La cocina estaba sucia, el colchón tenia telas de araña, ya había roto tres fuentes de iluminación, las ventanas estaban cubiertas por telas, el ambiente era cada vez más húmedo y macabro, pero al centro de esto, una pequeña araña se sentía a gusto, mientras que una joven kunoichi cada vez se sentía más y más aburrida de la situación. Claro, ¿quién podría pensar que la convivencia es fácil? No hay forma de que así sea, todos tienen sus propios principios y síntomas de comodidad, nunca nadie es compatible al 100% con otro, pero claro, aunque Muki era desordenada y vivía siempre en la penumbra de su departamento, esta araña le había ganado por mucho… era burlesca, abusiva, comía toda su comida, ensuciaba todo y nada limpiaba, dormía todo el día y nunca ayudaba en nada, no salía de casa caminando ni nada por el estilo, si tenía que sacarla de una habitación debía hacerle el Kuchiyose no Jutsu… dios… era mucho… pero… ¿Cómo empezó todo esto?
Pues, la respuesta a esto es simple… un día, en el bosque de las arañas, nuestra pequeña Kumoko vivía entre la monotonía, comiendo presas que sus mayores traían a la madriguera que llamaban hogar, creando redes para caza y aguardando a que el día pase sin más nada que hacer… un día, entre todas sus ocupaciones diarias de no hacer nada, la Reina de las Arañas le llamo al árbol de las penumbras, llamo a la joven arañita y le dijo – tu entrenamiento está completo Kumoko Kuro, debo informarte que a partir de ahora serás una recolectora – le informo a la pobre araña… algo que era… de hecho… bastante común y corriente en el mundo de las arañas… pocas eran electas para ser compañeras ninja, aquellas que eran agiles, rápidas y poderosas… pero Kumoko en cambio era lenta y pequeña… era frágil y perezosa, no tenía madera de ninja…
Como recolectora, Kumoko vivió alrededor de 1 año recolectando insectos y alimañas que caían en sus redes, aprendió a paralizar a los animales más grandes para traerlo a las arañas superiores y diversas cosas para la caza… sin embargo, vivía en la miseria respecto a esto… no, ella no quería vivir una vida por el estilo, algo así era bastante abrumador… ya no tenía motivos para seguir viviendo… no… no hasta que tras una nube de humo, la joven araña apareció sobre una mesa de madera… circulo de invocación y un mundo nuevo, con una morena tras ella y un pergamino de invocación entre las patas… era un mundo nuevo para ella, no podría desperdiciarlo así como así, su sonrisa era evidente y fue así como Kumoko decidió estafar a la joven morena para así conseguir una vida mejor.
En retrospectiva, esta fue la forma de vivir de Kumoko antes de empezar su holgazanería a costas de Muki Chikamatsu, desde entonces, a diario ambas pelean y discuten, varias veces la joven araña incapacita a Muki y hay veces donde la joven kunoichi simplemente no tuvo reparos e intento envenenar a la pobre araña… es así como en una pelea habitual de ambas jóvenes, Muki había llegado cansada de trabajar para la aldea de Iwagakure, una misión de rutina algo mal trecha, pero lo importante era la llegada al hogar… un hogar sin comida, sucio, oscuro y apestoso… la ropa rota y arañada, sus marionetas llenas de telas de araña y sus herramientas dispersas por doquier, enredadas en esa seda blanca y colgando doquier… Muki ingreso a su “hogar” y, como de costumbre, dejo caer sus armas y pergaminos a un costado de la entrada de su departamento, miro con odio a su araña y le dijo con mal gusto – que mierda haz hecho estúpida araña ponsoñera – mientras observaba el desastre en su departamento – y a ti que te importa, maldita bruja – dijo riendo la joven araña, Muki en ese momento se acercó ya con el ánimo cada vez más cabizbajo, tomo a la araña en su mano y la apretó con furia – ERES UNA MALDITA MAL AGRADECIDA – le grito mientras apretaba con fuerza… no… nunca había actuado así Muki, y es ene se momento en que, lastimada por la fuerza de la marionetista, la joven araña activo sus punzantes pelos para defenderse de la joven Muki, causándole un gran daño en su mano, mientras esta sostenía su muñeca soltó a su araña y la dejo caer, sangraba de sus dedos y palma mientras caía de espaldas al suelo… al suelo de su departamento… pero no… ahora era el suelo de un bosque oscuro y tenebroso…
