[Saibo no Kibō S+] El camino de un shinobi
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Después de concretado el rápido y eficaz ataque conjunto de Kiyoko y Hikaru, que arrojó como resultado -entre otros- la aniquilación de Yatako y Kureha, había que actuar con rapidez, era un campo de guerra y no había lugar para las vacilaciones, y así lo entendió Rukasu.
 
El Uchiha cancelaría todo plan que tuviese en curso y actuaría para encarar las nuevas circunstancias. Sus ojos cambiaron de patrón, uniéndose los tomoes, señal inequívoca de que había activado la fase suprema de su doujutsu, el mangekyo sharingan. Sin perder tiempo, manifestaría el susanoo en su modo de Armadura y se arrojaría con vehemencia para recuperar los cuerpos de los ninjas de la hoja, aunque a estas alturas él aún no contaba con la certeza de que hubiesen perdido la vida.
 
La secuencia finalizaría con Rukasu invocando a su ave de compañía, un colosal cuervo negro, para montar sobre él y escapar del campo de batalla. Probablemente todo aquello que habían planeado se había ido por el caño, ahora, ante el nuevo escenario, tuvo que tomar esa decisión. El ninja de la hoja lograría recuperar los valiosos cuerpos de sus aliados, era de vital importancia que el material genético no cayera en manos de sus enemigos, pero el precio de ello resultó en que quedara marcado como un traidor para los rebeldes. ¿Qué repercusiones le traería a futuro?.
 
Por su parte, Kiyoko se fue vio afectada -por un breve momento- por la técnica ilusoria del oriundo del país del fuego. Durante ese instante, su motivación para contender y su iniciativa bélica serían suprimidas, para cuando regresó en si misma ya había sido demasiado tarde. Solo pudo observar como su, en teoría, aliado se escapaba de escena sobre el ave. Incluso el jutsu que alcanzó a conjurar sería ineficaz ante la sólida fortaleza del susanoo. Sumida en su rabia, la Kurama asestaría tajos a diestra y siniestra en contra de nuevos enemigos que se encontraba en el camino, ninguno de ellos suponía una amenaza real para ella y quizás solo era su forma de desahogo. Lo cierto era que si bien, había liquidado a un par de serios oponentes, también causó daño amigo y tendría que responder por ello más tarde.
 
En cuanto a Hikaru, quien se robó las kill, se limitaría a observar la situación y no actuaría sin tener certeza de lo que sucedía. El Yuki se acercaría a su compañera para cuestionarla por su raro comportamiento y dejaba planteada la probabilidad de que el shinobi de la hoja fuese un traidor.
 
La situación en el campo de batalla se inclinó fuertemente hacia el bando imperial, después de todo, los miembros más fuertes del bando rebelde habían sido derrotados. Era cuestión de tiempo para que, con la diferencia de fuerzas, se proclamase al ganador.
 
El Yamanaka tenía claros sus objetivos y actuó en consecuencia para conseguirlos. Ya se había logrado infiltrar en la fortaleza e incluso logró sabotear las líneas de comunicación de los imperiales. El trabajo de inteligencia parecía ser precisamente su fuerte. Ahora debía acercarse a las celdas, donde se encontraban los prisioneros, pero desde luego que esa zona no sería tan fácil como lo anterior, pues, para llegar a ella, había que recorrer un pasillo de 30 metros de largo y 3 metros de angosto. Al inicio del pasillo había 2 guardias imperiales, uno a cada lado, mientras que al final había otros dos, que eran los últimos antes de llegar a los prisioneros.
 
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Todo había sucedido en un abrir y cerrar de ojos, por un lado Rukasu intentando proteger a sus amigas y por otro el devastador ataque que logró tomarlas por sorpresa y dejarlas a merced del golpe de gracia y se encargaría de atravesar sus corazones. 

La desesperación corría por las venas del Uchiha mientras intentaba hacer maniobras de reanimación hacka ambas aunque sus esfuerzos terminaron siendo do en vano. La culpa por haber llegado tarde en conjunto con la impotencia de nada poder hacer, abrumaban la mente del pelinegro quien en un estado de shock solo mantuvo el frío silencio.

Tras escapar con creces del campo de batalla, Rukasu se dirigiría hacia aquella secreta y mística cueva donde Yugure solía hacer sus reuniones para esperar la llegada de los demás y así definir los pasos siguientes.

