[Común] Las costumbres jamas se pierden [Priv. Noelia]

El chico analizó por unos momentos el comportamiento de Noelia, habían personas bastante sumisas que no les gustaba ser el centro de atención pero tanto?, había que averiguar la razón de aquellas palabras anteriores de "pasado es pasado", nunca, en ninguna vía de la realidad hay cosas buenas con esas palabras.

Escucho atentamente aquellas palabras sobre la actitud anterior de la chica, era extrovertida y agradable según el, era una habladora básicamente, el cambio tan repentino, no había manera de que algo no hubiese pasado, al escuchar nuevamente a la chica sus sospechas se confirmaron sobre un incidente, hora de indagar en sus pensamientos sobre el tema, por suerte, tema de conversación aún había.

-Bien, a veces es reconfortante regresar a donde fuiste feliz...con su permiso-. Se levantó un momento de la silla para salir de la cocina, se dispuso a estar un rato en los alrededores del templo a pensar, una característica que tuviese la chica, un detonante para que se volviera así, sin información más que esa no llegaría a una conclusión tan fácil.

Ambos presentes vieron como el joven se iba pero decidieron ambos respetar se espacio e dejarlo caminar por el templo, igual aquel lugar era tranquilizador.

-Tio tenga, es un pequeño regalo que hize para usted -dijo sonriendo un poco mientras le daba lo ofrecido- es una manualidad que hice -el señor sonrió feliz y enseguida se puso el regalo - te quedó muy bonito, es un buen pasatiempo 

El señor abrió para ver una bufanda de color rojo carmesí igual que su atuendo, después de esa esta se dirigió hacia la biblioteca, de eso si se acordaba de memoria.
Todo en el templo era silencio y con ricos olores de los inciensos que había por el lugar, algunas flores de todo tipo incluso algunas de uso medicinal.

Después de el señor desocuparse se topo con el chico al cual saludo de nuevo y noto como lucía algo pensativo.

-pasa algo joven? Lo veo distraído, sumergido en un mundo lleno de dudas..-dijo poniendose a su lado y mirar una pequeña rosa que había a pocos centímetros de donde estaban parados-

El joven caminó durante todo el templo sumergido en sus pensamientos, su salida había sido algo apresurada y estaba conciente de ello, sin embargo, como todos saben, el es muy curioso en cuanto a las emociones humanas y descubrir sus facetas era un nuevo reto cada día, y más cuando se trata de cambios repentinos de personalidad.

Vio un campo de flores en el patio, se acercó a olfatearlas, eran similares a las flores que observó en su estancia en Konoha y a su buen rato en aquella aldea. 

Cuando apenas salía se encontró rápidamente con el tío de Noelia, le dedicó una sonrisa y un saludo por volverlo a ver, pero le hicieron una pregunta que Yamuro no se aguanto en responder. -Nunca le dijeron que tiene buen ojo señor? Jejejeje-. Dijo rascándose un poco la nariz y seguir con el habla. -Sabe usted la razón de la actitud actual de Noelia?, dice usted que era habladora, extrovertida y siempre quería hablar un tema nuevo, las personas no cambian de un día para otro...sucedió algo?, quisiera saberlo porfavor, si es así, quisiera hacer dar una mano con ello-. Dijo sonriéndole y rascándose el cuello ante su posible repuesta.

El señor escucho con atención las palabras del chico y miro hacia la dirección de la biblioteca, sabía que su sobrina estaba en ese lugar y luego miro al joven.

-bueno...en si es difícil de explicar ella a corta edad empezó a tener problemas con su estado físico y emocional...según las cartas de su madre ella todo lo que comía después de un rato se producía el vómito..así estuvo por años, pero un día la descubrieron y bueno ya no lo hace pero su salud aún es delicada...por eso la palidez y aunque no sé note su delgadez...es fuerte si, no tanto pero si es..su poder espiritual también pero en aparecía no lo es...si traje de sacerdotisa lo disimula todo -suspiro un poco mientras recordaba aquel hecho, era triste y miro al chico con una leve sonrisa y luego miro las flores- 

El señor no dijo ni una palabra más, estaba agradecido ahora que su sobrina estaba mejor aunque su personalidad había cambiado mucho.-En cuanto a su personalidad..cambio acorde fue creciendo, no se mucho sobre ese cambio.    

