[Halloween] - Festival de la Niebla
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31 de Jūgatsu/octubre, 15 D.K
Kirigakure, Zona Comercial 

[Imagen: 61-619056_halloween-anime-wallpaper-data...lpaper.jpg]

El otoño tejía su manto de hojas doradas sobre el frío y humedo amanecer otoñal, anunciando la llegada de un evento tan esperado como misterioso: La Noche de los Espíritus Ninja. Todo Kiri se sumía en una transformación encantada, con distintas decoraciones a lo largo y ancho del País, más especialmente en aquella Aldea envuelta en niebla, donde los misterios y la oscuridad, combinada con el ingenio de sus habitantes conformaban de un escenario siniestro y al mismo tiempo de gracia, haciendo de sus habitantes dignos de ser llamados los "genios del disfraz", sin duda tenían una gran reputación que sostener a la hora de competir por el mejor disfraz. Las calles y alrededores de la zona comercial se copaban por familias y gente solitaria, la mayoría bajo un antifaz, con varios puestos de comida y un escenario de concursos.

Los preparativos para la celebración eran evidentes en cada rincón. Los líderes de la aldea habían unido fuerzas para crear un evento sin igual. Puestos de comida ofrecían delicias terroríficas, desde ramen de ojo de dragón hasta dango de araña venenosa. Un laberinto de sustos aguardaba en el bosque cercano, donde los valientes podrían enfrentarse a apariciones y monstruos ninja. El aire puro de alegría, con risas y murmullos emocionados mientras los shinobi se preparaban para una noche de misterio y diversión. La luna llena observaba desde lo alto, y Halloween comenzaba, listo para desencadenar eventos sobrenaturales. Era una noche donde Kirigakure se envolvía en la magia de lo desconocido, prometiendo sorpresas, desafíos y Bingos espeluznantes. 

¿Estás listo para sumergirte en la celebración más espeluznante de todas? ¡Prepárate para una noche llena de sorpresas, desafíos y, por supuesto, jutsus espeluznantes en esta celebración de Halloween que nunca olvidarás!

Con esta festividad, les traemos una moneda especial que podrán acumular para conseguir todo tipo de premios, Dulces de Halloween, que  deberán recolectar a lo largo de los diferentes eventos y compartir con el resto de participantes. Además podrán utilizar este tema para compartir con otros usuarios y realizar todos los regalos que queráis, o simplemente salir a relucir aquel disfraz guardado, lo importante será disfrutar y dar caza a los intrépidos monstruos de la noche.

Cita:Reglas Especiales:
  • durante el evento, no existe un mínimo de palabras siempre y cuando no se haga abuso de posts
  • se ganará 2 dulces por postear en el tema oficial y 1 dulce extra por cada pagina que tenga el tema del evento
  • una vez ingresado a un post de evento, se asume que ese día estas ahí y por ende solo podrás participar en ese país
  • la muerte no esta permitida dentro de este tema
  • luego de 48 horas puedes hacer doble post, y dentro de este tema no existen los turnos, puedes saltarte a todos los que quieras por el bien de la trama
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Última modificación: 25-10-2023, 10:44 PM por Fujitora.
31 de octubre, 15 D.K.

La maldita noche de todos los malditos años había dado comienzo en la maldita villa de la maldita niebla, haciéndola bien seguro, la aldea más terrorífica, maldita sea. 

No era yo muy partícipe de esta festividad, pues me generaba inquietud y sí, asumo que no me gustan ni los fantasmas, ni los bichos raros, ni sustos, ni nada que esté relacionado con el halloween, soy un tipo que detesta lo terrorífico. Para mi desgracia, había salido caída la noche para comprar chasiu a algún puesto de la zona comercial de la villa, porque me había quedado sin él en casa, pues todos los años tenía la hermosa y rica costumbre de darme un buen homenaje haciéndome mi ramen más particular, con tal mala suerte que al dar por hecho de que tenía todos los ingredientes, me faltaba el más importante. Pero obvio que no decaí, y tras suspirar y lamentarme, arranqué de un tirón las cortinas de tela, le hice 3 agujeros y me la puse por lo alto para salir a comprar el chasiu. La calle era todo un festival, de griterío y muchedumbre, enalteciendo una festividad que para mí carecía de esencia más allá de lo superficial que parecía, de reojo iba atento a todo lo que se movía e interactuaba cerca de mí, pues el vulgo cogía más fuerza mientras me acercaba a la zona comercial, y las calles se volvían más céntricas y anchas. La avenida parecía irreconocible, era palpable el jolgorio de todos los asistentes al evento, pues las guirnaldas de calabaza y otros decorados iluminaban cada esquina. 

Me había puesto una ridícula cortina para parecer un fantasma, para que este año no la tomaran conmigo por ser el único de Kirigakure en no ir disfrazado, ya que siempre existía el típico grupo de graciosos que se ensañan con todo aquel que no sigue su corriente, aunque en aquella ocasión conmigo les saliera el tiro por la culata. De igual forma, admitía que era un gusto visual ver a una villa y tan triste como podía parecer esta con ese aspecto, y sobre todo con tal multitud volcada a participar de una forma u otra con la fiesta, sin embargo, todo eso no iba conmigo y lo que tan solo quería esa noche era comprar la carne y volverme a cenar ramen calentito.

