Konohagakure No Sato, 8 D.K / 4:00 PM
Las tranquilas calles de Konohagakure, la tranquilidad dominaba por completo las calles de la Zona Comercial de la villa. La gente hacía sus compras como de costumbre, algunos simplemente daban un paseo y otros buscaban un buen lugar para disfrutar de los platillos callejeros que la Aldea Oculta de la Hoja puede dar.
De pronto, la tranquilidad en una calle de la Zona Comercial desapareció cuando de una pequeña tienda de artefactos para niños, salió corriendo un chico de cabellos marrones, su nombre era Saki Uchiha, detrás de él, un niño más grande que él, aproximadamente dos años más grande. Saki corría a toda velocidad intentando perder al chico que lo perseguía con una mirada asesina.
Aquel joven perseguía a Saki por una sencilla, pero muy válida razón, el joven era compañero de grupo de Saki y Kin dentro de la Academia Shinobi. No todos aguantan las bromas de la misma forma y aunque la mayoría simplemente se limitaban a no decir nada y aceptar los insultos de Saki, ese joven no hizo eso, en su lugar, decidió darle un estate quieto al Uchiha y con más razón, el chico que perseguía a Saki era integrante del Clan Hyuga, no iba a dejar que un Uchiha lo insultara y menos de la forma que lo hizo Saki, colocando al Sharingan como el mejor Doujutsu y despreciando totalmente al poderoso Byakugan.
Saki corría a toda velocidad, chocando con algunas personas en el proceso mientras les pedía disculpas a lo lejos sin detenerse. Perder al Hyuga era vital para la supervivencia del Uchiha y eso él lo sabía perfectamente y no tuvo mejor idea que adentrarse en uno de los bosques de Konohagakure y tratar de completar su huida con éxito, pero algo faltaba en la cabeza de Saki, algo que no consideró por estar enfocado en huir. No pensó en la posibilidad de que, a pesar de la corta edad del niño, talvez ya haya despertado el Byakugan y aquel Doujutsu le ayudaría a encontrar fácilmente a Saki, sin importar en donde pudiera esconderse.
Saki continuó corriendo por varios metros más hasta que se topó con un gran tronco de madera en el suelo, totalmente hueco de su interior, para Saki, era el escondite perfecto así que decidió meterse ahí y esperar algunos minutos en lo que el Hyuga abandonaba el bosque. Los minutos pasaron y Saki solo miraba las dos entradas del tronco, totalmente en silencio y en alerta. Algunos minutos más pasaron y nada sucedió, todo volvía a la calma en la vida de Saki, el Uchiha ya calmado, suspiro de alivio mientras se arrastraba por el largo del tronco para salir de él y grata fue su sorpresa al mirar a un lado.
Una sonrisa nerviosa se dibujó en el rostro del Uchiha al ver a aquel Hyuga tan cerca de él, una cuestión de pocos centímetros alejaba a uno del otro. El Hyuga lo miraba con ojos penetrantes, era como si su lirada atravesara el cuerpo y alma de Saki.
- En realidad, esperé todos estos minutos para hacerte creer que todo estaba bien. Mi Byakugan ya te había visto desde hace rato -
- El… ¿El Byakugan?... -
- Si… El Byakugan, aquel Doujutsu que despreciable tanto e insultaste, yo no digo que el Sharingan sea peor o mejor, pero creo que debiste guardarte tus palabras -
Saki no supo que responder a las palabras del chico Hyuga, siempre había sido el él superior y normalmente quienes se quedaban sin palabras eran sus “victimas” pero ahora él se encontraba en la misma situación. El chico de los Hyuga no esperó más tiempo para tomar a Saki del cuello de su camisa para comenzar a propinar algunos golpes en sus mejillas. La fuerza física del chico era más alta que la resistencia que podía dar Saki por lo que no pudo liberarse de su agarre y sus golpes comenzaban a dolerle.
El Hyuga seguía golpeando a Saki con total naturalidad, como si estuviera acostumbrado a hacerlo. El Uchiha ya sentía que ese día moriría y no vería el mañana otra vez. Los golpes del Hyuga tuvieron que detenerse en el momento que una piedra golpeó su cabeza, el golpe no había sido fuerte por lo que solo le provocó algo de dolor. El chico se giró en la misma dirección para ver quien había tenido la osadía de lanzar aquel proyectil natural hacía su persona, soltando a Saki en el proceso.
A lo lejos, pudo notar a otro chico de su misma edad, y era alguien a quien conocía ya de la Academia Shinobi.