Off
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Última modificación: 27-02-2023, 03:49 PM por Hikaru Yuki.
El sospechoso shinobi huyó sin más sobre el lomo de su ave, dejando atrás el desfavorable campo de batalla en el que los rebeldes se veían mermados, ya virtualmente derrotados por el avance de las fuerzas criminales a favor del imperio.
Kiyoko seguía enfurecida, matando a todo rebelde que se cruzara a su paso y haciendo gala de su excelsa habilidad en kenjutsu.
Desde el punto de vista de Hikaru, no quedaba mucho por hacer en aquel frente, por lo que se relajó por un momento para continuar recuperando chakra mientras observaba el rage mode de su compañera. 
-Parece que nuestro trabajo aquí está hecho. ¿Cómo crees que vayan en la otra entrada?- Esta vez era el Hikaru original quien hablaba, manteniendo su clon Dactivo pero en silencio. A juzgar por la falta de comunicación, lo lógico era asumir que el otro frente estaba también controlado, con una victoria parcial del imperio hasta entonces. De otra forma, viendo la situación en la entrada norte, los llamarían para dar una mano del otro lado.

-!Comandante Rashon! Aquí Hikaru Yuki, desde la entrada norte. Tenemos todo bajo control en este frente.-
Nadie parecía estar del otro lado, ni el comandante ni sus subordinados. De hecho, si prestaba suficiente atención, podría notar que ni siquiera el leve eco de retorno que se escuchaba al inicio del enfrentamiento resultaba audible. Pero Hikaru no era tan perspicaz. 

-Repito! La entrada norte está bajo control. ¿Novedades en otros frentes?- !Mierda! Será acaso que... No, eso sería un gran problema. Sus pensamientos, como de costumbre, auguraban lo peor. Una característica suya que no le gustaba, pero que había ayudado a mantenerlo con vida hasta ese día.

-Hey, ¡Kiyoko! Rápido, intenta usar el intercomunicador.- Mientras su compañera probaba, en caso de hacerle caso, él intentaría una o dos veces más -de nuevo sin éxito-.

-¡Perdimos la comunicación! Debemos ir hacia el sur. Pueden necesitarnos en la fortaleza o del otro lado.- Hizo la seña a su compañera, mientras sacaba de su portautensillos una nueva píldora de soldado. Esperó en su posición la respuesta de la Kurama mientras masticaba la píldora.

off
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Era hora de actuar  de manera correcta, de acabar con esto y escapar con tranquilidad, el objetivo de sabotear las comunicaciones había sido un éxito o eso parece. Sin mas, continue estando invisible, logrando llegar hasta un pasillo donde, según la información que había obtenido, los reclusos se encontraban al final de aquel lugar, había 4 guardias, debía ser sigiloso, caminar con cuidado. Llene la planta de mis pies de chakra para poder caminar  de esa forma por la pared hasta quedar en el techo. La altura es de 3 metros, caminando correctamente y con todo el sigilo posible, el plan era pasar del primer par de guardias y dirigirme hasta el otro par, segun la informacion que pude obtener, esos serian los que cuidan la puerta. 

En un analizis rápido, podía deducir que no tienen detectores de chakra cerca o por lo menos no hay "ninjas" sensores pues mi presencia aún no ha sido detectada. De esa forma, caminar por el techo iba a ser la mejor forma de pasar, así no me los topaba de frente.  Antes de continuar (Una vez teniendo en mi visual a los enemigos) Camine por la pared hasta llegar al techo, de nuevo, gracias a mi vista, podía detectar cual era el mejor camino. Con el mismo sigilo que he estando trabajando, estuve caminando esperando pasar el primer "puesto" de control que tenia al frente, evitando incluso que caiga polvo o cualquier mínimo detalle, gracias a mi experiencia en infiltraciones, el ser sigiloso me obligo a fijarme en el detalle mas pequeño, por eso, actuaba de una forma "impecable" para evitar ser descubierto. 

Si pasaba el primer puesto con éxito, iba a seguir hasta el segundo puesto de control y el ultimo que me impedía acercarme a la puerta, manteniendo el mismo ritmo pero esta vez, estando bajo  del par de guardia, afirmaria mi agarre de la kunai, justo era mi mano derecha la que mantenía firme el arma (Kunai del hiraishin), en mi izquierda se iba a concentrar chakra Raiton de modo que, en una rapida caida, dando un giro para caer de pie en el suelo, mi diestra iba a ir con fuerza al cuello del sujeto para evitar que gritara mientras mi izquierda se iba a estirar al  cuello del otro, haciendo que de esta saliera a gran velocidad un especie de filo eléctrico, teniendo como objetivo su cuello también, era la forma más silenciosa de atacar pues aparte de acabar con ellos, evitaba que gritaran, en cuanto a mi salto, iba a ser uno que en la caída, lo haria  con la punta de mis pies para continuar con mis movimientos sigilosos, la caída de los cuerpos también las iba a intentar controlar, enfocandome en el ruido. El filo de mi tecnica no iba a extenderse hasta la pared, sino lo necesario para llegar al cuello del sujeto 
Chidori Eisou