- Diablos, el puesto debería de estar por aquí -

Me dije mientras intentaba localizar entre todos al que solía comprarle la carne, al viejo y bueno de Iroshi. Pero supuesto no estaba en el lugar que le correspondía, y en su lugar lo habían cambiado por un puesto de...

- ¿¡Esa mierda es ramen!? -

Exclamé de forma impulsiva, aunque por suerte, tal desconcierto se perdió entre los fuertes sonidos del ambiente. Con los ojos aún exacerbados, me acerqué con cautela al puesto, el cual ofrecía en un letrero "RAMEN DE OJO DE DRAGÓN", lo cual hacía retorcerme hasta lo más profundo de mi ser ver tal ofensa hacia una comida tan centenaria y tan buena, y tan calentita, y tan deliciosa, y tan digna, y tan nutritiva, y tan completa. Le tiré una mirada lacerante al vendedor que ni el hueso más duro resistiría, e intentando olvidarme de aquel esperpento, retomé la marcha en busca del puesto del buen señor Iroshi.

- Por los huesos del abuelo, ¿dónde le habrá colocado el puesto de carne al pobre hombre?, ya no se respeta a la gente mayor, ni el descanso y por lo que acabo de ver ni el ramen.... NI EL RAMEN -

Era difícil sacármelo de la cabeza a pesar de todos los estímulos y el festival de olores que me llegaban desde todas las direcciones, pues desde los agujeros podía ver todo tipo de comida ornamentada con todo tipo de estupideces terroríficas, que de verdad que era algo que no entendía para nada. Pude tropezarme con la cortina por culpa de dos chiquillos, que se me cruzaron por delante corriendo, cuando divisé a un par de metros de enfrente un tenderete muy humilde con un hombre y una gran tinaja, y en el que cuyo letrero se rezaba "AUTÉNTICO LICOR DE CALABAZA". Me acerqué curioso por probarlo, pues como gran virtuoso de la cocina había oído hablar de ese licor solo consumible en las últimas semanas de octubre, pero, ¿cuánto de auténtico sería?

- ¡Hola buenas noches!.. O terroríficas noches como decís. Mmmm ¿es auténtico el licor?, ¿del País de la tierra? -

Le pregunté asomándome con desconfianza al interior de la tinaja, el hombre, muy seguro de sí mismo, cogió acto seguido una jarra mediana de barro y desafiante la sumergió en el licor.

- Puedes comprobarlo por tí mismo, ¡toma!, a esta invita la casa -

Rebosante de una alegría desenfrenada, el ebrio hombre me la ofreció regalándomela, ahora ya me quedaba claro porque estaba tan contento. Con la jarra en la mano y el esófago calentito debido al licor, anduve buscando por toda la feria el puesto de carne pero sin suerte, y quedaban decenas de ellos aún por revisar, todo fuera por volverme a casa y comerme el ramen. Caminaba mientras bebía del brebaje mientras confirmaba con cada sorbo que aquel licor de calabaza era tan autentico como el disfraz de esqueleto que algunos muchachos llevaban, pues su particular dulzor era un extra añadido de mala calidad, fundamentalmente por la negativa de no tener una fermentación idónea con calabazas del país de la tierra. Poco a poco me notaba un ligero hormigueo en los dedos, y es que, el alcohol de aquel dulce elixir comenzaba a subirme rápido, y deseaba encontrar pronto la arrugada frente del señor Iroshi, antes de que terminase uniéndome a una de las congas que eventualmente pasaban.

Maldita sea.
[Imagen: 20231127_013118.gif?ex=664f3727&is=664de...813aae68f&]

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Última modificación: 26-10-2023, 06:05 AM por Kishue.
No era amor por estas fechas es que ahora Kishue se encontraba en ese lugar lleno de gente y decoraciones supuestamente espeluznantes, para él era cosa de niños y no tenía mucho sentido, pero había prometido a Minami aparecerse y pasar la noche con ella, celebrándolo o haciendo algo, después de todo necesitaban tiempo de calidad mutuo, al menos mientras se encontraban en la aldea. Con eso de ser ninjas, las misiones y todo no tenían mucho tiempo uno para el otro y debían de aprovechar el momento y las festividades para festejar, no es que hubiese mucho que festejar pero si servía para pasar un buen rato de risas y juegos, era eso o estar encerrados en casa, lo cuál tampoco sonaba mal pero seguramente más tarde podrían hacerlo igualmente.

Como prometió también iría vestido, porque no sería Halloween si no se iba a participar, y para eso, escogió una especie de traje esquelético, porque iba tan bien con su habilidad que su creatividad no dio para mucho, pero en vez de un traje por más raro que suene, en su mayoría era maquillaje y pintura por todo su cuerpo; con fondo negro, el esqueleto y cada uno de sus huesos pintado sobre su piel, y encima de este una especie de kimono bastante revelador pero que daba juego por el arte a no ser grotesco.


Disfraz

Mientras esperaba la aparición de Minami, Kishue se acercó a un puesto de dangos donde se dio el gusto con un par de pinchos de arañas venenosas, solo esperaba que el veneno fuese solo el nombre y lo de arañas fuera solo la forma, pero se arriesgaría a probarlos y quizás después hacerle una broma a su pareja, quién sabe. Luego de eso se sentó en una banca a esperar mientras comía.
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31 octubre 15 d.k

Librería de la familia.