Un sinfín de ojos rojos y brillantes, algunos verdes otros amarillos y unos orbes blancos penetrantes que brillaban en la oscuridad adornaban una imponente cara arácnida que era tanto o más grande que la misma Muki, apoyada en el suelo frente a ella y, que luego de apoyar gigantes patas de araña a los costados de la marionetista, alzaba su cuerpo por los cielos, era enorme, tanto como una montaña y aun así, la oscuridad del lugar impedía poder discernir su forma y color… solo era esa presencia increíblemente peligrosa… - ustedes dos… como se atreven – dijo aquella gran y majestuosa araña. Muki miro a su costado y pudo ver algo que nunca se hubiese imaginado, Kumoko estaba postrada en el suelo haciendo reverencia con todo su cuerpo – han traspasado todos los parámetros, su irregularidad como aliados ha sido la vergüenza de nuestra raza… - dijo, para luego, con una de sus grandes patas apuntar directamente a Kumoko, quien agachaba cada vez más el cuerpo – tu… eres una deshonra, ni siquiera deberías ser considerada una araña compañera, no tienes madera para ser una araña ninja – dijo, para luego volver a bajar su imponente cuerpo – y tú, Muki Chikamatsu, se ha cometido un error en tu requerimiento, Kumoko Kuro nunca debió ser tu aliado, ni ahora ni nunca – dijo, mientras hacia un gesto con su cabeza, en aquel momento una araña ninja apareció frente a Muki, era imponente, tenía el cuerpo color rojo con negro y patas amarillas y puntiagudas con un rostro totalmente imponente, se notaba que era una araña de combate - Anularemos tu contrato y te permitiremos firmar nuevamente con una de nuestras arañas más experimentadas – dijo, extendiendo un pergamino de invocación frente a Muki…
En ese instante, la joven observo a esta nueva araña de combate y también a la araña reina y dijo – ¿y que pasara con Kumoko? – pregunto, sin dejar de mirar a la araña y a este pergamino – sus acciones serán penalizadas con la muerte, escapo de nuestra red de trabajo y se adjudicó el derecho de ser una araña ninja de pacto, no es el correcto actuar de una obrera como ella – dijo la reina… en ese momento, Muki mordió su dedo y se aproximó al pergamino, miro a aquella araña de combate a los ojos y le dijo – hola… soy Muki, espero nos llevemos bien – dijo amablemente, a lo que esta araña de frio semblante respondió con un silencio sínico e inquebrantable… Muki sonrió amargamente y miro de reojo… vio cómo se llevaban a Kumoko un grupo de arañas, arrastrándola lejos de ella… suspiro nuevamente y escribió en el pergamino con sangre.
Kumoko era arrastrada hasta la parte más oscura y recóndita de aquel bosque tenebroso, en sus labios unas últimas palabras eran emitidas – bueno… al menos pude conocer el mundo humano – dijo, mientras sollozaba ante la desgracia – y volverás allá – dijo Muki, mientras que saltaba al frente suyo, su cuerpo estaba lleno de espinas venenosas y varias telas de araña por todo su cuerpo, sus dedos se extendieron ante Kumoko y empezó a controlarla, liberándola de sus captoras – Muki! Que mierda haces acá – dijo la araña – ya cállate y empieza a pelear estúpida, mira que deje las armas en casa – decía, mientras bloqueaba una nueva telaraña que se apoyaba en su brazo – pero… si sabes que no puedo… - ¿cómo qué no? ¿Acaso no te sabes ningún jutsu? – dijo Muki, corriendo mientras la movía con sus hilos y escapaba de los ataques – se volverme invisible – dijo riendo – pues, nos apañaremos – sonrió Muki.
Pasaron horas en el bosque, ya no aguantaban más… la pelea había sido enorme, el desgaste físico y psicológico de ambas era increíble y ya cuando ambas estaban de rodillas y rodeadas por aquellas monstruosas arañas, Muki simplemente dijo – pues alimaña, estamos fritas, ¿algo más que decir? – pues… me alegra morir al lado de mi mejor amiga – dijo Kumoko, sonriéndole a Muki, quien lloraba con una sonrisa, mientras extendía su mano para protegerla y esconderla bajo su cuerpo – al menos, intenta sobrevivir tu…
En ese instante, la araña Reina apareció frente a ellas nuevamente, tiro el pergamino frente a Muki y Kumoko y dijo fuertemente – esa no es tu firma – señalando al escrito, escrito con sangre que decía “Kumoko es mucho mejor.”
