[Simple C] ¡Mis coles!
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Última modificación: 09-09-2023, 04:24 PM por Riku Ashira.
~ NARRADOR ~

Otro día húmedo, denso y frío en la cálida pero ruidosa zona comercial de Kirigakure. Un vendedor de frutas y vegetales abría su tienda como todos los días, absoluta monotonía rutinaria hasta ahora... Pero cuando abrió su local e ingresó al mismo, algo lo horrorizó y lo molestó al mismo tiempo:

-¡Mis coles!-

Alguien había vaciado el cajón de coles, bastante grande para tratarse de un caso aislado. Alguien seguía hurtando su mercadería y no podía saber quién, ya que había hecho lo imposible para encontrar al culpable o al menos para evitar que siguiera sucediendo: había abarrotado puertas y ventanas, había puesto varios candados al cerrar, había clausurado una puerta trasera que no usaba, incluso llegó a contratar shinobis para que escoltaran su comercio desde fuera, pero esto seguía sucediendo. Volvió al edificio del Mizukage, esta vez con un segundo encargo: Que un grupo de shinobis allanara su local de punta a punta hasta dar con el lugar por donde se pudiera estar colando el desgraciado que le estaba hurtando su valiosa mercancía. El Jounin que se encargaba de controlar las misiones aceptó el encargo, lo anotó en una cartelera y esperó a que un grupo tomara el encargo. Muchos pasaban pero ignoraban la misión, pero esto no sería así por mucho tiempo.

~ RIKU ASHIRA ~

El natural del País de la Tierra estaba completando una misión C que constaba de acompañar a un empleado gubernamental que debía llegar a Kirigakure. Luego de llegados allí, tomó un breve descanso para comer algo, y luego se dirigió al edificio del Mizukage para ver si podía tomar otra misión antes de volverse a Iwagakure. La buena relación (o al menos, no hostil) le daba la posibilidad de que le dieran una misión, aunque no fueran coterráneos. Entró al lugar, y vio salir mucha gente, aunque ninguna le llamó la atención, sólo eran shinobis de Kiri, y algunos que no llevaban identificación alguna. Se acercó al mostrador, y un Jounin de la aldea notó su presencia.

~Buenas tardes, quisiera saber si puedo solicitar una misión C, soy de Iwagakure.~

El Jounin lo miró de reojo, pero tenía una misión C que era la oveja negra: ya varios shinobis habían pasado de ella.

~Bueno, habitualmente no lo aceptaría, pero tengo una misión en el que la nacionalidad es indistinta. Aunque necesitas un grupo, chico.~

Riku, algo frustrado, se sentó en una banca que había cerca del mostrador. Quizás sólo tendría que volver a Iwagakure y ya, no eran tan quisquillosos con las misiones ahí...
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16 junio, 14D.K

Centro de la Aldea

El joven genin salía de nuevo del edificio administrativo donde se asignan las misiones, –Bueno aunque sea algo simple supongo que es mejor que cruzar medio mundo por un encargo del imperio– pensaba el genin mientras abría el pergamino entregado por el funcionario minutos antes, –Ok esta parece sencilla, aunque es extraño que se hayan enviado otros shinobis y no lograran dar con el problema, asi que sera mejor no distraerse– murmuró cerrando el pergamino y tomando rumbo a la librería para prepararse para la misión.

17 junio, 14 D.K
Liberia de la familia
Zona Comercial

Horaime despertó temprano como de costumbre y se preparó para afrontar la misión que tenía asignada para el día, el genin llevaría su vestimenta característica, un rakusu de color dorado con su patrón de cuadros en color verde, debajo un yukata de color azul con pantalones negros, y al costado izquierdo de su cintura colgada la bandana de la aldea, luego cruzo la habitación preparando los últimos detalles para salir por suerte la misión era en la zona comercial así que no tendría que cargar muchas cosas, se llevo su equipo básico portakunais, porta utensilios y un Bo en su mano derecha que utilizara de apoyo al caminar.

–Bien creo que es todo– pensó el genin dejando la habitación, bajando las escaleras y saliendo de la librería, –Esta misión es un poco extraña, parece que el mercader cerro adecuadamente el puesto y además solicitó una escolta de shinobis es extraño que alguien lograra entrar, pensaría que hasta imposible– pensaba el genin mientras caminaba las calles de la zona comercian en camino a la dirección marcada en los documento que le habían entregado un día antes.

Luego de un rato e caminar y pensar el genin llegó a la dirección indicada, en los documentos que recibió no se aclaraba la participación de otros shinobis pero conociendo a los funcionarios del imperio esto casi nunca era correcto, de momento el genin estaba solo frente al local comercia así que sin perder tiempo toco la puerta, según el lo mejor sería buscar al comerciante y obtener la mayor cantidad de información posible antes de entrar de lleno a investigar en local.

Resumen
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La reflexión que me dejaron las palabras del monitor de la última misión acabó por retumbar tan fuerte en mi cabeza, que esa cura de humildad me inquietaba. Pues era una forma de reeducar a uno de los muchos egos que llevamos dentro para que no de por sentado cada rasgo de este basto mundo. A la mañana siguiente, salí decidido a buscar de nuevo a ese Jounin, necesitaba exponerle todo un formulario de interrogaciones sobre que tipo de conductas o posturas mantener como shinobi, y que no por tener una edad fuera de lo común tuviera que dar por hecho cosas que ni siquiera conocía y más bién suponía.

- Debería de ser por allí, preguntaré al llegar -

Con un caminar enérgico puse rumbo al mismísimo edificio del mizukage para preguntar por aquel hombre, los bajos de mi yukata ondeaban con el haz de mis piernas repicando contra el tobillo. Cruzaba calles como el agua que fluye por los recodos de un arroyo, hasta que al final, de entre la niebla, se alzaba un imponente edificio. Levanté la cabeza y aflojé el paso, para contemplar con mayor regocijo lo que era el edificio más emblemático de la villa, y donde antaño la tan importante figura del Mizukage imperaba en todo el país. Terminé de cruzar la calle y al llegar hasta su acera me interné en él con decisión, abriendo su puerta y clavando mi mirada en el mostrador que recibía a todo aquel que llegaba al edificio, allí estaba el jounin.

