que esto sea muy bueno para mí, pensó. Pero debo asistir. Ese plan suyo... quiero oír qué tipo de locuras tienen para decir. — Señor, tiene que descansar. ¿Qué está haciendo? — inquirió el sirviente acercándose cautelosamente a la cama, con su mano levantada. — Así que también eres un sensor, ¿eh? Curioso.

Aoi se puso de pie y se dispuso a buscar su vestimenta. Semi-desnudo, se paseó por la habitación ante un sirviente que atinó a ver a otro lado, pero no dejó de regañarlo. — Esto será muy malo para usted. ¡No sabe que pueden abrirse sus heridas! Además... tiene indicados antibióticos. — comentó mientras la vía retenía al shinobi de alejarse mucho del suero. — ¡Oh! ¿Esto? —. Se la arrancó sin más, sonriéndole y tomando una gasa de la mesa de luz para luego pegarla con una cinta hipoalergénica a su antebrazo, donde la vía se internaba antes, intentando detener así el leve sangrado. El ardor era casi placentero, pues el dolor había desaparecido gracias a su técnica.

Aoi se tomó su tiempo hasta que logró vestirse. No sentía dolor, pero si una tirantez en sus heridas, todavía bastante frescas, y sabía que sería peligroso moverse demasiado o bruscamente. El sirviente suspiró. — No me deja otra alternativa, señor. Permítame acompañarlo y ayudarlo a llegar a la sala de reuniones. — le dijo acercándose, agitando la cabeza en señal de desaprobación. — Pero iremos a paso lento, nada de correr. —. Aoi le sonrió y asintió, dejándose ayudar y saliendo con algo de apoyo de su habitación. — Esto me gusta un poco más, ¿ves? Gracias.

La reunión ya había comenzado, o se disponía a hacerlo. En la sala de reuniones ya se habían juntado todos cuantos confirmaron su asistencia, pues el sirviente que fue enviado en primer lugar por Fujitora a llamar a todos, le hizo saber al oído, minutos antes de la reunión, que Aoi no asistiría, pues estaba descansando tras su operación. Antes de entrar, la puerta había sido cerrada, y los cuatro asistentes aguardaban fuera, un poco alejados de la misma. Levantaron sus cejas en signo de sorpresa al ver acercarse a su compañero, ayudando a Aoi a avanzar tomando su brazo. — Si me permite, puedo continuar solo desde aquí. — le susurró el peliazul de la hoja unos metros antes de las puertas dobles. — ¿Seguro, señor? Puedo acompañarlo si desea, Fujitora-san no tendrá ningún problema. — respondió con preocupación. Aoi negó dos veces.

Cuando el hombre que parecía orquestar la bienvenida daba sus últimas palabras antes de sentarse, las puertas se abrieron, rechinando levemente. Aoi se asomó e ingresó por sus propios medios, con la mayor naturalidad que pudo. Sus botas negras sonaron mientras caminaba por el místico suelo de madera, y avanzó apenas una cortísima distancia antes de encontrarse con su silla, la única que daba completamente la espalda a la puerta. Desde fuera, su acompañante cerró la puerta tras observarlo y asentir en dirección a Fujitora. A su izquierda, el intrépido comerciante Samuru, por quien ya se había hecho pasar hacia más de un mes; a su derecha, su compatriota y amigo Denji, a quien no veía hacía más de unos días largos. Retiró un poco la silla, y rodeándola se sentó, permaneciendo erguido y atento al devenir de la reunión. Una sonrisa muy característica se mostraba en su rostro, impasible. Su cuerpo sufría, pero aquellos impulsos nerviosos no llegaban a su cerebro, que se concentraba para oír el alocado plan que buscaba darle fin al Imperio y las interminables guerras.
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Con su rostro iluminado por la determinación y los ojos centelleando con pasión, Kaito se pone de pie desde su silla al centro de la mesa, una sonrisa se dibuja en su rostro al ver a aquellos que han respondido al llamado. Su voz, firme y resonante, llena la habitación mientras habla con convicción:

