[Misión D] El Barrio Rojo
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Última modificación: 11-08-2023, 10:42 PM por Ohona Hyuga.
Barrio Rojo
País de las Aguas Termales
16 de Mayo 15 DK

El barrio rojo, un sector que muchos hombres y mujeres frecuentan por la noche en busca de aventuras y placer, en busca de dinero fácil y en busca de gastar sus ingresos en momentos de felicidad momentáneos. Es el barrio rojo un sector popularizado y a la vez mal visto, se encuentra en todas las aldeas, ya sean grandes o chicas, en el pueblo más recóndito siempre habrá un sector, una pequeña calle o una simple casa que ofrecerá estos servicios a quienes deseen pagar por estos.

Si, ya todos sabemos de lo que hablamos, sin embargo, pocos saben que en estos lugares la delincuencia y los malos tratos no solo afectan a los clientes del sector, muchas veces también a quienes trabajan en estas áreas terminan sufriendo por manos criminales que pueden llegar a ser consideradas importantes, deplorables y anarquistas, gente que clama las calles como suyas y que no puede controlar ni sus propios pensamientos…

[Imagen: 673d25724a750968d1a81934eee5ca55.jpg]

Por suerte, el país de las aguas termales no era el caso. Hace tiempo las actividades criminales del sector habían sido erradicadas por un grupo de ninjas que había puesto su base ahí, en medio de las termas, fascinados por un bello lugar y un pueblo hospitalario, sin embargo, no todos los días uno se encuentra con ambientes tan gratos y amenos por un pueblo tan grande y si, se suelen descuidar ciertos lugares. Uno de los lugares a los cuales la vigía de dicha organización solía ignorar por obvias razones era el mismo barrio rojo de las aguas termales, la joven Ohona se sentía muy triste por lo mismo… cuando aquella joven Nero a quien había conocido hace un par de días en una misión que esta misma muchacha había solicitado, esta vez simplemente le llamo para contar su relato.

Cuando Ohona termino de escuchar no dudo en solicitar apoyo de su organización, sin embargo, todos estaban fuera en ese instante y la ayuda llegaría tarde… era ella contra el mundo… o eso pensó. Sin dudarlo mucho, junto a Nero fueron a solicitar una misión juntas al tablón de anuncios, se liberaron aves que viajaron a lo recóndito y buscaron a participantes novatos para apoyar a quienes suelen no recibir apoyo… solo había una solicitud a la hora de llegar al lugar. Debían caminar por la aldea el día 19 de mayo y levantar el brazo derecho a las 8pm. Una vez tres personas cumpliesen con este requerimiento, una bengala iluminaria el cielo indicando el lugar de reunión.


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THE RULE
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Última modificación: 14-08-2023, 01:18 PM por Kin.
Después de varias misiones dentro de Konohagakure, finalmente se me había dado una de estas fuera de la villa oculta del País del Fuego, varios días antes de la fecha indicada, uno de los Jounin de Konohagakure había ido hasta mi casa para entregarme un Pergamino de Misión, una misión de Rango D con un nivel de Peligrosidad “Muy Baja”, el Pergamino tenía la información base de la Misión y una orden explícita “Se debía caminar por Yugakure no Sato el día 19 de Mayo y levantar el brazo a las 8 pm, cuando tres personas cumplieran con este requisito, una bengala sería disparada al cielo indicando el lugar de reunión, gracias a lo anterior, supuse que no iba solo, iba a tener compañeros en esa misión. Con la información lista, me dispuse a emprender el viaje desde Konohagakure no Sato hasta el País de las Aguas Termales, un lugar aún desconocido para mí, tomé un pequeño mapa y luego de preparar una mochila con varias cosas para el viaje, me encaminé hasta las puertas de la aldea, entregué mi documentación y el motivo de mi salida, una vez los guardias de las puertas vieron que todo estaba en orden, me dejaron salir de Konohagakure, caminé a paso lento mientras me alejaba cada vez más y más de la villa.

18 de Mayo, 15 D.K 
Yugakure no Sato
El viaje fue largo y cansado, pero después de varios días porfín había entrado al País de las Aguas Termales y unas horas después, ya me encontraba en Yugakure no Sato, la aldea era muy distinta a Konohagakure, Yugakure era más pequeña y su infraestructura era bastante distinta a la que yo estaba acostumbrado dentro de Konoha, en cuanto al clima, esta poseía un clima templado, en ocasiones el frío llegaba a molestar y el sol de repente se asomaba, aún así, ya estaba cumpliendo mi sueño de conocer todas las aldeas ocultas del mundo, Yugakure era la primera después de Konohagakure y esperaba que fueran más.
Luego de mí llegada Yugakure, me dispuse a buscar un lugar en donde hospedarme hasta que se llegara el día de la misión, aunque no faltaba mucho para esta pues yo había llegado un día antes del día acordado, luego de buscar por varios minutos, encontré una pequeña posada que cobraba barato el hospedaje, pedí una habitación y luego de descansar un poco del viaje decidí salir un rato de la posada para explorar y conocer un poco Yugakure. A decir verdad, no había mucho que explorar en la villa, lo que si llamó mi atención fue la historia que me contaron varios residentes de Yugakure sobre una secta que hasta hace poco tenían su base de operaciones en la zona, una secta muy peligrosa y temida por los residentes aunque no quisieron entrar mucho en detalles debido al trauma y miedo que tenían de aquellos integrantes de la secta, sin nada más por hacer ese día, regresé a la posada, cené y luego de una ducha me eché a la cama.

19 de Mayo, 15 D.K
Yugakure no Sato
Al día siguiente, me levanté algo temprano, desayuné un pequeño aperitivo que traía conmigo en mi mochila y decidí ir a algún lugar solitario de Yugakure para entrenar un poco en lo que llegaba la hora para cumplir con aquella orden que venía escrita en el Pergamino de Misión, pasó el rato y la hora indicada ya estaba cerca, decidí adentrarme de nuevo a Yugakure ya que estaba a las afueras de la villa, caminé por las calles mientras veía un pequeño reloj de bolsillo, cuando el reloj marcó las 8 pm, levanté el brazo derecho, esperé algunos segundos hasta que a lo lejos pude presenciar aquella bengala iluminando el cielo, suspiré y comencé a caminar a paso lento hasta el lugar de donde había sido lanzada, después de todo, ese era el lugar de reunión para comenzar con la misión, mi primera misión fuera de Konohagakure…
Pasivas

Pienso / Narro / Hablo / Kiro
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19 de mayo, año 15 D.K

La superioridad del Rayo por sobre el resto de los países en cuanto a modernidad, tecnología y arquitectura era sencillamente indiscutible. Aunque, a decir verdad, junto a Kumogakure cualquier aldea o poblado siempre quedaba muy pequeño. Pero en el empobrecido País de las Aguas Termales se notaban especialmente las diferencias, todo consecuencia de los estragos que había dejado con el paso de los años tanta guerra y desidia.

No eran tierras muy pobladas en general, ya que en su extensión la mayoría era campo, pero había un lugar en específico que si era bastante concurrido, más que nada por aquellos que buscaban satisfacer sus instintos más bajos y obtener algo de placer recayendo en las diversiones del juego y las apuestas, el alcohol o las mujeres. Ese lugar era el Barrio Rojo de Yugakure.

Y allí estaba presente Karai Yotsuki. No por que estuviese buscando recrearse con alguna actividad placentera -¿o tal vez si?- si no porque su deber como shinobi así lo demandaba. Había llegado al país la noche anterior, y gran parte del día lo pasó descansando y conociendo un poco el lugar, siempre manteniendo un perfil bajo y tratando de no llamar mucho la atención.

Por la tarde, la joven morena decidió tomar una merienda ligera y hacer tiempo en una casa de té, esperando a que se cumpliera el horario pactado en el pergamino que le había sido entregado. Para cuando cayó el sol comenzó a notarse rápidamente el cambio en las calles, que de pronto comenzaban a llenarse de vida y movimiento, protegidas bajo el velo de la nocturnidad. Karai salió a explorar las excentricidades que se derramaban por el barrio, recorriendo una zona bastante transitada y ocupada por vendedores de todo tipo y personas que invitaban a los visitantes a adentrarse en sus recintos de placer.

