Última modificación: 08-10-2023, 03:07 AM por Kazu Sarutobi.
Capítulo 1: El Llegado
En la isla madre Nanpou, donde los rayos del sol apenas lograban filtrarse a través de las densas hojas de los árboles centenarios, Kazuki Sarutobi llegó con una mezcla de incertidumbre y ansiedad. Había dejado atrás su vida en Konoha de forma temporal a los 14 años en busca de una transformación profunda, y esta isla, donde habitaban los monos y cada clase de ellos, parecía el lugar ideal para comenzar.
La humedad del bosque cercano a una playa que caminó por la pésima invocación de su amigo el mono tonto, se apoderó de su piel mientras avanzaba por el espeso follaje. Cada paso que daba resonaba en el silencio del lugar, interrumpido solo por el suave susurro del viento entre las hojas. Las sombras danzaban alrededor de él, creando una sensación de misterio y expectación.
Kazuki se detuvo en un claro, donde la luz del sol se abría paso tímidamente. El suelo cubierto de hojas secas, sus ojos castaños oscuros fijos en el dosel verde que lo rodeaba. Mientras Kazuki se encontraba sumido en sus pensamientos en aquel claro bosque, un repentino estruendo hizo que saltara del suelo, su corazón latiendo con fuerza. Con un grito de sorpresa, cayó de espaldas al suelo, levantando una nube de hojas secas.
Desde las alturas, Son Senr, su leal compañero, tuvo una aparición sorpresa adelante del joven Sarutobi, asustándolo cayendo de cola contra el suelo, "¡Imagina que estás en pleno entrenamiento y te dejas sorprender así! ¡Jaja!" se burló el mono, agarrándose la barriga con una mano mientras se balanceaba con la cola.
Kazuki se levantó con una mirada de fastidio. "Debo seguir una pista para llegar al pueblo de los monos, y tú vienes a asustarme... Vaya anfitrión tan malo, mono tonto", comentó con un suspiro, su enojo disminuyendo lentamente.
Ambos decidieron dirigirse al pueblo de los monos, y tras un corto viaje, llegaron al asentamiento. La tribu estaba construida en las copas de los árboles, y el ambiente estaba lleno de vida y movimiento. Al llegar al centro, Kazuki y Senra se encontraron con el líder de los monos, un anciano sabio de larga barba blanca y ojos centelleantes, parecía solamente un líder de una tribu en esa, aunque sentía que tendría lazos con los maestros de la comarca al igual algún lazo con su compañero. "¿Con qué un nuevo Sarutobi desea aprender...hmm? Tu olor te delata, la chapa de Konoha también." De la mano del líder, parecía que tomaría como un reto, y costumbre a los de su clan. El Sarutobi no sabría lo que le esperaba...
Capítulo 2: ¡Pruebas de Baile!
A los 15 años, Kazuki se encontraba en medio de un entrenamiento agotador en los bosques cercanos. Su objetivo era aprender una danza, que él no entendía muy bien el porqué, pues Kazu pensaba que una danza no mejora ninguna cualidad. El líder, llamado Sarutongo, explicaba al Sarutobi que su forma de enseñarle todo sobre el lugar donde viven, y lo que potenciaría en él, la danza se llamaba "Danza Son Goku", una danza popular que está registrada por los recuerdos de la ascendencia, y que hizo que viviera, sé sintiera vida en la isla por sus historias del pasado.
En numerosas ocasiones, Kazuki perdió el equilibrio y se estrelló contra el suelo o se llevó un golpe en el rostro por una manzana lanzada con precisión de su amigo mono o algún simio que esté para molestar. Cada caída y cada golpe eran una prueba de su determinación. A pesar del dolor y la frustración, se levantaba una y otra vez, decidido a completar la tarea de forma desastrosa.
