[Priv.] Es real, eso de amor a primeras...
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Una tarde tranquila en Konoha se manifestaba con una atmósfera serena y apacible. El sol se ponía lentamente en el horizonte, pintando el cielo con tonos cálidos de naranja y rosa. El aire estaba impregnado con el suave murmullo de la brisa que acariciaba las hojas de los árboles y el suave gorjeo de los pájaros. En las calles de Konoha, los habitantes paseaban con tranquilidad, disfrutando de la belleza natural que rodeaba la aldea. Los vendedores exhibían sus mercancías con calma, ofreciendo una amplia variedad de productos, desde alimentos frescos y coloridos hasta artesanías meticulosamente elaboradas.

En los rincones de la aldea, se podían escuchar risas y conversaciones animadas, mientras los niños jugaban y correteaban por los parques. Los aromas de las comidas locales se mezclan en el aire, creando un ambiente acogedor y familiar. A lo lejos, se escuchan los suaves sonidos de la música tradicional que flotaba en el aire, mientras los artistas callejeros compartían su talento con los transeúntes, generando un ambiente de armonía y creatividad.

En esta tarde tranquila, Konoha irradiaba una sensación de paz, un lugar donde la comunidad se unía en un espíritu de camaradería y respeto mutuo. La aldea escondida entre las hojas se sumergía en un estado de serenidad, donde el tiempo parecía detenerse y cada momento se disfrutaba con plenitud. Kaname había decidido ir sin más a dar una vuelta, llevaba un libro y se dispuso a leerlo sentada en una de las bancas del malecón del río. Una que otra vez alzaba su cabeza para ver quien pasaba y quien no y de paso interiorizaba o meditaba lo que el libro acababa de exponerle.

El malecón se extendía hacia el horizonte bordeando el río, con tablones de madera gastada que se entrelazan y se sumergían en las aguas tranquilas para permitirle a las personas pasar de un lado a otro. A ambos lados, se alzaban farolas antiguas que proyectan una luz cálida y suave, iluminando el camino con destellos dorados. El aire estaba impregnado con el suave aroma del parque, mientras las olas del río suavemente mojaban las laderas y los soportes de madera de los puentecillos.

A medida que la luz del día se desvanece, las luces parpadeantes de los planchones pesqueros que regresan a “puerto” comenzaban a aparecer en el horizonte, creando un ambiente de nostalgia y romance. Parejas pasean por el malecón, tomadas de la mano, disfrutando de la serenidad del paisaje y la belleza del atardecer. En este entorno romántico, el lugar se convertía en uno de paz y contemplación, donde el amor y la belleza natural se entrelazan en un escenario idílico y encantador.

...Que bonito...— se dijo asímisma viendo a un par de enamorados.A lo mejor la historia del libro podría pasarme a mi— sonrió ruborizada.
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Desde hace un tiempo, después de salir de ese inquietante laboratorio, el sujeto albino había decidido explorar el mundo, mundo que le prometieron que le iban a mostrar y al final tuvo que explorarlo por el mismo, ahora en la aldea de la hoja, que por rumores en militaría imperial era la de las más débiles solamente por arriba de Iwa, aunque ser más floja en comparación a esas cosas no era nada en comparación con la historia que tenía entre sus manos está aldea, siendo hogar de kages sumamente poderosos y más influyentes en sus tiempos.

Ahora, mientras la luz del día se apagaba y el puerto de la aldea empezaba su espectáculo visual, el albino estaría en un barco haciéndose pasar por su capitan, simplemente tomando su cuerpo prestado para ver cómo era la marina por alli, lo cual no le pareció interesante pero si no lo decepcionó, en verdad no esperaba nada de eso.

Dejo esa forma mientras el verdadero capitán de despertaba de su siesta matutina sin saber que había ocurrido en todo ese tiempo y porque sus compañeros habían recibido órdenes que el ni había dictado, seguiría con su descanso sin importarle la situación, pensando que se habían adelantado y por fin no tendría que gritar para poder dar órdenes.

El sujeto dejando el gorro de marina en el suelo, se acercaría a la plaza después de caminar un rato, y al ver a muy pocas personas por allí, además de unas parejas en citas nocturnas, mostrando su amor al mundo, Yamuro por más que le pareciera algo lindo terminaría ignorando lo al darse cuenta que una chica de una banca muy cerca de allí, a unos metros más adelante estaba leyendo un libro. Se acercaría sigilosamente para no ser escuchado y daría un pequeño vistazo a su lectura, era una novela, que de hecho, ya había visto antes y había terminado hace tiempo, era muy afán a los libros, tal vez porque así podía identificar más fácil las emociones que caracterizan a los humanos, tal ves ella era afán de ellos también?, no lo sabría si no preguntaba. -Tu también la lees?, es una novela bastante emotiva, he visto su final y me dejó buen sabor de boca, la enseñanza sobre las parejas...curioso no?-. Dijo detrás de ella mientras miraba el libro para captar su atención, tal ves podría charlar un rato con ella.
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Una sonrisa apacible surcó sus labios de lado a lado. El libro hablaba de un atardecer similar, y una pareja de enamorados que entraba al parque tomados de la mano, disfrutando del sol que se filtraba entre los árboles. Caminaban lentamente, deteniéndose de vez en cuando para observar los patos nadando en un estanque y escuchar el canto de los pájaros. Dentro de la historia, se sentaban en un banco cerca de un jardín de flores coloridas, compartiendo risas y conversaciones íntimas y posteriormente continuaban su paseo, descubriendo rincones tranquilos y escenarios hermosos. Finalmente, daban con un lugar estratégico para disfrutar del atardecer, abrazados, contemplando el cielo teñido de tonos cálidos mientras se prometen amor eterno.

Precisamente, ella estaba viendo un atardecer de ensueño, en una banca, pero sola. Poco a poco el sol cada vez más parecía ocultarse, creando un juego de luces y sombras en el suelo. Mientras que varias personas seguían explorando el parque, descubriendo pequeños detalles como flores silvestres y mariposas revoloteando. A medida que avanza la tarde, el cielo se teñía de tonos dorados y rosados, regalando un espectáculo visual. Experimentaban la belleza de la naturaleza, fortaleciendo su vínculo y creando recuerdos inolvidables.

Exhorta en sus pensamientos, olvidó que el tiempo pasaba y que aquello no era más que una fábula. Su vida era muy diferente, así que de repente, Kaname volvió en sí. No porque quisiera, sino por que algo, una voz, había llamado su atención. Su cuerpo se giró despacio, al tiempo que el libro en sus manos se cerraba y entonces se topaba con un chico con características espectaculares. Albino, de cabello blanco (naturalmente) y de facciones en extremo pulidas. En medio de su sorpresa no puedo evitar sonrojarse y claro, pasar de leer un cuento de hadas a ver a quien hacía las veces de príncipe en persona… Era en definitiva un shock.

… ¿Ah?… E…E…Esto…. Pues… Si, curiosa, y si, la…La leo— trató de volver en si pero seguía bloqueada. Fue tomando poco a poco el control hasta que pudo emitir palabras coordinadas —Soy Kaname…No te había visto nunca ¿Eres de aquí? — indagó al tiempo que trataba de retomar compostura.
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Nunca había conocido alguien de Konoha antes, podría ser una gran oportunidad para descubrir más cosas de una aldea como esa además de todo lo aprendido en el laboratorio, aunque solamente eran conocimientos generales, cuáles fueron sus kages, las figuras más influyentes de esa aldea y leyendas más que todo.

Ahora en aquel pacífico atarceder se fijó en una persona, en una chica que casualidades de la vida se encontraba leyendo un libro, una novela que anteriormente había leído, Yamuro se sabía cada párrafo, cada palabra emotiva y más que nada la trama que esta seguía, le parecía muy interesante que hiciera giros argumentales sin salirse de la vía principal, obra de arte que fue merecedora de su éxito.