- Kin… con que vienes a interrumpir, vete por favor, el asunto es con Saki, no contigo -
- Lo siento Roten, pero no puedo irme, estás golpeando a alguien que en fuerza es inferior a ti, eso es aprovecharse -
- Vaya, ¿Y me vas a decir que hacer? Creo que tengo una idea, ambos son Uchiha, solo debo darles una golpiza a ambos, al estúpido de Saki por insultarle y a ti por entrometido -
Kin se acercó un poco más a paso lento a la zona donde estaban Roten y Saki, listo para ayudar al Uchiha en apuros. Roten se disponía a activar su Byakugan, pero rápidamente fue interrumpido nuevamente por el Uchiha en frente de él
- ¡No! Hagamos las cosas más justas Roten, yo no poseo el Sharingan actualmente. Es totalmente injusto que tu uses tu Doujutsu para luchar cuando yo no lo poseo -
- Eso no me interesa, pero si tanto quieres que te de una paliza sin él, lo haré -
El niño bajó sus manos y no activó su Doujutsu, se limitó en primera instancia a mirar fijamente a Kin, su mirada era igual a como moraba a Saki, como si tuviera ganas de acabar con él en ese preciso momento. El chico dio unos cuantos pasos pequeños en frente de él antes de comenzar a correr hacía Kin, pero el Uchiha ya tenía algo preparado y era algo tan sencillo como piedras. Kin tomó algunas piedras de su bolsa y comenzó a tirarlas hacia el Hyuga, cosa que, obviamente, sorprendió a Roten quien detuvo su carrera al ser apedreado por Kin.
- ¡Detente! -
Pero Kin no se detuvo, incluso comenzó a rodearlo mientras seguía tirando varias piedras hacia su cuerpo y cara. Los proyectiles no tenían la fuerza ni la potencia para dañar en gran medida al Hyuga, pero si tenían la suficiente como para molestar y hacer que alguien termine harto. Desde el suelo, Saki miraba con algo de confusión la actitud de Kin, no entendía del todo por qué lo estaba ayudando, pero quería salir vivito de ahí. El Uchiha en el suelo, tomó algunas piedras que tenía cerca y de igual forma, comenzó a tirárselas a Roten.
El Hyuga trataba de cubrir su cuerpo usando sus brazos y manos para evitar el mayor daño posible, pero era inevitable, los Uchiha le hicieron una especie de pinza en donde las piedras no dejaban que Roten pudiera avanzar a plenitud hacia alguno. Roten lo entendió y comenzó a emprender su huida hacía la salida del bosque mientras aún era apedreado a la lejanía por Saki y Kin. El Hyuga desapareció en la lejanía y poco a poco, los ataques cesaron. Saki miró con confusión a Kin mientras tomaba otra piedra del suelo y la lanzaba sobre su mano.
- Son buenos, ¿no? Me refiero a las armas arrojadizas, creo que… empezaron a captar mi atención -
- Mi madre siempre dice que cualquier arma o técnica es útil si sabes darle uso -
- Si… eh… gracias Kin… aunque fácilmente pude haber escapado de él -
- Claro… El que estuvieras siendo golpeado y totalmente a su merced era puro teatro -
En el rostro de Saki se dibujó una expresión de enojo mientras tomaba impulso y tiraba la piedra anteriormente recogida hacia el hombro de Kin, quien la recibió y miró a Saki con desinterés.
- Como sea… supongo que estoy en deuda, creo que… no eres tan patético, supiste lidiar con esta pequeña situación de la mejor manera -
- No tienes que pagarme nada, solo me gusta ayudar, sin importar quien sea -
Saki suspiró mientras miraba a Kin para después acercarse un poco a él y comenzar a dar frenéticas palmadas en su espalda totalmente eufórico.
- ¡Pensamos igual! Acompáñame Kin, vamos a comer algo, tengo hambre y un ninja tan poderoso como yo necesita nutrir su cuerpo para estar a la altura -
(¿Qué clase de bipolaridad es esa?)
Pensó Kin mientras era empujado por el otro Uchiha por la espalda con dirección a la salida del bosque. El que Kin haya estado ahí justo en ese momento no era casualidad. Saki había escogido el mismo bosque que luego de una caminata, daba acceso al prado en donde Kin entrenaba y el último mencionado se dirigía a hacerlo cuando pudo escuchar los ruidos de los Golpes y fue ahí cuando pudo notar a Saki y a Roten en medio de su riña. Aquel día había sido extraño para Kin, le había salvado el pellejo a quien tanto lo molestaba y ahora, también lo había invitado a comer.