- Ah, tu de nuevo... cuéntame grandullón -

El monitor esbozaba una sonrisa fraternal mientras ordenaba cosas debajo del mostrador, dándome una grata bienvenida e invitándome a acercarme hasta allí.

- Me gustaría redimirme por lo de la otra vez, creo que no estuvo bien aquello a pesar de que no tenía ningún tipo de intención para restarte mérito en tu trabajo -

- Ey ey ey tranquilo... son cosas de nuestra generación, tampoco hace falta flagelarse tanto, pero si quieres tarea por aquí tengo de todos los colores -

- Pues me gustaría continuar con el caso si aún es posible -

- ¡Oh! ¿de veras?... pues ya que lo dices... -

Con su gesto, se palpó la barbilla y recorrió con su mirada la estancia hasta un chico que permanecía sentado en silencio sobre un banco, entrecerró los ojos y de nuevo volvió a dirigirse a mí.

- Bien ya sé... a ver Fujitora, el caso como tal sí, sigue abierto y tenemos indicios que indican que la misma banda ahora está asaltando locales particulares, pero no encontramos ninguna referencia al respecto con ellos y mucho menos el porqué de estos ataques a mercaderes de alimentos, podéis iros los 2 hasta aquí, y ver si este nuevo hurto tiene correspondencia con el de los almacenes de aquella noche -

Extendió sobre el mostrador una hoja con la misión de la que hablaba mientras me guiñaba un ojo y acto seguido agitaba la cabeza hacia el chico.

- De acuerdo, voy a ello -

- ¿Entonces sí?... ¡Eh chaval! ¡chaval! ¿escuchaste? ya tienes compañero, iros los 2 hasta el local del hombre y si hay más genins colaborad todos... y ya sabes, intentad encontrar algún tipo de conexión con los otros si es que existiera, buena suerte -

Guardé en el interior de la yukata la hoja de la misión tras ver de donde era la tienda del suceso y acto seguido me dirigí hasta el joven de ojos verdes, era un chico muy joven y delgado, literalmente que podría ser su padre. Para mi sorpresa, portaba el distintivo símbolo de Iwakagure en su bandana, detalle que me extrañó pues no sabía si era muy usual que gente de otras aldeas anduvieran por otras diferentes, por lo que la situación del chavál me inquietaba.

- Parece que nos han emparejado para esta misión chico, mi nombre es Fujitora... sígueme, vamos hasta el lugar -

Era la primera vez que me involucraba en una misión que parecía tener tintes colaborativos con otros shinobis, y aún sin saber hasta donde nos llevaría todo este asunto de los ladrones de comida de la aldea, había algo que iba más allá del propósito superficial de la tarea, expandir mi círculo social y redimirme para seguir aprendiendo aquello que aún se me escapa.

Resumen
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~ Narro ~ Hablo ~ Pienso ~
pasivas
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Última modificación: 11-09-2023, 03:23 AM por Riku Ashira.
Breve comentario off


~ RIKU ASHIRA ~

Luego de un rato esperando, que no alcanzaron a ser 15 minutos, vio un chico que parecía del país. Habló con el Jounin encargado de las misiones, aunque no prestó mucha atención, sólo escuchó algo de unos robos y estuvo al tanto, ¿quizás se referían a la misión que trataba de iniciar? En eso, el Jounin lo señala y le da algunas órdenes. Riku se para rápidamente y se acerca a Fujitora, al que aún no conocía de nada, y tomó la copia del pergamino que le entregó el shinobi que mandaba en esa oficina. Mientras salían de la oficina, el nativo de Iwagakure rompió el silencio: ~Soy Riku Ashira, soy de Iwagakure. Estaba por aquí terminando una misión y se me ocurrió hacer otra antes de irme.~

Mantuvo silencio, sin demasiada intención de conocerse a la perfección con el otro shinobi. Al fin y al cabo, lo único que los unía era la misión, y le chocaba lo mayor que era con respecto a él.

Resumen



~ NARRADOR ~

Pasado algún tiempo no muy largo, llegó Horaime a la locación donde ocurriría la misión: Un expendio de frutas y verduras del montón, sin nada que destacar, salvo por el hecho de que estando cerrado parecía más fortificado que el Banco de la aldea. Miró el lugar por fuera y tocó la puerta, y luego de unos segundos se escuchó un ~¡Ya voy!~ que fue el preludio de un sinfin de ruidos de llaves, cerraduras, candados, cadenas, pasadores y todo tipo de medidas de seguridad que fueron sonando durante un minuto y medio, hasta que se hizo el silencio y se oyó una gran barra de metal deslizándose por unos soportes. Luego de eso, una persiana metálica empezó a levantarse gradualmente, y unas puertas deslizantes se vieron, que el tendero simplemente terminó de abrir, luego de, por supuesto, quitar un último cerrojo de las mismas. El tendero tomó su escoba y la empuñó cual Bo improvisado, y salió de la tienda a hablar con el shinobi. ~¿Qué se te ofrece, joven? La tienda está cerrada, por cierto.~ dijo, apretando su escoba en sus puños, por miedo a que éste tomara represalia. A medida que transcurría esta escena, Riku y Fujitora se acercarían caminando a la tienda, que ya verían el final de la escena que Horaime acababa de vivir.

