Última modificación: 28-06-2023, 07:39 PM por Musacus.
9 de Junio del 15 D.K
Bosque de la Muerte
Al cabo de unas horas de viaje daba con los limites del ya no tan popular Bosque de La Muerte donde días atrás había conseguido un vinculo realmente importante, había conseguido un nuevo aliado... Kenta del Reino de los Monos, quien sería su guía en esta nueva búsqueda del conocimiento. Habían acordado dos días antes de aventurarse ese mismo día, los días pasaron rápidos y el camino ya estaba trazado. ¿Sera capaz de conseguir un vínculo con la Naturaleza? ¿Podrá conseguir la confianza de sus semejantes? Todas estas incógnitas deambulaban por su mente, como intentando dar con alguna premonición de su futuro distante. Tenía por seguro que el lugar al que estaba dirigiéndose sería único en su naturaleza, allí convivían animales ancestrales dignos de sabiduría e inmenso conocimiento sobre el mundo y su Historia. A partir de ahora no había vuelto atrás, este era el paso de Sennin.
Con paso cauteloso, Satoru se adentró en las profundidades del Bosque de la Muerte. La densa vegetación parecía envolverlo en su paso, susurros misteriosos y el crujir de las hojas bajo sus pies llenaban el aire. Una atmósfera de misterio y expectativa se cernía sobre El mientras avanzaba entre los antiguos y robustos árboles. Luego de unas horas de paso lento llegó a un claro despejado donde decidió invocar a su leal compañero Kenta. Los ojos de Satoru se encontraron con los de Kenta, y en ese instante, un entendimiento mutuo pareció surgir entre ellos. Sin decir una palabra, compartieron un momento de complicidad y confianza.
-¿Estas listo Satoru Hyuga?
Satoru luego de saludarlo inclinando su torso, respondió
-Estuve esperando este momento...Muchos años, estoy listo Maestro Kenta-
-Te están esperando-
-¿Ya sabes que hacer cierto?-
-Déjemelo a mi por favor-
Concentrando su chakra y visualizando el destino, Satoru comenzó a ejecutar la técnica de invocación inversa. Canalizando su energía con precisión, se conectó con el Reino de los Monos, trascendiendo todos sus limites y haciendo en ese instante una conexión con el Reino de los Monos la cual llevaría consigo tanto a Kenta como a Satoru. Un gran caudal de energía se vio envuelto en aquel Shinobi y su compañero para luego en un segundo desaparecer del lugar donde se encontraban, abandonando el Bosque y viajando a la Gran Isla de los Monos.
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Reino de los Monos
Ubicación Desconocida
Al abrir los ojos, se encontró con en el Reino de los Monos. La belleza del entorno los envolvió: árboles gigantes, cascadas cristalinas y una sensación de paz que impregnaba el aire. La presencia de otros monos sabios y poderosos se hacía evidente a medida que exploraban el reino. Satoru se sintió humilde y agradecido por la oportunidad de presenciar la grandeza de este lugar y aprender de aquellos que lo habitaban. Sabía que su viaje estaba lejos de haber terminado y que la búsqueda del conocimiento sería desafiante, pero estaba listo para enfrentar cada prueba que se presentara junto a su compañero leal, Kenta.
Ambos estaban en un círculo de piedra tallado con intrincados símbolos, una reliquia de la antigüedad. El ambiente sagrado y enigmático envolvía el lugar, infundiendo un sentido de reverencia en ambos. Kenta, con su sabiduría y experiencia, extendió su brazo hacia Satoru, dándole una cálida bienvenida al reino. Su voz resonó con autoridad y serenidad mientras compartía las palabras de los antiguos monos.
-Bienvenido, Satoru, a este lugar sagrado donde el conocimiento ancestral perdura. Aquí, los secretos de nuestra especie se han preservado a lo largo de las eras. Permíteme ser tu guía en esta travesía y ayudarte a descubrir la verdad que buscas.-
Satoru asintió con respeto y gratitud, apreciando la presencia de Kenta y su compromiso de acompañarlo en su búsqueda. Luego de un apretón de manos, decidieron continuar. En ese momento se encontraban en lo alto de una pequeña montaña, completamente verde y repleta de arbustos con frutos. Un sinfín de imágenes pasaban por la mente de Satoru quedando completamente anonadado por el exótico paisaje y la basta proveeduría de alimentos, sin lugar a dudas un lugar de cuentos.
