Última modificación: 10-08-2023, 04:24 PM por Musacus.
12 de Junio del 15 D.K
Isla Madre Nanpou
El Gran Árbol
Gingseng
Amanecieron temprano para continuar con la escalada del Ginseng. Primero unas meditaciones y estiramientos para mejorar el ritmo de escalada. La mañana estaba llena de emoción mientras Satoru y Kenta continuaban su ascenso hacia la cima del Gran Árbol. Los pequeños monos los acompañaban con entusiasmo, saltando de rama en rama y animándolos en su camino. Pero de repente, mientras Satoru se esforzaba por avanzar, su pie resbaló en una rama húmeda y su cuerpo se tambaleó al borde del precipicio. La adrenalina se apoderó de él mientras luchaba por mantener el equilibrio, pero estaba a punto de caer hacia el abismo que se extendía cientos de metros hacia abajo. A su suerte estaba acompañado de su ya Leal y Fiel Comapñero. Kenta, que estaba justo detrás de Satoru, reaccionó rápidamente y extendió su brazo para agarrarlo justo a tiempo, ambos se aferraron con fuerza, sus corazones latían con fuerza ante la cercanía de la tragedia. El silencio del momento solo era interrumpido por el susurro del viento entre las ramas y el latido acelerado de sus corazones.
-¡Satoru, agárrate con fuerza! - exclamó Kenta, luchando por mantener su propia posición mientras sostenía a su amigo.
Satoru asintió con determinación y apretó los dientes, haciendo todo lo posible por encontrar un agarre seguro. Sus manos se aferraron a la corteza rugosa del árbol, y sus pies buscaron desesperadamente un punto de apoyo. El miedo se apoderó de él, pero también la resolución de no dejar que la caída lo derrotara. Con un esfuerzo supremo, Satoru logró encontrar un punto de equilibrio y estabilidad. Respiró hondo y lentamente comenzó a arrastrarse hacia atrás, alejándose del borde peligroso. Kenta lo apoyó en cada movimiento, asegurándose de que no perdiera el agarre y manteniéndolo a salvo.
-Lo tienes, Satoru. Estás seguro. - dijo Kenta con voz calmada pero firme.
-Ahora vamos a bajar despacio, sin prisas.
Juntos, con una mezcla de alivio y temor, Satoru y Kenta descendieron lentamente de la zona peligrosa. Una vez que estuvieron en una posición más segura, se sentaron en una plataforma cercana, ambos recuperando el aliento y procesando lo que acababa de suceder.
-Gracias... gracias Kenta. Estuve a punto de caer... - dijo Satoru, todavía temblando por la experiencia.
Satoru asintió, agradecido por la rápida reacción de su amigo y por estar a salvo. Pero también se sintió frustrado consigo mismo por el descuido que casi le cuesta la vida. Sabía que debía aprender de la experiencia y ser más cauteloso en el futuro. Podría haber evitado el suceso utilizando chakra, pero justamente el objetivo era hacerlo únicamente con físico, al estilo Saru, este entrenamiento luego de completarlo le otorgaba mayor resolución, fortaleza y dedicación a quién lo completase...
Después de unos minutos de descanso y recuperación, Satoru y Kenta decidieron seguir adelante con su ascenso. La experiencia les había recordado la importancia de estar siempre alerta y consciente de su entorno, especialmente en un lugar tan peligroso como el Gran Árbol. Juntos, con más determinación y respeto por la magnitud del desafío, Satoru y Kenta continuaron su camino hacia la cima. Sabían que la escalada sería aún más difícil en lo alto, pero estaban decididos a enfrentar cualquier obstáculo que se les presentara. Con cada paso, se acercaban más a la cima y a la leyenda que rodeaba al Gran Árbol. Pero también sabían que no podían bajar la guardia ni un segundo, pues cada paso mal dado podía significar un peligro inminente, Kenta no tendría demasiados problemas ya que era parte de su Naturaleza, en cambio Satoru si que estaba haciendo un esfuerzo. La escalada se había convertido en una prueba de valentía y determinación, Satoru estaba dispuesto a completarla, este era un paso más en su camino como Maestro de Pacto, debía conocer cada rincón de aquel hermoso Reino, incluyendo al Gran Arbol.