13 de Enero, 15 D.K
Zona Residencial de Konohagakure - Zona Comercial de Konohagakure
Me levantaba una mañana fría en Konohagakure algo cansado debido a que no había podido dormir bien la noche anterior por el frío ya que el invierno prevalece aún en Enero en Konoha, me levanté y comencé a vestirme con mi vestimenta tradicional y bajé rápidamente a desayunar pues ese día tenía que cumplir una Misión Ninja muy Sencilla, ayudar a un anciano con el inventario de su tienda en la Zona Comercial, apenas terminé ni si quiera coloqué el plato en el fregadero, inmediatamente salí camino a la Zona Comercial de Konohagakure para ayudar al viejo, a diferencia de otras temporadas, esta vez las calles de la villa estaban más vacías que de costumbre, claramente por el frío, caminé por algunos minutos hasta que logré llegar a la dirección que venía en el Pergamino de la Misión, me acerqué a la puerta y toqué con un poco de fuerza, mientras esperaba pasaba mi mirada por la fachada de la tienda la cual tenía un estilo un tanto rústico y un gran cartel encima de la puerta que indicaba lo que se podía comprar ahí , “Tienda de Armas de Konohagakure” decía aquel cartel, de pronto la puerta se abrió y fui jalado al interior de la tienda por un hombre ya mayor el cual supuse rápidamente que sería el dueño
- Buenos días muchacho, a decir verdad, no esperaba que llegaras tan temprano con esta mañana tan fría -
Dijo el anciano en frente de mí mirándome desde abajo ya que yo le llevaba bastante estatura
- No se preocupe señor, mi deber como Ninja es primero, para mi no habría problema el cumplir las misiones así las condiciones no sean las mejores -
- Tienes espíritu muchacho, pasa porfavor, desayunaste?, voy a preparar un poco de Té antes de empezar con la Misión -
- Pues no, apenas me levanté corrí hacía acá, además ese Té caliente siempre cae bien en una mañana como esta no? -
Claramente estaba mintiendo, pero no quería parecer maleducado frente al señor que muy amablemente me ofrecía un poco de Té, sin más el señor sonrió y caminó hasta una puerta detrás del mostrador mientras hacía una seña para que lo siguiera, sin más decidí seguirlo y al atravesar aquella puerta pude toparme con lo que era la casa de aquel anciano, su casa se encontraba fusionada con si tienda
- Ahí esta la mesa joven, siéntate y espera un poco -
Asentí mientras me sentaba en una de las sillas de madera de aquella mesa, esperé unos cuantos minutos hasta que el viejo apareció con dos tazas pequeñas y una tetera, él las dejó en la mesa y con delicadeza sirvió el Té en las tazas, tomó una de ellas y me la acercó tomando la otra para él y sentándose enfrente de mí
- Disfruta del Té muchacho, por cierto, no te lo pregunté cuando llegaste, cual es tu nombre?, joven ninja -
- Kin, un gusto señor -
Dije mientras le daba un pequeño trago al contenido de mi taza, el sonrió eh hizo lo mismo para después hablar
- Un gusto Kin, mi nombre es Murata, y como vez soy el dueño de esta humilde tienda de armas, cuando lo necesites te puedes pasar por acá y surtir tu equipo muchacho -
- Lo haré… -
Dije con tranquilidad, el viejo Murata sonrió y ambos seguimos platicando un poco de cosas triviales mientras bebiamos nuestra taza de Té, al finalizar me levanté de la silla y lo miré
- Bueno señor Murata, lléveme a su almacén para comenzar con la misión -
- Claro, Claro, es por aquí, sígueme por favor -
El anciano se levantó y comenzó a caminar hasta otra puerta cercana a la que permitía salir a donde estaba el mostrador, el abrió la puerta y detrás de él bajé las escaleras, una vez debajo, el encendió la luz dejando ver un gran número de cajas con cientos de armas ninja, claramente todo en desorden, suspiré un poco mientras arremangaba la chaqueta
- Este es el almacén, como ya te habrás informado, necesito que me ayudes a levantar y ordenar todo esto agrupando las armas por tipo en cajas, después las colocarás en orden en estos estantes y yo iré pasando a hacer la comprobación, de acuerdo? -
Asentí con la cabeza mientras me adentraba en la bodega, primero empecé por tomar algunas cajas vacías y comenzar a levantar los Shurikens, recorrí cada centímetro del almacén recogiendo cada Shuriken y colocándolo dentro de las cajas las cuales poco a poco se iban llenando, al finalizar las cargaba y las dejaba en un estante cerca de las escaleras en donde el viejo Murata ya preparado con una libreta comenzaba a hacer el conteo de sus productos, y así seguí con los Kunais, luego con las bombas de humo, seguido de las bombas de luz, las cuales tenían una protección extra para que no explotaran con el mínimo contacto, metros y metros de hilo metálico y sellos explosivos fue lo que le siguió, después me seguí con las armas contundentes, esta vez colocándolas en cajas más grandes, luego fui con las armas de filo tomando varias Katanas y Tantō las cuales se encontraban una cada una en cajas de madera muy largas, estas las tomé y las metí en otra caja para agruparlas y se la dejé en el estante al viejo Murata, y así seguí con varias armas de ese tipo, incluso hasta me hice un pequeño corte en uno de los dedos pero poco me importó.
Finalmente toda la bodega estaba en orden y las armas estaban perfectamente agrupadas en cada caja, eso ya no era parte de mi misión pero al ver que el señor Murata tenía algunos problemas con el conteo decidí ayudarlo tomando una libreta yo también y comenzando a hacer el conteo del stock. Pasadas algunas horas el conteo también estaba listo, yo y el señor Murata nos encontrábamos en la parte de la tienda en frente del mostrador
- Muchas gracias por tu ayuda joven Kin, cuando necesites surtir tu equipo incluso hasta puedo hacerte un descuento -
Dijo el anciano entre risas
- No es nada señor Murata, mi deber como Ninja es ayudar y proteger a la villa y eso es lo que haré, más bien gracias a usted por darme trabajo -
Dije riéndome a lo cual el señor Murata también soltó algunas carcajadas
- Entonces no te quito más tu valioso tiempo Kin, de nuevo, gracias por ayudarme en la tienda y no se te olvide pasar de ves en cuando, hasta la próxima Kin -
- No lo olvidaré señor Murata, nos vemos luego -
Dije mientras le daba la mano al anciano y procedía a salir de la tienda de armas, fuera de la tienda todo era frío, muchos de los aldeanos ya transitaban por las calles con ropa muy gruesa además de sus chaquetas, sin más suspiré y decidí abandonar la zona comercial de Konohagakure para ir directo a mi hogar, al llegar solté mis cosas en uno de los sofás de la sala y subí a mi cuarto para posteriormente tumbarme en la cama en donde poco a poco caería dormido en un sueño profundo…