[Trama Única] La ira de un hombre amable
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La ira de un hombre amable

Un final ¿feliz? pues no, no había motivo de alegría para Fujitora, solo ansias de verdad y destino. La certeza de haber sido engañado y guiado ciertamente hacía lo que podía cambiar sus paradigmas, motivo de desconcierto y por lo menos curiosidad. Un naufragio sometido al tiempo y el olvido, momento de develar el misterio que ató durante mucho tiempo a aquel noble hombre que solo buscaba respuestas. Dos herederos de clanes que resolvían aquella batalla que comenzó años atrás debido a la persecución del Clan Kaguya. Un sobreviviente que logró hallar la justicia y proclamar la verdad: Kaguya Vive

Un barco partido a la mitad se posicionaba sobre la arena, el ecosistema cambio completamente al sumergirse, entre ellos diversas especies de peces y algas, inclusive algunos tiburones a la lejanía. Lo más destacable de la escena son los cientos de huesos repartidos en los alrededores, dos o tres esqueletos aun conservan su forma pero el resto están dispersos siendo claro que allí hubo un conflicto. Al observar con detenimiento se pueden observar lanzas y espadas ocultas por la propia naturaleza y en un estado completamente deteriorado, inclusive algunos objetos como tacitas de arcilla, monedas y restos de barco. Una escena por lo menos peculiar, en cuanto más se acercaba podía revelar la verdad del suceso.
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Toda la escena iluminada por aquel destello junto con el sutil halo de luna que posaba sobre el Mar. La nave se encuentra dividida en dos debido a un golpe  que la hizo quebrar, algunos agujeros y demás roturas propias del conflicto. Se puede acceder al interior desde cualquiera de los dos orificios. En cuanto Fujitora se acerque a 5 mts, podrá notar un trozo de papel emitiendo una tenue luz desde el interior de la parte trasera del barco, pareciera estar sujeto a algo que no le permite moverse.

Veinte metros para tocar fondo, a partir de allí el curioso paisaje oceánico, donde las especies coexisten en simbiosis y amabilidad. El cuerpo de la derrotada Hoshigaki se hunde en el Olvido, uniéndose, de esta manera, con sus antecesores. A más tardar sería el almuerzo de los tiburones de la zona. Fujitora tiene vía libre para conciliarse con su familia y buscar las pistas necesarias en el Naufragio.
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Última modificación: 29-02-2024, 10:51 PM por Fujitora.
Cuanto más me acercaba hacia aquel accidente marino, más podía llegar a empezar a desvelar por suposición las causas que llevaron al barco hasta el fondo del mar. Los rasgos, las mellas y la rotura más predominante que mostraba, me hacía llegar ciertas imágenes reconstruidas por mi mente de lo que pudo haber sucedido en tiempo con él.

Sin embargo, aunque quería inspeccionar el interior del hundido barco, había algo que tenía que aclarar mi primero, y eran los restos de esqueletos esparcidos por todo el lecho marino. Nadé rápido hacia todos ellos, muchos cubiertos por restos biológicos del agua cogieron hasta un tono verde, otros mantenían gloriosamente unión con el resto del cuerpo, pero muchos quedaban esparcidos aquí y allá. Era absolutamente una verdadera carnicería pensar que en el momento en el que todo ocurrió, aquello eran miembros cercenados y cuerpos sin vida, absolutamente desgarrador.

- Dios... todo esto es una verdadera desgracia -

Indagando por aquella superficie, apartaba algunas rocas, o algas para buscar especialmente coincidencias con lo que serían 2 cadáveres adultos y 3 pequeños. Pero todo se presentaba difícil de tantos que había. Cambié de método, si era complicado identificar con los huesos de mi familia, quizá hubiera algo material que hubiera perdurado a pesar del desgaste. Lanzas, espadas, tazas, monedas e incluso restos de la embarcación se perdían por los alrededores, suspendidos en la arena del fondo, otros clavados, pero todos compartiendo un denominador común, cualquiera podía ser una pista.

