Y con el silencio descendiendo sobre él bosque Akari supo los cultistas habían sido purgados exitosamente y corrió hacía la zona donde se estaba llevando el sacrificio. En otra situación ella hubiese esperado un poco más por investigar peligros ocultos pero los dos niños sentados en medio de la masacre requerían atención inmediata sea por el frío que han de estar pasando vistiendo esos trapos que llevaban por ropas o el trauma psicológico de toda la experiencia de la noche a primera fila.
Ambos, niño y niña se abrazaron frente a la fogata mientras mantenían los ojos fuertemente apretados, no lloraban, no gemían, y viéndolos de cerca Akari les daba unos 3 años de edad añadiéndole más leña al fuego que creyó extinto con la muerte de todos los cerdos avariciosos sacrifico.
Abrió su boca para habla, pero la cerro de inmediato y miro detrás suyo.
"Bueno sentidoss" Hablo el cadaver andante del primer cultista que mato, el que realizaba los ritos, su voz sonando inhumanamente áspera con un muy acentuado siseo.
"Buena puntería, buenoss dedoss, buena ressolución ¿Puedess ensseñarme algo másss? Pecadora." A pesar de no haber muerto hace más de una hora, el cuerpo parecía haber estado en descomposición por días y rápidamente se degradaba en un ritmo visible.
"En tan frágil receptáculo no duraras nada." Akari por primera vez maldijo su masacre indiscriminada ahora sabiendo de que iba este culto raro y la estupidez de no haberlo asumido en principio o molestarse en comprobarlo.
"Cariño, cariño, inclusso una bolssa de piel putrefacta me sservirá para darte pelea." No conocía muchos de estos 'demonios' que presumieran sin bases así y eso le preocupaba, conocía muy bien lo ridículas de sus hazañas en especial durante estos rituales. Si tan solo no hubiese matado a nadie en un ritual explícitamente hecho para sacrificar almas a una de estas monstruosidades.
"Bien." Desenfundo su tanto y el "demonio" hizo una anti-natural amplia sonrisa.
"En honor a tu nombre real, Valak, cumplirás tu palabra o se devorado en las fauces de tus propias serpientes." Sonrisa que desapareció en el instante dijo esas palabras.
"¡QUE TE DA EL DERECHO...!" Su grito impactaría como el estruendo de un trueno y—
Lo callaría de inmediato una kunai con papel bomba explotando justo en su boca.