Una vez dicho esto se fue para adentro, igualmente estaría esperando al muchacho y si no tenía donde dormir podría darle posada igualmente aquel templo era grande para un "anciano" para el solito pues sus hijos ya eran mayores y algunos regresaron a las montañas negras o viajaron para otros países.
Mientras con Noelia miraba por una ventana al joven, sentía curiosidad pero no sé acercaría, tampoco quería incomodar.

-que se puede hacer...-susurro para mirar su libro, aún no lo habia siquiera abierto solo miraba la portada y con la llena de su dedo índice seguía aquellas líneas doradas que tanto le gustaba.-

El albino escucho atentamente las palabras de aquel señor, con que esa era la razón.

Que podía sentir?, dentro de todas las emociones que veía emanar del señor quien solamente estaba preocupado por su sobrina supo una que por color y típica poca intensidad logro reconocer al instante: melancolía. Era eso, se sentía un gran estupido, al menos en Noelia no se centró en ello, en intentar saber lo que sentía, es un trabajo y meta que tiene no?, saber los sentimientos humanos y no indagar en los de al menos uno era una derrota para el.

Agachó un poco la cabeza al terminar. -No tenía idea de eso, realmente lo que sea que lo haya provocado...debió ser muy tortuoso para ella, me alegra que no lo haga más pero puede estar presentado secuelas, el bajón a su autoestima a veces se debe a malestares emocionales-. Se pico un poco la barbilla y pensó un rato, dejando que el señor se fuera hacia la cocina. Un pensamiento solo invadía su cabeza, que podía hacer?, como podría hacer algo para tratar de encontrar una solución?. -Si es cierto lo que dice debe estar sufriendo de efectos secundarios de la desnutrición, no habrá comido algo de calidad hace mucho tiempo, vamos Kusanagi, llenemos ese triste estómago con una delicia que amará-. Dijo en vos baja sonriendo ya teniendo la idea de que iba a hacer. -Espera porque se me salió Kusanagi?...me combina bien, ummm, Yamuro Kusanagi, oh sí, me gusta, jajajajaja, es gracioso de que me inventé mi nombre y ahora mi apellido, me encanta-. Hablo solo por unos instantes, si era cierto lo que decía, solamente desapareció de la iglesia en un abrir y cerrar de ojos.

Pasados una hora en el templo, cuando estaban en la cocina apareció el chico, cargando varias bolsas y cajas con las cuales casi no pasa por la puerta porque literalmente se había hecho una torre con la cantidad de compras que hizo. -Hola, lo siento, quiero hacerles una sorpresa a ustedes 2, así que...podrían darme el derecho de estar en su cocina y esperar afuera?-. Pregunto ya queriendo realizar su tan anhelado talento.

Después de casi una hora la joven camino hacia la cocina para ayudar a su tío en lo que pueda, tiempo después notaron la presencia del joven visitante con muchas cajas algo que sorprendió a ambos miembros de aquel clan- Claro que sí joven-  el señor consintiendo al joven hizo caso y fue a dar un pequeño paseo en los jardines era algo relajante para el , la joven miro sería al chico y antes de salir le hizo una leve reverencia y fue tras su tío dejándole la cocina solo para el.

-me tomo eso por sorpresa, Noe porque no vamos al árbol donde te gustaba estar? -dijo el tío sonriendo y llevando a la nombrada al árbol, era el más bonito y grande de aquel lugar- este lugar no cambia nada...por eso me gusta...trataré de venir a visitarlo más seguido tío..

Hubo un buen silencio a la espera del llamado del joven.

La preparación de un buen Ramen no era tan complicada, no tanto para el, sabía cocinar y aunque no tuviese la necesidad de comer le atraía bastante esta práctica considerada un arte. Pretendía sorprender los paladares de sus "invitados" con un Ramen especial que había visto en un libro, logrando aprenderse los ingredientes y preparación en poco tiempo, según comensales y críticos bastante destacados en el mundo culinario, el Tonkotsu Ramen es uno de los más deliciosos que se podían preparar y el albino no iba a desperdiciar la oportunidad.