Compañeros, hermanos de propósito, hoy nos reunimos aquí no solo como individuos, sino como los arquitectos de nuestro propio destino. Desde lo más profundo de mi ser, siento la urgencia de nuestro propósito, la necesidad de liberarnos de las cadenas que nos atan a un mundo de injusticia y opresión nos han unido aquí, hoy por primera vez desde que aquel que me unió a esta causa partió tenemos la fuerza para comenzar a plantar cara a las fuerzas que se hacen llamar orden.
Inspirados por la idea de la libertad, hemos juntos de forjar un camino audaz hacia un futuro donde cada alma respire el aire de la verdadera autonomía. Pero no nos engañemos: el camino hacia la libertad está sembrado de desafíos y adversidades. Nos enfrentamos a enemigos poderosos que se aferran al status quo, a aquellos que desean mantenernos en la oscuridad de la tiranía, todos aquellos que en nombre del orden han sumido a millones en la perdida y el dolor, solo por mantener su poder, hoy cada hombre mujer y niño ahí fuera, viven presos de su propio miedo, el imperio los tiene presa del miedo bajo una falsa seguridad de los criminales con que ellos mismos trabajan, criminales que ellos permiten manden a sus anchas, solo basta con recordar lo que han hecho con el país del viento, y como se los han permitido.- Kaito tragó saliva un momento mientras recordaba antes de continuar.

-Sin embargo, en medio de la oscuridad, vislumbramos la luz de la esperanza. Kakusei es esa luz, somos, esa esperanza, la vanguardia de un cambio radical, dispuestos a desafiar lo establecido y a derrocar los cimientos podridos de la injusticia. Cada uno de nosotros lleva dentro el fuego de la revolución, la determinación de luchar hasta el último aliento por un mañana mejor.-

-Para mí, esto va más allá de una simple misión. Es una cruzada personal, una batalla que he llevado en mi corazón desde mi juventud. He sido testigo de la devastación causada por la opresión y la corrupción, y he jurado ante los dioses y ante mí mismo que nunca descansaré hasta que cada cadena sea rota y cada alma sea libre.-

-Por eso hoy, frente a aquellos con quienes comparto propósito, por quienes estoy dispuesto en cuerpo y alma , propongo que demos un paso audaz hacia nuestra visión. Propongo que dirijamos nuestra mirada hacia Kusagakure, una piedra angular del sistema corrupto que se interpone en nuestro camino hacia la libertad. Es hora de dar un primer paso y desafiar de frente a aquellos que nos oprimen, de enfrentarnos a nuestros enemigos con valentía y determinación, tomando Kusa, podríamos tener un primer bastión para comenzar a avanzar en nuestros objetivos.- 

Sentándose de nuevo Kaito miró en dirección a Fujitora antes de continuar con su mirada al resto de miembros, y levantar la mano izquierda haciendo una señal. 

Del fondo de la habitación uno de los múltiples hombres de servicio, tomó una caja negra de las encimeras junto a la puerta y comenzó a repartir pequeños pergaminos, cada uno, de un color característico, cada uno correspondía a aquel color característico en la túnica de cada uno de sus miembros.

Con los pegaminos entregados, el marionetista abrió su plateado pergamino y continuó  -Mi plan es simple. Atacaremos Kusagakure con precisión y determinación, golpeando donde más duele y debilitando sus defensas desde adentro. Aprovecharemos la confusión y el caos para sembrar las semillas de la rebelión, para inspirar a aquellos que anhelan la libertad a unirse a nuestra causa para tomar la villa.-

Con un gesto de determinación, Kaito continúa explicando el plan detallado de invasión mientras señala en el pergamino cada punto a tomar en cuenta acompañado de algunas imágenes de sitios destacables de conocimiento común dentro de la aldea:

