[Misión Avanzada - S] Primera Incursión
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Algunos de los pivotes de aquella historia parecían concentrado en su propio avanzar sin preocuparse mucho por el resto. O al menos era el caso de Toji, quien tomaría la delantera e iría a hacer su búsqueda con sus propios y aparentemente típicos métodos de investigación, ignorando por completo la intervención de la Aiko oculta y la presencia de los dos rubios. Sus pasos, perdiéndose entre la multitud del mercado y entrando al primer prostíbulo que encontrase, le llevarían a un establecimiento que recordaría a los típicos del distrito rojo de cualquier aldea concurrida.

Aparte de él, algunos otros “comensales” entraban y salían por los anchos portales delimitados por cortinas desgastadas. Fuera, recostados en las paredes de barro del local, habían varias personas que fungían como abrebocas para lo que ofreciesen dentro, intentando cautivar a los transeúntes y buscando clientes. Dentro, un espacio amplio que funcionaba de recibidor con algunos aparentes clientes agrupados en varios puntos.

Una vez entrase, el kumonin tendría la posibilidad de elegir entre distintos servicios -cada uno más sugerente y caro que el anterior- o acercarse a un bar dentro del burdel a tomar un trago para espantar -o atraer- el calor. Independientemente de su elección, una mujer de refinados rasgos, andar elegante y porte agradable le invitaría a pasar y tomar asiento donde más le placiese al tiempo que le ofrecía un pequeño vaso con un licor frío. — Bienvenido, buen señor. ¿Qué podemos ofrecerle? La primera bebida va por la casa. — Sonreiría. Aquella era una mujer en sus treintas, extremadamente educada y reservada pero invitando a más con solo la mirada. Su presencia era un contraste completo y escandaloso con el del resto de clientes, trabajadores -de ambos sexos- e incluso los sonidos de ambiente que hacían vibrar las paredes de barro dentro de aquel establecimiento. Las "conversaciones" se escuchaban con facilidad, incluso de aquellos que estuviesen en la privacidad de las habitaciones más alejadas.

En cuanto a Adan, Deikum -con su marioneta- y Aiko, el mercado, los tejados y la avenida principal aún se expandían frente a ellos. La marea de gente que iba y venía esquivaba al grupo como si se tratase de una roca en un río revuelto, pero nadie les prestaba más atención de la necesaria. A decir verdad, ninguno de los dos rubios resaltaba demasiado y la chica era, literalmente, invisible. Todavía debían tomar la iniciativa de accionar, y decidir cómo proceder ante la posible presencia de un tercero entre ellos, evidente tras las palabras de la chica. ¿O ambos habían sido víctimas de una ilusión del desierto?


Minutos más tarde.
Oficina en las murallas.

Aquel hombre regordete se había dejado caer a sí mismo en una silla que gritaba clemencia ante el embiste del peso del susodicho. El hombre se frotaba el entrecejo tratando de alivianar el fruncimiento mientras se quejaba sonoramente con unos murmullos a los que solo él encontraba sentido. En el fondo de su cabeza un dolor empezaba a arreciar luego de pasar los minutos que le tomó volver a su oficina intentando darle sentido a lo que acababa de vivir. Él no era un ninja, pero no era un disociado total. Sabía de lo que eran capaces, y sus sospechas le llevaban a pensar que había sido víctima de las tretas de alguno. Pasó otros pocos minutos más garabateando en cuatro trozos de pergamino irregulares y los doblaría para evitar que ojos curiosos se enterasen del contenido tras terminar.

— ¡JIN! — Gritaría a todo pulmón, imperativamente. No pasó ni medio segundo para que por la puerta de aquella oficina en las murallas entrase un joven de aspecto distraído que se pararía frente a quien lo llamaba con una rectitud digna de un recluta militar. — Se- ¡Señor! — Sería su respuesta, poniéndose a disposición. En el rostro del joven se notaban rastros del patrón de madera que llevaba la mesa donde estaba durmiendo segundos antes.

— Envía esto a las otras tres puertas y entrega uno al supervisor. — Ordenaría clara y rápidamente mientras extendía la mano con los cuatro trozos de papiro. El joven asentiría y saldría disparado por la puerta, cerrándola en un portazo tras de sí.

— Nadie viene a tocarme los cojones sin mi permiso y se sale con la suya así de fácil… — Murmuraría en lo que extendía la siniestra para alcanzar una jarra y bebía su contenido de un sorbo.

OFF
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La situación se sentía extrañamente tensa, Deikum no sabía si era a causa de haberse escabullido dentro de esta ciudad repleta de crímenes o si era por la naturaleza ya de por sí peligrosa de la misión. Sin importar qué, debían localizar la información de manera rápida y certera, quizás ya habían cometido un error por usar los medios que usaron, pero había manera de alterar un poco las cosas para ellos.

Lo primero, el rubio se sorprendió ante las palabras que surgieron de su espalda, una voz suave, pero masculina hizo acto de presencia, haciendo una pregunta tan directa que honestamente dejó en blanco la mente del marionetista por unos sólidos tres segundos, este entonces miró a Adan y de nuevo a la figura recién llegada, notando incluso como la otra, la del hombre pelinegro se alejaba y adentraba aún más en la ciudad. —Pff… —Un fuerte suspiro salió de los labios falsos del Chikamatsu, quien miró a las dos figuras que tenía a su lado—. Ok, supongo que es un poco estúpido estar ocultando tantas cosas, sí, venimos a buscar información, eres bienvenido de acompañarnos, pero entenderás que mantendremos un poco en secreto nuestras intenciones, ya sabes, la confianza es un poco difícil de adquirir —Miró al Yamanaka, dándole a entender que tendrían que ayudarse de esta nueva persona, por supuesto, manteniendo un ojo sobre ella.

Mientras esto sucedía, desde el techo, el Deikum real decidió descender, mientras ponderaba terminó llegando a un mejor plan, uno que quizás les ayudaría a pasar un poco más desapercibidos en su búsqueda de información y, además, le haría gastar una cantidad considerablemente menor de chakra. Tocó suelo y se dirigió al grupo, llegando junto a su “clon” y al par, tocando la espalda de su otro yo y haciéndola desaparecer en un pequeño pergamino.

—Supondré que también posees habilidades de shinobi, por lo que recomendaré que cambiemos nuestros aspectos en algún callejón, quizás ocultando detalles de nuestra ropa, no se sabe si ya tienen una mira en nosotros y de todos modos es más rentable hacernos pasar por lugareños, quizás así podamos hacer preguntas más directas sin que sospechen —Estaba poniendo a trabajar ese cerebro suyo, no solía hacer ese tipo de actividades, puesto que su “rango” de nómada usualmente lo dejaban ir libre, pero ahora, con compañeros en línea, debía pensar mejor en las cosas—. Por cierto, se me ocurre buscar un bar o un sitio de apuestas, quizás la información que buscamos se nos sea más accesibles en un lugar como ese. —Finalizó entonces, dando vuelta y caminando hacia un callejón un tanto apartado y desolado, cerciorándose de que no hubiese nadie y haciendo entonces los sellos pertinentes para cambiar por completo su apariencia, ocultando incluso el pergamino enorme en su espalda y cambiando su ropa a las de un habitante común de la ciudad -sea cual sea esta-.

Con suerte, la pareja lo habría seguido y habrían hecho lo mismo, todo lo que necesitaban era entonces ubicar un bar, pero algo le decía al marionetista que no sería muy complicado de lograr, solo necesitaban ver letreros, ¿verdad? —¿Partimos entonces?

Personaje

Resumen
La Torre
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Después de escuchar la conversación entre ambos Shinobi's no le quedaban muchas opciones para conseguir información y al parecer aquel duo tampoco tenía mucha información, lastimosamente su plan se fue al diablo cuando aquel sujeto sin suerte se separó dejando expuesta la treta de Aiko.

