Rango D- Mantenimiento al Sol
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La contestación de Kaito consiguió acentuar la sonrisa en su rostro, y sonsacarle una pequeña risa entre dientes ante las positivas palabras arrojadas en su dirección. -Gracias por considerarlo así, siempre sienta bien escucharlo. Aunque si me permites ser un poco pedante... Quiero pensar que estoy por encima de ser noble. No de mala manera, sino que prefiero mantenerlo como un "Hacer lo que considero correcto" más que "Hacer algo bueno o lo malo". Después de todo, siempre llega algún día en que debes escoger entre lo correcto para ti y lo correcto para los demás, incluso con las intenciones mas nobles, ¿no te parece?- Comentó, aportando su propia porción de experiencia a la conversación; tétrico como fuera, era una frase que no lo había defraudado hasta ahora. 

Sus palabras, aunque no consiguieron removerlo de la tarea en la que se encontraba ahora mismo, si consiguieron disminuir notablemente el ritmo del paso al que las realizaba, ralentizando notablemente la limpieza del polvo en el lugar y la organización de las decoraciones en el recibidor.

Aun así, la paz que generaba una tarea de movimientos tan repetitivos y poco proceso mental le permitía viajar a los confines de su mente, procesar aquellas ideas que estaban pendientes en su lista y liberar cualquier cantidad de estrés en cada movimiento del plumero o escoba, según dictara el momento.

-¡Ah, tienes razón! Cuanto más nos desviemos de la tarea, más tardaremos en acabar cada tarea en mano.- Asintió instintivamente, otorgando la razón a su compañero, accediendo a aumentar el rendimiento de las tareas de limpieza tal que pudieran acabar antes y, con suerte, quedar con abundancia de horas diurnas para lo que les apeteciera por ese día. 

Un razonable tiempo más tarde, una nueva pregunta se manifestó en la interacción entre el peliazul y el albo. -¿A edificios religiosos, dices? Si tomara "explorar" muy literalmente... No mucho. Pero sí he visitado bastantes iglesias, si tomara esa palabra un poco más a la ligera. Mis viajes me han llevado a una cantidad de lugares con esa designación, cada uno con creencias tan diferente como el día de la noche. Es una experiencia bastante educativa mientras la tomes como una visita académica; las peleas entre religiones pueden tornarse bastante agitadas muy rápidamente, pocos les gusta ceder la razón en cuanto a sus creencias. Y lo mejor siempre es respetar a los locales por encima de todos, al final un viajero no es más que un visitante tomando de la comida y el tiempo de otros, por más estés pagando por ello.- Comentó en un tono alegre, agradecido por recibir tal cantidad de preguntas hacia su persona que le permitía divagar y extenderse de sobremanera con respecto a sí mismo. Era agradable dejarse llevar de tanto en tanto. Pero lo justo era otorgar el mismo trato de manera bilateral. -¿Y tu? ¿Has tenido oportunidad de hacer buenas experiencias en lugares así?

La conversación se extendió hasta el agotamiento verbal, tal que el paso del tiempo se dilató y los transportó directamente hasta el final de su tarea. El recibidor brillaba del trato que se le había entregado, un tacto delicado que removía cada impureza reversiblemente adherida en los materiales que lo componía, además de algunos toques adicionales con el tiempo que sobró al equipo asignado al espacio presente. Y sin ninguna habitación más por arreglar, llegaba la parte que hacía brillar los ojos de los presentes: La recompensa. 

Aunque antes de dirigirse a ello, respondería a la propuesta con una sonrisa vibrante en su rostro y el pulgar extendido sobre su puño cerrado, un ademán de aprobación amigable de parte del albo a Kaito. -¡Seguro, sería perfecto! Ayudaría muchísimo descansar un rato, y pude ver en la biblioteca multitud de contenido interesante que me agradaría llevar conmigo a casa; si Akami nos da el visto bueno, encantado los llevaría conmigo con todo el cuidado del mundo.-



Narración general:

Madera prístina que componía los enormes estantes de libros, losas de cerámica que brillaban con los rayos del sol que entraban por cada pequeño espacio disponible, un vibrante jardín verde que empezaba a retomar fuerza en su hipnótica apariencia y, finalmente, una entrada reorganizada que conseguiría encarrilar la experiencia de las visitas a un edificio en decadencia, con tal falta de mantenimiento que habría quien diría se trataba de la entrada a una catacumba hecha con los materiales y el mensaje incorrecto. 

