Una conocida de la Roca [Sadashi]
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1 de noviembre, 15 D.K / Iwagakure No Sato 9:00 AM

A diferencia de otros Shinobis o civiles normales, el Uchiha no había estado bebiendo o dormido hasta tarde la noche anterior que se había celebrado la noche de Halloween en la Aldea de la Roca, una Aldea en la que nuestro querido Uchiha había estado habitando unos pocos días antes, acompañando a su sensei peli roja en todo momento tao cuál se lo había prometido meses atrás en la base oculta de Ichigan, una organización dedicada a realizar misiones en pos de los Rebeldes para debilitar al Imperio que gobierna al mundo.

Debido a esto, si bien no conocía a plenitud todas las tierras de Iwagakure, si conocía al menos lo básico, rutas de comercio, parques, lugares de interés, lo que fuera útil y necesario para no perderse dentro de aquella nación literalmente, escondida entre las rocas. Kin se encontraba caminando desde temprano en uno de los pequeños parques de la villa, había poca gente en los alrededores, algunos pequeños niños caminando a prisa para llegar a la Academia Shinobi y uno que otro Shinobi de Rango más alto realizando patrullajes de vigilancia en la zona.

El Uchiha solo caminaba por aquel parque, le gustaba la tranquilidad y sumado a su personalidad serena, el parque por las mañanas era el lugar perfecto para pasar su tiempo libre, aunque eso no quitaba que algún que otro de los Genins de Iwagakure se le acercaran al Uchiha para preguntar sobre Konohagakure, pues Kin poseía en un la manga de su camisa a la altura del hombro izquierdo, la placa metálica de la bandana de Konohagakure, así que rápidamente sería distinguido como un ninja de dicha Aldea, aunque nadie podía reconocer el otro símbolo en su manga derecha, el Símbolo de los Uchiha, pero Kin no entraba en detalles sobre su clan, solo hablaba un poco de Konohagakure y como era el ambiente ahí.

Sin mucho más, seguía caminando hasta que se detuvo en una pequeña banca de piedra ubicada en frente de lo que parecía una jardinera con un pequeño árbol plantado justo en medio de la estructura de piedra y tierra, ahí, solo se sentó y miró detenidamente aquel pequeño árbol, y sumado a las preguntas de los Genins, recordó Konohagakure, extrañándola y prometiendo que algún día volvería de nuevo para estar en completo servicio a la aldea
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Sadashi, una joven ninja de Iwagakure, disfrutaba de un día tranquilo en su aldea. Con su galón de agua en mano, se dirigía hacia su parque favorito, un pequeño oasis de serenidad en medio de la imponente infraestructura metálica y fría que caracterizaba a Iwagakure. Aquel día, afortunadamente, Sadashi se había librado de las misiones y tenía tiempo de sobra para dedicarse a actividades más relajadas, por lo que antes de dirigirse a su real destino, realizó algunas tareas cotidianas, como entrenar y hacer compras necesarias.

El parque, a pesar de su humidad y escasa vegetación, era un rincón especial para la fémina. La tranquilidad que ofrecía contrastaba con la atmósfera desolada que a menudo caracterizaba a la aldea. Por lo que, al llegar, lo primero que hizo fue acercarse a un pequeño árbol que crecía con esfuerzo en la tierra inhóspita de aquel parque y comenzó a regarlo con cuidado y dedicación. Mientras se dedicaba en aquella laboriosa tarea, algo captó su atención a un par de metros de distancia. Un grupo de Gennins que rodeaba un joven de cabellos azules que claramente no pertenecía a la aldea. Sin embargo, lo que más llamó la atención de Sadashi fue el símbolo similar a un abanico que el chico llevaba consigo sobre la manga de su brazo.

Continuando con la tarea de regar el árbol, Sadashi observaba con curiosidad la escena. Como los chicos parecían intrigados por la presencia del forastero, y a la par, él parecía mantener una actitud tranquila y determinada. Terminando de realizar su pequeño acto de humanidad por la aldea, la kunoichi se acercó al grupo con un semblante ligeramente amigable y sin interrumpir el encuentro, más su presencia calmó la situación y los gennins se relajaron al ver a otra compañera de la aldea, por lo que a poco a poco comenzaron a despejar el lugar hasta dejar al forastero completamente a solas.
Con que Konoha ¿No estás un poco lejos de tu aldea? — Preguntó con verdadera curiosidad, con el cuidado de acceder al grado de apatía que le caracterizaba. — Espera… yo a ti… creo que te he visto en algún lugar… ¿No has ido al evento de Halloween?
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Los jóvenes Genins se alejaban del Uchiha con una sonrisa en su rostro gracias a los datos sobre Konohagakure que él les daba, sin duda alguna, los chicos tenían ganas de visitar la aldea en un futuro, algo que sería fácil sabiendo que gran parte de sus misiones serían fuera de Iwagakure.

Al poco rato, los chicos recién graduados comenzaron a abandonar el lugar luego de mirar a una chica de semblante amable que se acercaba a la zona, una chica de gran y hermosa cabellera negra, ojos carmesíes que mostraban determinación y la cosa por la que Kin supuso que se trataba de una Kunoichi fueron las múltiples cicatrices en su rostro.

Kin sonrió ante las interrogantes de la chica de Iwagakure, Kin asintió antes de responder con un tono amable en sus palabras

- Se podría decir que estoy de viaje, y sí… estuve en la fiesta de Halloween de la Aldea, a decir verdad, es la primera vez que estoy en una celebración similar fuera de Konoha -

Las últimas palabras de Kin fueron acompañadas con cierto tono nostálgico mientras miraba un poco hacía arriba, aunque rápidamente volvería a poner sus ojos en la chica de la Roca que tenía en frente

- Por cierto, mi nombre es Kin y como ya sabes, vengo de Konohagakure, ¿Cuál es tu nombre? -

El Uchiha alzó un poco su brazo y extendió su mano hacía la chica de la cual, por ahora, desconocía su nombre, esperando que la joven estrechara su mano y se presentara. No era la primera vez que Kin trataba con Ninjas que no eran de su misma Aldea, pero esa chica en especial le causaba algo a su instinto, era como si el destino quisiera que ambos se conocieran, tal cual como hace meses, Kin conoció a Akami y gracias a eso pudo unirse a Ichigan y volverse aún más poderoso, mucho más que en sus entrenamientos diarios en la villa oculta del País del Fuego
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