A medida que descendían la vegetación aumentaba, caminaron por senderos cubiertos de musgo, rodeados de árboles majestuosos que parecían alcanzar el cielo. Algunos monos y otros animales se acercaban con curiosidad, observando a Satoru con ojos penetrantes. Estaba claro que un humano allí no era algo que se veía todos los días.
A medida que se acercaban a lo que parecía ser el Salón Principal de Bienvenidas, un sinfín de bestias se acercaban y le daban cierto halo de salvajismo y bestialidad a la situación agitando sus cuerpos y gritando por los cielos un gesto típico de los monos, pero en realidad lo que estaban haciendo era aclamando al nuevo maestro de pacto, la mayoría tenían sus dudas pero no estaba en ellos el aceptarlo o no, esto daba igual, ellos no tendrían ningún tipo de poder ante la situación pero tampoco estaban obligados a apoyarlo ni mucho menos a seguirlo. No era sencillo entender sus manifestaciones, una mona observaba con curiosidad a Satoru pero por detrás le arrojaban frutas. En una oportunidad una Simio Juvenil se le acerco mientras caminaban por el sendero y le animo a preguntar porque llevaba bolsas en sus pies.
-¿Oye que clase de ropaje son esos?- Pregunto el Joven a Satoru.
Satoru ante la incertidumbre no supo que responder, aquel joven le había dado una lección. En la jungla no necesitaba zapatos.
-Zapatos... No los necesito, Toma.- Respondió mientras le regalaba los zapatos al simio.
-Deberás ser paciente... he he...- Dijo su Maestro sonriéndole dándole a entender que todo estaba bien.
Satoru dejo a un lado cualquier tipo de juicio al caminar esas calles tan antiguas estaba a merced de aquellos los cuales no podía defraudar. Más cerca del Salon, algunos pequeños refugios a los costados y por medio un pasillo extenso que derivaba en el Salon. En la entrada algunos pequeños simios le terminarían de quitar la poca dignidad que aún conservaba al quitarle la mayoría de sus prendas, en ningún momento se lo consultaron claro, simplemente se colgaban en sus hombros o le arrebatan algún objeto curioso, a su suerte no llevaba ninguna herramienta ninja. En cuanto llego a la puerta del Gran Salón solo vestía sus pantalones, sus prendas probablemente se encontrarían colgadas en algún sitio o serían la diversión de algún joven simio.
Satoru ingresó a un imponente salón adornado con lianas y hojas verdes que colgaban del techo. Se encontró frente a frente con seis imponentes gorilas, los monos más antiguos del reino, los cuales estaban sentados en circulo cada uno en su asiento alrededor de una sala mas pequeña. Su presencia irradiaba una poderosa energía y una seriedad que se podía sentir en el aire. Los gorilas, con sus enormes cuerpos cubiertos de pelaje oscuro, miraron fijamente a Satoru con ojos sabios y penetrantes. Parecían conocer todos los secretos del mundo y estaban dispuestos a compartir su conocimiento con aquellos que fueran dignos. Kenta, actuando como mediador, se acercó a Satoru y le habló en voz baja
Estos son los ancianos del clan, poseedores de una sabiduría milenaria. Han visto y experimentado mucho a lo largo de los años. Presta atención a sus palabras y muestra tu respeto.
Satoru asintió con solemnidad, consciente de la importancia del momento. Avanzó hacia el centro del salón y se inclinó en señal de respeto hacia los monos ancianos. Uno de los gorilas, con su espalda encorvada y arrugas marcadas en su rostro, habló con una voz profunda y pausada:
Satoru, hijo de los shinobis, has venido en busca de nuestro conocimiento ancestral. Es un honor que estés aquí. Demuéstranos tu valía y sabiduría.
Acepto este desafío con todo mi ser. Estoy dispuesto a aprender y honrar la sabiduría de los monos antiguos. Que mi voluntad y mi dedicación sean evidentes
Los monos ancianos, después de escuchar las palabras de Satoru, intercambiaron miradas y asintieron entre ellos. Un gorila de aspecto imponente se adelantó y habló con una voz grave y profunda
Satoru, para demostrar tu valía y tu conexión con el Reino de los Monos, te someteremos a un desafío, deberás sobrevivir un día en la zona herbal, es una pequeña extensión al Sur de la Isla.
-Así será- asintió Satoru y se retiro de aquella sala. por unos momentos sintió algo de vértigo pero se reanimo al ver a su compañero Kenta quien lo estaba esperando a la Salida y le advertiría de los Riesgos.