Ignorando por completo toda oferta, la muchacha se mantuvo atenta y pendiente al momento en que su reloj marcara las 8 pm. Solo entonces levantaría su brazo obedeciendo las instrucciones previamente indicadas, y buscaría en el cielo oscuro la señal que esperaba.
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Por las calles del Pais de las aguas termales caminaba un joven peliblanco de ojos color cielo, con sus manos en los bolsillos de su pantalon, mirando aqui y alla los edificios, el paisaje, la gente, escuchando la musica que sonaba por las calles. El clima era templado, aunque en las calles donde mas concurria gente habia un ambiente mas calido, ya sea por el calor que emanaba las cocinas de los puestos de comida, o tal vez las fogatas que algunos encendian para darse calor a ellos y en consecuencia a quienes anduviesen cerca. Como sea, Gojo se encontraba alli haciendo tiempo, paseando y rememorando lo ultimo que hizo en Konoha.


Cita:Dias atras



¿Al barrio rojo? ¿Que quieren que haga yo en el Pais de las aguas termales? — Habia preguntado Gojo a uno de sus superiores en el edificio de la Hokage. Habian varios escritorios cerca unos de otros, mucha gente iba y venia por todos lados, todos empleados administrativos y algun que otro shinobi. Alli donde estaba Gojo se encontraba su superior Haku y algunos empleados mas. — Veras al parecer hay sujetos provocando disturbios a las *ejem* trabajadoras locales de alli, y ellas ya tienen muchas cosas entre manos como para ocuparse de esto... — Le decia Haku intentando contener la sonrisa. Por otro lado los otros detras de él se tapaban la boca para intentar no reir aunque les era dificil contenerse, claramente estaban tomandole el pelo a Gojo. 

Gojo los miro molesto y se cruzo de brazos. — Aja, y se nota mucho lo preocupados que estan por este asunto... ¿Que no podia encargarse un guardia local de alli? —

¡AJAJAJAJAJAJA! No te comportes como un niño. — Todos comenzaron a estallar de la risa burlandose excepto Haku quien aun podia aguantarse. — Vamos Gojo no seas asi, veras ya han denunciado con la guardia local estos asuntos, pero nunca terminan haciendo nada ya que al parecer son ciudadanos de alli de poca monta que causan "incidentes" sin mas, por ende los guardias no se dignan a hacer su trabajo y el acoso de estas personas se volvio constante, asique las muchachas pidieron nuestra ayuda. Ademas... Ha pasado tiempo desde que saliste del hospital y lo unico que haces es entrenar y hacer misiones sin parar. Creo que te mereces relajarte un poco asique ten. — En ese momento el hombre le dio un monedero lleno de billetes. — Cuando te ocupes de esta mision tomate unos dias de descanso alli y libera tension ¿Que te parece? Ya tienes edad suficiente para divertirte alli como dios manda. Y no quiero oir quejas esto es una orden. — Sentencio Haku con firmeza ahora poniendose serio. Gojo quiso interrumpirle y replicar varias veces pero era imposible, cuando a Haku se le metia algo en la cabeza no habia manera de detenerlo, por lo que simplemente suspiro frustrado, tomo el monedero y se marcho a su departamento a buscar su equipo para partir, no sin antes ser frenado por Haku una vez mas. — Ah y por cierto, no estaras solo. Tambien hemos enviado a otro genin de la aldea hacia alli, y sabemos que Kumogakure ha enviado a alguien mas. — 


Volviendo al presente:


Gojo observaba a las mujeres que paraban en las calles, entradas de locales y pubs, ciertamente la gran mayoria se veian hermosas, muy bien producidas, con atuendos finos y delicados, se movian de forma elegante y hablaban con la clientela que se les acercaba con tal experiencia que podian convencer hasta al ser mas religioso y puritano a pasar un rato con ellas. Gojo trago saliva y prefirio enfocarse en su mision, ciertamente era la primera vez que venia a esta ciudad, o directamente a un sitio como este, y no estaba seguro de como debia sentirse. "Me habria gustado encontrarme con mis compañeros antes, estas esperas en solitario se vuelven muy aburridas y tediosas ¿Pero me pregunto porque habran enviado a tres genin para ocuparse de esto? Bueno... quien sabe que clase de sujetos esten detras de estos ataques." Mientras caminaba recordo que a las ocho de la noche debia alzar su brazo derecho, no estaba seguro para que, pero eran indicaciones muy especificas que debia seguir al pie de la letra. Gojo reviso la hora y estaban a punto de cumplirse las ocho por lo que el joven Hyuga alzo el brazo derecho y poco despues una señal luminosa se alzo en el cielo. La multitud a su alrededor penso que se trataba de simple pirotecnia, pero Gojo se dio cuenta de que era una señal, un punto de encuentro, por lo que no dudo en dirigirse hacia alli y ver con que se iba a encontrar.


[Imagen: 83e47b914118cfbee4e225d63e404521.jpg]
Apariencia de Gojo
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Llegada la hora, la muchacha del gran ojo mantuvo activo su Byakugan, observo a mucha gente, todas dispersas por el pueblo, pero pocos eran expectantes del cielo a esa hora, no se demoró mucho en identificar a los tres genins que levantarían su brazo al momento de dar las 8, era la señal, habían llegado, la joven entonces levantaría su brazo en señal de apoyo a la misión y lanzaría su bengala blanca hacia el cielo. Rápidamente, el grupo de genins se dirigiría al lugar.

[Imagen: __hk416_girls_frontline_drawn_by_ihobus_...888262.jpg]

Ohona-sama, ¿porque tanto protocolo? – preguntaría Nero, la muchacha amante de los gatos – lo siento… Nero-san… yo… solo creí que se vería más genial hacerlo así, perdón... – diría sonrojándose, sin embargo, la verdadera razón era para observar a cada uno de los genins que enviarían a esta misión… cualquier indicio de imperio en ellos podría comprometer la base de Ichigan…

El punto de reunión era al Este del pueblo, alejados totalmente de la base de Ichigan y cerca del barrio rojo al que Nero frecuentaba. En este sector había una casa abandonada en un barrio bastante pobre y poco frecuentado. Aunque algunas personas se acercaban para preguntar por la bengala, Ohona los despachaba diciendo que solo era pirotecnia ocasional, solo respondería a este grupo de ninjas que alzaron la mano y se dirigieron directo al punto de encuentro.

[Imagen: __papi_and_manako_monster_musume_no_iru_...a397a3.jpg]

Una vez llegados, verían a la joven voluptuosa de orejas de gato, llena de heridas y moretones, se notaba que la había pasado mal, Ohona, luego, bajaría y saludaría a todos ante su llegada, en especial a Gojo-kun, a quien le dedicaría unas palabras especiales – Gojo-kun… me alegra mucho volver a verlo… - diría tímidamente – esforcémonos en hacer un buen trabajo – diría alegre a este, para luego dirigirse al resto de genins.

[Imagen: __nero_goddess_of_victory_nikke_drawn_by...6ac307.jpg]

Amm… chicos… perdón, soy mala para esto… pero… bueno, ella es Nero-san, trabaja en el barrio rojo y últimamente ha tenido muchos problemas con la gente del lugar… ya antes los había tenido… por su profesión… y bueno… ella solicita ayuda para espantar a esta gente… - diría apenada, para luego cederle la palabra a Nero – sí, hola a todos, yo soy Nero Nekota, en el barrio rojo suele haber disputas y problemas, pero no es algo que el casero no pueda afrontar, sin embargo, últimamente nos esperan a la salida de la casona que trabajamos y nos atacan brutalmente – diría la muchacha – extrañamente, siempre logran identificar a aquellas mujeres que vienen como civiles de las que trabajan habitual o esporádicamente en los locales – diría, bajando la mirada y denotando su tristeza.

[Imagen: __mushoku_loli_original_drawn_by_mushoku...cfa0ab.jpg]

Se me ocurrió… que bueno… como somos cuatro, podríamos dividirnos en dos grupos, uno que se haría pasar por clientes y otras… bueno… como trabajadoras – diría, apenada tapándose el rostro y ocultando lo roja que estaba la pobre Ohona.


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Caminé por algún rato por las calles un tanto desoladas de Yugakure hasta que porfín di con el punto de reunión, un lugar abandonado y poco frecuentado, ahí se encontraban dos chicas, una de vestimenta reveladora, unas pequeñas orejas de gato encima de su cabeza y varios golpes moretones, en cuanto a la otra, era una chica de cabello azulado, pero lo que más destacaba era su único ojo en su rostro, me pareció algo extraño pero por respeto decidí no hacer mención de éste, además, mis compañeros de Misión también estaba llegando al punto de reunión, yo solo los miré y decidí escuchar a la chica cíclope, esta presentó a la chica con orejas de gato, su nombre era Nero y trabajaba en el barrio rojo

(Barrio Rojo?, es algún lugar ilegal o algo por el estilo?)