Si todo era exitoso, iba a buscar la forma de abrir la puerta, ya sea registrando el cuerpo de estos guardias para conseguir la llave o tratando de "ver" si podía forzar la cerradura sin que esta  llame la atencion de los otros  que estaban a 30 metros de mi, el objetivo era estar una vez adentro con los reos, pasar los cuerpos de los guardias, cerrar la puerta y hablar con ellos de forma silenciosa -Mi nombre es Adan Yamanaka, he venido en nombre del grupo rebelde y mi objetivo hoy es liberarlos, necesito que cooperen conmigo, no tendremos mucho tiempo pero si el suficiente para escapar de este lugar - El tono de voz sería uno con la proyeccion necesaria para que me escucharan en el interior y que este no fuera lo suficientemente fuerte para que se extendiera a 30 metros. 

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Última modificación: 28-02-2023, 08:10 PM por Kiyoko Kurama. Razón: Arreglar regeneración de chakra :P
Completamente cegada, la kunoichi del clan Kurama ni siquiera oía bien las palabras de Hikaru. Entregando cortes a diestra y siniestra y cosechando muertes de rebeldes cuyos cuerpos caían a las profundas y frías aguas de Shoseki, Kiyoko blandió su arma y poco a poco fue calmándose. La violencia y la sangre salpicando en su rostro y sus ropajes, lejos de hacerla enfadar más o llevarla a desear más destrucción, fueron apaciguando su demoníaca personalidad hasta que una sonrisa comenzó a dibujársele en el rostro. Sacudió la katana, cual maestra de Iaidō que termina de cortar el abdomen de una víctima y sacude la sangre para limpiar la hoja.

Así continuó durante un rato mientras el Yuki continuaba intentando comunicarse con el Senchō del Imperio, que se encontraba en altamar luchando contra Hozuki Nao en una encarnizada batalla que seguramente habría alejado a los rebeldes e imperiales de su alrededor debido a su destructividad. Y aquellos pobres diablos que estaban cerca de la torre y en la zona donde Kiyoko y Hikaru estaban, caían uno a uno de la mano de la tuerta. En cuestión de algunos minutos, mientras un shinobi rebelde se infiltraba finalmente en la fortaleza, Kiyoko había conseguido llevarse la vida de varios, y ahora suspiró, estirándose un poco y envainando de nuevo el arma. — ¿Huh? ¿Cómo dices? ¿El intercomunicador? — Se llevó la mano a la oreja y accionó el dispositivo de onda corta que le permitía llegar a Kenju Rashōn, quien estaba a no más de 200 metros del par. — Senchō, esta bola de ineptos ya cayó en este lado. Permiso para dirigirnos a la entrada principal, no hemos recibido novedades de ese frente. — Ninguna respuesta llegó, y de hecho ella misma sentía estar hablándole a la nada misma. — ¿Me copian? ¡Carajo!

Se limpió un poco la sangre del rostro con la manga de su haori blanco, que pasó a mancharse, y observó al Yuki, que seguro tenía una idea. Se había calmado de su ira por haber dejado escapar al usuario de Susano'o, pero al menos se divirtió un poco. — Ara, ara, Hikaru-chan. Detrás de ti, mi pensante amigo. — Carcajeó ingiriendo una píldora de soldado que tomó de su bolsa, mientras se disponía a seguir al peliblanco a donde fuese.

OFF

RESUMEN
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El sendero final que conduce a la sala de prisioneros consistía en un pasillo angosto con forma de túnel. Dos pares de guardias, al inicio y al final de dicho camino, aseguraban la protección del lugar. Nada podía salir mal, no había posibilidades de fallos, o al menos eso era lo que creían los imperiales. Adan Yamanaka, de la aldea oculta entre las hojas, se valió de sus habilidades y recursos para sortear el trayecto de manera segura, concentrando chakra sobre las plantas de sus pies y avanzando desde el techo.
 
Él jounin pasaría a través de los primeros dos con relativa facilidad y cuando estuvo por encarar a los últimos obstáculos, haría su movimiento meticuloso. Fue efectivo. Tanto el kunai, como el chidori eisou, lograron arrebatar la vida de sus enemigos de la manera más silenciosa posible, pero había pasado por alto un pequeño detalle. El interior de la fortaleza era oscuro, especialmente el pasillo que aislaba a los prisioneros, así que el destello lumínico del raiton haría que el par de guardias restantes se diese la media vuelta y observasen lo que había acontencido.
 
