Ohona se habia quedado sola en el mundo real, completamente sola. Golpearía de nuevo una vez más al agente imperial cuando este intentaba despertar con su fiel y leal sarten de acero forjado en el país del hierro, templado por el fuego de incontables hornos. Raro seria que con tanto golpe en la cabeza de esa poderosa sarten el hombre no despierte con un par de neuronas menos o algun tipo de deficiencia mental.
Pero no seria el único, puesto que Ohona comenzaba a vivir en su cuerpo la tensión de la soledad y el aburrimiento al no estar con nadie y solo poder esperar a que sus aliados regresaran y con la incertidumbre de en que estado lo harían. Su ansiedad la llevaba a sumirse lentamente en la locura realizando cualquier acción en el interior de aquella cueva con tal de distraer su mente, incluso hablar, con el soldado que ella misma no dejaba de noquear, quien sabe como podría evolucionar toda esta situación.
El ultimo aliento de Hosshin sirvió para una ultima ofensiva antes de caer rendido sin ninguna pizca de chakra al suelo, aquel estado tan frenético y loco era un desgaste muy exagerado y era incapaz de prologarse batallando tanto tiempo. Aunque esa ultima ofensiva no fue suficiente para aplacar la voluntad y perseverancia de los dos shinobi de Ichigan, que una vez más aunaron fuerzas para combatir contra la ofensiva de lava y guardando una confianza absoluta el uno en el otro, cosa imprescindible dado que el mínimo error por parte de uno suponía la muerte de los tres ahi presentes, lograron aplacar los muros de lava y no solo salvarse a ellos dos, sino que tambien al inconsciente Saito.
Ambos shinobi entrarían en euforia celebrando, para cuando dos pelirrojas aparecerían en la escena. La broma de imitar a Akami no es que fuera muy en serio, puesto que evidentemente la chica al ver a sus compañeros y su amado Saito heridos acudiría de inmediato hacia ellos, algo que Ishiwaka ya sabia por las memorias obtenidas de modo que el hombre desharía su transformación mostrando otro aspecto ante la incertidumbre de los supervivientes y el estado de abstracción que Akami estaba presentando perdiéndose en los fantasmas de su pasado que la atormentaban y las ansias de mayor poder.
- Bueno calmaros un poco, os felicito por haber completado mi encargo secreto, soy aquel a quien la gente llama Ishiwaka, aunque ese no es mi nombre real y por descortés que sea no pienso revelar mi autentico nombre - La entidad, hablaba con un tono de voz neutro, claramente distorsionado por algun objeto o técnica, lo cual hacia difícil distinguirla, su cuerpo estaba completamente cubierto de tela y enmascarado, lo cual dificultaba identificar su complexión o silueta, entorpeciendo cualquier intento de diferenciar por lo menos si era un hombre o una mujer. Si tan solo cierta ciclope hubiera llegado hasta este lugar tal vez lo habría podido averiguar, aunque en ese caso igual ni habría presentado esta ventana, puesto que en los recuerdos de sus compañeros figuraba su habilidad del ojo blanco.
- Debo admitir que no las tenia todas de que lograrais abatir a tan legendario guerrero como es uno de los fundadores de Bosshoku, Hosshin la Ceniza, pero superasteis mis expectativas - Ahora que podía hablar sin su habitual actuación se le notaba más elocuente y un tanto más expresivo con sus movimientos corporales - Debo disculparme con vosotros por dejar pistas falsas para atraeros hasta esta región para ayudarme con este pequeño inconveniente, pero cuando recibí la habilidad que me permitía acudir a este lugar - Ishiwaka se quitaría uno de sus guantes revelando una mano con las uñas pintadas de negro mostrando la palma de la misma en la cual tenia incrustada un ojo, un ojo que se haría familiar a Izuku por tratarse de uno de los peculiares doujutsus de su clan en su etapa más poderosa, un Mangekyo Sharingan - Por desgracia descubrí que este idílico lugar para mi... oficio, estaba siendo utilizado desde la masacre de Yugata como una prisión infinita para ese hombre - Tras aquello volvió a colocarse su guante - Y como encima se vio afectado por los restos residuales del chakra de la mítica bestia ancestral del desierto, el Bijuu de una cola Ichibi o Shukaku, estaba en un estado de descontrol y frenesí que no podía dialogar con él, pero gracias a vosotros ya se soluciono todo - Ishiwaka juntaría sus manos a haciendo una pequeña reverencia como muestra cordial.
- Bueno toda la información de mi que hayáis podido recopilar es más de lo que nadie ha podido recopilar nunca, así que tomad eso y aquella urna antigua de los sacerdotes del viento como pago por vuestro servicio, así que si queréis os envió de nuevo con vuestra amiga, puedo mandaros de uno en uno o si os ponéis todos juntos os envió a la vez - Mientras decía aquello les hacia como el gesto con la mano de que se juntasen un poco.