[Autonarrada - C] Educación Obligatoria
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Última modificación: 31-05-2024, 11:00 PM por Relincho.
Los críos no. Maldita sea, me he convertido en ninja para dejar atrás a los críos”.

Relincho estaba de camino hacia una de las más apartadas zonas residenciales de la Villa Oculta entre la Niebla. Cuanto más se alejaba de la zona central, más pobres resultaban las viviendas. Eran casa unifamiliares, rodeados de campos de arroz, pero construidas con lo básico. Seguía siendo la misma aldea, pero no lo parecía.
En el largo camino que recorría, Relincho no podía hacer otra cosa que pensar. Pero sus pensamientos no eran los más constructivos.
Malditos críos” solía ocurrírsele. “Estúpidos críos” se decía para sí mismo, para variar de insulto. “¿Necesitan un canguro? Me cago en sus muertos”.

Relincho no había recibido con ilusión la misión de controlar el comportamiento inadecuado de unos niños. Por supuesto, sus malos recuerdos le atormentaban constantemente. Le habían perseguido toda su vida de pequeño y en la academia ninja, y solo por llevar una cabeza de caballo como máscara. Pero no era solo aquello lo que le causaba animadversión hacia sus objetivos de misión. A todo eso, se le sumaba un pensamiento recurrente que tenía:
Seguro que me pueden. Díos mío, Relincho, si eres un debilucho. Y te van a dar una paliza unos críos. ¿Qué se va a decir de ti?”.
Los pensamientos internos de Relincho no podían tener más razón. Aquella misión le tenía increíblemente asustado. Muy poco beneficio para tanto riesgo. Si volvía a la villa humillado por los infantes de la frontera, ¿qué le quedaría? Tendría que volver a vivir con su abuela. Y Relincho tenía muy claro que aquello no era vivir.
Por otro lado, existía otra posibilidad. Inspirar a unos jóvenes descarriados a encontrar su lugar en la disciplina y las normas. Su misión sería demostrar el valor inherente que hay en respetar a los héroes del imperio e imbuir de ambición sus mentes para que deseen conquistar el honor de poder, alguna vez, luchar a su lado.
¿Qué les vas a inspirar tú, payaso?” se decía también. “Lo único en lo que los puedes inspirar es a comer pan cuando te pones nervioso. Foca[/color]”.

Al cabo de un rato de un constante ataque personal hacia uno mismo, Relincho consigue encontrar el lugar donde se le ha citado. No era más que un pequeño callejón entre cuatro casa seguidas. Nada especial. Pero en el muro había un dibujo de una forma extraña. Cuando Relincho se pudo acercar a comprobarlo, pudo ver la silueta de un hombre grande, fuerte, y sobre cuya cabeza se podía distinguir una frondosa melena hacia detrás y unas llamativas patillas. Aquel dibujo enseñaba al hombre en cuclillas, con los pantalones a la altura de los tobillos, y un buñuelo marrón que salía de entre sus nalgas. Bajo él, ponía lo siguiente:

MAKO KAKA.

Relincho no comprendió nada. Se preguntaba si esa era la razón por la que la misión había solicitado. Si aquel dibujo era aquella amenaza que podría perturbar el buen pensar del pueblo de Kirigakure.
Antes de que pudiera seguir dándole vueltas, un niño de siete años cruzó la esquina trasera del muro donde se encontraba la pintura.
¡Eh, tú! —reaccionó rápido Relincho.
¡AH! —el niño no pudo hacer otra cosa más que chillar en cuanto se fijó en Relincho y su cabeza de caballo. En ese instante, intentó huir, pero, por suerte, el ninja tenía mayores capacidades y pudo sujetarle de su camiseta a tiempo.
Maldito crio, ya me estás diciendo exactamente qué significa esto —le espetó. “Muy intimidante” se criticó sarcástimente en su mente. No se creía ni un atisbo de la autoridad que intentaba profesar.
¡No es nada, es solo una broma!
¿Qué broma?
¡¿Cómo que qué broma?! ¿No lo ves?
Relincho se detuvo un pequeño instante para observar atentamente.
- ¿Te haces caca? ¿Esa es la broma?
- ¡Dios mío! ¡Es Mako Kajiki! —la decepción del niño dolió un poco al ninja—. ¡¿No lo ves?!
- ¿El oficial?
- ¡¡Sí!!
Relincho entonces soltó al instante al niño.
- ¿Ese es tu plan? ¿Reírte del hombre más fuerte de toda la villa? ¿Del que es capaz de detener tsunamis solo con su mirada?
- No me estoy riendo de él. —admitió el niño con cierta vergüenza.
- ¿Perdona?
- Bueno, sí, pero es porque quería conocerle. Es que, soy muy fan de él, de sus técnicas y habilidades —la emoción del niño oscilaba entre la vergüenza y la decepción—. Yo mismo… fui quien pedí a mis vecinos que solicitaran la misión.
- ¿Eres idiota? —no pudo más que decirle Relincho.
- ¡Yo no esperaba me mandaran un ninja como tú! ¿Qué eres, un sub oficial? No estás muy en forma para ser un buen ninja.
- Eres idiota —no pudo más que confirmar Relincho.
- No lo soy.
- Sí que lo eres. Y has tenido suerte de un ninja en tan baja forma yo haya sido quien te ha encontrado. Podrías haber acabado muy mal. Malditos críos, si es que no pensáis. A la próxima, haz un buen dibujo. El imperio está siempre mirando.

Relincho se esperó a que el niño borrara el dibujo que había realizado. Y, al poco, se marchó. La misión había tenido éxito, pero había quedado en constancia una cosa muy importante.
Aquel niño había llamado gordo a Relincho.
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Última modificación: 31-05-2024, 11:21 PM por Moderador. Razón: Corrección
Misión Finalizada
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