Otro día húmedo, denso y frío en la cálida pero ruidosa zona comercial de Kirigakure. Un vendedor de frutas y vegetales abría su tienda como todos los días, absoluta monotonía rutinaria hasta ahora... Pero cuando abrió su local e ingresó al mismo, algo lo horrorizó y lo molestó al mismo tiempo:
-¡Mis coles!-
Alguien había vaciado el cajón de coles, bastante grande para tratarse de un caso aislado. Alguien seguía hurtando su mercadería y no podía saber quién, ya que había hecho lo imposible para encontrar al culpable o al menos para evitar que siguiera sucediendo: había abarrotado puertas y ventanas, había puesto varios candados al cerrar, había clausurado una puerta trasera que no usaba, incluso llegó a contratar shinobis para que escoltaran su comercio desde fuera, pero esto seguía sucediendo. Volvió al edificio del Mizukage, esta vez con un segundo encargo: Que un grupo de shinobis allanara su local de punta a punta hasta dar con el lugar por donde se pudiera estar colando el desgraciado que le estaba hurtando su valiosa mercancía. El Jounin que se encargaba de controlar las misiones aceptó el encargo, lo anotó en una cartelera y esperó a que un grupo tomara el encargo. Muchos pasaban pero ignoraban la misión, pero esto no sería así por mucho tiempo.
El natural del País de la Tierra estaba completando una misión C que constaba de acompañar a un empleado gubernamental que debía llegar a Kirigakure. Luego de llegados allí, tomó un breve descanso para comer algo, y luego se dirigió al edificio del Mizukage para ver si podía tomar otra misión antes de volverse a Iwagakure. La buena relación (o al menos, no hostil) le daba la posibilidad de que le dieran una misión, aunque no fueran coterráneos. Entró al lugar, y vio salir mucha gente, aunque ninguna le llamó la atención, sólo eran shinobis de Kiri, y algunos que no llevaban identificación alguna. Se acercó al mostrador, y un Jounin de la aldea notó su presencia.
~Buenas tardes, quisiera saber si puedo solicitar una misión C, soy de Iwagakure.~
El Jounin lo miró de reojo, pero tenía una misión C que era la oveja negra: ya varios shinobis habían pasado de ella.
~Bueno, habitualmente no lo aceptaría, pero tengo una misión en el que la nacionalidad es indistinta. Aunque necesitas un grupo, chico.~
Riku, algo frustrado, se sentó en una banca que había cerca del mostrador. Quizás sólo tendría que volver a Iwagakure y ya, no eran tan quisquillosos con las misiones ahí...