El líder de los monos, desde la distancia, observaba la danza de Kazuki mientras a su lado disfrutaba de una gran cantidad de frutas y fumando yerba Son Senra. Con una mirada de enojo y decepción, finalmente habló. "Llevas meses aquí y no puedes completar las tareas simple que te pedimos... Eres un Sarutobi o algo más... no me quiero imaginar que eres alguien sin potencial para estas cosas."
Las palabras del líder resonaron en los oídos de Kazuki como un golpe directo a su autoestima. Lo miró con los ojos llenos de decepción hacia sí mismo, preguntándose si alguna vez sería lo suficientemente fuerte...
La noche envolvió el Bosque, y Kazuki se encontraba encaramado en lo alto de un árbol, observando la luna llena. La incertidumbre pesaba sobre sus hombros. No sabía si era perfecto para el riguroso entrenamiento que enfrentaba, ni entendía completamente las enigmáticas palabras del líder de los monos, quien repetía incansablemente: "Sé invencible bajo el sol."
Fue entonces cuando Son Senra, su fiel amigo, se acercó sigilosamente y le preguntó sobre el motivo de su desánimo. Kazuki suspiró y compartió sus dudas con voz sincera. "No me siento capaz, ni hacerla perfecta la danza para continuar con esto. Siento que decepciono a mis ancestros. Soy un payaso."
Son, captando la preocupación, siguió la mirada de Kazuki hacia la luna y respondió con voz suave, "Nacimos para cometer errores y aprender de ellos, no para fingir ser monos perfectos, humano tonto."
Las palabras del mono penetraron en la mente de Kazuki como un rayito de esperanza. De repente, el joven ninja comenzó a vislumbrar la posibilidad de superar sus limitaciones, pues debía entrenar cada movimiento de la danza. Después de 1 mes, con la ayuda de algunos simios que desearon ayudarlo a mejorar su técnica. Hasta que pudo hacer la danza de forma similar, y siendo por fin alumno del líder.
Capítulo 3: La Pérdida del Líder
A los 20 años, Kazuki se había convertido en uno más de la tribu de monos en la selva, conviviendo con ellos y entrenando de manera constante. La vida en la naturaleza lo había transformado en un individuo más conectado con el presente entendiendo sobre la historia pasada de este lugar, sobre los sabios, y diferentes lemas/libros, etc. Preocupándose principalmente por cuestiones tan simples como la elección de frutas para comer y las travesuras cotidianas con su inseparable amigo, Son Senra. El mundo exterior había quedado en segundo plano.
Sin embargo, llegó un día que sacudió la tranquilidad de la tribu y marcó profundamente a Kazuki. La noticia de la muerte del líder del clan se propagó por toda la comarca. Kazuki fue uno de los pocos que tuvo la fortaleza para enfrentar la situación y ayudar a enterrar al líder. A pesar de su fortaleza, Kazuki también lloró, pues el líder había sido una figura respetada y querida por todos, incluyendo a él.
Son Senra, su fiel amigo, estaba particularmente afectado por la pérdida. Se alejó del funeral y Kazu fue en su búsqueda. Lo encontró en un monte un poco menos poblado de árboles, recostado y sumido en su tristeza. El Sarutobi se acostó junto a él para ofrecerle su apoyo.
El simio de pelaje blanco se resistía a aceptar la realidad de que el líder ya no estaba. Kazuki, recordando sus propias palabras de cuando tenía 15 años, intentó reconfortarlo. "Creo que hay personas que te ayudan a convertirte en la persona que terminas siendo, y puedes estar agradecido. Aunque no sigan siendo parte de tu vida para siempre. Me alegra haber conocido al líder, como a ti, y a todos los que he tenido la suerte de conocer."
El mono sonrió por las palabras de Kazuki y, aunque el duelo seguiría presente, el tiempo y el apoyo de su amigo les ayudarían a sanar y continuar con sus vidas en la selva.
