[Kakusei] Soplan nuevos vientos. Pt.2
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Vienen de acá

El encuentro pt.2, 14 de Febrero.
11:35h, Capital del País del Té.

¿Qué era la verdad y más importante, cuál era ella en sí? La verdad siempre había sido un concepto fundamental que refería a la correspondencia entre lo que se afirmaba y la realidad objetiva. Se trataba de la cualidad de una afirmación o declaración que estaba en concordancia con los hechos reales, independientemente de las creencias, opiniones o percepciones individuales. La búsqueda de la verdad había sido desde siempre un tema central en la filosofía, la ciencia y la religión a lo largo de la historia, y su importancia radicaba en su capacidad para proporcionar un fundamento sólido para el conocimiento y la toma de decisiones informadas para quien fuera que lo necesitara.

La verdad también podría ser tomada como concepto que trasciende lo meramente factual, ya que podía tener implicaciones éticas y morales. La honestidad, la transparencia y la integridad eran valores asociados con ella, dado que implicaban la voluntad de reconocer y aceptar la realidad, incluso cuando era incómoda o desafiante. En un sentido más amplio, la verdad podía ser vista como un ideal que guiaba nuestras interacciones con el mundo y con los demás, promoviendo la confianza, el entendimiento mutuo y el desarrollo de sociedades basadas en la justicia y la equidad.

Eso precisamente era lo que hacía Kaname en aquellas tierras. Sus indagaciones, acerca de la primera misión que tenía como líder del clan Senju, la habían llevado al país del té, donde se rumoraba, podía haber un acceso al mundo de las invocaciones. Lo único que quería era saber la verdad, aunque precisamente involucraba a diversas disciplinas y personas de diferentes ámbitos en el proceso. En el ámbito científico, los investigadores buscaban la verdad a través de la observación, la experimentación y el análisis de datos. Los filósofos y pensadores reflexionaban sobre cuestiones fundamentales relacionadas con la existencia, la ética y la epistemología. En el ámbito personal, que era el que correspondía, cada individuo se enfrentaba a la búsqueda de la verdad en sus propias vidas o en la de otros, tratando de comprender quiénes era, cuál era su propósito y cómo se relacionaban con el mundo que les rodeaba.

Había escuchado por varias fuentes que Bishamon, la famosa médico, era conocida por ayudar a los necesitados. Incluso se rumoraba que apoyaba a rebeldes y que se infiltraba en sus campos para brindarles medicina y atención médica de primera clase. Sonaba precisamente como algo admirable, pero a pesar de eso era importante saber la verdad porque les permitiría tomar decisiones acertadas de ahora en adelante. La verdad era fundamental para el avance del conocimiento, la resolución de problemas y la toma de decisiones éticas y morales que atañían a clan y a la supuesta persecución que estaban sufriendo sus líderes.

Así, el esfuerzo de la Senju, desde aquel encuentro con Adan, había estado enfocado en la búsqueda del lugar al que había llegado por lo que debía moverse, posteriormente, al lugar en el que la rubia había tenido aquella misión. Sin embargo, la vida daba muchas vueltas, porque justo por esa calle, un hombre salía acompañado de un rubio bastante conocido por ella.

¿A…Adán, qué haces aquí?— dijo al tiempo que salió corriendo hacia él. —no puedo creerlo, eres la última persona a la que esperé ver aquí.— Le abrazó de inmediato y le plantó un beso en la mejilla.

La jounnin llevaba su traje habitual, rojo con detalles dorados, blancos y negros, dignos de una Senju, aunque su clan esperaba de ella siempre cosas más formales ella hacía lo que quería.
[Imagen: Firma-Kaname.jpg]

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-Luego de aquella Reunión  con el hombre ciego que prefiere el filo, habíamos concluido el reclutamiento, ya pertenezco a una org privada que se encargara de llevar la paz. Y se me habia comentado que Kaname esta por estos lugares por lo que encontrarla no iba a ser sorpresa para mi.  Mi idea era estar de incognito pero no ante mis conocidos sino ante el mundo en general, debido a mi puesto de sencho, era una figura que pudiera ser reconocida. Al salir de la tienda de aquel famoso de té, me estaba colocando mi capucha para  ser "invisible" cuando escuche la voz de la chica, mis ojos fueron a los de ella, mientras terminaba de tapar mi cabellera, recibí su abrazo el cual correspondí al igual que aquel beso en la mejilla, dándole también uno - Kaname - Dije con un tono agradable en plan de saludo - Te estoy siguiendo, ya sabes, para evitar que algo te pase - Elevo mis hombros. Claramente era sarcasmo - He estado con mi amigo conversando un rato, me comento sobre lo increíble que es el té aca, asi que habíamos pactado un encuentro el cual se dio hoy, te lo presento - Me aparto para que aquel sujeto y Kaname tengan el primer encuentro.

