Hoshigakure - El camino de un ideal inquebrantable [Musacus]
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Última modificación: 01-05-2024, 09:33 PM por Narrador Ñ.
~ 11:30h, 6 de Febrero, 16 D.K. ~
Hoshigakure.


La resaca de los desgraciados eventos que se produjeron en la pequeña villa oculta de la estrella, han removido en las conciencias de los nativos y los lugareños, cierto temor, odio e ira hacia todo aquel extranjero que osase acercarse a sus dominios. La villa ha sucumbido a la ayuda de la Yakuza, contra sus intereses, y la situación de sus aldeanos se encuentra dividida entre el rechazo ante estos y la resignación para permanecer seguros mientras se recomponen del ataque, pero es algo extendido en el lugar que la presencia de estos mercenarios supone un mal necesario para recobrar la normalidad, sin embargo, nadie sabría a ciencia cierta hasta cuando duraría aquel asentamiento de la Yakuza, lo pactado se establecía hasta la recuperación de la villa, pero no eran pocos los que dudaban de la palabra de estos y de los que los manda, pues cuales buitres, aprovechaban todas las debilidades que alcancen sus garras, primero fue Sunagakure, la aldea oculta de la arena, ahora Hoshigakure, pero ¿Qué les hacía pensar que incluso las grandes villas no pudieran estar a su merced? Nadie que los conozca, en su sano juicio lo afirmaría.

El ambiente de crispación puede cortarse con un kunai, y el dolor de todas las pérdidas sufridas será guardado con recelo y venganza por un par de generaciones, siguiendo con ello la vorágine de sed de sangre en la que el mundo se encuentra sumido constantemente, y es la repercusión que conlleva que ineptos y cafres tengan un poder sumamente peligroso y destructivo, y una responsabilidad tan nula como inexistente.

No obstante, en este inestable e injusto mundo, aún existen corazones que lucharán por velar por su mantenimiento, y aunque costase persuadir todos los frentes hostiles levantados por inabarcables eventos violentos generados por los shinobis, solo aquellos que empuñando con determinación las riendas de la conciencia para recomponer los pocos rasgos de humanidad que nos quedan, serán capaces de verdaderamente cambiar el destino del mundo.



En la villa ha transcurrido algo más de un mes de los fatales eventos que se produjeron y se está muy reciente la introducción de la Yakuza entre las calles y murallas de Hoshigakure, el ambiente no es bueno entre sus habitantes y existe cierta crispación entre los cargos de la aldea por resignarse a pedir ayuda a los que menos deseaban pedirla.

No obstante, la Hoshikage busca con todos sus esfuerzos recomponer sus dominios pese al lastre de la destrucción y de la Yakuza, y tirando del amor que guarda a su gente y su hogar, intenta lidiar con los obstáculos a los que enfrenta cada día pese a que semanas antes todo un torrente de furia e impotencia la gobernaba. La aldea se encuentra en una guardia constante y busca al causante de los hechos de aquella terrible madrugada, y por todos los medios que pudieran, pasaría a cobrar la venganza que tantas penurias les ha provocado tal incidente.

consideraciones
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Última modificación: 27-04-2024, 11:36 PM por Musacus.
 1 febrero en Konohagakure
Un mes atrás consolidaba el encuentro con quien hasta el momento venía siendo su superior, Akimichi Mizuri, para resultar en una misión de investigación, la cual el mismo Satoru se había encargado de diseñar. Siendo un espectador de lo acontecido en Hoshigakure lo menos que podía hacer era dar un informe y acto seguido tomar carácter participativo sobre lo que, según el ermitaño, sería una serie de sucesos desafortunados, más astuto que perezoso decidió poner manos en el asunto e indagar un poco más sobre los orígenes de aquellos asaltantes y la profunda conspiración criminal que azotaba a aquel distante país.
 
 Luego de casi un mes de preparación y planificación Satoru se despedía nuevamente de las puertas de Konoha, llevando consigo algunos pergaminos y una carta Imperial que llegado el caso aportaría transparencia en su accionares. Vestido con su chaleco Chuunin y un manto de cuero encima de El, comenzaba su recorrido solitario hacia la Cordillera del Oeste. A su suerte y experiencia estaba familiarizado con el terreno y mayoría de localidades por lo que resulto en un viaje ameno y sin apuros.
[Imagen: 6c5472b2f5ec1454595e5842224fdfd5.jpg]
 
 Al llegar a la cordillera hizo un pequeño campamento en uno de los lagos de la zona para descansar, al día siguiente cruzo al País de la Lluvia para continuar su viaje. El clima traía consigo los últimos frescos del invierno, estación que le traía disfrute, fue admirando el paisaje y la naturaleza muerta mientras ascendía las montañas, poco a poco, hacia el País limítrofe, Hishigakure, donde coincidiría con unos mercaderes amigos y aprovecharía para informarse y tomar provisiones.

 Los rumores propiciaban un escenario problemático, tal y como había concluido el ermitaño, el avance de la Yakuza era inminente sobre aquellas intricadas tierras, aquel casual ataque les permitiría infiltrarse aun más en su gobierno por lo que debería ser sumamente cauteloso para no quedar envuelto en problemas. Discreción y empatía... Pensó. Sus intenciones estaban claras, no habría cabida a la violencia, ser honesto e intentar obtener buena información sería su prioridad.
6 febrero en la Cordillera
  
 El día anterior emprendió viaje a través de la  helada cordillera, elevándose aun más por la roca y demostrando ser realmente un desafío transitar por esas tierras, a mitad del recorrido hizo una parada táctica a unos cuantos kilómetros de Hoshi, esto debido a la espesura de la nieve acumulada durante la noche que dificultaba el paso. Ante el primer rayo de Sol el ermitaño continuaría su marcha, agradecido con su infancia en Kumogakure que lo habían preparado para afrontar las adversidades de la naturaleza, y preparado para dar presencia, completamente cubierto por vestiduras, el peliblanco continuo su marcha. 
 
