[Priv] Reencuentro después del pacto
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El tacto de la mano de Adán era tan cálido, sus mejillas, por el contrario, aunque hervían ahora, se sentían en parte gélidas por las lágrimas y lo frío que había estado el tiempo en el cementerio de Konoha. Se alejó de ella para ir por té, al tiempo que la lluvia abatía con tal fuerza que parecía que el mismo cielo se caía a pedazos. Escuchó buscando frenar el llanto las primeras palabras del rubio, que llegaron como un puñal para que ella siquiera sin consuelo.

El ciclo de guerras continuaría, la venganza traía más venganza. Había visto eso innumerables veces y definitivamente ella no sería quien pararía el ciclo. Una cosa estaba clara y es que después de haber visto tal crueldad, y casi que sentirla en carne propia, se le hacía imposible perdonar a los ejecutores de la rubia y no solo eso, sino que como actual líder del clan sentía el fuerte compromiso de aclarar de una vez por todas lo que pasaba de frente a los asesinatos de las líderes del clan. Sus manos, puestas sobre su ropa, se apretaron con fuerza, evidentemente esta se arrugaría y no pasaría desapercibido por Adán.

Siguió escuchando a Adán sin decir mucho, lo siguió hasta donde pudo con la mirada, justo antes de girarse un poco para verle de frente a la ventana y notando como la lluvia seguía cayendo. Lo siguiente fue verle girar y mencionar sobre el hiraishin. En algún momento, como jounnin había escuchado de aquello, pero desconocía del todo cómo funcionaba. Su mano derecha, al ver la mirada de Adán, de inmediato se movió al vientre. Ya sabía, lo había notado apenas sus ropas fueron despojadas y tenía la intención de preguntárselo, pero no había tenido el espacio.

Entendió todo en un instante. Esa había sido la forma en la que había legado a Bishamon y por el mismo motivo él había expuesto su vida en salvarla. Su sello, era cierto, no se veía mal. Afirmó despacio a las intenciones de Adán, reconociendo que parte de ella sentía la seguridad que el Yamanaka le transmitía. Notó como se le acercaba y posteriormente dejaría que Adán tomara sus manos y como promesa, sellara aquel acuerdo.

No creí que… fueras poseedor de tal arma— dijo mirándolo también fijamente, con sus dedos entrelazados y a escasos centímetros. —No me queda más que darte las gracias. Sería la segunda vez que estás casi que protegiendo la vida del líder del clan Senju, eso no tengo cómo pagártelo… Pero quiero que sepas que, así como tú, yo también estoy contigo… Pase lo que pase, jamás te abandonaré. Seré su escudo o tu espada si llegas a necesitarlo— los ojos de la Senju irradiaban fuego. El pacto estaba creado, no había nada, ni nadie que pudiera romper aquel acuerdo.

Sin más, le soltó despacio y se acercó para abrazarlo quizá con un poco más de fuerza. De verdad quería hacerle sentir que no estaba solo. Ella estaba y estaría para él bajo el contexto que fuera. Mientras, así como Adán tenía la forma de salvarla, lo único que pensaba Kaname era la forma en la que ella también podría llegar hasta él sin necesidad de tener aquella técnica. ¿Habría forma?
[Imagen: Firma-Kaname.jpg]

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Última modificación: 04-06-2024, 03:55 AM por Adan Yamanaka.
Aquel momento era intimo y no necesariamente un encuentro carnal sino algo de pacto, de unión, de el verdadero significado de: El uno para el otro. Respondí a su abrazo, acariciando su espalda de arriba a bajo - Estoy dejando mas sellos en ti - Dije en baja voz, claramente era una broma, mas que nada para aligerar el momento, que la tension bajara. Apoye mi mentón en su hombro, dejando mis manos rodeando su cintura haciendo que  mi cuerpo quede pegado al de ella, sintiendo su calor, haciendo que sienta el mio - Entonces seremos un solo cuerpo, tus ojos seran los mios, mis oídos los tuyos -Alejo mi mentón para observarle, claramente por lo cerca que estabamos, podía incluso sentir su respirar, cayendo en cuenta de lo que estaba pasando... ¿Que estaba pasando? Eso: Que estamos muy cerca. De la nada hice silencio, no sabia que palabra decir, solo trague saliva de forma lenta, bajando mi mirada a sus labios, observando estos de forma rapida para centrarme de nuevo en su mirada. 

