[Junrei] Subasta: La Túnica del Primer Raikage
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Última modificación: 01-08-2023, 11:45 PM por Narrador General.
25 de Mayo, 15 DK
Centro de Eventos de la capital de la Isla del Oeste

Con una mochila bastante grande a sus espaldas y su katana envainada en su negra funda, en el lado izquierdo de la cintura, Mio Jiryoku, la Cuarta Capitana de la célula criminal del Rayo, fue interceptada por dos grandes bestias. Dos tipos, puro músculo y más de dos metros de altura, protegiendo la entrada trasera de la sede donde las subastas clandestinas se realizaban en el País del Agua. — Déjenme pasar o los rebano en cinco, estúpidos sin cerebro. — Chasqueó la lengua rabiosa, sin mucha paciencia como de costumbre. La hija del supervisor del campo magnético de Kumo era respetada allí donde fuera, pero esos dos guardias ni habrían de conocerla. Estaban estáticos.

Una pequeña y delicada mano salió de entre medio de los dos tanques, desde dentro del lugar, abriéndose paso. Salía desde una altura bastante baja, por debajo incluso de la cintura de los guardias. — Todo correcto, déjenla entrar. — Aquella voz angelical y dulce fue obedecida por todos allí. Los dos hombres se abrieron, y tanto Mio como sus dos secuaces que la acompañaban, ingresaron al edificio. De pie y con sus manos en la espalda, los esperaba Tao Yuki, Quinta Capitana de los Criminales del Agua, una niña de apenas 12 años que era alumna de la Shodai Suijin y encargada de la seguridad de las subastas y torneos dentro del País del Agua. — ¡Mio-senpai! — Se lanzó a abrazar a la pelinegra con mucha alegría, colgándose de su cintura. Para sorpresa de todos, Mio no actuó amargada y tajante. Tomó a Tao por debajo de los brazos y la levantó, dándole una vuelta en el aire. — Me alegra verte de nuevo, Tao-chan. — Una inusual sonrisa se formó en su rostro.

El lugar era bastante oscuro y lo alumbraban poquísimas luces y filtraciones de rayos de sol desde algunas tablas de madera deterioradas del techo. Hacia el frente del edificio, se sentían muchas voces y personas conversando. Era el día de la subasta, y muchos postores ya se habían acercado, varias horas antes del inicio de las subastas. — Aquí está. — La Jiryoku se quitó su mochila y la abrió, sacando una caja de cristal con un piso acolchonado de rojo, dentro de la cual estaba la famosa Túnica del Primer Raikage. Yuki Tao abrió los ojos como platos y aplaudió tres veces. Dos shinobis de Kiri se acercaron, tomaron la reliquia y se la llevaron a otro cuarto. La niña se retiró unos cuantos metros, y de detrás de unas cajas comenzó a arrastrar un maletín, con un poco de esfuerzo. Lo levantó y lo puso frente a Mio, abriéndolo y dejando ver una cantidad de ryos tan alta, que era difícil de contar mentalmente a simple vista. — Sakura les manda saludos. Este tesoro se paga por sí solo, y ya con el solo movimiento que ha tenido la Isla del Oeste ante el anuncio, hemos recaudado una buena cantidad. — Mio asintió y cerró el maletín, cargándolo y dándoselo a uno de sus guardaespaldas. — Muy bien, Tao-chan. Espero verte en Ciudad Yani, eh. Y sigue siendo como eres, no te dejes intimidar por estos idiotas.  Cabeceó hacia un rincón de aquella habitación ruidosa, donde estaban conversando muy enérgicamente Momochi Zaruko, Chihiro Kurama y algunos otros criminales.



La subasta comenzaría a las 12:00 del mediodía. El centro clandestino de eventos estaba rodeado por varios edificios en dicha cuadra. Su entrada principal era por una calle bastante concurrida, y estaba lleno de rufianes, mafiosos, coleccionistas y gente de la peor calaña de casi todo el mundo. La entrada tenía un hall bastante grande donde los invitados y postores se reunían, bebían algunos tragos y conversaban antes del inicio de la función y el remate propiamente dicho. El edificio tenía dos pisos.

La parte trasera del edificio conectaba con un callejón en 'L', que salía a la calle lateral de la sede, y conectaba con otros pequeños callejones oscuros dentro de la misma manzana, teniendo salidas por los cuatro puntos cardinales. En cada salida, sin embargo, había un centinela, un shinobi muy bueno en vigilancia, intentando descubrir a posibles rufianes o ladrones que intentasen colarse por la zona de 'Staff Only', como rezaban los carteles. Los mismos no eran sensores, pero sí estaban bastante entrenados.

Dentro del centro habían varias habitaciones laterales en planta baja, donde los miembros de la facción criminal del Agua aguardaban, recorriendo las instalaciones, ultimando detalles y asegurándose de que nadie se cuele entre los pasillos y conexiones internas que llevaban al salón donde los objetos a subastar estaban guardados.

Esta sala de los tesoros estaba ubicada en la primer planta del lugar, sin ventanas al exterior. Se accedía por una escalera y luego debías recorrer un pasillo con varias habitaciones laterales que eran oficinas para los altos mandos. Varias de estas estaban entre-abiertas y tenían gente dentro con frecuencia. El salón donde los tesoros estaban guardados contenía varios soportes de madera, todos organizados a los costados de la habitación, y encima de cada uno había una caja de cristal muy bien sellada y adornada con un objeto que iba a subastarse. Cada caja contenía una inscripción que decía qué objeto era y su monto de puja inicial. Y allí en el centro, el soporte más llamativo dejaba ver el tesoro principal: la Túnica del Primer Raikage, brillante y reluciente, con un aura que exclamaba MÍSTICA.

La sala donde se realizaría la subasta era como un gran teatro, con butacas, palcos a los lados y un pulmón arriba, de frente al escenario. En el escenario mismo, había un atril donde se ubicaría el martillero a un lado, un soporte para ir colocando los objetos que vayan pasando por la puja, y detrás un gran telón rojo y una especie de pantalla donde mostrarían información y el valor mínimo de la puja de los objetos.

En cuanto al personal y a la seguridad y vigilancia, había criminales y shinobis apostados en casi todas las locaciones del lugar. En los pasillos dando vueltas, en las escaleras, en la entrada trasera (los dos guardias de dos metros), tras bambalinas del escenario donde se realizaría la subasta, etcétera. No había nadie en la terraza, y el punto más bajo de vigilancia se daría en la hora de iniciar el evento, a las 12. La Túnica del Primer Raikage era la atracción principal, por lo que tardaría en ser subastada, dejada para lo último. Quizá ese era el punto clave para intentar concretar un robo.

Recibiste un encargo, una carta, una misión por parte de la Yakuza. Tenía un sello con las cabezas de dragón en su frente, y un sello de chakra que respondió a tu huella. Una vez que la leíste, se prendería fuego y desaparecería.
Petición de Misión

REGLAS DEL MINI-EVENTO

Apariencias
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Última modificación: 14-08-2023, 03:54 AM por Skuld Samuru.
[Imagen: NaqxqzZ.png]

Samuru había llegado hace tan solo unos días de su última misión y en el tiempo que había pasado en la aldea ya se le habían asignado otras tareas. Ahora, mientras la agradable brisa nocturna se filtraba a través de un ventanal a través del que el titiritero disfrutaba de la tranquilidad nocturna, se encontraba sentado en su casa, tomando un té de hierbas, sin nada en mente más allá de disfrutar de uno de los pocos momentos de tranquilidad que le habían otorgado en los últimos días.

Precedido de un siseo, un kunai se incrustó en el marco de la ventana. La reacción del ninja, lejos de ser temerosa o desconfiada, fue de completo hastío y pesadez... El kunai tenía atada una nota claramente dirigida a él (A quien más iba a ser en aquella situación) y su primera teoría giraba en torno a una nueva misión "urgente" de parte de Konohagakure; últimamente no le dejaban un solo descanso. La sorpresa no se vería dibujada en su rostro hasta el momento en que abrió la nota y empezó a leerla. 

Cita:Si has recibido esta carta es porque te consideramos apto para esta tarea. Nuestro objetivo es la Túnica del Primer Raikage. Con ella, como Indra Tatsumaki ha expresado públicamente, podrás obtener una entrada a la Gran Subasta de Ciudad Yani, el 30 de junio. Allí participarás con una comisión en el objeto, si es que consigues traérnoslo. Esto se trata de algo más que obtener un tesoro y de una subasta, se trata de probar las habilidades de quienes asistirán a Ciudad Yani. Sólo los más hábiles pueden presenciar un hecho histórico y titánico como el que tendrá lugar el 30 de junio.
Ve el 25 de mayo a la Isla del Oeste, en el País del Agua, y hazte con la Túnica del Primer Raikage. Si apuestas por ella no la aceptaremos, necesitamos probar que vales lo suficiente.
Trae la Túnica del Primer Raikage a Sunagakure, en la sede de la Yakuza.

Firma: Jinsoku Azumi, Shodai Senchō de la Yakuza.

La carta ardió en cuanto terminó de leerla. Aquello evidentemente no se trataba de una misión oficial de la aldea, su relación con una subasta y una entrega en Suna se le hacía alarmantemente familiar y sin embargo... El titiritero desvió la mirada en dirección a la puerta de la habitación de Riku; su hermano estaba descansando después de una dura jornada de entrenamiento, pero no parecía estar progresando adecuadamente, y él no tenía tiempo para instruirle personalmente. La aldea cada vez lo mandaba a misiones más disparatadas y con más "errores de asignación", entre ellas, la ofrecida por un pergamino de misión que actualmente descansaba en la entrada de la vivienda, a la espera de que Samuru se decidiera a marchar en dirección a lo que, en su opinión, era una misión suicida "Pero no me queda más remedio que aceptar sus misiones, o las repercusiones podrían ser peores. Quizás... Tal vez esta nota pueda darnos la oportunidad que necesitamos si sobrevivo a la última asignación de Konoha e intentan complicarnos aún más la existencia". No le gustaba ninguna de las posibilidades, pero el estar sopesando realizar un trabajo para la Yakuza pese a las claras contraindicaciones demostraba lo alarmante que era su estado actual.

Un día más tarde, Samuru saldría de la aldea con la excusa de marchar antes de tiempo a la misión que le había asignado la aldea, para preparar el entorno. La realidad era muy distinta, marcharía primero al encargo Yakuza y después, si es que lograba tener éxito, iría a su verdadera misión asignada, aprovechando las normas de la aldea para salir de su radar por unos días. Solo esperaba sobrevivir a aquella nueva excursión con todos sus miembros intactos.


[Imagen: hRmXVPi.png]

Un joven de rasgos finos y cuerpo visiblemente atlético se encontraba en el exterior del edificio, consultando unos planos del interior del mismo que le habían sido entregados por la fuerza contratante del mismo. Llevaba varios días observando los cambios de guardia para encontrar el mejor momento en el que deslizarse por el recinto y había decidido que aquel día, a solo unas pocas horas de comenzar el evento, sería el mejor momento para colarse en las instalaciones. Los guardias estarían más ocupados, los vigilantes, atareados por la multitud, tendrían más problemas a la hora de diferenciar intrusos de "clientes" y él podría ejecutar su plan sin problemas. Era lo más sencillo, dar el golpe cuando todos ya se estaban relajando ante la cercana finalización de su trabajo... O al menos, esa era la teoría.

Su oportunidad llegaría en el último cambio de guardia antes de la subasta, en donde dos hombres de aspecto más que bizarro entrarían a sustituir a algunos de los guardias del interior de la instalación, saludando en el camino a quienes vigilaban la entrada trasera. Uno de los recién llegados era un hombre de apariencia hostil, glóbulos oculares rojizos producto de sus múltiples vicios, musculatura definida y una marcada cresta de color verde, estaba claro que no le importaba resaltar, tal y como reafirmaban los múltiples cuchillos que colgaban de su cintura. Su compañero, por otra parte, mostraba un aspecto más cercano al de un gran monje budista... Cabello rapado, ojos inexpresivos, marrones y túnica ceremonial que caía sobre su enorme torso, de un tamaño tal que parecía que lo formaran dos hombres; en el caso del segundo, la ausencia de armas visibles no parecía un problema real para el mismo.