Yamuro tal vez no midió la forma en que se presentaba, debido a que cuando fue visto por la chica está se sorprendió al momento y no podía hablar por unos momentos. -Jajaja lo siento, pensé que era buena forma de socializar-. Dijo en tono amigable para calmar las aguas un poco, la verdad es que era buena representante del especimen femenino del humano, y para cualquiera de ellos era atractiva.

Cuando logro al menos recapacitarse, la chica admitió que la estaba leyendo pero su bloqueo era notorio ante el sujeto albino. -Bueno inhala...y exhala, inhala, exhala, estas roja-. Dijo para lograr calmarla, gracias a eso ella le dió su nombre, el cual era Kaname, curioso, significa esencia, etimología a la palabra hecha principalmente para referirse a que es tan solo la escencia de algo anterior, quizás murió alguien en su familia durante su nacimiento?, quien sabe. -Muchisimo gusto Kaname, puedes llamarme Yamuro-. Dijo extendiendole su mano en señal de saludo.

-No soy de esta aldea, es más de ninguna en realidad, soy más como un "viajero" común y corriente, nada especial-
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Sonrió avergonzada por las palabras del otro. Ciertamente, en otras circunstancias, la chica se habría enojado, dado que habían violado su espacio personal, pero, dado que estaba un tanto extasiada por el tema del libro y adicional, al momento que había estado viviendo en el parque, que le resultó imposible no dejar salir la parte más absurda y sensible ante aquel extraño de cabellos planeados.

Luego, lo más normal habría sido acabar de calmarse, entrar en si y recuperar la cordura, pero entonces, el otro habría su boca para dejarla en evidencia totalmente. Le estaba diciendo que la cortedad se le notaba a kilómetros y no solo eso, sino que era evidente que el chico había logrado que ella tuviera una especie de corto circuito interno.

Yamuro…— musitó bajito enterrando su mirada en el libro. No sabía que le pasaba, aún estaba en shock y seguro necesitaría un par de segundos para retomarse. Claro, Kaname pocas veces se había visto frágil ante ese tipo de situaciones y estar por fuera del ámbito shinobi, o al menos de lleno, la había alguien un poco más predecible en las formas en las que quizá, una kunoichi no lo era.

Con timidez le miró, su sonrojo seguía apoderado de sus mejillas pintándolas de un carmesí intenso, al tiempo que sus dedos, sobre la pasta del libro jugaban a distraerla.

Ahora tiene un poco de sentido que no te reconociera… y que además… — se detuvo —Tengas facciones tan…perfectas— pensó mientras dejaba sus labios entre abiertos —...y además que traes ropas que no son muy de Konoha, iba a decir...— rio nerviosa. —Puedes acompañarme si quieres y bueno, si quieres también puedo hacerte un recorrido por la aldea si no tienes mucho tiempo acá…— se ofreció gentil y por fin, volviendo en sí. —Soy jounnin, y como sabrás, conoceré bastante bien la aldea, más que todo los lugares de interés. — comentó con más fluidez, pero sin dejar del todo cierto nerviosismo evidente en la voz.
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La chica se encontraba nerviosa y no sabía porque, en realidad las personas suelen ponerse así cuando están en frente de algo que presentan que podía ser una amenaza, pero nisiquiera envía una apariencia terrorífica para eso, además que el sonrojo de la chica no ayudaba en nada de ido a que este era síntoma también de la vergüenza, seguramente causa por la que este nerviosa.

Le advergonzaba que la encontrara con el libro?, había escuchado que hay mujeres rudas que tenían la idea de que esos cuentos de hadas eran simples aburrimientos y estupideces.

Pero por ahora la incógnita de su nombre había sido respondida, y aunque le parecía un nombre algo normal las palabras en voz baja de la chica habían causado una nueva pregunta, le gusto el nombre?, le parecía interesante?, nunca se había preguntado cómo las personas veían eso aunque con aquella mujer era diferente, le estaba pareciendo importante la manera en que se podría expresar con ella. 

Cuando Kaname dijo que por sus ropajes creía que no podía ser por aquí el albino olfateo su bufanda turquesa, aunque si era verdad que nadie actualmente se vestía como el le parecía raro que los humanos pudieran diferenciar o distinguir sujetos de otros poblados con solamente mirar su ropa. -No se si eso es bueno o malo, pero me encanta que me diferencien, gracias por eso-. Cuando la chica por fin logro volver en si invito a Yamuro realizar un tour por toda la aldea, en especial los lugares de interés. -No pensaba tener un acompañante, por supuesto Kaname-. Dijo para después sonreír un poco, el podía mapear la zona entera con desplegar sus técnicas de sensor y no sería necesario, pero dicen que verlo en carne propia es mejor que sentirlo así que si, aceptaría. -Kunoichi de alto rango?, debes sentirte orgullosa de eso-. Le comento posiblemente sabiendo su respuesta siguiente, no muchas personas no se sienten orgullosas de sus propios logros, además de sus reconocimientos.
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Seguía volviendo en sí. El tema del libro y todo aquel complot de emociones que estaba leyendo y sintiendo empezaban a pasar a un segundo plano y la chica empezaba a recuperar su color normal y el control de su cuerpo, pese a que seguía en una especie de transe por las facciones del contrario. Cierto era que cada persona en la vida tenía gustos específicos cuando se hablaba de parejas y de aquella reacción química que tenía el cuerpo cuando algo “agradable a su vista” aparecía. El albino era precisamente tipo de hombre que a Kaname la volvía loca, pero claro, tenía también otra serie de atributos que buscaba en alguien.

Sin embargo, se emocionó cuando el chico aceptó la propuesta de ir a conocer la aldea. Kaname se dispuso a guardar su libro en una pequeña mochila que tenía al lado de sus piernas justo en la banca donde estaba sentada. De allí sacaría una bolsa en la cual guardaría el libro para que sus puntas no se doblaran y con mucho cuidado lo pondría dentro del morral. Se pondría de pies despacio, organizaría un poco sus ropas. Y acto seguido, le sonreiría al Albino tras hacerle un leve ademán para que empezara a caminar hacia el centro de la ciudad.

Bueno, ni tan orgullosa, realmente estaba alejada de esto esto…—mencionó con un deje de aburrimiento en sus palabras. Si bien era cierto que estaba encantada con regresar, la forma y todo lo que le había pasado por estos días, aún le pesaba. —Pero bueno, no hablaremos de eso ahora.— sonrió.

La aldea tenía mucho por ver: lo primero, era definitivamente caminar por su zona comercial, allí podían encontrarse un sinnúmero de artesanías y un sinnúmero de lugares en los cuales no solamente podrían verían artículos de la aldea de la hoja, sino del resto del mundo shinobi. En segundo lugar, el recorrido se movería por lugares importantes como el hospital, la academia ninja, el área de entrenamiento y el despacho Hokage, así como el centro de policía que estaba a un par de cuadras de allí. Para el final la chica pensó que sería propicio dejar la zona de comidas, puesto que al acabar cansados de caminar, podrían disfrutar de un delicioso manjar.

Bien, lo primero que debes saber es que Konoha suele tener demasiado que ver con el comercio del mundo. Desde aquí se exportan variedad de suministros dado que la tierra en el país del fuego es bastante fértil.— hizo una leve pausa. —Aquí podrás encontrar desde cosas de konoha hasta cosas del último rincón del mundo. Normalmente, una vez cada cierto tiempo, tenemos unas especies de bazar y mercaderes de todos lados vienen a comprar y a vender sus artilugios.

Dentro de aquella zona, ubicada en la calle principal de Konoha, el chico podría ver miles de puestos de todo tipo de herramientas, comidas, vestidos, con particularidades y con símbolos de diferentes lugares que daban a entender de donde era la mercancía.

Si quieres parar en alguno y ver que venden, me lo dices, siempre está bien mirar cosas raras— comentó con las manos detrás de la espalda amarrada la una a la otra.
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El chico estaba escuchando las palabras de aquella chica llamada Kaname, que para el su voz era relajante, aunque podría decirlo de todas las voces humanas ya que el siempre tenía una actitud relajada son razón alguna aunque con ella hablando podía tener una razón válida para no preocuparse por nada en el mundo.