En aquel momento, Muki recordó los buenos momentos vividos con esa araña, las risas que se gastaban en el departamento, sus atardeceres viendo el sol, algunos amaneceres que disfrutaron juntas y esas comidas de tarde noche que se daban riendo mientras Muki trabajaba en sus creaciones mientras Kumoko la observaba… fue una vida bella… - pueden irse, y llévate ese pergamino contigo. Deberás llenarlo de ninjas que deseen pactar con arañas y deberás responder ante mi llamado cada vez que se te sea solicitado. Por ahora, vallase – fueron las palabras de la reina. Muki y Kumoko estaban sorprendidas… no sabían que pasaba… Muki tomo lentamente el pergamino y no paro de ver a esa gran araña con miedo y recelos, pero una nube de humo la trasporto directo a su departamento de nuevo…
¿Está segura que fue la mejor decisión? – pregunto una araña anciana a la reina – Míralas… esa muchacha pudo firmar un nuevo pacto, y si lo hubiese hecho, habría anulado el pacto de Kumoko y ya no podría ser más su compañera, pero en cambio, demostró aprecio y amor por esa araña – dijo, mientras se giraba lentamente e ingresaba nuevamente al bosque - ¿Cuándo has visto a un humano tratar así a una araña? Eso nunca ocurre… esas dos tienen un futuro muy largo por delante y se nota que Muki es alguien con buenos sentimientos, será una gran maestra de pacto – dijo, mientras se adentraba al bosque.
En el departamento, Muki y Kumoko estaban agotadas, se miraban mutuamente y sonreían asombradas… en ese momento, Muki miro nuevamente sus aposentos y dijo – ¿porque hay tantas telas de araña? – a lo que Kumoko, resignada, se escondió bajo un cojín del sillón – pues… ya lo sabes… no soy una araña ninja… yo… mis telas de araña no sirven para el campo de batalla… así que he estado practicando… - dijo avergonzada, Muki en ese momento se acercó a ella y le quito el cojín de encima – perdón… me sobre pase… tuve un día muy malo… no debí desquitarme contigo – dijo, con pena, mientras la sangre brotaba de su mano – perdóname a mi… no debí lastimarte… el veneno… ¿estás bien? – como nueva – dijo sonriendo la muchacha.
Esa noche, Muki y Kumoko se quedaron hasta tarde charlando una con la otra, curaron sus heridas y bebieron cerveza, al día siguiente, la resaca era enorme, pero estaban felices de seguir con vida.
Pues, la respuesta a esto es simple… un día, en el bosque de las arañas, nuestra pequeña Kumoko vivía entre la monotonía, comiendo presas que sus mayores traían a la madriguera que llamaban hogar, creando redes para caza y aguardando a que el día pase sin más nada que hacer… un día, entre todas sus ocupaciones diarias de no hacer nada, la Reina de las Arañas le llamo al árbol de las penumbras, llamo a la joven arañita y le dijo – tu entrenamiento está completo Kumoko Kuro, debo informarte que a partir de ahora serás una recolectora – le informo a la pobre araña… algo que era… de hecho… bastante común y corriente en el mundo de las arañas… pocas eran electas para ser compañeras ninja, aquellas que eran agiles, rápidas y poderosas… pero Kumoko en cambio era lenta y pequeña… era frágil y perezosa, no tenía madera de ninja…
Como recolectora, Kumoko vivió alrededor de 1 año recolectando insectos y alimañas que caían en sus redes, aprendió a paralizar a los animales más grandes para traerlo a las arañas superiores y diversas cosas para la caza… sin embargo, vivía en la miseria respecto a esto… no, ella no quería vivir una vida por el estilo, algo así era bastante abrumador… ya no tenía motivos para seguir viviendo… no… no hasta que tras una nube de humo, la joven araña apareció sobre una mesa de madera… circulo de invocación y un mundo nuevo, con una morena tras ella y un pergamino de invocación entre las patas… era un mundo nuevo para ella, no podría desperdiciarlo así como así, su sonrisa era evidente y fue así como Kumoko decidió estafar a la joven morena para así conseguir una vida mejor.