-Primero, debemos comprender a nuestro enemigo. La inteligencia será nuestra mejor arma. Desplegaremos a nuestros espías más hábiles para recopilar información crucial sobre la aldea, sus defensas, puntos débiles y patrones de movimiento. Necesitamos conocer cada detalle, desde el número de guardias hasta la ubicación de sus recursos estratégicos. Infiltrarnos será nuestro siguiente paso. Utilizaremos nuestras habilidades ninjas y nuestra astucia para pasar desapercibidos entre las sombras. Disfrazados como civiles, comerciantes o incluso shinobis errantes, nos mezclaremos con la población local, recopilando información vital y esperando el momento adecuado para actuar.
Una vez dentro, sembraremos el caos desde adentro. Utilizaremos tácticas de guerrilla para desestabilizar la aldea desde sus cimientos. Sabotaje, incursiones sorpresa y disturbios civiles serán nuestras herramientas para minar la autoridad del liderazgo y debilitar su moral.
Simultáneamente, prepararemos nuestro asalto principal. listos para lanzar el ataque cuando sea el momento adecuado. Utilizaremos la oscuridad de la noche y la sorpresa a nuestro favor, atacando con ferocidad y determinación cada punto que hayamos considerado clave
Dividiremos nuestras fuerzas en equipos especializados, cada uno con una misión específica. Algunos se encargarán de desactivar las defensas exteriores, mientras que otros se infiltrarán en el corazón de la aldea para enfrentarse a sus líderes. Coordinaremos nuestros movimientos con precisión, asegurándonos de mantener la comunicación constante y adaptarnos a cualquier contratiempo.
Una vez que hayamos asegurado el control, procederemos a establecer un control provisional favorable a nuestros intereses. Liberaremos a la población del yugo opresor de sus líderes corruptos y trabajaremos para reconstruir la aldea desde sus cenizas, creando un nuevo amanecer de libertad y justicia.

Concluyendo su explicación, Kaito mira a sus compañeros con una mezcla de determinación y confianza.

-Juntos podemos hacer historia. Podemos escribir un nuevo capítulo en los libros del destino, uno donde la libertad y la justicia reinen supremas. ¡Unámonos y marchemos hacia la gloria, hacia un futuro donde cada paso nos lleve más cerca de la verdadera paz!-

Con estas palabras, Kaito concluye su discurso, dejando que el eco de su voz resuene en la sala
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Poco a poco, el resto de integrantes de Kakusei entran a la sala. A todos ya los conoce, al menos de vista. Se ha asegurado que, desde las sombras, pueda enterarse de cada shinobi o kunoichi que opte ingresar a la organización, una que es realmente importante para nuestro protagonista. Sin embargo, no abandona su postura de relajo ni aparte el sombrero de su cara. Esto cambia cuando ya todos están en sus puestos y Fujitora comienza a hablar. Entendiendo el mensaje, baja los pies de la mesa y se acomoda. Eso sí, no pierde oportunidad para interrumpir un momento. — Que dejes de comer, Renji. — Menciona entre medio de una risita. Luego, guarda silencio y permite que se desarrolle correctamente la hora de los discursos.

Escucha atento todo lo que mencionan, más aun lo dicho por Kaito. En la mente se Samuru aparece el recuerdo de Rhooh, uno de los primeros shinobis que invitó a unirse a la causa y sorpresivamente fue quien trajo a este bando al experto en marionetas. Hay varios ninjas que han pasado por este ideal, pero no todos han logrado llegar a este punto, uno en donde finalmente puedan dar un primer gran paso. El hecho de elegir Kusagakure es clave. Quizás no sea la aldea más grande, pero tampoco cuentan con un ejército capaz de derrumbar a las inmensas potencias mundiales. Pero con algo hay que empezar, y crecer desde ahí les puede permitir que, con el tiempo, logren crecer su poder militar para dar golpes que imapcten al mundo entero.

En soñar no hay precios ni imposibles.