Ciertamente no tenía ni idea de qué era ese lugar al que llamaban “Barrio Rojo” pero me podía dar una ligera idea de las actividades que se realizaban en ese lugar. Luego de la chica cíclope fue el turno de Nero de hablar, esta dio más detalles sobre el problema de ella y de varias chicas más que trabajaban junto a ella aunque sus palabras y su accionar demostraban una tristeza profunda, yo solo cerré los ojos en cuanto escuché sus declaraciones

(Que tipo de salvajes atacan a estas pobres chicas que solo trabajan para ganarse la vida sin razón…)

Finalmente, la chica de un solo ojo habló sobre el plan que tenía en mente, al ser cuatro, dos se encargarían de hacerse pasar por clientes y los otros dos se harían pasar por trabajadoras del Barrio Rojo, a decir verdad era buen plan, no tuve ninguna objeción, asentí con la cabeza y decidí hablar

- Y quienes serán los que se hagan pasar por clientes y quienes por trabajadoras? -

Dije en un tono tranquilo, podría sonar algo frío pero solo era mi forma de hablar…
Pasivas

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La bengala blanca se dejó notar al este, trazando bien claro su camino en la oscuridad del cielo nocturno. El destino no parecía lejano y, en efecto, Karai no se demoraría mucho en llegar al sitio.

A medida que se alejaba del Barrio Rojo, la cosa cambiaba. Los alrededores se iban transformando y volviéndose más lúgubres y empobrecidos, sin presentar mucho transito de civiles o signos de actividad. Fue así que llegando a la zona indicada se encontró con una casa que parecía estar abandonada. Pero allí había gente, entre ellos los que serían sus compañeros de misión. Lo primero que vio en aquel lugar fue a una muchacha que no tenía buen aspecto. Bueno, en realidad si se veía bien, ignorando los golpes y magulladuras que recorrían su cuerpo. En principio todo parecía indicar que ella era la víctima en el asunto.

No llegaría a prestarle mucha atención a los otros jóvenes allí presentes porque se quedaría completamente estupefacta al ver llegar a Ohona. No sabría darse cuenta de si lograba disimular muy bien su cara de asombro ante la imagen de la muchacha y, a pesar de intentarlo, no lograría apartar la mirada de su enorme y llamativo único ojo. Jamás había visto a otra persona como ella y, desde luego, le pareció genial.

¡Hola! —saludaría animada, levantando la mano abierta a la altura de su rostro.— Soy Karai.

Al primero que identificaría por su nombre sería a Gojo, a quien la joven cíclope saludó especialmente, revelando que ya se conocían de antes. En ese momento Karai posaría con detenimiento su mirada sobre el chico de cabello blanco, y una vez más le tocaría disimular la cara aunque sin mucho éxito, si hasta pareció que se dibujaban corazones en sus pupilas rodeadas de oro. ¿De dónde había salido ese muchacho tan guapo?

Sin más dilaciones y espantando a los ratones de los pensamientos de la morena, Ohona presentó a Nero, la joven golpeada, y explicó brevemente su situación para luego cederle la palabra. Ella le contó a los jóvenes sobre los ataques con los que últimamente tenía que lidiar en su lugar de trabajo, en el Barrio Rojo.

Finalmente la de Konoha propuso su idea, y el primero en expresarse al respecto fue el joven de cabellos oscuros del que Karai nada sabía, porque en ningún momento se había presentado. Hizo una pregunta que la Yotsuki, cruzada de brazos, rápidamente se atrevió a replicar:

Antes de dividirnos, estaría bien saber en que consiste el trabajo, ¿no? Es que no sé si me queda claro. ¿Cuál es tu profesión? —dijo, dirigiéndose directamente a Nero.— Y otra cosa... —sus brazos se desataron y chocó el puño de la diestra contra la palma de la izquierda un par de veces, esbozando una media sonrisa.— ¿Hay que detener a esos tipos y llevarlos ante la autoridad, o basta con darles un buen susto para que dejen de molestar? —Los ojos dorados rotaron entre Ohona y Nero, esperando una respuesta.
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El Hyuga no tardo mucho en llegar al punto de encuentro, guiandose por el rastro de humo rojizo de la bengala que la muchacha de un solo ojo habia utilizado. A unos cuantos metros de distancia, saltando de techo en techo Gojo ya habia podido distinguir a Ohona quien iba recibiendo a otros dos shinobis. Junto a ella se encontraba una muchacha desconocida para el peliblanco pero claramente no tenia pinta de ser una shinobi sino mas bien una residente del lugar. — ¿Ohona-chan? ¿Que hace ella aqui? — Se pregunto antes de llegar junto a ella, aunque no le desagradaba la idea de que este ahi pues sabia que podia contar con ella y que era de gran ayuda.

Gojo aterrizo de pie sobre el suelo justo al lado de la morena de Kumogakure, por un instante la miro de reojo abriendo de par en par sus profundos ojos celestes. Aquella morena de ojos dorados le habia llamado la atencion de inmediato de forma instantanea, aunque dicha atencion se desvanecio tan rapido como llego debido a que Gojo se distrajo para saludar a Ohona y no ser descortes, pues no olvidemos que estaba comenzando su mision. — Ohona senpai, tambien me alegra volver a verte. No me habian informado de que tu tambien estarias aqui... — Le comento amigable Gojo aunque tambien algo intrigado ¿quizas la mision es mas dificil de lo que parece? Como sea seguro Ohona tendria una explicacion, por ahora la atencion de Gojo volvio a centrarse en la morena unos segundos nuevamente, notando como la joven le miraba con mucho ímpetu, parecia alguien con mucha energia tal vez. En ese momento sus ojos celestes y los ojos dorados de ella se encontraron, Gojo jamas habia visto unos ojos de ese color, le parecian muy bonitos asi como la piel naturalmente bronceada de la joven y por supuesto, su figura evidentemente trabajada y sus curvas que resaltaban por donde se la mirase. Gojo le sonrio risueñamente a Karai y luego centro su atencion en su otro compañero. Este debia ser el joven de Konoha que le habia dicho Haku que habian enviado, se le veia alguien serio y capaz, tenia un aire misterioso. Por ultimo estaba la muchacha junto a Ohona, una joven con orejas de gato, no estaba acostumbrado a ver gente asi pero no iba a decir nada fuera de lugar al respecto. — Mi nombre es Gojo Hyuga, fuerza imperial representante de Konoha. Un placer conocerles. — Dijo presentandose a los demas muy formal pero amistosamente.

[Imagen: 26656d4e709dc40268e564b409835dd6.jpg]


Cita:sí, hola a todos, yo soy Nero Nekota, en el barrio rojo suele haber disputas y problemas, pero no es algo que el casero no pueda afrontar, sin embargo, últimamente nos esperan a la salida de la casona que trabajamos y nos atacan brutalmente


Gojo fruncio el ceño al escuchar a la pobre a su vez que veia las marcas de golpes y moratones en su cuerpo, le daba lastima y al mismo tiempo le enojaba el pensar que incluso con el poder que el imperio poseia y todo lo que se ha hecho en busqueda de la paz y el orden en el mundo, aun existian personas asi y se efectuaban injusticias de este tipo... ¿Cuantos años tendria Nero, diesciocho apenas o tal vez menos? si se guiaba por su apariencia parecia una niña, ¿quien podria querer lastimarla?. 


Cita:extrañamente, siempre logran identificar a aquellas mujeres que vienen como civiles de las que trabajan habitual o esporádicamente en los locales


Tal vez tengan informacion sobre el sitio donde trabajan, como quienes son las empleadas y tal. ¿Reconocieron a alguno de los agresores? Tal vez haya algun motivo personal en todo esto. — Le pregunto Gojo a Nero. Luego Ohona propuso un plan de actuacion que involucraba infiltrarse en el establecimiento donde trabaja Nero, aunque no termino de explicar el plan y de paso la ahora conocida Karai desconocia el tipo de trabajo del que se trataba, algo que Gojo si tenia conocimiento pues... fue motivo de burla de sus superiores. Gojo se limito a mirarla de reojo y poner una expresion un tanto avergonzada, al parecer haria falta aclararlo, pero le dejaria ese trabajo a Nero. — En fin, ¿cual seria el plan de accion en definitiva? ¿No es mas facil esperar a que empiecen a causar disturbios y darles una paliza y arrestarlos de una vez por todas? — Seguro Ohona tenia el plan elaborado en su cabeza pero queria ser consciente de cuales serian los pasos a seguir. — Creo que preferiria ir como cliente. — Dijo Gojo desviando la mirada a un costado, la verdad no queria tener que hacerse pasar por un prostituto y encima lidiar de esa manera con hombre tan despreciables y asquerosos como esos tipos. Lo mas probable es que no podria contenerse y podria arruinar la mision.
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Un imperial… hay carajo, un imperial… menos mal los llame lejos de la base de Ichigan – pensaba Ohona con su mejor cara de póker mientras el joven Gojo se presentaba… claro, porque diablos él tenía que ser imperial… bueno, eso no era relativamente importante.