Resumen
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El transcurso desde el edificio donde me volví a reencontrar con el jounin, hasta el punto en el que la misión fijaba el robo sucedió en silencio y parsimonia. El chico se presentó de forma vivaz haciéndose llamar Riku, comentándome además sus intenciones durante su paso por la aldea, pues el joven provenía de la lejana villa de la roca, algo que me parecía inquietante a la par de curioso. No obstante, desprendía una viveza que me conmovió, removiéndome algo por dentro, aunque sin saber certeramente el que y que colmó mi mente durante todo el camino. Pero finalmente llegamos, y al cruzar una esquina, pude divisar en la acera de enfrente el local en cuestión del suceso.

- Es ese de ahí, donde está ese joven y el viejo con la esco... ¡Ey espere! ¡Un segundo! -

Grité mientras cruzabamos la calle y nos acercábamos, lo que intuía que fuera el dueño del comercio apareció desde la persiana que se terminó de elevar con cara de pocos amigos, con una actitud irascible mientras levantaba nerviosamente una escoba. 

- Tranquilicese, venimos para investigar el robo, queremos ayudarle -

Llegué hasta posicionarme frente al local y a la izquierda del chico que estaba allí, giré levemente el cuello para intentar reconocer al joven que se plantaba también frente a la puerta, el cual casi tan alto como yo se alzaba impasible hacia la situación manteniendo la compostura. A diferencia del otro, era un shinobi de la niebla por la banda que llevaba colgada.

- Bonito yukata chico... Mi nombre es Fujitora, veo que nos han destinado aquí a los 3 para llegar hasta el fondo de todo esto -

De nuevo retomé mi orientación hacia delante, divisando todo lo que alcanzaba a ver mi vista sobre todo los detalles tanto del anciano como del local, y aparentemente, el viejo parecía haberse atrincherado dentro y aseguró cada rincón de su humilde comercio.

- Cuentenos señor, ponganos en situación -

Pues personalmente, y ante mi inexperiencia resultaba muy extraño tanto el robo como las características que presentaba el local con todas esas medidas de seguridad que adoptó el anciano, que a pesar de ser burdas eran algo desproporcionadas si lo que guardan en verdad eran hortalizas u otros derivados. Sin duda, empezaba a dudar del caso y a entretejer el primer hilo entre el robo de los almacenes y este, y era la enorme extrañeza que me resultaban todos los puntos ilógicos que identificaba entre un robo y otro. ¿Quién roba unas coles de un pequeño comercio?
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~ Narro ~ Hablo ~ Pienso ~
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Horaime golpeo la cortina metálica y esperó en silencio unos instantes hasta que una voz respondió, –Eso es un poco exagerado, los documentos decían que tenía verduras o algo así aquí dentro… será que trafica algo dentro de las verduras para tener tal seguridad– pensó totalmente anonadado escuchando el sin fin de cerraduras abrirse, el genin incluso se inclinó un poco al frente moviendo su cabeza a un lado intentando escuchar los murmullos de la persona al otro lado de la puerta e imaginando la cantidad de cerraduras que estaba abriendo.

El chico cada vez más asombrado dio unos pasos atrás cuando la gran cortina metálica frente a él se abrió y un asustado hombre salió empuñando… una escoba, –Claro por que si viniera a asaltarte seguro me podrías detener con una escoba– murmuró el genin de manera despectiva moviendo ligeramente la cabeza en clara decepción, –Mi nombr…– intento responder el chico pero fue interrumpido por una voz a su espalda, rápidamente el genin se giró y pudo ver a un hombre y un chico caminar en su dirección  ninguno de los dos tenía mucha pinta de ser de la zona pero hoy en día no se puede uno fiar de las apariencias, como la pareja apareció de la nada ahora fue Horaime el que empuño con ambas manos el bo que hasta ahora utilizaba de apoyo, –Que buscan?-- preguntó serio el genin que bajo un poco la guardia al ver al más viejo de la pareja intentar tranquilizar al nervioso comerciante y explicarle que venían a ayudar, –Claro como siempre los documento de la misión no era nada exactos… Otro triunfo de la burocracia imperial– pensó el chico bajando la guardia y miraba de arriba a abajo a los dos sujetos.

–G-gracias, el tuyo esta muy bien también, mi nombre es Horaime por cierto– respondió haciendo una pequeña reverencia, rápidamente aquel hombre había tomado la iniciativa pero el genin tenias sus propias dudas que resolver, así que esperó su momento y pregunto –Los otros shinobis que vinieron, que hicieron? donde estuvieron? le pregunto para no repetir lo que ellos ya hicieron, así podremos pensar en nuevas formas de resolver la situación– comentó el genin volteando a mirar al mercader en espera de recabar toda la información posible.

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El Ashira vio toda la situación sin decir nada, y sólo pudo atinar a correr detrás de Fujitora, aunque no era el más ágil de los shinobis. Llegó junto a él y al otro tipo, que a priori parecía tener buenas intenciones, y se limitó a escuchar, ya que parecía que las preguntas relevantes ya las había hecho Fujitora, quizás podía intervenir en un rato.

La situación definitivamente le parecía rara, pero ya había vivido situaciones extrañas en misiones y muchas veces (por no decir todas) la respuesta no siempre es la más obvia: si bien no descartaba algún tipo de contrabando metido en las verduras más grandes y contundentes, podía tratarse de un simple hurto o algo aún más sencillo...

Horaime preguntó por los shinobis que habían venido en la misión anterior, y era un enfoque inteligente, aunque no creía que unos genin tuvieran la culpa de una situación así, o mejor dicho, no creía que estuvieran metidos en esto, al menos de la parte implicada al hurto. Sonaba poco factible.

Riku esperó a que respondiera las preguntas de Horaime e hizo las propias:

~¿Cree que podamos pasar a revisar el local? ¿Ha sufrido algún hurto anoche?~
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~ NARRADOR ~

Rápidamente el tendero se puso algo nervioso por la cantidad de shinobis que llegaron a su tienda, pero se calmó cuando empezaron a hablarle del encargo que él había hecho en la oficina de misiones.

