[Simple - B] Espíritu Salvaje
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12 de Junio 15 D.K
Konohagakure
Dos días atrás, Satoru había empezado la búsqueda de la comitiva para reclutar nuevos firmantes Saru. Por ordenes de los Simios Ancianos, el Maestro de Pacto debía llevar a cabo esta tarea y cumplir su rol de Inter-comunicador entre los Reinos. Por lo tanto Satoru no tuvo mejor idea que distribuir folletos.

En general poco se hablaba de aquellos comprometidos con su aspecto animal, con el tiempo, algunos Reinos Animales habían sido olvidados o al menos ignorados. Comprometido con la causa, Satoru dejaría carteles y folletería a lo largo y ancho del País del Fuego, con una sola consigna:
-Expedición a Isla Madre Nanpou-
-se buscan firmantes-
--partida desde: Bosque de la Muerte--
 Firma: Satoru
Quienes dieran con aquella invitación tendrían la oportunidad de conocer dicho Reino y en el caso de encontrar sinergia, establecer un Vinculo con aquel Reino.
14 de Junio 15 D.K
Bosque de La Muerte
El día esperado había llegado, no sabía realmente si su Plan funcionaria, pero como era debido, Satoru estaría desde temprano en la entrada al Bosque de la Muerte esperando a la comitiva. Esta vez, Satoru sería el guía de la expedición y le tocaría ser quien, a través del Kuchyose, lleve a los participantes.

Aquella mañana de verano era templada, con un cielo despejado y una sutil brisa que acompañaba el andar. Satoru esperaba bajo lo sombra de un Árbol con su clásica mascara y su larga túnica, desde  lejos parecía un monje...En cuanto pudo ver al primer Shinobi en llegar, extendió un saludo a la distancia para luego acercarse. 
Bienvenidos a esta expedición a la Isla Madre Nanpou Dijo Satoru con una voz serena 
Me alegra ver que hayan respondido a la convocatoria. Mi nombre es Satoru y seré vuestro guía en esta travesía.

Se tomó un momento para mirar a cada uno de los shinobis presentes, reconociendo la diversidad de rostros y vestimentas que representaban distintas habilidades y aldeas. Era un grupo ecléctico, unidos por un interés común en explorar y descubrir nuevos reinos.
OFF: Aquí da inicio la misión. En cuanto se presenten haremos el viaje al Reino Saru, a partir de allí podrán hacer las tres pruebas de bienvenida dentro del Reino. Recuerden postear su salida e inventario. Al final del post dejen el Code de "personaje". Cualquier cosa me dicen, serán rondas de 48hs con extención de ser necesario. 
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Ya habian pasado unos ias desde que recluto a Kin para formar parte de Ichigan, por lo que nuestra pelirroja devota al templo del sol decidio pasear por las calles de Konoha para pasar el rato, pues en unos dias partirian rumbo a las aguas termales donde estaba la base de la organizacion cuyo sello era el ojo que todo lo ve, si... Ichigan... un nombre que aunque no fuera muy conocido ni popular justo ahora... era un poco conocido.

De pronto un curioso cartel llamo la atencion de la sacerdotisa *Se buscan firmantes para el pacto de Monos*- Mmm... pacto de los Monos... interesante...- cabe destacar que aquel lobo blanco fiel a su maestra, pero hijo de la loba que le dio la vida cada vez que quiere, tambien estaba presente con la pelirroja. -Masuta... a es la maestra del pacto Okami... ¿cree que es necesario otro pacto?- aquel lobo mostraba cierta molestia en su voz.

- No tengo intenciones de firmar otro pacto... pero creo que formar una alianza con los Monos estaria bien... somos Shinobis despues de todo- era in buen punto y bueno con ese jaque mate, el lobo acepto... a regañadientes las palabras de su maestra y decidido a acompañarle, ambos se dirijieron al lugar acordado. El bosque de la muerte donde se encontrarian con el maestro del pacto de los Monos.

- Este bosque... es muy tetrico... no me gusta nada- las quejas en su voz eran notables... pero bueno... ya no podia hacer nada... Da la sensacion de muerte en cada esquina...- murmuraba Okares mientras caminaba al lado de Akami- Ya no te quejes tanto... ¿eres un lobo o una gallina?- aquella pregunta... obviamente era para burlarse del canino- La respuesta es evidente: !SOY UN LOBO¡ !SOY EL PODEROSO LIDER DE LOS COLMILLOS HELADOS EL MAJESTUOSO OKAMI NO YUKI¡ !SOY EL PODEROSO OKARES¡- sep... fue un claro golpe al orgullo del lobo y eso era evidente.