Toma el pergamino entregado y lo observa. Sin duda es información útil, pero depende de qué tan bien sea utilizada. No pueden simplemente ir y arrasar una nación, no tendría sentido. La idea es apoderarse de ella y gobernarla. El objetivo siempre ha sido mostrarle al mundo que hay formas distintas de gobernar, y para eso se necesita un pueblo, uno que poco a poco vaya creyendo en que hay un camino diferente, un mejor destino al cual entregarle el futuro. Por esto mismo es clave que Kaito haya especificado el atacar a las principales cabezas de la aldea, a aquellos que no han intentado ir más allá y solo se han convencido de mantenerse a la sombra de los grandes con tal de sobrevivir. Su falta de ambición genera decepción, incluso asco.

Una vez toda haya sido dicho por la voz campante de la reunión, Samuru opta por abrir la boca. — Creo que soy la persona más indicada para comenzar con la infiltración. Puedo moverme con total libertad para adquirir información que nos pueda ayudar en la estrategia. Claro, siempre puedo necesitar a alguien que cubra mi espalda. Después de todo, soy débil. — Y claro, él se ha presentado, a excepción que con Renji y Arata, como un simple mercader, uno que puede aportar muchísimo a la economía de la organización. Pero también en estas labores donde el poder moverse con libertad es clave, también puede aportar.

Si necesitan capital para financiar armas, pueden hablar conmigo. Sabido es que necesitamos ir con el mejor arsenal posible si queremos derribar a los ninjas que ahí mandan. No serán simples debiluchos. — En esto último utiliza un tono de voz muy serio, queriendo transmitirles que lo que harán a partir de ahora no es un simple juego de niños. Es casi como declarar la guerra y enseñarle al mundo que un nuevo bando quiere competir, quiere hacer temblar los cimientos hasta ahora construidos en beneficio de unos pocos.

Kusagakure no es el objetivo, sino que simplemente un impulso que les permita alzar la voz y presentarse ante todos.
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— ¡Eh! — El rubio casi se atraganta ante el comentario de Fujitora y luego con la intervención de Samuru, lo obligan a bajar la bolsa y dejar de comer, aunque no deja de masticar las frituras que ya tenía en la boca, lo que hace un poco de ruido antes de ceder ante el silencio absoluto.

La reunión procede bajo la tutela de Fujitora, quien luego cede la palabra al joven Kaito, experto en marionetas. El marionetista explica un poco sobre el origen de la situación de Kakusei, así como muchas de las motivaciones personales del shinobi para la fundación, o más bien, el seguimiento de una idea que fue creada por otros shinobis, desconocidos, probablemente.

"¿Sembrar las semillas?" Esto agrada al rubio, quien levanta su diestra muy emocionado y toma la palabra sin importar si eso causa molestia al resto. — ¡Yo sé mucho de sembrar! Puedo encargarme de eso. — Comenta y vuelve su mirada al pergamino. Hay mucho que no termina de comprender, pero simplemente suena como algo muy "emocionante", de hecho, es el factor principal por el cual las acciones del rubio van a favor de Kakusei.

Samuru interviene, dejando muy clara su posición y cuál será su aporte mayoritario para el movimiento de infiltración. Renji entonces tiene una ligera idea, quizás su más reciente experimento podría servirle para extender el control sobre los ciudadanos de Kusagakure. — Apoyo su idea. Con respecto a uno de los tantos puntos... — Ejecuta una ligera pausa y observa el pergamino unos cuantos segundos. — Creo que comprometer las estructuras puede ser un buen movimiento. Me encargaría de ello si me lo permiten. Hacer fallos dentro de la aldea que compliquen la logística de respuesta puede ser bastante beneficioso para nosotros, ya tendremos tiempo de reconstruir. — Todo apunta a que el rubio entiende que la aldea pasará a ser de su posesión, de Kakusei en este caso.