~Ah... Son ustedes. Bueno, en ese caso, sí, responderé sus preguntas.~

Dejó la escoba apoyada en el marco de la puerta y tomó un pequeño taburete que había adentro del local y se sentó en él, a la vista de los ninjas.

~Pues... Básicamente que mis verduras siguen siendo robadas. Y no sé que otra medida tomar. Pedí que unos ninjas escoltaran la puerta, ya que este lugar es sombrío y desierto por la madrugada, pero la misma noche que esos ninjas vigilaron la puerta, también sufrí un robo. Y ellos dicen que no vieron ni oyeron nada...~

Miró a Horaime, para responder a sus preguntas:

~Como ya dije, sólo se quedaron la noche en vela, escoltando la puerta, y aún así me robaron, así que claramente sea lo que sea que me robó, no entró por delante...~

Luego miró a Riku, el único foráneo de los 3:

~Sí, anoche me robaron algunas zanahorias, no fue el peor de los robos, pero sí se robaron como... 3 o 4 kilos de ellas, sí. Y sí, pueden pasar.~

El vendedor, que no era ni joven ni anciano, tenía una edad media según su aspecto, se levantó del taburete, lo tomó, lo devolvió a su posición anterior, y les inclinó la mano hacia el interior del local, dándoles pie a que ingresen para revisar lo que quieran.
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La situación se apaciguó al fin hablando con el hombre, los 2 chicos que guardaban mis costados y también hicieron el ejercicio de interesarse por el caso lanzando sus propias preguntas. Horaime, que era el joven que quedaba a mi derecha formuló sus dudas para que el dueño las contestara, unas preguntas que también ayudarían a ir despejando interrogantes al respecto, y que incluso a mí mismo me hicieron recapacitar. Mientras, Riku insistía en revisar el local que era donde se produjo el robo, pero todos los elementos que sabíamos y teníamos a nuestra disposición no cuadraban, o al menos yo no era capaz de encontrarles un hilo conductor por la vía estándar de situación - implicados - víctima. Mi intuición me decía algo más.

- No creo que las respuestas estén ahí dentro -

Pensé mientras bajaba la barbilla y ocultaba la mitad de mi rostro bajo mi manto morado oscuro, reflexivo y sin dejar de mirar al dueño, fijándome en su conducta, sus palabras, el estado de la puerta y su testimonio sobre los hechos. Nos invitaba a entrar, y aun sin saber de qué harían mis jóvenes compañeros, me quedé fijo en mi sitio.

- ¿Y dice que no entraron por delante? ¿Qué los shinobis que montaron guardia ni vieron ni oyeron nada en un sitio tan desierto? Cosa rara... -

Le pregunté mientras no paraba de mirar su reacción. Pues a pesar de mi inexperiencia en el campo, a mi no me cuadraba que la tienda esté indemne salvo por la desaparición de las coles y no haya ningún tipo de forcejeo, marcas o rastros ni en la puerta ni hasta donde me alcanzaba la vista en el interior.

- ¿Le falta alguna llave señor?, ¿tiene copias?, ¿sabe quienes eran exactamente esos shinobis? Por casualidad... ¿entraron con usted en la tienda el día de los hechos antes de cerrar? -

Arrojar algo de claridad al asunto y no caer en los clásicos tópicos de un caso de robo, era también de vital importancia, y las piezas no me cuadraban mucho en este, que a pesar de lo humilde y mundano que parece ser, consideraba que había algo más allá de unos simples guardias e incluso unas simples coles. Por ello me seguí limitando a mirar y reflexionar, por que el don de la observación atrae una clarividencia muy oportuna en estas ocasiones, además los jóvenes parecían también replantearse cosas que podrían sumar para llegar hasta el fondo de todo este asunto.

- Ni me fío de esos guardias, ni me fío de esas coles... -

Murmuré, pero sin saber realmente el alcance de esas palabras y si todos los presentes de allí serían capaz de escucharlas, pues la intención principal era compartirla con los jóvenes, pero no con el dueño del comercio, comercio en el cual, había gato encerrado.


Resumen
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–Que mal educado ni siquiera se presentó– pensó el genin al ver la intromisión de aquel chico de cabello castaño para luego darle una mirada de arriba a abajo, por suerte el mercader atendió rápidamente a las preguntas y comenzó a explicar –Es extraño que alguien pueda burlar a shinobis entrando fácilmente y es todavía más raro que pudieran seguir robando sin cruzar ninguna de las puertas, si los documentos son precisos cosa que no creo…– pensó el chico dando un suspiro y volviendo a sus pensamientos, –Se supone que el mercader tapio cualquier otro posible acceso, esto se pone raro– los pensamientos del genin seguían mientras miraba al comerciante y por algunos instantes a sus nuevos compañeros.



–Bueno no fiarse de los guardias es una cosa pero no creo que las coles tengan mucho que ver en esto…– pensó el chico conteniendo la risa ante el comentario de Fujitora, –Supongo que es normal que todos lleguemos a las mismas conclusiones, pasar frente a shinobis entrenados no es posible para alguien cualquiera si eso fue lo que paso el que lo hizo tiene que tener buenas habilidades– dijo cruzando los brazos y dando unos pasos haciendo un círculo alrededor del comerciante hasta quedar en su espalda, –Por otro lado si tenían llaves o no creo que no es demasiado relevante, si tenían las habilidades para burlar la guardia de shinobis entrenados seguramente también tenia capacidad para abrir cerraduras, o es acaso Fujitora que lo que intentas averiguar es si este buen hombre roba sus propias verduras–  preguntó el genin mirando a su recién conocido compañero y poniendo las manos sobre los hombros del comerciante, luego procedió a hacer un breve masaje en los hombros de aquel señor intentando que se relajara, el comentario del genin pretendía ser disruptivo, cortar el hilo de preguntas y ver la reacción del comerciante.