Luego de caminar un largo rato, se logro divisar lo que parecia ser un monje... pero al acercarse mas... era alguien enmascarado- Sugoi...- sep... la apariencia del enmascarado que se presento como Satoru y le dio la bienvenida a dicha prueba- Bien... es un placer... mi nombre es Akami Ameryuu... soy la Obispo de la Iglesia Amaterasu de la Kiri y la actual Okami no Masuta (Maestro de los Lobos) y me gustaria afrontar vuestras pruebas y poder formar una alianza con usted- su tono y palabras eran formales.
[Imagen: Bl8Jqj5.png]
Narro/Pienso/Hablo/Técnicas
Pasivas
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Matteyo estaba caminando a un paso lento por un angosto bosque con toda la tranquilidad del mundo, a pesar de ir con sandalias altas que tenían un pequeño zanco de madera la joven mantenía el equilibrio perfectamente con una gran estabilidad. Casi como si el lugar y el terreno fueran ignorados por la sacerdotisa que parecía caminar por un atril plano y liso puesto que toda su atención estaba puesta en un papel que sujetaba en su mano.

El panfleto era una invitación de Satoru que buscaba firmantes para que se interesaran por un pacto de invocación perteneciente al Clan Saru, es decir monos. Era algo curioso que un clan de invocaciones buscara miembros de un modo tan formal, pero gracias a eso Matteyo tenia una buena oportunidad para descubrir algo nuevo.

En una primera instancia no tenia ningún interés o preocupación en conocer el tema de los pactos de invocación. No obstante sabia que eran Clanes muy antiguos y distantes de los humanos, con ciudades muy ancestrales y conocimientos muy peculiares. Lo cual era muy interesante desde el punto de la joven, en especial estaba interesada en conocer el lado espiritual y místico de aquellas criaturas.

Finalmente llegaría al sitio donde una pelirroja parecía estar plantada junto a un canido al lado del un hombre en mascarado. Cuando la chica alcanzaría al grupo no dudaría en presentarse - Ohayo, mi nombre es Matteyo vine por el anuncio - El chico no tardo en presentarse y confirmar que estaba en el sitio correcto - Me alegra no haber hecho tarde, vengo desde el Rayo y es un viaje algo largo la verdad - Diría la joven haciendo un gesto como si se golpeara la cabeza a modo de broma de forma tierna.
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Última modificación: 31-08-2023, 08:23 PM por Musacus.
La mañana continuaba mientras Satoru se encontraba con dos candidatas o visitantes, ambas llegarían casi al mismo tiempo. Fue de grata sorpresa para Satoru que oyeran su llamado. Por momentos casi perdió la esperanza, pero aquellas jóvenes, de casualidad o quizá una simple búsqueda personal, habían accedido a hacer el Viaje, los tres allí presentes viajarían a un Reino de ensueño, donde las bestias predominan, donde la Paz abunda, un lugar exótico para algunos y una cuna de la relajación para otros. Aunque como cualquier Reino ubicado en los limites del mundo poco se sabía de ellos, a los Shinobis solo le llegaban historias y o relatos vagos de acontecimientos pasados.


es un placer... mi nombre es Akami Ameryuu... soy la Obispo de la Iglesia Amaterasu de la Kiri y la actual Okami no Masuta 

Otra Maestra! será un honor para nosotros recibiros en nuestro reino. Respondió Satoru haciendo un saludo juntando sus palmas e inclinándose

Nos tocara sumergirnos en el Bosque y desde allí utilizare el Kuchyose...
Allí nos espera Kenta, mi querido amigo Saru

Unos minutos del encuentro con Akami y aparecería la segunda participante.

Me alegra no haber hecho tarde, vengo desde el Rayo y es un viaje algo largo la verdad -

Desde el Rayo??
Largo Viaje, me alegra que este aquí.
Prometo que antes de las pruebas haremos un desayuno

EL hecho de que un Shinobi haya llegado desde tan lejos, motivaba aun más a Satoru, quien acostumbraba mucho a seguir sus instintos y nunca desoír su habitual convicción con las casualidades.

La cantidad a veces no significaba calidad, los Shinobis allí reunidos, tres con Satoru, era más que suficiente para iniciar su Viaje.

Vamos, de aqui son diez minutos,
Una vez allí, nos teletransportamos. 

Dijo Satoru mientras daba paso hacía la profundidad del Bosque. Aquel sitio no era para nada normal, si uno se lo tomaba con calma no le afectaba, ruidos de bestias, gritos a lo lejos, el constante movimiento de las ramas, hacían del Bosque de La Muerte un lugar poco atractivo. Aun así no permanecerían mucho tiempo en ese lugar. 

Los tres Shinobis caminaban a paso lento, bajo las sombras de los inmensos arboles, mientras tanto, surgía algún que otro comentario, o pregunta social. 