 A pocos kilómetros de Hoshigakure, descendiendo por la ultima montaña, no demoró demasiado en darse cuenta que la situación había cambiado drásticamente, a unos 500 mts vislumbro, gracias a su Dojutsu, lo que aparentaba ser un puesto de seguridad, rápidamente aligero su paso y abrió su manto para mostrar su chaleco y manos con su banda shinobi. Con cautela y aprovechando la claridad del día se acerco lo suficiente como para ser reconocido por los guardias.
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Última modificación: 01-05-2024, 09:45 PM por Narrador Ñ.
En el claro que hacía el único camino que llevaba hasta la puerta principal de Hoshigakure, se empezaba a dibujar una figura esbelta que ganaba corporeidad en un semi contraluz mañanero, los ojos de los que custodiaban la muralla y la puerta pronto se fijaron en esta, pues durante las 24 horas en el que los turnos solapaban las guardias, los centinelas no hacían otra labor que la de vigilar, y casi doblando en número y fuerza tras el ataque, pronto reaccionaron y se pusieron en guardia ante aquel que recortaba el camino en la distancia.

La entrada del mediodía estaba casi a punto de comenzar, y quedaba aún un par de horas para el cambio de turno, los centinelas de la propia villa apoyados por los aportados de la yakuza, alertaron de inmediato sobre el individuo, cuando los mecanismos de identificación se accionaron, el shinobi ya estaba dentro de las áreas sensoriales que comenzaron a rastrearlo para su debido reconocimiento, ¿Volvía el asesino a la escena del crimen?, ¿Qué otro hombre osaba acercarse hasta los dominios de una villa en guardia y dolida tras una invasión? Aquello era como hurgar en una profunda herida, una temeraria actitud que debía de dar respuestas, de lo contrario, la gente de la yakuza respondería con la dureza que les caracterizaba, y son de aquellos que no hacen prisioneros, aunque por una vez, harían antes preguntas.

- ¡Alto ahí shinobi.... ¡Ni un paso más hasta que no se identifique! -

Un voz atronadora se alzó con autoridad a través de una visera que se abrió desde la puerta dejando ver sus ojos negros, el viajante se encontraba a una veintena de metros y de querer evitar una respuesta preventiva de los guardias de la puerta, debería de escuchar detenidamente y seguir con cautela las indicaciones de los que protegían la puerta. Era algo parecido a un ultimátum, tenían órdenes directas de ser lo más estrictos posible con toda visita, pues nadie estaba invitado ni tampoco se deseaba esperar a nadie. No dudaron tampoco en tener listos preparativos de respuesta, la yakuza no se andaba con ninguneos a la hora de utilizar sus propios recursos bélicos en sus efectivos, por muy mercenarios que fueran, no conocían que era que les temblase el pulso.

- ¡Levante las manos extendiendo los dedos lentamente y manténgase así sin avanzar! ¿Qué es lo que le trae aquí y de donde viene? ¡Sea claro y breve! -

Una aparente tensión caía sobre el ambiente, era más que evidente tras los sucesos, los viejos fantasmas de los 2 guardias de Hoshigakure parecían alzarse de nuevo, aunque los miembros de la yakuza se mantenían con el pulso calmado, pero preparados, al fin y al cabo estaban contratados para ello, y postrados 3 de ellos tras el enorme portón reconstruido tras el destroce, aguardaban la respuesta del desconocido y su forma de actuar, repasarían milimétricamente todos sus movimientos, eran especialistas en ello al fin y al cabo, y ni mucho menos dudarían en usar la fuerza en el caso de una posible agresión o cualquier conducta sospechosa.
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En cuanto escucho el primer aviso de advertencia Satoru detuvo su marcha y extendió ambas manos hacia arriba, uno de sus brazos mostrando su bandana shinobi. Mientras tanto el peliblanco observaba con atención la nueva infraestructura de la ciudad, aparentemente actualizada, algo esperado y sensato por parte de sus regentes.

Mi nombre es Satoru Hyuga y soy miembro del País del fuego...! 

Exclamó desde la distancia asegurándose de que lo escuchasen y no se alarmaran. Camino hasta que le indicaron que se detuviera, una vez llegado a la distancia segura detuvo su marcha y siguió las indicaciones.

Vengo a entregar un mensaje en nombre de Konoha,
 y a solicitar una Reunión de urgencia con su superior...
...
Aquí en mi bolsillo tengo la identificación que me acredita... Dijo señalando su ropaje
...
Por favor, no hace falta alarmarse...