Mi izquierda quedo rodeando su cadera mientras mi derecha iba con lentitud hasta su muñeca, pasando mi indice por esta, bajando por su palma hasta que mi mano agarro de nuevo la de ella, no habia pasado mucho tiempo desde que ya habíamos hecho lo mismo: Agarrar nuestras manos, esta vez era diferente pues el tacto se hizo de una forma muy natural, tal vez "demasiado" como si algun instinto me dominara, ella iba a poder notarlo pues como le estaba tocando era completamente diferente a como le toque.

La lluvia solo se hizo mas intensa, siendo esta el soundtrack del momento, confundiendo mis sentidos, desaperienco mi espacio y solo dejando el caer de gotas de fondo con un entorno negro donde lo único que estaba presente en mi vista era ella, aunque para mi pasaron horas en aquel momento, realmente no había pasado ni 10 segundo de todo aquello. Abrí mis labios con lentitud para decir algo pero luego cerre de nuevo mi boca pues todo puede "mal interpretarse" y que mi boca este tan cerca y que esta se abra solo le dara a pensar una cosa y no es que quiera decir algo. 

Mi izquierda bajo un poco mas sin llegar a sus muslos, solo fue una leve caricia...Para mi el tiempo se detuvo ahí y ella podía notarlo ¿Mis ojos estaban brillando? Realmente no lo se, no puedo verme ahora, todo por la tension que se creo y el hecho de no querer alejarme.
Pienso/Hablo/Albert
[Imagen: Dise-o-sin-t-tulo-2.png]
El Emperador
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Última modificación: 16-06-2024, 10:50 AM por Kaname.
Sonrió. No sabía del todo si era posible que pusiera en ella más sellos, pero lo que dijo a continuación lo pudo sentir como si un pacto se estuviera cerrando, uno que llevaba muchos años en proceso. Afirmó despacio, sentía el calor del otro, Adán, sin quererlo, se había convertido en su refugio, en su lugar seguro, no había nadie en el mundo que tuviera más su confianza entera y en quien pudiera dejarse caer. Su vida, incluso, en caso de estar en manos de Adán, estaría a salvo. Era reconfortante.

Se alejó despacio y la miró a escasos centímetros. Era imposible no sentir aquella atmósfera cargada de un fuego extraño que pocas veces la Senju había sentido. Sus ojos se clavaron en los de él y entonces notó como miraba sus labios. Ella, también tragó saliva despacio. ¿Cedería? Jamás había pasado algo así entre ellos, ¿por qué ahora?¿Qué era esa cosa imantada que parecía querer ocasionar la explosión de dos mundos? El tacto en su mano se hizo presente haciendo que ella se erizara por completo y dejara la boca entreabierta, con ganas de decir algo, pero sin poder hacerlo.

Su respiración se hizo pesada, el calor seguía aumentando poco a poco, su corazón empezó a latir con fuerza. No, no era normal, el roce de sus manos y de sus cuerpos estaba cambiando, aquello no era solo un acercamiento entre amigos. La lluvia alzó el sonido, se hizo más estruendosa ante el silencio de la sala. Las gotas sobre el techo daban un concierto que los dejaba inmersos en una especie de embrujo del que posiblemente podrían salir.

Tragó saliva nuevamente viendo que, al igual que ella, Adán también quería decir algo. Mordió su labio inferior despacio y aunque sus instintos más primitivos la habrían llevado a juntar sus labios con los del rubio tomó fuerzas.

A…Adán— su tono de voz era apacible y con algo de esfuerzo logró romper el hechizo que se había posado sobre ellos. —Eres para mi alguien demasiado especial, como una especie de hermano… Y jamás te había visto de esta forma.— comentó tranquila. —No sé si sea efecto de lo que estamos atravesando, de todo este cúmulo de desgracias y de situaciones complicadas… Pero no debemos romper el pacto así, no hoy… Te reconoceré como eres, y por quien eres, pero... dame tiempo de procesarlo todo...— dijo terminando por dar un paso atrás y alejándose un poco del Yamanaka, aunque por dentro se moría por besarlo.

Era lo mejor, darse tiempo, compartir un poco más. Sin saberlo, cosas se cernirían sobre ellos y el futuro les deparaba grandes hazañas a ambos, por lo mismo, ir despacio, recuperarse, volverse aliados y posteriormente, alcanzarse como uno solo, tal cual lo habían expuesto. Eso tomaba tiempo, pero parecía ir por buen camino.

Espero no incomodarte si me quedo aquí hoy, si prefieres que me vaya, aún puedo hacerlo…— finalizó. Si Adán lo consentía, muy seguramente sería ella quien diera el paso la próxima vez.
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