El ninja se levantó de la cama algo agobiado, seguía cansado, desanimado, algo muy normal en él cuando recién comenzaba su día. Avanzó lentamente hasta el baño, comprobó que tenía ojeras frente al espejo que estaba situado encima del lavabo, como siempre, lleno de salpicaduras de tintas. Se lavó la cara para refrescarse y despejarse y ahuecando su mano recogió agua del grifo para dar un pequeño sorbo de agua tibia. Tras aquel pequeño sorbo Daiki comenzó a toser, la tos sonaba enfermiza, pero el ninja no estaba preocupado, solo algo descompuesto y en algún momento extenuado por el sobreesfuerzo que le provocaba la tos. -Uff, en olor de las tintas me reseca la garganta, los cigarrillos me la irritan y que me cueste tragar agua no ayuda mucho.- Dijo recordando que hacía nueve días que no bebía agua mientras trataba de recobrar la compostura frente al espejo. Lejos de poner remedio a aquella situación preparando una infusión o aclarando la garganta el joven caminó hasta una mesa auxiliar para prender una cerilla y encender un cigarrillo con una profunda calada, paradójicamente para él ese era el mejor remedio para cortar la tos mañanera de cuajo.
Entre calada y calada el ninja se acomodó en su mesa de pintura, prendió la radio tratando de distraerse mientras daba algunas pinceladas, retocando sus dibujos minuciosamente.
Todo indicaba que el día que tenía por delante sería como otro cualquiera, quizás con suerte realizar alguna misión sencilla para poder comprar más material para la pintura. Entonces escuchó un anuncio en la radio que le llamó poderosamente, el anuncio consistía en un concurso de pintura, algo que identificó como propaganda de Konoha para ensalzar sus valores ninja, un concurso de pintura para decorar con carteles la academia ninja, algo que inspirara a los más jóvenes. Daiki creyó que podría ganar fácilmente el concurso, no conocía a mucha gente que tuviera más talento que él para la pintura en Konoha, imaginó que si retrataba de manera épica a algún ninja o kunoichi de la villa podría ganar el concurso.
-Mierda, no conozco a nadie que pueda servirme de modelo.- En ese momento el genin reconoció para sí mismo que él no era la persona más sociable de Konoha, más bien todo lo contrario.
Daiki preparó varios lienzos y bocetos para el concurso durante horas, al amanecer su cenicero estaba lleno de colillas, seguía sin desayunar y empezaba a estar preocupado por no encontrar alguien digno de ser retratado para ganar aquel oportuno concurso.
Después de tomar una ducha, se vistió, peinó su cabello hasta formar una coleta y trató de cuidar un poco su imagen. Marchó a la calle para encontrar al modelo perfecto. Necesitaba a alguien con una expresión facial y corporal lo suficientemente inspiradora, y necesitaba un buen plan para convencer a alguien para que aceptara ser retratado. Estaba dispuesto hasta compartir el premio si conseguía ganar el concurso.
Al llegar a una plaza se sentó pacientemente en unas escaleras, estuvo un buen rato ojeando la plaza, viendo a la gente pasar, tratando de encontrar a la persona perfecta, un rostro que pudiese permanecer impávido y un cuerpo lo suficientemente fuerte para aguantar la misma postura durante un posado de al menos dos horas de trabajo.
De repente un escalofrío recorrió la nuca de Daiki, y entendió que había encontrado lo que buscaba. Se levantó de las escaleras y con un paso tranquilo se acercó a aquella persona. -Buenos días, disculpa la molestia pero si me permites me gustaría presentarme. Me llamo Daiki, soy genin de Konoha, pero aparte de eso también me dedico a la pintura. Verte me ha inspirado para un proyecto que tengo en mente y si te interesa me gustaría retratarte. Perdona que sea tan directo pero es que el tiempo corre en mi contra.- Dijo el genin de manera encantadora y amistosa, apenas se notaba que le costaba hablar con desconocidos, Daiki en el fondo era alguien bastante introvertido.