En cuanto a las palabras de Lucy sobre los Chikamatsu, pese a mantener un rostro sereno, marcaron cierto efecto sobre el marionetista; concretamente, estuvieron a punto de hacerle reír. Aquella kunoichi era justo lo que necesitaban, una bocazas con demasiado ego, por ahora solo estaba burlándose de ellos de manera infantil, pero de presionar lo suficiente podrían sacar algo de información. La parte referida a su clan le era más bien indiferente, a parte de su madre y su actual mentora no conocía a ningún Chikamatsu al que echar en falta, y la propia historia de su familia incluía relatos de cómo fueron casi exterminados por el ala más conservadora de aquel clan así que... No sería el quien llorara por sus almas.
Unos segundos más tarde ocurrió lo esperado, el desliz de información había terminado viniendo de la persona esperada, logrado extraer una información bastante jugosa al respecto de los eventos ocurridos lejos de sus ojos. Habían caído dos miembros y otros tres habían sido gravemente heridos, faltaba saber si habrían sobrevivido, pero realmente el solo hecho de conseguir regresar con aquella información ya era increíblemente útil. Independientemente de que Yu estuviera vivo o muerto, las bajas estarían bajo el conteo de su grupo y el hecho de indicarles que (De ejercer presión inmediata) podrían encontrar a otros tres miembros del clan suficientemente heridos como para que un escuadrón menor pudiera rematarlos (Si es que llegaban a tiempo) contaría como un éxito incluso para los ojos del general más exigente... Ahora solo restaba lograr huir de aquel lugar, puesto que dudaba que fueran capaces de abatir a las tres kunoichi (O tan siquiera a dos) con los shinobi allí presentes. O al menos ese era el plan.
Pero los planes rara vez funcionan como cabría esperar, los eventos inesperados tienden a arruinar incluso la más meticulosa de las planificaciones y aquel día no había sido uno planificado con especial precaución. De la nada, una fuerte aura opresora empezó a hacerse sentir en los alrededores; Samuru no tenía una capacidad especialmente notable a la hora de rastrear o percibir chakra, por lo que lo único que notaba era aquella repentina presión amenazadora, sin saber bien el origen de la misma, mucho menos los propósitos de quien la liberaba. El problema ahora era discernir si se trataba de un aliado u otro enemigo más, y cómo actuar en los próximos segundos pese a no tener información al respecto.
- ¿Otra amiga vuestra? - Preguntaría el titiritero, no sin cierto desdén, mientras retrocedía un par de pasos, volviendo a quedarse a la altura de la trinchera, mirando un instante en dirección a la creciente presencia hostil, cada segundo más cercana, antes de volver a depositar su mirada sobre las kunoichis. Mientras tanto, su marioneta inicial (Que había dejado de estar colgada a su espalda) permanecería en el lugar, completamente estática, mirando en dirección a las kunoichis, como si estuviera interesada en quedarse con ellas - ¿Sigue en pie la parte de devolvernos al terminar a nuestros dos compañeros? - Añadió el titiritero aun completamente de espaldas a las mujeres, indicando su aparente completa ausencia de hostilidad; consciente de que realmente nunca les habían prometido nada.