No se podría decir que ya eran amigos y Kin tampoco quería hacerse falsas ilusiones sobre un mundo en donde Saki ya no lo molestara, pero aquello podría ser el comienzo de una nueva amistad para el Uchiha
Las tranquilas calles de Konohagakure, la tranquilidad dominaba por completo las calles de la Zona Comercial de la villa. La gente hacía sus compras como de costumbre, algunos simplemente daban un paseo y otros buscaban un buen lugar para disfrutar de los platillos callejeros que la Aldea Oculta de la Hoja puede dar.
De pronto, la tranquilidad en una calle de la Zona Comercial desapareció cuando de una pequeña tienda de artefactos para niños, salió corriendo un chico de cabellos marrones, su nombre era Saki Uchiha, detrás de él, un niño más grande que él, aproximadamente dos años más grande. Saki corría a toda velocidad intentando perder al chico que lo perseguía con una mirada asesina.
Aquel joven perseguía a Saki por una sencilla, pero muy válida razón, el joven era compañero de grupo de Saki y Kin dentro de la Academia Shinobi. No todos aguantan las bromas de la misma forma y aunque la mayoría simplemente se limitaban a no decir nada y aceptar los insultos de Saki, ese joven no hizo eso, en su lugar, decidió darle un estate quieto al Uchiha y con más razón, el chico que perseguía a Saki era integrante del Clan Hyuga, no iba a dejar que un Uchiha lo insultara y menos de la forma que lo hizo Saki, colocando al Sharingan como el mejor Doujutsu y despreciando totalmente al poderoso Byakugan.
Saki corría a toda velocidad, chocando con algunas personas en el proceso mientras les pedía disculpas a lo lejos sin detenerse. Perder al Hyuga era vital para la supervivencia del Uchiha y eso él lo sabía perfectamente y no tuvo mejor idea que adentrarse en uno de los bosques de Konohagakure y tratar de completar su huida con éxito, pero algo faltaba en la cabeza de Saki, algo que no consideró por estar enfocado en huir. No pensó en la posibilidad de que, a pesar de la corta edad del niño, talvez ya haya despertado el Byakugan y aquel Doujutsu le ayudaría a encontrar fácilmente a Saki, sin importar en donde pudiera esconderse.
Saki continuó corriendo por varios metros más hasta que se topó con un gran tronco de madera en el suelo, totalmente hueco de su interior, para Saki, era el escondite perfecto así que decidió meterse ahí y esperar algunos minutos en lo que el Hyuga abandonaba el bosque. Los minutos pasaron y Saki solo miraba las dos entradas del tronco, totalmente en silencio y en alerta. Algunos minutos más pasaron y nada sucedió, todo volvía a la calma en la vida de Saki, el Uchiha ya calmado, suspiro de alivio mientras se arrastraba por el largo del tronco para salir de él y grata fue su sorpresa al mirar a un lado.
Una sonrisa nerviosa se dibujó en el rostro del Uchiha al ver a aquel Hyuga tan cerca de él, una cuestión de pocos centímetros alejaba a uno del otro. El Hyuga lo miraba con ojos penetrantes, era como si su lirada atravesara el cuerpo y alma de Saki.
- En realidad, esperé todos estos minutos para hacerte creer que todo estaba bien. Mi Byakugan ya te había visto desde hace rato -
- El… ¿El Byakugan?... -
- Si… El Byakugan, aquel Doujutsu que despreciable tanto e insultaste, yo no digo que el Sharingan sea peor o mejor, pero creo que debiste guardarte tus palabras -
Saki no supo que responder a las palabras del chico Hyuga, siempre había sido el él superior y normalmente quienes se quedaban sin palabras eran sus “victimas” pero ahora él se encontraba en la misma situación. El chico de los Hyuga no esperó más tiempo para tomar a Saki del cuello de su camisa para comenzar a propinar algunos golpes en sus mejillas. La fuerza física del chico era más alta que la resistencia que podía dar Saki por lo que no pudo liberarse de su agarre y sus golpes comenzaban a dolerle.
El Hyuga seguía golpeando a Saki con total naturalidad, como si estuviera acostumbrado a hacerlo. El Uchiha ya sentía que ese día moriría y no vería el mañana otra vez. Los golpes del Hyuga tuvieron que detenerse en el momento que una piedra golpeó su cabeza, el golpe no había sido fuerte por lo que solo le provocó algo de dolor. El chico se giró en la misma dirección para ver quien había tenido la osadía de lanzar aquel proyectil natural hacía su persona, soltando a Saki en el proceso.
A lo lejos, pudo notar a otro chico de su misma edad, y era alguien a quien conocía ya de la Academia Shinobi.