Gracias al esfuerzo proporcionado casi caritativamente por los cuatro Shinobis (porque ahora mismo estaban ganando notablemente menos que una persona profesionalmente dedicada a la limpieza por un edificio de estas proporciones), el edificio de carácter religioso pudo regresarse a si mismo a una época de estética en el que no parecía que un parpadeo con la suficiente fuerza tumbaría una viga de soporte, y de allí derribaría toda la integridad hasta que no fuese más que pilas de materiales resquebrajados y carcomidos por la hambrienta fauna y flora; un regalo del cielo para cualquier necesitado o buitre que quisiera apropiarse de los pedazos faltantes para hacerse con un billete rápido o una improvisada vivienda de cuatro paredes y un techo con filtraciones. 

Podían inflar el pelo y caminar con orgullo, habiendo sido partícipes de sacar lustre a la Iglesia Amaterasu. Y aunque por supuesto no había sido una restauración total, pues sabía Dios quién estaría dispuesto a poner toda la mano de obra necesaria, al menos las fachadas se sostendrían por unas cuantas fechas más. Si los creyentes ignorarían la reputación que el edificio se había montado por su reciente estado decadente o no... Eso era algo que debía verse con el tiempo. Historia para otro día.

Por ahora venía la parte atractiva del trabajo: La paga. En la biblioteca, sobre una de las mesas más alejadas y ocultas entre las filas de libros organizados, habría un saco de monedas para cada uno de los integrantes presentes; todos contenían una cantidad idéntica de dinero, la compensación monetaria respectiva por los deberes desempeñados el día de hoy. 

Aunque quizá un voto de fe enorme de parte de quien debería entregar el efectivo en mano, los perfiles de la mayoría eran lo suficiente sanos mentalmente como para no tener que vigilar que nadie se robara el dinero y saliera por la puerta grande. Y si resultara el caso contrario, era importante recordar que no sería difícil caer en manada al que intentara hacerse el listo de parte de los otros integrantes. Y que la monja encargada del sitio tenía un historial kunoichi capaz de poner alerta a muchos.

off
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Kaito asintió con aprobación ante las palabras de Yukine, mostrando una sonrisa mientras continuaban con su labor de limpieza en la iglesia. La conversación se desvió hacia experiencias en edificios religiosos, y Kaito compartió sus propias reflexiones sobre el tema. Expresó que no conocía ninguna otra iglesia o edificio religioso, añadiendo que su experiencia en ese ámbito era limitada. A medida que charlaban, el tiempo pasaba y, finalmente, lograron completar la tarea asignada.

Al llegar al punto de la recompensa, Kaito respondió positivamente a la propuesta de Yukine, expresando su deseo de descansar un rato y revisar la biblioteca. -Claro, suena como un buen plan. Podríamos aprovechar y aprender algo nuevo-, dijo Kaito con gestos amigables, reflejando la cooperación efectiva entre los dos shinobis. Aunque la jornada de trabajo no fue especialmente lucrativa en términos financieros, la satisfacción de devolverle el esplendor a la iglesia Amaterasu era una recompensa en sí misma.

Después de la jornada de trabajo, Kaito se sintió satisfecho con la labor cumplida. Observó a su alrededor, apreciando la transformación positiva que habían logrado en la iglesia. Agradeció a sus compañeros por la colaboración y esperó a ver si Akami tenía alguna instrucción adicional o si podrían tomarse un merecido descanso antes de emprender nuevas aventuras.

Con el edificio restaurado a un estado más presentable, los dos shinobis se dirigieron a la biblioteca para recibir su compensación. Un saco de monedas aguardaba en una mesa, y cada uno de ellos recibió su parte proporcional por los servicios prestados. A pesar de la falta de vigilancia directa, la confianza entre el grupo permitió que el proceso transcurriera sin incidentes notables.

Kaito, después de agradecer a Yukine y sus compañeros, se volvió hacia su sensei Akami con respeto. -Gracias, sensei, por esta oportunidad. Ha sido una experiencia valiosa-, expresó Kaito con sinceridad. Akami, con una expresión satisfecha, le entregó el dinero correspondiente y le dedicó unas palabras de aliento.