Buscando durante un tiempo entre los restos, finalmente pude dar para mi asombro, con algo que me retrotrajo a aquellos años libres de preocupaciones y pesares. De entre algunos escombro y alga, la forma de una espada se erguía clavada con una pequeña inclinación, su corroído mango presentaba signos evidentes de desgaste, sin embargo, todavía conservaba algunos rasgos de los que estaba más que familiarizado.

- ¿Tu espada padre? -

Pregunté atónito, casi afirmando, porque con la ayuda de los dedos pude apartar parte del moho marino que comía el metal. Sabía que era ella, que era su espada sin duda. Lo que hizo que con un movimiento impulsivo buscase al alrededor, la ansiedad volvió en mí, estaba desquiciado por aquella irrefutable prueba. Mi familia estuvo ahí. Busqué como un verdadero loco por las cercanías de la espada derruida, pero solo recogía pura frustración y frenesí, puras lágrimas de impotencia bañaban mis mejillas precipitándose por mi mandíbula, gritos ahogados por la burbuja ensordecían mis oídos, sentía un dolor tan desgarrador sobre mí que no cabía en mi ser, pues todo hueso y esqueleto a mi alrededor presentaban un aspecto totalmente indescifrable para los medios que tenía al alcance de mi mano.

Desde la ira, clavé con incluso hasta algo de maldad mis manos sobre el suelo, agarrando con suma fuerza dos puñados de la arena que cubría las cercanías, las apreté maldiciendo el mal hacer de ese maldito clan, ese desgraciado grupo de criminales que le arrebataron la vida a ellos, por ser, por la mera razón de existir.

- Si tan solo los hubiera acompañado, si no hubiera sido tan ingenuo y tozudo... maldita sea, compartiría aunque fuera este fin, pero todo con tal de no seguir sin ellos en este mundo... en esta tierra infecta de decadencia, violencia y putos bandos, los maldigo con todo el dolor y el desgarro de lo que me queda de alma -

La arena salía tras abrir las manos a pesar de la opresión contra mi palma y sus falanges, amoratadas y enrojecidas, me sentía derrotado, tras ver todo aquello incapaz de encontrarlos, no aguantaba más. Grité. Grité con el último calor de mi pecho, y todo parecía nublarse, todo fue a negro, al fin al cabo ¿Qué más había que ver? ¿Qué merecía la pena?

- No quiero seguir contemplando más la putrefacción de este mundo -

Obviaba cuanto tiempo más llevaba allí. Mis primeros parpadeos me llevaron a identificar a través de los boquetes del barco un leve resplandor, muy tenue. Nadé curioso hasta aquella luz, no quería estar ya más tiempo allí. Me adentré en la estructura, no me transmitía mucha seguridad, pero avancé hasta mi objetivo con decisión, era un trozo de papel, pero una especie de papel.

- ¿Un pergamino? -

Me pregunté extrañado, tiré de él para observarlo con más detenimiento. Sin embargo, noté la falta de oxígeno en la burbuja, y quizá fuera mejor revisarlo en la superficie, por ello, lo cogí con la mano y volví a nadar hacia arriba. ¿Qué sería aquello?
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Comienzo y Final, Fujitora, un hombre nuevo

Fujitora se hundió junto con lo que alguna vez fue su familia, una sensación de tristeza y resentimiento circulaba por su cuerpo y al mismo tiempo hallaba de una vez por todas la trágica verdad de su Clan: Una masacre...

Luego de minutos bajo el agua de pura investigación y conclusiones dio con algunos objetos algo peculiares, entre ellos la espada de su Padre, completamente olvidada y dejada a merced de las profundidades. Pero esto no era todo, una luz se posaba a la distancia, llamando de alguna manera al espadachín, como si se hubiera "encendido" al detectar a Fuji. Al acercarse pudo notar como este papel verdaderamente buscaba a Fujitora, algo extraño para el momento, pero en cuanto Fujitora lo tomo este trozo de papel gastado y brilloso se envolvería en la mano de Fujitora aferrándose a El para siempre.