Pasado el tiempo, darían con una enorme piedra que hacía de plataforma, elevada un metro sobre la tierra, a sus costados extensa vegetación y arbustos que envolvían todo el lugar, salvo por un halo de luz que llegaba desde arriba iluminando la roca.

Muy Bien!
Es aquí

Dijo Satoru parándose sobre la piedra e invitando a las dos Shinobis a subir. 

Cuando esten listas
párense a mi costado y coloquen su mano en mi hombro
...

Kuchyose!
Kuchiyose no Jutsu




14 de Junio 15 D.K
Isla Madre Nannpou




Después de la realización de la técnica de Kuchiyose, Satoru emergió junto a las dos nuevas reclutas en un destello de chakra en la cima de una montaña en la Isla Madre Nanpou. La transición fue vertiginosa, pasando de un lugar a otro en un abrir y cerrar de ojos. A medida que la luz se desvanecía, el trío de shinobis se encontró rodeado por la majestuosidad del paisaje del reino Saru.

El viento soplaba suavemente, llevando consigo fragancias frescas y naturales. Ante ellos se extendía una vista panorámica impresionante, con vastos bosques verdes que se extendían hasta donde alcanzaba la vista. Colinas ondulantes y arroyos serpenteantes completaban el escenario, creando un cuadro de serenidad y belleza en cada rincón.

Los bosques eran densos y exuberantes, con árboles de altas copas y hojas de colores vivos. Un sinfín de plantas y flores desconocidas para los shinobis adornaban el suelo, creando una paleta de colores que iba desde los tonos más suaves hasta los más vibrantes. Las criaturas animales coexistían en perfecta armonía con la naturaleza, revelándose en sus cantos, graznidos y aleteos.
[Imagen: DreamShaper_v5_illustraction_of_japanese...A_Sh_3.jpg]
A medida que Satoru y las reclutas se asentaban en la plataforma en la cima de la montaña, Kenta, uno de los maestros del Reino Saru, emergió de entre los árboles cercanos. Su pelaje blanco resplandecía bajo los rayos del sol, y sus ojos sabios reflejaban una profunda conexión con el entorno. Kenta dio unos pasos hacia adelante, saludando con una reverencia respetuosa. Satoru respondió con igual cortesía, reconociendo su presencia y liderazgo en este reino animal. Kenta habló con voz serena, dándoles la bienvenida a la Isla Madre, al Reino Saru.
Es un honor tener a nuevos visitantes en nuestro reino, Dijo Kenta con una sonrisa amable.
Espero que su viaje haya sido agradable. Mi nombre es Kenta.
Me alegra que Satoru haya podido conseguir posibles camaradas

hehe
Con la confianza que otorgaba su conocimiento previo del reino Saru, Satoru lideró la expedición. Luego de la presentación de Kenta, Satoru proseguiría con el Viaje. Luego de bajar las escaleras de aquella montaña, ingresarían a un bosque de altísimos arboles, donde los pequeños monos empezaban a hacer presencia y a observar con curiosidad a las nuevas invitadas. La primera parada era para desayunar en uno de los merenderos del Bosque.


 Se dirigieron a una zona donde mesas de madera estaban dispuestas en un claro rodeado de altos árboles. El aroma de la comida recién preparada flotaba en el aire, y el sonido suave de los arroyos cercanos brindaba una serenidad única.
Allí, los recibiría una chef de la zona, Bella, una Simia Orangután conocida por sus exquisitos platos, propios de la zona.

Cuanto Tiempo! Kenta!
Les estaba esperando! Dijo Bella mientras invitaba a los Shinobis a sentarse.
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Las presentaciones se realizarían rápido, el hombre que habia convocado a quien estuviera interesado a esa reunión parecía una persona amable y que se preocupaba por la situación de aquellos que habian acudido al punto de encuentro - Muy agradecida, aceptare ese desayuno cuando llegue el momento de buen grado - Agradecería con una leve reverencia inclinando su cabeza ligeramente hacia el frente.

El grupo comenzaría a moverse al poco rato por el bosque de la muerte. Lo cierto es que tenia una atmosfera algo peculiar y siniestra, pero no era algo que le importara mucho a la joven sacerdotisa, eran animales solo y la naturaleza en su pleno esplendor, no era algo que debiera asustar a un shinobi preparado y entrenándose como estaba siendo ella, si por alguna tontearía mostraba debilidad su maestro se decepcionaría.