Con su paga en mano y nuevas lecciones aprendidas, Kaito se despidió de sus compañeros con un gesto amigable y se retiró del lugar con una sensación de cumplimiento. La experiencia en la iglesia Amaterasu no solo había fortalecido sus habilidades como shinobi, sino que también había dejado una huella positiva en la comunidad. Ahora, estaba listo para enfrentar los desafíos futuros que le deparara el mundo shinobi.
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Tras finalizar las tareas impuestas para la restauración y mantenimiento de la iglesia Amateratsu, nos congregamos en el vestíbulo y fuimos avisados de recoger la prima por tal esfuerzo en la estancia de la biblioteca. El resto de chicos fueron uno a uno a por su recompensa, y en fila fuimos accediendo hasta donde se suponía que aguardaba el dinero, tan ansiado como odiado a veces. Despidiéndome del resto de jóvenes con algunos gestos con la cabeza y la mano, pronto volví a internarme de nuevo en la biblioteca para recoger la bolsa, los estantes ya lucían en las posiciones que le correspondían y los libros en sus espacios catalogados por orden alfabético como solía hacerse, sin más tiempo que perder permaneciendo allí, encontré una mesa donde reposaban 2 bolsas.

- Una de ellas será mía supongo -

Pensé mientras caminaba hacia estas, alargando el brazo hasta cogerla del lazo que cerraba su orificio una vez ya estaba lo suficientemente cerca para ello. Comprobé a ojo su peso para calcular si podría estar todo lo que de normal suele pagarse por tareas de esta índole, y por como pesaba, no sospechaba que hubiera de menos. El tintineo de las monedas de su interior resonaba cuando la guardé en uno de los bolsillos interiores de mi yukata. Me sentía bastante reconfortado por el trabajo con los chicos y por obtener el pago, la cara bonita de ser shinobi supongo. Sin más, comencé por tomar el camino hasta la salida de la iglesia volviendo sobre mis pasos, y despidiéndome del resto cada vez que me cruzaba por su lado.

- Chicos, me alegro por haber coincidido con vosotros en esta tarea, cuidaros por donde quiera que vayáis -

Dije como despedida solemne para retirarme con una sonrisa plácida y amigable. Andando con parsimonia los metros del interior que me llevarían hasta la puerta, donde una vez la alcancé, la abrí hasta salir completamente de aquel edificio religioso.

sorry por el post
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Los esfuerzos en conjunto de los Shinobis convocados había dado frutos y la antigua Iglesia de Amaterasu ya se encontraba de nuevo en pleno funcionamiento y de la mejor forma posible pues ya no estaba maltratada y sucia, ahora el recinto estaba limpio y libre de toda imperfección, si bien, Kurami no era muy creyente de todas esas religiones, se sentía bastante bien consigo misma luego de ayudar con la limpieza de ese lugar a pesar de que en un inicio solo lo hizo para obtener algo de dinero.

(Supongo que esto terminó… es hora de recoger la paga e irme, pero supongo que podría visitar algún día esta Iglesia, no a rezar, pero si una visita rápida, además la sacerdotisa me cayó muy bien, me gustaría tratar con ella y conocerla un poco más)

Los tres Shinobis fueron reunidos para recibir un agradecimiento y las indicaciones para llegar a donde estaba la paga por sus esfuerzos. El dinero se encontraba en una de las varias mesas de la biblioteca de la iglesia, había una pequeña bolsa con monedas por cada Ninja ayudante, al igual que el resto de sus compañeros, Kurami tomó su paga y se despidió de todos ellos, aunque no de la forma más amable posible, más bien, una despedida fría y sin más se alejaría de la iglesia y del lugar.

Con su paga en mano, estaba lista para poder llegar a aquella posada y pagar por un cuarto para hospedarse en lo que investigaba aquello dentro de la aldea oculta del País del Agua. Su investigación apenas comenzaba y no podía saltarse ningún detalle, incluso pensó en preguntar algo a alguno de los presentes en la Iglesia, pero talvez la tomarían como una loca, si estaba, pero no tanto como para inventar ese tipo de cosas
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