No quedaba mucho tiempo de oxigeno, lo más sensato sería volver a la superficie para luego seguir investigando si así lo deseaba. Mientras tanto aquel pequeño pergamino no paraba de moverse, como si quisiera decirle algo, o al menos como si quisiera buscarlo, por alguna razón Fuji era el centro de atención de aquel pequeño papel. Algo difícil de leer, pero esta hoja lleva un legado escrito y aparentemente una habilidad única relacionada con las espadas y probablemente vinculada al Clan Kaguya.

La noche continua su curso, solo que esta vez la molesta neblina desapareció dejando ver el horizonte marítimo con total claridad lunar, el Mar esta vez se encuentra un poco más revuelto pero nada grave para el Shinobi. Desde allí se observa la oscuridad en la costa y más a los lejos las luces del pueblo.
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Última modificación: 05-03-2024, 12:23 PM por Fujitora.
La salida hacia la superficie pudo darme un gran respiro de aire, mis pulmones se volvieron a cargar de oxígeno una vez la burbuja estalló. Tenía el rostro empapado, aunque no del agua, si no de pura lágrima ante tanto desconsuelo y tanta rabia, me costaba concebir aquel choque emocional y el reencuentro con mi familia provocó una profunda ira en mi interior. Me di cuenta que el hecho de acabar con Nakia no alivió para nada la pena, pues sentía que la desgracia era tan irreparable como el hecho de que ya nada podría devolverme a mi familia.

Sentía puro odio, la maldad y la oscuridad me gobernaban y mi juicio parecía difuminarse, estaba en un shock irremediablemente negativo del que me era imposible salir, ¿Qué llevaba a la gente a cometer tales actos? La pérdida de humanidad y pudor en este mundo atropellaba sin reflexión la vida, la crueldad shinobi para alcanzar sus propios intereses me parecía algo tan repugnante y como condenable, y tomaría sin duda cartas en el asunto, pues mi acometida por seguir averiguando más acerca de esta desgracia no había hecho más que empezar.

- Nakia dijo algo acerca de los secretos de las naciones... ¿Acaso la villa tiene algo que ver en esto?, ¿Fue una encomienda de la niebla el hecho de exterminarnos? Aunque haya podido resolver finalmente que ocurrió con ellos, aún me asaltaron más dudas, y esta pobre desgraciada no era más que un peón, una ficha a mover para ejecutar por extensión la idea de otra persona superior sin mancharse las manos -

Dije valorando la situación, reflexionando sobre los efectos de aquello, aunque tuviera el pensamiento enturbiado y fuera de sí. En un retazo de lectura sobre los mayores gobernantes del país, identifiqué a 2 figuras, sembrando en mí una extrañeza al respecto por su posición en los altos cargos del imperio.

- Una kaguya y un hoshigaki... la sandai sencho y el nidai sencho de los imperiales, ¿Tendrían algo que ver? ¿Estarían envueltos en esta matanza? Demasiada coincidencia, no puede ser nada casual.... -

Me dije, y con ello, unos nuevos objetivos fueron marcados para mí. Sus nombres estarían marcados en mi corazón con el fuego de su propia ira, mi pecho ardería hasta consumar su sed de venganza, y no dudaría en luchar para llegar hasta ellos para encontrar las nuevas respuestas a las interrogaciones. Llegaría hasta el final aunque me fuera la vida en ello, pero era el cometido que se me ha encargado, y de ser culpables, pagarían por ello.



Tras sentenciar mi destino hacia las nuevas metas que me impuse, pude cerciorarme mientras me mantenía allí erguido sobre el agua, que el ensimismamiento sobre el tema empezaba a dar paso a ser un poco más consciente de lo que me rodeaba. Mantenía a Teitoku fija en mi cinturón, con la mano derecha sostenía aquel pergamino que se fijó sobre esta como si tuviera vida propia, ayudándome con la izquierda lo abrí extendiéndolo en su totalidad. Un pequeño texto caligráfico algo desgastado apareció seguido de un kanji al final que era rodeado sobre su propio diseño, extrañado por ello, comencé a leer.