Los jóvenes empezarían a hacer conjeturas y preguntas respecto a la misión, hasta que Ohona los calmo un poco diciendo – pensaba que… bueno… Karai y yo fuésemos las trabajadoras… en el local donde trabaja Nero-san solo atienden mujeres… - decía apenada – soy prostituta – diría Nero, sin pelos en la lengua – trabajo ofreciendo mi cuerpo en el barrio rojo, si se harán pasar por trabajadoras y clientes, deberán atenderse unos con otros, si es que nadie llega antes a buscarlas primero – diría la muchacha – lamentablemente esta gente sabe cuándo se ejecuta el Henge no Jutsu dentro del local… se puede usar técnicas como el Shoushagan para ocultar el rostro, pero el cuerpo debe ser el original – decía la muchacha ciclope, apenada.

Ella nunca había revelado su rostro ante otras personas, y esta no sería la ocasión. Una vez reveladas las posiciones, el equipo seria conducido por Nero-chan hasta las inmediaciones de una casona luminosa donde trabajaba Nero habitualmente, estaban escondidos entre los tejados y, luego de despedir a la joven escort, tomarían lugar para ingresar a esta área de placer.

[Imagen: __hayami_kanade_idolmaster_and_1_more_dr...084df3.jpg]

Ohona se escondería antes que todo para ejecutar el Shoushagan sobre su primera mascara, cubriendo nuevamente su rostro con uno más apacible que pudiese engañar a las personas comunes y corrientes, luego de eso, se sacaría su fajín y liberaría su cuerpo de esas ataduras que solía llevar, para ponerse un traje un poco más revelador que le había prestado Nero-chan, por suerte el voluptuoso cuerpo que suele ocultar Ohona era de la misma talla que aquella joven muchacha… muerta de vergüenza, bajaría a la calle separada del resto y se reuniría con Nero-chan para que esta la lleve con el casero y así empezar su trabajo de infiltración…
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Apenas terminé de realizar mi pregunta, la chica morena replicó inmediatamente preguntando cual era el trabajo a realizar, así como también a que se dedicaba Nero. Luego de varias preguntas echas por todos nosotros, Ohona decidió hablar indicando los detalles del plan que tenía en mente para la misión, así como el detalle de que dentro del local donde trabajaba Nero se sabía cuando alguien intentaba utilizar el Henge no Jutsu por lo que debía ser el cuerpo original, y finalmente Nero, quien indicó que se dedicaba a la prostitución, sin más, fuimos llevados a las inmediaciones del recinto donde trabajaba Nero, Ohona se apartó un poco de nosotros, momento que aproveché para presentarme formalmente a mis compañeros ya que no lo había echo antes

- Disculpen si no lo hice antes, soy Kin, Genin de Konohagakure, un gusto trabajar junto a ustedes… -

Dije en un tono amable y una sonrisa un poco forzada ya que no acostumbraba a mostrar mi verdadera personalidad a gente que apenas conocía. Después de un rato Ohona llegó con una vestimenta un tanto reveladora y claro, una nueva cara, parecía que si iba a usar el Shoushagan para ingresar. Ohona bajó y se reunió con Nero para poder ingresar al local, suspiré y giré mi cabeza para mirar al chico peli plateado

- Supongo que nosotros tendremos que fingir ser clientes y Karai entrará con ellas no?, la verdad nunca había estado en un lugar de esos así que entro después de ti -

Con eso dicho, coloqué en el suelo la pequeña mochila que llevaba conmigo en mi espalda, me quité la chaqueta verde que llevaba encima para llevar solo la chaqueta azul de mi Montsuki y la guardé en la mochila

- Crees conveniente que deje mis armas aquí, digo, no sé si pudieran reaccionar diferente si me ven con dos Wakizashis en la cintura… -

Pregunté a Gojo. Finalmente esperaría a que el estuviera preparado para ingresar detrás de él tal cual como le había dicho y dependiendo de su respuesta, dejaría en la mochila mis armas o las llevaría conmigo…
Pasivas

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Ohona comenzó a explicar tímidamente su idea, sugiriendo que ella y Karai fuesen las encargadas de cumplir con el rol de las trabajadoras, ya que solo se admitían mujeres. En principio, a la morena le pareció bien, pero le cambió la cara de golpe cuando Nero hizo su inesperada interrupción. El calor y el color subieron fugazmente hasta su rostro, sin embargo no hizo comentarios al respecto y siguió escuchando con atención. Por supuesto, aquel le parecía un trabajo cien por ciento respetable, solo que le generaba un poco de pudor exponerse a la situación y ponerse al alcance de algún viejo libidinoso. Pero Nero siguió hablando, y aclaró un poco más las cosas.
 
¿Atendernos unos con otros? —repitió la morena en su cabeza. Ante la sola idea apretó los labios, ahora sí visiblemente sonrojada. Luego, por el rabillo del ojo, deslizó una mirada furtiva hacia al muchacho que tenía al lado, y chilló internamente.— Me muero

Nadie le preguntó, pero en su mente ya había decidido emparejarse con Gojo, sin considerar siquiera la compañía del otro joven de Konoha. La imaginación de la morena había comenzado a volar entre excitantes escenarios ficticios similares a los que se describían en las novelas que tanto le gustaba leer, cuando de pronto volvió a la tierra al darse cuenta de que no llevaba una vestimenta adecuada para la ocasión. Necesitaba cambiarse.

Yo... creo que no traigo la vestimenta más indicada para esto —comentó, extendiendo los brazos para enseñar mejor su cuerpo y lo que llevaba puesto. Precisaba ropa más acorde a la situación, y esperaba que Ohona o Nero pudiesen facilitarle las cosas ya que no había preparado nada.

Finalmente, la joven Nero conduciría al grupo hasta las cercanías de su lugar de trabajo y los dejaría allí para que acabaran de organizarse. Una vez todo estuviese claro, la Yotsuki seguiría a Ohona, que ya había cambiado su apariencia, y junto a ella ingresaría a la casona para reunirse con Nero y de una vez comenzar con el trabajo.

¿Qué resultaría de todo aquello? No tenía idea, pero se entregaría a la exótica experiencia por el bien de la misión. Más allá de las tonterías que pudiese imaginar, y de verse acompañada por un muchacho tan irresistible que hasta le quitaba la concentración, debía esforzarse por mantener la seriedad y compostura. Lo más importante era cumplir exitosamente con la tarea, y ayudar a las jóvenes trabajadoras del Barrio Rojo.
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Cita:pensaba que… bueno… Karai y yo fuésemos las trabajadoras… en el local donde trabaja Nero-san solo atienden mujeres…


Era un alivio para Gojo escuchar eso, lo que menos queria era tener que hacerse pasar por prostituto, a pesar de ser un shinobi profesional no tenia la suficiente compostura como para tratar con la clase de gente que recurria a esos sitios. Gojo suspiro aliviado y se adhirio a su plan, pasar como un cliente infiltrado. No seria dificil, aunque quizas era mejor que se cambiase de ropa para esta mision, asi se infiltraba con una apariencia mas acorde.


Cita: lamentablemente esta gente sabe cuándo se ejecuta el Henge no Jutsu dentro del local… se puede usar técnicas como el Shoushagan para ocultar el rostro, pero el cuerpo debe ser el original


En ese caso podria pasar por una tienda de ropa para ir mas acorde a la situacion y evitar sospechas. — Comento Gojo tomando con sus manos como si fueran pinzas el kimono blanco que llevaba encima. 


