Viaje a Yugakure 1
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Continuación de Aquí
Camino al País de las Aguas Termales

Una vez me alejé de las puertas de Konohagakure, me adentré al inmenso bosque que tenía en frente de mí, nunca había salido de Konohagakure solo por lo que me iba guiando con un mapa del mundo que mostraba a detalle los caminos hacía otros lugares, en este caso, tenía que avanzar por el inmenso bosque del País del Fuego tomando la ruta que me llevaría al “Pueblo Motoyoshi”, el cual estaba en la frontera del País del Fuego y avanzando unas horas más al norte llegaría al País de las Aguas Termales.

Decidí ir a velocidad Ninja para llegar lo más pronto posible y poder cumplir con la misión en Yugakure, avancé por varias horas mientras pasaba por un camino inundado de árboles, a donde quiera que miraba solo veía eso, árboles. Para mí buena suerte, hubo un momento en donde pude llegar a una especie de manantial, uno pequeño, pero parecía un lugar bastante idóneo para reponer fuerzas, sin dudarlo, me senté a la orilla del agua y me puse a comer el primer aperitivo del viaje, era algo sencillo, dos sándwiches y un jugo, si bien no era algo que me llenaría bastante, al menos serviría para aguantar hasta el viaje hasta el Pueblo Motoyoshi y encontrar algo para comer ahí. Luego de algunas horas de comida y descanso, era hora de partir de nuevo, no sin antes tratar de marcar en mi mapa el lugar donde se encontraba dicho manantial, aunque esto no fue con exactitud me serviría en el futuro si quería visitarlo de nuevo, sin más, recogí mis cosas y volví a andar a velocidad, nuevamente me adentré en el bosque mientras el sol ya comenzaba a esconderse, pasadas algunas horas, la luna ya estaba en su punto más alto, fue ahí cuando decidí que nuevamente era hora de parar, de mi mochila saqué una pequeña tienda de acampar la cual usé para refugiarme, cenar algo y dormir un poco.

Al amanecer, me levanté y recogí todo y nuevamente seguí con mi camino, no pasó mucho cuando a lo lejos ya alcanzaba a visualizar el Pueblo Motoyoshi, suspiré de alivio e incrementé mi velocidad para llegar lo más pronto posible, unas horas después ya me encontraba ingresando al Pueblo, era un lugar algo pequeño, parecía que el pueblo se mantenía a base del comercio y el refugio de viajeros, eso lo pude notar gracias a la gran cantidad de tiendas y puestos que había por las calles del pueblo, además de múltiples posadas, sin dudarlo me dirigí a una de ellas, después de todo, necesitaba un buen descanso, aunque no tomaría mucho tiempo, pagué y me quedé unas horas en mi habitación, pasado ese tiempo, salí nuevamente de la posada y reanudé mi camino, no pasó mucho tiempo hasta que porfín había cruzado la frontera del País del Fuego y ya me encontraba en el País de las Aguas Termales…

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