¿En qué momento? — Gritaría cuestionando, con mucha sorpresa, uno de ellos.
Eso ya no importa, ve a pasar la alerta mientras intento retrasarlo —. Comentaría el otro, a la vez que sacaba lo que parecía ser un sable de batalla. Tal y como fue instruido, uno de los guardias emprendió carrera vociferando tan alto como podía, pidiendo refuerzos para la zona, mientras que el otro, el del sable, tragó saliva y avanzaba lentamente, como si ya conociera lo que le sucedería y se resignara a ello.

Para que el Yamanaka pudiera ingresar al cuarto de al lado, tendría que revisar los cuerpos de los guardias recién abatidos para hacerse con las llaves, además de inmovilizar o fulminar al guardia restante.
 
De ingresar a la sala de prisioneros, sería testigo de algo que nadie jamás se hubiese esperado, ni siquiera este humilde narrador. Los rehenes rebeldes fueron tratado como conejillos de indias, como viles sujetos de pruebas para que los imperiales pudiesen testear los efectos de drogas y armas biológicas en seres humanos. Eran alrededor de 30 ó 40 los individuos allí aprisionados, algunos tenían la mirada perdida y actuaban como "zombies", mientras que otros emitían espuma por la boca y actuaban con violencia en contra de los barrotes de sus celdas. Además, casi todos estaban mutilados de al menos una de sus extremidades, los más desafortunados ni siquiera tenían ojos. Todo era espantoso, tenebroso, podía asumirse con totalidad que ninguno de ellos contaba con su conciencia intacta, y que liberarlos, lejos de ser un bien, sería hasta peligroso para el mismo Adán. Dentro de la sala quedaba una única persona "intacta", sana, consciente a duras penas. Una joven muchacha, en extremo delgada, que descansaba contra la pared de su celda. Si el Yamanaka podía rescatar a alguien, sin duda alguna la única opción posible sería ella. Rescatar a los prisioneros había dejado de ser una opción real, pero ahora, llevar esta información de vuelta a sus cuarteles, y una testigo que acreditara lo anterior, también podía considerarse como un resultado bueno.
 
Por su parte, en el campo de batalla, el Yuki se daría cuenta de que no había respuesta del otro lado de las comunicaciones, así que entablaría comunicación con su compañera para tomar una decisión rápida, ya que la situación bélica prácticamente había sido resuelta a su favor.
 
El par de Kiri podría emprender marcha a máxima velocidad a la fortaleza, de llegar allí, incluso podrían enterarse de la infiltración de un enemigo en la zona de prisioneros, y que han solicitado refuerzos para lidiar con él.
 
Indicaciones
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Última modificación: 01-03-2023, 04:47 PM por Adan Yamanaka.
Una vez acabe con el par de guardias, el destello de luz hizo que los otros voltearan, eso hizo que me detectarán cosa que me generó incomodidad. Uno se fue a dar la alarma mientras el otro se acercaba hasta mi  con la finalidad de enfrentarme.. Pude notar en su rostro como el sabia que no iba a poder conmigo, como su miedo lo llenaba y solo se movía por impulso, por ser alguien radical - Maldito imperio - Pensé mientras hacía un sello y acto seguido de la punta de mis dedos se vio una llama azul en cada yema, justo cuando estaba cerca de mi fue que hice todo esto para esquivar su ataque y poner mi palma en su abdomen, logrando de esta forma desmayarlo, este cayo en mi hombro. Lo acomode a un lado mientras buscaba la llave  hasta por fin encontrarla, una vez ahi, volvi a montar el guardia en mis hombros y pase hasta la celda. 
Gogyō Fūin


Mis ojos se abrieron lentamente, observando todo lo que estaba pasando alrededor.... ¿Eran...Bestias? Caminaba por inercia y gracias a mi vista podía detallar gran parte sin necesidad de detenerme, justo, de nuevo, gracias a mi vision, se me hizo facil encontrar a una chica, una que aparentemente se encontraba bien. Debía de actuar de forma rápida pues el otro sujeto ya estaba camino alertando a todos, si en mi camino encontraba algún "plano" o algo que me ayudara a descifrar que pasaba, iba a tomarlo también ,ya sea un pergamino o pistas, lance mi Kunai  hasta el interior de la celda y acto seguido aparecí ahí, todo con el guardia siendo cargado por mi, todo era gracias al hiriashin  el cual iba a seguir siendo el protagonista pues solo me costo tocar la mano de la chica y empece a canalizar mi hiriashin para regresarme a la Balza con ambos cuerpos 
Hiraishin no Jutsu


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Última modificación: 01-03-2023, 10:14 PM por Hikaru Yuki.
Aunque intentaba mantenerse escéptico, sus sospechas cobraban más y más fuerza con el pasar de los segundos. Kiyoko reaccionó de inmediato al escucharlo. Era bueno ver que aún en su momento más salvaje la joven era capaz de reaccionar, porque aquello la volvía aún más valiosa como aliada.