El joven y relativamente novato ladrón sonrió con cierto nerviosismo, guardando los planos y haciendo desaparecer su presencia casi por completo mientras se escabullía entre los callejones de la parte trasera del edificio. Aprovecharía cada uno de los saludos de los recién llegados a los guardias de la zona para deslizarse de una sombra a otra, pasando a solo unos milímetros del rango de visión de los vigilantes, en lo que para alguien tan entrenado como él era un juego relativamente sencillo. El problema real nunca había sido eludir a los guardias, cualquier distracción haría el papel, el único dilema era como adentrarse en el interior del edificio sin levantar sospechas a la hora de forzar puertas o cerraduras, y aquel enorme sujeto budista iba a ser su rango de decepción ideal.

Tal y como era de esperar para su habilidad de infiltración, el intruso lograría deslizarse en un instante justo cuando la puerta fuera abierta para dar acceso a los dos guardianes. Un sudor frio le recorrería la espalda en el instante en que el peliverde casi lo detecta, habiendo llegado incluso a sacar uno de sus múltiples cuchillos mientras miraba en su dirección. Su compañero lo miraría con gesto inexpresivo, esperando a saber el porqué de esa reacción, a lo que el primero sencillamente le restaría importancia al asunto, mientras volvía a caminar por el interior del recinto seguido a poca distancia por su enorme camarada.

En el techo del lugar, el ratero había logrado ocultarse a la vista de ambos guardias, permitiéndose volver a respirar cuando estos desaparecieron de su vista, mientras agradecía el hecho de que, al parecer, aquellos dos no tenían una gran capacidad de sincronización como equipo.

Pasaría la siguiente media hora acercándose a ritmo de tortuga (Lento pero seguro) a la habitación que ocultaba cada uno de los tesoros. Había llegado con suficiente tiempo de sobra como para permitirse la precisión y sigilos más absolutos durante su operación y siempre había sido una persona absurdamente paciente, que sabía cómo y cuándo aprovechar sus oportunidades. Así, a solo cinco minutos del inicio de la subasta, finalmente lograría llegar a la puerta de su objetivo, que, por otra parte, acababa de ser abierta para empezar a sacar los tesoros de la misma, preparando la primera ronda de la subasta, que estaba a punto de comenzar. Esperaría solo un par de minutos más, antes de que uno de los trabajadores del lugar accediera a la habitación, saliendo tras ello con uno de los objetos a subastar y se dejaría caer desde las alturas, no sin antes comprobar que no había vigilancia en la puerta o en el interior... Todo estaba despejado y ante él sencillamente quedaban cada uno de los tesoros a subastar, no solo la túnica.

- Ha sido fácil... - Diría mientras caminaba al interior de la sala, levantando la mano para alcanzar el premio... Extrañamente, no se veía capaz de alcanzar la túnica.

Mientras su cuerpo empezaba a mostrar síntomas absurdos de adrenalina e incomodidad, el joven llevó su mirada en busca de su mano y la razón por la que no podía alcanzar el objeto; encontraría la misma por debajo de su objetivo, concretamente metro y medio bajo el mismo, unida a su brazo, pero no especialmente a su hombro... Alguien acababa de mutilarlo con una destreza tan absurda que el dolor solo empezó a llegar una vez se hizo consciente de lo que acababa de ocurrir.

Consciente de que debía huir, se giró de golpe, tratando de huir por donde había venido, estrellándose con lo que parecía ser un enorme armario, pero que se trataba del enorme cuerpo del monje guerrero que había usado para escabullirse al interior de aquel recinto. Sin saber que ocurría, pero consciente de que había sido descubierto y tratando con toda la voluntad que alguna vez había tenido de no gritar o desmayarse por el olor (Pues alertaría al resto de guardias) trató de esquivar a la gran masa que se interponía entre él y su única salida; antes de hacerlo, al tratar de huir por la derecha, sencillamente notaría como se precipitaba contra el suelo, mientras que la mitad de su pierna derecha se mantenía aún estática en el exacto lugar donde anteriormente estaba "en pie". Y gritó.

Gritó de dolor y comenzó a suplicar, al tiempo que veía como desde las sombras salía la figura del primer guardia, aquel equipado con varios cuchillos; algunos de los cuales ahora estaban cubiertos de sangre, su sangre. El segundo guardia sencillamente se apartaría al interior de la sala, dando paso al peliverde, quien sonreía con sádico placer.

- Tenías razón... Quedándonos aquí ocultos, tarde o temprano aparecería un pobre idiota intentando robar a nuestros pagadores... - Parecía completamente ajeno a los gritos del hombre, pero en un gesto de clara molestia, lanzaría un nuevo y prácticamente supersónico tajo que, con absoluta precisión, arrancaría de la boca del chico su lengua. Ante este gesto, el monje sencillamente negaría con la cabeza y haría un gesto casual, dando unos toques en su muñeca "Se les acababa el tiempo" - Sí, sí, cállate... Para lo poco que hablas eres una molestia, pero agradezco este regalo.

Continuaría atacando sin misericordia a su víctima, con cortes cada vez más finos y pequeños, alargando la experiencia mientras llegaban el resto de guardias para ver que había ocurrido... Y mientras caía víctima de sus captores, el joven solo pudo mirar a la maldita túnica expuesta en la habitación, al menos hasta que primero el cuerpo del monje y luego un par de finos cuchillos se interpusieran en su línea de visión.
__________

Unos pocos minutos más tarde, el enorme guardia sacaba del recinto el cadáver dentro de una bolsa de tela, humedecida por la pérdida de sangre del mismo. Su compañero había sido castigado por "manchar" la sala, retirándosele una pequeña parte del pago (No toda, dado que había parado a un intruso) y a él se le había asignado la tarea de tirar la basura como reprimenda por no haber evitado que su compañero (A quien había conocido ese mismo día) no armara semejante escándalo. Resignado, llega hasta lo que parece un vertedero o fosa común en el exterior de la base, dejando caer en el borde del mismo el cuerpo y extremidades del intruso, dándole una ligera patada para comprobar su estado... No se mueve, como era de esperar cuando alguien te arranca varias extremidades.

- Mejor tú que yo... - Murmura con una voz quejumbrosa y de excesivo eco, mientras patea el cadáver al interior de la pila de basura.

Dejando también el saco sangriento en el vertedero, camina hasta alejarse del mismo, adentrándose en un callejón desierto al tiempo que su piel y ropajes empiezan a desprenderse en fragmentos de tierra y arcilla, al final, para cuando solo queda un cuerpo de madera con túnicas de monje, su enorme torso cruje, abriéndose para dejar salir al shinobi que estaba oculto en el interior de la marioneta.

Samuru se estira nada más tocar el suelo, desentumeciendo sus músculos y pasando tras esto a alisar su ropa. Lleva dentro del contenedor de Kuroari más tiempo del que le habría gustado, pero podría decirse que su plan ha salido a la perfección... Así, sonriendo mientras rebusca entre los ropajes de su marioneta (Ahora inactiva) saca un recipiente de cristal hermético, el cual contiene la túnica del Raikage; no ha sido fácil, pero podría decirse que su plan ha salido a la perfección.

Había estado un par de días observando a los guardias asignados a la vigilancia, hasta detectar a uno de gran volumen al que acababan de reasignar como compañero de un mercenario de carácter demasiado poco amigable. Hacerse pasar por el monje no había sido demasiado difícil; solo necesitó esperar hasta que este se emborrachara la noche anterior al trabajo, dejándolo "fuera de la ecuación" mientras dormía y adoptando su papel de cara al día siguiente. Por supuesto podría haber intentado convertirse en un guardia más cercano a sus dimensiones en lugar de buscar alguien imitable con el contenedor de Kuroari lleno, pero teniendo en cuenta que se iba a adentrar directamente en un comercio criminal, había preferido llevar una "armadura" por encima que se llevara los daños iniciales en caso de ser descubierto "Pero no ha sido así”.

Tras aquello, había convencido a su compañero, quien parecía tener mono de asesinar a alguien (como si se tratara de una bizarra religión) de ocultarse en la sala del tesoro a la espera de que alguien intentara echarle el guante a alguno de los artículos, completamente consciente de que era casi imposible que él fuera el único contactado por la Yakuza u otras organizaciones. Finalmente, cuando un pobre incauto apareció, dejó que su compañero mercenario se ensañara con el pobre diablo mientras el realizaba un "Kaeru no Jutsu", convirtiendo uno de los amuletos de jade del monje muerto en una réplica de la túnica que, de no haber sido descubierta ya, debía de estar a punto de mostrarse como lo que verdaderamente era: Un pez koi tallado en jade. Razón por la que debía abandonar la ciudad, antes de que empezaran a buscar al culpable.

"Me pregunto... Sería perfecto si alguien intentara robar la falsa túnica después de mí. Eso terminaría de borrar cualquier huella". Sabe que es difícil que alguien más llegue hasta la túnica y consiga robarla, pero no imposible; además, realmente él está cubierto por las muchas precauciones tomadas, pero el titiritero se permite soñar.

Así, sonriendo maquiavélicamente ante su último pensamiento, Samuru guarda la túnica en el contenedor de Kuroari y al mismo en el interior de su pergamino de transporte, que finalmente oculta entre sus ropajes, marchándose en dirección a su siguiente misión.

Resumen con spoilers & técnicas

Acreditación (Rol en Fecha)
HablaPensamiento | Narración
[Imagen: FirmaSamuru.gif]
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16 –> 24 de mayo, 15 D.K.
Mansión Lloyd –> Isla del Oeste


Ost 1

Una carta extraña había caído en las manos de Tobias, la misma parecía ser un encargo por parte de los Yakuza, algo sobre robar una Túnica del Primer Raikage, objeto de alto valor monetario que incluso el moreno había escuchado antes en su círculo social, varios de los “amigos” de su padre habían mostrado interés en comprar dicho objeto para exhibirlo; por su parte, Terrance no parecía demostrar mucho interés por ello: —Los objetos del pasado no deberían tener valor alguno en el presente… —Fue lo que opinó ante la pregunta de si quizás él estaría interesado en asistir a esa subasta.

El Tatsumaki por su lado, ahora era que se estaba enterando de la seriedad del objeto, quizás todo recaía en el dinero, pero de igual manera se trataba de un gran grupo interesado en dicho elemento, tanto que estaban dispuestos a robarlo y enmascararlo como una “prueba” para quien lograse hacerlo con éxito. Esto último fue lo que despertó su interés, siempre había sido alguien amante de los retos, cosas con las que pudiera demostrar su habilidad y esto simplemente era la oportunidad perfecta.

La subasta en cuestión ocurriría el veinticinco de mayo, poco más de una semana para la fecha en la que había recibido la carta, debía planear su asalto, así como partir al sitio en cuestión. —No podré planear mucho si no he visto el lugar. —Se dijo a sí mismo mientras estaba recostado en un mueble de su hogar. La conclusión era que debía primero asistir a la subasta, al menos a la zona cercana, para poder observar los alrededores, así como planear su ataque de acuerdo a lo que observase.

No esperó mucho más entonces, levantándose de su mueble y empezando a guardar sus cosas en una mochila liviana, así como su gran abanico, que si bien pensaba en dejarlo, nunca estaba de más estar seguro, aunque la presencia de un “arma” como esa le traería una atención que él la verdad prefería evitar. Veré que hacer cuando llegue. Pensó, terminando de arreglar sus cosas y partiendo entonces a la Isla del Oeste.

El viaje duró alrededor de tres días y un poco más, esto más que todo debido a algunas paradas turísticas que el moreno decidió tomar, no era siempre que viajaba por esos lugares y era bueno crear memorias mientras estuviese con vida. Este mundo es extremadamente volátil… Pensaba mientras comía su calamar asado en un puerto del País del Agua, rumbo a la isla.

Al llegar, decidió primero tomar una habitación en un hotel en la avenida principal, la misma era un tanto modesta y pequeña, pero resultaba ser perfecta para lo que necesitaba, solo un lugar donde descansar y dejar su gran abanico. Una vez terminó con todo ese proceso y se aseguró de dejar una pequeña trampa de cableados y kunais en el armario donde guardó sus cosas, nunca estaba de más ser precavido.

