Al cabo del rato, no tardaría en percibir la intrusión en el perímetro del primer invitado, el cual avanzó desde las inmediaciones y se internó en la tasca. Seguido, las invitadas acudieron también a la cita, recorriendo las calles colindantes de Kumogakure que conectaban con la que estaba y en la que se hallaba el centro de reunión. A su paso, me sorprendió el hecho de que se acercase hasta mi posición y dejara sobre el cuenco de paja miles de ryos, lo cual me alertó pues no sabía si con aquel acto podía suponer que me había descubierto como el informante de la cita, o bien, se trataba de pura coincidencia.
- Diablos, ¿Me descubrió? -
Supuse internamente, y es que al tener mi chakra oculto era como un civil más en la zona, no obstante, siempre existiría la explicación que de forma fortuita depositó la limosna sin más intención que ayudar al más desfavorecido.
- Muchas gracias joven -
Dije agradeciéndole el gesto, levanté mi rostro desde el suelo, manteniendo los ojos cerrados y dibujando una sonrisa servicial ante ella, para luego bajar la cabeza de nuevo. Las invitadas tras esto, se acercaron hasta la puerta de la tasca, accedieron a esta y sentí como se perdían bajo el suelo, a diferencia del chico que permanecía en la barra.
- ¿No se fía?, ¿Por qué tarda tanto? -
Me pregunté, pues esperaría hasta que el mismo bajase para después entrar yo en el local. Al cabo de los instantes, cuando sentí que movía su posición y bajaba hasta la sala en cuestión, me levanté recuperando la verticalidad, recogí el cuenco y guardé la suculenta propina en el interior de mi yukata junto a este. Tomé rumbo a la tasca, recortando los pocos metros hasta la puerta, la cual abrí, y ya dentro del lugar, con la ayuda del bastón fui hasta la barra para no tropezar con sillas, mesas o cualquier tipo de mobiliario. Asentí con la cabeza buscando al viejo Hoonoku, el cual, sin perder momento dio marcha al protocolo ayudado también por el resto de clientes que eran parte del señuelo preparado para la cita, y el anciano caminó hasta la puerta para colgar un cartel con el que evitar la entrada de otros clientes o cualquier otra persona.
Cita:"CERRADO, FIESTA PRIVADA"
Con ese cartel sentenciaría una orden de admisión a la tasca, a la que ya nadie estaría invitado, los compinches del interior eran conocidos del viejo y harían el paripé necesario para hacer una fiesta tan real que serviría como tapadera a la reunión. Con la ayuda de Teitoku, bordeé la barra hasta la entrada de esta y luego Hoonoku me abrió servicialmente la trampilla que dirigía hasta la sala en la que se encontraban los sujetos.
Bajaba los escalones apoyado con el toque de Teitoku sobre los escalones, midiendo el descenso y el ancho de estos, pero pronto me interné en aquella sala, atrás de mí me seguiría Hoonoku para servir el sake que pidieron las chicas y una taza infusionada de té local para mí. En la mesa rectangular las jóvenes se encontraban en el otro extremo de esta del lado corto, el chico yotsuki a la derecha por el lado largo y yo tomé asiento en el lado corto restante más cercano a la puerta dando la espalda a esta, el viejo dejó la bandeja con el servicio repartido para sus debidos destinos y pronto se esfumó de aquella sala.
- Me sorprende y me agrada que todos aceptaseis la invitación, sé que a pesar de vuestra posición podrías tener otras cosas que hacer, pero creedme cuando os digo que debíais escuchar la propuesta que os traigo, pero primero voy a presentarme... Soy Fujitora Kaguya, miembro de una organización llamada Kakusei -
Hice una leve pausa para alcanzar la taza candente con mi otra mano libre, tomar un sorbo de esta y acto seguido alzar de nuevo la voz.
- Os he reunido aquí porque la organización ha seguido muy de cerca vuestras acciones y vuestros perfiles, y los informes indican que sería idóneo poder contar con vosotros para un cometido común, por ello, quiero con esta cita invitaros a conocer que es Kakusei y cual es su objetivo dentro de este corrupto y maltrecho mundo y su desbalanceado sistema... Kakusei no es solo una organización, es la manifestación de la esperanza en un mundo mejor. Nuestro cometido va más allá de las etiquetas de rebeldes o imperiales. Buscamos la neutralidad porque creemos que solo así podemos cambiar el destino del mundo shinobi. No somos una fuerza que busca el poder convencional, sino una red de individuos que anhelan la paz y la justicia, por ello, nuestro recurso más valioso es la unidad y la diversidad de nuestras habilidades. No buscamos la confrontación directa, sino la transformación gradual del sistema. Somos shinobis comprometidos con la causa, dispuestos a enfrentar los desafíos con astucia y valentía. No nos enfrentamos a imperiales ni a rebeldes, nos enfrentamos a la injusticia y la opresión en todas sus formas -
De nuevo tomé una leve pausa, bebí de nuevo para aclararme la garganta y retomé una última vez la palabra antes de ceder el turno a los reclutados por si tuvieran alguna cuestión que plantear al respecto, o si simplemente les empezaba a convencer la proposición.
- Por ello chicos, el camino que propone Kakusei es largo y lleno de desafíos. La paz que buscamos no es un logro fácil, y en nuestro viaje nos encontraremos con situaciones difíciles, momentos en los que los límites entre el bien y el mal, entre lo moral y lo inmoral, se difuminarán. Pero es en esos momentos críticos donde se forja el cambio, donde se toman decisiones difíciles para alcanzar un bien mayor, por lo que no pretendemos ser una fuerza perfecta o incorruptible. Somos shinobis con ideales, pero también somos conscientes de que, para erradicar la raíz de la injusticia, a veces debemos explorar territorios éticos y morales complejos. Kakusei está dispuesto a enfrentar los dilemas morales para alcanzar una paz duradera, no solo para nosotros, sino para todas las personas afectadas por las sombras de la guerra y el conflicto -