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11 de Junio del 15 D.K
Isla Madre Nanpou
Muten
Al entrar en la torre Satoru y Kenta fueron recibidos por la suave luz que se filtraba por las pequeñas ventanas, creando una atmósfera mística y enigmática, el aroma a papel antiguo y tinta llenaba el aire transportándolos a un mundo de sabiduría ancestral y encierro... En el interior Muten los recibió con una sonrisa cálida y los invitó a sentarse en unos cojines dispuestos en el centro de la sala. Los estantes de libros se extendían desde el suelo hasta el techo conteniendo conocimientos que abarcaban siglos de historia, leyendas y relatos del Reino de los Monos.Muten, vestido con túnicas decoradas con símbolos antiguos, irradiaba sabiduría y serenidad. Su mirada penetrante y su voz tranquila mostraban el conocimiento y la experiencia acumulada a lo largo de los años. Sorprendió a Satoru la calma con la que los recibió, era raro ver un Humano por allí sin embargo Muten ya estaba al tanto de las novedades.
-Satoru, Kenta, bienvenidos a mi humilde morada. Me alegra ver que buscan conocimiento y sabiduría en esta tierra- dijo Muten con una voz profunda y resonante.
-Maestro Muten gracias por recibirnos.-
Muten asintió y con una pausa reflexiva, comenzó a relatar una breve historia sobre el Rey Mono cuyas hazañas y legado habían dejado una profunda huella en la tierra de los monos. Esto a modo de reflexión, cada palabra y oración transmitía sabiduría.
El tiempo pasó rápidamente mientras estaban inmersos en la sabiduría del Maestro de Los Libros, mientras servía Té, contaba anécdotas entre otras cosas. Al finalizar sus relatos, Satoru y Kenta se sintieron agradecidos por el conocimiento compartido y la oportunidad de aprender de Muten. Sabían que este encuentro marcaría un paso importante en su camino de aprendizaje y crecimiento como shinobis en el Reino de los Monos, de ahora en adelante Satoru sería bienvenido siempre que quisiera...
Las horas pasaron rápidamente y Satoru se despidió de Muten sin conocer nada de El, solo sus historias, en todo el rato que habían pasado, aquel ultimo no había parado de hablar, su inmenso conocimiento brotaba por donde se lo mire. Normalmente los simios asistían a clases de dos horas una vez cada cinco días y Muten según el nivel de sus alumnos contaría unas u otras historias según sea el aprendizaje que se necesite.