Matteyo en una primera instancia no entendió mucho la explicación de como viajarían hacia el lugar, al decir el maestro de monos que se transportarían una vez llegaran a cierto lugar, la verdad es que no conocía lugares con esas propiedades y tenia curiosidad. Pero la realidad le fue algo más sorprendente aun cuando una vez llegados al lugar el chico procedería a realizar un jutsu pidiendo que le tocaran el hombre para transportar a las dos jóvenes aspirantes al lugar - Wow, así que este es el famoso Kuchiyose no jutsu, no sabia que tambien podía usarse para viajar - Era cierto, leyó sobre el jutsu que permite llamar a los compañeros de los Clanes animales, pero no sabia que tambien serbia para hacerlo a la inversa.

Una vez aparecieron en el lugar con un estallido de humo Matteyo se mostraría asombrada por el paraje tan majestuoso que se expandía ante ella. Estaba en un lugar que transmitía una sensación muy única y una atmosfera muy cautivadora, no habia paisajes así por las tierras del Rayo, eran muy montañosas y hermosas claro, pero este lugar parecía muy místico y completamente liberado de la mano de las personas, una muestra completa de lo que otra civilización podía realizar. 

Finalmente apareció un simio blanco de gran envergadura, su pelaje era hermoso y elegante. Saludaría a las recién llegadas con una reverencia, ante lo cual respondería el guía y maestro del pacto que las trajo aquí. Matteyo no seria menos ante esa situación, habia sido bien educada y formada y sabia como actuar. Así que como en el templo hacían juntaría sus manos delante de ella e inclinaría la cabeza reverenciando al gran simio - Un placer que me permitan visitar este lugar - Era algo imponente ver a un animal tan majestuoso e increíble. Sin duda mereció mucho la pena tomar aquella solicitud, en unos momentos ya habia visto cosas muy sorprendentes.

Entonces comenzó la guía por el lugar, los animales, aunque seria más correcto decir los residentes o miembros del Clan estaban muy curiosos y observadores con la presencia de la sacerdotisa en el lugar. La joven se dedicaría a ir saludándolos y procesándoles una sonrisa mientras caminaba siguiendo a Satoru. El camino concluiría hacia un lugar donde el aroma en el ambiente ya indicaba que habría comida, era algo bueno y agradable. Entonces recordó que era el momento de aquel desayuno que el maestro les habia indicado.
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Siguiendo la dirección de Satoru, el grupo avanzó por el frondoso bosque de la Isla Madre Nanpou. A medida que caminaban, los árboles altos y las plantas exuberantes rodeaban su camino. Algunos monos locales, curiosos y juguetones, comenzaron a aparecer y a seguir al grupo, balanceándose de árbol en árbol y lanzando pequeñas ramitas en un intento de llamar la atención.

Akami y Matteyo se tomaron el tiempo para interactuar con los monos, extendiendo sus manos con frutas que habían recogido en el camino. Los monos aceptaron con entusiasmo las ofrendas, lanzando al aire sus propias vocalizaciones de alegría mientras compartían su comida con los visitantes.

A medida que avanzaban, el bosque se volvía cada vez más espeso, con lianas que colgaban de los árboles y un suelo cubierto de hojas y raíces retorcidas. La densidad de la vegetación dificultaba la visibilidad, y la luz del sol apenas penetraba a través de las hojas, creando un ambiente misterioso y un tanto sombrío. Sumado a eso, las exóticas plantas del Reino, únicas en todo el Mundo, esto debido a la "especial condición" de la Isla.

De repente, los monos comenzaron a agitarse inquietos. Satoru, que había estado liderando el grupo, dio una señal para que se detuvieran. Había detectado una presencia extraña en el bosque. El sonido de ramas crujientes y un suave susurro de hojas indicaban que algo o alguien se acercaba sigilosamente.

De entre los arbustos emergieron pequeños simios traviesos, sus ojos brillando con curiosidad. Parecían más jóvenes que los monos que habían encontrado antes, y estaban dispuestos a jugar. Comenzaron a saltar alrededor del grupo, tirando de sus ropas y jugueteando con sus mochilas y equipo.

Satoru les sonrió mientras interactuaban con los monos jóvenes, reconociendo que estos pequeños seres eran los guardianes de este bosque y que su intrusión estaba siendo aceptada de manera amistosa. Pronto, los monos parecían satisfechos con su presencia y se retiraron tan rápido como habían llegado. Solo se llevarón consigo algunas de las prendas que llevaban los Shinobis, al menos Satoru, ya acostumbrado les entrego su Túnica y zapatos como simbolo de amistad

Si.. Lo sé...
Es algo extraño 
Pero ellos prefieren que andemos así...
Con los pies descalzos se facilitan las cosas...

El grupo continuó avanzando por el bosque durante un tiempo, enfrentando desafíos menores, como cruzar arroyos y superar raíces y troncos caídos. Finalmente, después de aproximadamente dos horas de caminata, llegaron a un área donde el bosque se abrió para revelar un paisaje sorprendente.