Aprovechando aquel espacio, mis ojos fueron directo a su abdomen para ver el sello del hiraishin que he dejado ahi, tal cual como si fuera un tatuaje ¿Era machista pensar que le habia marcado? No lo creo, por lo menos no con la intención que lo hice pues mi único objetivo era estar donde ella estuviera por cuestiones protectora o un escape simple a un lugar seguro - ¿Como va tu investigación? - Pregunte mientras me colocaba al lado de ella, teniendo a fujitora al frente. Me acerque hasta el oido de la senju y le susurre al oido- Es ciego, no seamos imprudentes - Luego de eso, retome mi posición y saque un cigarrillo. Los sujetos que estaban conmigo, ese par de ninjas que me cuidaban, estaba mezclado entre la gente, uno mas cerca de mi que el otro, creando un anillo de seguridad  menor a 30 metros de diferencia entre ambos -
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El Emperador
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Kanchi no Jutsu

Memorización de Chakra


Tras salir de la tetería, seguía manteniendo los protocolos necesarios para seguir pendiente de todo lo que me rodease. Mi monitoreo se expandió decenas de metros y adapté mi caminar para agudizar mis sentidos, el rastreo seguía peinando las misma zona, y sin ningún tipo de índice de fallo, pronto presentí la entrada de alguien en el perímetro, alguien que desconocía. No sabía si esa persona estaba esperando a nuestra salida, era demasiada coincidencia que se presentase justo al terminar la reunión.

- ¿Nos estaba esperando? -

Me alerté internamente, y me preparaba para lo que pudiera acontecer. Sin embargo, fue una grata y aliviada sorpresa ver que aquella persona parecía conocer a Adan, y se dieron mutuamente las presentaciones entre ambos. La conocida por el pelirubio se llamaba Kaname por lo que pude escuchar, y portaba con buen gusto un flagrante traje rojo con múltiples ornamentaciones, rojas, blancas y negras, algo totalmente opuesto al humilde yukata morado que vestía siempre.

- Encantado Kaname, mi nombre es Fujitora... ya veo que compartimos algo con Adan -

Me presenté tras darme pie el joven sencho, aprovechando tal espacio para dirigirme al fin hacia la joven, haciéndole llegar principalmente mi nombre para continuar después en la conversación. Presentí la ausencia de un vacío de palabras, seguido de un chismorreo aunque sin llegar a escuchar exactamente las palabras, por pudor tomé de nuevo la palabra.

- Quizá deberíamos ir a un mejor sitio los tres, estamos en plena calle, ¿Qué sugerís? -

Dije en tono cercano, mientras tintineaba con la punta de la vaina de Teitoku el suelo, apoyado en el bastón y esperando a los jóvenes, con los ojos cerrados, pues seguía manteniendo la apariencia de ciego errante que me había labrado para la misión, aunque tal invalidez tan solo fuera un voto autoimpuesto.
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El sentido del humor de Adán no era malo, Kaname había podido diferenciarlo con los años y muy a pesar de que hubieran estado tanto tiempo alejados el uno del otro, aún podría decirse reconocía cuando el chico iba en serio y cuando no. Era capaz una virtud esa, la de conocer tan bien a alguien que podías leerle como cuando se pasa la vista por los escritos de un libro. Como fuera, lo escuchó atenta, sabía en qué se estaba moviendo y que mucha información no podía dar. No era casual el encuentro en el país del té y mucho menos que el Sencho rebelde estuviera en medio de la nada. ¿O sí?

…Te voy a creer por ahora, el tema de que me espías suena más convincente— bromeó justo antes de hacer una leve reverencia hacia el otro sujeto.

El de humilde yukata morada parecía imponente. En parte se le veía noble, tranquilo y hasta apacible, pero al mismo tiempo, su vibra generaba un impacto complejo de describir. Kaname, de alguna forma se sentía intimidada. —Es fuerte…— pensó en milisegundos dado que no tuvo demasiado tiempo, se había presentado y ella, sabiendo que el otro tenía su nombre, de todas maneras lo remarcaría.