Salió a la calle, empezando su pequeño análisis e investigación, no se tardó mucho en ver el sitio donde tomaría lugar la subasta, analizó todo lo que podía ver sin parecer sospechoso, como había llegado días antes, podía hacerse pasar por un turista, caminando con la gente por la calle como si nada. El establecimiento parecía seguro, incluso desde ese momento el moreno confiaba en que la seguridad sería un tanto complicada de burlar, las entradas y salidas eran pocas y los puntos de vigilancia muchos.

—Supongo que me tocará hacer un asalto más directo —dijo entre dientes mientras esperaba un platillo de ramen que había pedido en un restaurante no muy lejos de la casa de subasta, su mano derecha estaba aguantando su rostro, aún le quedaban un par de días para idear un plan, pero todo apuntaba a que la prueba sería mucho más difícil de superar a menos que tomase decisiones un poco más violentas.

Pero eso no quería decir que no podía resolver cosas antes del día, como por ejemplo asegurar una posible ruta de escape, la cual estaría en forma de bote, el cual alquilaría para ese día en la noche, poniendo de excusa de ser necesario el estudio de un fenómeno en las aguas cercanas a la isla que solo podrían ser vistas ese día en la noche, además de eso, esperaría para el mismo día de la subasta para hacer un check-out del hotel, sacar sus cosas y resguardarlas en el bote.


25 de mayo, 15 D.K.
Isla del Oeste


Ost 2

Un par de días después y muchas horas de pensamiento profundo sobre qué hacer, llegó por fin el día de la subasta, hasta ahora, no era mucho lo que había logrado idear, pero sí podía usar ciertas cosas a su favor, comenzando por no ser exactamente la persona más reconocida en el mundo criminal o shinobi. Esto le dio la idea de disfrazarse como él mismo, Tobias Lloyd, hijo de Terrance Lloyd, dueño de una de las empresas más grandes de repuestos de trenes, con esto al menos se le sería fácil entrar en la subasta sin levantar muchas sospechas, pero solo para asegurarse, horas antes del evento, se dirigió a la avenida más lejana de la casa, utilizó entonces una habilidad sensorial que enmascararía su chakra, haciéndolo pasar por alguien “normal” y fue allí entonces que se dirigió al evento.

En la entrada fue registrado, encontrando absolutamente nada en su persona, más allá de dinero y una pequeña carta de negocios que demostraba su identidad, dentro, el ambiente era bastante pesado, muchas personas de alto poder se habían reunido aquí y todas estaban posando sus ojos en distintos objetos, así como la famosa Túnica del Primer Raikage, objeto que el moreno debía robar a como de lugar.

Tomó asiento entonces en una butaca vacía, viéndose rodeado lentamente de gente hasta que el evento por fin dio comienzo. Durante el evento y la presentación de los primeros objetos, Tobias solo podía respirar lentamente, tratando de calmar sus nervios, ya que el momento de su “ataque” se estaría acercando cada vez más.

Las horas pasaron, cada producto subastado había sido vendido por cantidades moderadamente altas de dinero, pero aun no venía el más importante y la razón por la que muchos habían asistido a la Isla, el momento se acercaba, definitivamente el objeto sería el último en ser subastado, la pregunta era, ¿atacaría una vez el objeto saliera o esperaría a que la subasta por él comenzase o incluso terminase? Solo el Tatsumaki tenía esa respuesta, pero debía hacer unas cuantas cosas primero.

Se levantó de su asiento, pidiendo permiso y dirigiéndose al baño, algo bastante normal y que todos los presentes habían hecho, al menos una vez, dentro del baño, miró a los lados, observando que no había nadie en el lugar, sin duda la cercanía del momento más crucial estaba causando que más de un invitado se pegase a sus asientos.

Esto era un ligero alivio, pero arruinaba una pequeña parte de su plan, sin pensarlo mucho, esperó hasta que escuchó la voz del presentador, dando la señal de que sacarían la Túnica en ese momento, sus manos se juntaron, cambiando su apariencia a una completamente distinta, volviéndose un sujeto rubio con una vestimenta de jeque, tratando de pasar desapercibido ante todo. Esperó un par de segundos más, escuchando como empezaban a pujar descontroladamente por el objeto.

Salió del baño, presenciando entonces a un montón de personas paradas de sus asientos, todos gritando mientras levantaban sus paletas con emoción, este era el momento perfecto, el momento en el que todavía no había superado la cantidad de dinero que muchos poseían y donde todavía quedaba la esperanza para aquellos pobres hombres con delirios de grandeza. En ese momento fue que Tobias decidió actuar, haciendo rápidamente unos sellos de manos entre la multitud, observando la caja de cristal donde el objeto estaba y eligiéndola como epicentro de su ataque.

En el momento siguiente, todas las personas a al menos diez metros alrededor empezaron a agarrarse sus gargantas, comenzando a toser y buscar el aire que parecía escapárseles, entre el desconcierto, el Tatsumaki se movió velozmente, rompiendo el vidrio que protegía el objeto y tomándolo con los dientes, ya para este momento, todos los ojos habían caído en él, pero por fracción de segundo entre confusión y terror, Tobias saltó, escapando el acercamiento de varios que una vez lo vieron se acercaron y cayeron víctimas de aquel jutsu que eliminaba el aire.

De ahí, no podía hacer más que hacer otra tanda de sellos y abrir un hueco en el techo del establecimiento, una vez afuera y sabiendo que sería perseguido por varios, descendió en un callejón oscuro antes de que alguien pudiese apreciarlo de verdad, allí, deshizo su Henge, guardó la túnica lo mejor que pudo entre su ropa y salió a la calle a la vez que volvía a transformarse, esta vez en un sujeto gordo común y enmascaraba nuevamente su chakra, volviéndose nuevamente invisible ante cualquier sensor.

El caos cayó poco a poco en la ciudad, para este momento, Tobias sabía lo que debía hacer, por lo que decidió alejarse lo más que pudiese de la isla en el bote que había alquilado con anterioridad, partiendo de la isla antes de que la “mafia” pudiese detener cualquier navío en escape.

Una vez estuviese lo suficientemente alejado, nuevamente deshizo su Henge, apareciendo como él mismo y una barriga falsa hecha por la túnica que se había atiborrado, la misión había sido un “éxito”, solo quedaba finalizarla, por lo que recordaba de la carta, su siguiente objetivo sería ir a Suna a entregar la Túnica, algo que sería bastante sencillo de hacer fuera del tiempo que le tomaría llevar de un punto a otro.


28 de mayo, 15 D.K.
País del Viento


Ost 3

El viaje fue largo, no solo debía devolverse al País del Agua desde la Isla, sino después tomar un transporte que lo llevase lo más cerca posible a las fronteras del País del Viento, un lugar peligroso luego de que los Yakuza tomasen control de Suna y de sus alrededores, el territorio desértico se había vuelto un mundo sin ley donde los elementos eran el menor de los problemas que cualquier incauto enfrentaría al entrar.

Tobias sabía muy bien de esto, su padre le había contado infinidad de historias de la guerra y de cómo solía ser este territorio, claro, esas historias venían detrás de un despotricamiento por sobre la política del mundo y la muerte de su esposa; de cualquier manera, fue gracias a sus molestas y largas explicaciones que el moreno se sentía extrañamente cómodo en estas tierras.

Desde que entró, había camuflado su chakra gracias a sus habilidades sensoriales, quería pasar desapercibido la mayor parte del camino, de momentos tomaba alguno que otro vehículo de comerciantes valientes que viajaban por las dunas del gran desierto, algunos pedían dinero, otros simplemente permanecían callados durante todo el proceso. Al cabo de casi dos días, Tobias Lloyd llegó a la ciudad de los Yakuza, antes conocida como Sunagakure no Sato.

El aspecto de la ciudad era horripilante para cualquier con un estómago liviano, el acto de “justicia” por parte de las personas que tomaban control de la aldea era explayado para los ojos de todos, en forma de cabezas en estacas alrededor de la muralla. En la entrada, guardias observaban papeles y mercancías de los comerciantes que deseaban tomar una pequeña parada, para el resto, un simple interrogatorio sobre sus identidades y sus negocios dentro de la aldea bastaba para darles un visto bueno o su contraparte.

El moreno sentía un poco de nervios al acercarse a la entrada, estos Yakuza no eran de confiar y fácilmente podrían hacerle pasar por loco o quitarle la Túnica de encima, esto incluso era más probable debido a que la carta que le había asignado la misión se había encendido en llamas luego de que él la leyera. Tragó saliva, acercándose lentamente a la entrada y a los guardias, cuando estuvo frente a ellos, se limitó a decir: —Vengo por el encargo de Jinsoku Azumi, digánle que traigo lo que pidió…

Los guardias se vieron a los ojos y luego al Tatsumaki, sus miradas llenas de ira y confusión, uno de ellos incluso estaba a punto de dar un paso al frente, pero el otro lo detuvo, haciéndole una señal con su rostro, causando que se desapareciera del lugar. —Espera un momento —habló el que quedó, claramente había mandado a su compañero a verificar la información.

Al cabo de unos minutos, la otra figura llegó, su rostro aparentaba cansancio y un poco de miedo. —Eres libre de pasar, Azumi-sama te está esperando… —Fue todo lo que dijo antes de hacerse a un lado.

Tobias pasó, notando todo lo anterior, no sabía en lo que se estaba metiendo, pero lo guardaría en su mente como datos importantes. Una vez dentro de la aldea, no miraría mucho a los lados, sabía que estaba siendo vigilado, por lo que simplemente se dirigió a donde percibiese más concentración de chakra, de seguro allí sería el lugar de entrega…

Técnicas usadas

Off: Lo siento por los audios, no encontré manera de "pegarlos" por lo que lo mejor que pude hacer fue colocar links a donde los alojé.
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Última modificación: 16-08-2023, 01:22 AM por Centyman.
la Carta.
 
La tarde se deslizaba con tranquilidad en Iwagakure, para esos momentos me encontraba en un rincón apartado en medio de un instante de meditación personal, cuando noté la llegada de un cuervo negro, su plumaje oscuro y sus ojos penetrantes lo distinguían de inmediato de las aves normalmente enviadas por el Tsuchikage, este cuervo tenía un aire enigmático y misterioso que llamo mi atención desde el primer momento.
 
El ave rápidamente se posó con elegancia frente a mí, sus ojos fijos en los míos crearon una conexión, esta de inmediato extendió una de sus alas, revelando un pequeño pergamino atado con cuidado a su extremo, algo en esta escena indicaba que esto no era una simple entrega de mensaje, el sello en la parte superior mostraba las cabezas de dragón, un emblema, con cautela, pero curiosidad, desprendí el pergamino del ala del cuervo y desenrollé el mensaje.
 
Las palabras en el papel estaban meticulosamente escritas en una forma elegante y formal, a medida que leía, la gravedad de la situación se volvía clara, la misión solicitaba algo específico: obtener la Túnica del Primer Raikage, una reliquia de un valor inmenso, de la subasta en la Isla del Oeste, aquel mensaje incitaba a demostrar mis habilidades al adquirir la túnica, se mencionaba la oportunidad de ganar una comisión en la Gran Subasta de Ciudad Yani, un evento histórico y de gran magnitud. Esto no era simplemente un robo, era una chance para destacar entre los más hábiles y astutos –“Bien, lo intentare”, al terminar de leer, una pequeña columna de humo se alzó desde la carta, y esta se consumió en llamas, desvaneciéndose como si nunca hubiera existido, la seriedad de la misión había quedado completamente clara.



El viaje
 
La carta indicaba una fecha para el evento, pero comprendí que no podía aventurarme sin un plan sólido ni tener una idea clara del terreno, rápidamente junte todo mi equipamiento ninja de mi mochila, guardando una máscara la cual para esta situación me seria super útil para ocultar mi identidad, esta vez en específico, debido a la gran importancia que tenía esta misión, no planeaba moverme como un ninja normal, me disfrazaría como un turista casual de la zona, un simple espectador pasajero, por lo que después de ajustar mi atuendo, me miré en un pequeño espejo, mi cabello rubio quedó oculto bajo una gorra y mis ropas revelaban a un joven común y corriente que había decidido salir a turistear, era perfecto, lo suficiente como para ocultar mi identidad, permitiéndome moverme sin levantar sospechas entre la multitud.
 