No tenia idea porque sucedía esto pero se quedó callado sin pensar nada, gracias a que la sensación le agradaba. Tras las palabras de Kaname el chico logró captar ese sentimiento de tedio emanado por ella, tal ves le desagradaba estar con ese puesto jerárquicamente beneficioso. -De verdad pensaba que ustedes se enorgullecian de sus logros personales-. Menciono pero si la chica no quería entrar las en la conversación de eso no tenían porque hacerlo, era una respuesta sin más.

Mientras caminaban por la aldea el chico podía ver a cada minuto los dotes de Kaname para explicarse, estaba muy bien informada (como cualquier persona cuando habla de sus tierras) e inclusive sus palabras se cumplían a los minutos de haberlas dicho y quedaba demostrada su verdad, inclusive cuando veía a ninjas de otras aldeas comercializando entre sí, más cuando hablaba de los bazares. -Vaya que es la metrópolis del comercio-. Dijo viendo unos puestos de comida que de ves en cuando se podía encontrar por allí, aunque un dato importante de este sujeto es que el sufría de hambre muy pocas veces, y esta era una de esas ocasiones en que el apetito no se le daba, aunque la chica si debería tener y más cuando le comento que podían ir a cualquier parte. -Mmmm, tienes hambre?, si tienes podemos ir a un lugar, yo invito-. Dijo tratando de ser lo más agradable posible con esta chica, incluso ofreciéndole algo de comer completamente gratuito.
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El paso por la zona comercial sería de todo menos aburrido. Era imposible sentir la sensación de pesadez o de fastidio, la zona era demasiado alegre, habían muchas risas, y la gente no para de ir y venir en sus conversaciones y alegatos por las cosas. Incluso, sobre una de ellas, la conversación había sido lo caro o lo barato que estaba algo. Una que otra vez, los pies de Kaname iban más despacio cuando precisamente algo le interesaba.

Si, la verdad es una zona que impacta mucho, sobre todo por eso, porque podrías encontrar cosas que jamás esperaste ver... Pero bueno, cuéntame algo sobre ti… ¿De donde vienes?¿A qué te dedicas?— las preguntas clásicas cuando se conocía a alguien.

En principio, estaba sirviendo de guía, pero nada mal era querer saber acerca del otro, así que, hizo sus preguntas como si nada pasara. Pero claro, no haría todas esas preguntas sin antes comentar un poco sobre ella, así que, se acomodó un poco el cabello detrás de las orejas.

Sobre lo de ahora, es más que todo porque siento que pronto tendré una responsabilidad importante en mi clan… Normalmente las personas ponen los ojos en quien cree que será capaz con la carga, pero a veces no es tan así… Estuve mucho tiempo por fuera y ahora que regreso, sin mucho conocimiento de causa, me toman para ser la líder del clan Senju…— suspiró. —No es que sienta que no podré, es más la sensación sobre si estoy lista… ¿Sabes? No soy de las que busca impresionar, pero ante este tipo de evento es imposible no querer demostrar lo que vales…— su mirada se había mostrado medio oscura.

Toda esa situación, aún sin haber sido real, le pesaba. La conversación con Adan le había dejado claro que aquel era el fin y su llamado a la aldea por parte de las personas del clan y efectivamente sería así, aunque ella no estuviera lista. Seguían caminando por la zona comercial de Konoha, antes de darse cuenta, estaban pasando por el final, los puestos de comida de la zona comercial, ahí no había mucho con lo cual llenarse, era más bien un mercado de dulces y una que otra comida típica, de peso, pero para comer parados o de afán, no era de los lugares que ella solía buscar para comer.

¿Hambre? Bueno, podemos comer al acabar en recorrido ¿te parece?— sonrió y esperó la respuesta del otro mientras seguían avanzando.
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El sujeto notaba que su acompañante tenía inseguridades, de si misma y de sus conocimientos, tal vez por un trauma pasado?, ausencia?, por ahora no lo sabía pero eran incógnitas sentimentales, huecos que podia observar en ese resplandeciente chakra color café, si la chica tenia este mismo color y aunque ni fuese muy femenino que digamos detonaba la dureza y fortaleza que debian tener los shinobis en ese tiempo de conflictos, esto lo veía por su peculiar deteccion de chakra.
Kanchi no Jutsu
Memorización de Chakra

Aunque después de pasar un rato y ver cosas maravillosas vendría una pregunta qué haría al sujeto pensar, de dónde venía?, a que dedicaba?. -A que me dedico?, debo dedicarme a algo?, no te mentire pero esa pregunta es la primera vez que la oigo-. Dió una pausa y la miro la los ojos.

-Y de dónde vengo?, no lo sé...de verdad aunque creas que estoy mintiendo, desde que tengo conciencia nunca he subido de dónde soy, puedo ser de aquí, puedo ser del otro lado del mundo, puedo ser incluso tu vecino quizás...agh...eso es lo malo de nada más nacer en un laboratorio en medio de la nada y sin salir al mundo exterior, no sabes nisiquiera donde estás o tan siquiera donde debes ir-. Dijo con sinceridad, esa cosa poco le ha preocupado, su razón de existir la sabía, ser un soldado del imperio, lo cual ha hecho terriblemente mal porque ni les obedece y ni ellos saben que el proyecto se concretó exitosamente.

No tenía respuesta para esas preguntas, no sabía muchas cosas de el mismo, solamente experimentaba e intentaba ver qué sucedía, incluso probaba su propia conciencia a muchas situaciones para aprender sobre si mismo, si, eso sí era una crisis existencial.

Después de caminar un rato, la Senju decidió hablar sobre sus preocupaciones con el clan, el clan senju es uno que desconoce, más porque en sus recuerdos no le implantaron conocimientos de otras aldeas más que su poder militar y otras cosas parecidas, estaba insegura, de ser la figura mas grande para su clan, sería importante?, sería buena líder, tal ves todas esos pensamientos carcomian la mente de Kaname cada vez que se le comentaba o hablaba sobre eso. -Escucha lo que te digo, inhala, exhala, inhala, exhala, se que es mucha presión para ti, ser la lider de un clan shinobi es duro, pero no es algo que debas tomarte como el fin del mundo, metete en las mentes de aquellas personas, porque te eligieron?, por capricho?, por no tener opciones?, los clanes no son unos monos sin cerebro, escogen al mas capacitado en sus filas para liderar, vieron en ti, cosas que a los otros no...apenas te conozco señorita senju pero con ver eso, ese radiante color tuyo, puedo ver dureza, firmeza, independencia, fortaleza, liderazgo, pero a la vez empatia, calidez, sentimentalismo, y lo que muchos perdieron en sus vidas, la humanidad-

-Ese...ese es el color de un lider, un lider que merece ser elegido y respetado-
. Dijo mientras gracias a su detección de chakra, podría apreciar esa tonalidad, y era hermosa. -Y estoy seguro que los demás también lo vieron, tienes todo y más para ser la lider que necesita tu gente, ya con mirarte, puedo depositar mi confianza y notar que serás grande-. Dijo para darle una sonrisa y ponerle una mano en su cabeza en señal de confianza aprovechando que era más alto que ella.

-Jajaja, descuida, comeremos cuando quieras, tampoco que me hace urgencia esa necesidad-
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Le miró casi que frenando en seco por el desconcierto del otro. El qué se hacía o a qué se dedicaba alguien en su día a día era de las preguntas más normales y por lo mismo sorprendía a Kaname que su respuesta hubiera sido precisamente que jamás había escuchado tal cosa, cómo si de una barbaridad se tratara. Sin embargo, prefirió creer que no la había escuchado bien, por lo que negó tranquila luego de retomar sus pasos y reformular la pregunta.