Mantuvo la calma seguro de si mismo mientras intentaba simpatizar con los guardias de aquella entrada. Con actitud relajada intentaría convencer a los sujetos para que le permitieran el paso

...Estoy al tanto de los últimos acontecimientos,
mis únicas intenciones son colaborar con la captura
de los atacantes...
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Sin titubeos, el extraño no interpuso ningún tipo de pero a la hora de seguir las instrucciones que se le ordenaban, sabía quizá hacia donde iba y donde se metía y por ello actuaba con una cautela con la que afianzaría su integridad, y al mismo tiempo, la seguridad de la aldea. Con los brazos alzados sostenía una bandana con la figura de konoha grabada en su chapa, permanecía también en una aparente tranquilidad que casi resultaba ofensiva, pues los centinelas se inquietaron, especialmente los de la misma villa, aunque los de la yakuza bien eran un caso muy diferente para lidiar con ellos. Estos mismos, sin apartar la mirada del individuo, se comunicaron haciéndose un par de señas militares tras el enorme y macizo portón, en cuestión de segundos parecían haberse entendido con esos sutiles gestos y, una leve humareda apareció entre los guardias dejando ver a 2 figuras de semejantes rasgos a 2 de los 3, de ropas negras tal y como mandaba dicha organización. Los clones tomaron la primera iniciativa de contacto hacia el shinobi desconocido, que empezó a presentarse como Satoru Hyuga, del país del fuego, y tras detener su marcha, comenzó a desvelar lo que parecía ser su intención en Hoshigakure.

Kagura Shingan

- Con que no hace falta alarmarse... hijo, ¿Tu sabes la que tienen ahí montada dentro POR NO ALARMARSE? -

Le contestó uno de los clones mientras recortaba metros de su posición, de manera fría y sarcástica prosiguió tras ordenarle al compañero que recogiera la identificación de la que habló el extraño.

- Estás al tanto de los acontecimientos, pero aun así te personificas aquí... no sé si tomarte por un inepto pero, ahí dentro están más tensos que un hilo shinobi, y aunque no es que nos hayan impedido la entrada de nadie, si que nos obligan a tomar algunas precauciones -

Miró a su compañero de reojo, buscando que aquel papel informase o licenciara a aquel joven a la incursión que estaba intentando llevar a cabo. 

- No encuentro conveniente suprimirle el chakra señor, parece que está limpio y no muestra más intenciones que las que nos dice -

De un momento a otro, el clon le devolvió el papel introduciéndolo de nuevo en el bolsillo, y acto seguido, hicieron el amago de abrirse para darle a entender al joven que podía continuar hasta el portón, el cual se abriría tras esfumarse las copias, del mismo, emergió el que parecía hablar todo el rato, el portavoz o superior de los centinelas del portón, que dio la cara para vérselas con el que hacía llamarse Satoru Hyuga.

- Aproxímate con cuidado y lento, cualquier movimiento brusco será considerado ofensivo contra Hoshigakure y por lo tanto, perseguido y castigado... cualquier ofensa dirigida hacia la aldea, así como a sus habitantes o los miembros que la custodian será perseguida y castigada.... y ahora dime una última cosa antes de dejarte pasar ¿Por qué quieres colaborar con la captura de los atacantes? -

Le preguntó, como una última interrogativa antes de emitir un veredicto final, Satoru estaba siendo monitoreado por los inferiores de aquel yakuza en todo momento, ninjas sensoriales especialistas en su labor, y que a la mínima mal intención del shinobi de Konoha, darían la alarma para irse contra el.
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El joven ermitaño mantenía su postura firme y cordial para con sus interrogadores. No podía pretender que las cosas fueran fáciles, lo menos que podía hacer era ser compasivo y paciente con los recientemente afectados por el conflicto. Aunque no fuera un hombre que le gustara seguir reglas, esta vez debía hacer la excepción y dejar su orgullo de lado, algo que con el tiempo logro perfeccionar para hacer su ego a un lado y postrarse amable ante los desconocidos.

Pido disculpas, no era mi intención ofenderos
solo sugería que mi presencia no será motivo de revuelo
ni mucho menos oficial...

Respondió el peliblanco cabizbajo con el afán de no molestar al oficial. Aunque no se vio motivado para intentar convencerlo, respondió con lo que para El sería las justas palabras.

Tómese el tiempo que crea necesario,
no quiero importunarlos, 
solo espero que mi presencia, y la información que tengo
resulten de utilidad...

Sus palabras eran lentas y amenas, como cuando se regaña a un niño, el peliblanco humildemente asentía y respondía los cuestionamientos sobre su casual presencia en aquellos lares.

Vio que el segundo sujeto tomaba aquella carta encomendada por la Godai del Fuego para luego asentir y mantener su posición. Una vez corroborada su identidad se le fue devuelto aquella carta. Aparentemente y por el momento le permitirían su avance hacia la aldea bajo algunas condiciones que Satoru estaba dispuesto a acatar sin recelo alguno.

Luego de unos minutos le indicaron que se acercara, a lo que Satoru sin respuesta, solo asintiendo con su cabeza, acortaría la distancia hacía el segundo oficial. Quien luego de segundos continuaría el interrogatorio.

Esta claro oficial, 
De ninguna manera tengo pretensiones hostiles...
...
Solo  busco la verdad detrás de este atentado,
y he tomado la iniciativa ya que me preocupa 
que este sea el principio de una serie de ataque masivos...
... Respondió adentrándose en sus pensamientos recordando lo que había vivido tiempo atrás.
No me sorprende que el resto de las aldeas no tomen cartas en el asunto,
pero yo no me quedare de brazos cruzados, más sabiendo que la gente común esta en riesgo...
...
Estoy aquí por la seguridad de mi aldea, creo que si logro dar con el paradero
de los atacantes podremos evitar futuros ataques y por lo tanto evitar más bajas 
de las que ya ha habido...
...
La empatía humana no debiese justificarse oficial, pero aquí me tiene,
intentando buscar respuestas a estos ataques sin sentido...