En retrospectiva, esta fue la forma de vivir de Kumoko antes de empezar su holgazanería a costas de Muki Chikamatsu, desde entonces, a diario ambas pelean y discuten, varias veces la joven araña incapacita a Muki y hay veces donde la joven kunoichi simplemente no tuvo reparos e intento envenenar a la pobre araña… es así como en una pelea habitual de ambas jóvenes, Muki había llegado cansada de trabajar para la aldea de Iwagakure, una misión de rutina algo mal trecha, pero lo importante era la llegada al hogar… un hogar sin comida, sucio, oscuro y apestoso… la ropa rota y arañada, sus marionetas llenas de telas de araña y sus herramientas dispersas por doquier, enredadas en esa seda blanca y colgando doquier… Muki ingreso a su “hogar” y, como de costumbre, dejo caer sus armas y pergaminos a un costado de la entrada de su departamento, miro con odio a su araña y le dijo con mal gusto – que mierda haz hecho estúpida araña ponsoñera – mientras observaba el desastre en su departamento – y a ti que te importa, maldita bruja – dijo riendo la joven araña, Muki en ese momento se acercó ya con el ánimo cada vez más cabizbajo, tomo a la araña en su mano y la apretó con furia – ERES UNA MALDITA MAL AGRADECIDA – le grito mientras apretaba con fuerza… no… nunca había actuado así Muki, y es ene se momento en que, lastimada por la fuerza de la marionetista, la joven araña activo sus punzantes pelos para defenderse de la joven Muki, causándole un gran daño en su mano, mientras esta sostenía su muñeca soltó a su araña y la dejo caer, sangraba de sus dedos y palma mientras caía de espaldas al suelo… al suelo de su departamento… pero no… ahora era el suelo de un bosque oscuro y tenebroso…
Un sinfín de ojos rojos y brillantes, algunos verdes otros amarillos y unos orbes blancos penetrantes que brillaban en la oscuridad adornaban una imponente cara arácnida que era tanto o más grande que la misma Muki, apoyada en el suelo frente a ella y, que luego de apoyar gigantes patas de araña a los costados de la marionetista, alzaba su cuerpo por los cielos, era enorme, tanto como una montaña y aun así, la oscuridad del lugar impedía poder discernir su forma y color… solo era esa presencia increíblemente peligrosa… - ustedes dos… como se atreven – dijo aquella gran y majestuosa araña. Muki miro a su costado y pudo ver algo que nunca se hubiese imaginado, Kumoko estaba postrada en el suelo haciendo reverencia con todo su cuerpo – han traspasado todos los parámetros, su irregularidad como aliados ha sido la vergüenza de nuestra raza… - dijo, para luego, con una de sus grandes patas apuntar directamente a Kumoko, quien agachaba cada vez más el cuerpo – tu… eres una deshonra, ni siquiera deberías ser considerada una araña compañera, no tienes madera para ser una araña ninja – dijo, para luego volver a bajar su imponente cuerpo – y tú, Muki Chikamatsu, se ha cometido un error en tu requerimiento, Kumoko Kuro nunca debió ser tu aliado, ni ahora ni nunca – dijo, mientras hacia un gesto con su cabeza, en aquel momento una araña ninja apareció frente a Muki, era imponente, tenía el cuerpo color rojo con negro y patas amarillas y puntiagudas con un rostro totalmente imponente, se notaba que era una araña de combate - Anularemos tu contrato y te permitiremos firmar nuevamente con una de nuestras arañas más experimentadas – dijo, extendiendo un pergamino de invocación frente a Muki…
En ese instante, la joven observo a esta nueva araña de combate y también a la araña reina y dijo – ¿y que pasara con Kumoko? – pregunto, sin dejar de mirar a la araña y a este pergamino – sus acciones serán penalizadas con la muerte, escapo de nuestra red de trabajo y se adjudicó el derecho de ser una araña ninja de pacto, no es el correcto actuar de una obrera como ella – dijo la reina… en ese momento, Muki mordió su dedo y se aproximó al pergamino, miro a aquella araña de combate a los ojos y le dijo – hola… soy Muki, espero nos llevemos bien – dijo amablemente, a lo que esta araña de frio semblante respondió con un silencio sínico e inquebrantable… Muki sonrió amargamente y miro de reojo… vio cómo se llevaban a Kumoko un grupo de arañas, arrastrándola lejos de ella… suspiro nuevamente y escribió en el pergamino con sangre.