Dicho esto, guarda silencio y medita sobre sus palabras y los muchos pensamientos que invaden su mente. Tiene un millar de ideas, pero debe organizarlas antes que nada; en todo caso, se verá colaborando con algún otro miembro para llevar a cabo toda la operación de su lado.
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La reunión estaba tornandodose bastante seria e interesante, más de lo que esperaba en el fondo, ya que no es como que le gusten mucho, este tipo de charlas. Al igual que la mayoría, permaneció en silencio, aunque revelando un semblante aburrido. El largo discurso de Kaito, indicaba la invasión a una Aldea tan corrupta como Otogakure, en sus tiempos, según había escuchado Denji, con sus contactos del bajo mundo. Anteriormente, sólo socializar mucho con ese tipo de personas. " Va a ser difícil para mí controlarme. Pero, tendré que minimizar las bajas civiles y no convocar a los Kairō, delante de estos tipos. " Claramente los pensamientos del de ojos cian, se salen un poco de los ideales de la organización, debido a que él  no tiene un buen autocontrol de sus acciones.


— Coincido con Renji. — Se pronunció, con los ojos entrecerrados. — Me encargaré de los fuertes, hasta cierto punto to. Como ya saben, mi fuerte es el combate cercano y ataques destructivos, por esa parte puedo colaborar con la neutralización, del centro de comunicación y demás posiciones estratégicas, que deberemos destruir o capturar. — Comentó el muchacho, dejando en claro que es lo que podría hacer. La infiltración, en sí, no va a ser sencilla, se debe buscar una forma... Todos los presentes, poseen cantidades absurdas de chakra, así que, que varios Chakra poderosos entraran de golpe, activaría las alarmas. Así que, se debería tener una alternativa. Cruzó los brazos y no volvió a decir ninguna otra palabra, ya había opinado, y ya dijo lo que tenía que decir, resultara de utilidad para la reunión o no, solo expuso el límite de sus capacidades, que bien sabe que sus compañeros también la tienen, así que eso también era bastante genial.
El primer golpe de la organización. ¡¡Las sombras se pronuncian y alzan, para construir un mundo mejor!!
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Escuche con atención cada participación dada, tomando en cuenta cada uno de los presentes y sintiendo incluso como el silencio de uno que otro respondía  a las interacciones que se mantenían en la mesa, en mi cuerpo se podía notar que estaba tranquilo, aunque estuviera en silencio,  no se sentía un disgusto de mi parte. Una vez me acabe el cigarrillo, apague este en el cenicero  y saque una servilleta de mi bolsillo, para las personas cercanas, iban a notar que esta tenia un olor, uno que iba a quitarme del tabaco en mis dedos. Limpie mis manos y volvi a guardar aquel papel, afirmando con el rostro sin necesidad de interrumpir a cualquiera de los colegas que en ese momento estuviera hablando.

De buenas a primera solo analice el discurso de cada uno o por lo menos la palabra y la forma de tomarlo, aunque tuviera o no muchas cosas que decir, no iba a  tomar la palabra o por lo menos no a dar uno de los discursos que se me puede ocurrir, ya la batalla había demostrado mucho de nosotros pero sobre todo que aun no confiamos o por lo menos un grupo no confiaba del todo ¿Estábamos entregados al 100%? Tal vez éramos varios compartiendo un mismo interés y desconfianza. Una vez termine de guarda lo que hace minutos me limpiaba las manos, aclare mi garganta y eleve mi mano, señalando el cielo - Hola - Dije con un tono tranquilo -  Estamos aca por un propósito que compartimos con distinta pasión pero con un mismo fin ¿No? Pero creo que, tal vez me equivoque, que aun no confiamos del todo en nosotros y es algo natural entre nosotros  pero yo dare un paso mas adelante  aunque tal vez lo que voy a decir ya algunos o pocos lo saben: Mi capacidad para "leer" mentes es increible - Observo a Kaito quien habia tomado el rol principal de esta noche - Así que si aquí hubiese un traidor, creo que esta en el lugar equivocado - Suspiro- Irónicamente pueden decir: ¿Y como no sabes que el traidor eres tu? - Me señalo- Yo aprendí a saber quien puede fallar por la mente, algo certero, creo que aquí todos saben quien pueda o no ser traidor, de igual forma a las pruebas me remito,  Con esto no busco amenazar, tal vez es una pequeña introducción de: Si capturamos a la hormiga, llegaremos al hormiguero sin perdernos - Baje mis manos y afirme con el rostro de nuevo, observando a cada uno -  Tengo una palabra que siempre digo y hoy quiero compartir con ustedes: Pase lo que pase, estamos del lado correcto de la historia. 
Pienso/Hablo/Albert
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El Emperador
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El ojicarmesí hacía lo posible e imposible por mantenerse enfocado en la reunión. No es que no le interesase lo que sus compañeros opinaban sobre aquel plan suicida que el lider había considerado poner en marcha, sino la falta de motivos del propio Iwanin de participar en tal maniobra. Lo único que podía ver a futuro eran bajas, y no necesariamente del bando contrario. El reto, sin embargo y muy en el fondo, si le revolvía las ideas. ¿Valdría la pena? Se cuestionaba una y otra vez.