Satoru respondió manteniendo un tono sabiondo y amable, no tenía necesidad de explayarse demasiado pero en ocasiones sus sentimientos tomaban sus palabras, aunque en su labor de chunin no hubiese cabida a sentimientos personales, el peliblanco podía ser sentimental en algunas ocasiones, más particularmente en este tipo de contexto que le recordaban su difícil infancia. También aclarar que no pretendía brindar toda la información al oficial ya que dudaba, en general, de si los oficiales allí tendrían los mismos intereses de salvaguardar la Aldea además de ser completamente desconocidos. Satoru tenía firme su postura con el Imperio pero entendía que en ocasiones hablar de estos temas políticos podía traer problemas y mal-entendidos, por lo que obvio esa parte y contesto, con lo que para El, tenía más relevancia.
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Era innegable que en el ambiente había la tensión predominante que la misma villa supuraba, ese cúmulo de energía negativa que dejó como huella el atentado que sufrió, pesaba en los nativos de la pequeña aldea. Y era evidente que reinaba un recelo y rechazo hacia todo aquello proveniente de fuera, independientemente si era, como parecía que se presentaba el caso, en una ayuda valiosa, una mano que se tendía a su favor para clamar por una justicia inquieta que nadie de momento había proclamado, pues la villa aunque quería venganza, no tenía aún los medios disponibles para hacerlo, ya que agotaba todos los recursos en recomponerse.

El que parecía oficial de los centinelas de la puerta, aseguró con todos los protocoles correspondientes que el tipo que se presentaba ante él cumplía con algunos de los necesarios puntos para al menos ser tomado en cuenta, y como dijo, no tenía de momento una orden directa de sus superiores para masacrar toda cosa que se moviera, por lo que Satoru sería escuchado.

- Sabes... yo al fin y al cabo cumplo mi trabajo, y aunque ahí dentro te pueden hasta comer, no seré yo quien lo sea al fin y al cabo, mis hombres me aseguran que estás limpio, y si presentas tanto información relevante sobre el atentado, como intención de dar con el paradero de los ataques, creo que la gente de arriba debería de hablar contigo más que un guardia... acompáñame -

Hizo un ademán con la mano para indicarle al shinobi de la hoja que avanzase hasta el imponente portón, dedicó una mirada tras ello a sus hombres al cargo, aunque el individuo fuera a pasar, no había ni que bajar la guardia con él y ni mucho menos con lo que se pudiera presentar en el horizonte.

- Mi nombre es Kikiro, aunque poco importa para el caso por el que vienes, simplemente te facilitaré el acceso para que puedas reunirte con el teniente... ya avisé para que lo avisaran... tiene un contacto estrecho con la kage, podría decirse que es incluso su mano derecha tras los sucesos, por lo que todo lo que le tengas que contar a la kage puedes hacerlo con él -

Fueron cruzando una camino que llevaba directamente hacia un pabellón que se alzaba de forma lastimosa al final de un ancho camino. Satoru, caminaba a la izquierda de Kikiro, y metros atrás los observaba otro más de los yakuzas de la puerta hasta el momento en el que tuvieran que dejar al hyuga frente al teniente. El de la hoja se adentraba hacia las entrañas de una devastación de infraestructuras que fácilmente podría percibirse, los aldeanos le dedicaban miradas furtivas de plena desconfianza y fobia, si era inteligente, podría entrever fácilmente que estaba en territorio peligroso.

Dentro del pabellón se encontrará en una amplia sala reparada con una mesa rectangular, lo esperaba el teniente Shuhiro, y a su lado un yakuza con cara de pocos amigos. Shuhiro es un hombre de avanzada edad que sigue recomponiéndose de heridas de guerra, presenta una evidente cojera generada por la pérdida de la pierna izquierda, y ahora una prótesis sustituye su extremidad.

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A pocos metros ya del acceso, notaba la falta de gente y animales dando vueltas, en general todos soldados y shinobis. Estaba claro el pesar de aquel pueblo con El que Satoru, meses atrás, había afianzado cierto cariño. Desde ya un cambio total de paradigmas, recordaba la tranquilidad de la gente, sus comercios y sobre todo aquel paisaje tan particular sin vegetación alguna, hoy era cuento distinto, un espació de estructuras y carisma dañados, sensación que imbuía al ermitaño en una angustiante empatía y baja de autoestima. También recordaba su cobardía, ¿Acaso podía haber actuado de otra forma? el deber y el querer provocaban cierta incertidumbre en los pensamientos de Satoru.

Agradezco su tiempo y 
palabras Kikiro...
...
Excelente, lo acompaño... Respondió de manera concisa.

El panorama estaba peor de lo que se imaginaba, la fuerza Yakuza había crecido considerablemente desde su ultima visita, un escenario previsto que aún así le generaba cierto pudor, más aun con la devastación de las viviendas y comercios. El peliblanco se atrevió a mirar a uno de los que por allí andaban,  una fuerte caída en su autoestima lo obligo a mirar hacia otro lado e ignorar al resto... ninguna palabra salió de su boca. Sabia que no era bienvenido allí, intento divisar a la distancia los restos de uno de sus locales favoritos pero no pudo encontrar nada. A paso firme continuaba la marcha hacia el Pabellón, una vez allí siguió las instrucciones de quien lo acompañaba para luego ingresar a la sala.

Frente a El dos sujetos de fuerte carácter y experiencia, no los conocía, pero con solo verlos era suficiente para indicar cierto respeto.

Teniente!
Mi nombre es Satoru Hyuga,
Chuunin de Konohagakure! Exclamó inclinando su torso en forma de saludo
...
Mis más sinceras condolencias...
...
Me presentó aquí con el único
propósito de capturar a los
atacantes de Hoskigakure...
Vine hasta aquí buscando su apoyo...
... 