Para su sorpresa el joven que están oculto y usaba otros medios para estar presentes comento que era bienvenida, de entre la gente salió un joven idéntico y hizo desaparecer al aire estaba junto al rubio comentando que debían ir a un callejón para cambiar de apariencia, dejaría de fingir la voz y con gusto acepto -Vamos-, porque Aiko confío en ellos con tanta facilidad fue fácil el marionetista reveló su ubicación además en vez de ponerse a la defensiva fue amigable entonces por amabilidad ella también acepto por ahora todos parecía tener la misma meta pero no les quitaría de encima la vista la joven, ella escucharía la conversación del dúo de ir a un bar o lugar de apuestas para buscar información porque en un mercado nunca encontraríamos nada -En eso tiene razón aunque no tengan mucha ley los comerciantes no son muy de hablar con extraños y menos por dinero, te traicionan rápido- entrando al callejón observo que nadie los estubiera espiado y se volvió visible.

Aiko no era especialmente hermosa pero tenía un buen cuerpo como también una mirada tranquila su vestimenta era desértica, pantalón camisa y una tela que cubría su rostro, al quitársela dejo expuesto su rostro -Es raro que alguien que no sea de mi aldea vea mi rostro, hasta Izuku Uchiha tampoco conoce mi cara jaja, creo que debo confiar más en el- ella comento en voz alta -Mi nombre es Aiko soy del país del agua- esas serían las últimas palabras de la joven después de eso realizó sellos y cambio a la apariencia paso a utilizar un túnica color café claro desgastada por la arena, un turbante entretejido de dos colores blanco y negro su cabello no se notaba, su rostro era de alguien de treinta años un poco más morena talvez quema un poco por el sol como una campesina -Bien muchachos lista salgamos a buscar un bar de apuestas-.

Ahora solo faltaba Adan para salir todos a buscar información.
Henge no Jutsu

Chakra: 789/969


Datos
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Narro/ Pienso/ Hablo
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Al entrar al establecimiento lo primero que noto Toji era su aquitectura y estilo rustico, mantenia la antigua cultura de Sunagakure, probablemente esto estaba hecho adrede para hacerles sentir nostalgia a los clientes que ingresaban, y les podria hacer sentir como en casa, o quizas Toji especulaba mas de la cuenta. Como sea, no paso mucho tiempo antes de que de entre el tumulto de gente que iba y venia en el lugar, una mujer se acercase al pelinegro para mostrarle los servicios que ofrecian. Aquellas mujer era cautivadora y atractiva como pocas, con una mirada sugerente que te invitaba a quedarte junto a ella por el resto de su vida, pero con una presencia sensual y sutil, no era agresiva, al menos a la vista...

Toji tomo la copa de la mujer rozando su mano con sus dedos, para luego darle un trago y degustar dicho licor, era seco y con un gusto amargo pero exquisito a la vez. — Que buen servicio... — Le dijo con un tono coqueto, mirandola a los ojos devolviendole aquella mirada sugerente, con una leve sonrisa coqueta.

Busco pasarla bien un buen rato, beber y comer algo en buena compañia. Al menos para empezar... Tal vez tu y algunas amigas tuyas quieran divertirse conmigo. — Le comentaba en susurros al oido a la mujer mientras sacaba de su bolsillo y le mostraba un fajo de billetes. Tal vez por su apariencia Toji pareceria alguien muy humilde o simple, pero en realidad el Zennin lleva un poderio economico bastante grande debido no solo a sus propios trabajos como mercenario de joven y como chunin actualmente, sino tambien debido al dinero de su familia, y en situaciones como estas es donde realmente se podia ver esto. Entonces el pelinegro ya daria comienzo al primer paso de su investigacion, empezando por mujeres, bebida y comida, aunque lo mejor segun él siempre es el postre. El ambiente era propicio, el sonido de aquellos jadeos que fluian en el aire alrededor eran excitantes y el calor que se sentia en el lugar se podria decir que provenia no del clima exterior exactamente, sino de los propios cuerpos encendidos alli.
Narro - Hablo - Pienso
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Deikum, como casi siempre, logro controlar la situacion con un plan e integrando a una persona a nuestro plan, al principio no me gusto mucho la idea pero me mantuve callado, caminando hasta el callejon donde, al igual que los demas, luego de asegurarme de que nadie nos sigue o nos ve, hice un henge mientras escuchaba a la chica la cual menciono a un Uchiha, mis ojos se mantuvieron observando la de ella con seriedad hasta que termino de hablar, antes de terminar mi transformación me presente -Adan Yamanaka, Pais del fuego - Tras decir aquello, mi cuerpo cambio a uno completamente diferente a como era realmente, piel morena, baja estatura, pelo en forma de afro, Nariz digna de alguien que viene del pais de la tierra, alguien totalmente diferente, mi voz también habia cambiado a una mas "jovial" 

Claramente trate de observar todo lo que pude de la chica, era mi naturaleza intentar ver....¿De mas? Que se yo- Para ser mujer, tienes una voz muy gruesa- Dije en tono de broma mientras observaba a los demás -  Tengo un temor y es que en este lugar hayan personas sensoriales  que puedan captar nuestros movimientos...Por eso... Lo mejor será actuar con rapidez y regresar a casa antes de la cena -Luego de decir aquello, espere que los demás estuviesen listo, si ya no había mas que comentar, iba a ser el primero en salir, acomodándome el pantalón como si entre los 3 hubiese pasado algo carnal  -Eso es para que vean que lo que dicen de nosotros los de mi color no es mentira -Decía de forma divertida ¿Por qué no darle sazón a este momento? Conozco muy bien las actitudes del ser humano y  si hay algo que incomode a la gente es el "afecto" en publico.

Sin decir mas nada, solo comencé a caminar al lugar que  todos estuvimos de acuerdo, aquel bar en el cual ibamos a conseguir información.

Henge no Jutsu


Chakra: 862/1025

Estadísticas de Adan Yamanaka


resumen
Pienso/Hablo/Albert
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El Emperador
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El Kumonin parecía cliente habitual de tales rumbos, sabiendo cómo aprovechar cada instante en el cobijo de aquellas rústicas paredes. Entre lo que le tomaba hacerse con la bebida de bienvenida ya había dado su primer paso, buscando atrapar a la amable anfitriona en sus redes. La chica reiría con dulzura para luego dedicarle una mirada desafiante. – En esta vida no todo puede comprarse, aunque quizás pueda darte una oportunidad si eres bueno con mis chicas. – Diría.

La joven entonces haría un movimiento rápido y con un par de aplausos cuatro chicas más aparecerían, atravesando una de las varias puertas para terminar paradas en fila frente al shinobi. Todas llevaban atuendos sugerentes, algunas sonreían mientras otras se mostraban frías. Aquel despliegue de activos estaba entre el Zenin y la anfitriona del local, como si se tratase de una cortina. Esta última alzaría la voz desde la distancia. – Esto es lo que tengo para ofrecer de momento, mi señor. Sin embargo, y con el costo pertinente, puedo dejarle echar un ojo a las demás habitaciones en caso de que quiera a alguna de las chicas que ya están “ocupadas”. – Diría, al tiempo que las cuatro disponibles se acercaban lentamente a Toji. Cada una buscaba llamar la atención del posible cliente a su manera. – Pero si quiere alguna de las ocupadas tendrá que ser más generoso que el cliente que ya la tenga. – Soltaría una pequeña risita para ponerse, de nuevo, tras el mostrador.



El nuevo trío de aventureros que había decidido trabajar en conjunto conseguía entenderse con relativa facilidad. Incluso compartían información que en otras condiciones sería delicada en pos a facilitar la comunicación. El Chikamatsu parecía ser quien portaba el estandarte de la sensatez en este caso, sugiriendo un curso de acción y medidas preventivas que, quizás, debieron tomar antes.

De cualquier forma, los tres saldrían del callejón donde aparentemente habían llevado a cabo una de las tantas maneras que tenían a disposición para aliviar tensiones y darle la bienvenida a Aiko al equipo, dado el comentario del ahora moreno Adan. El destino de los tres iba a ser el bar más cercano a su ubicación, y por ende, uno de los más concurridos.