–Oh! es esa época del año de nuevo– murmuró el chico mirando por la ventana de su habitación como algunos vecinos colocaban decoraciones alusiva a la fecha en sus casas, –El único día del año en que mi forma de vestir no provoca que la gente me mire raro– suspiro, –Bueno no me lo puedo perder, puedo bajar a caminar un rato y comer las cosas extrañan que sirven en esta época del año– murmuro saliendo de su habitación algo emocionado.



Zona Comercial

Unas horas mas tarde Horaime recorría emocionado las calles de la zona comercial de la aldea, ya a esta hora las decoraciones están en su máximo esplendor el chunin caminaba mirando a su alrededor, como seria de esperar tenia puesta su vestimenta característica, un rakusu de color dorado con su patrón de cuadros en color verde, debajo un yukata de color azul con pantalones negros, y al costado izquierdo de su cintura colgada la bandana de la aldea, después de todo hoy podía vestir raro si que nadie lo mirara de arriba a abajo como de costumbre.

–Ahora que tengo mejores genjutsu, quizá podría intentar amañar el concurso de disfraces con uno– pensó el chico en su espíritu más travieso algo nada habitual en el y con una media sonrisa para rematar, –Definitivamente algo bueno de estas celebraciones es la extraña comida que suelen preparar en los puesto, nada que ver con lo que sirve diariamente– murmuró mientras miraba de reojo un extraño ramen con connotaciones de gusanos y arañas, el chico levantó la mirada observando todo a su alrededor después de todo no era extraño encontrar alguna cara conocida por las calles de la zona comercial lamentablemente esta vez no fue el caso, –Bueno seguiré explorando, tal vez también debería conseguir algo de comer– dijo pensativo.
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31 Oct 15 DK
Era grato regresar a la aldea donde todo comenzó. El ambiente de temporada me recordaba a mi niñez, y bueno, a mis doce años no es como si hubiera pasado tanto tiempo.

Adornos por doquier, puestos de comida en cada esquina y distintos juegos y eventos. Pero sobre todo, era la gente disfrazada bajo la luna llena, pidiendo dulces y encarnando a los monstruos y espíritus que ese día regresaban a visitarnos.

Los puestos de ramen de ojo de dragón estaban llenos, y aunque no era del todo de mi agrado, podría disfrutar del sabor del licor de calabaza.

El paseo por el "Puente de la promesa" me traía recuerdos, nostalgia, ya que todos aquellos que iban a una guerra o misión dejaban ahí alguna pertenencia, jurando regresar por ella al volver de la misión. Objetos oxidados, cubiertos de moho y casi deshechos eran iluminados por la luna llena, testiga de todas las vidas que se perdieron para jamás regresar.

Ese pequeño oso de felpa sin color y mohoso, como muchos otros objetos, llevaba décadas ahí. El o la ninja que lo dejó, seguramente como una promesa a un hermano menor o a un hijo o hija, jamás regresaría y el oso quedaría ahí hasta que se deshiciera en unos años más, como se había deshecho la promesa de volver.

En ese puente, iba caminando mientras bebía licor de calabaza, cubierto por mi disfraz, cuando una chica se me acercó.

Era más alta que yo y también me llevaba unos cuantos años. Vestía con una pañoleta azul con bandana ninja, su cabello corto sobresalía de la bandana y vestía con ropajes de camuflaje. Se veía cansada, exhausta y con ojeras bajo sus enormes ojos azules.

-¿Crees que regrese?- me preguntó, mientras sostenía un candado en sus manos, bastante oxidado, atado a ese puente.

-¿Hace cuanto tiempo fue?- le pregunté. Me senté junto a ella. 

-No lo recuerdo. ¿La guerra de kumo ya acabó?- me cuestionó. Exhalé y le coloqué una mano sobre el hombro.

-Ya, ya acabó hace décadas. No te preocupes más por ello- le respondí. La única guerra contra Kumo que recordaba era la sexta guerra mundial.

-Ya veo. Es inútil pensar en regresar-me respondió, secándose las lágrimas.

-Incluso aquellos que se quedaron ya no han de vivir. Supongo que sólo queda seguir tu camino- le respondí.

Ella me quitó mi cerveza de calabaza y dio varios tragos.

-Ya no sabe a nada- me dijo, levantándose del lugar para caminar.

-Y ahora ¿te desvanecerás de vuelta al más allá?- le cuestioné. Ella sólo dio una breve risa.

-Eso lo hacen los fantasmas, no los zombies- dijo la chica, sonriendo con expresión triste, señalando una rajada en su chaleco desde la cual se veía la herida de una katana que se clavó allí hace años. La herida nunca sanó.

Tras esto, la chica se retiró triste, cabizbaja, con las manos en los bolsillos. 

-¿A donde irás?- le pregunté.

-Debo regresar para luego volver el año que viene-dijo la chica, dirigiéndose al bosque.

-vale, ¿sabes? En el bosque hay un laberinto con gente y monstruos, podrías comer algún buen cerebro ahí- le dije. La chica sólo rió un poco, y antes de sumergirse en la tierra sin hacer ningún sello, se despidió de mí. Pronto, ella habría desaparecido en la tierra.