Satoru con resolución indico el motivo de su presencia, con la misma confianza usual de siempre, mantuvo la seguridad en sus palabras intentando ser lo más breve posible. Siempre conservando su mirada sobre aquella mesa rectangular, no se atrevería a mirarlo hasta haber sido recibido, diferente de su acompañante al cual pudo divisar por sus vestimentas típicas de Yakuza al que prefirió ignorar y dirigirse únicamente al Teniente.

...No me corresponde tomar esta batalla sin antes su permiso...  Se dijo así mismo en tono reflexivo.
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Ya dentro de aquella restaurada sala, podrían encontrarse con el emisario de Konoha. Satorus se presenció hacia ellos con una educada reverencia mientras Kikiro y su inferior retrocedían hasta la salida donde esperarían al Hyuga tras la puerta, ya que, de la misma forma en la que lo habían escoltado hasta el pabellón donde se organizó improvisadamente la vista, volverían a llevarlo hasta la puerta de salida cuando acabase su cometido y todo fuera correctamente. Ahí dentro, ya estaba en manos de 2 de los mandamases que reconstruían la pequeña aldea, desde el apartado bélico.

Shuhiro respondió cortesmente al de ojos blancos, el yakuza a su lado ni se inmutó ante las 2 reverencias y permanecía callado con los ojos clavados en el extranjero, su rostro no emitía gesto alguno, tan solo un semblante serio de alguien con una capacidad de reprimir sus emociones característico de la rama militar más alta y especializada de la yakuza, sin embargo, ante todo esto, no procesaba ninguna sensación amenazante, pero su figura abrumaba y transmitía ser alguien con el que no era sensato cruzar un kunai.

- Según han informado desde la puerta, tienes intención de ayudarnos y facilitarnos información... es algo que no escondo que nos hace mucha falta, ya lo habrás visto con tu paso hasta llegar aquí, que toda mano es bienvenida, no obstante... vayamos al grano y sé sincero ¿Qué es lo que te interesa o pretendes en el fondo de todo esto? -

Emitió el teniente, el cual no quería perder su tiempo aunque agradecía de manera cauta el de Satoru allí. Dejó un tiempo prudencial para respetar el turno de palabra de Satoru, el cual profirió sus condolencias por la situación y ofreció directamente su mano para poder ir tras el causante o los causantes del atentado. 

- Quiero primero saber si de forma honesta buscas algún tipo de beneficio personal tras tu propuesta, te adelanto que la aldea no tiene nada que ofrecerte, por lo que más allá de obtener mi permiso, será algo a título personal tuyo... no podemos permitirnos en nuestra situación cederte cualquier tipo de recurso -

Se atusó el bello blanquecino de su barbilla, mientras el yakuza de su lado seguía igual de rígido que desde el comienzo de la reunión, el teniente volvió a esperar unos segundos y organizó mentalmente los puntos importantes para hablar, identificación y acción.

- Lo primero, sería importante conocer la identidad de los terroristas, nosotros tenemos datos recabados del suceso, pero sería conveniente conocer cuales traes tu para poder contrastarlos con los que tenemos, a si que dime joven Satoru... ¿Qué sabes acerca de los que ocasionaron esta desgracia en la villa? -

Le preguntó al hyuga, esperando pensativo y observador lo que podría llegar a ofrecerle el shinobi de la hoja, pues a pesar de que ellos mismos tenían una información, no estaban del todo seguros la certeza de esta, ya que en el mundo shinobi, existen burlescas artes para regatear todo tipo de rastreos o técnicas relativas a lo sensorial.
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Incorporó lentamente su postura manteniendo la misma posición en la que estaba para luego responder a quien tenia en frente. A partir de ahora solo quedaría ser discretos y concisos. Con sus brazos juntos en su espalda y tono relajado, contestaría:

Asi es...
...
Mi intención es buscar a los responsables
para llevarlos ante la justicia...
este tipo de actos debieran tener 
una estricta pena...
...
Le seré honesto,
No existe motivación alguna
más que mis propios intereses,
garantizar la captura de los sujetos
nos asegura evitar otros atentados...
Y en este sentido hablo por Konohagakure
y el resto de aldeas.
Mis superiores no han mostrado demasiado interés en la situación,
lo cual me resulta realmente alarmante,
por eso es que estoy aquí solo, llevando acabado
esta investigación por mis propios medios...
... si consigo atraparlos, exigiré un puesto
superior en mi aldea, así podré actuar 
con toda la fuerza de la ley en estas ocasiones...

El peliblanco tomo aliento mientras continuaba con la fina negociación.

En cuanto a los individuos,
conozco en parte la naturaleza de algunas
de sus técnicas, especialistas en Kuchyose no Jutsu, 
eso es un problema, Serpientes Gigantes y 
una criatura voladora...
...También son hábiles con el elemento Katon...
Me resulta lamentable la poca información 
con la que cuento...

A partir de aquí empezaba la parte difícil para Satoru, intentar convencerlos de su efectividad como cazador y discreción Shinobi.

 Entiendo que en estos momentos Hoshigakure
tenga otras prioridades,
por eso traje conmigo una propuesta...
...o más bien un acuerdo...
Estoy dispuesto a ofrecerles una 
suma considerada de Ryos a cambio
de información y su confianza...
... Espero no se lo tomen a mal, 
pero creo que será mejor hablar en estos términos... Dijo cambiando a un semblante más serio

Su haz bajo la manga entraba en juego, el peliblanco astuto contaba con una prodigiosa cantidad de dinero, la cual en este contexto le sería de utilidad, además, según Satoru, era lo mínimo que podía hacer, precisamente por la poca atención que había recibido aquella devastada Aldea. No era mera caridad, sino que pretendía motivar los intereses económicos de aquel País. Una inyección de Ryos a cambio de un acuerdo.