Soy Kaname, Kaname Senju— sentenció. —Si, eso noto, pero si te da problemas házmelo saber, sé como ponerlo en orden— miró al rubio y le guiñó el ojo, justo antes de quedarse un poco sorprendida al ver como se le acercaba y le susurraba un detalle que había pasado desapercibido pero que era de vital importancia. —¿Ciego? Aún más temible entonces…— dijo para sus adentros.

Ante las palabras del nuevo amigo de la dupla de Konoha, Kaname sonrió. Le agradaba saber en parte que podría conocer a alguien más y si era de allí, claro, podría ayudarla en su investigación, la pregunta que sería contestada para ambos momentos después.

Conozco varios bares muy buenos por aquí, llevo días merodeando la zona así que me hice conocimiento de todo en poco tiempo, pero dada la hora, lo mejor será buscar un almuerzo— comentó mientras empezó a caminar.

No mentía, varios lugares por ahí tenían una sasón espectacular. En especial, el “rincón del país del té”. Su nombre no era muy original, pero su nombre le pegaba perfecto. La chica los llevaría literal a un rincón, un estadero ubicado en una esquina que tenía a ambos lados, de calle y carrera, casas, siendo este un espacio con espacio aéreo nulo y con las indumentarias suficientes para persistir a lo largo del tiempo.

Hace un par de años, durante mi recorrido por el mundo, logré ver como un anciano y su familia quedaban sin casa. Sin saber por qué, los habían dejado sin nada… Todo parecía indicar que era cuestión de envidia, pero lo peor no fue eso, sino que también acabaron con el local que tenía la familia, uno de comidas bien posicionado en la plaza central de la aldea…— hizo una leve pausa —Usé mis habilidades, hice para ellos una casa, oculta bajo la tierra y… posteriormente levanté para ellos, en el lugar donde tenían la casa, una especie de estadero que con el tiempo fue tomando una clientela importante… Actualmente, feudos y personas importantes son vistas allí cuando pasan por el país del té.

Olvidó mencionar un par de cosas: Los asaltantes de aquella familia eran noble, hijos del sistema actual, con los que ella acabó y claro, aquella familia debía toda su entrega y devoción a la labor que había hecho Kaname por ellos.

Ahora, sobre lo otro…— miró a Adán de soslayo —Ciertamente tengo algunos datos… Hay un par de cosas que me preocupan, pero lo más importante ahora mismo es… Conseguir a alguien que clave que aún desconozco, pero que es lo que me tiene aquí.— ¿Qué tanto podía saber Kaname y cómo había podido dar con toda esa información? Sus fuentes no mentían y precisamente un viejo decrépito, que solía mal hablar de uno de los Uchiha que había sido Hokage, fue uno de los entrevistados por Kaname, la misma que, tiempo después, siguió los pasos de la misión,

Poco después, llegarían al lugar que se les había prometido. Para sorpresa de los tres, ahora estaba un tanto solo y la familia no parecía estar muy ocupada. Sin embargo, sus rostros denotaron felicidad cuando la vieron.

¿Ven?— dijo tranquila.
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Luego de que ambos se presentaran, Kaname  propuso ir hacia un lugar el cual ella había "construido" luego de ser la heroína de una familia en apuros. En silencio le segui mientras observaba de reojo a nuestro ciego compañero, cuidando de que no fuera a caer o a chocar con alguien - Hace mucho vi a alguien que tenia un pacto con murciélagos ¿Sera este el caso? Puede tener algo similar... De esos sistemas que el sonido rebota contra la pared y así saben ubicarse... ¿No?... O tal vez no es ciego y ya y esta jugando con nosotros, de igual forma no puedo subestimarle, si es bueno con las espadas es porque tan ciego no es ¿No? - Mi mente era un colapso de ideas el cual no demostraba en mi rostro pues aunque mi cabeza estuviera repitiendo cosas sin sentido,  mi cara denotaba seriedad, como si realmente estuviera enfocado en algo. Mis escoltas nos seguían desde las "sombras" siendo habilidosos a la hora de camuflarse con el ambiente y las personas, logrando seguirnos...Bueno, seguirme, sin perder la pista.  -Tal vez no es ciego y ya y todo es una farsa, seguramente es eso... ¿O es amante de los cuchillos pero no tiene habilidad con ellos? Eso seria una completa tontearía pues esta en una organización que tiene toda la pinta de  tener gente preparada..  Solo busca confundir, si, de eso estoy seguro - Observe alrededor y y al notar que el lugar no estaba tan lleno, decidi quitarme la capucha, soltando mi hermosa y perfecta cabellera dorada  la cual se lograba confundir con los ángeles -xD-