Una de las cosas más importante de un buen Ramen son los fideos y el caldo, tenía que ir con lo segundo primeramente para poder empezar con los fideos, puso una bolsa en la mesa que tenía una gran olla metálica la cual situó encima de una de las hornillas, vertiendo en total unos 7 litros de agua en ella y encendiendo la hornillas para que hirviera. Esperando esto sacaría de las bolsas otras cosas para la preparación, como lo podían ser casi 3 kilogramos de huesos de cerdo, ajos, una cebolla que posteriormente al sacarla la partiría a la mitad con un cuchillo que estaba cerca de la cocina.

De una de las cajas busco y encontró los fideos, los cuales los puso en la mesa notando que ya el agua estaba hirviendo y casi de manera inmediata cuando lo vio lanzó al agua todos los huesos de cerdo apagando la llama para que pudiese enfriar lo suficiente durante una media hora. Durante este periodo algunas imperfecciones de los huesos habían salido a la superficie y Yamuro tuvo que utilizar otra olla para sacarlos (claro, una vez ya estando todo a una temperatura aceptable para meter las manos desnudas), llevando la nueva olla con su contenido al colador que había comprado también, desechando el agua que venía con ellos para deshacerse también de esa suciedad que impedía a los huesos quedar completamente limpios. Con esa misma olla vertiria nuevamente 6 litros de agua, haría el mismo procedimiento que con la olla anterior pero esta vez con una llama más fuerte de la hornilla, sacando los huesos de la primera olla de al lado y volviéndolos a lanzar a la nueva, pero esta vez sería un periodo de tiempo más corto (unos 15 minutos).

Durante ese período de tiempo la cebolla que había cortado a la mitad antes y los ajos los puso encima de una sartén a fuego lento, con la intención de que se cocieran, una vez terminado esto también los lanzaría a la olla junto a los huesos de cerdo y al caldo, que ya estaba tornándose de un color lechoso, mientras que utilizó la misma sartén para cocinar un poco de hoja de Noriz también que había comprado en el mercado. Una vez listo todo tomaría los 3 tazones respectivos de cada uno (el incluyéndose, no iba a dejar pasar esa), serviría el resultado final, a la vez sirviendo los fideos que había reservado para el final cocinandolos en otra olla, le otorgaría una pizca de sal, no a su gusto normal pero si para que todos queden satisfechos poniendo a su vez, un pellizco de miso y unas gotas de aceite de sésamo, junto con otros condimentos y decoraciones de menor importancia. -Vengan porfavor-. Dijo avisándoles para que entraran, logro limpiar todo lo suficientemente rápido para que no se viera un desastre antes del llamado. Una vez entraron los tazones ya estaban en la mesa, listos para ser degustados por los presentes. -A sus servicios, el Tonkotsu Ramen, disfruten-. Dijo haciendo una mini reverencia como si fuese un mesero, poniendo las sillas en una perfecta posición para nada más sentarse y empezar a comer.

Mientras el joven se encontraba en la cocina haciendo algo que ambos desconocían se pusieron a apostar un poco mientras jugaban ajedrez, hasta ahora había un empate y la joven mostraba su personalidad.

-tio...sabe que no puede ganarme -dijo sonriendo un poco orgullosa mientras movía la pieza, el abuelo también sonreía de igual forma- bueno..ya veremos si el alumno gana al maestro -ya tenían mucho tiempo y aún no ganaban hasta que fueron interrumpidos por joven al parecer ya había pasado más de uns hora y la comida estaba hecha, sobrina y tio retiraron su apuesta ya que ninguno ganó y encima el juego quedó a mitad, cuando entraron vieron la comida.

-realmente eres un chico lleno de sorpresas -dijo sonriendo mientras se sentaba en la mesa para ver la comida - se ve realmente delicioso.

La joven así tío ante lo dicho por su tío y miro al chico sonriendo- realmente se ve delicioso, se ve que te esforzaste mucho joven Yamuro.