 
Con una mochila más pequeña y discretamente empacada, termine la preparación y me mezclé con la multitud que se movía por las calles de Iwagakure, mantuve un paso tranquilo y observador, como cualquier turista que quisiera aprovechar su tiempo en la ciudad y me abrí paso hasta mi objetivo, aunque mi mente estaba concentrada en el plan, debía actuar como si estuviera allí por mera casualidad.



La llegada
 
Llegué a la Isla del Oeste con siete días de anticipación a la fecha señalada en la carta, mi estrategia requería tiempo para familiarizarme con el entorno y trazar un plan de lo más meticuloso, de inmediato alquilé toda una casa cerca del lugar del evento, esta era perfecta, me permitía moverme con mayor libertad sin vecinos estorbosos que pudieran escuchar lo que hacía, procurando no levantar sospechas, la casa la tendría a mi cargo hasta el día siguiente del evento, mi primera tarea era evaluar el terreno en el que tendría lugar la subasta.
 
Sin perder un instante, me dirigí hacia el edificio del evento, esta isla tenía su propia atmósfera, la cual era muy distinta a la que estaba acostumbrado en Iwagakure, el ambiente era un cambio bienvenido, pero no podía permitir que eso me distraiga de mi misión, debía aprovechar e ir de compras como un buen turista.



Reconocimiento
 
Aquel día tuve el primer encuentro con el lugar del evento, me sumergí entre la gente del lugar, observando de reojo y comprando ropa, distintas prendas, gorros playeras suéteres, como el mas capitalista de los turistas del lugar, caminé por las calles y los alrededores del lugar de la subasta, tranquilo haciéndome pasar por un turista más, estaba emocionado por el evento y cumplir con lo que se me pedía, observé las entradas, las salidas y los alrededores, tomando nota mental de cada detalle, aquel día fue uno de los mas largos de todos, gracias a mis prendas logre ir y volver disfrazado de distintas maneras, vendedor ambulante, en un asistente de mantenimiento y en un fotógrafo aficionado, cada rol me brindó una perspectiva diferente y me permitió recopilar información vital, me mezclé con la gente, logrando incluso charlar con los trabajadores de una de las entradas, cambiando mi voz y mi acento para no ser reconocido más adelante, haciendo preguntas con la apariencia de un simple curioso, fue ahí en cuando logre ver de lejos a quien llamaban el jefe de seguridad, una persona de características físicas similares a las mías, aunque bastante mayor, según los guardias aquel tipo estaba a cargo de todo en el lugar y manejaba todo lo que tuviera que ver con seguridad, al menos para el “evento privado”, algo que ciertamente resultaba conveniente.

Entre las vueltas de aquel día, logre identificar, rutas de escape las cuales fueron de particular interés para mí, Identifiqué los callejones, las puertas laterales y las áreas que para esos momentos parecían ser las menos patrulladas, sabía que, en caso de necesidad, estas rutas podrían ser mi salvación, también observé la seguridad del lugar, los puntos donde los shinobis vigilaban, mi difícil entrenamiento como Chunin me permitió evaluar sus habilidades y predecir sus patrones de movimiento.
 
La casa de alquiler se convirtió en un cuartel general temporal, antes de terminar el día logre trazar mapas y diagramas gigantes, los cuales estarían oculto dentro del cuarto de visitas, todo estaba hecho para planear mi ruta desde la entrada hasta cualquier punto del lugar, marqué cada detalle importante que me faltaba por hacer y calculé el tiempo que tomaría moverme de un lugar a otro, cada minuto y cada movimiento eran cruciales para el éxito de mi misión.



La captura
 
El segundo día marcó uno de los pasos más importantes en mi plan, uno que de hecho sería aún más desafiante que el anterior, mi objetivo esta vez era secuestrar a alguien influyente dentro del lugar de la subasta, alguien que pudiera proporcionarme información crucial para el éxito de mi misión, para estos momentos ya había pasado horas patrullando y estudiando el lugar, y finalmente llegó el momento de actuar, observé cómo el jefe de seguridad se alejaba del lugar temporalmente para comprar algo para comer, la oportunidad que había estado esperando estaba frente a mí, sin dudarlo, comencé a seguirlo, manteniendo una distancia segura para no levantar sospechas, mi habilidad para moverme sigilosamente y mi entrenamiento como ninja me permitieron seguirlo sin ser detectado.
 
Mientras caminaba, repasé mentalmente mi plan una vez más, sabía que tenía que ser rápido, preciso y silencioso, cada movimiento estaba calculado y cada detalle había sido considerado. Mi intención no era causar daño real por el momento, sin embargo, si o si pretendía conseguir la información que necesitaba.
 
Cuando finalmente llegamos este llego hacia un callejón poco concurrido del lugar, encontré mi oportunidad, me acerqué rápidamente al jefe de seguridad, asegurándome de que no tuviera tiempo para reaccionar, lo siguiente que este sentiría seria un fuerte golpe en la cabeza, sintiendo como todo se iba a negro, actué con la eficacia de un verdadero shinobi sin dejar ningún rastro de lo ocurrido en el lugar.
 
Lo siguiente que vería el jefe de seguridad, sería una habitación en blanco, sin nada dentro, solo el con las manos amarradas hacia una silla, en algún lugar apartado del exterior, donde sus gritos no serian escuchados a la vez que se mantendría lejos de las miradas indiscretas, con la boca amarrada para evitar los gritos.



      La tortura
 
La tortura tomó horas, desde el primer momento lamentablemente para mi víctima no creí nada de lo que este me decía, por lo que ayudado de un alicate y de mis aves explosivas, le torturaría, durante horas pude escuchar sus gritos, suplicas y algunos desvaríos que decía de vez en cuando, la habitación que en un principio era blanca cambio de color tiñéndose casi por completo, fue ahí cuando percibí en su mirada que aquel hombre ya no tenia nada mas que ocultar, fue en esa mirada de alguien que esta al lado de la muerte, cuando uno puede confiar en que sus ultimas palabras son reales, aquel hombre nunca volvería a ser el mismo, sin embargo, mi obsesión por llevar esta misión a cabo de manera excelente me llevo a casi sacrificarlo, no tenia claro en que pensar, sin embargo, era algo de lo que me preocuparia tiempo después.



Infiltración
El día del evento finalmente llegó, y mi plan de infiltración estaba en marcha, en los días previos al evento, me había disfrazado como el jefe de seguridad que tenía secuestrada, y afortunadamente, nadie había notado el cambio, debido a que este solía dar un par de ordenes con gestos e irse, esto me permitió obtener acceso al lugar y explorar las instalaciones desde dentro, vestido con la indumentaria del jefe de seguridad, me mezclé entre los demás miembros del personal que trabajaban en el evento, mi apariencia había sido cuidadosamente replicada para pasar desapercibido, mis conocimientos sobre las rutinas y los patrones de movimiento del jefe de seguridad me ayudaron a actuar de manera convincente.
 
Exploré las instalaciones desde adentro una y otra vez, aprovechando mi posición para acceder a áreas que normalmente estarían fuera de mi alcance, pude ver las habitaciones laterales, las rutas de acceso y las salas que se utilizarían para diferentes propósitos durante la subasta, cada detalle que había estudiado durante mis días de preparación tenía sentido en la realidad.
 
Luego de un rato observé cómo los invitados y los postores comenzaban a llenar el lugar, el murmullo se podía sentir mientras tomaban su lugar para la subasta, el ambiente era tenso, pero tenía claro mi objetivo, robar la túnica.



      Distracción

El momento crucial finalmente había llegado. Había dejado a mis insectos C2 preparados antes de entrar al lugar, listos para crear distracciones y confusión, Al poco rato de que entré al lugar donde todos estaban reunidos, las explosiones retumbaron en la dirección norte, eran mis insectos quienes habían chocado contra la cabeza de los guardias en ese lugar, esto desencadeno un caos instantáneo, el sonido de los murmullos de la gente asustada y los guardias alertados se escuchaban por todo el lugar, mi momento había llegado, por lo que rápidamente le hice una señal a todo el personal para que fueran a ver que estaba sucediendo –“alerta, todos a la puerta norte”.
 
El plan estaba en marcha: las explosiones sirvieron como señal para la seguridad y el personal de responder a la amenaza en el sector norte. Mientras todos estaban ocupados tratando de lidiar con la situación, aproveché la oportunidad para avanzar hacia el área donde se encontraba la Túnica del Primer Raikage.



      Robo

Rápidamente llegue hasta el lugar donde se encontraba el soporte que sostenía la Túnica del Primer Raikage, aprovechando el momento de distracción y que mi objetivo estaba a la vista, brillando con su misteriosa aura, me acerque como todo un profesional de la seguridad  –“Calma gente todo esta bajo control, sin embargo por seguridad guardaremos la túnica por unos instantes”, ante esto simplemente tome su prisión de cristal y lo lleve de vuelta hacia atras, buscando uno de los cuartos de la planta baja donde dejarlo "seguro"



      Escape
Con la Túnica del Primer Raikage en mis manos y el caos creado por las explosiones como mi cobertura, este era el último paso era el escape, me encontré a solas con la reliquia en una de las habitaciones de la planta baja, listo para completar mi misión, realicé los sellos de manos con destreza y concentración, preparándome para ejecutar mi técnica doton para entrar bajo tierra.
 
Un montón de sellos de manos fueron elaborados para comenzar a sumergirme en la tierra, en ese momento sentí un gran alivio mientras veía cómo la tierra me envolvía gradualmente, ocultándome por completo bajo su superficie, la sensación de estar enterrado era peculiar pero familiar, con mi técnica activada, sabía que sería prácticamente imposible que me siguieran o me detectarán, igualmente me apresure y avancé bajo tierra, alejándome del lugar de la subasta y de cualquier posible amenaza, mi sentido de orientación era agudo, y mi mente estaba concentrada en escapar siguiendo el plan, cada movimiento estaba calculado para evitar cualquier obstáculo y dirigirme hacia una zona segura, una vez de nuevo en la superficie y a algunas cuadras del lugar me alejaría rápidamente sin dar vuelta atrás.

Henge no Jutsu

C2

Moguragakure no Jutsu


||| Pienso || Hablo |||

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Especialización en Ninjutsu
Ninjutsu - Estilo Cauteloso
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25 de Mayo, 15 DK
07:30, amanecer
Calles de la capital de la Isla del Oeste

Ost

Izanami se movía con su habitual tranquilidad y rostro impasible frío como el mismísimo hielo. Cruzaba aquellas calles turbias y cubiertas de maleantes en cualquier esquina donde quisieras mirar como si nada estuviera fuera de lugar, como si ya conociera bien aquel lugar, casi dando unos aires de superioridad ante todos aquellos.

Para esas horas con el sol habiendo emergido hacía apenas minutos su camino la llevaba a las proximidades del centro de eventos de la isla. Era su destino final en el día de hoy al fin y al cabo. Cuando la joven de cabello bicolor giro la esquina hacia el inicio de la concurrida calle principal donde estaba la entrada al centro de eventos, su camino se topo de frente con una mujer de cabellos negros como el ebano, que lucia ropas del mismo color a juego con su katana ligada a su cintura, mientras cargaba una voluminosa maleta como si su peso fuera insignificante. Por unos momentos las miradas de ambas se cruzaron.