Cita:- Supongo que nosotros tendremos que fingir ser clientes y Karai entrará con ellas no?, la verdad nunca había estado en un lugar de esos así que entro después de ti -


Es lo mejor que podemos hacer para pasar desapercibidos, aunque no creo que esta mision se dificulte mucho siempre y cuando los agresores no sean shinobis implicados. Si no tienes forma de ocultarlas tal vez si sea lo mas conveniente — Opino Gojo. — ¿Karai, te parece si me encuentro contigo en el local y me hago pasar por tu cliente? Si estamos juntos sera mas facil emboscar a los objetivos y planear en tiempo real acorde a lo que suceda alli. — Le pregunto Gojo a la morena de Kumogakure, dos mentes pensarian mejor que una, por ende dos shinobis juntos actuarian mejor que uno. Una vez estuviese todo acordado, Gojo pasaria por un local de ropa para comprarse un traje adecuado para la ocasion y se dirigio directamente al local de Nero, guardandose su otro atuendo en una mochila que habia traido con el. Una vez alli, tal y como lo habia planeado solicitaria atenderse con Karai quien ahora portaba una vestimenta diferente, si todo salia bien entonces se adentraria con ella a alguna de las habitaciones.

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Nueva vestimenta de Gojo
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Los jóvenes estaban preparados para el ingreso, las muchachas vistieron ropas sensuales y los muchachos ropas casuales, todos escondieron sus armas y las dejaron en sectores seguros, realmente para ninjas entrenados como ellos, el armamento no era necesario para enfrentarse a civiles. La división entre los ninjas no generaría problema, simplemente un momento de incomodidad para las muchachas…

[Imagen: __original_drawn_by_aerial_aerial_30__sa...803d80.jpg]

Al poco rato, apenas Karai y Ohona ingresaron al local en conjunto con Nero, esta se las presento al casero, aquel hombre sin mucho escrúpulo las miro de pies a cabeza, con desagrado, como si ya estuviese asqueado de ver a tanta mujer fácil en el mundo, y con una rama, les toco un par de partes del cuerpo, las piernas, la pelvis y el busto, asegurándose de que realmente sean mujeres, pero en todo momento con repudio. Al final, accedió a permitir que ambas muchachas trabajaran esa noche en el local, indicándole a Nero que sirva de guía para las muchachas.

Muy bien señor – diría Nero, mientras guiaba a las muchachas dentro de la casona. Al interior había varias habitaciones, unos sectores donde algunas compartían, reposaban o incluso habitaciones solitarias, todas al fondo de la casa, en muy mal estado y pasadas a tabaco, algún que otro espejo y cosas por el estilo, parecía una especie de casa un poco abandonada por la mano de dios. En esta casa, había alrededor de 10 muchachas, no todas muy bellas ni de buenos físicos como las que estaban recién ingresando… de hecho, al verlas bien, podrían notar que hasta a Nero se le escapaban los rollitos de gordura, casi ninguna tenía un estado físico decente, pero si, varias eran bastante sensuales. No notaron mucho más respecto a ellas, pero si vieron que varias tenían maquillaje en exceso… ocultando sus rostros o cuerpo la verdad que este lugar traía… es entonces cuando la misma Nero empezó a maquillarse y a ocultar su rostro de este mal trato que habría recibido…

[Imagen: __shirayuki_tomoe_and_shirayuki_tomoe_ni...3bf4e8.jpg]

Al poco rato, las muchachas empezaban a salir en grupos de dos o tres a recibir a clientes, es entonces cuando Nero les comento – la verdad nosotras salimos cuando queramos… nadie nos obliga a tomar clientes ni a trabajar – dijo la joven – pero, si no follas, no ganas, y si reclaman por ti, entonces el casero se enoja – diría, mientras terminaba de afinar los detalles – es imposible ver desde acá cuando llega algún cliente especifico – diría entonces. Las tres estaban en una habitación algo apartadas del resto, y al recibir esas noticias, Ohona sonrió y dijo – entonces yo me encargo – activando su siempre bien ponderado Byakugan y aguardando a avisar la llegada de los jóvenes que venían con ellas.

[Imagen: __moona_hoshinova_ayunda_risu_and_airani...31c474.jpg]

Por suerte, ambos llegarían juntos al poco rato y Ohona avisaría para que ellas dos tomaran los lugares para presentarse. Estarían junto a un grupo de tres muchachas, una regordeta apretadita con un cuerpo algo suculento, una bajita flaquita con una cara muy provocativa y otra bastante sensual, con grandes curvas y muy descotada, pero Karai y Ohona confiaban en que las elegirían a ellas dos… aparte, destacaban con cuerpos firmes y bien tonificados, cuerpos más entrenados.


off


El tiempo para postear de 96 horas ya ha expirado.

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No tenía como esconderlas, haciendo caso a Gojo, decido dejar mis armas en aquella mochila que traía conmigo desde Konohagakure encima del tejado

- Bien, entonces te sigo… -

Cuando el Hyuga y yo ingresamos a al recinto todo parecía en orden, los clientes por ahí y por allá bebiendo sus bebidas y otros acompañados de una o más mujeres, era un lugar fascinante?, talvez lo fuera si tan solo las chicas de ahí no sufrieran los maltratos que Nero había indicado, toqué ligeramente el hombro del peli blanco y lo miré a los ojos

- Pude ver cómo te mirabas con Karai… vas a ir con ella no?, la chica cíclope dijo que debíamos atendernos entre nosotros, yo iré con ella… -

Dije mientras cambiaba de lugar mi mirada hacía donde se encontraban llegando el grupo de chicas, chicas bastante sensualidad y de buena figura, en mi rostro un ligero sonrojo apareció, agité un poco la cabeza y tomé una posición firme

- Pues vamos allá… -

Le dije a Gojo mientras tomaba la delantera y caminaba hacía las chicas con aire de suficiencia, mi intención claramente era mostrar experiencia que no tenía en esos lugares, lo que le había dicho a Gojo era cierto, nunca había estado en uno y por ende no sabía cómo actuar en estas situaciones.

Al llegar con el grupo de chicas les di una sonrisa a todas mientras hacía una pequeña reverencia ante ellas tratando de demostrar el mayor respeto posible hacía ellas

- Buenas Noches a todas, creo que tú me agradas… -

Dije colocando mi mano suavemente sobre el hombro de la chica cíclope que ahora ya no era un cíclope mientras le daba una sonrisa algo nerviosa, sin más, comencé a caminar con ella para alejarme del grupo de chicas y poder hablar a solas con ella. Cuando estábamos los suficientemente alejados de las chicas y del resto de clientes en general, me acerqué un poco más a ella y comencé a hablar en voz baja

- Contigo no me presenté, soy Kin Uchiha, un gusto… por cierto, cuando podremos golpear a los abusadores de estas pobres chicas?, siento que mientras más tiempo pasa, más sufren… -

Mis palabras mostraban firmeza y a su vez tristeza por las pobres chicas del barrio rojo, estaba decidido a cumplir con la misión y acabar con los abusos, abusos que ellas no merecían pues solo trabajaban dignamente para tener algo en la mesa

- En cuanto tú me indiques que hacer, yo lo hago… -

Al terminar de decir eso me giré un poco para volver a visualizar bien el recinto y no perder de vista a mis otros compañeros de la Misión…
Pasivas

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Última modificación: 09-09-2023, 08:34 PM por Karai.
Nero condujo a las jóvenes a través del lugar y las presentó con el casero. El tipo, que para nada se veía amigable, se limitó a inspeccionar a las muchachas y se atrevió, además, a tantear sus cuerpos con una rama miserable, como si de animales muertos se tratase. La Yotsuki se dejó revisar de mala gana, pero imitando el semblante de Ohona se mantuvo en el molde, y al final se les permitió ingresar y ''trabajar'' por esa noche.

El interior de aquel sitio no era muy agradable. En general, la estructura se veía bastante deteriorada y abandonada. El olor a tabaco se concentraba en cada pasillo y cada rincón, destacando por sobre otros aromas diversos y llamativos. También había otras mujeres en el lugar; la mayoría lucían muy bien y todas iban maquilladas en exceso, pero Karai notó que bajo tanto adorno algunas de ellas se veían cansadas y no se encontraban en el mejor de los estados. 

Al rato, mientras Ohona y Karai terminaban de alistarse, algunas de las chicas empezaron a salir para recibir a los primeros clientes. Nero explicó a las kunoichis como funcionaban las cosas, y entonces la Yotsuki sintió un repeluzno corriendo por su espalda. No quería verse obligada a liarse con un desconocido por el bien de la misión. Afortunadamente sus compañeros llegarían pronto, y solo entonces las jóvenes saldrían al encuentro.