Me refiero un poco a lo haces en tu día a día, yo, por ejemplo, soy Kunoichi y como Jounnin de Konoha respondo a las peticiones de los administrativos de la aldea. Cumplo con misiones, con turnos de vigilancia y demás.— le explicó, aunque le parecía un tanto extraño hacerlo.

No contento con ello, el chico también sacaría otra respuesta inesperada para la Senju. ¿Le estaba tomando el pelo? —Nacer… en ¿un laboratorio?— pensó mientras su ceño se fruncía inmediatamente. —¿Qué cosa es?— empezó rápidamente a mirarle de forma extraña, a analizar sus comportamientos, sus facciones, aquello que le delatara como una especie de ciborg. Había escuchado en algún momento de la posibilidad de mutaciones, por ejemplo, con los genes del primer hokage se habían tratado de hacer experimentaciones y los archivos de la aldea hablaban de uno de los legendarios sannin como un genio que buscaba la inmortalidad por medio de experimentaciones de todo tipo. ¿Era él una de esas?

Es… raro.— comentó tranquila. Pese a la sorpresa inicial y aunque en cierta forma seguía sorprendida, no haría un escándalo. Suspiró y meditó un poco todo lo que había estado pasando —Eres… a pesar de verte mayor como una especie de niño ¿no? Debería darte clases sobre como llevar todo esto...— dijo poniendo la vista al frente —Te daré un consejo que seguro te va a servir en adelante… Datos como esos, no debes darlos a todo el mundo—.

Con eso, no quería significar que no podía confiar en ella, por el contrario, afortunadamente ella era de fiar, pero no todo el mundo iba a pensar así. De momento, miles de interrogantes se pasaron por la mente de la chica. Estaba ahora mismo en frente de un acontecimiento del que seguramente el imperio mismo no tenía conocimiento, puesto que no se había llegado a explotar de haber sabido su realización. Lo demás la sacó un poco del estado en el que el mismo chico la había metido.

Le generó una sonrisa tranquila y afirmó despacio. Ciertamente había sido electa por ser de entre todos en el clan, la más capacitada, y eso era lo que realmente importaba. Ahora debía demostrar esa valía y ponerse al frente de su clan aunque a futuro realmente no sabía lo que pasaría.

¿Sientes cosas como… hambre?— indagó sabiendo ahora las verdad fundamental del chico. Pronto, seguirían caminando y sin darse cuenta, el recorrido había pasado por los lugares más representativos de la hoja.
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El sujeto lo vio de inmediato, más que arruinar el momento lo que hizo fue meter dudas en la cabeza de su acompañante, su razón de si, la razón de porque existe ya la tiene clara, aunque lo que tenía ahora que hacer era un total misterio para el, era como no poder conocerte a ti mismo, lo cual, es increíblemente desagradable.

Tal vez estaba desconcertada tratando de descubrir si las palabras del albino eran ciertas, pero la senju, sin tartamudear intento explicarse. -Mmmm no lo tengo claro, creo que soy más como un viajero, busco descubrir el mundo que me prometieron inicialmente-. Dijo mientras unos pequeños flashback de su vida en el laboratorio abordaban su mente y lo hacían disfrutar un poco más de lo que hacía.

Kaname pensó y lo primero que dijo ante todo eso "Es raro", como si todo lo que estuviese viendo era una simple mentira. -Bueno, es raro saber que después de tanto tiempo queriendo ustedes jugar como Dios lo logren y se sientan insatisfechos, tal ves es natural de ustedes-. Dijo rascándose la cabeza siendo un poco más amigable. Unas palabras de Kaname lo sacaron de sí, era raro ver qué se referían a su persona como un niño en el cuerpo de un adulto. -Jejejeje agradezco su amabilidad, reconozco que no soy más que un bicho con cuerpo de adulto, mente de adulto pero con experiencia y vivesas de niño-. Dijo para reírse un poco, un consejo posterior de Kaname le dió curiosidad y dar a pensar un poco, realmente le daba esa información porque veia que era persona de fiar pero además de que aquellas advertencias las tenía en mente, las ignoraba muchas veces, por una simple cuestión. -Gracias por el consejo Kaname, lo tomaré en cuenta pero...te lo digo porque ya note que eres alguien de confianza, y además que aunque no lo fueras y se lo dijeras todo al imperio o a la rebeldía no va a servir de nada, todo se destruyó, documentos, indicaciones, el plan original, todo se fue cuando los rebeldes encontraron el laboratorio y lo incineraron, asesinaron a los científicos, el creador original del proyecto ya falleció, de hecho ni porque me interrogara un sensorial sabrían algo de como "replicar" el proceso en su beneficio, ni yo lo sé-

-Aunque debo admirar sus buenas ideas y ambiciones, crear mi conciencia desde 0 sin necesidad de transplantar la de otro shinobi ya fallecido no debió ser una tarea fácil-
. Concluyó su propia explicación de porque aunque los bandos lo agarrasen no podrían replicar su proceso de creación.

Otra pregunta siguiente hizo que Yamuro sonriera un poco, realmente podía sentir cosas como el hambre. -De hecho mariposita no puedo sentir ninguna necesidad humana, no necesito alimentarme ni hidratarme, por lo que las sus sensaciones no las tengo...nisiquiera puedo morir de vejez o por enfermedades, aunque si respirar, como estas vivo si no respiras jejejeje-. Comento felizmente a su acompañante, posiblemente no sabría cómo era sentirse así, no tener ninguna de esas cosas tal ves era algo mágico para sus ojos, pero para Yamuro, quien lo vive en carne propia es el mayor infierno que te puedas imaginar.
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Escuchó la respuesta de Yamuro. ¿El mundo que le prometieron? Eso no sonaba del todo bien, ella solo podía imaginarse un mundo lleno de ciborgs y de inteligencia artificial, pero seguro no estaban tan lejos de ello. Pero lo siguiente la dejó pensativa. —Ciertamente este tipo es… hecho en un laboratorio— su mente seguía dando vueltas por un lado y por otro. ¿De dónde venía? ¿Quién lo había creado? ¿Sus creadores conocían su existencia? ¿Estaba programado? Y si era así ¿cuál era su misión? No pudo evitar tragar con esfuerzo.

A lo mejor… No saben que existes. Que su invención dio resultado— musitó para sí misma casi inaudible al otro, pero claro, daba respuesta al tema de la rareza que le significaba el chico. Luego, procedería a sonreírle, también era cierta que sus palabras eran fuertes, pero no tenía otra forma de ser. Aquello le había causado especial sorpresa y ante tal situación aún consideraba que no había forma de reaccionar. Incluso, sentía que estaba haciendo bien. En mano equivocadas, aquel sujeto podría convertirse en un arma infalible y casi que en la posibilidad de conquistar naciones. ¿Exageraba? A lo mejor sí, pero era un beneficio de la duda que había decidido darle, otro ninja quizá habría llevado al chico de inmediato con la Hokage.

Sus respuestas fueron aclaradas, todas y cada una justo después de que su cabeza estuviera a punto de explotar. Todo de aquel proyecto era inexistente y claro, ahora mismo el chico… O bueno, lo que fuera, solo estaba intentando conocer el mundo por sí mismo.

Da igual si soy buena, mala o neutral, Yamuro.— sentenció con la vista al frente —Sacarían provecho de todo, así que, atiende el consejo— se giró y le sonrió —O no, pero luego no digas que una joven Senju no te lo advirtió— seguían caminando. La curiosidad de la fémina seguía intacta. Muchas preguntas se le pasaban por la cabeza. El cuerpo humano, básicamente, tenía necesidades todo el tiempo. De tipo fisiológicas y no entendía entonces como funcionaba el sujeto. En caso de una avería ¿Cómo se repararía?