Al entrar -en la formación que ellos decidiesen- verían un espacio amplio. En el centro del sitio había una enorme barra de madera pulida, repleta de copas, botellas y vasos a medio beber. Los clientes y dueños de cada trago hacían bulto alrededor de la barra y dos bartenders se encargaban de mantener los ánimos bajo control sacando tragos a quien pidiese más. Los dos hombres lucían exactamente igual, delatando su condición de ninjas o gemelos, lo que la mente del observador prefiriese asumir. Uno de ellos notaría la entrada del trío y mientras preparaba otro trago les daría el visto bueno. – Bienvenidos. Pueden buscar un lugar donde quieran, los atenderemos de inmediato. – Al terminar de hablar, volvería a sus funciones.

Además de la barra abundaban las mesas. La mayoría estaban llenas de gente comiendo y bebiendo. Algunas tenían asientos vacíos, y otras -muy pocas- estaban completamente desocupadas. Solo las más cercanas a la barra tenían disponibilidad, y las más alejadas del resto tenían huéspedes cuyo rostro infundía temor en el más valiente.

Cualquiera que fuese el camino a seguir por parte de los recién llegados tendrían a su disposición una amplia carta de tragos y bebidas, y una reducida lista de platillos simples en caso de querer comer algo. Los otros presentes en el bar conversaban en tonos variados; había quienes no parecían tener nada que perder y alzaban la voz hasta hacer retumbar cada copa del bar, y otros murmuraban recelosamente entre los suyos o para sí mismo. Si querían conseguir información, debían ser cuidadosos de cómo y a quién pedirla. El mesero se acercaría a todo el grupo -en caso de que estuviesen juntos- o por individual a tomar nota de la órden. 

OFF
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—Un placer, Aiko —dijo el rubio en respuesta a la presentación de la pelinegra, quien, con amabilidad, dio su nombre y hasta su lugar de origen—, mi nombre es Deikum, no poseo una tierra a la que pueda llamar un hogar, bueno, no por los momentos —No había podido evitar admirar la belleza de la kunoichi, pero su mente estaba más enfocada en lo que debían hacer, por lo que se limitó a sí mismo de hacer cualquier comentario.

Salieron del callejón y se adentraron entonces en el bar, mismo que parecía ser el más concurrido de la ciudad, una vez dentro, observarían como este sitio se encontraba bastante repleto, con excepción de algunos asientos cercanos a la barra principal, en donde se encontraba una pareja de gemelos quienes les ofrecieron tomar asiento a los tres que acababan de entrar. —Correcto —diría en voz baja para sus acompañantes—, no debería ser tan difícil encontrar lo que buscamos, solo necesitamos saber a quién preguntar…

Dio un paso adelante, asintiendo en modo de respuesta al par de bartenders y dirigiéndose a una pequeña mesa cercana a la barra principal, una de las pocas vacías. Deikum se sentía un poco nervioso, estaban justo en el medio de cualquier tipo de desastre, tenían que tener cuidado sobre a quién preguntar, o qué cosas decir, si bien era cierto que se encontraban en la ciudad principal de los Yakuza, conocida inclusive por no tener más que habitantes adeptos a dicho grupo, siempre podrían encontrar estafadores o personas que se hiciesen pasar por miembros de tal equipo.

Una vez tomase asiento, esperaría a que se le acercara un mesonero, quien fuera que fuese, cuando le preguntasen sobre qué beber, les respondería con lo siguiente: —Me gustaría el especial de la casa, mis compañeros y yo venimos de muy lejos, con mucha mercancía y buscamos relajarnos un poco —Su voz emitía el mensaje de estar buscando secretos, era un riesgo, sí, pero las posibilidades de que tal jerga fuese utilizada aquí así como en cualquier parte del mundo donde el crimen reinaba era muy alta, ¿qué era lo peor que podía pasar? Si sus palabras no detonaban algún tipo de invitación clandestina, pues simplemente sería visto como el mercader extraño, cosa que no le molestaba en lo absoluto al rubio, quién para ese momento no poseía ni un ápice de su verdadero rostro.

Sus compañeros eran bienvenidos a quizás probar suerte con otros métodos, quizás alguno poseyera mejor visión que el marionetista y se daría cuenta de alguien con alguna especie de marca Yakuza, o quizás poseían excelente audición y lograrían captar una conversación que les pudiese ayudar; en este punto, tomar riesgos era absolutamente necesario.
La Torre
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Última modificación: 17-04-2023, 03:00 PM por Adan Yamanaka.
Caminamos hasta el bar donde al entrar, vi a dos gemelos, esto llamo mi atención pero decidí no tomarle importancia (Por ahora). Siguiendo a Deikum, me mantuve con ellos - Oie mi negro - Le digo a Deikum- Lo que necesitas es una merengada de Borojo con leche  pero dudo que aqui tengan eso -Elevo mis hombros - Yo tambien quiero  lo mas rico que tengan aca y no hablo exactamente de comida -Guiño el ojo y le doy un suave codazo a Dekium en señal de "Si entiendes a lo que me refiero". Aca la cuestión es que parece como si yo estuviese buscando "sexo" o algo relacionado a cosas "que no se deberian hacer" pero realmente buscaba era ir a esas profundidades, a esos sitios donde entras y desaparecer, de los que se encargan de borrar tu nombre de la lista y cosas asi. 

-Oie buen señol ¿Qué bebidas tiene? ¿Aqui no se escucha guaguancó? - Mi personaje se basaba en un sujeto que conocí una vez, hace mucho tiempo, siempre me dio gracia como hablaba y en mis tiempos libres, en mi mente, lo imitaba, fue el primero que se vio a mi cabeza cuando decidí transformarme.  Aunque buscaba "cosas" malas, era irónico pues alrededor hay personas armadas que pueden hacer perfectamente lo mencionado arriba: Borrarte ¿Pero eso me intimidaba? No, al contrario, me daba entender que este no era sitio correcto pues parece ser muy común el armamento, necesitaba algo mas profundo - Por cierto ,muyayo ¿Existen algunos puntos que podramos visitar por aca? Luego de comer y beber algo, me gustaria conocer mejor, asi no estoy perdido con mis bellos --Mis bellos era mi grupo. Ya en este punto necesitaba un "esquema" o mapa mental de que lugares pueden ser visitados y no ir tirando flechas- 
Chakra: 861/1025


Tecnica mantenida
Pienso/Hablo/Albert
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El Emperador
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Última modificación: 17-04-2023, 08:27 PM por Aiko Yamamoto.
Los demas Shinobi's se presentaron era algo natural su desconfianza hacia la kunoichi era alguien que salio de la nada y se ofreció a ayudarles asi nomas lo que hera obvio que ellos desconfiaran de ella, para tratar de darles un voto de confianza les mostro su verdadera apariencia tal vez esa accion le ayudaría a ganarse a sus companeros.

Al Salir del callejon tods se habrían presentado dejando en claro su procedencia como su nombre -Gracias Deikum por recibirme, no te preocupes por eso no todos podemos llamar hogar al pais donde nacimos- palabras sinceras de una rebelde que detestaba al imperio que controlaba su pais.

Adan comento que era raro escuchar a una mujer con una voz grave -Aprendí a modular mi voz, es una habilidad útil claro cuando se practica- si voz cambio al de un niño pequeño y volvió a ser el de una mujer madura -Aunque siento como si tuviera un vidrio en la garganta-.

Ya dentro del bar los ninjas fueron recibidos por gemelos que eran los que atendían la barra Aiko no podia dejar de pensar en su hermano -Que estaras haciendo Saito?- la joven hizo lo mismo que sus companeros saludo a los que atendían la barra y acompaño a sus camaradas a una mesa donde pidieron bebidas, en el trayecto se podia escuchar a las personas que murmuraban sobre los presentes tal vez con la tensión de generarse alguna riña con los demas clientes, al llegar a la mesa y como era de esperarse los chicos encargaron algo de alcohol -Si no es mucha molestia yo acepto cualquier trago del malta oscura- la joven sonrió al camarero, los muchachos preguntaron si habia alguna atraccion en el lugar para divertirse Adan llamaba mucho la atención no por el aspecto sino por el asentó que tenía -Si joven o minimo ruinas mas viejas o interesantes de ver, podría presentarnos a alguien que sepa. ¡Vamos chicos! esperaba ver las antiguas barracas- parecía que les rogaba a los demás Shinobi's ella esperaba conseguir información de las viejas ruinas de lo que alguna vez la oficina del Kage o esas palabras podrían llamar la atencion de alguien y podrían conocer a alguien que conozca a la pelirroja.