-Que agradable chica- exclamé mientras seguía caminando, regresando a la ciudad. Quizás encontraría gente que conocí hace años, como Saito Yamamoto, y otros más.
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Zona Comercial
Horaime camino lentamente hasta el exótico puesto de ramen donde un adorable anciano servía los más terroríficos platos de fideos de todas la aldea, –Enserio como inventan estas cosas– murmuró mientras hacía la fila y a su lado salían los comensales con sus terroríficos platos de ramen.

Luego de unos minutos por fin el chico llegó al mostrador, –Hola hijo, quieres un terroramen con todo?-- preguntó el amable anciano detrás del mostrador, –Oh sí , gracias– respondió pagandole al anciano que le entregó un pequeño ticket, luego de un par de minutos un trabajador trajo el ramen al mostrado y llamo por el número del ticket, –Ufff se ve delicioso– comentó Horaime que tomó la bandejita con el tazón emocionado y se dispuso a buscar un asiento para disfrutar de su ramen, en cuanto el chico se dio media vuelta y levantó la mirada en busca de un asiento escucho unos pasos corriendo en su dirección, no tuvo ni tiempo de reaccionar cuando un grupo de niños cargo directo a él, el chico apenas pudo esquivarlo haciendo malabares con el ramen intentando no escaldar a ninguno de los descuidados infantes, –NO!, no, cuidadoooo, mierda mocosos que si los baño con esto los mato– decía mientras daba giros con su bandeja en un inutil esfuerzo por no tirar el sabroso tazón de ramen, después de esquivar a los niños que sin ningún remordimiento se pararon a mirar como el chico daba vueltas perdía el equilibrio y tiraba el tazón completo de fideos sobre unos arbustos, Horaime con una mirada fulminante los miro cagados de risa por su travesura el chico respiró profundo y volteo al puesto de ramen que ante la atónita mirada del chunin colgaba un letrero… “Terroramen agotado”.


–NOOOOOOOO!-- el grito el chunin desolado cayendo de rodillas, seguramente el grito se escuchó como un lamento por toda la zona comercial,  después de esto seguro iría en busca de venganza.

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Niños disfrazados



Horaime apenas pudo recuperar el aliento, donde estaba de rodillas podía ver como esos pequeños demonios lo miraban entre risas y cuchicheos como si hubieran planeado esto desde el primer momento, –Mocosos de mierda– murmuro dándoles una mirada fulminante, –Mocosos de MIERDA!-- volvió a decir en un tomo de furia.


El puesto de ramen para esto ya estaba casi completamente vacío y cerrando las puertas, probablemente sus dueños habiendo terminado con la venta de su producto estrella decidieron cerrar el lugar y disfrutar del resto de la noche, esto no hacía más que generar furia en el joven chunin, seguramente si el puesto hubiera podido proveer un nuevo tazón del delicioso ramen nada de lo que estaba por suceder pasaría, pero tal vez todo esto era un evento canónico para el chico y perder el único plato de terroramen era su destino manifiesto.

El chunin se puso de pie, por pura suerte el tazón de ramen cayó en unos arbustos cercanos y no escaldo a ningun transeúnte, si eso hubiera pasado esto pasaria de ser un simple travesura a un delito, de cualquier modo para Horaime era un asunto grave y tal vez entre todo lo que pudo pasar y no paso lo que mas le dolió al chico fue la actitud de burla de los niños, así que ya de pie y sin quitar un segundo la mirada de aquellos engendros Horaime emprendió carrera, los jovenzuelos como si de maratonistas entrenados se tratara corrieron sabiendo que sus vidas dependían de ello.
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En su viaje en búsqueda de aquella misteriosa pero poderosa secta, había llegado a la Aldea Oculta de Niebla, ubicada en el País del Agua. A diferencia de Iwagakure No Sato, Kirigakure tenía un clima bastante frío casi como si siempre fuera invierno, nada que ver con el clima templado y aveces caluroso de Iwagakure.

Mientras rondaba la Zona Comercial de Kirigakure, visitó una pequeña tienda de ropa en donde consiguió un abrigo, claro, no cargaba con ninguno pues no se imaginaba y vamos, tampoco creyó en las palabras de la gente que ya había visitado Kirigakure, así que muy de malas tuvo que conseguir uno.

Al salir de la tienda de ropa, pudo escuchar un grito, más que un grito, un lamento a la lejanía. Talvez aquella persona estaba sintiendo dolor y Kurami era fan del dolor, por nada podía perderse aquello así que comenzó a andar a paso muy rápido en aquella dirección de donde provenían aquellos lamentos.

Luego de varios minutos caminando, pudo ver a lo lejos a tres niños disfrazados corriendo a toda madre, como si sus vidas dependieran de ello y detrás a un joven gritándoles con ira y hasta odio. Kurami en ese momento pensó, tenía dos opciones, ayudar a los niños a esconderse o ayudar al joven a atraparlos, pero claro, si el chico perseguía a los chamacos era porqué había hecho alguna travesura y con su captura, talvez podría presenciar al joven dándoles algunas patadas, así que ya sabía con seguridad que iba a hacer.