No fue hasta que Samuru dijo las palabras mágicas, unas que prácticamente le garantizaba al resto del equipo la participación del Jiki en tal épica. En su cabeza, las palabras del mercader de las estrellas sonaban más como “Dinero ilimitado” que como lo que en realidad había querido decir. Y no solo eso; si Samuru se encargaba de quitarle el peso monetario de encima, todo lo demás sería ganancia. Definitiva y rotundamente; Arata estaba dentro.

Su lenguaje corporal entonces cambió. De aguantar bostezos pasó a inclinarse hacia adelante, apoyando sus antebrazos en el borde de la mesa.

— Me preocupa un poco el desconocimiento. — inició su intervención cuando tuvo la oportunidad. — Nunca he pisado la aldea, y no conozco a nadie de allí. ¿Cómo sabremos identificar a los fuertes de los débiles? Nuestros objetivos no tendrán una diana en la espalda precisamente. Y las aldeas más chicas tienden a tener un sistema militar un poco más… desorganizado. — su cuestionamiento estaba bien fundado. Si querían acabar con los fuertes había que decidir qué criterio se tomaría en cuenta. — Y, por favor, hagan lo posible por mantener los destrozos al mínimo. Una aldea medianamente intacta vale más que un montón de ruinas. — otra preocupación bien fundada.

— Por otro lado… — dio un sorbo de la bebida que uno de los sirvientes había traído. — … conozco hasta cierto punto las habilidades de la mayoría de los presentes. No dudo que sean… — reconsideró. — … seamos shinobis capaces de esta hazaña. Pero no confío en nadie de esta sala para decidir cuál es la mejor función de cada uno. Y necesitamos esa certeza. Necesitamos explotar cada minúscula capacidad que tengamos si queremos salir victoriosos. — fijaría la mirada en Kaito. — Kaito, ¿te consideras buen estratega? ¿Vale la pena poner el cuello en la guillotina para seguir tu plan? — fue directo y tajante. Quería evaluar el temple de su lider.

Quedaría atento a cualquier respuesta o intervención de los otros, demostrando genuino interés de ahí en más.
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Última modificación: 02-04-2024, 01:34 AM por Killua Yotsuki.
Killua se sentó y mientras se ponía su capa roja, con el Kanji de muerte, bebía un gran trago de Sake y escuchaba a sus nuevos compañeros. Se sorprendio un poco de que Aoi lograra moverse después de la operación.
"Muchacho duro, si se le abren los puntos no me hare cargo jaja."  Pensó Killua.

Kaito fue el que explico el plan, como se esperaba del líder, indico que el plan era invadir la aldea de Kusagakure. Un pergamino rojo seria entregado al Yotsuki con detalles de la estructura de la aldea y demás objetivos. Killua lo ojeo por arriba con pocas ganas, los mapas no le atraían demasiado, no obstante el plan si era interesante por lo que al escuchar el objetivo de kakusei, una sonrisa se deslumbro en su rostro imaginando un campo de batalla sangriento y la posibilidad de enviar varios sacrificios en una sola noche.
"Invadir una aldea eh? interesante, seria un buen escenario para lucirme, aunque enfrentarse al imperio será complicado y riesgoso, pero la recompensa podría ser jugosa igualmente, mmm ¿podre confiar en la fuerza de estos sujetos para dicha tarea? "