" He aquí un legado tan temido como prohibido, un arma que debe ser custodiada más no usada, pues solo alberga un poder oscuro al que su acceso puede llevar al camino de la autrodestrucción y al deterioro del alma.

Cuidado samurai, pues tu ego puede cavar tu propia tumba, y no solo empuñarás un poderoso filo si se desata el contenido del sello, hay un sendero que solo la perdición del ser puede esgrimirlo"


Me extrañé, pues era más una advertencia sobre las consecuencias de liberar el contenido del sello que algo más remoto al pergamino, sin embargo, parecía que había sido escogido por el mismo. Debo de admitir que en una primera instancia dudé, por literalmente miedo, pero un rápido pensamiento intruso decidió liberar el contenido del pergamino.

- Estoy dispuesto a correr el riesgo si con ello puedo obtener el poder para conseguir mi venganza... es mi destino -

Dije, y tras ello, accioné el sello del papel. Del mismo se liberaron centenares y centenares de hilos negros intangibles, orbitaban a mi alrededor hasta fundirse con mi piel, duró unos segundos, y una última bruma negra emergió liberada yendo directa hacia Teitoku, adhiriéndose en esta hasta que la misma fue absorbida por la shikomizue. Miré mis manos y notaba mi interior diferente, algo allí cambió, blandí a la katana en aras de probar que era, y sin dudarlo, desenvainé para hacer un corte controlado en el antebrazo, pero de allí no brotó nada, al menos sangre.

Los mismos hilos negros que vi antes, ahora eran tangibles y parecían asomarse desde aquel corte, comenzaron a cerrar la abertura y en cuestión de 2 segundos. Sonreí con malicia, pues comprendía el cambio y hasta pude descifrar aquellas posibilidades que ahora estaban al alcance de mi mano. De pronto sentía como si toda esa información nueva hubiera estado en mi cabeza durante toda la vida.

- Con que es esto... y Teitoku está flagrante con su nuevo poder... OS VENGARÉ -

Kisoku Kihou

Macabro fue cuando tras contemplar mis manos como el que se ve a sí mismo, fijé un último cometido que realizar antes de marcharme de allí, pues de nuevo, la misma burbuja de antes floreció alrededor de mi cabeza, bajé la cabeza hasta el agua y poco a poco me volví a hundir en el mar. Agilicé mi descenso hasta la oscuridad del fondo, tal y como lo hacía también en paralelo en mi interior, sin duda era una fiel metáfora hacia algo que asumía, pues ahora blandía también el poder de la oscuridad para estallárselo en la misma cara a aquellos que lo habían sembrado en mí. Raudo alcancé pronto el suelo del lecho marino, y a diferencia de la anterior vez, ya no buscaba a mi familia, aunque si que buscaba a alguien muerta.

- Ven perra, ahora pagarás tu traición ayudándome con la causa, y me devolverás cada mal que has hecho hasta el resto de mis días -

Me había desplazado hasta donde se encontraba la parte superior del cuerpo de Nakia, y a escasos pasos de su cadáver, alargué el brazo para hacer florecer de mis dedos un conjunto de hilos que agarraron el cuerpo sin vida de la hoshigaki elevándolo, abriendo su pecho y extrayendo el propio corazón. Los hilos como si vida propia tuvieran abrazaron el órgano y lo fueron deslizando entre ellos hasta hacerlo llegar a mí, se internó por dentro del ancho de la manga del yukata y fue llevado hasta mi pectoral derecho, sobre él, no té como la piel se abrió sin notar queja o dolor, el pliegue dio paso al corazón de la pobre desgraciada colocándolo en una cavidad bajo el pecho, cerrando el pliegue tras de sí tal y como hizo con el anterior corte del antebrazo.

Sonreí, pero con malicia, el oscuro camino de la venganza del nuevo Fujitora no había hecho más que comenzar.


~ Fin del acto.
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MISIÓN FINALIZADA
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