Lo siguiente era que ambos muchachos escogieran cada uno a una acompañante para continuar con el plan como había sido pactado. Pero llegado el momento, ya agrupadas todas junto a Kin y Gojo, Karai no aguantó la presión de verse tan expuesta ante la mirada del Hyuga y sin pronunciar palabra decidió romper filas y caminar rápidamente para encerrarse en uno de los cuartos disponibles. Se quedó un momento bloqueando la puerta, recargando en ella su espalda, y mientras respiraba profundamente dio un vistazo general al interior de aquella habitación. En la pared contraria descubrió un espejo, y desde la distancia observó en él su sensual reflejo. La vestimenta que llevaba revelaba bastante más de lo que le gustaría enseñar, dejando al descubierto gran parte de sus atributos y los tatuajes de su brazo y pierna. La cara se le puso roja otra vez, como un tomate, pero golpeó su mejilla derecha suavemente con la palma abierta para espabilarse y quitarse la vergüenza.

Que tontería —murmuró, sacudiendo la cabeza. 

Finalmente se despegó de la puerta, caminó hasta la enorme cama que había en el centro del cuarto y se sentó en el borde. Entonces suspiró profundamente, cerrando los ojos. No quería arruinar las cosas, debía juntar coraje y cumplir con su parte. 

Con suerte, no tendría que volver a salir y su compañero la encontraría primero.

Apariencia de Karai

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Al ingresar al edificio luego de ser recibido por una jovencita en la entrada del establecimiento, Gojo observo a su alrededor, notando lo precario del lugar. Si esto fuera un juego diria que este era el primer nivel, las condiciones eran no solo precarias sino que no habia ningun tipo de interes en ser llamativo o atractivo de cara a querer conseguir clientes, de paso el dueño del sitio parecia que tenia tan mala predisposicion como su edificio ¿Acaso siquiera queria estar ahi? Quizas no, pero por algun motivo aun mantenia este lugar y a estas mujeres trabajando alli, que a diferencia de todo lo demas parecian la unica luz de alegria o al menos intentaban reflejar eso. En general todas eran bonitas, al menos con esa capa de maquillaje que llevaban encima, algunas mas agraciadas que otras pero Gojo no las juzgaba, no era el mejor ambiente donde vivir y desarrollarse, si estas mujeres querian un futuro como prostitutas debian apuntar al menos a la zona media o alta del barrio rojo. "Tal vez estuvo de mas haberme cambiado de ropa... Tampoco me extraña que vengan sujetos conflictivos aqui." Pensaba en lo que era escoltado hacia donde se encontraban las señoritas, entre ellas pudo reconocer a Karai, Ohona y Nero.

Por su parte Kin tomo la iniciativa y eligio a Ohona como dama de compañia, era de esperarse considerando que veniamos con un objetivo en claro. Por otro lado Gojo levanto su mano derecha para señalar a Karai sin embargo esta en un momento abrupto se marcho a uno de los cuartos y se encerro alli, se la veia muy avergonzada pues portaba un atuendo mas que sugerente y revelador, de no ser por los lentes oscuros que Gojo llevaba encima se habria notado la lujuria con la que la miraba, no podia evitarlo si ya con su atuendo formal le habia impresionado, ahora ni se imaginan, ademas.... es un hombre.

La elijo a ella. — Termino por decir refiriendose a Karai y soltando una risilla incomoda, para luego caminar hacia la habitacion donde Karai ahora ya estaria sentada en la cama. Mientras caminaba hacia alli Gojo intento relajarse, no debia dejarse llevar por todo esto. Si, era la primera vez que debia trabajar infiltrado en un burdel de mala muerte pero no debia perder la compostura por ello, era un shinobi profesional y debia actuar como tal. En comparacion con aquella mision que le envio al hospital este era un juego de niños.


Gojo entro en la habitacion, vio de reojo a Karai sentada en la cama, la notaba muy tensa mientras que el ahora estaba relajado, entonces Gojo cerro la puerta, suspiro y lanzo su mochila sobre un sillon que habia a un costado de la habitacion, asi como tambien lanzo habilmente sus lentes oscuros sobre una mesita de luz junto al sillon. — Al fin, superamos la primera parte de la mision. — Comento de forma relajada y casual, parecia que se habia quitado un peso de encima, entonces se quito la chaqueta y la dejo tambien en el sillon y camino hacia la cama donde se recostaria dejandose caer justo al lado de Karai, llevando sus manos detras de la nuca sirviendo de soporte. — No sabemos cuanto tiempo tomara hasta que lleguen esos sujetos y hagan sus cosas primero antes de empezar a causar problemas asique podemos relajarnos por ahora... — Le comento viendo desde su perspectiva la espalda descubierta de Karai, se notaba lo bien entrenada que estaba, era una mujer tonificada y fibrosa pero sin exagerar, con una porcion de grasa corporal justa y ubicada en los mejores lugares, parecia la obra de un artesano. De pronto Gojo se inclinaria hacia adelante quedando sentado junto a Karai, de hecho quedando bastante cerca de ella sin darse cuenta en el momento. — Tu nombre era Karai ¿cierto? Dime ¿que quieres hacer mientras tanto? — Le pregunto con una sonrisa risueña mirandola a los ojos. Estaba dispuesto a conversar, jugar a las cartas, lo que sea realmente en ese momento, con tal de disfrutar del tiempo libre que tenia con ella. Por supuesto que en el fondo deseaba hacer otras cosas pero a pesar de que el ambiente acompañaba en todo sentido, quizas el contexto no era el mas adecuado ¿Pero quien era él para juzgar dicho contexto? Literalmente era su primera mision de ese tipo y siempre hay una primera vez para todo. Aun asi no contaba realmente con ello, de hecho daba por asumido que nada horny ocurriria.

No te preocupes por el resto, si ocurre algo tanto Ohona como yo lo sabremos gracias a nuestro Byakugan. — Le comento, activando el mismo para vigilar todo el lugar, pero entonces de pronto su rostro palidecio, toda sonrisa se borro y mas bien parecia haber visto un fantasma. Claro, algo le tomo por sorpresa, un pequeño detallito que se le habia pasado en ese momento y debia haber tenido en cuenta para mentalizarse antes. Estaban en un burdel, casi todas las chicas estaban con algun cliente teniendo relaciones sexuales, incluso algunos gemido llegaban a oirse desde los pasillos hasta la propia habitacion, Gojo en cuanto activo su Byakugan lo vio TODO. Vio cada habitacion, cada rincon del edificio, cada mujer teniendo sexo con su o sus clientes (si, habian algunas que tenian mas de uno a la vez). Su cuerpo no tardo en reaccionar ante tal estimulo, su cara estaba roja como un tomate y en su pantalon comenzo a hacerse notar un bulto de tamaño muy considerable, firme y listo para la accion... o para estallar, era dificil discernir cual de las dos. De los nervios Gojo se puso de pie, no se habia percatado de su ereccion todavia, pero casi como un acto reflejo se volteo hacia Karai de los nervios y entonces la vio, ahora si la habia visto por completo. Una de las caracteristicas principales del Byakugan es la de ser capaz de atravesar su vision traspazando objetos, incluso seres vivos, son ojos que ven no solo dentro sino a traves de ti. Fue entonces que Gojo vio su cuerpo desnudo, cada pliegue, cada detalle de su ser, hasta podia saber lo nerviosa que ella estaba al ver literalmente como latia su corazon. Es cierto, no era la primera vez que Gojo veia una mujer desnuda, de hecho algo que callan los Hyugas es que el hecho de usar el Byakugan en sus vidas cotidianas hacen que vean practicamente a todo el mundo desnudo al usarlo, lo cual se terminan acostumbrando y incorporando como algo normal en sus vidas, pero precisamente por eso, sitios como este eran muy incomodos para el peliblanco, estar rodeado de gente teniendo sexo, pudiendo verlos a todos actuar a su alrededor, escucharlos a lo lejos y encima ver a una chica que le gusto desde el momento en que la conocio, desnuda cerca de él pero tambien vestida asi, en un sitio como este, era demasiado estimulo para un joven de dieciocho años en su primera mision de este tipo. 