La justicia o los valores éticos y políticos poco le importaban al Yotsuki, su único objetivo era el dinero y porque no matar a unos cuantos indeseables en el camino y en ese sentido esta organización parecía coincidir parcialmente con tal objetivo, por lo que aliarse con ellos le era beneficioso. Así y todo no confiaba aun en ellos y por lo tanto solo seguiría las ordenes que le resultaran convenientes a el y priorizaría su vida antes que la del resto.

Entre aquellos miembros, Samuru se ofreció para la infiltración pero dijo ser débil.
"je, patetico" Pensaría Killua."no le cubro la espalda a debiluchos" 

Renji por su parte se ofreció a destruir estructuras.
"Mm si será útil hacer eso sin dudas... chico astuto".

Denji indico que su fuerte era el combate cercano, a lo que Killua replico igualmente.
-Lo mismo, mi fuerte es combatir, les dejo la logística y las cosas complicadas a ustedes, a mi solo indíquenme a quienes matar- Menciono Killua

Luego Adán diría algo de leer mentes, pero Killua se distraería de nuevo pidiendo más sake y comida a los sirvientes.
Arata por su parte, dijo algo bastante astuto, el plan aunque sonaba bien en la teoria, en la practica requeriría de una gran logística y estrategia para funcionar bien y considerando que el grupo era nuevo, había muchas cosas que podrían ir terriblemente mal si no eran lo suficientemente coordinados. Además, si no contaban con algo de información anticipada de las fuerzas del enemigo, el plan bien podría ser una muerte asegurada. Por lo que Killua si presto atención a esta parte, después de todo hasta un inmortal puede ser capturado o sellado.
-Hablo-
"Pienso"
pasivas
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Haría caso a las palabras de Fujitora, quien indicó incluso dónde debía sentarse. En el espaldar de la silla había una túnica, una palabra con Kanji negros se había podido apreciar y de inmediato, su vista notaría que cada silla tenía una. La organización estaba empezando a moverse y todo parecía indicar que esa reunión no era del todo un llamado ordinario. Los sirvientes del lugar se marcharon cuando se dio la orden y la reunión dio inicio.

El regaño a los chicos había sacado de ella una sonrisa ladina que no logró ocultar. Casualmente se llevaba bien con los que habían regañado y eran de paso, algunos de los más fuertes del recinto. A Killua, a Samuru y a Aoi no les había visto, a los demás más que haberlos visto, eran personas con las que ya había tenido un contacto previo y claro, estaba Adán, su mejor amigo, justo a su izquierda.

Posteriormente, un discurso único había sido brindado por Kaito, tenía la motivación y el fuego suficiente para hacerles sentir que estar ahí les daba cierto estatus, que tenían cierto privilegio, pero no solo eso, sino también la posibilidad de tocar, aunque fuera por cortos instantes, el sueño que quizá más de uno allí tenía: Liberar del mundo shinobi la opresión que vivían las aldeas.

¿Atacar… Kusagakure?— pensó de inmediato sin poder evitar mirar a Adan y la reacción de este.

Kaito expuso los puntos importantes y desde allí todos empezarían a intervenir. Sin embargo, Arata, que había sido el último, había dado justo en el punto que Kaname estaba dilucidando: Desconocimiento, el tema de los destrozos, y aún la incapacidad de saber que grupos y como podrían colaborar estos entre si.