Jiryoku Mio

La Yondai Sencho al momento de observar la mirada de Izanami percibió algo que le molesto. Su mano libre se deslizó discretamente pero con seguridad hacia la empuñadura de su arma. No obstante Izanami sin reaccionar de ninguna manera ante ella, prosiguió su camino sin más. En ese momento la mujer retiro su mano de la empuñadura. Si Izanami tan solo hubiera vacilado un poco o mostrado el más minimo indicio de reaccionar ante la guardia de la espadachina, un rápido y certero movimiento habria decapitado a la joven shinobi de Kirigakure. Mio no destacaba por ser paciente o dar muchas oportunidades, algo en sus instintos le advirtió de que debía actuar, pero como Izanami no mostro la más mínima reacción sencillamente apago forzosamente ese instinto en ella y prosiguió su camino hacia el Rayo con sus indecentes cantidades de dinero recesión ganadas. Al fin y al cabo iniciar a tan poco tiempo de la subasta una disputa tan cerca de la misma podría no ser muy bueno para el que seria el mejor negocio en mucho tiempo de Tao-chan.

Si tan solo aquella mujer de negro hubiera hecho caso a su instinto más salvaje. Sin tan solo hubiera decidido desenfundar en ese momento la espada. Tal vez habría logrado evitar la tragedia que aquel día se produciría en aquella ciudad. Una tragedia que perseguirá la conciencia y remordimientos de la Yondai del Rayo durante un largo tiempo. Haciendo que sin duda la próxima vez que los caminos de Izanami y Mio se cruzaran, sería un tipo de encuentro muy diferente.

Por su parte Izanami, si que avanzó hasta alcanzar la altura del centro de eventos, pero con toda la naturalidad del mundo entró en el edificio que había frente al lugar de la subasta. Un lugar en el que aguardará hasta alcanzar la hora prometida.


27 de Marzo, 15 DK
11:50, medianoche
Local de alterne de Kirigakure

Ost

Dos mujeres se encontraban reunidas en un reservado del local. El lugar en sí era muy refinado, con decoraciones extravagantes de oro y mármol, pero todo camuflado con una luz tenue y natural de lámparas de aceite aromáticas que impregnaban el lugar de un aroma peculiar. Dando una atmósfera muy sensual y apasionada, al mismo tiempo que ostentosa y elegante.

Las dos mujeres allí reunidas se encontraban rodeadas de media docena de hostess que lucían vestidos muy insinuantes y trataban de agradar y alegrar el ambiente de ambas mujeres mientras les servían algunas de las múltiples bebidas de la mesa - Si lo que querías hablar conmigo era algo importante, no se porque me has traído a este lugar - Diría de forma tajante Izanami, la más fría e impasible de las dos mujeres que estaban allí reunidas. No es tanto que no disfrutara un poco del ambiente o la compañía, no era impasible ni una piedra, pero estaba desconcertada por el contexto con el que había sido llamada.

- Relájate chica, no debes ser tan seria siempre con todo. A parte que mejor que un ambiente como este para hacer algún buen negocio - Le respondería Yuki Shirohime que parecía encontrarse como pez en el agua con ese ambiente - No se, pero tal vez según lo que hablemos seria mejor que no hubiera nadie con nosotros - Conforme decía eso, Izanami lanzaba una mirada mortal a una de las acompañantes que tenía más próxima a ella, transmitiendo por unos momentos un miedo que helaría la sangre de la joven, pero al mismo tiempo dadas las condiciones con las que muchas veces trabajaba no podía evitar sentir un cosquilleo - Puedes estar tranquila - Diría la espadachina de la niebla mientras tomaba del mentón a una de las jovencitas a su lado y le brindaba un beso con lengua, para luego dejar a la joven mostrando su lengua mientras la giraba hacia Izanami, revelando que en la lengua de la misma portaba un sello - Están muy bien entrenadas, no pueden traicionar los secretos del local y sus clientes, de lo contrario… - No terminó la frase, no hacía falta y todas las chicas por unos momentos sintieron un escalofrío al recordar las consecuencias de romper el sello.

Yuki Shirohime

- Bien, entonces de que se trata esto? - Concisa y sin rodeos, así era la chica - Tan directa como había escuchado… Bueno es algo que me agrada de ti desde que nos conocimos con el mismo para este trabajo que estamos a punto de realizar - Entonces la mujer rebuscaba en su escote hasta sacar un papel que lanzará a Izanami, tomándolo esta al vuelo - Ahora estamos trabajando para el mismo jefe ambas tratando de evitar aquel despropósito de alianza entre el Agua y la Lluvia, pero llego a mis oídos un encargo muy exclusivo y especial que tal vez pueda interesarte de hecho te seleccioné personalmente como candidata para este cometido - Cuando Izanami abrió el mensaje hecho expresamente para que solo ella pudiera abrirlo, leyó todo el informe sobre la clandestina misión de robo, para instantes más tarde arder el papel entre sus manos dejando solo caer cenizas en la mesa que una de sus chicas limpiará rápidamente sin estorbar - Porque precisamente tu, me estas incitando que robe al crimen organizado del Agua, acaso no son tu gente? - Izanami estaba algo confundida, aunque no lo manifestaba directamente - Bueno es cierto que trabajo para ellos, pero por ciertas razones requiero de escalar algún puesto en el organigrama y una pariente nuestra, la Godai Senchi, Yuki Tao es un estorbo para mi ahora mismo, pero si esta subasta sale mal sin duda desaparecerá por si sola o la harán desaparecer quedando una vacante - Diría la mujer con una sonrisa en su rostro mientras tomaba una copa de vino. Era cierto que las tres eran Yuki y aunque no compartieran sangre directamente un minimo de conocimiento de odias habían tenido dentro del clan.

Izanami se quedó reflexiva por unos momentos, era algo peculiar y curioso lo que le estaban solicitando - Bueno, no negaré que la subasta en el viento me resulta tentadora, allí seguro se subastan algunos libros o pergaminos antiguos que no podría encontrar en ningún otro lugar - Entonces se cruzo de brazos al igual sus piernas posando su diestra sobre su rodilla izquierda con elegancia - ¿Pero te parece suficiente eso por arriesgar mi vida y en el mejor de los casos ponerme a todo el bajo mundo del Agua en contra, así como algunos mandatarios imperiales asociados al crimen organizado? - Sin duda su vida no seria la misma después de este incidente, debía ser cauta con sus decisiones - Bueno, recuerdas aquello que consultaste a mi superior después de que completamos el trabajito con el pequeño novio? Pues si tu me ayudas con esto, yo podría ayudarte a dejar de forma segura un tiempo el imperio y colarte entre los rebeldes como una traidora del imperio, siendo una actuación perfecta - Cierto era, todos estos pequeños actos de trabajar en la sombra del imperio bajo órdenes de gente con intereses muy personales, pero siempre en pro de la gloria de Kirigakure con el fin de abandonar temporalmente el imperio y poder introducirse entre las filas rebeldes para entender cómo piensan, cómo actúan y que clase de personas son sus líderes. Todo como planearon ella y su senpai Kurosame. Pero abandonar el imperio tenia sus riesgos, aunque solo fuera de forma temporal, y precisamente si no se abandonaba de una forma realista los rebeldes no confiaría en ella y no lograra introducirse bien entre ellos o en el caso de entrar tardaría demasiado tiempo en ganar su confianza. Sin duda se requieren de algunas manos poderosas y con contactos para lograr tal actuación.

Traje de Izanami

Izanami suspiraba ante las últimas declaraciones de la Yuki - Entonces sin duda alguna me interesa, pero… Porque me eliges a mi? Debe haber gente mucho más capaz para tal misión de robo, yo apenas soy una chunin y no soy alguien precisamente versado en la infiltración y el espionaje - Respondería Izanami con toda la sinceridad del mundo. Ante lo cual la mujer de cabello plateado rio a carcajadas - Precisamente porque eres una chunin, tu te has esmerado tras un simple error en no destacar, en no progresar, evitar cualquier ascenso, aun cuando te has fortalecido muchísimo, aun cuando no heredaste el factor de linaje del clan y no eres capaz de generar el Hyouton, has logrado obtener un elemento avanzado mucho más complejo y peligroso. Tu perfil es tan bajo que incluso rondando por la zona nadie mal pensara de ti demasiado y tus habilidades están en uno de los niveles más elevados, se que lo puedes lograr - Tal vez era alguna clase de vinculo por formar parte del mismo clan que las conectaba y por eso confiaba así en ella, aunque la realidad eran las redes de contacto que alguien de su posición manejaba y la proximidad que por desgracia tenía a Izanami por estar en el mismo clan y por lo tanto ser parientes.

- Vale está bien, concretemos los detalles, aunque ya te aviso que cualquier cosa que requiera para el trabajo te la voy a reclamar como si tu fueras mi contratante - Le exigiría Izanami - Bueno, aunque ya te aviso que no expondré a mi persona como tal en todo esto, sería malo para mi ascenso - La mujer buscaba ocupar uno de los cinco asientos, y por lo tanto aunque urdiera todo esto en la sombra, no podría exponerse, de lo contrario se podría despedir de su vida por traición.


13 de Mayo, 15 DK
01:20, mediodia
Centro de Eventos de la capital de la Isla del Oeste

Ost

El anfiteatro para la subasta tenía un ambiente animado y bullicioso; aunque no estaban llenas ni la mitad de las butacas. Algo normal y comprensible dada la subasta menor que se estaba llevando a cabo en ese día y que muchos de los pujantes preferían aguardar a la gran subasta de dentro de un par de semanas.

No obstante entre los presentes en el lugar, sentada en una de las sillas, luciendo un elegante y hermoso vestido, se encontraba Izanami sosteniendo uno de los carteles de las pujas alzado - Ofrezco 20 mil - Diría la propia muchacha ante el asombro del público y el descontento de un hombre que vestía peculiares ropas exóticas de moda por los Reinos del Sur. Pero esa era la realidad para el hombre, había perdido la puja frente a Izanami, aunque ella acababa de sufrir una considerable brecha en sus fondos económicos.

Noble del Cobre, Gordon

En primer lugar, lo que Izanami acababa de adquirir era precisamente una esclava. No era de extrañar dado que aunque la esclavitud coom tal solo es publica y aceptada de forma gubernamental en los Reinos del Sur. Por todo el continente había casos similares solo que a una escala mucho menor, más privada y elitista. Concretamente ahora mismo en su mayoría en subastas como esas, dado que esclavos comunes se podían obtener por otros medios, se subastaban shinobis capturados por ser criminales o miembros de la rebelión. No es que pasara mucho, pero de vez en cuando alguno era atrapado con vida y terminaba en sitios como este si de parte de la yakuza dependía. Y en este caso concreto Izanami pujó por una joven shinobi de Kumo, cuya apariencia daba la sensación de ser muy joven, casi como recién salida de la academia aunque en principio era una genin ya. De su edad no se podían fiar aunque habían dicho que tenía 16 los subastadores, puesto que suelen mentir. Y nada más vio el rostro y la expresión del hombre del Cobre que inició la subasta por la niña, tenía claro que no permitiría que se la llevara.

Esclava Subastada

Y en segundo lugar y más importante. Los que se pregunten que hacía Izanami pujando en la subasta como una participante más de la misma, la respuesta era bien sencilla. Estaba investigando el lugar donde tendría que robar la túnica del Raikage. Le habían facilitado los planos del lugar, algo fácil para Shirohime dado que era un local de su facción, pero los planos no siempre son correctos y en ocasiones no es lo mismo leer un plano que visualizar el entorno en persona, pero entre ambas cosas se obtiene un control del espacio y entorno perfectos para poder operar.

Este era el segundo día que acudia a la subasta como pujante. No era de extrañar ni le pusieron problemas para ello. Izanami aunque no lo pareciera había trabajado muchísimo toda su vida y pertenecia a un buen clan de Kirigakure, manejaba unas buenas cantidades de dinero como para permitirse estar en aquel lugar y poder incluso pujar un poco para aparentar. Nunca espero terminar comprando una esclava, pero la vida es incierta.

Pero mereció la pena. Conocía el local, las cuatro entradas conducían por un pasadizo hasta el hall principal, salvo algunas salas de trabajadores a lo largo de dichos pasillos, que por algunos pasadizos internos conducían hasta la parte posterior del escenario de subastas donde estaban las escaleras hacia la planta superior, blindada y protegida contra cualquier intento de robo, dado que ahí se guardaban los tesoros, que tras pasar por toda la seguridad de dicha planta, tan solo bajando las escaleras ya se tenía el objeto detrás del escenario listo para ser revelado para la siguiente puja. Las únicas salidas de la sala de subastas eran por la propia parte trasera del teatro que mediante unos pasadizos y salas podría llegar rápidamente a la salida trasera del lugar o por la entrada principal que conectaba con el hall y al mismo tiempo con la calle.

