País del Agua
Las aguas estaban agitadas, el viento elevaba y dispersaba la espuma de las olas por el aire transmitiendo su humedad, las gaviotas volaban en el cielo graznando mientras mantenían el mismo rumbo del navío, las velas se encontraban hinchadas con vigor impulsando la embarcación hacia su destino a gran velocidad. Y ahí estaba yo, sobre el mascarón de proa en forma de un pequeño carnero joven, apoyando mi pierna derecha sobre la estructura de madera mientras llevaba mis dedos al mentón con una gran sonrisa llena de confianza, como si realmente supiera algo sobre el océano, el estado de las corrientes y la navegación. Que realmente ni idea, no obstante, esa pose caracterizaba a su madre cuando se hacia a la mar en sus viajes comerciales, como si desafiara al mismo océano pidiéndole un reto en este viaje, brindando a su vez confianza a sus tripulantes, toda una capitana.
Y mi torpeza se haría presente para variar, una hola golpeo el estribor del barco haciendo que el mismo se sacudiera, causando que mi tobillo se torciera un poco en falso haciendo que todo mi pie se deslizara derrapando por la madera, hasta salirse justo entre el mascaron y el casto del barco con la suficiente inercia como para que yo diera una una pequeña voltereta por encima de las maderas que servían justo para evitar que las cosas y personas del barco salieran volando, para ser arrojada de forma patética al mar.
— ¡Pero chica, que demonios haces! — No me estaba haciendo una pregunta, estaba riñéndome claramente y no se le podía culpar. Ese hombre era Eddy Jones, un pescador y comerciante bastante veterano, debía estar en sus 50. Y evidentemente ya estaba un poco desconfiado cuando para una misión de escolta le asignaron una genin tan pequeña y poco intimidante como yo, pero que me cayera del barco para hacer el tonto ya era la gota que colmaba el vaso de su paciencia. Yo me puse en pie sobre el agua y corrí rápidamente hasta el barco antes de que la corriente se lo llevara demasiado rápido como para que lo alcanzara. Brinque con todas mis fuerzas enganchándome al casco del barco, para acabar de trepar pegándome a la pared hacia arriba, apareciendo al lado del timón que era manejado por el mercader — Lo siento de veras, me pillo desprevenida el oleaje, no volverá a ocurrir — Agacharía la cabeza repetidas veces de forma respetuosa para disculparme — Pero chica, de verdad estarás bien si aparecen los piratas, no me inspiras mucha confianza — Por un lado no se le podía culpar por la falta de confianza, pero bien mirado si me habian mandado a mí es porque fue un tacaño pagando una miseria con todas las letras — Por favor, confié, usted y sus bienes llegaran sanos y salvo hasta su hogar.
La inseguridad del hombre venia de que le habian convencido de que por las aguas cercanas a su isla se habian avistado piratas y saqueadores, por lo menos una banda, aunque era infundado y era complicado de demostrar, pero el hombre no podía esperar a que Kirigakure enviara a shinobis para ocuparse del asunto, así que opto por contratar una escolta, concretamente a mí. Eso fue debido a que pago lo mínimo de lo mínimo. No para desprestigiarme consideraremos que soy lo más bajo de la aldea, no obstante su presupuesto no daba para mucho más que un genin con poca experiencia y justo yo estaba disponible, es lo que hay, recibió lo que pago, por hiriente que sea eso para mi.
Pero antes de que nada se pudiera decir o hacer, un barco se atisbo en el horizonte, no portaban ninguna bandera y llevaba las velas recogidas indicando que optaban por moverse a remo, algo claramente enfocado en no seguir la corriente y poder interceptar a los que si lo hacían — Creo que pueden ser ellos, por favor mantenga el rumbo, me acercare para verificarlo — Antes de que el hombre pudiera replicar yo ya no estaría frente a él, aunque bueno si lo estaba, pero transformada en un charco de agua que se lanzo rápidamente por la borda, avanzando así mezclada con el agua hasta alcanzar el navío sospechoso. Una habilidad que herede de los genes del clan Hozuki de mi madre.
Una vez alcanzado el navío pude escalar en forma liquida el casco del barco pudiendo observar a los hombres armados y ocultos esperando a que los que remaban bajo la cubierta los acercaran lo suficiente a su objetivo, definitivamente eran enemigos. Entonces en lugar de buscar luchar yo sola frente a tantos enemigos arriesgándome a que algo saliera mal, me deslice hasta la parte inferior del barco por la parte del mar y con mi cuerpo liquido comencé a atacar al casco del barco para abrir múltiples agujeros a este, e inutilice algunos de los remos rompiendo su extremo, causando que aunque desde dentro no se notara, dejaran de ser nada efectivos.
Tras eso regrese con el señor Eddy a su navío, el cual estaba contemplando como el barco sospechoso tuvo que frenar su avance y parecían de golpe algo ajetreados por la cubierta. Emergí de nuevo frente al mercader — Avance a toda prisa, estarán un rato ocupados — El hombre algo sorprendido viro el timón para tomar la corriente de agua y avanzar a toda vela — Lo siento chica, claramente te subestime — Me diría el hombre — No pasa nada, se que puedo ser algo torpe a veces, pero si acepto una misión es para cumplirla — Le respondería amablemente mientras viajábamos ya divisando la costa de su hogar, al que llegamos sin ningún tipo de problema.
Mientras estaba volviendo ya con la misión cumplida por mi cuenta me tope con que el barco de los piratas estaba prácticamente hundido, aunque aun no del todo, pero algunos de los navegantes ya saltaron por la borda.