Henge no Jutsu



Chakra: 788/969


DATOS
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Narro/ Pienso/ Hablo
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Cita:aunque quizás pueda darte una oportunidad si eres bueno con mis chicas.


A Toji le agradaba la actitud de aquella mujer, se notaba que tenia experiencia, tal vez dirigia a las demas chicas, siempre suele haber una mujer de mayor experiencia o antiguedad en el negocio que maneja y capacita a las demas, una "encargada". — Soy todo un caballero, hasta que no quieran que lo sea... — Le comento devolviendole la mirada desafiante con una ligera sonrisa de lado. De pronto la mujer de dos aplausos llamo a un grupo de chicas, algunas se veian mas simpaticas que otras pero todas eran muy bellas, Los hombres que pasaban a su lado las miraban de arriba a abajo con lujuria sin embargo Toji apenas si les dio un vistazo, mas que nada veia sus rostros, sus miradas como si intentara descifrarlas. — Bien las quiero a las cuatro, por ahora con ellas esta bien, no me gustaria quitarle la diversion a algun pez gordo que pudiese andar por aqui... — Soltaria el Zennin casualmente.

Acto seguido procederia a ir junto con aquellas jovenes y hermosas mujeres a una de las habitaciones disponibles donde se sentarian todos en un sillon largo y curvado que rodeaba una mesa, quedando Toji en el medio, las dos mujeres mas simpaticas a cada lado, la mas fria detras suyo y la otra de pie junto a la mesa. — Bien veamos que podriamos beber... tal vez algo de sake y puedo pedir carne asada para todos nosotros. — Comentaria alegre y sacaria varios billetes de su bolsillo, luego se los entregaria a la joven junto a la mesa: — Traeme un estofado de cerdo al vino tinto, suficiente para todos incluyendote. Y una botella de sake de calidad. — Luego rodeo con sus brazos a las jovenes a su lado y las tomo por la cintura acercandolas a él, mientras que la joven mas fria del grupo se limitaba a hacerle masajes alrededor del cuello por detras suya. "Esta es mi vida" Pensaba gustoso el pelinegro mientras comenzaba a iniciar una conversacion con aquellas jovenes. La dinamica de la conversacion era simple, Toji le hablaba a ellas sobre él inventandoles la historia de que era un mero mercenario, uno muy bueno, y pasaba a contarle experiencias de trabajos y misiones que habia cumplido en el pasado (algunas falsas y otras reales) siempre relatandolas con epicidad y efusividad.

La primera parte de la conversacion trataria sobre él, pues queria que las jovenes se sintieran comodas con su presencia antes de que ellas empiecen a hablar, que inconscientemente entren en confianza. Luego la conversacion la llevaria poco a poco hacia ellas, y en cuanto ellas fueran el tema central en ese momento comenzaria a preguntarles acerca de cada una, sus gustos, que les divierte, que les gusta hacer, anecdotas, y cosas banales, entre dichas cosas dejaria entrever que le cuenten alguna anecdota de alguna situacion que hayan vivido con algun pez gordo de la ciudad, tipico chisme escandaloso que todas en el burdel suelen contarse. Mientras conversaban el Zennin acariciaria las cinturas de las mujeres y una vez la bebida y comida llegase le pediria a la joven que lo trajo que le de de beber y comer, pues sus manos estaban ocupadas....
Narro - Hablo - Pienso
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Aquella media tarde era de las típicas en la que el sol parecía decidido a brillar con más ahínco sin detenerse a pensar en los moradores del desierto que ardía a sus anchas. El calor era un problema tan común y general que la gente ya había parado de quejarse al respecto, al menos los lugareños, y las quejas que de vez en cuando se escuchaban venían por parte de turistas y mercaderes. Muchos se cubrían con telas y turbantes para espantar el sol, pero pocos tenían acceso a sedas y materiales con el justo balance entre protección contra el sol y libertad de ventilación. Al final, el populacho debía decidir si sufrir de la inclemencia del sol o el calor.

Otros, más afortunados aún, se podían dar el lujo de mantenerse bajo una sombra. Y era el caso de la pelirroja que se sentaba bajo un toldo improvisado. Alrededor de ella se expandía un terreno casi baldío con tonos de desierto, y una comitiva de al menos 10 personas a su alrededor. Todos jadeaban y buscaban fortaleza para mantener el equilibrio. En un momento determinado, una nueva existencia llegaría y se pararía en el límite del toldo, solicitando permiso para acercarse.

El recién llegado era un joven cubierto por un turbante. Trajeado con lo que parecía un uniforme, se adentró en la sombra del toldo cuando recibió el permiso de la chica. — ¿A qué debo la interrupción? — La voz calmada de la fémina indicaba que, a pesar de permitirle acercarse, unos cuantos pasos eran suficientes. Y acató, deteniéndose inmediatamente. — Traigo noticias del destacamento de la puerta sur. — El chico fue breve en su introducción. Todos sabían que, de lograr acercarse a la infame kunoichi y encontrarle con un humor decente, debían aprovechar el tiempo al máximo. Él explicó la situación tan simple y directamente como pudo, y quedó esperando una respuesta que no llegaría sino luego de un suspiro. — Envía un escuadrón a patrullar. Y que refuercen la vigilancia. Al final del día quiero tres cabezas más colgando de las murallas. La de ellos o las vuestras. — Sentenció ella y el chico partió enseguida junto con una parte de los diez hombres y mujeres que parecían haber estado entrenando bajo el sol.

La pelirroja no estaba ahí para tomar decisiones concernientes al control y defensa de unas ruinas como las de la vieja Suna. Pero sus obligaciones reales le habían llevado a tales parajes y, lamentablemente, debía tomar decisiones.




El bar se aprovechaba del clima inclemente para atraer clientes. De entre todos los locales que la vieja Suna tenía para ofrecer, bares y burdeles se llenaban a esas horas del día. Y no era para menos; todos buscaban un escape. Los tres aventureros que se adentraban en el bar y comenzaban a hacer indagaciones encontrarían escenarios agridulces. Si bien prácticamente todo el mundo hablaba y murmuraba, nadie hablaba de lo mismo salvo quienes iban en grupos. Y pescar un rumor en tales aguas era tarea imposible sin antes preguntar directamente. Pero hacerlo probablemente resultase en una sentencia de muerte, ¿O no? De cualquier forma, y tras encontrar una mesa, uno de los gemelos de la barra se habría acercado a ellos con el fin de atenderles.

Con una libreta en mano y un lapicero, el camarero tomaría nota de los pedidos de Aiko y Deikum. — Tenemos bebidas locales y algunas extranjeras. Dulces, amargas, como desees. — Respondió al Yamanaka nombrando bebidas esperando que alguna llamase la atención del cliente y en caso de lograrlo, anotaría en la comanda. — Serán entonces tres especiales y las bebidas. — La expresión del sujeto era un papel en blanco. Se limitaba a hacer su trabajo sin más, hasta la llegada de las preguntas ajenas a este.

— ¿Qué creen poder encontrar en un sitio como este aparte de problemas? Les daré el mismo consejo que le doy al resto; hacer sus negocios y partir de inmediato. Últimamente los humores están más amargos que mis bebidas. — Y como si la providencia llegase desde el cielo, un sonido estruendoso provendría de las puertas abriéndose de golpe. Todos los presentes mirarían hacia la fuente del ruido. Tres sujetos armados entrarían con presteza, uno de ellos se quedaría postrado en la puerta, observando todas las mesas, mientras los otros dos se dirigían al fondo. Una vez allí, transmitirían un mensaje en susurros a otros que compartían un aspecto similar en cuanto a ropajes y armas.

Tras la escena y unos cuantos minutos más, los tres recién llegados saldrían de nuevo por la puerta, y uno de los grupos que había recibido el mensaje les seguiría. El otro grupo, de al menos cuatro personas, seguiría en el bar mirando atentamente cada movimiento.