Mi sugerencia es realizar un acuerdo,
si usted esta dispuesto, puedo ofrecer
una suma de cincuenta mil Ryos 
a cambio de cualquier información respecto a los sujetos 
y un soldado de su aldea que me acompañe
 y garantice a ustedes un registro de los
acontecimientos...

Satoru con su plan ya develado espera la respuesta de la autoridad, la incertidumbre e incomodidad poco a poco consumen sus pensamientos, llevándolo a reflexionar sobre la naturaleza de sus acciones. Sería cuestión de segundos para afrontar la realidad de su petición.
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Shuhiro emitió con criterio sus pareceres hacia el shinobi de la hoja, su tono destacaba por un rasgo de autoridad y experiencia que lo engalonaban como alguien curtido y que sabe lo que hace, a pesar de las circunstancias y a pesar de los pronósticos que auguraban una recuperación lenta y costosa. Escuchar las respuestas del hyuga le hicieron endulzar sus oídos, lo había conocido hace a penas unos momentos, pero si desde los labios Satoru emitía intenciones desinteresadas, justicia para Hoshigakure, patriotismo y grandes dotes de proactividad, iba ganando terreno para cooperar con el.

- Entiendo... si que resulta alarmante que Konoha mire hacia otro lado, no sé si por creer que puede estar lejos de ser objetivo de atentados, y no sé si el resto de las grandes entienden la situación de la misma forma -

Dijo, acompañando al extranjero, a la par que el yakuza parecía respaldar la conversación con unos leves gestos verticales con la cabeza. El teniente dejó continuar al joven. 

- Joven... creo que vienes confundido, pero no te juzgo... y aunque el respaldo económico siempre es algo que sume a cualquier causa, esa información que pides no está clasificada, no es algo que privemos porque a la aldea le conviene informar a todos los medios de lo que disponga con esa información, Hoshigakure te agradece el gesto, pero lo que pides, si de verdad tienes la intención de capturarlos, la única condición que damos al respecto es que sean traídos vivos de vuelta a Hoshigakure para que sean castigados por sus crímenes, o en el caso de muertos, traídos igualmente para certificar su identidad -

Hizo una pausa, pues no había acabado, ni mucho menos, pues el Hyuga aunque tuviera la intención de cooperar con la búsqueda de los terroristas, pedía algo más que información. Su petición desagradó en parte a Shuhiro aunque entendía que ante tal empresa, podría ser necesario ceder un activo militar, entrecerró los ojos, se atusó la barbilla clavó sus pupilas en los enormes ojos blancos del shinobi, reflexionaba aunque se mostraba en principio contrario. Por otro lado, para sorpresa de ambos, sobre todo para el teniente, Bakaru, el yakuza tomo la palabra, manifestando una voz fría e inquietante con un tono algo sobresaltado y con aires de desafiar e intimidar a Satoru.

- ¿A caso no te resulta inadecuada esta petición viendo donde estás? La villa tiene contados soldados para salvaguardar su desdichada situación... ¿Ves consecuente fiarse de un desconocido, con aires de justiciero solitario, que se presenta en tan inadecuado momento? No nos hagas perder el tiempo, cada minuto que estamos aquí, perdemos oficio en nuestras labores... -

Una desafortunada intervención del yakuza haría temblar los cimientos de la conversación, y pondría a prueba el temple del hyuga, pues aunque su lengua ponzoñosa lanzó amenazantes palabras, estaba en lo cierto con que el poder militar de Hoshigakure no podía permitirse ni una sola baja más, ya sea de sus propias fuerzas como las de la yakuza instalada en la villa, pues la misma, ya contaba con un par de brigadas de rastreo en secreta misión, en aras de localizar por sus propios medios a los terroristas. ¿Cómo respondería Satoru? Shuhiro se mantenía pensativo.
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Última modificación: 20-05-2024, 11:06 PM por Musacus.
La conversación continuaba con aparente calma pero con cierto halo de tensión, especialmente sobre la figura del ermitaño que exigía ni mas ni menos algo de colaboración, una colaboración quizá pretenciosa pero sincera para el peliblanco. Algo confundido no dudo en responder, aparentemente aquella información que buscaba era de publico conocimiento por lo que se llevo una grata sorpresa aunque de igual forma su viaje hasta allí implicaba cierto sentido, un sentido empático que poco a poco se desvanecía ante los interrogantes de quienes tenía en frente.

Entonces así será, 
¿Acaso saben la identidad de estos sujetos? 
cualquier detalle será relevante, 
actualmente estoy con las manos vacías... Respondió
...
Les puedo prometer,
que si los atrapo, serán los primeros en saber...!
...Su pueblo es el único que podría juzgarlos...
...