Kazuki regresó a su morada en la tribu, en una de las comarcas de la selva. Mientras caminaba entre los árboles, un gran gorila se acercó y le entregó una caja misteriosa, aunque el joven chico primero observó su semblante fornido, bastante grande, sorprendido quedó mirándolo. "Me comentó alguna vez Sarusera sobre su estancia como profesor de un nuevo Sarutobi...hehe, solamente darte esta caja, y que en 1 semana vengas a entrenar junto a mí.", Finalizó el gran gorila, Kazu sabría quien era, un famoso maestro del combate, él se fue del lugar, El Sarutobi miró con misterio esa caja. Al abrirla, quedó atónito al descubrir una ropa nunca antes vista y un pequeño papel con tinta de calamar. Sus manos temblaban mientras sostenía el papelito, y sus ojos se llenaron de lágrimas al leer la única frase escrita en él: "¿Qué tan grande sería tu sueño si supieras que no fallarías? -Sarutongo.". Era un mensaje del líder, un regalo que el líder había preparado, posiblemente antes de su cumpleaños número 20. El impacto de esas palabras resonó en el corazón de Kazuki como un eco de aliento. Tapó su rostro con las manos, dejando que las lágrimas fluyeran como si fueran una lluvia liberadora.
Capítulo 4: Un Desafío Inesperado
Kazuki decidió visitar un amplio dojo en la selva, donde se encontró con Kojiro, un gorila de pelaje negro de imponente tamaño. Kojiro emanaba respeto y autoridad, y su físico imponente ocultaba una historia fascinante. Tras un breve intercambio de palabras, Kojiro invitó a Kazuki a un entrenamiento, ofreciéndole la oportunidad de mejorar su fuerza y habilidades físicas.
Kojiro mencionó el nombre de Hiruzen, el bisabuelo de Kazuki, y eso encendió la determinación en los ojos del joven. Quería demostrar que el legado de los Sarutobi seguía vivo en él.
El combate comenzó con un movimiento sorpresa de Kojiro, quien embistió hacia Kazuki con una fuerza abrumadora, haciendo que chocara contra uno de los pilares de madera del dojo. Kojiro rió con fuerza ante la aparente superioridad.
Kazu, dolorido pero no vencido, se recompuso rápidamente. Cuando Kojiro volvió a la carga, Kazuki demostró su agilidad y técnica, esquivando sus golpes con volteretas y empleando un clon para bloquear uno de sus ataques. En un momento clave, Kazuki se lanzó hacia Kojiro, propinándole una patada en la cara.
Sin embargo, el golpe pareció tener poco efecto en la masa de carne peluda de Kojiro. Con un movimiento de cadera rápido, envió a volar al clon de Kazuki y lo dejó sin aire con un poderoso gancho.
"Bien jugado por unos instantes, hehe. Creo que podremos mejorar muchas cosas de tus movimientos, y agilidad mental.", dijo Kojiro, reconociendo el potencial de Kazuki y dejando claro que este entrenamiento estaba lejos de haber terminado.
Capítulo 5: Un Viaje de Regreso
Ocho años habían pasado desde aquel enfrentamiento con Kojiro en el dojo de la comarca, y estuvieron juntos en varias ocasiones teniendo entrenamiento rigurosos, y fuertes. Kazuki tenía ahora 28 años y había dedicado su tiempo incansablemente al entrenamiento y la mejora de sus habilidades. Pero en su interior, la necesidad de explorar el mundo que había dejado atrás lo impulsaba.
Deseaba volver a ver a sus amigos, visitar las tumbas de sus queridos compatriotas y rendir homenaje a su maestro. Además, existía un lugar especial en su corazón para el único y último amor que había tenido. Anhelaba poder vivir de nuevo, ser una fuente de esperanza para aquellos que conocía y ser una parte importante de sus recuerdos y pensamientos.
Kazu se preparó para emprender un viaje que lo llevaría de regreso al mundo exterior, dejando atrás la vida en la comarca, en la isla Madre Nanpou. Que había sido su hogar durante tanto tiempo. Aunque pasaría por última vez a los ancianos, seguramente dar aviso a su despedida, y al igual a Kojiro que lo entrenó.