- Kin… con que vienes a interrumpir, vete por favor, el asunto es con Saki, no contigo -
- Lo siento Roten, pero no puedo irme, estás golpeando a alguien que en fuerza es inferior a ti, eso es aprovecharse -
- Vaya, ¿Y me vas a decir que hacer? Creo que tengo una idea, ambos son Uchiha, solo debo darles una golpiza a ambos, al estúpido de Saki por insultarle y a ti por entrometido -
Kin se acercó un poco más a paso lento a la zona donde estaban Roten y Saki, listo para ayudar al Uchiha en apuros. Roten se disponía a activar su Byakugan, pero rápidamente fue interrumpido nuevamente por el Uchiha en frente de él
- ¡No! Hagamos las cosas más justas Roten, yo no poseo el Sharingan actualmente. Es totalmente injusto que tu uses tu Doujutsu para luchar cuando yo no lo poseo -
- Eso no me interesa, pero si tanto quieres que te de una paliza sin él, lo haré -
El niño bajó sus manos y no activó su Doujutsu, se limitó en primera instancia a mirar fijamente a Kin, su mirada era igual a como moraba a Saki, como si tuviera ganas de acabar con él en ese preciso momento. El chico dio unos cuantos pasos pequeños en frente de él antes de comenzar a correr hacía Kin, pero el Uchiha ya tenía algo preparado y era algo tan sencillo como piedras. Kin tomó algunas piedras de su bolsa y comenzó a tirarlas hacia el Hyuga, cosa que, obviamente, sorprendió a Roten quien detuvo su carrera al ser apedreado por Kin.
- ¡Detente! -
Pero Kin no se detuvo, incluso comenzó a rodearlo mientras seguía tirando varias piedras hacia su cuerpo y cara. Los proyectiles no tenían la fuerza ni la potencia para dañar en gran medida al Hyuga, pero si tenían la suficiente como para molestar y hacer que alguien termine harto. Desde el suelo, Saki miraba con algo de confusión la actitud de Kin, no entendía del todo por qué lo estaba ayudando, pero quería salir vivito de ahí. El Uchiha en el suelo, tomó algunas piedras que tenía cerca y de igual forma, comenzó a tirárselas a Roten.
El Hyuga trataba de cubrir su cuerpo usando sus brazos y manos para evitar el mayor daño posible, pero era inevitable, los Uchiha le hicieron una especie de pinza en donde las piedras no dejaban que Roten pudiera avanzar a plenitud hacia alguno. Roten lo entendió y comenzó a emprender su huida hacía la salida del bosque mientras aún era apedreado a la lejanía por Saki y Kin. El Hyuga desapareció en la lejanía y poco a poco, los ataques cesaron. Saki miró con confusión a Kin mientras tomaba otra piedra del suelo y la lanzaba sobre su mano.
- Son buenos, ¿no? Me refiero a las armas arrojadizas, creo que… empezaron a captar mi atención -
- Mi madre siempre dice que cualquier arma o técnica es útil si sabes darle uso -
- Si… eh… gracias Kin… aunque fácilmente pude haber escapado de él -
- Claro… El que estuvieras siendo golpeado y totalmente a su merced era puro teatro -
En el rostro de Saki se dibujó una expresión de enojo mientras tomaba impulso y tiraba la piedra anteriormente recogida hacia el hombro de Kin, quien la recibió y miró a Saki con desinterés.
- Como sea… supongo que estoy en deuda, creo que… no eres tan patético, supiste lidiar con esta pequeña situación de la mejor manera -
- No tienes que pagarme nada, solo me gusta ayudar, sin importar quien sea -
Saki suspiró mientras miraba a Kin para después acercarse un poco a él y comenzar a dar frenéticas palmadas en su espalda totalmente eufórico.
- ¡Pensamos igual! Acompáñame Kin, vamos a comer algo, tengo hambre y un ninja tan poderoso como yo necesita nutrir su cuerpo para estar a la altura -
(¿Qué clase de bipolaridad es esa?)
Pensó Kin mientras era empujado por el otro Uchiha por la espalda con dirección a la salida del bosque. El que Kin haya estado ahí justo en ese momento no era casualidad. Saki había escogido el mismo bosque que luego de una caminata, daba acceso al prado en donde Kin entrenaba y el último mencionado se dirigía a hacerlo cuando pudo escuchar los ruidos de los Golpes y fue ahí cuando pudo notar a Saki y a Roten en medio de su riña. Aquel día había sido extraño para Kin, le había salvado el pellejo a quien tanto lo molestaba y ahora, también lo había invitado a comer.
No se podría decir que ya eran amigos y Kin tampoco quería hacerse falsas ilusiones sobre un mundo en donde Saki ya no lo molestara, pero aquello podría ser el comienzo de una nueva amistad para el Uchiha