Una vez nos ubicamos en una mesa,  saque la silla para que Kaname se sentara, siendo este un acto de caballerosidad para acto seguido sentarme, quedando posicionada en el medio (Segun mi punto de vista)  -Que generosa eres Kaname, al invitarnos a comer a mi compañero y a mi -Aunque mi tono de voz era serio, ella, que me conoce bien, sabe que estaba bromeando ¿O tal vez no? - Y hoy tengo mucha hambre, has caido del cielo -Digo aun con la seriedad que caracteriza el momento pero dandole otra pista de que me refiero a que es una broma. 

De reojo observa a Fujitora, evitando hablar de algo de lo que antes hemos estado hablando pero también evitando que se sienta excluido - ¿Cómo fue? - Le pregunto directamente al señor, no quería ser directo pero estaba haciendo referencia a su vista-  Tus demas sentidos deben ser mucho mejores ahora ¿Cierto? -
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El Emperador
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Tras las debidas presentaciones, los 3 juntos andamos hasta encontrar un bar que conocía Kaname. Anduvimos hasta llegar a este con algunas conversaciones mundanas, la verdad que no me encontraba especialmente con un apetito voraz, pero ¿Quién era yo para rechazar algo de la gastronomía local? Sabía que eran grandes especialistas en infusiones pero, ¿Qué tipo de comida tendrían? Pronto lo descubriría.

Una vez nos dieron mesa y nos ubicamos, agradecí con humildad el servicio de la camarera, que pronto se apartó de nosotros para que tomásemos asiento. Y fue cuando la chica senju tomó la palabra.

- Sin duda es una obra que te honra, tus habilidades con la madera seguro que son muy interesantes -

Le dije a la chica, encumbrando su buen hacer hacia la familia que comentó. De pronto, su ceño se frunció y tomo un gesto serio mientras miraba hacia Adan, sin embargo, aunque estaba presente sobre lo que le dijo al chico, no acabé entendiendo su referencia y me faltaba contexto, me limité a esperar, pues me parecía grosero inmiscuirme en un tema del que no tenía tanta información como para involucrarme o siquiera opinar. Adan tomó la palabra mientras yo aguardaba en silencio sentado con las manos sobrepuestas en Teitoku, el bastón-katana blanco sobresalía un par de dedos con su mango y daba soporte a las palmas de mis manos, en principio, dudaba si lejos de usar la palabra, se estaba dirigiendo a kaname telepáticamente contestando a sus palabras, tal y como había hecho conmigo con anterioridad. Tras su alusión sobre el hambre que tenía, continuó con una pregunta, aunque esta ahora la dirigió hacia a mí.

- Bueno... esto fue hace mucho tiempo, fue escoger entre esta cicatriz o la muerte de mi hermana, es algo que porto con orgullo y que me trae recuerdos muy felices... pero igualmente ¿Quién no tiene una cicatriz hoy en día? -

Dije en primera instancia, ya que el joven peli rubio no se quedó ahí.

- Ah, entiendo la confusión al respecto... Renuncié a la visión por medio de lo que presencié hará un tiempo, la putrefacción de este mundo, que hizo que me crease un voto autoimpuesto de invidencia, pero aún conservo mis ojos, solo que... Bueno, es difícil... Pero descubrir que una persona a la que salvaste la vida, en su pasado era una maldita asesina de miembros de tu clan y que incluso pretendía acabar contigo después de todo, es algo difícil de encajar, más también cuando descubres donde acabó tu familia... Pero apartando el sentimentalismo, es solo una muestra de lo que los imperiales, en este caso los de la niebla, pueden llegar a hacer... -

Y con ello, abrí ligeramente mis párpados, regalándole a los 2 la contemplación del profundo color negro de mis iris, para luego cerrarlos, tan intensos como la misma oscuridad que por desgracia abarcaban, como la misma oscuridad de aquel fondo del mar.