Hmmm… ¿Tampoco te enfermas ni sientes atracción por nadie?— indagó después de sus palabras. —Digo, si te averías, ¿cómo y quién podría repararte? y... ¿cómo funcionan los sentimientos para ti?— curiosa, le miró de soslayo. De nuevo, un leve sonrojo se dibujó en sus mejillas. Ahora, básicamente era porque sentía que estaba siendo demasiado impertinente haciendo una pregunta tras otra, pero es que simplemente se le hacía imposible y mucho más pensar que el mejor lugar para conversar y conocerse era un restaurante pero sin que el otro pudiera comer, aquella idea pasaba a quinto plano.
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Última modificación: 06-05-2024, 12:26 AM por Yamuro.
-Tal ves eso sea!-. Dijo alegremente, si, la había escuchado perfectamente, no tenía intenciones de entregarse ni nada pero le estaba viendo la solucion a ciertas cosas en que el estaba pensando. Pasarían por un barrio, nada especial, de allí nadie los escucharía, después de todo iban a llegar a ese punto tarde o temprano.

-Ejem...digo...soy aventurero, tarde o temprano sabrán de mí y tal ves alguien hace que me entreguen e intenten interrogarme, es normal, también pasaría con los rebeldes, solo intentarian sacarme provecho, de ninguno espero protección o amabilidad-. Sentenció finalmente, no tenía la cabeza puesta ni en un lado ni en el otro, solo tenía sus convicciones propias. Aunque debía de admitirlo, la chica era agradable, bastante para lo que sabía inicialmente de las kunoichis. -Aunque que crees?, debería hacerlo o no?, rebeldía o imperio tendrían misma intención, lo malo de esto es que hagan experimentos con mi cuerpo, mmm no se que me pasaría...

Aunque, con suerte, finalmente habrían mas como yo, seres iguales a mi, sabes Kaname de todas las cosas que he visto, emociones que he experimentado, hay una que siempre, cuando veo a una niña, rodeada de sus padres, hermanos, abuelos, puedo darme cuenta que por ahora solo tengo un deseo, no estar...solo, osea no se si me entiendes pero...no estar solo en el sentido de ser el único de mi tipo, no, espera...había otra palabra para eso, ya se, familia, si, eso deseo, una familia...muy difícil pero es obtenible, que opinas?-
. Dijo a su contraría esperando sus palabras, la soledad era un tema bastante delicado, hay personas que se sienten solos, ese es el defecto de ser único en el mundo.

-Jejejejeje, tranquila tranquila, ya capté el aviso-. Dijo dando una sonrisa y finalmente riéndose un poco de laa curiosa manera de insistir de la Senju quien intentaba hacerlo entender, de que si no fuera ella lo hubieran reportado ya. Seguirán caminando y el chico comentaba, unas cosas importantes sobre su persona, no necesitaba, comer, beber, ninguna necesidad, no podía morir por enfermedades ni tampoco por edad, de pronto, una pregunta fue lanzada, algo personal, pero algo si le sorprendió, que si podia sentir atracción por alguien, lo de enfermarse estaba en segundo plano. -No puedo enfermarme con afecciones comunes, pero las compuesta por chakra si me afectarían-

-Y sobre lo otro...a qué viene esa pregunta?-
. Cuestión levantando la ceja, mirándola directamente duraría un rato así hasta ya no aguantar. -Jajajaja, tranquila, no era enserio, no te pongas así...ese tema no le he prestado mucha atención, mas porque no he tenido muchas oportunidades para hablar con chicas...pero para mi de todo corazon, todas las mujeres son bellisimas en su afuera y en su interior, son puras y perfectas a su manera, no se puede pedir más-. Se detuvo por unos momentos rascándose el cabello, bueno, era lo sentía y pensaba sobre las mujeres, volteo a ver a kaname un momento y le sonrió. -Eso también va para tí, me pareces una mujer bastante hermosa, atractiva, amable y realmente amigable, después de todo fue un gusto conocerte...realmente es afortunado el dueño de tu corazón-. Dijo con intenciones de ser agradable con su contraria, era lo que pensaba, no quería que le malinterpretara.-En cuanto a averiarme, no soy un robot, tal ves hayas visto Cyborgs o cosas asi en las películas, pero no, como tu, como aqueo y como todos soy de carne y hueso, solo que...algo diferente-. Se levantaría la manga dejando que lo pellizques para verificar sus palabras.

-Y la parte de los sentimientos, lo cierto es que las emociones son diversas y hermosas, lo que sienten ustedes es increíblemente satisfactorio, mi concepto no se aleja mucho del que pueden todos atribuirles, me siento bendecido, bendecido de sentir lo mismo que todos ustedes, aunque no seamos iguales. Sonreía, feliz de la vida, tal ves el es el único que la sabe valorar, puesto que, aunque no sepa lo que es vivir, claramente sabe, lo que es no existir. -De verdad no deseas comer algo?, yo puedo comer, no lo necesito pero puedo, sin embargo tú debes tener hambre, no te de pena, es más, pagaré yo-
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Su naturaleza era esa, no importaba quien, ella estaba dispuesta ayudar y a salvar a quien fuera. Por esa razón, no era relevante que el chico estuviera en un bando o en otro, le preocupaba, que aunque fuera un robot, sus palabras fueran confirmadas en algún momento y sacaran provecho de su cuerpo. Resopló cuando el chico llegó a tal conclusión al tiempo que negó decepcionada.

De eso estoy hablando…— le miró de soslayo al tiempo de inflaba los pulmones y luego soltaba el aire con cierto peso.

Por cierto, si tienes chance de hacerte a un bando, los rebeldes creo, son más confiables que los imperiales. Al fin y al cabo, para estas cosas tecnológicas la gente pobre aquí vive su vida con tranquilidad, los imperiales más fácil te usarían para investigaciones— comentó tranquila, sin dejar claro si ella lo era o no.

Yo, diré que soy neutral, pero desarrollo mis actividades como Kunoichi aquí, así que, imperial por medio tiempo.— terminó aclarando para evitar interpretaciones erróneas.

Lo demás la dejó perpleja. No esperaba comentarios sobre la vida humana y mucho menos que él quisiera algo como eso. ¿Era normal? ¿O definitivamente había empezado a humanizarse al punto de “sentir” lo que los humanos? Lo miró de nuevo de soslayo mientras caminaban. Tragó saliva con esfuerzo porque no tenía ni idea de cómo explicaría todo aquello.

Yo… Bueno, no es tan fácil.— desde el inicio sabía que no se iba a hacer entender, pero lo intentaría. Rascó su cabeza pensando —La familia surge de la unión de dos personas. Digamos que, el apareamiento de la raza humana permite que hayan más de nuestra raza— se sonrojó por no poder hacerlo de otra forma —Luego, podrías imaginar a los humanos como un par de cualquier animal, que se aparea y luego surgen sus crías. Esas crías más tarde se aparean con otros y forman un tramado de lazos y un sinnúmero de familias.— sonrió en medio de una mueca de trauma.

Realmente no sé como explicártelo, es más complejo que eso…— bajó la mirada al tiempo que el carmesí en sus mejillas empezaba a desaparecer. —Esos lazos, a veces no son como queremos que sean, y acabamos por llamar familia a otras personas… A amigos, a cercanos, que incluso llegan a ser mejor que la familia— dijo un poco más animada y pensando en Adan —Así que, si, si que puedes tener familia, yo misma podría ser parte de ella si quieres.— le miró y le guiñó el ojo —Ahora no vayas por ahí pidiéndole a la gente que sea tu familia. No estaría bien… Ese tipo de cosas se construyen con tiempo…

Cada cosa era un lío diferente. Era demasiado complejo, al menos para ella en ese momento, explicar costumbres, sentimientos y formas humanas y aún más complejo, dar con las razones por lo cual las cosas, esas que no lograba explicar bien, eran de una forma y no de otra.

No más preguntas por hoy… Aunque puedo responder un par más— dijo agotada, aunque mentía. Si el chico las tenía, ella no se iba a cerrar a no contestarlas. Seguirían caminando antes de dar con el tema que pondría a la pelilarga en conflicto, la misma razón por la que ahora caminaban en círculos hacia ningún lugar. ¿Qué podía decir? ¿Recordaba el libro, del romance que exponían ahí?