Frente a ellos se extendía el Jardín de Esporas, un lugar de belleza y peligro. Grandes hongos y setas se alzaban desde el suelo, algunos tan altos como árboles, y sus esporas flotaban en el aire, creando una especie de neblina luminosa. El suelo estaba cubierto de musgo y líquenes, y pequeños insectos que  parecían danzar entre las setas gigantes. Así mismo el terreno parecía hundirse un poco, de forma que se generaban pequeñas fuentes de agua y lodo sobre la superficie.

[Imagen: 09f26e9581d5a8cd84e6492ef4c37706.jpg]

Satoru se volvió hacia Akami y Matteyo con una mirada seria. Este era el primer desafío que debían enfrentar en su camino para unirse al pacto de invocación del Clan Saru. El Jardín de Esporas estaba lleno de peligros ocultos, y su capacidad para navegarlo y sobrevivir en él sería un testimonio de su habilidad.

LLegamos, este es El Jardín de Esporas.
 Aquí comenzarán su primera prueba.
 Deben atravesarlo y llegar al otro lado.
 Pero tengan cuidado, las esporas y setas pueden ser peligrosas.
Los esperaré del otro lado.
Recuerden que no están obligados a terminarla!
 pero una vez dentro no podre ayudarles.

Comienza la prueba en el Jardín de Esporas. 

El Jardín de Esporas se extendía ante Akami y Matteyo cuando cruzaron su umbral, una vasta extensión de setas gigantes que parecían erguirse como guardianes del reino vegetal. En cuanto entraron, experimentaron la extraña sensación de que su energía vital se desvanecía lentamente, como si las esporas liberadas por las setas estuvieran drenando su chakra con cada paso que daban.

El ambiente en el jardín era opresivo, y las sombras de las setas parecían susurrar secretos antiguos mientras los rodeaban. La luz solar apenas se filtraba a través de la densa vegetación, arrojando un tono siniestro sobre todo el lugar.

A medida que avanzaban, notaron que algunas de las setas liberaban esporas en mayor cantidad que otras, lo que intensificaba el drenaje de chakra en ciertas áreas. La lucha por mantener su energía vital se hizo cada vez más desafiante, y sus pasos se volvían más lento mientras se percataban de la situación

OFF: Deben cruzar el Jardín, a mitad de camino encontraran la "clave" para sobrevivir, este será un desafío narrativo, no hace falta que descuenten chakra y pueden usar sus habilidades sin problemas. A modo de referencia, el Jardín cubre 10km de area, y el drenaje de chakra es de 50 x Seg (solo referencial) para que consideren el desgaste de sus PJ. 

[Imagen: 0efcfc81128637c48bce9ca01e7fed44.jpg]

Luego de 5km de camino por el Jardín: El santuario estaba cubierto por aguas termales cálidas y reconfortantes que parecían tener la capacidad de disolver la fatiga y el drenaje de chakra que habían experimentado. La sensación de entrar en esas aguas termales fue como un bálsamo para sus almas exhaustas, y se sumergieron en ellas con gratitud.
Mientras descansaban en el santuario, sintieron cómo su energía vital se renovaba gradualmente. El agotamiento que habían sentido se desvanecía, reemplazado por una sensación de rejuvenecimiento y vitalidad. Era un respiro necesario en medio de la dura prueba que habían enfrentado.
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Última modificación: 14-09-2023, 11:45 PM por Akami Ameryuu.
Musacus parecia contento por el hecho de que otro maestro de pergamino visitace la ciudad de invocación Saru- El honor es mio Saru no Masuta... El Ookami no Yuki, Okares, y yo estamos rebosantesde gratitud por permitirnos visitar vuestra ciudad de invocación. Y esperamos formar una alianza con ustedes, los Saru's, y devolverle el favor a futuro- diria dando una pequeña reverancia a la par que una inocente sonrisa se formo en su rostro.

 - Okares... presentate- ordenaria a su invocación con un tono formidable, como demostrando su autoridad no solo como invocadora sino como Maestra de Pergamino. - te lo teneis muy creído... que mas da... Mi nombre es Okares, tambien conocido como el legendario Ookami no Yuki del Valle Sagrado Ookamitani, es un placer Maestro Saru- luego de eso, una segunda integrante hizo su aparición, aunque por sus vestimentas... era... ¿una sacerdotisa tambien?- Nanda... esa si es una sacerdotisa... no como cierta tablita por allí... Auuuuuu

 A la par que dijo eso... sintio como su cola se quemaba- Era juego era juego - Otra broma como esa... y te enviare directo al purgatorio lobo pecaminoso- diría apagando cierta flama de fuego en la cola del lobo... luego tiro la vista en dirección a Matteyo- Es un gusto Matteyo-san, soy Akami Obispo de la Iglesia Amaterasu y Maestra de los lobos, espero podamos llevarnos bien- diria con una sonrisa y haciendo una reverencia.