— Voy por su pedido y vuelvo enseguida. Nada de problemas bajo este techo, por favor. — El camarero dejaría al variopinto grupo con una clara expresión amarga y de desprecio. Estaba curtido en la vida de esas tierras, y sabía lo que aquel movimiento significaba. El variopinto grupo de ninjas camuflados debía, a partir de ahora, cuidar muy bien sus pasos.




En el burdel se había corrido la voz. Había una suerte de red de soporte bien pensada para saber qué clase de clientes visitaban aquel sitio, y en un mundo donde la información podía valer más que el oro y los deseos carnales una manera muy sencilla de olvidar mantener la boca cerrada, no era extraño encontrarse con situaciones peculiares. El bien parecido extranjero parecía ser una mina de oro, y las cuatro damas de compañía se miraban entre sí buscando establecer una jerarquía en la lucha por el control de tal bien monetario.

Tras unos momentos, las cuatro y el cliente se habían establecido en una de las habitaciones más cercanas a la entrada. Nació un intercambio de historias por parte de todos los implicados, y las chicas no se quedaron atrás. Eran pocos los clientes que se adelantaban con un “juego previo”. Ellas, quizás por su entrenamiento y calidad de entretenedoras, reían con cada broma que el Kumonin hacía y lucían interesadas en cada palabra y cada roce, buscando siempre más.

Cuando la comida y bebida llegaron, y a petición del cliente, la dinámica se volvió una competencia por alimentar al afortunado. Pero la paz se interrumpió, o al menos tentaba con interrumpirse, cuando una conversación proveniente de la entrada del burdel se imponía al ruido ambiente.

— Sabes que no puedo permitirte revisar las habitaciones, cariño. Debes pagar la suma necesaria, y quizás lo considere. — La voz de la recibidora del burdel sonaba seria y coqueta a dosis iguales.

— Repito. Estamos buscando a tres imbéciles que burlaron la seguridad de la entrada sur. Órdenes de arriba. — Respondería otra voz un tanto más impaciente y tosca. — Quienes dan las órdenes de arriba son clientes habituales de mis chicas justo porque no permitimos que nadie que no sea un cliente venga a husmear. — Con cada palabra la mujer sonaba más tajante.

Ante el “impasse”, una mujer morena de contextura fornida entraría por la puerta del burdel. La encargada del establecimiento dio un salto en su sitio y se acomodó el vestido enseguida. — Mi señora, no sabía… — Fueron las palabras que salieron de su boca, atajadas por un gesto de parte de la recién llegada. — Será rápido. Solo queremos revisar las habitaciones. Ya me las conozco lo suficientemente bien, así como a tus chicas y a ti. — Guiñando el ojo sacaría de uno de los bolsillos del uniforme una pequeña suma en billetes y lo pondría en el mostrador. La encargada tomaría el dinero y haría sonar una campanilla que guardaba en el mismo mostrador.

La conversación podía escucharse desde la habitación de Toji si este prestaba suficiente atención. Por supuesto, para las chicas parecía una revisión protocolar y no por ello iban a dejar de atender a su cliente. Al menos hasta que escucharon la campanilla.

Había un protocolo que seguir cuando un cliente quería echarle un vistazo al resto de habitaciones tratando de pescar a una chica ya ocupada. Una vez la suma se hubiese pagado, la encargada haría sonar una campana y todas las chicas detendrían inmediatamente lo que estuviesen haciendo para pararse enfiladas frente a la puerta esperando atrapar los ojos de un nuevo amo o ama. Esto daba también tiempo a los clientes a apostar un poco más para quedarse con sus mujeres, pero eso dependía de cada quien. Víctima del protocolo, las cuatro chicas que acompañaban a Toji se separaron de él y se colocaron en la puerta. En caso de que el kumonin preguntase, alguna explicaría la situación.


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Al parecer la pregunta del rubio no había sido entendida, eso o el camarero era honestamente un simple civil que se limita a lo que le importa para así conservar su negocio. Sin importar la razón, Deikum se sintió un poco decepcionado, ¿qué clase de bar no negociaba con información? ¿Tanto era el miedo que los Yakuza habían infundido en esta aldea que nadie se atrevía a siquiera correr rumores? Aquel pensamiento le dio un pequeño escalofrío, había escuchado rumores de los problemas que se presentaban aquí, pero no pensaba que fuese tan serio.

Si aquello no fuese suficiente, un trío de uniformados entró por la puerta del bar, su manera de hacerlo denotaba confianza, un pavoneo de como si fuesen dueños de este establecimiento; se dirigieron a otro grupo, similar a ellos, el marionetista, no los había notado, pero ahora lo hacía, poco se entendía acá del manejo del sigilo por lo que se podía apreciar. El camarero incluso ofreció una mirada un tanto particular, al menos eso sí parecía saber.

La cuestión ahora era cómo proceder, por un lado, podían seguir al grupo de “soldados” que salieron del bar, por el otro, podrían indagar un poco más aquí, dentro del establecimiento, donde otro grupo se había quedado, cambiando su actitud a una de vigilancia, ambas opciones eran llamativas, pero el rubio tenía una ligera filosofía en cuanto a su manera de actuar, por lo que volteó a sus compañeros y les dijo, en voz baja y con el rostro con la expresión más inconspicua posible: —No involucren a los civiles. —Su voz expresaba lo que en esencia era una orden, no podía controlar lo que la fémina hiciese, pero al menos podía ofrecer esas palabras como señal a Adan—. No creo que podamos sacar mucho más de aquí, incluso si quisiéramos interrogar a alguno de los bartenders, probablemente levantaremos sospechas de aquellos en la parte de atrás —dijo, refiriéndose al grupo de soldados que se había quedado dentro del bar—, sugeriría irnos, pero probablemente eso también levante sospechas, estoy abierto a ideas, Adan, si tienes algo que podamos usar o incluso tú, Aiko, son bienvenidos, yo lamento mucho decir que mis habilidades se inclinan más a la destrucción que al rastreo, pero siempre puedo crear una distracción si así lo necesitan. —Le molestaba un poco estar a merced de alguien más, pero eso significaba confiar en los demás—. Por cierto, creo que en este momento sería correcto decir, Aiko, que tenemos una ruta de escape infalible por si lo necesitas, e incluso, me atrevería a decir que podríamos llevarnos a algún incauto para interrogarlo si todo se da bien.
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La Torre
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Pude notar todo los movimientos en el bar y escuche atentamente lo que decía Deikum pero sin la necesidad de mirarle, como si no hablara conmigo. Mi objetivo era no perder de vista el contexto pero sin la necesidad de salir de mi personaje el cual resultaba irónico para esta misión pues justamente la discreción era la clave y mi forma de hablar  era todo menos discreto pero es ahi donde esta un papel psicológico el cual en principio no iba a ser captado por mis aliados pero este  puede ser la clave de muchas cosas ¿Que buscan estos sujetos? Alguien discreto, alguien que quiera pasar desapercibido ¿En serio se van a fijar en la persona que esta llamando la atención? En principio: No lo creo. 


Luego de escuchar por completo las palabras de Deikum, espere unos segundos y lleve mis manos al abdomen, agarrando esta- Oh no...... - Dije mirando a mis compañeros - Creo que el  mangú esta haciendo su magia - Me puse de pie con lentitud sin necesidad de llamar la atención pero tampoco exagerar mi reacciones, al final ¿Quién no ha tenido un dolor de barriga? - Ya vengo, voy a echar una criolla - Dije comenzando a caminar para el baño del lugar. 

Una vez estando ahi, busque un inodoro con puerta, donde pudiera ocultar mis acciones, haciendo de esta forma un sello y comenzando a analizar, en ese lugar, quien tenia chakra y quien no, incluso, si eran grandes reservas, de esa forma iba a tener un punto clave y era saber de "quien" alejarme o mas bien quien debe importarme realmente ya que mi objetivo aca es conseguir informacion no acabar con todos....Aunque eso ultimo me suena mas "rapido" que lo segundo.