En la isla madre Nanpou, donde los rayos del sol apenas lograban filtrarse a través de las densas hojas de los árboles centenarios, Kazuki Sarutobi llegó con una mezcla de incertidumbre y ansiedad. Había dejado atrás su vida en Konoha de forma temporal a los 14 años en busca de una transformación profunda, y esta isla, donde habitaban los monos y cada clase de ellos, parecía el lugar ideal para comenzar.
La humedad del bosque cercano a una playa que caminó por la pésima invocación de su amigo el mono tonto, se apoderó de su piel mientras avanzaba por el espeso follaje. Cada paso que daba resonaba en el silencio del lugar, interrumpido solo por el suave susurro del viento entre las hojas. Las sombras danzaban alrededor de él, creando una sensación de misterio y expectación.
Kazuki se detuvo en un claro, donde la luz del sol se abría paso tímidamente. El suelo cubierto de hojas secas, sus ojos castaños oscuros fijos en el dosel verde que lo rodeaba. Mientras Kazuki se encontraba sumido en sus pensamientos en aquel claro bosque, un repentino estruendo hizo que saltara del suelo, su corazón latiendo con fuerza. Con un grito de sorpresa, cayó de espaldas al suelo, levantando una nube de hojas secas.
Desde las alturas, Son Senr, su leal compañero, tuvo una aparición sorpresa adelante del joven Sarutobi, asustándolo cayendo de cola contra el suelo, "¡Imagina que estás en pleno entrenamiento y te dejas sorprender así! ¡Jaja!" se burló el mono, agarrándose la barriga con una mano mientras se balanceaba con la cola.
Kazuki se levantó con una mirada de fastidio. "Debo seguir una pista para llegar al pueblo de los monos, y tú vienes a asustarme... Vaya anfitrión tan malo, mono tonto", comentó con un suspiro, su enojo disminuyendo lentamente.
Ambos decidieron dirigirse al pueblo de los monos, y tras un corto viaje, llegaron al asentamiento. La tribu estaba construida en las copas de los árboles, y el ambiente estaba lleno de vida y movimiento. Al llegar al centro, Kazuki y Senra se encontraron con el líder de los monos, un anciano sabio de larga barba blanca y ojos centelleantes, parecía solamente un líder de una tribu en esa, aunque sentía que tendría lazos con los maestros de la comarca al igual algún lazo con su compañero. "¿Con qué un nuevo Sarutobi desea aprender...hmm? Tu olor te delata, la chapa de Konoha también." De la mano del líder, parecía que tomaría como un reto, y costumbre a los de su clan. El Sarutobi no sabría lo que le esperaba...
Capítulo 2: ¡Pruebas de Baile!
A los 15 años, Kazuki se encontraba en medio de un entrenamiento agotador en los bosques cercanos. Su objetivo era aprender una danza, que él no entendía muy bien el porqué, pues Kazu pensaba que una danza no mejora ninguna cualidad. El líder, llamado Sarutongo, explicaba al Sarutobi que su forma de enseñarle todo sobre el lugar donde viven, y lo que potenciaría en él, la danza se llamaba "Danza Son Goku", una danza popular que está registrada por los recuerdos de la ascendencia, y que hizo que viviera, sé sintiera vida en la isla por sus historias del pasado.
En numerosas ocasiones, Kazuki perdió el equilibrio y se estrelló contra el suelo o se llevó un golpe en el rostro por una manzana lanzada con precisión de su amigo mono o algún simio que esté para molestar. Cada caída y cada golpe eran una prueba de su determinación. A pesar del dolor y la frustración, se levantaba una y otra vez, decidido a completar la tarea de forma desastrosa.
El líder de los monos, desde la distancia, observaba la danza de Kazuki mientras a su lado disfrutaba de una gran cantidad de frutas y fumando yerba Son Senra. Con una mirada de enojo y decepción, finalmente habló. "Llevas meses aquí y no puedes completar las tareas simple que te pedimos... Eres un Sarutobi o algo más... no me quiero imaginar que eres alguien sin potencial para estas cosas."