-Así que el tuyo tampoco, ¿eh?- definitivamente algo andaba mal, por lo que de repente cualquier acción que no fuera regresar a la fortaleza cuanto antes sería una pérdida de tiempo.

-Sí, vayamos. No servirá de nada lo conseguido en este frente si a nuestras espaldas el enemigo logra su objetivo.- Kiyoko se dispuso a seguirlo sin chistar. Si bien sabía que su idea tenía lógica, la confianza de la Kurama era algo con lo que lo alegraba contar. Y no sólo la suya, puesto que parecía haberse ganado también la de su demonio interno.

-Entonces... ¿ya me gané a Tetsuka?- Comentó por lo bajo mientras deshacía su clon para dirigirse al sur a toda velocidad, acompañado de su compañera.

El trayecto fue rápido y lineal hasta el interior de la fortaleza. Entre las bajas rebeldes y la defensa criminal e imperial, los enemigos que se encontraban hacia el sur no eran más que cadáveres a medio hundir. Apenas llegaron, Hikaru se comunicó  con los guardias más cercanos a la salida que él y Kiyoko habían tomado anteriormente.

-No funcionan los intercomunicadores. ¿Saben qué está pasando?.- Escuchó atentamente lo que tenían para decir, esperando que Kiyoko hiciera lo propio. Una vez puestos al corriente sobre lo que estaba pasando, una mirada bastó para que ambos supieran exactamente lo que debían hacer. Corrió tan rápido como pudo por los pasillos internos, llegando finalmente al tunel que daba a las celdas donde se suponía debían estar los prisioneros. Si querían saber más, tendrían que adentrarse unos metros en la oscuridad. 
-Mierda, espero que no hayamos llegado demasiado tarde.-
off
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La kunoichi de la niebla se limitó a seguir a su par, concentrando chakra en sus pies para evitar hundirse en el trayecto de nuevo a tierra firme e ingresando en la Fortaleza Shoseki. Hikaru se encargó de preguntar a los guardias allí presentes por detalles sobre los fallos en los comunicadores. Kiyoko, detrás suyo, intentaba todavía accionar la radio y hacia sonidos sumamente extraños probándola. — Pium... ¡FIUSH! ¡NIKAKAKA! — Comentó inútilmente antes de cruzar una mirada cómplice con su compañero. Sonrió y lo siguió hasta el túnel.

— Esperemos que no. Sino tocará barrer la mugre de los inútiles estos. — Carcajeó la joven Kurama.

OFF

RESUMEN
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El guardia sabía que no había forma de que él pudiera lidiar con el rebelde solo, en el mejor de los casos esperaba al menos comprar algo de tiempo, pero ni siquiera eso pudo. Adán logró efectuar una técnica de sellado en contra del hombre y este cayó inconsciente a su merced. Posteriormente, el Yamanaka tuvo vía libre para entrar a la sala de prisioneros.
 
Una vez dentro de la prisión, el jounin de la hoja se asombraría de aquello que presenciaba. Seguramente era una escena que contrastaba totalmente con lo que tenía en mente. ¿Cómo iba a liberar a todas esas criaturas? ni siquiera era seguro asumir que no se mataran entre ellas una vez que estuvieran libres. Gracias a su aguda visión, se percató de la presencia de la única persona "sana" en la habitación, aunque en extremo débil. Mediante el uso del hiraishin, logró llegar hasta ella. No había tiempo que perder, los enemigos estarían preparándose para llegar en cualquier momento, y él lo entendía así, de modo que empezó a prepararse para su huída.
 
Por su parte, el mejor dúo de la corta historia de Shinobi Gaiden, Kiyoko y Hikaru, se apresuró de regreso a la fortaleza. No tuvieron problema alguno durante su trayecto, y al llegar al sitio se pondrían inmediatamente en contacto con uno de los guardias. — Hace algunos minutos empezamos a presentar problemas, pero no sabemos aún el por qué —. Respondió el tipo que justo estaba verificado el circuito eléctrico.
 
¡Intrusos!... Se ha colado un rebelde a la sala de prisioneros. Es muy fuerte, necesitamos refuerzos —. Casi de inmediato aparecería el guardia anterior para solicitar el auxilio a sus compañeros. El hombre estaba agitado, había corrido quizás tan rápido como jamás antes en su vida.
 
Ahora, con la información en mano, no había que detuviera a los de Kiri para que se apresuraran hacia el sitio de la discordia para ponerle fin al asunto de una vez por todas.
   
