Mi vida desde que deje Konoha es demasiado rara. Deje el tabaco, me sentía más vivo. Ver el mundo desde los ojos de una persona que no tenía que rendirle cuentas a nadie, hacía cosas que usualmente no hacía por miedo a que me odien o me repriman. Ya no le debía nada a nadie, todos querían vivir como yo. Pero muchos le tenían miedo. Pues desafiar a las aldeas era algo a lo que muy pocos se atrevían. Y muchos no querían, ¿Yo?, Yo quería sentirme vivo y si eso es tener que desafiar a todo un ejército, eso haré.
-No le dije nada a él… Quizás tenga que hablar con los suyos.- Dije al aire mientras disfrutaba de un cálido día en un lago, estaba solitario y bueno. Lo único que podía hacer era hablar al aire y quizás probar cosas que había aprendido. -Lo tengo que hacer, ojalá me comprenda- Dije para hacer una tanda de sellos, saliendo un sapo de la nada, rodeado de humo. Cuando me vio no evitó abrazarme. No pude reaccionar a tiempo y ya me tenía en el suelo. -¡JIKAROOOOOO!, JIKARO COMO ESTASSSSSSSSSSS, TE EXTRAÑE TANTO….- Dijo mientras lloraba, era muy cómico y no podía hacer mucho, lo abrace también pero mis brazos eran muy cortos como para poder tomarlo por completo. Así que me sentía un poco extraño. -Yo también te extrañe, no sabes cuánta falta me hiciste.- Después de unos minutos de abrazos, nos soltamos y nos quedamos mirando el Lago. -T-Te tengo que decir algo, por favor no quiero que te enojes.- Dije mientras tomaba mi bandana ninja de entre mis cosas y la miraba con un poco de asco. -¿Qué te pasa?, ¿Pasó algo?- Me pregunto poniendo su mano gigante de sapo en mi espalda. -Pues… Estuve preso por defender a los rebeldes. Por eso no hablé contigo por todos estos tiempos, también sufrí torturas y estuve a punto de morir también. Y…- Mi voz temblorosa se hizo notar. Estaba pensando en no decirle, pero ya estoy aquí. -Ya no formó parte de la aldea de Konoha, ahora soy un Renegado. Todo el maltrato que sufrí, para mí fue necesario irme. No soporté.- Dije mientras lloraba, no sé lo que dirá. Y menos cómo reaccionaría. Lo único que sé, es que él tiene que entender que hay etapas en la vida que se van dejando. -Mira… Jikaro, estamos ligados con sangre. Eres el mejor, no puedo pedir más. Eres perfecto y aunque no lo creas. Konoha nunca te necesito, tú vales más que lo que valen esas ratas de alcantarillas. Recuerda que yo siempre te acompañaré en lo que hagas, ¿ok?, Te quiero pero ya me tengo que ir.- Dijo para después esfumarse.
Me quedé sólo en el lago, con las palabras de aliento que me dió mi compañero, ya me estaba dando cuenta. Realmente como él dijo, no me merecen. Ojalá que Kami-Sama le de como le dió a Suna. Pff, volviendo al tema. Tomé mi bandana, con determinación en mis ojos, tomé unas piedras de las que se encontraban en el lago. Y con fuerza la rayé, poniéndola en mi antebrazo derecho. Listo para cualquier cosa.
Tomé camino, ¿A dónde?, No sé. Ojalá llegar a un lugar donde me quieran.
-No le dije nada a él… Quizás tenga que hablar con los suyos.- Dije al aire mientras disfrutaba de un cálido día en un lago, estaba solitario y bueno. Lo único que podía hacer era hablar al aire y quizás probar cosas que había aprendido. -Lo tengo que hacer, ojalá me comprenda- Dije para hacer una tanda de sellos, saliendo un sapo de la nada, rodeado de humo. Cuando me vio no evitó abrazarme. No pude reaccionar a tiempo y ya me tenía en el suelo. -¡JIKAROOOOOO!, JIKARO COMO ESTASSSSSSSSSSS, TE EXTRAÑE TANTO….- Dijo mientras lloraba, era muy cómico y no podía hacer mucho, lo abrace también pero mis brazos eran muy cortos como para poder tomarlo por completo. Así que me sentía un poco extraño. -Yo también te extrañe, no sabes cuánta falta me hiciste.- Después de unos minutos de abrazos, nos soltamos y nos quedamos mirando el Lago. -T-Te tengo que decir algo, por favor no quiero que te enojes.- Dije mientras tomaba mi bandana ninja de entre mis cosas y la miraba con un poco de asco. -¿Qué te pasa?, ¿Pasó algo?- Me pregunto poniendo su mano gigante de sapo en mi espalda. -Pues… Estuve preso por defender a los rebeldes. Por eso no hablé contigo por todos estos tiempos, también sufrí torturas y estuve a punto de morir también. Y…- Mi voz temblorosa se hizo notar. Estaba pensando en no decirle, pero ya estoy aquí. -Ya no formó parte de la aldea de Konoha, ahora soy un Renegado. Todo el maltrato que sufrí, para mí fue necesario irme. No soporté.- Dije mientras lloraba, no sé lo que dirá. Y menos cómo reaccionaría. Lo único que sé, es que él tiene que entender que hay etapas en la vida que se van dejando. -Mira… Jikaro, estamos ligados con sangre. Eres el mejor, no puedo pedir más. Eres perfecto y aunque no lo creas. Konoha nunca te necesito, tú vales más que lo que valen esas ratas de alcantarillas. Recuerda que yo siempre te acompañaré en lo que hagas, ¿ok?, Te quiero pero ya me tengo que ir.- Dijo para después esfumarse.
Me quedé sólo en el lago, con las palabras de aliento que me dió mi compañero, ya me estaba dando cuenta. Realmente como él dijo, no me merecen. Ojalá que Kami-Sama le de como le dió a Suna. Pff, volviendo al tema. Tomé mi bandana, con determinación en mis ojos, tomé unas piedras de las que se encontraban en el lago. Y con fuerza la rayé, poniéndola en mi antebrazo derecho. Listo para cualquier cosa.
Tomé camino, ¿A dónde?, No sé. Ojalá llegar a un lugar donde me quieran.