La Origami alzó ambos brazos con dirección a los chicos y de sus manos, varios Shurikens de Papel salieron disparados hacía el cuerpo y extremidades de los chicos, estos Shurikens de Papel no tenían nada de filo y realmente no podían realizar mucho daño, pero sí que podrían frenar a los chicos…
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La embriaguez poco a poco me iba consumiendo en una vorágine de tragos que cada vez iban siendo más constantes y más largos. Repasaba con la lengua el dulzor de los labios, pues aquel licor de calabaza iba subiendo y subiendo hasta colmar mi mente y mis sentidos del embotamiento del alcohol. Para colmo, y como causante principal de aquel estado que empezaba a afectarme, se encontraba el hecho de no haber comido desde hace horas, en mi estómago estaba cayendo el brebaje sin base alguna, y pasaba a la sangre rápidamente sin sustento ni nada, sin duda era una cagada de manual para un chiquillo de 15 años, pero no para un hombre de 37 con una edad y experiencia considerables.

- Debería de comer algo para que me pare de subir, y relajar los tragos.... pero es que está tan dulce... -

Me dije mientras notaba mis párpados pasados, y un hipo me subía por la traquea, liberándose. Me di cuenta que una pareja joven me observaba inquieta, unos metros más a mi izquierda pero, ¿realmente se me veía tanto el estado en el que iba? Hice por asomarme desde las dos aberturas que correspondían a los ojos a la jarra, la cual para mi desafortunada sorpresa, ya solo albergaba unos 2 dedos de licor. Había ingerido algo más de medio litro de un licor de calabaza de mala calidad, sin comer y en un lapso de tiempo que ni sabría decir de cuanto habría sido, pues no alcanzaba a recordar ninguna referencia temporal con la que agarrarme, y saber en cuantos minutos me había bebido tal brutalidad de alcohol. Pero había que ser práctico, y no era ni el lugar ni mi apetencia vomitar todo lo que había ingerido, lo más realista era comer algo, por ello, me acerqué al puesto de comida más cercano medio tambaleándome, ahora sí que yo mismo era consciente de que el entumecimiento de las rodillas y la pérdida de equilibrio me estaban jugando una mala pasada. Estaba borracho. Borracho como una jodida cuba.

[Imagen: 13c39a93791bf6d3fd291f3e3fc0edc0.gif]

- Mami... ¿por qué ese fantasma anda como un zombie? -

Escuche metros más allá, la voz de una inocente niña, pero mi objetivo no estaba en irme contra ella y pedirle explicaciones sobre a quién se refería, mi objetivo iba hacia el puesto más cercano, y no tarde mucho más que dos brincos, o eso al menos creía. Sus luces parpadeantes me parecían las más vistosas y atrayentes del mundo, me parecían como si nunca hubiera visto nada igual, algo novedoso y brillante. Lo que no entendía es si era un puesto de comida, porque lo debían de hacer móvil, ¿por qué se movía?, ninguno de todos los que vi antes lo hacía, ¿por qué este si?, maldición. Era un terrible infortunio que aquel puesto se moviera hacia delante y hacia atrás cuando más echaba en falta el equilibrio, aun así, portaba una vitrina de cristal que protegía de irresponsables personas sus manos y sus babas, y su aliento, y su presencia y todo lo que hiciera falta, con tal de que los extraños pastelillos de queso, nueces y castañas se mantuvieran vírgenes.

- Mmmmmmmmm..... Mmmmmmmm... MMmmmmm.. Shhi ssshhi oiga, buena nocheee... uy, que mal hablo ¿no? -

Qué vergüenza, ¡estaba más borracho de lo que creía!, no podía ni articular palabra para pedir un mísero pastel.

- Mmm Shiiii, ssshiiii perdone, yo, yo, yo yo querría unos paaasteliitos de esos ricos que tiene... cuanto valen... dígamelo -

- Por favor váyase de mi puesto inmediatamente, ¡irresponsable! -

La implacable contestación del vendedor, o de la vendedora me aplacó. La verdad que no diferenciaba que fuera entre un hombre o una mujer, pero eso no era cuestión. La verdadera cuestión era comer algo, el donde ya era más díficil, sobre todo cuando una enorme masa blanca como la que era con aquella cortina se tambaleaba y su aliento podría traspasar la tela, llegando lacerante hasta el olfato de cualquiera. Dios mío, y todo por querer salir a comprar un ingrediente de ramen. Maldito Halloween.
[Imagen: 20231127_013118.gif?ex=664f3727&is=664de...813aae68f&]

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Maldito Halloween. 

No llegaba a controlar adecuadamente mi cuerpo, cada vez lo notaba más independiente por medio del alcohol del licor que empezaba a subirse a un ritmo imparable. Notaba mi pecho bombeante para gestionar toda esa corriente de sensaciones que estaba viviendo desde hace bastante años, junto con el hormigueo de dedos que se intensificaba a medida que el tiempo pasaba y no ingería alimento alguno. Mis pasos se estaban volviendo cada vez más inexactos y torpes, y mi boca ladeada le costaba contener una saliva que se generaba más de lo común.

Seguía en la estrepitosa búsqueda de un puesto de comida asequible que pudiera llevarme a la boca, y es que, todas desde mi visión aparentaban una estética terrorífica por la maldita fiesta que no la hacían apetitosa en absoluto, y puesto tras puesto me daba de bruces intentando encontrar alguno que me entrase por los ojos.

- Dios mío como voy.... lamentaré por días la maldita hora en la que salí de casa -

Me dije fustigándome por como iba, pues parecía un maldito espantapájaros caminando sin rumbo por aquella feria gastronómica de luces y sonidos. Tanto las girnaldas como el vocerío de la muchedumbre empezaban a darme agobio y a acrecentar el estado de embriaguez que llevaba, me resultaban ya inaguantables y no daban tregua alguna, pues eran constantes en cada rincón.