Kankaku Apurōchi


Una vez lograra obtener la información, iba a ubicar "mentalmente"  la posición de las personas con chakra y asi, luego de unos "6 minutos" salir del baño, acomodando mi pantalón y secando el sudor de mi frente - Casi no llego -Decía sentándome de nuevo en mi puesto. El secreto comenzaba aquí y es que iba a pasar el mensaje de lo recibido mentalmente, todo sin necesidad de ver a mis compañeros, ósea, el par que tengo al frente, empezando de esta forma también a demostrarle mis capacidades a Aiko quien solo ha visto muy poco de mi, también iba a aprovechar la conexión mental por un momento para decirles- Este lugar debe tener sensores o receptores de chakra, sea lo que sea que se haga, se debe hacer con cuidado, aun me parece extraño lo "facil" que fue entrar a un sitio "dominado" por una mafia...Si fuera tan facil hacer esto, estoy seguro que invadirla se hara con los ojos cerrados... Debemos prepararnos, algo me dice que  si hacemos otras acciones de chakra, seremos descubierto
Gokei Setsuzoku


Estadísticas de Adan Yamanaka

Chakra: 805/1025

tecnica mantenida y resumen
Pienso/Hablo/Albert
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El Emperador
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La situación cada vez era más tensa dentro del bar las respuestas del camarero no eran favorables parecía que todo el mundo quería dejar sus cosas y salir corriendo fuera de esa ciudad, además con tantas bandas más parecía una zona de guerra que una ciudad.

Un grupo de uniformados entró por la puerta como si fueran dueños del lugar pero no dijeron nada simplemente entraron para dar un mensaje a uno de ellos y continuar su camino, pero con la intromisión de ellos Aiko sostuvo el mango de su katana que parecía ser un abanico en un bolso gracias el henge, ya estaba lista para desenvainar pero las palabras de Deikum cambiaron sus perspectiva al pensar en los civiles, tenía mucha razón no podríamos sacar información a estas personas y solo podríamos llamar la atención de los demás soldados.

Por su parte Adan tuvo una emergencia así que tuvo que retirarse para ir al baño la kunoichi no sé lo creía pero no dudaba que talvez el tenía un plan más eficaz que arrancar cabezas como ella tenía en mente, la conversación de Deikum el paso a comentar que sus habilidades eran más de destrucción que de rastreo, la joven miro para otro lado con nervios luego se giro hacia el sin aldea -Estamos iguales en eso solo se destruir para nada soy buena en rastreo, lo único util de mi es volverme invisible- uno de los comentarios del camarada era sobre una ruta de escape que hasta serviría para secuestrar a alguien en caso de emergencia, pero ahora todo dependía de Adan y su habilidades.

Después de unos minutos que Adan estuvo en el baño el al fin regreso se sentaría en su silla parecía algo distante o eso demostraba sus gestos, también la frase de que casi no llegaba pero sería algo que hizo reír a la kunoichi. Mientras esperaban algo hizo Adan para comunicarse con Ellos porque podría escuchar su voz dentro de su cabeza -Este lugar debe tener sensores o receptores de chakra, sea lo que sea que se haga, se debe hacer con cuidado, aun me parece extraño lo "facil" que fue entrar a un sitio "dominado" por una mafia...Si fuera tan facil hacer esto, estoy seguro que invadirla se hara con los ojos cerrados... Debemos prepararnos, algo me dice que  si hacemos otras acciones de chakra, seremos descubierto- Aiko sacudió ligeramente su cabeza asegurándose que no fuera algún problema de sus oídos y todo estuviera en su cabeza, luego comento -Creo que deberíamos salir me siento algo rara muchacho, talvez un poco de aire fresco me calme- Aiko se levantaría lentamente de la silla como si fuera una ancianita y trataría de salir de allí si no la detenían sus compañeros pero la angustia se podía ver en su rostro después de escuchar voces en su cabeza.

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Narro/ Pienso/ Hablo
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Última modificación: 30-04-2023, 08:41 AM por Toji Zennin.
Todo era placer y risas con esas jovenes a su alrededor, se notaba que habian sido bien entrenadas en el arte de la seduccion y la complacencia, uno podia quedarse a vivir alli dentro para siempre, pero no todo iba a ser color de rosas por supuesto, puesto que un ruido proveniente de afuera de la habitacion anunciaba la llegada de gente problematica. 


Cita:Repito. Estamos buscando a tres imbéciles que burlaron la seguridad de la entrada sur. Órdenes de arriba.


Toji escucho eso a lo lejos y automaticamente arqueo las cejas, ahora si que habian llamado su atencion. "Esto tiene pinta de problemas..." Pensaba mostrandose un poco mas serio ante las jovenes aunque estas no entenderian el porque. Si bien podia escuchar que la mujer encargada que le habia recibido antes hacia lo posible para que no molestasen a los clientes, tambien pudo oir como una voz femenina resonaba con autoridad y cierta confianza con la encargada del burdel, insistiendo en que no tomaria mucho tiempo revisar las habitaciones. "Mierda, si van a registrar las habitaciones sera mejor que me disfrace para desviar su atencion" En ese momento la campanilla sono, las jovenes se posicionaban en fila junto a la entrada y Toji comenzo a realizar una tanda de sellos mientras les indicaba a las jovenes: — Chicas por favor actuen con normalidad como si nada hubiera pasado. — Y dicho esto su apariencia se transformaria en la de un hombre bronceado, calvo y musculoso de rasgos muy marcados en el rostro y con una barba candado fina y prolija, su atuendo era una tunica blanca abierta que dejaba al descubierto su torso tonificado, con un pantalon blanco con bordeados dorados y zapatos del mismo color. Parecia todo un ciudadano de clase alta originario del Pais del Viento.

Toji se mantendria recostado sobre el gran sillon, con las piernas cruzadas y los brazos extendidos y apoyados sobre el borde superior del sillon, esperando a que aquellas personas que lo buscaban entrasen en la habitacion y lo vieran alli con su nueva apariencia. — ¿Quien osa interrumpir la hora feliz de Kaede Ruonin? ¿Acaso vienen a robarme a mis chicas? Porque si es asi no se los pondre facil — Diria en cuanto los guardias ingresasen, hondeando un abanico de billetes como todo un ricachon engreido.

Henge no Jutsu


Chakra: 779/780
Narro - Hablo - Pienso
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En otros tiempos era un dicho común entre el populacho del país del viento que los habitantes del desierto eran tan difíciles de dominar como la arena del mismo. Y no estaba tan lejos de la realidad, pues los amantes del desierto eran, igualmente, amantes de la libertad. Pero claro; todo ideal sufre de flaquezas cuando una deidad baja del cielo a ponerte de ejemplo de poderío y destrucción. Aquella voluntad y amor por la libertad quedaron sepultados tras toneladas de escombros, y no solo de índole físico. Por tanto, era una tarea titánica encontrar lugareños dispuestos a nadar contracorriente. Era posible, pero debían hacerse las preguntas correctas.

Y de esta realidad serían víctimas los tres del bar. Por más que sus intenciones fueran buenas nadie iba a arriesgar terminar colgado de los muros por tres completos extraños. Sus instintos fueron buenos, sin embargo, entendiendo que a su alrededor empezaban a revolverse las aguas. Adan, disfrazado a su modo, aprovecharía para ir al baño y de ahí obtener algo de información. El baño estaba en un punto recóndito del lugar, y su técnica justo cubría el rango que necesitaba para notar el chakra de aquellos que estaban sentados en una de las mesas. Encontró otras fuentes de chakra en algunas mesas más, pero la intensidad era la misma que un ninja de muy bajo rango. El grupo que parecía vigilar el local desde dentro tampoco resaltaba demasiado en cuanto a cantidad de chakra salvo uno de ellos, que contaba con reservas mayores a la media. El “moreno” tendría la última palabra para decidir qué hacer con tal información.

Quien tomó la decisión de irse, aunque no por la razón más obvia, fue Aiko. No encontraría resistencia de parte de ninguno de los presentes salvo, quizá, de alguno de sus compañeros. Al salir, sin embargo, sería enfrentada por un corpulento individuo ubicado fuera. Este observaba a todos los transeúntes de ese sector. — ¿Todo en orden, señorita? — Dijo, con un tono educado, haciend . A su alrededor tendría 3 hombres más que parecían niños al compararles en altura y musculatura. Estos tres observaban atentamente en direcciones distintas.