Kumoko era arrastrada hasta la parte más oscura y recóndita de aquel bosque tenebroso, en sus labios unas últimas palabras eran emitidas – bueno… al menos pude conocer el mundo humano – dijo, mientras sollozaba ante la desgracia – y volverás allá – dijo Muki, mientras que saltaba al frente suyo, su cuerpo estaba lleno de espinas venenosas y varias telas de araña por todo su cuerpo, sus dedos se extendieron ante Kumoko y empezó a controlarla, liberándola de sus captoras – Muki! Que mierda haces acá – dijo la araña – ya cállate y empieza a pelear estúpida, mira que deje las armas en casa – decía, mientras bloqueaba una nueva telaraña que se apoyaba en su brazo – pero… si sabes que no puedo… - ¿cómo qué no? ¿Acaso no te sabes ningún jutsu? – dijo Muki, corriendo mientras la movía con sus hilos y escapaba de los ataques – se volverme invisible – dijo riendo – pues, nos apañaremos – sonrió Muki.
Pasaron horas en el bosque, ya no aguantaban más… la pelea había sido enorme, el desgaste físico y psicológico de ambas era increíble y ya cuando ambas estaban de rodillas y rodeadas por aquellas monstruosas arañas, Muki simplemente dijo – pues alimaña, estamos fritas, ¿algo más que decir? – pues… me alegra morir al lado de mi mejor amiga – dijo Kumoko, sonriéndole a Muki, quien lloraba con una sonrisa, mientras extendía su mano para protegerla y esconderla bajo su cuerpo – al menos, intenta sobrevivir tu…
En ese instante, la araña Reina apareció frente a ellas nuevamente, tiro el pergamino frente a Muki y Kumoko y dijo fuertemente – esa no es tu firma – señalando al escrito, escrito con sangre que decía “Kumoko es mucho mejor.”
En aquel momento, Muki recordó los buenos momentos vividos con esa araña, las risas que se gastaban en el departamento, sus atardeceres viendo el sol, algunos amaneceres que disfrutaron juntas y esas comidas de tarde noche que se daban riendo mientras Muki trabajaba en sus creaciones mientras Kumoko la observaba… fue una vida bella… - pueden irse, y llévate ese pergamino contigo. Deberás llenarlo de ninjas que deseen pactar con arañas y deberás responder ante mi llamado cada vez que se te sea solicitado. Por ahora, vallase – fueron las palabras de la reina. Muki y Kumoko estaban sorprendidas… no sabían que pasaba… Muki tomo lentamente el pergamino y no paro de ver a esa gran araña con miedo y recelos, pero una nube de humo la trasporto directo a su departamento de nuevo…
¿Está segura que fue la mejor decisión? – pregunto una araña anciana a la reina – Míralas… esa muchacha pudo firmar un nuevo pacto, y si lo hubiese hecho, habría anulado el pacto de Kumoko y ya no podría ser más su compañera, pero en cambio, demostró aprecio y amor por esa araña – dijo, mientras se giraba lentamente e ingresaba nuevamente al bosque - ¿Cuándo has visto a un humano tratar así a una araña? Eso nunca ocurre… esas dos tienen un futuro muy largo por delante y se nota que Muki es alguien con buenos sentimientos, será una gran maestra de pacto – dijo, mientras se adentraba al bosque.
En el departamento, Muki y Kumoko estaban agotadas, se miraban mutuamente y sonreían asombradas… en ese momento, Muki miro nuevamente sus aposentos y dijo – ¿porque hay tantas telas de araña? – a lo que Kumoko, resignada, se escondió bajo un cojín del sillón – pues… ya lo sabes… no soy una araña ninja… yo… mis telas de araña no sirven para el campo de batalla… así que he estado practicando… - dijo avergonzada, Muki en ese momento se acercó a ella y le quito el cojín de encima – perdón… me sobre pase… tuve un día muy malo… no debí desquitarme contigo – dijo, con pena, mientras la sangre brotaba de su mano – perdóname a mi… no debí lastimarte… el veneno… ¿estás bien? – como nueva – dijo sonriendo la muchacha.
Esa noche, Muki y Kumoko se quedaron hasta tarde charlando una con la otra, curaron sus heridas y bebieron cerveza, al día siguiente, la resaca era enorme, pero estaban felices de seguir con vida.
- Master of puppets, I'm pulling your strings -