Sello de Control

La subasta concluyó e Izanami obtuvo el sello en su mano que la conectaba con la joven esclava, haciendo que la misma no pudiera traicionarla ni desobedecerla. Izanami se retiró con la niña hasta la posada en la que se había establecido en esta ciudad, donde descubrió que como pensaba la niña no tenía 16 años, sino 13, una vulgar táctica para aliviar la imagen de algunos por comprarla, miserables. Aunque la historia de aquella niña será contada en otro momento. Tan solo añadiremos que tras salir de la subasta, en lo que se retiraban Izanami y la niña, el noble del Cobre intentó acorralar a las dos mujeres por la calle muy furioso con uno de sus guardias personales con el fin de forzar a Izanami a cederle la propiedad de la niña. Podemos omitir como el guardaespaldas quedó fuera de combate, para centrarnos en describir como el noble del cobre saldría volando por un golpe certero de Izanami en el que aunque parecía que le golpeaba con su puño estaría liberando de su mano el mango de su guadaña dandole un bastonazo que lo haría ver las estrellas y desfiguraba su rostro dejandolo tirado por el lugar. Era cuestión de tiempo que las ratas y buitres que rondaban por el lugar acudieran a su cuerpo inerte para robarle hasta la ropa interior; aunque ese seria su mejor escenario porque le podían deparar destinos mucho peores por aquella ciudad estando tirado por la calle.

Golpe
Rebotes

Esa misma noche Izanami contactaría con Shiroyuki una última vez antes de querer dar el golpe - ¿Pero estas loca, acaso tienes ese dinero? - Diría la espadachina escandalizada - No, no lo tengo - Respondería Izanami con calma y serenidad - ¿Entonces? Es estupido, a parte eres consciente de que no puedes comprar el objeto para completar la misión, ni hacer que otros lo roben por ti? - Era imposible para la mujer de cabellos plateados comprender la situación, pero solo debía confiar en Izanami - Mira, no necesito el dinero porque ninguno lograra obtener la túnica y nunca planee que lo robaran por mi, tan solo necesito que hagas lo siguiente y no tienes ni que implicarte… - Izanami ya había trazado en el día de hoy un buen plan para lograr su cometido.


25 de Mayo, 15 DK
02:59, mediodía
Centro de Eventos de la capital de la Isla del Oeste

Ost

Aun siendo mediodía el cielo estaba oscureciendo, las nubes de tormenta negras como la misma noche se estaban cerniendo sobre la ciudad denotando una inminente lluvia. Era el día y era la hora, la subasta de la la túnica del primer raikage iba a suceder ahora, tras tres horas de subastas menores. Izanami había ascendido hasta la azotea del edificio más elevado cerca de la subasta mientras. La mujer portaba una pequeña batuta propia de los directores de los recitales de musica.

Izanami Dirigiendo

Reviso en un reloj de bolsillo la hora y entonces elevó la batuta hacia el cielo, al mismo tiempo que un relámpago resonaba entre las nubes y el propio jutsu que Izanami había convocado comenzaba a liberar una lluvia atroz sobre la ciudad, evidentemente la ciudad estaba preparada para filtrar el agua, algo típico del país del Agua. Pero la lluvia cumplía la finalidad que buscaba. La gente mediocre y normal, desligada de lo que ocurría en el centro se comenzaron a retirar a sus hogares y refugio. Algunos nobles pujantes y empleados que andaban por la puerta del centro de eventos entraron  a su interior refugiándose de la lluvia solo dejando fuera a los vigilantes y guardias. Y entonces al mismo tiempo que las manos de Izanami comenzaban a moverse armónicamente dirigidas hacia el cielo, una explosión ensordeció el cielo. Y múltiples explosiones empezaron a suceder a esa mientras las manos de la joven se deslizaban siguiendo un determinado compás y patrón.

Sinfonía de la Muerte

El origen de aquellas explosiones procedía de múltiples criminales, ladrones y mercenarios que no desentonaban mucho en el lugar antes de entrar en acción. Pero ahora se habían vuelto locos intentando asaltar el lugar de la subasta en busca de la túnica del Raikage. Pero aquello no era una casualidad, no se trataba de una coincidencia, al parecer la invitación para la misión de la túnica era algo muy exclusivo y pocos seleccionados fueron advertidos. Pero hace apenas unos 3 días un aviso se hizo presente por todos los bajos fondos. El aviso hablaba de como un mandatario del Rayo ofreció una sustanciosa recompensa de 500.000 Ryos a quien le trajera la ilustre túnica del primer Raikage, un tesoro nacional para el rayo que no estaba dispuesto a que unos traficantes del Agua se lucraran con ella.

El sonido del caos y la batalla comenzaban a invadir las calles mezclado con el sonido de la lluvia repicando sobre la ciudad, la armonía de truenos y estallidos comenzaba ha tomar cierto ritmo percutor. Desde las alturas Izanami observaba el caos que se produce a pies del edificio por todo el perímetro de la casa de subastas. Toda esta gente habia acudido a esa absurda recompensa, era tan elevada que seguramente habria sido suficiente para ganar la puja por si solo el magnatario, pero la indignación por subastar una reliquia nacional que robarón del propio país teñian el acto de cierta justicia poetica que causaban que aun algun idiota estuviera allí luchando pesando que lo hacia por una causa justa.

Pero evidentemente no existía tal recompensa, el mandatario sí, pero para cuando se debió enterar de esto no estuvo a tiempo de desmentir antes de que todo estallara; un buen trabajo por parte de Shirohime. Y esto es justo el encargo que le solicito, con sus hilos en los bajos fondos, que extendiera lo más que pudiera esta carta falsa. Evidentemente los mayores criminales del mundo entenderán que se trataba de una misión falsa o certificarán esto antes de actuar. Pero muchos rufianes de poca monta, ladrones de tercera, en general desechos sociales habían acudido como planeaba a la hora de la subasta del objeto, era evidente que sería la hora más asequible para robar el objeto y dado que muchos de los que llegaron no eran especialmente listos optaron por la batalla masiva intentando irrumpir en el lugar. Un pequeño caos que le podría salir muy caro a Izanami cuando se descubriera la verdad de su treta. Pero por ahora ya tenía lo que buscaba.

Mientras en el interior de la subasta el cerda de un millar de nobles, coleccionistas, comerciantes y gente adinerada en general o subordinados de los mismos que mandaron en su lugar llenaban todos los asientos y palcos. Admirando ya a esa hora la Túnica del Raikage que había sido expuesta en el escenario, sin percatarse de que sucedía en el exterior, puesto que la sala estaba insonorizada para evitar que se pudiera espiar desde fuera las ventas.de días vip como el de hoy. Pero los guardias, vigilantes y miembros de la agrupación ya estaban movilizándose por los pasadizos y el hall recibidor siguiendo las instrucciones de Yuki Tao, quien las iba dictando desde su palco vip conforme la informaron del incidente.

En las cuatro puertas al centro de eventos ya se habían agrupado un considerable número de miembros de la yakuza y aspirantes a robar la túnica en una batalla campal, con cada mano alzándose para elevar la puja de la túnica una decena de hombres caían heridos en la batalla, algunos morían directamente, otros agonizaban en el suelo sangrando mientras la lluvia se llevaba su sangre hacia el suelo tiñendo el pavimento.

Igual esto estaba siendo una masacre, una barbaridad. Pero como en su momento Izanami advirtió a Shirohime, ella no era buena en espionaje e infiltración, así que opto por su especialidad… Un asalto frontal con todo lo que tenía. Pero no era tan ingenua como para enfrentar en solitario una quinta parte de la yakuza en el Agua ella sola, buscando uno contra algunos cientos y más de uno bastante poderoso. Así que lo sencillamente manipular a la morralla prescindible para que debilitaran y descoordinaran las fuerzas de seguridad del lugar. Un ataque masivo, desde las 4 entradas, en la hora más clave. Sin duda estaban metidos en el caos, pero Izanami aún aguardaba un movimiento más.

Y finalmente en la puerta principal en el propio hall recibir una explosión se genero desde el interior, esa era la señal que la Yuki esperaba. Sin duda muchos criminales de poca monta se habían reunidos, en especial de los que abundaban por las calles mismas de la ciudad. Pero una recompensa tan jugosa hizo venir desde múltiples países a gente y algunos de ellos relativamente componentes que no se sumaron al ataque contra las puertas sin cabeza topando con el muro de la Yakuza que no los dejaba entrar, sino que se habían logrado infiltrar en el interior del edificio e incluso en el propio anfiteatro de la subasta, los únicos capaces de algo así sin haber sido descubiertos hasta ese momento eran unos pocos. Pero suficientes como para empezar a generar caos dentro del edificio confundiendo más a la Yakuza y obligándolos ya no a concentrarse en las puertas sino que dividirse más aún intentando acabar con las ratas que ya tenían en su hogar incluso alguno comenzó a liarla dentro de la sala de subasta intentando alcanzar la túnica ahora que la guardia había salido en su mayoría al exterior, aun así siendo interceptado por un par de mercenarios dando inicio a un pequeño intercambio inicial de jutsus, que sembro el panico en los civiles que habían venido a pujar dando inicio a un pánico general de gente intentando salir hacia el hall, mientras algunos se mostraban confundidos permaneciendo en sus asientos y algunos vigilantes saturados intentando parar a los postores para que no salieran hacia el hall y la entrada donde una batalla mucho peor estaba sucediendo. Una situación que podría definirse como caos.

Cuando todo había estallado Izanami detuvo sus movimientos de manos dirigiendo la escena y extendió sus brazos hacia los lados para acto seguido dejarse caer hacia delante, rotando por el aire mientras su guadaña salía de su cuerpo, hasta aterrizar amortiguando el impacto al trazar un poderoso golpe descendente con la misma que partió por la mitad a uno de los combatientes. De que facción era no importaba en lo más mínimo para Izanami, ella solo buscaba aprovecharse de la confusión, la batalla y los heridos para abrirse paso con facilidad.

Ost

En la entrada al recinto dio inicio a una danza mortal de Izanami con su guadaña segando múltiples vidas en pocos instantes moviéndose frenéticamente entre los combatientes aprovechando su concentración hacia otro rival, un intercambio de golpes perdido que les dejo expuestos, algunos que sencillamente estaban demasiados heridos como para defenderse. Cada victima de su guadaña tenia dos destinos en aquellos momentos. Caer muerta en el suelo o quedar sangrando en el suelo hasta que la muerte los acogiera. Ahora los números en aquella primera puerta estaban bajando a un ritmo vertiginoso, Izanami iba limpiando de forma indiscriminada de los más alejados de la puerta hacia la misma, como si barriera la basura hacia el interior del local. Logrando finalmente irrumpir en el interior del hall dejando tras de si en la calle una pequeña masacre sobre unos ríos de sangre.

Fuera del ahora aislado interior del anfiteatro, aquella masacre comenzó ha hacer gala, trayendo el mayor numero de yakuzas posibles de otros sectores del edificio hacia la entrada para buscar subyugar a los molestos ladrones que estaban aún resistiendo en él y aplacar la genocida. Incrementando un poco la intensidad de la batalla para Izanami al ahora encontrarse con un balance mucho mayor de una misma facción. Comenzando a liberar la verdugo proyecciones cortantes de múltiples elementos al mismo tiempo que cortaba a sus víctimas, alternando entre los 5 elementos, lo cual se traducir en un caos en que todos los jutsus que le lanzaban eran lentos, predecibles y si se atrevían a utilizar elementos frente a ella, simplemente eran contrarrestados por su elemento superior. El número de víctimas en el suelo se acrecentaba. En cuanto el ritmo y numero de combatientes comenzaba a descender Izanami aprovecho para realizar una cadena de sellos, liberando desde su espalda unas siniestras y oscuras extremidades de oscuridad que tomaron y alzaron del suelo a un herido grave que no podría resistirse, aprovechándose de que aun vivía para tenerlo retenido en el aire moviéndose con ella mientras le drenaba el chakra de su cuerpo. La batalla seria larga y usaría mucho chakra, mejor reponer fuerzas incluso en medio de la pelea. Para cuando la situación en el recibidor del edificio solo eran una estela de muertos y heridos, con una nueva decoración caótica y carmesí en la sala, la joven que portaba su cuerpo cubierto de sangre para esos momentos, tenia tras de si a cuatro pobres luchadores caídos sujetos y flotando por múltiples tentáculos de oscuridad. Siendo reducidos a meros recipientes de chakra para Izanami, como baterías sin mayor utilidad o derechos que permanecer ahí hasta morir por sus sangrados.