- Aaelkguno queeii teetenga comqeida welcenter pwofabpor -

Lancé al aire, pues estaba más que claro que andaba solo, solo y desvalido. Pero clamaba por un dulce, una sopa o algo a la barbacoa que llevarme a la boca y que no tuviera ni murciélagos, ni cerebros desparramándose, ni ojos de nada. Pues entre la cogorza que llevaba y ese tipo de asquerosidades vomitaría de seguro. Pero debía de seguir buscando desesperadamente antes que los efectos de aquel endemoniado licor de calabaza siguieran perjudicándome mucho más de lo que ya estaba.

Puesto tras puesto, me fijé con la mitad de mis virtudes visuales de aquel momento, un pequeño anciano que con su calva resaltaba de entre los demás, se me hacía familiar, demasiado familiar.

- epwuede serr eel o wuno... es ele seiñior Irioonsi -

Me pregunté, y ahí fue cuando me di cuenta que mis pensamientos también salían desordenados y vergonzosos. Pero para vergonzoso el momento en el que el ancianito levantó su mano, y pude con los ojos entrecerrados que orientaba su arrugado rostro hacia mí. ¿Cómo me había reconocido? ¡Iba vestido de fantasma!, y ¿cómo iba a dejar verme así de harto?
[Imagen: 20231127_013118.gif?ex=664f3727&is=664de...813aae68f&]

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El otoño tejía su manto de hojas doradas sobre el frío y humedo amanecer otoñal, anunciando la llegada de un evento tan esperado como misterioso: La Noche de los Espíritus Ninja. Todo Kiri se sumía en una transformación encantada, con distintas decoraciones a lo largo y ancho del País, más especialmente en aquella Aldea envuelta en niebla, donde los misterios y la oscuridad, combinada con el ingenio de sus habitantes conformaban de un escenario siniestro y al mismo tiempo de gracia, haciendo de sus habitantes dignos de ser llamados los "genios del disfraz", sin duda tenían una gran reputación que sostener a la hora de competir por el mejor disfraz. Las calles y alrededores de la zona comercial se copaban por familias y gente solitaria, la mayoría bajo un antifaz, con varios puestos de comida y un escenario de concursos.

Los preparativos para la celebración eran evidentes en cada rincón. Los líderes de la aldea habían unido fuerzas para crear un evento sin igual. Puestos de comida ofrecían delicias terroríficas, desde ramen de ojo de dragón hasta dango de araña venenosa. Un laberinto de sustos aguardaba en el bosque cercano, donde los valientes podrían enfrentarse a apariciones y monstruos ninja. El aire puro de alegría, con risas y murmullos emocionados mientras los shinobi se preparaban para una noche de misterio y diversión. La luna llena observaba desde lo alto, y Halloween comenzaba, listo para desencadenar eventos sobrenaturales. Era una noche donde Kirigakure se envolvía en la magia de lo desconocido, prometiendo sorpresas, desafíos y Bingos espeluznantes. 

 Y justo en aquella bella tierra O al menos bella entre comillas se encontraba la Loli albina disfrazada de brujita un traje muy mono y  cute podríamos decir paseaba de un lado a otro sin mucho que decir. En el hombre de su compañero patrullaban aquella aldea pues el mismísimo berserker de por sí daba ambiente de esta época.

 Jugando y pidiendo caramelos era la escena que se veía entre los niños bastante de ellos y le preguntan a ella algo que nunca vio en su tierra. Pues el Halloween no era celebrado por su familia ni por su linaje pues no era más que una festividad de poco aparcaje los Einzbern pasaban sus días experimentando con alquimia por lo que festividades como estas no eran muy bien recibidas.
 
Pero a la Loli albina eso no le importaba pues de un modo u otro una niña sin más era lo que mostraba quizás su edad era más allá de lo que en verdad su cuerpo mostraba pero su mente y conciencia era una historia muy contraria.

 Paseaba por la aldea viendo las decoraciones jugando con calabazas y viendo las diferentes extracciones quién sabría si encontraría a alguien con quien hablar o pasar el rato pues al final solo era un viaje de a rato. Tan pronto como terminada esta festividad se iría de esa aldea a visitar una nueva o quizás a volver a su Tierra...
[Imagen: TZSuUsg.jpg]
Hablar/pensar/ Berserker 
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La presencia de Nakai estaba pasando desapercibida. Muchas cosas conocidas, poco había cambiado la aldea, sin embargo, no había encontrado a nadie conocido. Aún recordaba donde estaba mi base, la niebla espesa que le rodeaba y los espíritus que se aparecían en cualquier época del año a sus alrededores.

Seguí caminando, alejándome del Puente de las Promesas para adentrarme nuevamente a las entrañas de la aldea. Sabía que Kaito vendría por esta zona, sin embargo, no sabía cuando ni en que parte, y Saito, no lograba encontrarlo.

Una feria gastronómica llamó mi atención, motivado por los olores. La comida local de Kirigakure eran los mariscos y el pescado, y a eso olía el ambiente. Me aproximé a un puesto donde vendían bolitas de Calamar, mientras veía por un lado a un voluminoso hombre que pedía comida, mientras se tambaleaba. Una cicatriz atravesaba su rostro, y pedía comida a un anciano.

