Arañas, hombres con alas, esqueletos gigantes... sin duda se estaba tornando el cementerio más raro de lo que ya era, parecía que los concursantes pretendían batallarle al maestro de ceremonias la parte terrorífica, pero no, esa la habían perdido incluso antes de que naciesen. Todos aún seguían dentro de la niebla hasta que empezaron a mover ficha, algunas se quedaron tragando humo creyendo que podrían ocultarse en la nube... en mi nube, pero era como estar desangrándose en pleno océano y hacerlo de un escualo, estás jugando en mi cancha querida. Otro, después de un visto y no visto, salió despedido de la nube como si hubiera desaparecido instantáneamente, recobrando su presencia tras gritar a pleno pulmón desde el aire un ultimátum que a Jack le cayó a verdadera risa. Los otros concursantes, que ahora compartían lugar con un ser arácnido en el centro del claro donde previamente estaba, pronto iniciaron la marcha tras la aparición de un esqueleto de impresionantes dimensiones, que sucedió segundos después a la de un ave, y así fue como los tres finalistas al concurso volvieron a darle una lección a Jack, y nunca olvidaría más sus caras. Nunca.
Ya que el único de todos los presentes que no estaba entre la nube era el joven que aun así reveló su ubicación mientras volaba, Jack era plenamente consciente de todo lo que seguía sucediendo dentro de ella en todo momento. Por ello estaba al tanto de todo lo que podrían tramar aparentemente sus enemigos. Sin embargo, y evaluando el perfil que tenían, estaba dispuesto a darles una buena cura de humildad. Durante las acciones de estos, Jack se movió rápida y furtivamente para alcanzar una tumba de mayor volumen, 3 metros más al frente, acercándose un poco más a la periferia de aquella zona circular del cementerio, y poder ocultarse mejor en ella del joven de las alturas para poder tenerlo de frente ante cualquier ofensiva desde el aire.
Cuando acabó su monólogo, Jack salió de ella para descubrirse en aquel silencioso cementerio. Los aspirantes finalistas habían emprendido la marcha al noreste y ya solo quedaban los 3 en aquel campo santo.
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Su voz estremecedora volvería a resonar en los corazones de los allí presentes mientras recortaba distancias, volviendo al centro de aquel cementerio con parsimonia convertido en humo. Tras un chasquido de dedos, la nube que generó poco a poco se iría disipando hasta dejar ver gradualmente a la joven impulsiva y su mascota arácnida que seguía situada en el centro del claro, aunque de ellas ya tenía toda la información de su situación por permanecer en dicha nube. Se había a reconvertido en humo para planear sobre la poca distancia que le quedaba del centro y la araña, hasta situarse frente a ella, una vez allí se puso a su altura para observarla con más detenimiento mientras esperaba a los 2 shinobis para que se acercasen al centro. ¿Qué era lo que le tendrían que ofrecer aquellos 2 si no más que la muerte?, pero, ¿se le puede amenazar con la muerte a la muerte? Pronto saldría de toda duda, aunque esperaba tener un diálogo previo, y como muestra se había ofrecido a hacerlo volviendo al centro del claro.