[FT. Issei, Hades] Sin rodeos
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-pueden llamarme hades-dije arriesgándome-nunca eh salido de hi no kuni así que no soy bueno reconociendo-dije mintiendo. ahora tenia que llevar la charla hacia donde queria-podrias decirles la verdad-agh callate-pense y les hice pregunta esperando que eso me llevara a donde yo deseaba-supongo que han visitado otros lugares asi que ¿que los hizo venir a hi no kuni?
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Cuando Sazaki pronunció la palabra "sueño", una nueva oleada de recuerdos inundó la mente atormentada del Chuunin de la Niebla. Nunca había anhelado ser un guerrero; de hecho, se sintió prácticamente forzado a unirse a las filas. Su comportamiento violento y rebelde en la infancia, junto con la ausencia de figuras parentales que lo guiaran, llevó a la aldea a creer que la Academia Ninja sería la solución para enseñarle disciplina y canalizar el poder de su clan.

No obstante, tras graduarse y enfrentar la dura realidad de las responsabilidades de un ninja, Issei comenzó a soñar con una vida diferente. Se imaginaba regentando su propia taberna, disfrutando del bullicio de clientes, la música y las risas diarias. Anhelaba una existencia sencilla y libre de conflictos. ¿Podría ser esta nostalgia el origen de su actual resentimiento y angustia? Siempre había sentido que no encajaba en el mundo de los ninjas, temiendo que su mente se desequilibrara con el tiempo. Pero ahora, atrapado en su papel, se preguntaba si aún tenía alguna opción para cambiar su destino.

Una risa amarga y sorprendida se escapó de los labios del Kenju al percatarse de que había sido un Kumonita quien lo había llevado a tal reflexión. A pesar de haber cortado la garganta de tantos de aquellos guerreros en el campo de batalla, esta era la primera vez que compartía una conversación tranquila con uno de ellos. Esta inesperada interacción lo llevó a cuestionarse profundamente: ¿Qué lo distinguía realmente de los ninjas del Rayo? Ambos lados, en el fondo, estaban atrapados en el mismo ciclo de violencia y deber, luchando por ideales que, tal vez, ya no eran más que sombras de un pasado olvidado.

Madre mía... Este sake me está sentando fatal ─murmuró, sacudiendo la cabeza con incredulidad─. ¿Realmente lo disfrutas? Prefiero la cerveza, sin duda tiene un sabor más agradable ─aunque su comentario pudo parecer un cambio de tema abrupto, sirvió para aliviar la tensión del tenso intercambio previo, marcando un cierre a la confrontación.

Después de aquello, Hades, como se había presentado, planteó algunas preguntas. No obstante, la voz del tabernero interrumpió, anunciando que la carne asada estaba lista. Con un sutil tambaleo al caminar, evidenciando los efectos del alcohol, se levantó para recoger su pedido. Aprovechó para pedir otra jarra de cerveza antes de regresar a la mesa con sus manos ocupadas. El aroma de la comida era tentador, así que no esperó y empezó a cortarla, dando un mordisco antes de tomar otro trago de su bebida.

Yo vengo del País del Agua, las islas que están al Este ─respondió tras saborear la carne, lo que podría explicar su reacción anterior. No sabía si era algo de dominio público actualmente, pero antes del alzamiento del imperio la tensión entre Kumo y Kiri era conocida por ser histórica y feroz─. Y he venido aquí para descansar un poco de la rutina ─añadió mientras analizaba a aquel muchacho sin disimular demasiado─. ¿De verdad eres de aquí? No tienes mucha pinta de pueblerino.
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Pasivas
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La conversación continuó durante un rato más, tocando temas menos cargados de emoción: historias de batallas, anécdotas de entrenamientos y algún que otro chiste para aliviar el ambiente. Aunque los demás parecían relajarse, Issei sentía que una parte de él estaba desconectada. Terminó su carne y tomó el último trago de su cerveza, la cual había dejado una espuma ligera en el borde de la jarra. Se levantó con un suspiro, agradecido por el momento de distracción pero consciente de que su mente necesitaba tiempo a solas para procesar todo lo que había ocurrido.

Ha sido una buena charla, muchachos —dijo, inclinando la cabeza ligeramente en señal de respeto—. Pero debo marcharme. Necesito aire fresco y tiempo para pensar. Agradezco la compañía y espero que podamos encontrarnos de nuevo bajo mejores circunstancias.

El Kenju sintió las miradas sobre él mientras se alejaba, pero no se detuvo ni miró atrás. Salió del establecimiento y se detuvo un momento en la puerta, respirando profundamente el aire fresco de la noche. Miró hacia el cielo, tratando de encontrar un poco de paz en las estrellas titilantes.

Comenzó a caminar sin rumbo fijo, dejando que sus pasos lo llevaran lejos del bullicio y las luces del pueblo. Su mente seguía dando vueltas a los recuerdos y las reflexiones que la conversación había provocado. Las palabras de Chiharu resonaban en su mente, mezclándose con sus propios pensamientos de insatisfacción y anhelo de una vida diferente.

Finalmente, llegó a un pequeño claro a las afueras del pueblo. Se detuvo y cerró los ojos, escuchando los sonidos de la naturaleza alrededor. El susurro del viento en los árboles y el canto lejano de los grillos le brindaron una calma que no había sentido en mucho tiempo.

«¿Es realmente este mi destino?» Se preguntó en silencio

Este tema ha sido cerrado.

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