Por otro lado, una loli albina, o eso parecía, vestida de brujita, la cual observaba la decoración. Sería interesante que alguna de esas figuras resultase alguien con habilidades interesantes. Recientemente había conocido a uno, llamado Kaito, cuya mente valía la pena.

Tras acercarme al voluminoso hombre (Fujitora) le ofrecí un palito con Dangos clavados, mientras yo seguía comiendo las bolitas de pulpo témpura. Me dirigía hacia la brujita, pues su mirada de ojos rojos y su piel blanca llamaban mi atención, quizás podría tratarse de otro descendiente de la serpiente blanca.

Un sujeto corría detrás de unos niños, amenazándolos, cuando una chica lanzó unos shuriken de papel hacia ellos, derribándolos tras golpear sus piernas.

Uno de los niños cayó frente a mí.

-Ayúdanos, ese sujeto quiere golpearnos- gritó ese niño, señalando al sujeto que los perseguía.

-Lo siento, soy demasiado vago y egoísta como para ayudarles, pero disfruten lo que les quede de vida- les dije a los niños, mientras seguía comiendo las bolitas de calamar.
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Ya no llevaba la cortinsa by no kme hvabía odado nii cmuneta. los estrgagos del aclohol habían mellaod tanto mi percepcióqn ode las cosas, eque tial erka la tajada qule llevaba encima quoe aquel velo que priotegía im sidentidad vse hjabía desvanecid.o covn razóqn, el bueno dwel señomr iroshi habíja logrado verrme, a pesar dde sups cataratahs por su avanzada edad ey aun siedon dve nochen. desoncocía por coom ske lme podría percibir ed leojs, pergo desde cferca teníta dque dtar vergüenza ajenga, pues slentía pesadez en ala craa, los lfabios trabadbos, hormigueo en los dedos y un descoqnrotl psicomotriz bsataante importaanate

- mierdaf... cy ahora qlue hago, pno puedoe vyerme ías -

Pensé mintaers el viexjo msaetro del chassu seguaí dsaludándome, con kla mano. Y ctmoo iba como iba, dy popr el respoet qzue zle teqnía jal hombrte, me hsice el lovco gpirdánome mientrams intenstaba aparentar que mme distraían los faroglillos de cralabazas y bcalaveras dque adornaban el lugar. coom aquel qlue parece que tve estaba mirando peryo luego no, ukna absotluqa hy estúpida irresponsabildd,ai pnero cokmo no estaba eln condiciones de enctablar una convoersación normal, taldua oy respetuosa con nia,de opté pxor terminar dándome lna medxia vquelta y continuar con una marcha errática por la aotr paorte dell mercado, paira enconmtrar dse ucna vez por dtoias alsgo de comida que no zme hiiaecr vomitar.


Inttentaba memorizar ccon tovdos mzis esfruerzos mentales actuales sla posición del puesot drel señor iroshi, pxues no quería voxlverlo a perdekr entre tantso, y cuadon sintiera que loqs efectos de la bonrrachera faruen dseaanceipdoer, vorevl ral puesto como si nada qy recoger finalmente a lzo que había nvidedo. pauesto trags puestoe, volvía a arsomarme ra cada uno fde ellos disimulando mi embrilaguez, la cual, aun me impedía adiferenciar xsi ecra lgrande fo por el contrlario yha iría disminuyendo. segiuía sin hablar ncon naudie, mantenísa loas distanciads le intentaba pasafr desaperciidob para aiquellos uqe pxodrían reconocerme, evityando thdoo tpoi de mirdaas indiscretas hcaia mi, pues, tapmoco els que fuerga fáciol papra un hombre de mi encvergadura.

- Siigien veendeido la missma bausuriaa, jodddddeeerr... -

Me dijte vtras vper lho que algunso de los puestos callersoje ofrecían, y auqneu iumy a mi pesar fuear, erra vnormal que caad uno jse adatptase a la fsetivqidad y modmificase la estética dme sus productos a urna msá terrorífica. no obstanet, eurcibí nu olor rpico, autcéntico ry trodaicanil qsue habrió mwis fosas nasales además de azomtar mi haambiento estómago. levanté mais talones unoos centímetro paraa ganar altura, e intentar si el equilibrio me lo permitía, ver de ddonde se apodrucía ese aroma tan melohso. caminé hatsa nuqe por fin pdi con el sit,io ry en uno nde los puestos, uyna chata anciana hacía de aenmra muy arsaatsenl uvnos takoyakis sin floritmuras halxnleeoiwanas.
[Imagen: 20231127_013118.gif?ex=664f3727&is=664de...813aae68f&]

~ Narro ~ Hablo ~ Pienso ~
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El chunin corría por las calles de la zona comercial en persecución de aquellos pequeños cabrones que no solo tiraron su ramen, sino que también se burlaron de ese evento.