Bueno, no lo sé, solo… hablo de sentir emociones, el amor es de las más básicas.— comentó esquivando la mirada inquisidora del otro y claro, sonrojándose de nuevo. —Eso que dices, es más como… admirarlas, pero… ¿podría gustarte alguien?— volvió a indagar —¿Y que sientes al tacto íntimo de alguien más?... ¡DIGO! HAHAHAHA no es como si quisiera tocarte HAHAHAHAHA— explotó nuevamente como loca, incluso, se había despeinado un poco.

No era normal, definitivamente no lo era. Pero todo aquello le causaba curiosidad, una que no había experimentado porque sentía que hablaba con un niño, capaz de razonar a su altura. Se detuvo y posteriormente se giró para escucharlo. Una ráfaga de viento movió sus cabellos al tiempo que volvía a pintarse las mejillas de un rosado tenue.

Gra…Gracias— dijo con la cabeza enterrada en el piso. —También me agradó conocerte o bueno, me está agradando... Quiero decir que, también me pareces i... interesante.— agregó.

Empezarían a caminar de nuevo y ahora, el tema se volcaría sobre la composición física del chico. Remangó su ropa para dejarle ver un poco. Tenía pliegues, pero por lo demás, se veía normal. Tragó saliva con esfuerzo puesto que quería tocarlo, pero no sería tan atrevida como para hacerlo y mucho menos para pedirlo.

Ya veo…— movió el cabello detrás de su oreja. —¿Y tu olfato y tu gusto?— justo la pregunta fue respondida.

Vale, vayamos a comer algo… Hay un sitio bastante bueno por acá…— siguió caminando. ¿Qué estaba haciendo?¿Estaba sintiendo acaso cosas por el otro o era aquello simple curiosidad?

¿Era real eso del amor a primeras?
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El chico no comprendía mucho lo que le daba a entender Kaname, la intención de querer ayudarlo que no se aprovechen de el no la entendía, después de todo, el fue hecho para eso, ser una máquina, que no solo para hacer replicas de el como en las películas, sino, para colaborar en la eliminacion del bando rebelde; sin embargo este nunca forjo ese camino al no gustarle matar.

-No lo sé...al igual que tú no le prestó mucha atención a ese tema, igualmente, ejem, mis creadores fueron parte del imperio, obligados a hacer un soldado el cual se dedicase a ser un exterminador de rebeldes y peces gordos de ese bando, no se si viste "Terminator", pero quisieron hacer algo similar pero mucho mas humano, o ese es el ejemplo que me dieron en su días-. Se detuvo un momento viéndose su mano, no era un ciborg ni nada aparecido pero querían que fuera como uno.

-Pero odiar?, matar?, exterminar?, tal ves si nada fuese ocurrido fuese sido yo como algo fallido justo como los otros, no me gusta tentar contra las vidas humanas, no tengo el derecho y tampoco el interés de hacerlo prefiero...vivir lo que me otorgaron-. Sus palabras llenas de sinceridad rebosante delataban uno de sus males, indirectamente, la única cosa que la humanidad nunca podrá crear es un alma, el no tiene una, esta es su única vida, al morir, no ira al infierno, no ira al cielo, simplemente todo sera negro nuevamente, sin posibilidad de cruzar al otro y ver a sus seres queridos si es que en vida logra tener una familia.

La chica le miro directamente cuando hablo de tener una familia, se sonrojo y decidió hablar de manera algo avergonzada explicándole como si fuese un niño, la familia se creaba con el apareamiento de 2 seres que eran los padres, escucho atentamente hasta que después unas palabras se le salieron. -Ohhhh, hablas de lo que algunos llaman cuchiplancheo-. Dijo haciendo un circulo con una mano y pasando su dedo índice a través de el para hacer alusión al acto, si, el albino es bastante inocente con esos temas. La Senju siguió hablando y dijo que la familia a veces no es como se espera y puede llamar familia a amigos bastante cercanos que tenga, el joven entendió de manera inmediata pero llego a la misma conclusión nuevamente, no tenia amigos, por lo tanto, no tenia familia, igual como empezó esta duda, aunque algo que si lo dejo sorprendido fue que la senju se ofreció a la posibilidad de ser su familia, antes de dejarla continuar del chico como cualquier momento bello de una persona se le crearon brillitos alrededor con su expresión sorprendida, expresando felicidad mientras de improviso abrazo a la senju y la alzó del piso, esto porque Yamuro era casi 30 centímetros mas alto que ella. -Gracias...no tenías que hacerlo pero gracias-. Dijo no sabiendo como demostrar felicidad más que en esa muestra de afecto.

Seguirían caminando y una nueva duda se lanzaría al aire, que sentía por las personas?, podía sentir amor o afectividad hacia un contrario?, el chico respondido que nunca se había puesto a pensar en eso, no había tenido oportunidades de hablas con chicas. -Algo de eso y afecto, lo siento, por ejemplo tu eres una de las únicas mujeres con que he platicado, la anterior según recuerdo era más...furiosa y creo que me dió una bofetada-. Dijo cuando recordó a Kurami en iwa. -Gustarme alguien?, claro que podría, y de hecho que gustaría que llegara ese día, pero, no se si se mantendría en pie una relación, no sé cómo ser una buena pareja más allá del afecto, apoyo, y, como decirlo...los besos?-. Indagó para si mismo.

Unas palabras desconcertaron al chico y fue cuando ella pregunto que se sentía el contacto íntimo con alguien, la chica empezo a reír de manera mas alterada. -Jejejejejejeje...esas explosiones tuyas me empiezan a gustar, supongo que podría estar bien con ello-

-No toco a las personas cuando no es debido, respeto la privacidad, aunque me encanta hacerlo, sentir su calor es gratificante, incluso pueden tocarme a mi si quieren, tienen total derecho-
. Comentó, dando a entender que podrían abrazarle tocarle para avisarle de algo o incluso bromearle si quisieran. Yamuro no entendió porque, pero vió como la Senju se sonrojaba levemente cuando le dijo que era hermosa física y emocionalmente, agradeciéndole y comentando que también le empezaba a agradar, pareciendole una persona interesante, a lo que hizo una aceptación con su cabeza, le gusto que lo dijera. -Ah, esas 2 cosas están intactas-. Dijo señalando su nariz en respuesta de la pregunta.

Caminaron un rato hasta que Yamuro vio que pararon al frente de un restaurante, así que se quedó con una duda, de verdad tenía hambre su acompañante?, fácilmente podría ir a comer y lo haría gratis ya que el albino pagaría, a lo que la chica aceptó, ambos yendo hacia el lugar, el albino abrió la puerta, dejándola abierta para que Kaname pasara, en una puerta siempre las damas debian pasar primero.

El chico entro de segundo y se dirigió a una mesa, sacando la silla de su acompañante y dejándola lista para que se sentara, algo que si era de notar era que había Sido de alguna forma "implantado" una personalidad de caballero sobre él, a lo que se sentó y espero a al camarera/o. -Ya te das una idea de que comer?-
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Claro, era obvio que su fin fuese el que mencionaba. El imperio había buscado crear una especie de super shinobi que les ayudara en la eliminación de los ninjas rebeldes. Por fortuna, aquella experimentación parecía no haber dado frutos, aunque, tampoco sabía si aquel ser, si es que podía llamarse así, tenía ideales similares a los de ella. Afirmaría despacio a las palabras del joven, por raro que le pareciera aún todo aquello.

Eso es bueno, tener respeto por la vida te hace alguien… Diferente a ellos

El tema de la familia definitivamente era o había sido por mucho, la cosa más graciosa que le había pasado hasta ahora. Realmente no ibas todo el tiempo por ahí enseñando la forma en la que se formaban los bebés. Ella, por fortuna o no, aún no tenía hijos y no se imaginaba tener que contarles el tema. Era mejor alegar por la culpa de la cigüeña.