 Luego de eso se adentraron el el bosque se la muerte- Es un poco tetrico... pero se ve interesante...- diria grabando aquel paisaje en su mente, aquel lobo estaba disgustado por el lugar hasta que llegaron a su destino- Con gusto- diría siguiendo las indicaciones de Musacus para despues presenciar aquel Kuchiyose inverso- Es la primera vez que acompaño a alguien en el Kuchiyose... despues le devuelvo el favor- dijo con una sonrisa.

en un destello de chakra en la cima de una montaña en la Isla Madre Nanpou. La transición fue vertiginosa, pasando de un lugar a otro en un abrir y cerrar de ojos. A medida que la luz se desvanecía, el trío de shinobis se encontró rodeado por la majestuosidad del paisaje del reino Saru.

 El viento soplaba suavemente, levando consigo fragancias frescas y naturales. Ante ellos se extendía una vista panorámica impresionante, con vastos bosques verdes que se extendían hasta donde alcanzaba la vista. Colinas ondulantes y arroyos serpenteantes completaban el escenario, creando un cuadro de serenidad y belleza en cada rincón. Los bosques eran densos y exuberantes, con árboles de altas copas y hojas de colores vivos.

 Un sinfín de plantas y flores desconocidas para los shinobis adornaban el suelo, creando una paleta de colores que iba desde los tonos más suaves hasta los más vibrantes. Las criaturas animales coexistían en perfecta armonía con la naturaleza, revelándose en sus cantos, graznidos y aleteos.

A medida que Satoru y las reclutas se asentaban en la plataforma en la cima de la montaña, Kenta, uno de los maestros del Reino Saru, emergió de entre los árboles cercanos. Su pelaje blanco resplandecía bajo los rayos del sol, y sus ojos sabios reflejaban una profunda conexión con el entorno.

Kenta dio unos pasos hacia adelante, saludando con una reverencia respetuosa. Satoru respondió con igual cortesía, reconociendo su presencia y liderazgo en este reino animal. Kenta habló con voz serena, dándoles la bienvenida a la Isla Madre, al Reino Saru.

 Luego de eso, conocerian al Saru Kenta y se dirigieron al lugar donde tendrían aquel banquete. El paisaje era meramente hermoso... quizas mas que cualquier otro que hibiera visto en su vida.

Siguiendo la dirección de Satoru, el grupo avanzó por el frondoso bosque de la Isla Madre Nanpou. A medida que caminaban, los árboles altos y las plantas exuberantes rodeaban su camino. Algunos monos locales, curiosos y juguetones, comenzaron a aparecer y a seguir al grupo, balanceándose de árbol en árbol y lanzando pequeñas ramitas en un intento de llamar la atención.

Akami y Matteyo se tomaron el tiempo para interactuar con los monos, extendiendo sus manos con frutas que habían recogido en el camino. Los monos aceptaron con entusiasmo las ofrendas, lanzando al aire sus propias vocalizaciones de alegría mientras compartían su comida con los visitantes.

A medida que avanzaban, el bosque se volvía cada vez más espeso, con lianas que colgaban de los árboles y un suelo cubierto de hojas y raíces retorcidas. La densidad de la vegetación dificultaba la visibilidad, y la luz del sol apenas penetraba a través de las hojas, creando un ambiente misterioso y un tanto sombrío. Sumado a eso, las exóticas plantas del Reino, únicas en todo el Mundo, esto debido a la "especial condición" de la Isla.

De repente, los monos comenzaron a agitarse inquietos. Satoru, que había estado liderando el grupo, dio una señal para que se detuvieran. Había detectado una presencia extraña en el bosque. El sonido de ramas crujientes y un suave susurro de hojas indicaban que algo o alguien se acercaba sigilosamente.

De entre los arbustos emergieron pequeños simios traviesos, sus ojos brillando con curiosidad. Parecían más jóvenes que los monos que habían encontrado antes, y estaban dispuestos a jugar. Comenzaron a saltar alrededor del grupo, tirando de sus ropas y jugueteando con sus mochilas y equipo.

A Akami no le molestaba el jugueteo de los monitos, todo lo contrario le divertía un poco. Pronto, los monos parecían satisfechos con su presencia y se retiraron tan rápido como habían llegado. Solo se llevarón consigo algunas de las prendas que llevaban los Shinobis. Viendo las acciones de Musacus, Akami entregó voluntariamente sus zapatillas y medias, sonrio levemente pues en la tierrs de los lobos tambien habían lugares donde aquellos majestuosos seres preferian que los zapatos humanos no pisarán .