Las palabras del líder resonaron en los oídos de Kazuki como un golpe directo a su autoestima. Lo miró con los ojos llenos de decepción hacia sí mismo, preguntándose si alguna vez sería lo suficientemente fuerte...
La noche envolvió el Bosque, y Kazuki se encontraba encaramado en lo alto de un árbol, observando la luna llena. La incertidumbre pesaba sobre sus hombros. No sabía si era perfecto para el riguroso entrenamiento que enfrentaba, ni entendía completamente las enigmáticas palabras del líder de los monos, quien repetía incansablemente: "Sé invencible bajo el sol."
Fue entonces cuando Son Senra, su fiel amigo, se acercó sigilosamente y le preguntó sobre el motivo de su desánimo. Kazuki suspiró y compartió sus dudas con voz sincera. "No me siento capaz, ni hacerla perfecta la danza para continuar con esto. Siento que decepciono a mis ancestros. Soy un payaso."
Son, captando la preocupación, siguió la mirada de Kazuki hacia la luna y respondió con voz suave, "Nacimos para cometer errores y aprender de ellos, no para fingir ser monos perfectos, humano tonto."
Las palabras del mono penetraron en la mente de Kazuki como un rayito de esperanza. De repente, el joven ninja comenzó a vislumbrar la posibilidad de superar sus limitaciones, pues debía entrenar cada movimiento de la danza. Después de 1 mes, con la ayuda de algunos simios que desearon ayudarlo a mejorar su técnica. Hasta que pudo hacer la danza de forma similar, y siendo por fin alumno del líder.
Capítulo 3: La Pérdida del Líder
A los 20 años, Kazuki se había convertido en uno más de la tribu de monos en la selva, conviviendo con ellos y entrenando de manera constante. La vida en la naturaleza lo había transformado en un individuo más conectado con el presente entendiendo sobre la historia pasada de este lugar, sobre los sabios, y diferentes lemas/libros, etc. Preocupándose principalmente por cuestiones tan simples como la elección de frutas para comer y las travesuras cotidianas con su inseparable amigo, Son Senra. El mundo exterior había quedado en segundo plano.
Sin embargo, llegó un día que sacudió la tranquilidad de la tribu y marcó profundamente a Kazuki. La noticia de la muerte del líder del clan se propagó por toda la comarca. Kazuki fue uno de los pocos que tuvo la fortaleza para enfrentar la situación y ayudar a enterrar al líder. A pesar de su fortaleza, Kazuki también lloró, pues el líder había sido una figura respetada y querida por todos, incluyendo a él.
Son Senra, su fiel amigo, estaba particularmente afectado por la pérdida. Se alejó del funeral y Kazu fue en su búsqueda. Lo encontró en un monte un poco menos poblado de árboles, recostado y sumido en su tristeza. El Sarutobi se acostó junto a él para ofrecerle su apoyo.
El simio de pelaje blanco se resistía a aceptar la realidad de que el líder ya no estaba. Kazuki, recordando sus propias palabras de cuando tenía 15 años, intentó reconfortarlo. "Creo que hay personas que te ayudan a convertirte en la persona que terminas siendo, y puedes estar agradecido. Aunque no sigan siendo parte de tu vida para siempre. Me alegra haber conocido al líder, como a ti, y a todos los que he tenido la suerte de conocer."
El mono sonrió por las palabras de Kazuki y, aunque el duelo seguiría presente, el tiempo y el apoyo de su amigo les ayudarían a sanar y continuar con sus vidas en la selva.