Casi al borde de un acuerdo, el aparente Yakuza increpó a Satoru, el cual no tuvo más remedio que escucharlo, aunque compartieran la sala, el ermitaño no era para nada amistoso con los Criminales y mucho menos con los Yakuza, tuvo que mantener la calma ante las palabras de Bakaru que lo único que hicieron fue provocarlo, más que nada por sus diferencias políticas. Con tono seco y ciertamente altivo respondió al Yakuza evitando responder a la provocación dijo lo justo y necesario:

Con el dinero que ofrezco podrían 
solicitar varios militares a las aldeas aledañas,
y con esto compensar la falta que usted nombra,
...en lo absoluto me parece inadecuada...
Pero tampoco estoy aquí para hacer exigencias... Respondió mientras volvía su mirada al teniente
...
Aunque no me proporcionen un soldado, 
agradecería cualquier detalle de los terroristas, 
con esto bastará para que comience la investigación... Dijo mirando a ambos.
...
Si no es ahora... ¿Cuando?
estos sujetos andan libres y nadie hace nada al respecto...
me temo que la arrogancia de nuestros lideres algún día traerá consecuencias...
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La impulsiva actitud del yakuza fue algo que irritó en gran medida al viejo Shuhiro, y aunque ya estaba acostumbrado a lidiar con el para las pertinentes maniobras militares de la villa, le provocaban algo de vergüenza ajena que tratase así a un invitado cuyo interés fluía al parecer muy en paralelo con los de Hoshigakure.

- Te has excedido, acordamos que no entrarías... es la última vez que lo haces -

Dictaminó el experimentado shinobi, mandándole una orden sentenciosa al imprudente yakuza, que si bien no se equivocaba en enorme medida con sus palabras, el modo y el tono en el que dirigió esta se desviaba enteramente del cauce respetuoso que pretendía llevar Shuhiro, y el yakuza lo sabía, quizá para su actitud sabía demasiado, pero no le quedaría otra que acatar el mandato de Shuhiro, y tal fue, que gracias a su disciplinado entrenamiento militar, cerraría sus labios para no abrirlos más hasta que no se lo mandasen.

- Te pido disculpas Satoru... pero retomando el tema, siento decirte que nos resulta insostenible colaborar con activos militares, por muchos Ryos que puedas ofrecernos, como ya te dije, tenemos a las unidades justas y necesarias para las guardias, defensas, identificación y comando, pues también contamos con nuestro propio escuadrón especializado en la búsqueda de los terroristas, pero a la vista está que no son suficientes ... por eso la ayuda de la yakuza en la aldea es inevitable, y militarmente nos respaldan multiplicando nuestros efectivos, pero no tenemos autoridad para decidir por ellos para respaldar tu búsqueda con sus propios shinobis -

Haría una pausa, y reflexivo, el anciano buscó entre las pertenencias interiores de los bolsillos internos de sus ropajes para sacar un pequeño papel enrrollado, el cual desplegó para ojearlo, con la mirada cansada y desmotivada, como el que buscaba por la porosa superficie de este un nuevo dato más de los que disponía de los atacantes, pero por gracia o por desgracia, era lo que de momento tenían en su mano.

- Si bien hay que aclarar que las técnicas de los shinobis son múltiples y dispares, algunas incluso capaces de regatear otras de reconocimiento, comparto contigo la información que guardamos, confiando en que sea leal a la realidad y los terroristas no hayan empleado alguna para burlar cualquier tipo de identificación -

Carraspeó un poco, y volvió a enrollar el papel para guardarlo, sabía de sobra los datos pero quería asegurarse de que los tenía todos organizados para emitirlos correctamente.

- Tenemos a un individuo solamente identificado por su chakra, nos consta también como a tí, que un segundo es particular en la creación de invocaciones, en su caso de serpientes gigantes, y del tercero tenemos algo más, aunque no mucho más de lo que tu también sabes, este tercero también es asiduo al uso de invocaciones, pero voladoras, usuario del katon y del fuuton y... es un chico de Konoha, quizá el dato más relevante tratándose de un compatriota tuyo, ¿todo esto podrías contrastarlo con lo que presenciaste? ¿te resulta familiar la última descripción? -

Shuhiro había lamentado no poder retener más información de los causantes de la situación de la villa, y aunque albergaba esperanzas en que el hyuga pudiera completar más espacios en blanco de aquel escueto informe de reconocimiento, tampoco depositaría sobre el voluntarioso shinobi todo el peso de la responsabilidad que sus hombres en aquel trágico día no supieron tener.
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La única forma de sopesar las noticias seria tomarlo con gracia y procurar no darse por vencido, aunque no fuera lo esperado, la dificultad de la situación era algo que lo motivaba aun más a continuar, estaba claro que sería un desafío.-

No se preocupe por eso,
estoy seguro que conseguiré
apoyo...

Asentía mientras escuchaba la información del teniente intentando ser lo más perceptivo posible, hasta que una palabra resonó fuertemente en su mente, dejándolo sorprendido por unos instantes

¿Konoha? pregunto confundido
Tenía varias opciones en mente
pero nunca pensé en... Konohagakure...
...

Guardo unos momentos de silencio mientras intentaba hallar una explicación al origen de aquel ataque, no había razón aparente, hasta el momento su búsqueda había sido completamente errada, lo menos que esperaba es que su aldea o un integrante de ella efectuara tal acto de violencia. Sus pensamientos lo llevar a una única conclusión, no tan lejana a sus suposiciones, el conflicto ya recorría el mundo y esta vez debía empezar por su hogar, Konoha.

Debo admitir que 
no esperaba esa respuesta...
pensé en muchas cosas,
pero no en Konoha
...
Disculpe, pero no lo consideraría un compatriota,
ni mucho menos...
...
Empezare por mi Aldea,
ahora entiendo que fui un ingenuo,
...
Me pondré en marcha para intentar resolver este asunto.
Disculpe las molestias teniente...
...
Creo que ha sido suficiente...
Respondió inclinando su torso levemente ante la figura de autoridad.