Si Deikum y Adan camuflados decidían salir, iba a enfrentarse al escrutinio en caso de hacerlo junto a Aiko. Si se mantenían separados de ella, sin embargo, podrían aprovechar para escabullirse lejos de la atención del resto. Podían quedarse dentro del bar también, y quizás conseguir un poco más de información antes de irse.



En cuanto a la escena del burdel las cosas iban escalando a un ritmo que Toji debía intentar emular si quería salir con el cuello intacto. Tras ejecutar la técnica de transformación las chicas que le acompañaban se inquietaron, y con razón. Pocas veces un cliente había visitado su burdel con miedo a ser descubierto, y la revisión que estaba ocurriendo le señalaba de sospechoso. Se miraron entre sí, presas del miedo, mientras el resto de la escena se desenvolvía. Cuando la puerta se abrió y entraron los guardias, la jefa del burdel les siguió de cerca. La mujer morena que parecía ostentar un rango superior entre los guardias se mantenía observando desde afuera.

Las cuatro damas de compañía observaron a su jefa con rostros temblorosos, a lo que esta respondió asintiendo. — Lamentamos la intromisión Rounin-sama. — Hizo una reverencia. — Es una revisión de rutina con la que debemos cumplir si queremos seguir prestando los servicios que tanto gustan a nuestros clientes. — Agregó. Los guardias observarían la habitación y saldrían poco después, en dirección a la habitación siguiente. La mujer morena les seguiría, pero la jefa del burdel se quedaría rezagada unos instantes, y dirigiría un susurro al kumonin. — Señor, le ruego que aproveche el tiempo para salir. No sé si es a usted a quien buscan o por qué, pero no quiero problemas con nadie. Ni para mi ni para mis chicas. — Tras esto saldría por la puerta a paso apresurado para intentar alcanzar a la comitiva. Las cuatro chicas se mantendrían en la habitación otro poco más, murmurando entre ellas, pero mucho más calmadas.

Toji decidiría entonces qué hacer. Podía quedarse para intentar conseguir algo más de información o salir de inmediato. Las rutas eran varias, y los resultados igual de distintos.

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El momento decisivo tenía que estarse acercando, ya las piezas poco a poco empezaban a converger de una manera u otra, incluso sin que los protagonistas lo supieran. Adan había logrado identificar varias fuentes de chakra, pero como era de esperar, la más fuerte venía de uno de los individuos que se encontraba vigilando el bar desde adentro, esta información, sin embargo, tuvo una consecuencia, la habilidad de Adan era un tanto disruptiva cuando no se estaba acostumbrando a ella, por esto, Aiko pareció verse afectada, levantándose con la escusa de que se sentía mal.

Este momento fue un tanto improvisado, pero Deikum no podía perder la oportunidad ni mucho menos dejar que las circunstancias se volvieran más difíciles para ellos, por lo que se levantó, colocando su mano en la espalda de la kunoichi y diciéndole en el oído: —Confía y prepara. —Dos palabras, sencillas y directas, que esperaba que la mujer entendiera y trabajara alrededor de ello, el marionetista levantó la mirada entonces, aplicando un poco de fuerza con sus manos para indicarle a la joven que se echase al suelo. —¿Qué tienes, te cayó algo mal? —Habló esta vez en voz alta, volteando su rostro a los lados con un aspecto de preocupación “sincera”—. ¿Alguno de ustedes tiene conocimientos de medicina? Maldito clima de este desierto… —Comenzó a desvariar un poco, actuando como un comerciante y amigo desesperado y preocupado, estaba buscando que esto sirviese para los planes no tanto de él, sino de sus compañeros, quizás ahora en estas posiciones lograsen llamar la atención del trío de “vigilantes” o al menos distraerlos lo suficiente para emplear sus planes.

Cabía destacar que continuaba hablando y hablando, “desesperándose” cada vez más, pero sin llegar a gritar o levantar mucho la voz, él era la pieza “central” en esta distracción, por lo que más que llamar la atención del público a Aiko, quería que lo mirasen a él, no tenía muchas habilidades que pudiese preparar de antemano, por lo que solo podía confiar, si algo de esto fallaba solo le quedaría actuar de una manera un poco más… radical.
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La Torre
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Estado dentro del bar parecía que no conseguirían algo de información por lo general los taberneros suelen ser la gente que saben más cosas pero parecía tener más miedo que cualquier otra cosa, después de que Adan fue al baño después de unos segundos escucho su voz en su interior algo que saco de su zona de confort a la joven también tenía que atrapar a lo guardas que entraron así que fingió sentirse mal.

Cuando iba de salida su compañero Deikum la detuvo para susurrarle que confiara y preparara señal para alistarse para el combate luego hizo algo de fuerza en su cuerpo para que se agachara, ella lo hizo se agacho hasta el suelo se sostuvo de Deikum tratando de ponerse de pie o eso trataba de aparentar frente a la gente del bar antes los ojos de todos se apretara los costados como si estuviera sufriendo -Si me siento mal salgamos de aquí- la actuación de Deikum y de Aiko debían parecer reales, Aiko dejaría que se acercarán aquel tipo grande y sus tres compañeros cuando estuvieran cercas les comento -Díganos dónde podemos encontrar al doctor más cercano de este lugar- el dolor de la joven parecía ser muy real pero trataría de evitar que la tocaran para evitar que dañaran el henge que sostenía.
Contenido Oculto
No parecía importante pero alcanzar a esos guardias que salieron era más importante que lidiar con esos que entraron talvez se preocupaba por la joven pero lastimosamente solo estorbaban y tendrían que ser quitados del camino, Aiko esperaba que algunos de sus compañeros tuviera la habilidad de convencer al giganton cómo a sus amigos para que los dejara en paz cada metro era importante y más porque las capacidades de rastreo de la Onmyōji eran terribles.

-Porque no fui maestra sensorial cómo mamá o maestra en genjutsu soy muy inútil ahorita- pensó por la extraña como incomoda situación que vivía.

datos
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Al notar como Aiko se levanta de la silla y dice que esta mal, acto seguido Deikum le sigue por lo que yo digo desde la mesa- Ese fue el Magú mi negra-  Antes de que Aiko se sorprendiera por escucharme en su mente, ya había pasado la información de lo que habia recibido, esos niveles de chakra teniendo  a uno solo como objetivo, ese hombre que logre "canalizar" con reservas mayores. Aunque odiaba "tener" que separarme, no podía salir  con Deikum y Aiko, no ahora que tengo a un "posible" objetivo al cual podría sacarle información. Necesitaba mantener la "calma" y no llamar mas la atención pero a la vez pendiente de lo que estaba sucediendo. 

Me quede en la mesa esperando el pedido, irme sin mas, sin esperar la comida ni nada, iba a ser raro y eso iba a detonar por completo que no hemos venido a comer, por mas que nuestra amiga se sienta mal. Yo lleve mi mano hasta la barriga y suspire - Lo siento mucho  mi negra pero quede con el  estomago vacío y necesito comer - Dije en baja voz, como si Aiko pudiera escucharme pero claramente eso era imposible por la distancia. 