–En fin… no creo que quedarnos aquí afuera en el frío resuelva mucho, propongo que entremos y veamos qué podemos averiguar o tal vez este buen hombre nos pueda indicar donde montaron guardia los otros shinobis, así podríamos pensar como entraríamos nosotros sin ser descubiertos– concluyó el genin, no era la primera misión en equipo del chico y como su maestro le enseño que en este mundo shinobi se tenía que colaborar para conseguir los objetivos, así que lanzó las ideas que tenía y si sus compañeros no tenían mejores al menos tendrían algo para empezar.





Resumen

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Aquel desencuentro con tantos interrogantes colmaba mi mente, y me hacía desconfiar de toda la información que había recabada al respecto. Pero me mantuve sereno y reflexivo, focalizando todos mis esfuerzos en ser observador y dejar de emitir juicios hacia el exterior, pues vista la situación, podría relíar aún más el caso y abstenerme a una posición más silenciosa que además me desdoble de pensamientos obvios, generaría y desbloquearía algunas hipótesis más interesantes de contemplar y que lleguen a un mejor puerto.

Las palabras del chaval de Kirigakure, Horaime, intentaban romper con el vórtice vicioso de preguntas que empezamos a lanzar sin a penas resultados, lo observaba detenidamente pues aunque no lo conociera, su actitud frente al vendedor tenía una lectura algo más allá de lo superficial y de lo que se podría apreciar a simple vista, pues quizá desde la provocación intentaba despertar en aquel hombre una reacción que clarificase el asunto y nos acercara a una meta aún desconocida. Por otro lado, la participación del joven de la roca no parecía ofrecer una resolución colectiva frente al caso, si el chico permanecía pensativo o no era algo que desconocía, pero que también me inquietaba al mismo tiempo.

- Con que dentro eh -

Pensé tras las últimas palabras de Horaime tras la previa invitación del comerciante. Asentí con la cabeza, mi rostro permanecía semi oculto bajo mi manto morado y tan solo asomaba el hemisferio superior, en el cual, la enorme cicatriz que lo colmaba cogía aún más presencia. Me interné en el comercio del hombre, divisando cada detalle que se presentaba entre las cajas del género en venta, y todo estaba intacto, no había nada removido de su sitio, mal colocado o dañado por el presunto robo. Por otro lado, el resto de los aspectos de la tienda permanecían en perfecto estado y en un correcto orden, mis ojos recorrían palmo a palmo todos los inmuebles del sitio, así como sus paredes y el suelo. ¿Quizá el comerciante tendría que darnos más detalles? Tenía la certeza que si, pues me faltaban piezas que completasen el puzzle.

Off
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~ Narro ~ Hablo ~ Pienso ~
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Off


Riku ingresó al local, mirando cada canasto de frutas y verduras, y no parecía haber nada fuera de lo común. La limpieza era bastante buena para tratarse de una verdulería, y no había más que alguna hoja suelta, pequeños frutos caídos en los rincones. La tienda parecía normal. Revisó el fondo, donde estaba esa puerta metálica prácticamente clausurada por 

—Esta puerta metálica ¿Da a un patio, verdad? ¿Nunca se abre? ¿Tiene césped el patio?

Siguió mirando las paredes, golpeando con su puño tratando de encontrar alguna pared hueca o algo similar. Si los demás shinobis nativos del lugar sospechaban que algo no cuadraba, por algo sería, y encontrar una exclusa o compuerta secreta resolvería parte del asunto.

Luego de golpear las paredes, todas parecían sólidas, excepto una, que sonaba un poco más hueca, aunque tampoco parecía demasiado hueca, como si tuviera una pequeña cueva en su interior, quizás producto de la humedad.

—Creo que tengo un indicio. ¿Hace cuánto hizo su última fumigación?

Dijo, mientras se echaba al suelo, cuerpo a tierra, buscando algo característico en el suelo... Y luego de buscar, notó una minúscula pieza negra, del tamaño y forma de un grano de arroz. Riku casi que concluyó sus sospechas, y lo tomó con un papel que llevaba en su bolsillo. Lo aplastó, y el hedor típico de la materia fecal emanó del papel, aunque no duró mucho en el ambiente. Con cara de asco, Riku les hizo una seña a sus compañeros para que vean eso.
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Última modificación: 18-09-2023, 05:54 PM por Riku Ashira.
~ NARRADOR ~

El tendero vio como accedían los tres shinobis a su verdulería, pero nunca les quitó un ojo de encima, vigilando, totalmente paranoico, que no les robara ni siquiera una sola uva.

Mientras ingresaban, tanto Fujitora como Horaibe interpelaban al tendero, dudosos de su explicación, a lo cual Horaime, para relajarlo, le hacía unos masajes mientras el interrogatorio continuaba, a lo cual el tendero reaccionó sorprendido, pero inmediatamente le agradó la acción y se relajó como pocas veces en su vida.

—A-ahhh... Qué rico se siente eso... Bueno, chico, si no prosperas en el mundo shinobi, siempre puedes trabajar de masajista

Dijo, riéndose profusamente, aunque concentrándose luego en las preguntas.

—No, es imposible que hayan entrado por el frente. Y no, como dije antes, los shinobis no notaron absolutamente nada. Pasó gente en frente de ellos, pero simplemente siguió su camino. Eso es lo que me informaron en sus pergaminos, al menos.

Mientras se relajaba un poco más con los masajes de Horaime, dando leves indicaciones como "No, no, ahí no, ahí, eso, ahí sí" y similares, pensaba en las respuestas de las preguntas de Fujitora.

—Sólo mi mujer tiene copias de las llaves, y no, no he perdido ninguna llave en estos últimos días. Y aunque lo hiciera, tendría que perder todo mi manojo de llaves para que alguien ingrese, ya que tengo varias cerraduras distintas, justamente para evitar eso...

Luego, pensó las preguntas sobre los shinobis que hacía Fujitora.