Kazuki regresó a su morada en la tribu, en una de las comarcas de la selva. Mientras caminaba entre los árboles, un gran gorila se acercó y le entregó una caja misteriosa, aunque el joven chico primero observó su semblante fornido, bastante grande, sorprendido quedó mirándolo. "Me comentó alguna vez Sarusera sobre su estancia como profesor de un nuevo Sarutobi...hehe, solamente darte esta caja, y que en 1 semana vengas a entrenar junto a mí.", Finalizó el gran gorila, Kazu sabría quien era, un famoso maestro del combate, él se fue del lugar, El Sarutobi miró con misterio esa caja. Al abrirla, quedó atónito al descubrir una ropa nunca antes vista y un pequeño papel con tinta de calamar. Sus manos temblaban mientras sostenía el papelito, y sus ojos se llenaron de lágrimas al leer la única frase escrita en él: "¿Qué tan grande sería tu sueño si supieras que no fallarías? -Sarutongo.". Era un mensaje del líder, un regalo que el líder había preparado, posiblemente antes de su cumpleaños número 20. El impacto de esas palabras resonó en el corazón de Kazuki como un eco de aliento. Tapó su rostro con las manos, dejando que las lágrimas fluyeran como si fueran una lluvia liberadora.
Capítulo 4: Un Desafío Inesperado
Kazuki decidió visitar un amplio dojo en la selva, donde se encontró con Kojiro, un gorila de pelaje negro de imponente tamaño. Kojiro emanaba respeto y autoridad, y su físico imponente ocultaba una historia fascinante. Tras un breve intercambio de palabras, Kojiro invitó a Kazuki a un entrenamiento, ofreciéndole la oportunidad de mejorar su fuerza y habilidades físicas.
Kojiro mencionó el nombre de Hiruzen, el bisabuelo de Kazuki, y eso encendió la determinación en los ojos del joven. Quería demostrar que el legado de los Sarutobi seguía vivo en él.
El combate comenzó con un movimiento sorpresa de Kojiro, quien embistió hacia Kazuki con una fuerza abrumadora, haciendo que chocara contra uno de los pilares de madera del dojo. Kojiro rió con fuerza ante la aparente superioridad.
Kazu, dolorido pero no vencido, se recompuso rápidamente. Cuando Kojiro volvió a la carga, Kazuki demostró su agilidad y técnica, esquivando sus golpes con volteretas y empleando un clon para bloquear uno de sus ataques. En un momento clave, Kazuki se lanzó hacia Kojiro, propinándole una patada en la cara.
Sin embargo, el golpe pareció tener poco efecto en la masa de carne peluda de Kojiro. Con un movimiento de cadera rápido, envió a volar al clon de Kazuki y lo dejó sin aire con un poderoso gancho.
"Bien jugado por unos instantes, hehe. Creo que podremos mejorar muchas cosas de tus movimientos, y agilidad mental.", dijo Kojiro, reconociendo el potencial de Kazuki y dejando claro que este entrenamiento estaba lejos de haber terminado.
Capítulo 5: Un Viaje de Regreso
Ocho años habían pasado desde aquel enfrentamiento con Kojiro en el dojo de la comarca, y estuvieron juntos en varias ocasiones teniendo entrenamiento rigurosos, y fuertes. Kazuki tenía ahora 28 años y había dedicado su tiempo incansablemente al entrenamiento y la mejora de sus habilidades. Pero en su interior, la necesidad de explorar el mundo que había dejado atrás lo impulsaba.
Deseaba volver a ver a sus amigos, visitar las tumbas de sus queridos compatriotas y rendir homenaje a su maestro. Además, existía un lugar especial en su corazón para el único y último amor que había tenido. Anhelaba poder vivir de nuevo, ser una fuente de esperanza para aquellos que conocía y ser una parte importante de sus recuerdos y pensamientos.
Kazu se preparó para emprender un viaje que lo llevaría de regreso al mundo exterior, dejando atrás la vida en la comarca, en la isla Madre Nanpou. Que había sido su hogar durante tanto tiempo. Aunque pasaría por última vez a los ancianos, seguramente dar aviso a su despedida, y al igual a Kojiro que lo entrenó.