Izanami caminaría escuchando el chapoteo de la sangre en el suelo tras cada paso que daba hacia la puerta asegurada desde dentro que daba acceso al anfiteatro de la subasta. En ese lugar el público seguía en pánico a pesar de que ya se logró reducir al par de ladrones que habían conseguido entrar hasta allí. Pero no todo eran buenas noticias para la Yakuza, las otras 3 puertas al edificio habían caído al tener que dividir tanto a sus hombres y acudir para cubrir tantos frentes. Haciendo que los supervivientes entre los asaltantes irrumpieron en el edificio, moviéndose por los cuartos privados a puro golpe, encontrando en su camino muchos trabajadores de la Yakuza alejados de las artes ninja que cubrían funciones más contables y administrativas en el lugar, hasta reunirse en la parte posterior del escenario, comenzando a salir por los laterales del mismo alzando un pequeño revuelo en la sala principal saltando rápidamente hacia el escenario los mejores y más poderosos hombres de la Godai Sencho para cubrir la túnica que aun seguía ahí presente en el expositorio de seguridad. Causando que los civiles del público arrollaran aun más a los guardias que buscaban mantener la puerta cerrada hacia el hall central, llegando a producirse algunos aplastamientos entre ellos, hasta que finalmente consiguieron por número aplacar a los vigilantes, que no podían dañar a clientes, y abriendo la puerta para huir de aquel infierno.

Pero para su desgracia nada más abrieron las puertas y trataron de salir de la sala de subastas un destello metálico cruza de lado a lado la entrada cortando de forma visceral a los primeros que buscaron salir - Ya se retiran… Es de mala educación irse antes de que concluya el evento - Izanami cínica y mortal se abalanzaba sobre los postores haciendo una masacre insalvable puesto que todos aquellos civiles carentes de capacidad de utilizar chakra eran como gelatina frente a la guadaña de Izanami. Alguno igual lo encuentra un acto cruel. Pero por otra parte a ella le encargaron robar la túnica del Raikage, nunca dijeron que fuera discretamente. Y tras asistir a un par de subastas para comprender mejor el lugar llegó a la conclusión de que los postores que acudían a este lugar eran criminales, traficantes, estafadores, extorsionadores, usureros y esclavistas. En general ninguna alma ahí presente era inocente - El sufrimiento es bien recibido en el camino de la masacre - Un simple tajo circular que liberaría una filosa esfera de fuuton cortaría a muchos presentes casi por la mitad despejando un poco la concurrida entrada y volviendo más caótica la estancia. Civiles buscando huir por cualquier lugar, los últimos saqueadores y vigilantes extendiendo su batalla a lo largo de la gran sala y la verdugo irrumpiendo en la misma.

- Se acabó, claramente has perdido el control de la situación, yo me hare cargo - Proclama Chihiro Kurama, la Yodai Sencho del mundo criminal del Agua a la infante Tao quien había permitido que todo esto sucediera - ¡Alto ahí! - Proclama la Godai Sencho - ¡Esta es mi subasta, mi territorio y yo misma resolveré esto - Conforme decia eso, daría un brinco hacia la barandilla del palco vip en el que se encontraban - Tienes suerte de que Zaruko se marchó hace un rato, sino ante esto ya puedes ir olvidándote de que todo esto es tuyo… - Diría la mujer un escalón por encima de la niña mientras se sentaba de nuevo para observar cómo la niña resolvía la situación. Desde las alturas un sello de manos se formará haciendo que en el aire del anfiteatro hermosas espadas de hielo se formaron y aterrizaron como una lluvia inmisericorde contra todos los rufianes que andaban causando problemas. Apenas unos pocos de los asaltantes habían logrado defenderse de este primer ataque, entre ellos Izanami que eludió ágilmente las cuchillas gélidas empujando a alguno de los postores para que fuera él ensartado - ¡Ryubei, Ruwakia acabad con esa mujer ya! - Una orden directa y tajante.

Ost

Apenas debían estar quedando una docena de guardianes de la Yakuza, junto a unos tres infiltrados contando a Izanami, más las dos cabecillas observando desde las alturas. Y el número de civiles había caído drásticamente. Para cuando dos de los guardianes habían reaccionado a la orden de su jefa. El primero que cruzaría la sala de subastas barriendo con algún cliente y múltiples asientos sería un hombre corpulento que se impulsaba con una especie de vapor a una velocidad vertiginosa conectando un poderoso golpe con su codo en el abdomen de Izanami mandando a la chica a volar contra una pared estampando contra ella. Algunos clientes intentaron aprovechar la situación para escapar por la puerta principal ahora que Izanami no estaba, no obstante del polvo que se alzó donde la chica fue estampada surgió un tajo de agua fino y filoso que recorrió la distancia pasando entre todos aquellos postores como si nada, segando todas sus piernas y haciéndoles caer al suelo como gusanos.

Ryubei

El golpe dolió, pero aun así se estaba alzando, se percato que el hombre contra el que luchaba tenia algún tipo de patrón de sellos o tatuajes por su cuerpo que parecían brotar como llamas desde alguna zona en su cuello. Pero antes de poder analizar más al rival, se percato de un batir de alas  alzando su guadaña justo a tiempo para que el filo de la misma conectara con la katana descendente de una mujer con una extraña fisonomía que podría recordara la de un tengu, sobretodo porque incluso volaba. La fuerza directa que ejercía no era tan alta como la de la mole gigante que la placo, pero era respetable. Pero mientras ambas armas conectaban la de Izanami comenzó a brillar mientras su filo grecia y se tornaba exageradamente más inmenso terminando por partir la espada de la joven que caía como una lluvia de cristal al suelo, aunque en ese momento sería más fácil darse cuenta que en realidad era una espada formada con cristal.

Ruwakia

Iazanami se alzaría apoyando su guadaña en su hombro, mostrando como el filo de la misma se había vuelto completamente etéreo, como si estuviera formado de puro chakra. Sintiendo Izanami un gran poder a través de él. Y no era para menos, puesto que con la masacre que con su estrategia había logrado el recuento de sangre vil que su querida arma había acumulado hasta ese momento ascendía a una cifra absurda de 183. Aunque muchos más habían caído a manos de las habilidades de Amaya, no todos habían sido por el filo directo de la guadaña por lo que no pudo catar su sangre el arma. Pero todas esas cargas ya eran más que suficientes para montar un alboroto y exprimir el maximo potencial del arma.

Guadaña Despertada

Pero solo basto una cosa más para que la mujer tengu formara dos espadas de cristal de un brillo blanco puro y una forma perfecta que parecían espadas totalmente reales. Y que el corpulento hombre terminada de expandir su cuerpo cubriendo totalmente su piel hasta transformar su apariencia a una monstruosa y blindada.

Sonrisa de Izanami

Aquello que los llamó tanto la atención sería la expresión que su rostro reflejaba. Porque en todo el rato que había estado causando una masacre había mantenido su rostro impasible y frío como era característico en ella, como un ser insensible a todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor, incapaz de sentir ninguna emoción. Pero ahora una sonrisa pura y genuina se reflejaba en su rostro, volviendo todo su semblante siniestro hasta el punto que los dos guardianes personales de la Godai había sentido un escalofrío.

Un par de espadas heladas trataron de alcanzar a Izanami de nuevo, pero estas serian cortaras y deshechas por un movimiento rápido y preciso de su guadaña “Muy bien pequeña vástago, ya era hora que empezaras a despertar” Una siniestra voz resonaba por la cabeza de Izanami, pero por alguna razón no la molestaba al contrario. Ruwakia se lanzó con sus alas volando a gran velocidad buscando el encuentro con Izanami, la cual había saltado cortando de refilón por la gran extensión de su filo un par de personas más, hasta que las armas de ambas conectaron dando inicio a una pequeña danza de espadas en la que Izanami se valía de la ventaja de alcance de su arma para mantener las distancias con las afiladas espadas dobles de cristal, hasta que la mujer se separó dando paso a la caída meteórica de Ryubei descendiendo con toda su velocidad y potencia impulsado por vapor, que tras impactar volaría una considerable zona de butacas barriendo con todos en la zona con su vapor, entre ellos la propia Izanami, que aunque logró esquivar el impacto directo, el vapor que se liberó le causó unas intensas quemaduras. Pero eso solo la estaba haciendo divertir más. De entre el vapor emergería Izanami con un rápido y cercenante tajo sobre el fornido hombre, el cual respondería rápidamente con un impacto directo contra la chica, pero la resolución final del cruce, fue un tajo que atravesó la dura coraza del hombre haciendo brotar su sangre, algo que no había ocurrido desde hacía muchos años. No obstante no podría estar satisfecha Izanami puesto que su movimiento iba con toda la intención de cercenar el brazo entero y tan solo logró un corte.

Colisión

“Haz el primer trazo” Resonó, mientras Izanami lanzaba un tajo vertical de rayos que  dejaria tras de si una estela de sangre liberada por la propia guadaña, segando con ella un par de los combatientes que había de fondo aún por el lugar. Tratando de alcanzarla por la espalda el ave tengu se cernirá con espadas por delante como si fueran sus garras, buscando clavarlas a su presa aprovechando el mal angulo que tenia para pararla. Pero un momento a otro la guadaña de Izanami había desaparecido de sus manos y cuando Ruwakia estaba por conectar su golpe el filo de la guadaña emergería desde la espalda de Izanami saliendo de su cuerpo directo en punta hacia la cabeza de la ave. La mujer apenas tuvo tiempo para bloquear el tajo rozando el filo del arma su mejilla dejándole por leve que fuera un sangrado intenso como si fuera producto de una maldición. Pero ella era una profesional y no se dejaria engañar así, de modo que apuntando desde su guardia una de las espadas a Izanami, el filo cristalino de la misma se extendió ensartando el hombro izquierdo  la Yuki. Un resentimiento se hizo presente, pero se tornaba deleite y cuando menos lo espero la Kenju, la guadaña de Izanami roto, usando el propio cuerpo de su dueña como eje central del giro mandando a volar a la mujer junto un tajo de pura oscuridad, dejando de nuevo tras de si una estela de sangre conectada con la anterior “Van dos, busca el tercero” Izanami saltaría hacia Ryubei mientras su guadaña se deslizaba por su cuerpo hasta pasar de la espalda hasta su mano de la cual salía la hoja de la guadaña desde su muñeca como una garra gigante de ciertas armas. Dando un movimiento preciso y visceral hacia la cabeza del blindado, que tras ver como corto su brazo no se fio y se impulso con su vapor hacia atrás, haciendo que el corte segara el suelo de forma limpieza rellenando el corte de la sangre de la propia arma formando un triangulo los tres rastros de sangre.

Una sucesión de repetidas espadas de hielo, hasta 12, irían descendiendo buscando ensartar a Izanami, la cual pudo ir esquivandolas mientras avanzaba gracias ha haber asimilado un poco de chakra natural a la fuerza  dejando tras de si un camino de espadas. Esa técnica era algo perjudicial para su cuerpo dado que no estaba canalizando correctamente el chakra natural y no era capaz ni de entrar en modo sabio. Pero le quitaba de algún apuro. Desde su nueva posición la muchacha alzo su guadaña haciendola girar para liberar otro estallido de sangre formando un círculo que cuando aterriza al suelo formará un peculiar patrón.