—Sí, los conozco ya que firmé sus pergaminos y me dejaron una copia, denme un segundo...

Dijo, soltándose de los masajes de Horaime y buscando algo en un mueble. Sacó un pergamino de él, y se lo entregó al shinobi mayor, que tenía dudas con respecto a los que habían estado en el encargo anterior.

—No, no hizo falta, cuando cerré el local, ellos se presentaron, les agradecí por venir, y simplemente me fui a mi casa.

Luego, ya con más movilidad por estar libre de las cómodas ataduras masajeantes de Horaime, vio como el ninja de Iwa hacía una búsqueda exhaustiva y le hacía una serie de preguntas que no tenían nada que ver con las de los demás shinobis.

—¿Esa puerta? Sí, da un patio que nunca uso, y he dejado completamente abandonado. Está lleno de césped y maleza. Cuando llueve, suele inundarse, pero el agua no entra al local.

Luego, ante la segunda pregunta, miró contrariado al shinobi

—¿Fumigación? ¿Porqué necesitaría eso? No hay plagas en esta aldea, chico...

Dijo, rascándose la cabeza sin entender el sentido de la pregunta, y luego vio cómo el mismo ninja levantó algo del piso, parecía un papel a la distancia, pero era más que eso.

Resumen
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La reacción relajada y jovial del comerciante dejó ver al genin que era poco probable que estuviera robando sus propias legumbres por estar metido en algún extraño fraude, –Bueno ni se inmuto con las preguntas y tenia todos los documentos en orden, así que sera mejor no seguir por ese camino, de momentopensó el chico siguiendo al resto del grupo que apresuradamente entró en el local.

–¿Todo en orden con eso?– preguntó el genin desviando un momento la mirada en dirección a Fujitora, si bien el comerciante parecía no estar en nada raro aun quedaba intentar confirmar por medio de la documentación que los shinobis anteriores hicieron todo bien.

Ya dentro del local el genin camino un rato verificando que las ventanas estaban tapiadas y que y las únicas puertas de acceso eran las que les había comentado el comerciante, ciertamente considerar que alguien llego del exterior y paso entre shinobis entrenados y un montón de cerraduras era cada vez menos probable, –Bien buen señor…– comentó el genin dirigiéndose al comerciante mientras se ponía en cuclillas para curiosear las diferentes estanterías, –¿Únicamente sus coles son las que se ven afectada por los robos o desaparecen cosas al azar?– preguntó el chico tomando una pequeña hoja de suelo y examinándose unos segundos, las indagaciones de Horaime fueron interrumpidas por el callado chico de cabello castaño que con una señal intentó reunir al improvisado grupo seguramente para mostrar alguna pista, Horaime se levantó y caminó hasta donde su compañero solo para encontrarlo con… mierda de rata en las manos –Es mierda de un roedor probablemente… No soy veterinario pero en la librería tuvimos una o dos plagas de ratas, no se olvida ese olor y esa forma– dijo el chico mirando las manos de su compañero, –Pero…– continuó el genin –Es raro, cuando se tiene una plaga normalmente se ven o se escuchan por todo el lugar, yo no vi ni escuche nada, ¿Ustedes?– preguntó mirando unos segundo a sus compañeros para luego agacharse intentando mirar por debajo de las estanterías en busca de más pistas.
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Con el paso de los momentos me surgían diferentes sensaciones y debates internos acerca del caso. Quizá, no hacía más que sobre considerar los datos que había recabados sobre la situación, y me estaba dejando llevar demasiado con especulaciones personales. Especulaciones que de un modo u otro enturbiaban mi observación, mi capacidad deductiva y que, estaba empezando a identificarlas como las principales causantes del desvío de mi atención frente a lo que en verdad tenía delante de las narices. Empezaba a llegar a la conclusión que si quería mejorar mis habilidades en este tipo de aspectos, tenía que ser coherente con lo que de verdad había encima de la mesa, y buscar pistas, detalles o testimonios contrastados y reales, no dejándome llevar por el instinto que si bien a veces puede acertar, no es el método más científico y correcto para llevar responsablemente un caso.

Evidentemente, tenía el rango de shinobi que me merecía por este tipo de cosas, la principal, la inexperiencia, y era obvio que abarcar investigaciones de un mayor calado con repercusiones más trascendentales me vendría grande. Por lo que empecé a relajar tanto la lengua como la mente, que me bombardeaba con más y más especulaciones, pero consideré que era momento de pasar a una postura más observadora y crítica con la realidad. Los dos chavales, tanto Riku como Horaime se fueron moviendo por dentro de la pequeña tienda, el primero por su parte merodeando por la estancia cual sabueso en busca de pistas, y el segundo con una actitud más activa. El vendedor por su parte, respondió algunas de las cuestiones que le lanzamos y fue aclarando algunos detalles más de la situación, pero yo tan solo me limitaba a escuchar atentamente y dar pasos cortos y lentos por el lugar. Posteriormente, asentí con la cabeza tras la pregunta y la mirada de Horaime hacia mí.

- Sigamos a ver hasta donde acaba la pamplina de las coles entonces -

Me dije tras presenciar la escena, cuando el joven de la roca alzó la voz y el mercader acto seguido le contestó haciendo referencia hacia las pocas fumigaciones que una tienda de alimentación necesita, claro que sí. Eso me volteó los ojos, sacándome interiormente de mis casillas y arrastrándome hasta un silencio íntimo en donde mi autocontrol y mi irritación batallaban mutuamente para que esta última no hiciera que zarandeara a aquel hombre. 

- Nota mental, no comprar aquí -

De pronto, el espigado genin de la niebla corroboró la mierda de rata que Riku desmigaba sobre su mano con un papel, tengo que admitir que eso me revolvió el estómago. Parecía que el primer indicio hacia su aparición, ¿serían las ratas las causantes de las coles y más que un robo era un banquete privado que se habían montado a costa del género del hombre? Sin embargo, era cosa rara pues a falta que de que me corrigieran, las ratas no dejarían títere con cabeza dentro de la verdulería y comerían más cosas ahí dentro, más aún si hay una plaga. Esos bichos podían comer hasta madera o tejidos.

