Apenas se le informó, se puso manos a la obra. Estaba en pleno descanso de su entrenamiento, pero lo interrumpió. Mei es una mujer que tiene sus prioridades muy claras.
Lo primero que hace es acudir al domicilio de los padres. Ahí informa que ella es la encargada de entregarles a su hijo de vuelta, aunque ellos parecen dudar de que una genin pueda resolver este asunto, no les transmite confianza. Mei se da cuenta, pero ignora. Sabe que debe demostrar con resultados, no con palabras. Recibe la carta y la analiza, parece algo hecho a la rápida. Papel de mala calidad, letra bastante fea, señales que le indican que es correcta la hipótesis: los culpables no son un grupo hábil.
— Esto será sencillo. — Los adultos, incrédulos, no saben cómo reaccionar ante las palabras de la joven. Ven su rostro lleno de seriedad y les transmite cierta confianza, pero obviamente estarían mejor con un ninja de mayor rango. Lo que ellos no saben es que hay ocasiones en que la fuerza no basta, sino que se necesita algo más, el poder de la voluntad. En este momento, al Mei tomarse este caso de una manera más personal, es capaz de extraer de sí misma una fuerza mayor a la que normalmente enseña.
Pero ¿por qué tanto interés? Simple, su madre siempre le dijo que los adultos tienen la misión de lograr que los niños se sientan seguros con ellos. Y es imposible que Acheron olvide la enseñanza de su progenitora quien, a pesar de su impedimento visual, sus palabras supieron transmitirle la paz que toda niña necesita.
Se dirige de inmediato al lugar en donde debe desarrollarse el intercambio. Apenas son las 14 horas y el horario indicado en la carta es la medianoche. Tiene bastantes horas para hacer de las suyas. ¿Lleva dinero consigo? Para nada, no lo necesita. En ningún momento se le ha pasado por la mente la idea de cumplir con la petición de los malditos esos. Lo único que les dará es una paliza que jamás olvidarán. No cree que sus superiores se molesten por hacer uso excesivo de la fuerza. Por lo mismo, los mandará a la cárcel a sufrir bastante.
El tiempo pasa y la hora seleccionada finalmente llega. Se puede ver el ingreso del niño. Posee manos amarradas y la boca cubierta con una cinta, así se le impide gritar. Dos tipos van con él, ambos portan espadas. Es curioso, ¿solo una dupla? Por supuesto que no. Tres individuos más están repartidos entre los árboles, aprovechando la típica niebla del país y la oscuridad de la noche. Lo que ellos no saben es que alguien más está ahí desde antes, teniendo una perspectiva completa respecto a sus posiciones. Ninguno de ellos ha logrado ocultarse con éxito.
Fallaron con su plan apenas lo iniciaron.
Lo primero que se oye es un increíble grito de dolor. Esto enciende las alarmas de todos, no saben lo que ocurre. No pueden gritar preguntando qué sucede, pues revelaría que hay más tipos ocultos. Pero eso es inútil, ya que muy pronto se escucha un nuevo grito. Es espeluznante, incluso el menor de edad teme por su vida.
Por último, el tercero que juega a las escondidas también hace escuchar su voz en forma de lamento. Ahora solo restan dos, los que están en el centro del escenario.
— Ve a ver qué ocurre, yo me quedo con el niño. — El otro asiente y corre hacia el bosque. Sin embargo, cuando se da cuenta, la figura de Acheron ya entró en su rango y lo corta a la altura de la rodilla, haciéndolo caer y sufrir de dolor. Su mano tiene lo que parece ser una espada creada por viento, pero con un daño letal como si un increíble filo tuviese.
— E-ey, ¿quién eres tú? ¡No te acerques! ¡O mato al niño! — El hombre tiembla, duda. Ya ha desenvainado su espada y con ella apunta al rostro del menor. Pero no lo hace, teme de convertirse en un asesino. Es un grupo de maleantes novato, no están hechos para enfrentarse a ninjas, menos a una que no siente temor de ejecutar la fuerza, incluso si eso termina por dar muerte.
— Suéltalo, ¡ahora! — Grita la última palabra, utilizando a la vez su jutsu, ocasionando dolor en el adulto, aunque también en el niño, un pequeño precio dispuesto a pagar. Sin embargo, el de más edad es el que debe pagar los platos rotos.
Efectivamente lo suelta, pero sabiendo que no le queda de otra, intenta apuñalarlo, pero es demasiado lento. Mei ya llegó hasta él y bloquea la espada corriente con aquella formada de chakra. — Adiós.
Revelando qué es lo que les hizo a todos los malhechores, ejecutó cortes a la altura de las rodillas, para luego pisarles la zona con violencia. Aquello puede dejarles secuelas permanentes que les dificulte vivir para siempre. Decidieron involucrarse con el imperio más poderoso y ahí nada es perdonado. Acheron se ha encargado de enseñarles lo cruel que puede ser el mundo cuando optas por el camino equivocado.
Para terminar, en la comisaría aparecen todos tumbados e inconscientes, listos para ser procesados por la justicia. Además, el pequeño niño regresó con sus padres. Recibió un leve tratamiento médico por el dolor del ninjutsu Suzume, pero no fue nada grave. Está a salvo.