[Priv.] Así que... ¿Te fuiste sin despedirte?
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Última modificación: 11-03-2024, 10:56 PM por Kaname. Razón: Actualizo - Tema para firma con sapos.
Una tarde opaca se cernía sobre Konoha, con el cielo cubierto de nubes grises que amenazan con más lluvia. Los rastros de la reciente precipitación se reflejan en el suelo, dejando charcos de agua que reflejan la luz tenue del sol que se filtraba entre las nubes. A medida que el astro rey se ponía, la atmósfera se volvía más pesada y melancólica. El aire estaba impregnado con el olor fresco de la lluvia, mientras que el viento frío susurraba entre los árboles, llevando consigo un sentimiento de tristeza y nostalgia.

La entrada del cementerio de Konoha está envuelta en una atmósfera sombría, con las piedras sepulcrales y los cipreses que se alzaban en silencio como testigos de la memoria de los que ya no están. En el centro del cementerio se alzaba el monumento de los caídos, una imponente estructura que honraba a los valientes ninjas que dieron sus vidas en servicio a la aldea.

A medida que las sombras se alargaban, la luz tenue iluminaba el monumento, proyectando una sensación de respeto y reverencia. Los visitantes se acercaban con reverencia, dejando flores y ofrendas a los pies del monumento, recordando a aquellos que sacrificaron todo por la seguridad y la paz de la aldea.

En este crepúsculo, el cementerio de Konoha se convertía en un lugar de reflexión y recogimiento, recordando a todos lo frágil que era la vida y que cada momento debía ser valorado. La lluvia, los susurros del viento y el silencio del cementerio creaban un ambiente de respeto y contemplación, recordando a todos la importancia de honrar a aquellos que vinieron antes que nosotros.

Kaname, por su parte, había llegado hasta allá por un par de razones. Literal un par: la primera, y la que más pesaba sobre su ser, era la muerte de Sakul, su compañero de equipo desde que era gennin y quien había fallecido en batalla. Y la segunda, no menos importante y la que ahora mismo le jugaba una mala pasada, la muerte de la líder del clan, Bishamon Senju, quien también había dejado este mundo en medio de una batalla de la que se tenían pocos detalles.

La Senju estaba de pies, sobre el monumento de los caídos, pero sus ojos, puestos sobre la anterior líder del clan. Aquella que había logrado sobrevivir a innumerables batallas y a quien se le recordaba en el mundo shinobi como heroína de una de las guerras más importantes. No tenía sombrilla, justo cuando salió de casa no creyó que fuera a llover, pero ahora solo estaba ahí, mojándose poco a poco con la lluvia que parecía volverse cada vez más pesada. No estuvo mucho tiempo ahí, decidió moverse hasta otro sitio, uno donde pudiera practicar una técnica que había estado desarrollando hacía mucho tiempo, pero que no daba resultados.

Llegó rápido a lo profundo del Bosque de la Muerte, un lugar en el que los rayos de luz apenas se filtraban entre las densas hojas de los árboles. Su larga melena azul ondeaba al viento mientras avanzaba con paso firme, la mirada fija en su objetivo: la invocación de los sapos con quienes había tenido anteriormente cierto vínculo. Kaname era conocida por su habilidad táctica y su destreza en el combate. Siendo descendiente de los legendarios Senju, llevaba consigo la carga de las expectativas de su linaje. La oportunidad de firmar un pacto con los sapos, una tradición ancestral de los ninja de la Hoja, se presentaba ante ella como una prueba de su valía.

La atmósfera en el Bosque de la Muerte era densa, cargada de misterio y desafío. A medida que Kaname avanzaba, los sonidos de la naturaleza se volvían más intensos. Los graznidos de los cuervos y el susurro del viento entre las hojas formaban una sinfonía que anunciaba la llegada de la joven al lugar sagrado donde los sapos residían. Al llegar al claro central del bosque, Kaname se detuvo y respiró profundamente. Cerró los ojos por un momento, sintonizando sus sentidos con el entorno.

Mordió su pulgar y tras los sellos gritaría —¡Kuchiyose jo jutsu!— De repente, una presencia vibrante y energética la rodeó. Cuando abrió los ojos, se encontró frente a Gamabunta, el sabio líder de los sapos invocadores.