Rió tranquila un poco más dentro de sus cabales justo antes de rascar su nuca —Si, si… Eso.— comentó aún un poco avergonzada. Esto, justo antes de ver como el albino rompía la distancia entre ellos y la abrazaba fuerte alzándola del piso mientras ella, sorprendida, solo trató de acomodarse un poco. Esos abrazos sorpresivos solían ser cuando poco, incómodos, pero este para ella había venido bien.

No lo agradezcas— esbozó una sonrisa. —De hecho, podrías ser familia de mi familia— le guiñó el ojo. No sabía del todo si lo entendería, pero al menos, el chico podía sentir ahora que tenía un lugar al cual llegar. Y claro, en el peor de los casos, ella y su clan lo respaldarían, para algo era la líder de este.

Luego de seguir caminando, le escucharía mirándolo de soslayo. Todo el conjunto que era el chico ahora mismo le causaba demasiada curiosidad, incluso, llevaba a sentir como se erizaba pero terminaba mejor por morder su labio inferior antes de hacer algún movimiento extraño o emitir sonido alguno. Suspiró

Entiendo, no debe ser fácil igual, las emociones humanas son… Raras en si— comentó.

Trató de calmarse, le costaba en principio porque no quería ser malinterpretada, pero en parte, es que no tenía otra forma y ya bastante de contenía la curiosidad como para tener que disimular las cosas que de verdad le ocasionaban una vergüenza extrema.

Llegarían al lugar. Un típico restaurante japonés con barbacoas en medio, con unas cuantas ornamentaciones de plantas y muy hecho de madera. —¿Mesa para dos?— preguntaría un chico a la pareja que recién entraba. Kaname afirmó con la cabeza y posteriormente les haría un ademán para que lo siguieran. Ella se giró levemente y de igual forma, movió su cabeza hacia adelante diciéndole al albino que debían moverse.

La mesa estaría al fondo del local, ubicada en el segundo piso. Parecía un lugar diferente, los detalles de madera desaparecieron y ahora estaba todo hecho de cristal. Las paredes lo eran y el techo también, era como comer a la luz de las estrellas, un lugar mágico al que nunca había ido en pareja, sino con un grupo de amigos, por lo que todo aquello era nuevo para ella. Alzó la vista, se dibujó en la comisura de sus labios una sonrisa y procedió a dejarse atender por los detalles de Yamuro.

Podrían ver a la gente de fuera pasar. No había por demás demasiadas personas en ese sitio, salvo un par de parejas más a las que se les veía bastante románticas.

Eres demasiado atento…— comentó a la caballerosidad del chico —¿Implantado o aprendido?— cuestionó. —La verdad, siempre había venido con amigos a comer barbacoa pero ahora… podría mirar otra cosa— sonrió mientras tomaba la carta del sitio entre sus manos.

Buenas noches, mi nombre es Reik, estoy aquí para atenderles. Estaré dando una ronda y un ratico vendré a tomarles el pedido— dijo una chica que se había acercado gentilmente a hacerse cargo de la mesa. Kaname solo afirmó y continuó leyendo. Yamuro tendría una carta para él también y aunque no lo notara, la Senju le miraba por sobre la carta, ponía los ojos de forma fugaz en el contrario y volvería a la carta sin que él lo notara. Estaba en parte impacientada ¿Qué pediría para comer?
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Flashback

Ante las palabras de Kaname, arqueo un poco su cega, tal vez fuese diferente a ellos en cuanto a descripción, no era un humano, no era como ellos, pero en razonamiento era igual a muchos. -Es igual cuando hablas de los humanos, luchan por matar a sus hijos y familias, por quitarles todo a otros, dominando el mundo con armas y poder regalado de los cielos, que solo se fue proporcionado para el bien, millones de humanos son así...pero otros millones no lo son, es cruel...decir que todos son iguales solo por que algunos de los suyos hacen malas acciones-. Dijo con una voz más quebrantada mirando hacia un lado, no era una voz de tristeza, estaba totalmente normal ante la situación, era mas bien para que entendiese si se refería a que los imperiales eran malos.

La acción del chico al parecer hizo que Kaname se rindiera a lo gracioso del asunto y soltó una risita afirmando lo del cuchiplancheo, la verdad le habían comentado sobre eso, pero dijeron que era medida como algo que se podía hacer cuando querías dar el siguiente paso con tu pareja, que de por si pues...era algo que a las científicas las ponía conpletamente rojas cuando hablaban del tema con él, porque por supuesto, tenían que enseñarle reproducción humana, pero solamente le instruyeron un día, ya no por vergüenza. Al parecer el abrazo le era incómodo a la Senju, rápidamente el albino notó esto y la bajo para no incomodarle, estando algo avergonzado del asunto, pero más vergüenza le dió cuando la chica le indicó que podía ser familia de su familia, en este caso, de los Senju. -Pero ustedes son un clan, yo soy un desconocido, no tengo razón para adentrarme como alguien de los suyos si no tengo su sangre-. Dijo mirando hacia otro lado, no sabiendo que más responder, era una propuesta tentadora, pero fácilmente podrían considerarle un interesado o podría traerles unos enormes problemas al clan si descubrían lo que era.

Al escuchar sus palabras el chico se volteó un momento para jorobarse un poco y estar a su altura para ponerse en su cara. -Estas...nerviosa?, sucede algo?-. Pregunto ya que la chica la notaba así desde hace rato, tal vez era antisocial?, no, con aquellas palabras anteriormente dichas podía deducir que no, estaba pasando algo de lo que no se había enterado.

Una vez llegaron al restaurante quiso deshacerse de su hambre de respuestas y centrarse en comer un rato, cuando se sentó y acomodo la silla para Kaname ella mostró interés en sus acciones preguntando si había sido implantado o aprendido. -Recuerdo que...uno de los científicos tenía a su esposa en el laboratorio, estaban algo peleados por meterse en mi creación, así que bueno, entre los demás científicos y yo para reconciliarlos decidimos hacerles una cena sorpresa, cada uno de los detalles que hice hace un rato los hizo el en su momento, es increíble...como un verdadero hombre trata a su mujer-. Dijo algo pensativo, no era exactamente a solamente a tu esposa, novia o quien sea, sino a cualquier mujer que pudiesen invitar a ese tipo de lugares, la chica comentó que había venido otras veces para comer con sus amigos. -Salir con amigos es genial no?-. Cuestionó, tomando el menú y viendo lo que había en el, habían tantos tipos de platillos, únicos y especiales, no sabía que decidir y su indesicion le derrotó en este instante. -De verdad todo se ve delicioso...mejor pide tu, yo pediré lo mismo-. Dijo sonriendo y esperando que terminaras, hasta que una duda invadió su cabeza recordando el libro. -Kaname tienes novio, esposo, o algo?, es que, estabas viendo una novela de amor y de paso estabas sola, no que en esas situaciones tu pareja te debería acompañar...como era que se llamaba...citas?, si eso, citas-. Pregunto no sabiendo que respuesta tendría
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¿Acaso el era capaz de razonar cuestiones morales? “¿Hasta dónde será capaz se… entenderlo?” se preguntó en sus adentros la Senju justo después de escucharle reflexionar. Efectivamente el mundo era un lugar con todo tipo de personas. No se sabía exactamente cuantos “buenos” y cuantos “malos” había, pero era probable que por cada uno, existiera uno en el bando contrario, como si la misma fuerza del ying yang estuviera metiendo su mano en todo aquello: no existía el bien sin el mal, y había mal en el bien y bien en el mal. Era bonito y quizá hasta raro, pero les daba sentido a las cuestiones terrenales en cierta forma.

Suspiró tratando de saber cuál era su lugar en todo aquello. Kaname recién había vuelto a la aldea y sabía que tarde o temprano acabaría por decidir su bando. Era imperial de cara a la aldea, si, pero realmente lo único que le importaba era que las personas de allí estuvieran satisfechas, que fueran plenas. Era algo difícil de explicar, pero su pensamiento siempre acababa concluyendo lo que ella misma siempre decía “Sigo creyendo que proteger la aldea, es lo mejor para defender a la gente, a los ninjas, a los niños. No permitiré que nadie se vuelva contra la aldea, aunque sean mis amigos, mis hermanos o mis propios hijos."