Una vez se hubiera despedido y afirmado su compromiso se retiraría de la sala inclinándose al Teniente y con un gesto, un poco más amable de su mano, al Yakzua.


Gracias por su tiempo.

El peliblanco se retira en cuanto le dieran el paso para encontrarse luego en el pasillo con quien hasta el momento venía siendo su guardia. En lo posible buscaría reservar una habitación o armarse un campamento en los alrededores, era imprescindible conseguir viveres y provisiones para el regreso al País del Fuego.
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El afluente de información que el viejo dejó en manos del hyuga pareció dejar atónito a este último, más especialmente, un dato, el teniente Shuhiro tenía una fina intuición labrada a sus largos años de experiencia, y algo le decía de que Satoru, desconocería que uno de los terroristas se le reconoció como un shinobi de la hoja. Su cara tornó a un gesto de resignación al comprobarlo finalmente y ver que aparentemente, el compatriota del sujeto no lo reconocía en primera instancia.

- Sí, correcto, tenemos indicios claros de que ese joven provenía de la capital del país del fuego, veo que te ha sobrecogido la noticia, y por tu cara intuyo que no lo identificas... una pena, pero tampoco has de clasificarte como un ingenuo, joven Satoru, la vida te dará más sorpresas amargas como estás, y déjame decirte, que la mayoría de ellas estarán muy lejos de tu alcance, control o entendimiento -

Dijo lamentándose el de Hoshigakure, pues albergaba en algún lugar de su ser la esperanza de que el de ojos blancos pudiera atar cabos y facilitar a la villa más información de su parte sobre los atacantes. Pero no fue así.

- Olvídate de molestias, por un lado, lamento que vengas a ofrecernos algo con las manos vacías, aunque nos sugeriste dinero, pero por otro lado, déjame decirte que aquí en Hoshigakure eres persona grata, agradezco el tiempo que te has tomado para venir, tu valor por aun sabiendo nuestra situación establecer contacto con nosotros, y tu solidaria causa, ese periplo al que te enfrentas con tu búsqueda e investigación será dificil, pero estoy seguro que te hará un mejor shinobi... Son muchos más los puntos que nos unen que los que nos distinguen, joven Satoru, puedo verlo en tí... La aldea oculta de la estrella es tu casa -

Dejó entrever el anciano que, a pesar de la situación de la villa, esta sería para el hyuga una segunda casa en la que recalar si fuera necesario, y quien sabe si un aliado útil cuando su situación favorezca la actual.

- ¡KIKIRO! -

Exclamaría el teniente para llamar a su inferior, el cual seguía esperando en la puerta para la salida del extranjero shinobi.

- Dale a Satoru una buena habitación para que descanse del viaje, de ahora en adelante es un apreciado aliado de la estrella... Andamos algo justos de alimentos, pero podremos hacer un esfuerzo para compensar el pesar de tantos días viajando, y una última cosa... Me gustaría saber acerca de tus próximos movimientos, quizá si la situación mejorase por aquí, podamos hacer algo para ayudarte en tu cometido, y saber por donde te moverás ayude a ello... Sin más, en nombre de la aldea, agradezco que nos tiendas la mano... Un placer Satoru -

El viejo hizo una educada reverencia hacia el shinobi de la hoja, para después de escuchar sus respuestas, tomar buen apunte de ello y evaluar con la nueva asamblea constituida entre los cargos de la propia aldea, y los de la yakuza, lo que suponía la aparición del Hyuga.
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Estoy seguro de eso Teniente,
y esto me lo confirma, 
debo empezar por casa...

Respondió algo desanimado pero seguro de que no se detendría allí. También era cierto que sus intenciones iban más allá de la realidad, su ingenuidad lo llevo finalmente a una importante conclusión, empezar por casa, investigar el origen de los hechos y por sobre todo, buscar apoyo en Konohagakure de cualquiera manera posible, a partir de aquí un cambio total de paradigmas.

agradezco su amabilidad y valoro su amistad señor,
tiene mi palabra...
...
Me llevara tiempo... Respondió
 Buscare ascender a Sencho
debo empezar por Konohagakure,
con el Apoyo del País tendríamos más influencia 
en la prevención de este tipo de eventos,
aunque suene abrupto estoy dispuesto a hacerlo...

Las ultimas palabras determinante del peliblanco mientras se despedía del Teniente y su acompañante, en auge de lo sucedido su plan cambia totalmente, debía volver a Konoha nuevamente pero no sin antes refugiarse la noche allí. Fue guiado a través de unas calles, luego un pasillo y finalmente una muy humilde habitación donde podría descansar. Antes de despedirse de aquel primer Guardia que lo había atendido, Satoru dispuso aquel dinero mencionando, no sin antes advertirle a su guardia de lo estaba por hacer, extendio un pequeño pergamino oculto en la manga de su túnica y señalo el orgien de su técnica. 

Disculpe,
traje dinero para su causa,
...si me permite...
... es un papel de 50 mil Ryos... Dijo mientras invocaba un pequeño cofre de madera con el dinero en su interior.


En caso de haber la confianza suficiente Satoru donaría una modesta cantidad de dinero en pos de su agradecimiento, no estaba en lo planeado pero podía ser una buena inversión, tampoco estaba interesado de ostentar al respecto, se lo entrego directamente al oficial esperando que este lo recibiera sin más.

Yobidashi: Kuikku shokan


Gracias por su colaboración,
me quedaré a descansar aquí,
a primer hora de la mañana 
me retiro de Hoshigakure...
Satoru
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