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Gojo se quedo de piedra en mas de un sentido, su Byakugan se desactivo y alli estaba de pie frente a Karai rojo como un tomate y boquiabierto sin saber que decir, con su miembro super marcado bajo su pantalon que era indisimulable y lo sabia perfectamente. — Ah....este....yo....
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Kin llevaba a Ohona por la casona, actuando como alguien completamente perdido dentro de lo que se supone ocurriría, al ver lo que sucedía, Ohona no pudo evitar mirarlo con ternura y reírse un poco, mientras tapaba sus labios con su mano – Joven amo, no es necesario eso, vamos directo a la habitación – decía, evitando una posible filtración de información y para arrastrarlo hacia la habitación que se le había indicado al momento de recibir al cliente.

Era sabido que tanto Kin como Gojo iban a ser sus clientes, sin embargo, en ese entonces no solo estaban ellas dos presentes para cazar clientes, si no también esas tres muchachas de sensuales atributos. Apenas vieron como una muchacha caminaba apurada hasta la habitación, como diciéndole a Gojo “tu vienes conmigo” y la otra era llevada de la mano sin mucho titubeo, estas muchachas entraron en cólera… ¿Cómo podía ser que las nuevas fuesen tomadas tan rápido? Y para más remate, por un par de jóvenes que no parecían feos como la mayoría de sus clientes… no, esto no iba a quedar así. Una mirada de reojo y aquel hombre ya sabía qué hacer.

[Imagen: __gilles_de_rais_fate_and_1_more_drawn_b...d3ebb6.jpg]

En el interior de la habitación, tanto Gojo como Ohona activaron sus Byakugan, tal vez no estaban coordinados para esto, sin embargo, ambos lo hicieron casi instintivamente. En todos lados dentro de esa casona pudieron ver como unos tres clientes estaban siendo atendidos por mujeres de exuberantes curvas, haciendo el coito de las maneras que a estos más se les antojaban y por los agujeros que estos deseaban, en las casas aledañas sucedía lo mismo, estaban en el barrio rojo, el olor a sudor y el rose de los cuerpos, los sonidos eran muy potentes, algunos se sentían casi como si estuviesen al lado de uno, algunas muchachas eran incluso más exageradas que otras, sin embargo, aunque Gojo desactivo su Byakugan por la vergüenza del momento, Ohona lo mantuvo activo un tiempo más, hasta que lo noto…

[Imagen: __manaka_hitomi_hitomi_sensei_no_hokensh...8c0dbd.jpg]

Aquel anciano que era quien las había inspeccionado ahora estaba espiando las habitaciones donde los hombres eran atendidos, anotaba algo en una libretita y luego avanzaba a la siguiente habitación por un pasadizo escondido dentro de esa antigua casona… cuando llego el momento de inspeccionar el cuarto de Ohona y Kin, esta no lo dudo dos veces, deslizando su chal al suelo y quedando solo en aquel babydoll morado por sobre su cuerpo desnudo, se abalanzó sobre Kin y le abrazo con fuerza, para decirle de cerca – creo que ya identifique el enemigo, sígueme la corriente – decía, para luego besarlo, tal vez de una manera algo brusca, pero bastante sensual, empujándolo hacia la cama y colocando su cara hacia el lado derecho de Kin, pues, mientras besaba al muchacho y tocaba su musculoso cuerpo con la yema de sus dedos, no desactivo en ningún momento su Byakugan… al ver que aquel hombre no paraba de observarlos, separo los labios un segundo y dijo – tócame, levanta mi ropa – mientras esta empezaba a tocar en la zona pélvica del muchacho.

Si, la princesa desmedida lo había hecho de nuevo… no le interesaba realmente tener una relación con el o causarle una erección, solo le interesaba desviar la atención.

Al poco rato, aquel hombre, cojeando y apoyado en un bastón, se dirigiría a la habitación de Karai y Gojo, y fue en ese minuto en que la joven Ohona se separó de Kin y empezó a emitir sonidos como de quejidos… diciendo que era increíble y cosas por el estilo, mientras caminaba por la habitación e inspeccionaba aquellos agujeros que usaba el viejo para espiar.

[Imagen: __power_chainsaw_man_drawn_by_naofaro__s...9221e6.jpg]

Pasados los minutos, aquel hombre salió por la puerta trasera, se dirigió ante un grupo, ese grupo estaba conformado por varios hombres con bates y diversas armas improvisadas de bates con clavos, pero eran esas tres mujeres las que hablaban con ellos e incluso, fueron quienes le pasaron los bates… era notorio… ahora Karai y Ohona eran el blanco de estos bandidos…

Solo faltaba confirmar que las sospechas de Ohona fuesen reales, y se confirmaron en el momento que una de las mujeres que estaban en una de las habitaciones aledañas salió a prender un cigarro… algo simple, pero en breve fue rodeada por estos matones… - puerta trasera, 13 metros hacia el suroeste, hombre de pelo largo rubio con chaqueta de cuero, hombre gordo sin cabello con polera blanca y pantalones marrón, hombre de piel oscura con pelo rojo y polera blanca, encárgate de ellos… yo tengo trabajo por hacer – diría Ohona a Kin, mientras se vestía tranquilamente y se dirigía a la sala de espera… habían tres mujeres a quienes tenía que hacerles entender algo…
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- Habitación!?, ya veo de que va esto, lo siento, nunca había estado en lugares como estos… -

El Uchiha caminó al lado de la cíclope con dirección al cuarto, él no sabía dónde estaba, pero parecía que su acompañante sí. Una vez estaban dentro, Kin escuchó aquellos sonidos de los cuartos aledaños, no necesitaba un Byakugan como Ohona o Gojo para saber lo que estaba sucediendo, la situación hizo que el Uchiha se pusiera algo nervioso mientras pasaba su mirada inspeccionando aquel pequeño cuarto, y parecía que el mundo conspiraba en contra de él pues sin aviso alguno, Ohona se despojaría de su ropa y se lanzaría hacía el Uchiha

- El enemigo?... pero com… -

Kin no pudo terminar de hablar pues la chica Hyuga comenzaría a besar de forma brusca al Uchiha, pero éste comenzaría a seguirle la corriente tal cual ella le indicó, tocando con suavidad su cuerpo y levantaba un poco su ropa, cuando finalmente Ohona se separó de él, el joven pudo respirar y su entre pierna… bueno… su amigo se había despertado. Rápidamente, el Uchiha se levantó de la cama y suspiró

(Que carajos acaba de pasar!!)

Pensaba el Uchiha mientras la su compañera de misión soltaba algunos quejidos e inspeccionaba a detalle aquel cuarto en el que se encontraban. Luego de algunos minutos Kin recibiría órdenes de Ohona, con detalle, la chica le indicó la posición de varios hombres, el Uchiha supuso de quienes se trataban, asintió con la cabeza y mientras Ohona se vestía, los ojos de Kin cambiaron de color y dos pequeñas aspas se habían dibujado alrededor de su pupila. Con su Sharingan activo, salió con seguridad de aquella habitación y se dispuso a buscar aquella puerta trasera de la que Ohona hablaba y una vez la encontró, salió por ella del local en donde trabajaba Nero

(Trece metros al Suroeste…)

El Uchiha se movía a velocidad hacía al Suroeste mientras buscaba con la mirada a alguien que encajara con las descripciones proporcionadas por Ohona, aunque no tardó mucho en dar con ellos y una vez los alcanzó a ver a la lejanía, el Uchiha levantaría sus brazos a la altura de su pecho y comenzaría a realizar sellos manuales, al término de éstos, una gran acumulación de Chakra Katon en el cuerpo del Uchiha fue suficiente para que éste logrará expulsar tres llamas con forma de cabeza de dragón las cuales se dirigieron a velocidad hacía los tipos buscando impactar una en cada uno de ellos, poco le importaba a Kin el bienestar de aquellos tipos y si por el fuera, los quemaría vivos, pero recordando los valores que le habían inculcado, decidió sólo lanzar una pequeña ofensiva que posiblemente dejaría fuera de sí a aquellos matones

Ryūen Hōka no Jutsu
Pasivas

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Los pasos resonando en el corredor llamaron la atención de la Yotsuki, que desvió la mirada hacia la entrada de la habitación. Alguien se detuvo frente a la puerta, y sin tocar ni dar aviso simplemente decidió ingresar. La morena cruzó los dedos, y rogó a Dios que oyera su plegaria.

Al otro lado del umbral, apareció el joven más apuesto que había visto en su vida. De inmediato ella enderezó la postura y juntó las piernas, mientras tanto el de cabello blanco cerró la puerta tras de sí y dejó a un lado su mochila. Cuando se quitó las gafas oscuras, sus ojos de cielo iluminaron por completo aquella lúgubre y apestosa habitación, y un coro de querubines cantó especialmente para los oídos de la muchacha. Karai aún no llegaba a concebir que aquel sujeto fuese un shinobi y no un super modelo. O un ángel.

