El agua corría por el cuerpo de la muchacha, era cálida y suave la piel tersa de la morena de grandes curvas, ya hacia un rato que el placer se había dado y concebido hasta el clímax explosivo que solo algunas mujeres desinhibidas pueden alcanzar, su cabellera se espumaba por la brumosa textura y composición de los jabones líquidos que utilizaba para mantenerle limpio… es raro, tener que ducharse siendo que venía saliendo de las aguas termales de la otra calle, pero era obvio, a estas alturas su cuerpo había sido completamente ensuciado y el sudor había empapado cada pliegue de esas curvas sensuales que esta joven marionetista tenia… las aureolas de sus pechos y aquel botón que salía aun indicaban que hasta hace poco se había seguido tocando… aun cuando solo se estaba duchando… aun cuando solo quería limpiar su cuerpo… extrañaba el toque gentil en su cuerpo… pero esas añoranzas suelen ser bastante… cálidas.
Su cuerpo se cubrió con una toalla blanca al igual que su larga cabellera, su piel fue cubierta por los aceites, cremas y ungüentos que solía usar para el cuidado de la piel… extrañamente… nuevamente se paró sobre su pecho… pero esta vez por un latido que sintió al costado izquierdo, y claro, para aprovechar de jugar un poco más mientras su labio inferior era mordido… no importaba…
Al salir del baño, la joven morena vio a Saito recostado sobre su cama, sin ropas, completamente desnudo y aparentemente desnudo, la muchacha sonrió y camino, mientras dejaba caer la toalla por su piel hasta aterrizar en el suelo, se paró a un lado de la cama y, con cuidado, se agacho y recogió del suelo todas las prendas del joven, las junto todas y llevo hasta el fondo de la habitación. En él, un mecanismo de madera conectado al agua, una especie de marioneta practica de lavado que funcionaba con un impulso de chakra y luego se mantenía gracias a su propio mecanismo era usado por Muki para mantener todas sus prendas limpias, deposito en él las ropas de ambos y la echó a andar. Luego, fue hasta la sala de estar y miro a Kumoko, dormida y con la panza llena, de espaldas sobre dos platos de algo que debió estar rico… maldita sea, de seguro se comió su porción también… que importa…
Al aproximarse luego a la cocina, Muki se agacho nuevamente, levantando sus caderas y sin descuido para alcanzar a la parte del fondo del ultimo deposito que tenía, llegando hasta obtener lo que parecía ser unas galletas de mantequilla –
Oooh, sabía que aun tenia… luckyyy – dijo sonriente, mientras se disponía a abrir el paquete y degustar de sus golosinas.
Luego de esto, la joven volvió a caminar hasta la cama… Saito estaba destapado… se enfermaría, era natural… que lastima… mientras la muchacha seguía comiendo de sus galletas, recordó los hongos que había recibido de Akio-san. Los saco de su bolso de utensilios y los puso en su mesilla de noche, luego de esto, puso su paquete de galletas a un costado de la misma mesa y, dejando caer la toalla de su cabeza, corrió su cabello lentamente mientras se sentaba sobre la cama, giraba su cuerpo completamente y apoyaba sus caderas sobre el pecho del joven kiriense, luego, su cabeza bajaba lentamente hasta llegar a aquel ente viril que hace poco había penetrado en sus zona privada y con una sonrisa esta dijo amablemente –
itadakimasuu – y empezó a succionar y calentar el cuerpo completo de aquel joven… claro, era lo natural, no quería que su invitado se resfriada tras la primera tanda en su departamento, ¿o no?
- Master of puppets, I'm pulling your strings -