–EN CUANTO LOS AGARRE SE VAN A ENTERAR– gritaba a viva voz mientra continuaba la persecución, para suerte del chunin los traviesos mocosos que corrían mirando atrás atentos de mantener la distancia y las burlas no se percataron de un ataque que venía del frente, los tres pequeños demonios fueron impactados por lo que parecían shuriken de papel que golpearon sus piernas y rostros haciéndolos tropezar y caer hechos una maraña al piso, –SON MÍOS– fue lo que escucharon los mocosos como si de un grito de guerra se tratara, acto seguido el chunin alcanzó a los tres delincuentes, como un gato que atrapa a una presa pequeña el chico se dispuso a jugar un poco con los tres diablillos, pero esta vez no les permitirá escapar, así que metiendo la mano entre su ropa el chunin sacó un rollo de hilo metálico con el que procedió a literalmente enrollar a sus víctimas haciendo imposible que ninguno de los mocosos pudiera escapar de la situación.

Luego de tenerlos atados y amordazados, el chunin se puso de pie recogiendo uno de los shurikens de papel camino hasta su sorpresiva salvadora, –Gracias, me llamo Horaime– le dijo a la bella chica de pelo negro, –Oye, esto es genial como lo haces?– concluyó levantando el pequeño shuriken y mirándolo un segundo con una media sonrisa, detrás del chunin se podían escuchar los quejidos de los niños amordazados.
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Una sonrisa burlona aparecería en el rostro de la Origami en el momento en que los niños caerían al suelo producto de los golpes que generaron sus Shurikens de Papel, y como era de esperarse, el chico que los perseguía pudo atraparlos para posteriormente, atarlos usando el hilo metálico que mantenía en su bolsillo, mientras eso ocurría, Kurami solo miraba a los niños, riéndose internamente de ellos y de lo que les esperaba una vez el Chunin quisiera hacerse cargo de ellos.

Rápidamente fue sacada de sus pensamientos por el mismo Chunin, preguntándole como hacía aquellos Shuriken luego de identificarse como Horaime, un hombre mucho más alto que ella por varios centímetros, Kurami solo haría una pequeña risita antes de responder

- Kurami, ese es mi nombre y en cuanto a eso… bueno… es algo único de mi linaje… es como si nuestros cuerpos fueran hechos de papel, pero a la vez no… -

Aquel joven musculoso llamaba la atención de la Origami, además de que no parecía ser alguien de abajo, si bien podría no ser un integrante de la Nobleza como ella, si parecía alguien de la Élite, por así decirlo. De ahí que haya respondido tan fácil a su pregunta sin si quiera dudar ni un poco, ya que normalmente hubiera rechazado responder y talvez hubiera dicho alguna cosa clasista, pero este no fue el caso…

- Y bueno, que harás con ellos, ¿te puedo ayudar a golpearlos?, o lo que sea que quieras hacerles?, soy experta golpeando, ¡puedo usar mi Bō si gustas! -

Diría con una sonrisa divertida mientras juntaba las palmas de sus manos frente a su pecho, como si golpear gente fuera algo muy normal o que deba hacerse cuando alguien hace una tontería, pero solo era Kurami siendo Kurami, nadamas…
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Bajo el crepitar de hojas doradas y el manto de neblina, me adentré en el escenario encantado de la Aldea Oculta entre la Niebla. La noche de Halloween había transformado las calles familiares en un paisaje de misterio y asombro. Linternas titilantes delineaban los contornos de las casas, y en cada esquina, las sombras cobraban vida propia. El aire estaba cargado con la emoción de la festividad, y las risas resonaban, aunque veladas por un toque de intriga.

Ante mí se extendía la zona comercial, transformada en un festín visual de colores y formas. Puestos de comida ofrecían manjares temáticos, desde los peculiares ramen hasta los dango de araña. La gente, oculta detrás de sus disfraces, se movía como sombras danzarinas, contribuyendo a la atmósfera mágica de la noche. Emocionada ante la variedad de delicias, decidí probar algunas de las excentricidades culinarias ofrecidas. Ataviada con mi disfraz de gato ninja, con orejas puntiagudas y un elegante traje negro, me aventuré a probar el ramen de ojo de dragón. Mientras degustaba el tentáculo de calamar que asomaba, una sensación extraña pero fascinante invadió mi paladar. Me reí ante el contraste entre mi atuendo felino y el plato tan inusual que sostenía.

Luego, me animé a los dango de araña venenosa, mis orejas de gato se movían con curiosidad mientras contemplaba sus formas caprichosas y colores vibrantes. Al probarlos, descubrí que el "veneno" era simplemente una mezcla de sabores picantes. Mi lengua se entretenía con la audacia de la propuesta mientras disfrutaba de la peculiaridad de cada bocado.

Mientras disfrutaba de las delicias espeluznantes en el evento de Halloween, noté un pequeño alboroto cerca de los puestos de comida. Un grupo de niños traviesos, disfrazados de fantasmas y brujas, había jugado una travesura al tirar la comida de un sujeto. Este, evidentemente molesto, comenzó a perseguir a los pequeños bromistas. Decidí seguir la escena para ver qué sucedía. Pronto, el señor logró atrapar a los niños y, para mi sorpresa, los encadenó. Mientras los pequeños protestaban y se lamentaban, una chica misteriosa apareció para ayudar a manejar la situación.

Vamos, que es halloween... Pense para mis adentros.

Observando la escena, ideé una manera divertida de intervenir con mis habilidades ninja. Utilizando mi jutsu de transformación, decidí aparecer como una figura etérea, un espectro con una risa juguetona. Comencé a desplazarme sigilosamente entre los niños y, con mi jutsu de ilusión, hice que sus sombras cobraran vida, bailando y riendo a su alrededor.
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[Imagen: uaGWsi6.png]
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