- ¿Y tú Kaname? Escuchando lo anterior respecto a tus acciones y tus habilidades, me gustaría saber sobre tu posición en este mundo, ¿Qué te mueve sobre él? E incluso... ¿Estarías dispuesta a moverlo por ti misma? -

Tras ello, y aunque pareciera contradictorio, acabé orientando mi rostro hacia Adan, sentado entre medio de ambos, transmitiéndole con dicho gesto mis intenciones hacia la joven, y buscando en él cierta correspondencia y sobre todo, que pudiera leer entre líneas y si daba también su beneplácito para tramitar con la joven el mismo proceso que se hizo con él, pues él parecía ser que la conocía más que yo.
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En efecto, el lugar de dos plantas estaba hecho de una madera concisa, fuerte y parecía llevar ahí mucho más que un par de meses. Los dueños sin embargo procuraron darle su toque incluso expandiéndolo un poco al frente, a lo que parecía otro edificio hecho por ellos, sin las ornamentaciones que la Senju habría podido dejarles. Se veía bastante organizado: De una lado, todo un mercado lleno de especias, granos y todo tipo de ingredientes para una buena parrilla y del otro lado, una mesa larga que evidentemente era destinada para que comieran ahí.

Aunque en principio, uno de los dos lados no tenía mesa, poseía una barra con varias butacas listas para ser usadas por foráneos que no llegan sino por las noches con intención de embriagarse. Allí, un hombre de unos setenta años había amanecido, su cabeza apoyada sobre la barra y la baba saliendo sin cesar de su boca mojando incluso su muslo derecho tras haber pasado por los brazos y atravesado la mesa.

Qué asco…— se dijo casi a sí misma.

Señorita Kaname, ¿Cómo ha estado? ¡Tiempos sin verla y saber de usted!— La mujer del hogar no parecía para nada cansada o desaliñada, por el contrario, se notaba enérgica y llena de vida. —Pasen pasen, siéntanse como en casa y paso a atenderles en breve—.

Los chicos, tres, para ser precisos, parecían estar enfocados en algunas remodelaciones del lugar subidos en escalera uno, en el techo otro y el tercero, con un par de herramientas en el suelo. Adan procedió a correr la silla de la fémina quien se sentó guiñando el ojo a su amigo. Lo conocía bien y sabía que algo le pasaba, pero no hizo comentario alguno. Estaba demasiado serio como para pasar desapercibido. ¿Estaba analizando algo?

No tienes que agradecerme… Lo sbes bien.— respondió tranquila tomando una de las cartas puestas sobre la mesa e inspeccionarla. Pero la atención de Kaname se volcó al tercero que los acompañaba. —¿Ein, acaso… Desconfía de él?— tal y como si pudiera leer sus pensamientos, el semblante de Kaname cambió. Puso sus ojos de inmediato en el otro y afiló su mirada sin evitar alzar la ceja izquierda y quedándose inmóvil.

Notó las cicatrices después de la intervención de Fujitora aunque les puso especial atención ahora y seguidamente le escucharía atenta.

No suena en absoluto algo fácil lo que cuentas… Pero entonces ¿No eres ciego?— dijo dudosa tratando de evitar palabras en doble sentido y que les fuera honesto por completo. —Digo, el tema de la ceguera auto impuesta quiere decir que no usas tu vista por asuntos morales, pero no porque no sirvan, ¿no?— sentenció justo antes de ver los ojos del otro, negros como el mismo fondo del océano.

Lo siguiente abrió paso a un tema complejo, pero del que no tenía la más mínima duda. —Si vienes con Adan sabrás de mis afiliaciones— sonrió —Sigo creyendo que proteger la aldea, es lo mejor para defender a la gente, a los ninjas y a los niños.— hizo una leve pausa —No permitiré que nadie se vuelva contra la aldea, aunque sean mis amigos, mis hermanos o mis propios hijos.— Sus palabras eran la más escueta definición de la voluntad de fuego de la que tanto se hablaba en ataño. La Senju vivía por su aldea y por el progreso de esta y si aquellas palabras no respondían a la pregunta de quien acompañaba a los oriundos de Konoha, entonces se lo repetiría. —Mi paso por el mundo precisamente pretendía evitar… Ser parte del sistema.— cerró la conversación sin miedo a que una confrontación iniciara, pero seguido a esto, si no era el caso del otro y la confrontación era inevitable, sus piernas estaban listas para salir disparadas como cohetes hacia atrás.
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