Entonces Gojo habló, alejando a la Yotsuki de las puertas del paraíso y devolviéndola a la realidad. Ante sus palabras, ella asintió con la cabeza.

Lamento lo que ocurrió hace un momento —le dijo, excusándose por haber huido—. Estoy un poco tensa. No me agrada este lugar.

Mientras Karai se expresaba, el otro se ponía cómodo bajo su mirada atenta. Lo vio quitarse la chaqueta, apoyarla en el sofá donde estaba la mochila y caminar hasta la cama, donde se dejaría caer recostándose junto a la morena. A ella no se le movió un solo músculo. Se quedó tiesa, con los ojos otra vez clavados en la puerta. No se atrevió a voltear, ni siquiera cuando él habló.

¿Relajarse? Estaba encerrada en un cuarto junto a él, ¿Cómo iba a relajarse?

No llegaría a contestarle, porque Gojo se enderezó para sentarse a su lado, y volvió a hablar. Estaba muy cerca, tanto así que por primera vez pudo sentir el aroma que desprendía su piel y que por un breve instante la dejó obnubilada. Pero al oír que pronunciaba su nombre, la Yotsuki se vio obligada a girar la cabeza y encontrarse con aquella mirada. Entre las blancas pestañas los orbes cristalinos brillaban como dos topacios azules. La morena sintió que se derretía completa, igual que un hielo al sol. ¿Cómo podía toda la inmensidad del cielo caber en un par de ojos? 

Con sutileza tomó su propia muñeca y se midió el pulso. Por las dudas, también se pellizcó. Es que todo era tan extraño que ya no estaba segura de poder discernir entre lo onírico y la realidad. La misión que le habían asignado, aquel sitio fantasioso, la superioridad estética de Gojo Hyuga por sobre cualquier otra criatura mortal en la tierra. ¡Ohona era un maldito cíclope! Si eso no era un sueño, entonces había muerto y estaba en el cielo. 

Eh, bueno... Parece que no hay mucho para hacer aquí —respondió, esbozando una media sonrisa. Gojo se veía muy relajado así que Karai trató de imitarlo y, aunque era difícil sostenerle la mirada, en ningún momento apartó de él sus dorados ojos felinos—. Tal vez podríamos escuchar algo de música —sugirió, señalando al aparato que yacía sobre una mesa pequeña en una esquina de la habitación. Pero su idea no llegaría a concretarse...

¿Byakugan? —repitió con curiosidad, sin saber de que se trataba. El muchacho activó su doujutsu, y Karai pudo ver claramente como los ojos de Gojo cambiaban de forma y color. Aquella demostración la sorprendió bastante, pero más le sorprendió la repentina transformación en el semblante de su compañero—. ¿Está todo bien? —preguntó, agudizando sus sentidos para mantenerse atenta a cualquier peligro. No sabía que era lo que el albino podía ver con esos ojos blancos, pero su expresión le preocupó. Él se puso de pie rápidamente y se quedó estático observando a la Yotsuki, que también permaneció congelada en el sitio ya que no comprendía en absoluto lo que estaba sucediendo.

¿Qué pasa? —El Byakugan le daba al rostro angelical de Gojo una apariencia intimidante. Si hasta parecía que con esos ojos podía indagar hasta lo más profundo de su ser, tanto así que empezó a sentirse incómoda porque él no apartaba la vista de su cuerpo. Entonces notó que su tez pálida comenzaba a tomar color y, confundida, la Yotsuki desvió la mirada y descendió por el torso del Hyuga hasta encontrarse sin querer con aquello que escondía en su pantalón, y que le apuntaba directo a la cabeza—. G-Gojo-kun, ¿Has traído un arma? —bromeó, con la intención de descomprimir ya que no supo que otra cosa hacer.

Dubitativo, Gojo balbuceó pero no llegaría a decir nada, ya que justo entonces, para colaborar con el incómodo momento, desde una de las habitaciones aledañas comenzaron a escucharse sonoros gemidos de placer. Karai reconoció que se trataba de la voz de Ohona, y automáticamente se puso violeta ante la escena que se pintó en su imaginario. Pero pronto sus neuronas derretidas por tanta lectura erótica milagrosamente hicieron sinapsis, y reaccionó. Su compañera no estaba teniendo sexo. Tenía que estar enviando una señal, o creando algún tipo de distracción.

Eso es. Tenemos que fingir —resolvió, muy segura. 

Obligándose a dejar de lado todo pudor, aferró una mano al borde del pantalón del muchacho y jaló para atraerlo hacia ella, rozando sin quererlo su erección, mientras intentaba escalar en la cama y ubicarse en el centro de la misma. Trataría de arrastrar al Hyuga para que tomara posición sobre su cuerpo y atraparlo enredándolo con sus piernas, e imitando tímidamente algunos gemidos poco convincentes comenzaría así con la actuación. Porque eso era, una actuación, ¿no? Sin embargo, lo que sucedía en su interior se sentía bastante real. Pretendía mantener la seriedad y ser respetuosa, pero había cosas que no se podían disimular. Era obvio que Gojo le atraía, y seguramente él ya lo habría notado. La piel de la Yotsuki irradiaba calor, el corazón latía fuerte y su respiración se había vuelto más intensa. Lo que sucediera a continuación, fácilmente podría escaparse de su control.
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Cita:G-Gojo-kun, ¿Has traído un arma?


Gojo no tenia palabras para expresar lo que le estaba pasando ¿Como explicarlo? Intentaba soltar palabra alguna pero no salia ninguna de su boca. Para colmo esos gemidos de placer en la habitacion de al lado solo hacian que las cosas empeoren para el albino, el cual ya sentia dolor en su miembro al tenerlo tan estimulado pero completamente inmovilizado bajo sus pantalones. Queria ser liberado... necesitaba ser liberado. 


Cita:Eso es. Tenemos que fingir


¿Q-Que? — Gojo reacciono al escucharla decir eso pero lo tomo tan por sorpresa que no pudo decir mas pues la morena le tomo del pantalon rozando su miembro por accidente y lo jalo hacia ella y contra la cama, lo cual provoco que perdiese el equilibrio y cayera encima de ella al mismo tiempo que Karai le enredaba con sus piernas lo cual presiono su pelvis contra la de ella, y por ende su pene contra su... bueno, ya se imaginaran. Por suerte no la habia aplastado con todo su cuerpo, logrando a tiempo apoyar sus manos contra la cama, justo a los lados de la cabeza de Karai. Por un segundo Gojo se quedo totalmente cautivado observandola, se veia tan delicada, tan calida, el color de sus ojos y su mirada hipnotica, junto con el tono oscuro de su piel y la suavidad de la misma le alteraba por completo sus hormonas, parecia como si una bestia quisiera brotar de su interior y devorarla por completo. Podia sentir el calor que emanaba Karai de su cuerpo, asi como su exquisito perfume. Cuando ella gimio sintio su aliento ¿Menta quizas, tal vez eucalipto? No estaba seguro y no le importaba, tan solo queria arrebatarselo con su propia boca. 

De pronto instintivamente, como un autoreflejo al escucharla intentar gemir, Gojo comenzo a mover su pelvis de arriba a abajo, frotandose contra ella, sintio su suavidad, como una pequeña almohadilla ahi debajo, aunque realmente no habia reaccionado de lo que estaba haciendo ya que en su cabeza solo se le cruzaban pensamientos del tipo: "Esta bien, estamos fingiendo... debemos fingir por el bien de la mision... estamos fingiendo ¿Verdad? ¿Estamos fingiendo? No estoy seguro de si ella esta fingiendo... ¿Yo estoy fingiendo? Por el bien de la mision... Por la mision... por la..." Sus pensamientos iban a mil por hora, no tenian sentido, no podia controlarlos, tantos años de trabajo duro, tantos años de disciplina, tanto tiempo hospitalizado y a punto de morir, tanto tiempo contenido... Vaya momento para que sus impulsos se descontrolasen, para que sus hormonas explotasen sobre ella.

Karai... — Le susurro, para acto seguido acercar su rostro hacia ella, sus labios a los suyos, su torso se apoyara sobre sus pechos sintiendo la suavidad de estos. Con su mano izquierda acaricio el cabello de la morena al costado de su rostro, enredando su cabello entre sus dedos, sentia lo suave, fino y voluminoso que era, asi como el sutil aroma que desprendia a shampu.
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