La familia de sangre es la que es, pero hay más que eso… La familia que elegimos: nuestros amigos, las personas cercanas… Incluso nuestra aldea, podrías ser mi familia si estamos de acuerdo en eso.— comentó con una sonrisa sincera.

Si, ella, así como alguna vez el fundador de la aldea había tenido el sueño de ver al país del fuego y el mismo mundo como una familia, ella también creí que era posible acabar con todo el odio del mundo y cimentarse desde el entendimiento mutuo hacia el otro, poder reconocerse en el otro, en sus dolencias, en su desasosiego y entonces ayudarle a encontrar la estabilidad dentro de lo que fuera posible. Una utopía quizá, pero por lo pronto, empezaría por transmitirle todo eso a su clan, lo que algunos solían llama “La voluntad de fuego”.

¿Eh? No, no, estoy… bien, no te preocupes— dijo medio nerviosa rascando su mejilla un poco.

Una vez en la mesa, la respuesta del albino haría que la Senju se pusiera roja a más no poder, pero claro, la carta tapando su cara habría podido perfectamente cubrir su sonrojo.

Ya veo, suena bastante genial— respondió con un deje nervioso en su voz, pero el mismo se iría disminuyendo así como el carmesí en sus mejillas cuando la conversación se enfocó en sus amigos —Si, así es, normalmente suelen haber risas y uno que otro borracho si el plan es beber— comentó un poco concentrada en lo que pediría.

Había decidido ya que iban a pedir, así que, solo faltaba que la chica volviera a tomarles el pedido. Kaname pediría para ambos lo mismo, o mejor, haría un mix pidiendo varios platos para compartir. Aquella idea, aunque en principio no le llamaba mucho, empezaba a tomar fuerza en ella. Podría de esa manera probar varios platos, conversar, hacer el rato ameno con diferentes sabores en el paladar.

Bueno, ahora mismo diría que no hay nadie… Tampoco es como si me interese— dijo con un tono desinteresado y buscando con la mirada a la chica que les tomaría el pedido. —Soy más de vivir tranquila y esperar que ese tipo de cosas pasen… No sé si me haga entender— le miró y sonrió. Ciertamente, le costaba saber que tipo de cosas tendría aprendidas el albino y cuales no, por lo que no acababa de saber si era suficientemente clara o no.

Era raro, había cosas que la hacían sobresaltar y dependiendo en qué estuviera pensando llegaba ruborizarse y en otros momentos, aquellas preguntas, dada la confianza que sentía con Yamuro, pasaban a ser triviales y casi que cosas del diario vivir. No tardaron mucho antes de que la chica se acercara.

Ya lo tienen ¿cierto?— preguntó agarrando la libreta y lápiz para anotar el pedido.

Te pediremos platos para compartir, un buen banquete de yakiniku, unos takoyakis, unos yakitoris, una porción de tonkatsus y dos platos de ramen de puerco con doble ración de tocino ahumado— se quedó pensando ¿debería pedir algo más?. La chica, por otro lado estaba perpleja ¿comerían todo eso ellos dos? —ah, y dos cervezas sapporo— sonrió mientras entregaba el menú.

Esto… ¿vendrá alguien más?— indagó la chica, pero Kaname solo giró un poco la cabeza y negó después de ello. —Siempre comen mucho, ¿no? Ya les traigo el pedido... En unos veinte minutos debería estar listo.— agregó apenada.

Bueno, mejor quedar satisfechos que con hambre— dicho esto, la chica se retiró. —A ver que tanto de comida conoces— le sonrió a Yamuro.
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La familia y lo que consideras como una era una pregunta bastante rara de entender, penosamente inculcado desde nacimiento, y se dice así porque el mayor concepto de familia que le habían dado enseñanza fue una que tuvieron los científicos con el, a ciencia cierta las razones de su creación cambiaron a último minuto, tal vez, para ellos ya no era como un arma andante para causar masacres?, sino una especie de familia?.

Los orígenes de la moral humana siempre serán un misterio, distintas teorías religiosas y científicas intentaron dar una respuesta a ello, que nosotros la inventamos, que fueron inculcadas por los dioses ect ect, y lo sabía gracias a libros que logro encontrar. Las razones de esto eran más que obvias, no daba tiempo para más, a pesar de que aprendía bastante rápido el momento en que se dieron cuenta sus creadores de que no merecía ser un peón más del imperio fue demasiado tarde, las valores morales fueron mas aprendidas gracias a pequeños ejemplos aue se vieron cotidianamente en el laboratorio, y que de manera casual, eran acciones correctas, de lo contrario que clase de monstruo sin corazón seria el albino de encontrarse en un ambiente hostil en esos momentos tan cruciales de aprendizaje.

Volvió a respuesta de la Senju, invitándolo de manera formal a su familia, al albino le emociono de manera interna, aunque externa estaba tranquilo esbozó una sonrisa. -Si, tal ves tendría que formar parte del clan, no tengo sus genes pero sí, me dejaría ser parte de su familia líder Senju?-. Hizo reverencia en respeto y a resaltar sus opiniones sobre la posible elección de Kaname de líder de clan, ya que el ya consideraba un hecho ese cargo.

La conversación se alargaría hasta un restaurante de barbacoa que la konohiana frecuentaba con sus amigos anteriormente, el chico no era muy bueno siendo selectivo, y menos con tales manjares que con solo las imágenes saboreabas cada uno de los ingredientes del platillo, fueron obteniendo más confianza hasta el punto que el albino quiso preguntarle sobre su pareja o si tenía, era un tema curioso para el, porque dentro de los especimenes femeninos Kaname era un ejemplo espectacular y muy difícilmente no tendría a alguien tratando de convencerla de tener una cita, la respuesta de la pelinegra lo sorprendió aunque disimuló. -Ejem...es algo triste, suena genial contar con una persona que tenga ese nivel de relación contigo, alguien con que puedes contar todo el tiempo, vivir toda una vida con esa persona hasta la vejez es algo hermoso-. Dijo dando una sonrisa, y se rascaba un poco la cabeza y bueno, eran noticias cabizbajas con el, ya que como anteriormente dicho no puede envejecer si alguna vez el tuviese a esa persona un dia la perdería sin poder hacer algo al respecto, allí se acaba, no la vera nunca más ni aunque se muera, ser creado artificialmente tiene una desventaja, un humano tal vez pueda un dia manipular un alma pero nunca de los nunca crearla, la dura realidad del albino de carecer de alma le da la desventaja que si un dia llega a morir allí se acaba, no hay segunda vida, no hay un cielo, no hay un infierno, simplemente su conciencia se apagará y ya, lo mas aterrador es si antes de eso logró formar un vínculo de amor, amistad, compañerismo y respeto con estas personas tendrá 1 opcion: vivir con el peso de que lo haz perdido a todos y que no los podrás ver en la otra vida, eres un monstruo, eres una anomalía, eres un error y el mas imperdonable de todos a ojos divinos, no tendrás derecho una segunda oportunidad ni aunque tuvieras unas pocas chances con una vida 100% buena.

Es una realidad frustrante, se quedó pensativo un poco, pero su burbuja de pensamiento fue reventada cuando la señora camarera les dirigió la palabra y les pregunto que querían, afortunadamente su acompañante dijo lo que pedirán y si, era bastante, pero de todas maneras lo pagaría el, la cuestión del dinero no le importa mucho. Una vez se alejo Yamuro alzó una cega y para matar el tiempo cuestionó. -Veo que eres fanática de la comida jejejeje-. Dijo riéndose un poco, el pedido era grande que no sabría si se lo acabarían ambos.-Um...no mucho de sus sabores, aunque se cocinar platillos, pero no uso mucho esa enseñanza-. Puso cara medio tristona en su respuesta.
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