- Yo tampoco veo ni escucho nada, pero deberíamos de revisar si tiene fisuras en la pared del establecimiento o algún conducto de ventilación o desagüe mal instalado... -

Hice una pausa tras contestarle a Horaime, y recorriendo superficialmente con la mirada las esquinas superiores e inferiores del local desde mi posición, me pregunté acerca de la puerta que el hombre mantenía cerrada hacia ese patio abandonado que decía. Cavilé acerca del estado abandonado que describía el vendedor, y no tardé en dejarme llevar de nuevo por la suposición de la que momentos antes me intentaba deshacer. ¿No sería el patio un auténtico resort para los roedores? era un sitio con vegetación, seguro y tranquilo, además tenían cerca verdura y hortalizas.

- ... ¿y el patio?, ¿podríamos ver el patio? -

Pregunté señalando vagamente con la barbilla la puerta, y aunque no estaba muy seguro por el pudor que me daba ver lo que habría detrás de esa puerta, era un rasgo coherente que deberíamos de considerar.
[Imagen: 20231127_013118.gif?ex=664f3727&is=664de...813aae68f&]

~ Narro ~ Hablo ~ Pienso ~
pasivas
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Última modificación: 02-10-2023, 08:05 PM por Riku Ashira.
~ RIKU ASHIRA ~

Riku se llevó la mano al mentón, no sin antes arrojar al demonio el papel impregnado con mierda de rata, para pensar un poco. Sí, quizás el patio era un solarium de roedores y otras plagas potencialmente peligrosas, quizás no porque representaran un riesgo inminente, si no un riesgo más indirecto, como podían ser, además de las ratas, algunas aves como las palomas, cucarachas, incluso gatos callejeros, entre otras inimaginables.

Riku tragó saliva mientras se dirigían a la aún cerrada puerta que daba al patio, imaginando las cosas que podría encontrar allí. Todo eso podía ser un caos o simplemente un patio normal, aunque si estaba tan abandonado, seguramente no sería un lugar donde tomar una cerveza y comer ramen un día de fragante verano. De hecho, hablando de fragancias, era muy probable que la fragancia fuera fuerte y hasta aversiva. Quizás si la mascota de algún niño había entrado a ese patio por el medio que fuera y había fallecido ahí dentro, habría olores y restos de putrefacción, lo cual sería peligroso para cualquier personas, y también implicaría una infestación de moscas por ahí. Todo podía ser ante un patio tan abandonado como prometía ese, pero no había que juzgar el libro por su portada.

—Veamos qué pasa ahí dentro... Es decir, ahí fuera. Sólo espero no encontrarme nada demasiado asqueroso ahí, hace poco comí un tazón de ramen y no tengo ganas de echar la pota en medio de un basurero.

Dijo el Ashira, ya con una sensación de retorcijones y náuseas en su estómago. Las respuestas no parecían limpias ni color de rosa, sea lo que sea que hubiera ahí.
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Última modificación: 02-10-2023, 07:58 PM por Riku Ashira.
~ NARRADOR ~

A medida que otra oleada de preguntas de los shinobis se veía, comenzaba a transpirar por lo que sea que hubieran encontrado los shinobis en ese papel, y el hedor de las heces, aunque durara unos segundos, era notorio.

—Pues... Sí, verduras, frutas, a veces desaparecen hasta mis galletas, las dejo encima de la mesa de allá y al otro día ya no están... Pensé que los ladrones quizás tenían hambre o algo y las habían tomado...

Dijo, tratando de volver al hilo de los ladrones. Prefería ladrones a tener una infestación de ratas.

Ante el pedido de ver el patio, algo nervioso, contestó

—S-sí, tengo la llave de ese candado aquí...

Dijo, y se acercó a quitar varias cerraduras del camino para poder abrir la puerta. Cuando finalmente lo logró, se vio un patio con el césped muy crecido, latas grandes de aluminio tiradas por ahí, cajones de verdura vacíos arruinados por la lluvia, entre otros bártulos sin valor comercial alguno.

Imagen de referencia
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–Bueno aquí abajo igual tenemos *caca de roedor– dijo el genin poniéndose de pie y sacudiéndose la ropa mientras escuchaba a sus compañeros llegar a sus propias conclusiones, –Bueno puede que lo estemos pensando de mas y sea solo una simple plaga de ratas, por lo menos las pistas que tenemos hasta el momento son lo que nos dicen más bien nos gritan plaga de ratas– pensó de brazos cruzados mientra el mercader contestaba las preguntas y procedía a ir en busca de las llaves necesarias, luego de esperar un rato y ver al mercader abriendo otra gran cantidad de cerraduras el grupo pudo ver un terreno baldío donde se suponía que debía tener un patio, –Enserio me vas a decir que nunca viste una rata aquí dentro… esa cosa es el nido de todas las ratas de toda la ciudad– dijo Horairme cerrando los ojos y masajeando su nariz con su mano derecha claramente indignado con toda la situación, luego de unos segundos de rabieta el genin recuperó la compostura y levanto la mirada. Sin esperar mucho el chico dio unos pasos fuera y miró de lado a lado en aquel desorden, –Hombre que vendes comida aquí al lado… no puedes hacer eso y tener este basurero aquí detrás– dijo mirando la comerciante, –Yo digo que le prendamos fuego…-- comento con roña dando una mirada acompañada de una media sonrisa a sus compañeros, –Bueno… prenderle fuego tal vez es mucho, pero les puedo asegurar que en cuanto empecemos a mover cosas aquí atrás las ratas van a correr sobre nosotros, tenemos que ser precavido sus mordidas pueden causar enfermedades así que será mejor pensar que haremos antes de sumergirnos de lleno en esto–  mientras hablaba el genin daba unos pequeños puntapiés a un colchón viejo que estaba casi frente a la entrada del patio, –Un colchón increíble… la gente compra comida aquí ¿Enserio?– pensó indignado.
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La situación iba a empezar a desentramar las incógnitas del caso que teníamos en frente, pues era sin duda un punto de inflexión la apertura de la misteriosa puerta al fondo del local. Pacientes, esperamos a que el torpe hombre fuera quitando todas las cerraduras mientras musitaba nerviosamente algo, sin embargo, mi atención estaba puesta en aquello que pudiera aparecer más allá. Tanto el chico de ojos verdes, Riku, como el joven espigado, Horaime como servidor, aguardábamos pacientes mientras la puerta se abría y el comerciante se echaba hacia un lado para descubrir el patio posterior a la tienda. Las suposiciones iban encajándose.