Bienvenida, Kaname Senju —dijo Gamabunta con una voz profunda y resonante—. Has venido en busca de nuestra alianza. ¿No es así? Mi nombre es Gamabunta...— Kaname asintió con respeto y determinación. Sabía que este encuentro sería crucial para su desarrollo como ninja y para el honor de su linaje. Se arrodilló ante Gamabunta con humildad.

Estoy lista para comprometerme con el pacto de invocación, Gamabunta-sama.

El sapo sabio asintió con aprobación y extendió una pata enorme sobre la cabeza de Kaname. La joven kuonichi cerró los ojos mientras sentía la energía de la invocación fluir a través de ella. Un destello brillante iluminó el claro, y cuando Kaname abrió los ojos, se encontraba en un lugar completamente diferente. Estaba en el Monte Myoboku, la dimensión sagrada de los sapos invocadores. El paisaje era asombroso: colinas cubiertas de hierba verde brillante, cascadas cristalinas y flores exóticas que despedían un aroma embriagador. La senju se encontraba en el corazón de la tierra de los sapos. Gamabunta apareció a su lado, observándola con seriedad.

Este es nuestro hogar, Kaname. Aquí, aprenderás las artes de la invocación y fortalecerás tu vínculo con nosotros.

A lo largo de los días que siguieron, Kaname fue entrenada por los sapos en las artes secretas de la invocación. Aprendió a firmar el contrato de sangre, un pacto que sellaba su conexión con los sapos a través de generaciones. Se sumergió en los elementos de la naturaleza, perfeccionando su habilidad para convocar a estos poderosos aliados en el momento preciso. Pero el entrenamiento no fue solo físico; también se adentró en la sabiduría de los sapos sobre la estrategia, el equilibrio y la armonía con la naturaleza. A medida que los días se convertían en semanas, Kaname demostraba una asombrosa adaptabilidad y una rápida asimilación de las enseñanzas.

Un día, mientras exploraba el Monte Myoboku, Kaname se encontró con un sapo de aspecto peculiar llamado Fukasaku. Aunque pequeño en estatura, su sabiduría era inmensa.

Kaname-chan, he oído hablar mucho de ti. Gamabunta-sama confía en que serás una digna portadora de nuestro legado— dijo Fukasaku con una sonrisa arrugada. Kaname inclinó la cabeza con respeto.

Aprecio la confianza que han depositado en mí. Haré todo lo posible para estar a la altura de las expectativas.— Fukasaku asintió y la llevó a un estanque tranquilo rodeado de nenúfares. Mirando la superficie del agua, Kaname vio reflejada su propia imagen junto a la de Fukasaku.

La invocación va más allá de la habilidad de traernos a este plano, Kaname-chan. Es la conexión entre dos mundos, dos espíritus. Debes entender la esencia de cada ser invocado. — Con paciencia y dedicación, Fukasaku guió a Kaname a través de la comprensión más profunda de la invocación. La joven ninja absorbía cada lección con avidez, sintiendo cómo su conexión con los sapos se fortalecía con cada día que pasaba. Finalmente, llegó el día en que Kaname fue llamada de vuelta al mundo de los humanos. Gamabunta la acompañó de regreso al Bosque de la Muerte, donde había comenzado esta travesía. Los sonidos familiares de la naturaleza la recibieron, pero algo había cambiado en Kaname.

Ahora, con el contrato de sangre firmado y el conocimiento de la invocación profundamente arraigado en su ser, Kaname Senju regresó a la aldea de la Hoja como una Jounnin completamente transformada. Sus habilidades tácticas se mezclaban con el poder de los sapos, y su presencia imponente generaba respeto entre sus compañeros ninja. Desde ese día, Kaname se convirtió en una figura respetada para los sapos. En cada misión en adelante empezaría a invocar a los sapos para luchar a su lado, desplegando estrategias que dejaban perplejos a sus enemigos. La noticia de su pacto con los sapos se extendió por toda la región, convirtiéndola en una leyenda viviente. Pero Kaname no olvidó sus raíces ni la importancia de la armonía con la naturaleza. Continuó visitando el Monte Myoboku regularmente, buscando la guía de los sabios sapos y fortaleciendo su conexión con la dimensión sagrada. Su viaje hacia la maestría de la invocación nunca tuvo fin, y cada experiencia la llevaba
[Imagen: Firma-Kaname.jpg]

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