Simbolo

Pero no termino allí la cosa. Con su arma alzada el ojo que había en el punto de unión del filo con la guadaña se abrió brillando con intensidad - Es hora del festín - Su arma llamaría a la sangre de todos los heridos en la zona, extendiéndose hilos de sangre desde las heridas de todos los presentes hacia el filo de guadaña engullendo la sangre de todas las víctimas que aun no habían muerto por la zona. Eso incluía tanto a postores como miembros de la yakuza, algunos de los ladrones convocados por el falso anuncio y a los mismos Rybei y Ruwakia “Ahora es el momento, bebe” Del filo de la guadaña sobre Izanami comienza a caer una pequeña cascada de sangre mezclada que portaba en su interior la sangre de todos los supervivientes hasta el momento salvo la de las dos patronas. La hilera de sangre caería sobre los labios de Izanami la cual bebería la misma mientras mucha más se derramaria por su cuello  cubriendo su pecho de un color carmesí. Los dos guardianes tuvieron una mala sensación con todo aquello y el gigantón tomo a la pequeña ave y la lanzo con toda su fuerza y velocidad hacia Izanami - ¡No, no lo hagáis! - Proclamó Tao desde las alturas al fijarse en la marca que dibujó en el suelo. Pero ya era tarde. Como un latido resonando por todo el lugar. Las espadas de cristal se habrían clavo con precisión en la frente y corazón de Izanami. Pero entonces sería cuando Ruwakia contemplaba el rostro oscurecido de Izanami salvo un patron blanco en forma de esqueleto que mostraba una sonrisa.

Ost

Al instante en la frente de la chica pájaro se formará una herida como la producida por una perfecta estocada de espada, comenzando a derramarse la sangre por su rostro al igual que la ropa que cubria su pecho se teñiría de carmesí mientras su vista se desvaneció cayendo al suelo desplomada. Al gigantón de Ryubei le aparecen las mismas heridas, incluso sobre su piel mutada super resistente, comenzando a desvanecerse su forma mientras caia al suelo. Los gritos y lamentos que hasta hacia poco resonaban por el lugar de gente herida suplicando por su vida, los invalidos con piernas amputadas arrastrándose por el suelo intentando huir desesperados, las simples respiraciones de quienes agonizaban aguardando para su final. Todo quedo en silencio más absoluto. Solo filtrandose el sonido de la lluvia que procedía del exterior.

Yuki Tao

Izanami daría unos pocos pasos saliendo del círculo ritual de sangre que había formado, retornando su aspecto a la normalidad poco a poco. Lo último que escuchó de aquella voz en su cabeza fue un deleite sublime que se transmitió por unos momentos a la misma Izanami, aunque ahora esta se comenzaba a relaja sintiéndose muy bien y aun sonriente. Pero antes de que pudiera seguir caminando toda la superficie del lugar se congelo conforme aterrizaba una niña de apenas 12 años en el centro de la sala, siendo en núcleo de la congelación que ya se expandía por las paredes hasta el techo convirtiendo el anfiteatro en un páramo helado - Ohhh, querida prima, un placer poder tratar contigo al fin - Le diría Izanami mirando un poco de refilón a la niña - O igual debería decir, un placer su excelencia Godai Sencho - Ahi si que se le noto el tono condescendiente a la inmortal combatiente - Tao, ya has visto lo que és, no bastará con sutilezas - Proclamará desde la altura aun la Yondai Sencho justo antes de dejarse caer a la zona de combate helada - No hace falta que me lo digas… La pienso destrozar hasta que no quede nada de ella - La furia de la Yuki se hacía evidente, espadas de hielo se formarán de nuevo a su alrededor, más grandes y masivas que las anteriores, siendo un total de 6, de las cuales tomaría dos con sus manos empuñando las mismas mientras las otras volaban a su alrededor. Al mismo tiempo que adoptaba una postura Gotay que haría emitir dos auras en particular. La agilidad de Seiryu con la destreza en armas del Kirin.

Kurama Chihiro

La batalla estallaría. Izanami notaria como el ambiente gélido ralentizaba sus movimientos y capacidades físicas en general. Una técnica muy molesta que conocía bien por ser del mismo clan aunque ella no dominara el elemento hielo. Lo que la preocupaba de verdad era la mujer que permanencia en la distancia aguardando para actuar. Pero no pudo pararse a mirar mucho tiempo a esa mujer, puesto que en seguida una espada gigante trato de cortarla de arriba hacia abajo por la mitad logrando Izanami evitarla por poco, pero acto seguido dos de las espadas flotantes seguirán el movimiento  del anterior golpe siguiéndolo con una pequeña dilatación en el tiempo, viéndose forzada la inmortal a chocar dichas espadas con un tajo ardiente de su guadaña impregnada en chakra Katon. El gran poder que tenía la guadaña con toda la sangre que había drenado le permitía poder igualar las dos espadas por poco, dando el margen a Izanami para retroceder unos metros.

Danza de Espadas

Pero la danza de las espadas de hielo no había hecho más que empezar. Tao perseguía con gran velocidad y movimientos precisos y elegantes de todas sus espadas actuando como una cadena consecutiva entre ellas buscando alcanzar a Izanami. Que por ahora se mantenía completamente a la defensiva buscando a duras penas cubrirse de los tajos de las espadas de hielo. Pero para cuando se quiso dar cuenta la Kurama había realizado unos sellos y de golpe el anfiteatro se vio rodeado de oscuridad, como un sombrío teatro siniestro de sombras que aun emanaba el ambiente gélido. Y al lado de la mujer aparecería un demonio de considerable tamaño cuyo brazo era una filosa espada. El demonio se sumaria a la precesión de tajos que buscaban alcanzar a la joven Izanami, el movimiento estaba siendo muy frenético, era imposible cubrir al 100% todos los golpes y en su cuerpo se comenzaban a manifestar los tajos poco a poco.

El chakra de Izanami ya comenzaba a flojear de forma desmedida. Eso la hacia presentar ciertas flaquezas porque sabía que en el momento que no pudiera sostener la transformación de su arma sería imposible protegerse de esas ofensivas con sus sentidos aletargados por el hielo. Pero ese momento de flaqueza o duda fue percibido por Chihiro quien realizaría Omoikane, el genjutsu más poderoso que conocía con su versada experiencia en ese arte.

Entonces la realidad que Izanami estaba percibiendo en ese momento se veria alterada. El lugar de la batalla era el mismo, pero en cuanto se quiso dar cuenta algo tomo su pie, uno de los muertos que había dejado por el piso, aunque se deshizo de el de una patada justo a tiempo de evadir un tajo de las espadas de hielo, otro muerto del suelo se aferraria a ella, para darse cuenta que todos se estaban arrastrando, desfigurados, carentes de alguna extremidad, cubiertos de sangre, pero exclamando maldiciones hacia Izanami mientras se iban aferrando todos a sus piernas sujetándola para no dejarla mover. Evidentemente se dio cuenta que era un genjutsu aquello. Pero antes de tan siquiera poder pensar en hacer los sellos para el joshikai, aprovechando el amarre mental al que se veía sometida Izanami, una de las espadas de hielo ensarto su torso, para acto seguido las otras 3 espadas que flotaban lo hicieran dejando a Izanami empalada en el suelo brotando los sables de su abdomen. Quedando ahí expuesta en el aire y replegandose de nuevo su guadaña a dentro de su cuerpo.

¿Death?

La vista de Izanami se oscurecía, todo parecía indicar el final. Su chakra estaba por los suelos y era difícil que fuera a salir de esa - Venga, congelala para que no pueda moverse nunca más, aunque ahora se desmaye seguirá viva - Ordinaria la Kurama a su compañera - Ya lo se, deja de tratarme como una ignorante, se que debo hacer - Conforme decía eso la pequeña iniciara un jutsu que poco a poco iría enfriando el cuerpo de Izanami para volverlo completamente una estatua de hielo. Aunque todo eso parecía ya el final para Izanami, en su cabeza y mente aun permanencia serena y dibujando sus labios la sonrisa que desde hacía un rato la estaba acompañando “Vamos, reacciona rápido, no quiero perder a un subordinado que me ha brindado tan abundante alimento” Pero no le hacia caso, no debía hacerlo en ese momento, tampoco sabía de donde venia esa voz y que decía que le había dado ella. Estaba serena porque aún le quedaba un as bajo la manga y en ese momento lo activaría. Aunque sería más correcto decir que lo desharía.

Ost

En el edificio justo delante del de las subastas. Cuatro clones de Izanami que se encontraban meditando desaparecen de repente de un estallido regresando todo el chakra con Izanami, aunque tenían un cierto plus con ellos. Antes de su operación la shinobi formó un clon, que luego se dividió en 4 clones con el fin de que Izanami conservará la mayor cantidad de chakra posible y dejo a sus copias meditando. Pero esa falta de chakra fue la que la llevo desde una fase tan temprana de la batalla a robar chakra de los shinobis derrotados que tenia a su alrededor con su habilidad Meiton.

Ahora el chakra regresaba a su cuerpo, haciendo que un latido resonara en el interior de Izanami, seguido de otro, su muerto corazón comenzaba a latir forzosamente a causa del estímulo del chakra natural entrando en su ser mientras se dibujaban unas marcas en su rostro. Este sin duda era el pico de poder de Izanami en esos momentos, su cima con el chakra natural, el modo sanin perfecto.

Desde su pierna izquierda, la más próxima a la pequeña Yuki, la guadaña de seis metros broto rápidamente en punta para ensartar el pequeño pecho de la niña, que dado el tamaño de la hoja el tajo sería certero desde su abdomen hasta su hombro partiendo su corazón por la mitad. Era niña era mucho más débil que Shirohime, aunque era normal por su corta edad, de hecho era monstruoso su nivel para lo pequeña que era, de mayor habría sido un monstruo sin duda. Pero por su corta edad le faltaba experiencia real, la experiencia de múltiples batallas y situaciones de riesgo, eso es lo que le pasó factura. Claramente estaba en su cargo por el gran potencial que albergaba y el carisma que desprende entre la gente.

Muerte Instantánea

El viaje hasta el País del Viento no había sido problemático, puesto que la crisis como tal se dio en el País del Agua, las otras naciones públicamente estaban tranquilas y el mayor problema estaba en algunos perros de la Yakuza que se hubieran enterado de lo ocurrido, cosa que pasaria más pronto o más tarde pero no a todos les llegaba igual de rápido. Pero ninguno con los huevos de parar a Izanami tras la historia que habían escuchado.

Y finalmente había alcanzado una de las sedes de la Yakuza a nivel mundial que controlaban todo el País del Viento ahora que era una tierra sin ley. Y quienes enviaron el encargo de robar dicha túnica, la casa de subastas más grande del mundo, la casa de subastas de ciudad Yani.

Aunque la situación era delicada. Es cierto que Izanami fue un poco más lejos de lo que debía. Y en cierta parte el crimen organizado de Kirigakure formaba parte y alianza con la Yakuza, aunque fueron ellos los primeros en mandar el encargo de forma que era su culpa también. Pero lo más peculiar del asunto era estar ella de nuevo delante de una casa de subastas, tras lo que vivió en la última que piso. Por ahora Izanami solo esperaba poder entregar su pergamino dando por completada la misión y poder relajarse un poco por allí o buscar un refugio.

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¡GANADOR!
Tras el escape de la ladrona, que dejó a su paso un mar de sangre y destrucción, el Imperio del Agua y sobre todo los criminales de dicho país no olvidarían la identidad de Izanami.

Tao Yuki, la Godai Sencho de los criminales, sufrió heridas tan graves que la apartarían de sus funciones durante un largo tiempo, si es que podía regresar. Para su suerte, la niña no perdió la vida, pero fue destituida de su cargo, asumiéndolo por auto-recomendación la honorable miembro de Kumotta Tsuki y espadachina de la Niebla, Shirohime Yuki.

Izanami había grabado su nombre a base de sangre en la historia de la Isla del Oeste, que recordaría el 25 de mayo de este año como una de las mayores masacres en su historia, aún ante la custodia de los mercenarios más temidos del Mar del Este y quizá de mundo entero.

¿Flamearía la túnica del Primer Raikage a sus espaldas? ¿O sería finalmente entregada a la Yakuza y le otorgaría una invitación especial a la Gran Subasta de Ciudad Yani?

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