El chiquillo ya empezaba a calmarse cuando el kumonin tuvo el gesto amable de darle una moneda a cambio del mapa y la información. El corazón le latía a mil por hora, pero esta vez por la emoción de conseguir más tarde algún dulce. La mente de los chiquillos iba de aquí para allá en un instante y la de este no era la excepción. Por lo que, dejando atrás cualquier ápice de miedo sonrió al rubio y se alejó mirando fijamente su moneda.
Poco después, y con el poder de la información en sus manos, el Yotsuki haría lo correcto al memorizar la estructura del terreno que rodeaba el bunker que le servía de objetivo. Por tanto su marcha sería impecable y sin percances, ganando terreno al saber donde y como pisar. Ninguna de las trampas aledañas se accionaría, y haría llover como si se tratase de un ninja del agua.
Su fortuna además le sonreía, pues el perímetro estaba despejado incluso de vigilantes. Si bien era una exageración esperar una seguridad elevada, al menos algún que otro maleante se podía haber postrado en la entrada del bunker para evitar ojos curiosos, pero no resultaba el caso.
Para llegar al punto específico donde estaba la entrada el shinobi tendría que cruzar un bosque poco denso. Llegaría eventualmente a un claro, y en un punto de dicho claro habría una trampilla metálica que no resaltaba a la vista salvo que supieras qué y dónde buscar, cómo era el caso del afortunado Killua.
De intentar entrar, como lo hizo, no encontraría mayor resistencia en la estructura metal. Al abrirlo sonaría un ruido típico del metal poco lubricado chirriando contra sí mismo, y habría un juego de escaleras verticales de unos cuatro metros hacia abajo. Bien sea bajando cuidadosamente o pegando un salto, Killua podría darse por infiltrado en terreno enemigo.
Y el primero que le recibiría sería un hombre de edad avanzada pero sin llegar a ser anciano.
— ¡Eh! — Sería su exaltación al ver la silueta del ninja.
— ¿Qué coño buscas? ¿Te has perdido? — Esta vez las palabras iban llenas de amenaza. La zona posterior a la entrada del bunker era un túnel oscuro de cinco metros de ancho y unos 20 de largo. Poco se podía ver más allá de los 3 o 4 metros dada la oscuridad, a pesar del esfuerzo de las pocas bombillas que seguían encendidas y colgadas de las paredes. El sujeto se acercaba de frente hacia Killua, y una vez estuvo lo suficientemente cerca se sobresaltó al notar el aspecto amenazante del ninja. Si el rubio no actuaba rápido, un grito de alerta saldría de su primer testigo.
Por lo demás, el resto del bunker se distribuía erráticamente. El mismo pasillo seguía hasta llegar a una puerta de aspecto robusto. A los lados del túnel habrían algunas otras puertas con aspecto menos importante que, de quererlo, el ninja podría abrirlas para chequear habitaciones, comedores y algunas facilidades deterioradas. Casi todo estaba desierto, salvo la última puerta del pasillo, que contenía dentro a un grupo de 6 o 7 maleantes encabezados por una mujer. Estaban todos en una especie de laboratorio, y cada uno parecía más distraído que el otro.
OFF
Penultima ronda. Ya casi estamos. Esta vez te he dado una descripción del bunker por dentro para que lo recorras como gustes. Si quieres aprovechar e ir directo al laboratorio, está bien también. Pero primero encárgate del sujeto que te vió.
Todos los NPCs del tema son un poco más peligrosos que un civil promedio, pero nada que no puedas manejar. Puedes asumir que todos tienen stats de 30 puntos en todo salvo en cck (No pueden usar chakra). La lider del grupo si que puede usar chakra, pero sigue teniendo 30 puntos en todo. Puedes narrar y dar por hecho todas las acciones que gustes, que nadie podrá oponerse a Killua.