Off Rol
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Hiraishin no Jutsu

Una vez concentrado teniendo al guardia desmayado y a la chica, pude aplicar el hiraishin para aparecer en el barco en el que había llegado. Era hora de irnos, de dar el mensaje. Al principio dude mucho de liberar a reos, a presos, pero ahora mi pensamiento es diferente, no se trata solo de "liberarlo" pues si los rebeldes estaban locos por hacer eso, el imperio esta actuando de peor forma, ahora mas que nunca reafirmo que estoy del lado correcto de la historia. 

Cerré mis ojos y empecé a transmitir el mensaje mentalmente con todo los rebeldes que se encontraban en el campo de batalla -Mi nombre es Adan Yamanaka, es hora de retirarnos, estando en el sur, entré en las celdas y había aproximadamente  40 personas, algunos tenían la mirada perdida y actuaban como zombies, otros emitían espuma por la boca y actuaban con violencia en sus celdas. Casi todos están mutilados, otros  ni siquiera tienen ojos. Puedo asumir que ninguno de ellos cuenta con su conciencia intacta. Liberarlos iba a empeorar todo... He traído a la única persona intacta o aparentemente sana... Necesito que un medico la revise de inmediato.... Estoy ubicado con ella y un guardia que me traje de rehén en el barco (Inserte numero o identificativo)...Es hora de irnos- Finalice  el mensaje y abri los ojos, observando el panorama con mi vista "especial", esperando  que mi mensaje haya sido claro, de no serlo y no ver movimiento alguno, iba a retirarme con la chica y el guardia. El objetivo de tener a un enemigo era doble, sacarle información pero a su vez alejarlo de una vez por todo del imperio.  
Gokei Setsuzoku


En mi rostro, en mi mirada se reflejaba la molestia e incluso "lo inhumano" que pueden llegar a ser muchas personas, se debía detener esto si o si. Con respecto al guardia, a ese lo iba a interrogar yo, aunque mi bando fuesen los rebeldes, no confiaba en la brutez que se le aplique al hombre pues al final el solo es una marioneta, es un peon de todo estos movimientos. 

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El guardia que encontraron en la puerta de la fortaleza transmitió con éxito la información que el dúo ya intuía acerca del canal de comunicación, aunque no supo decirles demasiado sobre la situación en el interior del recinto. Sin embargo, pronto llegaría un guardia algo exaltado, como si volviera de algún tipo de ejercicio intenso. Él les contó lo que había ocurrido adentro, y dada la situación Hikaru pudo concluir que había escapado a toda velocidad para informar acerca del intruso.

El Yuki corrió a toda velocidad por los pasillos internos, llegando a la ruta correcta hasta la sala de prisioneros en base a las indicaciones del guardia o la señalización dentro de la propia fortaleza. Una vez allí, tanto él como Kiyoko -si lo acompañaba-, llegarían a un oscuro tunel que representaba una perfecta escena del crimen. En el suelo, justo al otro lado del pasillo y delante de la puerta abierta que daba a la sala de prisioneros, se encontraban los cuerpos de dos guardias que seguramente habían sido abatidos por el intruso. No era nada loco asumir que serían los compañeros del agotado hombre que les dejó la información en la entrada, al cual dejaron rápidamente atrás al salir despedidos a toda velocidad.

-Esa puerta tiene que ser. Ten cuidado, a partir de acá podemos encontrar al enemigo en cualquier momento.- Debían ser cautelosos pero a la vez rápido. Si el enemigo sabía que había sido visto, por más fuerte que fuera, no se quedaría mucho tiempo más del necesario en una zona que pronto estaría repleta de imperiales.

Hizo una seña a Kiyoko de que lo cubra, esperando que la Kurama tomara unos metros de distancia para evitar caer ambos en una eventual trampa del infiltrado. Él pasó primero, pero no fue capaz de informar nada a la jounin. Era como si hubiera dejado de importarle lo que segundos atrás intentaba planificar. Pronto confirmó que sus ojos no lo engañaban, y recién ahí fue capaz de llamar a su compañera.

-Puedes pasar. Parece que el enemigo ya se fue.- Comentó en voz alta, esperando que su compañera cruzara la misma puerta, para luego continuar por lo bajo. -Bah, es un decir. Creo que estamos más cerca que nunca del enemigo.- Cuando la Kurama observara las figuras y rostros de los prisioneros, comprendería inmediatamente lo que el peliblanco intentaba decirle. 

-Estos hijos de puta están creando monstruos.- No tenía que molestarse por lo que pudiera escuchar el equipo del intercomunicador o las cámaras de seguridad, puesto que el bando enemigo se había encargado de neutralizar las comunicaciones. Tampoco le importaba seguir al enemigo adonde fuera que se encontrara. 