Satoru escuchó atentamente el desafío planteado por Hiroshi, el Mono Sabio. Debía enfrentarse a la zona herbal, una región del Reino de los Monos ubicada en el sur de la isla. Era un lugar peligroso, donde el pasto bajo emitía esporas que drenaban el chakra de quienes pasen por El. Kenta le dará todos los detalles y lo acompaño en el camino.
Luego de un largo y curioso recorrido llegarían a la zona. Consciente de los riesgos, Satoru se preparó mentalmente para afrontar el desafío. Siguiendo las indicaciones de Hiroshi y Kenta, se adentró en el Bosque de las Esporas, sintiendo cómo las partículas invisibles comenzaban a rodearlo. Mientras avanzaba, Satoru debía ser cauteloso con cada paso. El pasto que se extendía a su alrededor era un recordatorio constante del peligro que acechaba, la perdida de energía empezaba a sentirse aun más y solo habían pasado minutos... Notó cómo, en ciertos puntos, el pasto comenzaba a crecer y florecer en hermosas flores blancas. Sabía que esas flores eran valiosas en la medicina herbal, pero también representaban una distracción tentadora, pudo descubrir pequeñas zonas donde la hierba/pasto no había llegado, esto le serviría para pequeños descansos pero no demoraba mucho en moverse puesto que la zona se expandía con cada movimiento.
El Objetivo era cruzar la zona y pasar un día en aquel lugar, era realmente un desafío, debía sobrevivir a como de lugar y conservar energías, los movimientos de Satoru se convirtieron en paso de Tortuga intentando ser lo más precavido a la hora de pisar. Algunos Sitios más concentrados emitían gran cantidad de esporas que para mal gusto de Satoru le generaban un gran desgaste dejándolo al limite. ¿Debía utilizar alguna técnica? ¿quizás mejor sería conservar el chakra al máximo? Habían pasado unas horas y Satoru descansaba sobre un árbol mientras meditaba las opciones de supervivencia. A medida que el tiempo pasaba, Satoru sentía cómo su chakra se debilitaba gradualmente. Las esporas eran implacables en su absorción de energía vital. Sin embargo, el entrenamiento y la resistencia física de Satoru le permitieron mantenerse en pie pero no lo suficiente. Una vez llego a mitad del camino se encontró con sus reservas de chakra llegando al limite.
En sus últimos pasos ya muy cansado pudo divisar una pequeña fuente de agua a unos metros frente de El, eran una serie de piletas echas con barro, "termas de agua" provocadas por el movimiento sísmico, su salvación. Dio un salto y se sumergió dentro del agua que por unos grados no hervía. Podía aguantar allí un buen rato. Semi desnudo sumergido en aquella fuente recuperando energías, había encontrado la clave de la supervivencia de aquel lugar. El calor de aquellas aguas termales eran de sumo agrado en comparación al Bosque de Esporas. Allí podría recobrar energías para luego continuar con su camino.
- El punto clave era someterse a un riesgo, confiar en ellos, el desafío no solo era de resistencia sino de confianza. En medio de la desesperación si uno demostraba esfuerzo y empatía podía sobrevivir y conseguiría el confort -
El sol comenzaba a ponerse en el horizonte cuando Satoru finalmente emergió del Bosque de las Esporas. Había logrado sobrevivir al desafío impuesto por Hiroshi. Con una mezcla de alivio y orgullo, se encontró con el Mono Sabio y su compañero, quienes lo esperaba en la salida. Hiroshi asintió, reconociendo la fortaleza y la determinación de Satoru.
Tu capacidad de adaptación y tu resistencia te han llevado al siguiente nivel, ten por seguro que a partir de ahora y con buena voluntad serás bien recibido en este Reino.
Satoru agradeció a Hiroshi y se sintió lleno de gratitud por haber superado ese desafío tan arriesgado. Sabía que esta experiencia lo había fortalecido y lo había acercado aún más a su objetivo. Ahora solo quedaba descansar, Kenta lo llevo a un refugio donde lo esperaba un lugar de descanso. Las próximas horas serían de descanso para luego conocer en profanidad aquel lugar y también aquel misterioso lugar. A partir de ahora Satoru era uno más, a partir de entonces seria digno representante de aquella comunidad, debía seguir demostrando su compromiso con aquellos que lo recibieron.