En el pintoresco Reino de los Acantilados, donde el canto de las olas y la brisa marina creaban una sinfonía constante, una joven aventurera llamada Ulti Ryū pasaba sus vacaciones de verano, alejada de las misiones y los problemas del día a día. Ulti había viajado desde tierras lejanas para sumergirse en la belleza de este reino costero. El viaje desde el país del té no fue sencillo, pero un simple barco y algo de fe en la buena voluntad de las personas le llevo a este nuevo paraje.
Durante sus vacaciones, Ulti exploró las playas de arenas doradas, recogiendo conchas y tesoros marinos. Se adentró en los bosques que bordeaban los acantilados, donde los árboles susurraban secretos antiguos y los senderos estaban adornados con flores de colores vibrantes. Surfeo en las olas de este gran borde costero y sociabilizo con los lugareños en busca de nuevas amistades.
Impresionado por la valentía y el corazón puro de Ulti, la gente se encariño rápidamente de ella, le daban consejos sobre lugares donde visitar, comidas que debía probar, actividades que realizar y diversas cosas, Ulti era una muchacha alegre y simpática…
Dedicando sus días libres a entretenerse con los lugareños, Ulti reunió a los habitantes locales para reparar y embellecer el faro. Pintaron murales que representaban la historia del reino y construyeron jardines en sus alrededores. La luz del faro brillaba más intensamente que nunca, y su resplandor se reflejaba en los ojos agradecidos de la gente.
Durante sus vacaciones, Ulti exploró las playas de arenas doradas, recogiendo conchas y tesoros marinos. Se adentró en los bosques que bordeaban los acantilados, donde los árboles susurraban secretos antiguos y los senderos estaban adornados con flores de colores vibrantes. Surfeo en las olas de este gran borde costero y sociabilizo con los lugareños en busca de nuevas amistades.
Impresionado por la valentía y el corazón puro de Ulti, la gente se encariño rápidamente de ella, le daban consejos sobre lugares donde visitar, comidas que debía probar, actividades que realizar y diversas cosas, Ulti era una muchacha alegre y simpática…
Dedicando sus días libres a entretenerse con los lugareños, Ulti reunió a los habitantes locales para reparar y embellecer el faro. Pintaron murales que representaban la historia del reino y construyeron jardines en sus alrededores. La luz del faro brillaba más intensamente que nunca, y su resplandor se reflejaba en los ojos agradecidos de la gente.