Trataba de observar los movimientos del sujeto con mayores reserva de chakra pues era el único que representaba una amenaza. En estos momentos todo era complicado, no podía ocasionar un ataque en el bar porque eso me delata y es lo que he estado evitando: Que me observen, sin embargo, no puedo perder "Esta" presa", por eso, iba a ser necesario ver como iba a seguirle.  Tenia ganas de fumar pero no  tenia conocimiento de si se puede o no en el bar y en este punto, debo evitar las miradas en mi, ya era mucho con la salida de mi  acompañante. Eleve mi derecha para llamar a uno de los gemelos y cuando este se acercara, iba a preguntar- Oie buen señol ¿Falta mucho pa la comida? - La pregunta ya era por la ansiedad que me daba el no poder fumar, sobre todo por el momento que se tornaba tenso para mi y eso generaba una frustración de sentir que no estaba avanzando como quiero.  Mi siguiente plan iba a ser arriesgado pero era necesario - Mi chuito (Abuelo) siempre me comento sobre este pais, lo que no me dijo es sobre este malayo calor - Me seco la frente - ¿Tiene mucho tiempo por estos lares? Siempre me intereso la historia, sobre todo esas de misterio, ya que he venido a cerrar un negocio ¿Por que no aprovechar de aprender un poco de la cultura, lugar y cualquier "dato" interesante". Al final, creo que no sera la primera vez que me vea por aca - Me rasco  la sien mientras enseño los dientes. Aunque "pareciera" ignorar a los demás, realmente estaba pendiente ante cualquier movimiento, no iba a ser sorprendido, mas bien iba a sorprender donde se me acercaran de forma hostil y aunque no quiero ser descubierto, no iba a "evitar" destruir este lugar si es necesario por salir de este lugar

tecnica mantenida

Estadísticas de Adan Yamanaka

Chakra: 804/1025


Resumen
Pienso/Hablo/Albert
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El Emperador
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Lo notaran o no, la situación empezaba a tensarse exponencialmente detrás de las cortinas del escenario. No era casualidad que el movimiento de los guardias surgiera tras la infiltración, y los posibles pasos en falso se multiplicaban con cada segundo que pasaba. Al final, y sin saberlo, todos caerían en la boca del lobo.

Deikum y Aiko hicieron gala de sus capacidades para la actuación intentando desviar la atención de quien la había puesto en ellos. Sus formas fueron convincentes y sus palabras las justas, pero el tiempo no estaba de su lado. Ambos estaban a medio camino de salir del lugar cuando el colapso de la kunoichi y las palabras del marionetista atrajeron la atención del fortachón y sus compañeros, pero solo el primero se acercaría tras preguntar sobre el bienestar de la kirinin. — ¿Un doctor? — Se cuestionó a sí mismo. — Lo más cercano que podrán encontrar es un curandero. Los médicos no abundan en este sector de la aldea. — El hombre era educado al hablar y estaba genuinamente preocupado por el bienestar de la chica.

Mientras hablaba, sin embargo, otro escuadrón de guardias llegaría. Se repartirían entre sí varios de los locales, entrando uno en cada uno, incluyendo el burdel y el bar donde los protagonistas de esta historia estaban. El fortachón y el resto de guardias verían tal movimiento y quedarían atentos.



Adan, por su lado, había llamado la atención de uno de los gemelos que atendían a los comensales. Quizás era el mismo o quizás el otro, pero la información entre los dos fluía como por arte de magia, por lo que no le extrañó escuchar las preguntas del Yamanaka. — Debe estar en camino ya, un poco de paciencia,  señor. — Respondería con voz calmada a la primera cuestión. — Digamos que el tiempo suficiente. Somos de aquí, mi hermano y yo. — Sería la respuesta parcial a la segunda cuestión. Se detuvo unos segundos a pensar en lo siguiente. — En otros tiempos esta era un tierra llena de misterios, sí. — Con cierto brillo de nostalgia y tintes de tristeza diría. — Pero las cosas cambian. Todo está bajo control de esta.. Gente. Y nuestra identidad se la ha llevado el viento. — La expresión sería ahora más amarga. — Si tienes algo de suerte y preguntas a las personas indicadas quizás caigas del lado ganador. Hay rumores de un tesoro recién descubierto que podría valer una fortuna en las manos correctas. Algo que tiene que ver con la antigua Suna y sus nin- — Antes de poder terminar llegaría el otro gemelo con la comida, y la pondría en la mesa mientras dedicaba una mirada furtiva a su hermano. — Te he dicho que no alborotes el avispero. Lo último que necesitamos son más idealistas por aquí. — Tras la cuchillada verbal a su hermano volvería la mirada a Adan. — Que aproveche, señor. Espero que su compañera se encuentre bien. Le ruego que, por favor, termine con la comida y se retire. — Se daría media vuelta y se llevaría a su hermano consigo.

Mientras toda esta escena tenía lugar entraría uno de los guardias recién llegados. Su aspecto era más desaliñado de lo usual y tenía ojeras notorias. Tras entrar, con una expresión ansiosa, miraría rápidamente a cada una de las mesas mientras se acercaba al guardia que se encargaba de vigilar el local por dentro. Al alcanzarlo, murmuraba algo.

Pocos segundos después, el guardia empezaría a señalar mesas aparentemente al azar, incluída la de Adan. — Atención a los señalados. — Diría. — Con movimientos lentos los quiero ver a cada uno de ustedes fuera del bar, en una fila. No es una sugerencia ni una petición. Es una orden. — Quien hablaba entre todo el silencio y la tensión era el guardia que se había mantenido vigilante dentro del bar todo este tiempo. Adan era uno de los señalados, y si hilaba, se daría cuenta que los otros señalados eran quienes antes había detectado con su técnica como portadores de chakra.



Fuera del local ocurriría algo parecido. Aiko y Deikum serían señalados por otro de los guardias que recién llegaban mientras estaban conversando con el fortachón. Este último frunció el ceño y se cruzó de brazos. — El médico tendrá que esperar. En una fila, por favor. — No dejó de ser educado nunca, pero la severidad de su expresión denotaba poca hospitalidad.



Al burdel donde Toji hacía su investigación también llegaría uno de los guardias. Este pasaría por cada habitación mirando con el rabillo del ojo hasta llegar a donde la guardia morena estaba, murmurando algo. La mujer, sin mediar palabra alguna, alzaría la voz. — ¡Los quiero a todos fuera de las putas habitaciones y sin mover un solo músculo! — La mayoría de los clientes y trabajadores hicieron caso a la orden, algunos con más mala gana que otros. Toji decidiría si salir o no, y en caso de hacerlo sería señalado más tarde junto con otros dos hombres. — Tú, tú y tú. Saldremos con calma de esta pocilga y van a formarse en la plaza. — Era una orden dada con severidad por la morena, y tendrían que acatar si no querían levantar sospechas.



Los cuatro tenían que decidir cómo proceder. Habían sido detectados, de entre varias otras personas, como usuarios de chakra y eso les hacía entrar automáticamente en una lista de sospechosos. El mercado había empezado a desaparecer poco a poco y los transeúntes habían tomado otras rutas. Los pocos guardias que habían acordonaron la zona que ahora era evidentemente una plaza polvorienta que brillaba con el sol de media tarde. Un sujeto bajito, con ciertos aires de superioridad, se colocaría en una posición central de aquella plaza y cuando hubo un silencio prolongado, alzó la voz.

— Lamentamos el inconveniente que podamos causarles. Pero hemos tenido un minúsculo problema que no pretendemos dejar pasar. Fuera de estos muros se piensa que somos un pueblo sin ley, y quizás lo seamos, pero eso no quiere decir que nos guste ser tratados como imbéciles. — Se detuvo por un momento mientras los otros guardias murmuraban y callaban al instante. — Lo que se requiere de ustedes es simple; cooperación. Hacer lo que les pido y serán libres de seguir su camino como les plazca. Nada de movimientos bruscos, y no quiero oír una palabra de nadie. — Al terminar se movería a un costado para que la operación diera inicio.

Los llamados a formarse eran todos visitantes. Muchos tenían aspectos de mercaderes, otros de mercenarios. Pero, al final, todos tenían algo en común; poseer chakra. Los formados debían quedarse quietos mientras un guardia pasaba a su lado y les hacía un corte en la palma de la mano con un kunai. Detrás de este guardia, si no había problema alguno, pasaría otro curando la herida con ninjutsu médico. Si cualquiera de los cuatro se formaba, su turno llegaría eventualmente.

El escenario era particularmente desesperanzador. El mercado se había despejado por completo, las pocas tiendas que quedaban abiertas estaban cerrando sus puertas. Los locales tenían expresiones que iban desde la completa apatía hasta la resignación. Los visitantes que se habían visto envueltos en el operativo estaban temerosos y nerviosos. La plaza estaba adornada en el centro por una fuente destruída y cuadrillas de guardias ubicados en puntos estratégicos. De contarlos, al menos a la vista, habrían unos 15 guardias contando los 4 que parecían tener más rango. Todos observaban con atención.

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Salto de foro:

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