- No se preocupe Musacus-dono, en nuestro Valle sagrado hay lugares similares- un pequeña sonrisa picara se formo en su rostro.  El grupo continuó avanzando por el bosque durante un tiempo, enfrentando desafíos menores, como cruzar arroyos y superar raíces y troncos caídos. Finalmente, después de aproximadamente dos horas de caminata, llegaron a un área donde el bosque se abrió para revelar un paisaje sorprendente.

Frente a ellos se extendía el Jardín de Esporas, un lugar de belleza y peligro. Grandes hongos y setas se alzaban desde el suelo, algunos tan altos como árboles, y sus esporas flotaban en el aire, creando una especie de neblina luminosa. El suelo estaba cubierto de musgo y líquenes, y pequeños insectos que  parecían danzar entre las setas gigantes. Así mismo el terreno parecía hundirse un poco, de forma que se generaban pequeñas fuentes de agua y lodo sobre la superficie.

Musacus explicó cual era el desafío, tenian que cruzar el lugar pero... - Es... un poco sofocante... Mi chakra... -  aquel lugar le drenaba el chakra lentamente... le recordaba a la cordillera de Chulain... un lugar en el Valle Sagrado Ookamitani que drenaba el chakra de quien pisará dicho lugar.

El Jardín de Esporas se extendía ante Akami y Matteyo cuando cruzaron su umbral, una vasta extensión de setas gigantes que parecían erguirse como guardianes del reino vegetal. En cuanto entraron, experimentaron la extraña sensación de que su energía vital se desvanecía lentamente, como si las esporas liberadas por las setas estuvieran drenando su chakra con cada paso que daban.

El ambiente en el jardín era opresivo, y las sombras de las setas parecían susurrar secretos antiguos mientras los rodeaban. La luz solar apenas se filtraba a través de la densa vegetación, arrojando un tono siniestro sobre todo el lugar.

A medida que avanzaban, notaron que algunas de las setas liberaban esporas en mayor cantidad que otras, lo que intensificaba el drenaje de chakra en ciertas áreas. La lucha por mantener su energía vital se hizo cada vez más desafiante, y sus pasos se volvían más lento mientras se percataban de la situación.

Llegado cierto punto, Akami vio a su compañera debilitarse mas rapido que la pelirroja- Matteyo-san... resiste un poco - diria cargando a la misma en su espalda... ¿cuanto tiempo habian pasadl caminando? Como unos 10 segundos como mucho, pero gracias a sus plegarias internas y algo de suerte, ademas de su cuerpo algo entrenado, fueron capaces de llegar a aquella "clave" que Musacus les mencionó. Unas termas ocultas en medio de aquel lugar.

Aquel lugar era como... un paraíso oculto en medio del infierno a los ojos de la sacerdotisa, quien sin dudarlo ni un segundo se desvistió e ingreso a aquellas termas mientras se relajaba un poco, su cuerpo exhausto por cargar a su compañera, quien tambien estaba en las termas, y tambien por el drenaje de chakra de ese extraño lugar... poco a poco se revitalizaba-   Kimochii... Matteyo-san... ¿Por que decidiste tomar esta peueba de firmante? -sep, queria dialogar un poco mientras se relajaban, ya despues terminarian el resto de la prueba.
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Narro/Pienso/Hablo/Técnicas
Pasivas
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Última modificación: 26-09-2023, 12:22 AM por Musacus.
Las aguas termales eran un refugio bienvenido en medio de la sofocante opresión del Jardín de Esporas. La temperatura agradable y el suave vapor que se elevaba de las aguas calmaban sus músculos tensos y restauraban su energía. Matteyo, que había estado sintiendo el agotamiento del drenaje de chakra, se sumergió en las aguas termales con un suspiro de alivio. La fatiga que había estado acumulando se disipó gradualmente.

Akami, mientras tanto, disfrutaba de la sensación rejuvenecedora de las aguas termales. La pregunta de por qué Matteyo había decidido someterse a esta prueba de firmante flotó en el aire. Matteyo se relajó en el agua caliente mientras respondía:

Para ser sincera, Akami-san, fue una combinación de curiosidad y deseo de superar mis límites. Sabía que esta misión sería desafiante, y aunque me advertiste sobre sus dificultades, quería experimentar lo que significa ser una firmante de invocación en todo su esplendor. También, tenía la esperanza de que, al enfrentar estos desafíos, podría encontrar una forma de mejorar y proteger mejor a aquellos a quienes sirvo.

Mientras hablaban, la energía que perdieron en el Jardín de Esporas comenzó a regresar, revitalizándolos. El entorno tranquilo y el calor de las aguas termales tenían un efecto calmante tanto en el cuerpo como en el espíritu.
Matteyo continuó: 

Y tú, Akami-san, ¿qué te llevó a convertirte en una firmante de invocación? Tienes una conexión impresionante con tus lobos, es obvio que eres una maestra en tu arte.