-¿Me harías el favor de vigilar un minuto más la entrada, Kiyoko?- Nuevamente, su rostro abatido y el tono serio que adquirió su voz lograron que no hiciera falta a la Kurama indagar más al respecto si prestaba la suficiente atención. En caso de que Kiyoko accediera, él sólo se encontraría con el atroz crimen del imperio, cara a cara con aquellos prisioneros que vaya uno a saber cuándo habían dejado de serlo. Aquellos mosntruos mutilados que parecían incapaces de comunciarse entre sí, incluso siquiera de percibir su presencia o la de su compañera. No podía culparlos, después de todo, era difícil estar alerta con ambas orejas mutiladas o las cuencas vacías.

No contaba con mucho tiempo, ni sabía cuánto había estado allí el intruso. Por ende, tampoco tenía una idea clara de cuál era su margen de acción si su intención final era culparlo por los actos que estaba por cometer. De esta forma, decidió actuar rápido. Tomó de su portutenisllos los 9 kunai con los que contaba, para luego disponerse a lanzarlos con presición y frialdad al cuello de los prisioneros más cercanos en un acto de clemencia. Comenzaría desde la celda que permanecía abierta y vacía -seguramente por obra del infiltrado- y terminaría con la miseria de tantos prisioneros como le fuera posible (en el sentido de las agujas del reloj) hasta ser interrumpido por el aviso de Kiyoko o quedarse sin armas.


Una vez finalizado su "trabajo", cruzaría nuevamente la puerta para reencontrarse con su compañera. -Gracias. Mira que sabía que eran nefastos. Pero esto es demasiado, incluso para ellos.- Diría apenas estuvieran ambos solos. No podía evitar imaginar qué pensaría su amigo Kurosame al respecto. Incluso llegó por un segundo a dudar si él estaría enterado, aunque rápidamente lo descartó. 

Finalmente, procedería ya sea ahí mismo o en la entrada de la fortaleza a informar sobre el ocurrido. Dejando, por supuesto, las muertes a nombre del misterioso fugitivo.
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La información que obtuvo el dúo de Kirinin al llegar a la entrada de la Fortaleza fue algo que, en cierta medida, no vieron venir. O al menos la Kurama, no contemplaba que posterior al vendaval un intruso hubiese conseguido pasar desapercibido y adentrarse en la base. — Hijo de puta. ¿Cómo...? — Chasqueó la lengua y se apresuró a seguir a Hikaru, que ya comenzaba a correr por los pasillos y a sortear cuantiosas señalizaciones rumbo al pabellón principal. ¿Qué encontrarían? No lo sabían, pero el escenario podía convertirse en un combate mano a mano en cualquier momento, y era mejor estarse listo.

Con su zurda en el mango de la katana, Kiyoko se concentraba para desenvainar ante cualquier exabrupto que pudieran sufrir. Aquel rebelde sin dudas era un maestro de la infiltración, o al menos había conseguido burlar la seguridad de los pésimos guardias. — Menos mal que contrataron mercenarios y gente competente. Estos idiotas de la Fortaleza la habrían dejado caer. Todavía creo que les hice un favor mandándolos a dormir. — Carcajeó tras recordar a los cuerpos inconscientes de numerosos imperiales en el campo de batalla, producto del legendario jutsu Fuuton.

— Ara, ara. Tú por delante, te cubro la espalda. — Comentó con una media sonrisa la Kurama. La acción parecía acercarse y la tensión incrementaba, y la adrenalina fluía por su sistema como dopamina pura que la inyectaba de una buena dosis de placer. Sus sentidos se veían incrementados y estaba lista para cortar lo que viniese. Lo decepcionante que fue escuchar que el enemigo se había escapado, terminó por hacer suspirar a la kunoichi, que ingresó, e incluso contra sus propios instintos, se quedó un poco pasmada al ver semejante escenario.

— ¿Qué mierda es esto, huh? Están... — Numerosos prisioneros se encontraban en pésimas condiciones, apresados y con heridas inhumanas, heridas que sólo la peor calaña de personas sin un ápice de humanidad podían hacer a personas cautivas. ¿Cuál era el problema de fondo en Shoseki? ¿El Imperio estaba al tanto? — No... De hecho, no son monstruos. Son pobres almas a las que obligarán a pelear contra su voluntad, simples marionetas del Agua. — El Yuki se transformó, y realizó un pedido a Kiyoko con el que, pese a ser una sangrienta y asesina profesional, concordó en su totalidad. La pelivioleta apretó con rabia su puño. Venía de acabar con la vida de muchos, pero ellos se lo estaban buscando: se metían al combate sabiéndolo y por su propia voluntad, en algunos casos. De hecho, luchar a muerte y el combate como estilo de vida representaba más que pura violencia. Eran una serie de valores que implicaban, en primer lugar, pelear por UNO MISMO, y hacerlo sin coacción de ningún tipo. Poco a poco el Imperio comenzaba a decepcionarla, pero ello sólo la convencía de que debía mejorar para cambiarlo. Mientras más fuerte fuese, mientras más respeto se ganase con sus hazañas, más rápido podría acceder a los mejores peleadores del mundo, y erigirse como aquella que implante una ideología basada en la disciplina y la competencia dentro de Kirigakure. Nada de bestias inhumanas, todo con sudor y, sobre todo, sangre.