Horaime se internó valerosamente en aquel estercolero descuidado que estremecía mi entrecejo, más por la dejadez del dueño con aquel sitio que por el propio sitio en sí. Y, acompañando las palabras del joven de la niebla, dirigí una mirada fulminante hacia el hombre junto con un silencio sepulcral. Poco a poco, redirigí la mirada hacia todo lo que se distribuía por ese patio, accediendo a el hasta quedarme a la misma altura que Horaime, y reflexivo, fui analizando cada detalle de aquel solar encontrando durante el recorrido visual pura dejadez e irresponsabilidad humana junto con deshechos y moscas.

- Si acabas de comer Riku ni te asomes -

Dije, pues el la atmósfera era densa y estaba cargada de una amalgama de hedores desagradables. Poco a poco iba enfadándome por la situación, ¿acaso era necesario solicitar este tipo de servicios de la villa para tal circunstancia?, pues era evidente que el local tenía suerte que lo que menos le entrasen fueran ratas, y es que, me frustraba que alguien con tal dejadez de su negocio que encima es de alimentación, moleste a genins para tal caso pudiendo llegar perfectamente por métodos propios a tal resolución con las dichosas coles, sin tener que justificar el caso en robos, ladrones u otras fórmulas. 

- ¿Fuego al patio?... ¿y a la tienda no? -

Musité compartiendo la burla de Horaime, pues aparentemente el joven ya había sacado su propia conclusión del caso, y comenzó a proponer una resolución para tal circunstancia. Pero yo ya había visto y aguantado suficiente, y molesto caminé de nuevo hasta el interior de la tienda y me dirigí al comerciante.

- No seré yo al menos el que mueva un dedo para acondicionar el patio y la tienda Horaime, porque es evidente como dices que la salubridad del sitio brilla por su ausencia, y una enfermedad es lo mínimo que podríamos coger aquí -

Dije continuando la propuesta del joven, pues como bien había dicho, tanto el sitio como nosotros estábamos expuestos a cualquier tipo de infección por todo lo que había en aquel patio y afectaba al género del comercio. A poca distancia me paré frente al hombre y fijé mis achinados ojos sobre los suyos con el ceño fruncido.

- Chicos sinceramente... creo que deberíamos de poner en conocimiento del órgano comercial de la villa la situación de este comercio, y que una inspección competente ponga cartas en el asunto, abrir un parte sancionador en el informe final de la misión, y que este hombre pueda escarmentar con ello, pues tiene una responsabilidad que ha obviado y que pone en peligro la salud de sus clientes -

Claramente era una propuesta personal que los dos jóvenes debían de compartir también para llevarse acabo, pues era tan palpable mi enfado que me resignaba a hacerle el trabajo sucio a aquel hombre. Sin saber si su intención desde un inicio era que unos pobres genins le limpiaran el patio argumentando un robo, estaba pendiente de su expresión tras mis palabras, además de lo que tuvieran que decir también los chicos.

- Más vale 1 vez la cara colorá, que 100 amarilla -
[Imagen: 20231127_013118.gif?ex=664f3727&is=664de...813aae68f&]

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~ NARRADOR ~


Al empezar a abrir el funesto patio, el tendero tragó saliva, más nervioso incluso que cuando los shinobis se presentaron o incluso cuando entraron a su tienda. Empezó a pensar que hacer un encargo de misión antes de hacer una revisión general fue una mala idea, quizás le había ganado la ira por creer que la situación escapaba totalmente a su control. Al final, era tan sencillo como llamar a un mundano servicio de plagas.

—Yo, eh... Lo siento... Desconocía la situación completamente... Es que... ¡No uso apenas ese patio! Alguna vez habré dejado un poco de mercadería aquí, pero sólo fueron algunas veces...

La última declaración, si bien era completamente desagradable y posiblemente haría revolver lo más profundo de las tripas de los tres shinobis, el tendero parecía decirlo con completa humildad, credulidad y sinceridad. Algo en sus palabras decía que lo que él les estaba contando era genuinamente la verdad.

—¿Saben qué? Firmaré su misión ahora mismo si no le dicen a nadie que pasó esto. Resolveré este asunto por mi cuenta, y contrataré a alguien que pueda solucionar esto de raíz. Se los prometo, de verdad.

El ruego del mercader, de nuevo, parecía genuino. Sólo era ignorante, y había recibido una valiosa lección aquí, mediante unos shinobis que sólo le indicaron que abriera una puerta y lo confrontaron con algo que no podía o no quería ver.

Mientras los shinobis pensaban en lo que había dicho el verdulero, éste se hundió en la mierda que era su patio a revisarlo, mientras revolvía basura y chistaba con la boca, con semblante claramente afligido. A medida que movía cosas, se podía escuchar el movimiento brusco de los arbustos, y no sólo era de los objetos que él mismo tomaba y arrojaba, si no que además de los distintos animalejos que vivían en esa reserva natural inintencionada.
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