Mientras compartían su historia y fortalecían su vínculo como compañeras de aquel encuentro, podían sentir que la siguiente etapa de su prueba se avecinaba. El destino los había llevado a este lugar, y estaban decididas a enfrentar lo que viniera a continuación.


Después de disfrutar de las aguas termales revitalizantes, Akami y Matteyo se prepararon para continuar su travesía a través del desafiante Jardín de Esporas, que probablemente ya faltaría poco tramo...

Aquel pequeño Santuario había resultado como respuesta a la incertidumbre, hubiera sido muy extraño que Satoru/Musacus las hubiese mandado hacia la muerte, al fin y al cabo era una mera prueba de confianza.

 Con su energía vital restaurada y una mayor determinación, avanzaron a través de las setas gigantes y las esporas que flotaban en el aire, manteniendo una concentración constante para preservar su chakra.

El Jardín de Esporas seguía siendo un lugar asfixiante, pero ahora estaban mejor preparadas para enfrentarlo. Se movieron con cuidado, evitando las áreas donde las esporas eran más densas y continuando con su marcha hacia el límite opuesto del jardín.
El tiempo parecía distorsionado en ese lugar extraño, pero después de lo que les pareció una eternidad de caminar, finalmente divisaron la salida. La luz del sol brillaba más allá de las setas, y un aire fresco y puro llenó sus pulmones mientras se acercaban al límite del Jardín de Esporas.

Cuando finalmente emergieron de ese extraño y opresivo entorno, se encontraron con Satoru, el maestro de pacto del Reino Saru, que los esperaba con una cálida bienvenida. El pelo blanco de Satoru brillaba bajo los rayos del sol, y su expresión reflejaba satisfacción.
Lo hicieron!, dijo Satoru con una sonrisa. 
Superaron con éxito el desafío del Jardín de Esporas!
Con este gesto, no solo demostraron su habilidad, sino que también se han ganado parte de nuestra confianza. Dijo Satoru inclinándose ante ambas shinobis.
Gracias por confiar en nosotros!

Akami y Matteyo sintieron una mezcla de alivio y satisfacción por haber superado la prueba. Habían atravesado un lugar peligroso y misterioso, y ahora estaban más cerca de cumplir su objetivo ya se de conocer el lugar o bien entablar vínculos con los Saru.

Satoru continuó: 

Las guiaré al próximo y ultimo paso en este camino. Solo queda hacer una pequeña visita, y ya daremos por finalizada esta prueba.

Luego de un Breve intercambio de palabras, Satoru guio a Akami y Matteyo hacia su próximo destino, atravesando el denso follaje con calma y tranquilidad. Con el pasar de las horas, las shinobis empezaban a comprender mejor la dinámica de aquel lugar, tanto con los simios juguetones como con la Salvaje Madre Naturaleza que dominaba toda la Isla.

A lo lejos, si uno prestaba atención, se levantaba en el horizonte la figura tenaz de un árbol gigante.

El antiguo Árbol Ginseng. Este árbol ancestral se erguía majestuosamente en medio de un claro del bosque, su tronco grueso y retorcido se alzaba hacia el cielo, y sus raíces se extendían como serpientes entrelazadas en el suelo.

A medida que se acercaban al Árbol Ginseng, su presencia parecía imponerse aún más, como si estuviera imbuido de una antigua sabiduría y poder. El tronco estaba cubierto de una fina capa de musgo, y pequeñas flores blancas florecían en sus ramas, creando una sensación de serenidad y pureza en su entorno.

Satoru se detuvo ante el Árbol Ginseng y se volvió hacia Akami y Matteyo, indicando con un gesto de la mano que hicieran lo mismo.

 Este es el Árbol Ginseng, un ser antiguo que ha sido testigo de innumerables generaciones de firmantes de invocación en nuestro reino. Es aquí donde los firmantes y antiguos Maestros han acudido en caso de necesitar tiempo de meditación o aclarar ideas.

Satoru sonrió con satisfacción y observo a Akami.

Sea cual sea el motivo, a partir de ahora ya conocen la belleza de este lugar y serán bienvenidos.

Yo soy un simple eslabón de esta cadena, que se asegurara la integridad de estos bosques y el del cuidado del resto de los seres vivos.

Para mi es un gusto poder celebrar una alianza entre maestros. Dijo Satoru extendiendo su mano hacia la Joven Akami, a modo de juramento de palabra.

Esperare con ansias conocer su hogar.



OFF: A partir de aquí estamos a 8 post de terminar, podemos aprovechar interactuar y demás. Luego de esta visita al Arbol Ginseng iremos a un campo de batalla para practicar y rolear los turnos.
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Satoru
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