Estoy de acuerdo con Arata— indicó Kaname luego de que Killua hablara. —El plan de una invasión requiere demasiada organización: La infiltración y el conocimiento de la aldea, de su fuerza militar y hasta de como podemos mimetizarnos nosotros para lograr ese objetivo… Sin embargo, lo más importante es ¿por qué Kusa y no otra aldea? Y además de esto ¿hasta que punto esta invasión no será un reflejo de lo mismo que ha hecho el sistema con las aldeas dejando destrucción, muerte y devastación? No podemos simplemente decir que vamos a invadir y a matar, sino que luego de que se realice tendremos que mantenernos en el poder de la aldea si la intención real es ganar terreno. ¿Qué se le dirá a los habitantes de Kusa para que nos respalden?¿Cuál es la protección que les brindaremos?— hizo una pausa —Y luego... ¿Qué pasará después de la invasión? Las cinco grandes naciones no se quedarán esperando a que crezcamos, es probable que intenten reducirnos ¿cómo combatiremos eso? Sabemos que la fuerza rebelde podría apoyarnos, ¿pero contamos con ellos?— sus palabras eran, al igual que la de Arata, concisas y bastante centradas. Esto ya no era un juego y si iban a apostar por Kusa, entonces el plan debía estar completo y lo más claro posible.
[Imagen: Firma-Kaname.jpg]

Hablo - Pienso - Narro
Creaciones - Cronología - Id. falsa

Bonus

Inventario
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El discurso de Kaito se fue tejiendo entre palabras y frases que ya había oído de múltiples idealistas. De hecho, uno bastante importante estaba presente en esa sala. El misterioso hombre le perjuró que eran algo diferente de la Rebelión, y es que... ¿no eran suficientes los fracasos de la misma para desalentar a los shinobis de intentar rebelarse contra el sistema? Aoi estudió a Adan mientras el Chikamatsu hablaba.

— Bien, creo que fuiste un poco evasivo el día que nos reclutaste, Kaito. Pero viendo a alguno de los presentes, me doy cuenta que los tiros no van muy lejos de la Rebelión. — dijo volviéndose a Adan de manera muy clara. — ¿La Rebelión del Fuego financiará este encargo? Supongo que tenemos recursos, claro, pero eso daría una seguridad mucho mayor que la simple palabra. Se trata de una operación para derrocar a toda una aldea oculta.

Escuchó las preocupaciones de Arata, lógicas sin duda, al igual que las de Kaname, quien adhirió. Pudo reconocer a esta última, al igual que el Yamanaka, pero como otra colega, jounin de Konoha, a quien se había cruzado en reuniones y operaciones anteriormente. — Si la operación va enserio, no habrá problema por el después. — Aoi se inclinó hacia adelante, haciendo un gesto de leve dolor por la tirantez de sus heridas. Levantó el índice antes de volver a hablar. — Tampoco por la población y su respuesta. Se necesitará un gobierno de control provisional, que sea favorable a nuestros intereses y responda directamente a nosotros. Ninguno es oriundo de la Hierba, así que proponerse cualquiera como candidato esperando la aprobación de las masas es una tontería. Lo mejor que se puede hacer es contar con alguien local. Un shinobi lo suficientemente joven como para encarnar las ideas del cambio, pero lo suficientemente nacionalista para encender los corazones de los habitantes. Puedo encargarme de eso, les fabricaré a su líder ideal, un joven de alto rango y honor impoluto en Kusagakure, quien gobernará durante los próximos años. Además, hacer esto nos librará de tener que lidiar con el resto de aldeas. Un cambio de líder es menos chocante que la conquista y destrucción de una aldea entera, ¿no? — inquirió volviendo a mirar a Arata. — Y está en lo cierto. Se necesita un trabajo de inteligencia fino, es más importante que tener shinobis poderosos en nuestras filas. Creo que la toma del poder debe darse desde dentro. La infiltración, la recolección de información y hasta tantear los bandos dentro de la Hierba. Seguramente haya una facción detractora del gobierno actual, y debemos foguearlos, posicionarnos ahí, y hacer que la toma del poder se desarrolle de manera más orgánica.

Relajado, se echó atrás en su sillón y se frotó la cara. — Puedo meterme hasta la cocina del Kusakage, si es necesario. Puedo saber como piensa, qué hace y hasta qué le preocupa. — dijo levantando las manos y sonriendo. — Hasta puedo reemplazarlo unos días, nadie lo notará siquiera.
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