— Que sea rápido, Yuki. Llegarán refuerzos en cualquier momento. — Respondió dándose la vuelta hacia la puerta y asintiendo. Entendió con una simple oración lo que sucedía allí. Era lo obvio, una persona como Hikaru no soportaría aquello, y el treintañero era bastante maduro como para afrontar la situación por mano propia.

Lo vio salir, y ladeó la cabeza ante su comentario. — Pobres diablos. — Fue su única respuesta. Tras adelantarse, un grupo de guardias los encontrarían de camino, bastante agitados y dirigiéndose a las celdas. — Ara, ara. Escuchen bien, tienen dos opciones aquí. La primera es limpiar el desastre que ese idiota que dejaron entrar causó, y no mencionar ni una palabra a nadie. Tienen algo de tiempo antes de que las comunicaciones vuelvan a funcionar. — Los señaló con el dedo y suspiró. — La segunda es revelar lo que pasó, exponerse a perder su trabajo y, seguramente, ser ejecutados. Aunque me parecen unos inútiles, les recomiendo la primera. — Sentenció para luego lanzar su mirada más amenazante, levantando su mentón hacia los sujetos. Tras ello, a paso firme, se dirigiría de nuevo al exterior, mientras la alarma general de la isla comenzaba a sonar. Algo gordo estaba pasando del otro lado. Miró a Hikaru y sonrió de lado a lado. Una nueva noche fría les esperaba, después de presenciar aquel gran acto de deshumanidad.

RESUMEN
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Adán había logrado escapar a tiempo de la prisión gracias a una peculiar técnica que trascendía el espacio. Junto a él, llevó consigo a la única de los rehenes que aún mantenía su cordura casi intacta, dadas las circunstancias, esto sin duda alguna podría ser considerado un logro para su causa, ya que evitó más escenarios catastróficos y obtendría información valiosa. Tras aparecer en el barco MT9, transmitiría un mensaje mental para todos los aliados de las cercanías, todo aquel que escuchara sus palabras, y que estuviera en condiciones de retirarse de la batalla, tendría que ir labrando su camino de retirada. Desde luego, el número de personas que lograría retirarse sería muchísimo más bajo que la cantidad total de rebeldes que arribaron, muchos habían caído en batalla y otros más sería capturados para fungir como nuevos conejillos de indias.
 
Cuando feli y lucho Kiyoko y Hikaru llegaron a las celdas, habían decidido actuar con cautela por si había alguna especie de emboscada, después de todo, era la última habitación al final del pasillo, no había otra entrada o salida. Pero cualquier plan o idea que pudiera haber trazado de ante mano, ahora no serviría de nada. El rebelde había escapado, sí, pero eso se convertía en lo de menos. La escena que vieron sus ojos terminó por asquearlos y por reforzar los prejuicios que tenían en contra de los imperiales.
 
Hikaru, en un acto de clemencia, lograría terminar con la vida de cerca de una decena de prisioneros. No pudo acabar con todos, aún quedaban al rededor de otros treinta más, si era por cuestiones de tiempo, o para no levantar sospechas, solo él lo sabía. No demoró mucho más tiempo antes de que más guardias llegasen en grupo al lugar de los hechos. Habían sido invadidos, pero las pérdidas habían sido mínimas, minúsculas. La versión oficial sería que el rebelde logró ingresar a la fortaleza y mató a diez individuos antes de huir, pero solo ellos lo sabrían. No reportarían nada más a sus superiores, no había necesidad. Habían logrado una victoria contundente en el campo de batalla y se habían hecho incluso con más prisioneros, no importaba desde que ángulo vieras la noticia, era todo un logro.
 
El final del día sería marcado con un rojo atardecer, que palidecía con el rojo sangre del campo de batalla. Con un rebelde de la hoja que había logrado información importante para sus cuarteles, con otro más que había perdido a sus camaradas y había escapado con sus cuerpos, y con un dúo que se alzaba con hegemonía y que era laureado por sus tropas, gracias al poderío mostrado en combate, aunque, por dentro, ellos tendría otros pensamientos. 
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