[Autonarrada] No robar, o hay tabla
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Así que esta es la ruta que debía seguir el mercader. — Ya habló de antemano con trabajadores suyos sobre cuál era el camino a tomar por el desaparecido. Puede ver en el comienzo de la ruta las marcas dejadas por las ruedas de la carreta. Al ser una zona sin mucho tránsito, las pistas siguen aun luego de horas. Además, hubo suerte de que Mei anduviera cerca de la zona. Un ave mensajera llegó hasta sus hombros y le entregó la información de la misión. Un vendedor debería haber llegado a la siguiente aldea hace un rato, pero no se sabe nada de él. En la preocupación, sus amigos se contactaron rápidamente con el imperio. Al no tratarse de pueblos importantes ni de un personaje relevante, simplemente enviaron a una genin.

No camina, sino corre. Sabe que la vida de un inocente puede peligrar, así que descanso no es una palabra que hoy estará en su vocabulario. Obviamente, en ocasiones debe detenerse al encontrar detalles que llaman la atención. Por ejemplo, a dos kilómetros del punto de partida encuentra unas cuantas frutas tiradas por el piso. Lo peculiar es que algunas no están en el camino demarcado, sino que están tiradas sobre el césped a un costado. Esto puede indicar que se desvió de la ruta, hecho que llama la atención de Mei. — Por lo que me dijeron, este es el camino más rápido y seguro. Si no lo siguió no fue por decisión propia, entonces… — Fue obligado, no hay que pensar más.

La siguiente zona a recorrer es boscosa, así que le permite saltar por las ramas altas. Cada metro que recorre le permite ver más huellas o ramas rotas, incluso césped más sucio de lo normal. Por ahí pasó más que un hombre con su humilde carreta. Al entender esto, Acheron disminuye la velocidad para así movilizarse de forma silenciosa. Si es descubierta por el posible enemigo, peligrará aún más la vida del mercader.

Finalmente llega a una zona abierta donde solo hay un árbol. Alrededor de él se encuentra un grupo de maleantes consumiendo distinta clase de alimentos. A su lado se encuentra la famosa carreta con aún mercancía en su interior, pero no hay señales del hombre que debe rescatar.

¿Lo habrán matado y tirado por ahí? No… Por allá hay algo. — Y no se equivoca. En la zona trasera del improvisado campamento de maleantes, se ubica un nuevo camino hacia el bosque. Dos “rayas” en la tierra indican que dos piernas fueron arrastradas, o al menos así lo entiende nuestra protagonista. En ese sentido, es optimista.

La pregunta es, ¿qué se debe hacer?

Una alternativa es intentar rodear la zona para avanzar directamente hacia donde puede estar el cautivo. Pero existe la chance de que tenga vigilancia y, al enfrentarlos, el ruido alerte al resto. La opción restante es acabar con este grupo y luego ir a por los que están más allá. Sin embargo, al desconocer el número de ausentes en la zona actual.

Piensa, Mei, piensa… — Tampoco quiere tardar mucho. En este tipo de situaciones, ser decidida y actuar es mejor que ser precavida. Como en todo, independiente de lo escogido, puede haber repercusiones tanto positivas como negativas. De ella depende que, al final, el balance sea positivo para sí mismo.

Lo que hace es rodear la zona con mucho cuidado. No se debe escuchar ninguna pisada, así que se aleja bastante del centro. Toma alrededor de 100 metros de distancia y aun así guarda silencio reduciendo la velocidad. Finalmente da con una pequeña montaña en donde un hombre moribundo se encuentra en una jaula cerrada con candado. Delante se encuentran dos individuos comiendo. El siguiente paso en su plan es lanzar sellos explosivos al bosque, pero más cerca de la dupla que del grupo de antes. Esto alerta al dúo dinamita, quienes de inmediato renuncian a su relajo y se acercan a investigar. Antes de voltearse, ya sufren cortes en la espalda que los deja fuera de combate. Eso sí, los gritos de dolor resonaron en todo el bosque.

El resto ya viene, Mei solo sonríe. Debe pelear, ser violenta, enseñar su habilidad ninja.

Durante varios minutos se escuchan filos unos contra los otros. La Wakizashi se Acheron termina por derrotar a cada uno de los ladrones. La sangre recorre la tierra y mancha el césped alrededor. Es una escena no muy agradable a la vista, pero ella nunca se ha caracterizado por ser suave con aquellos que representan el mal. Mei quiere ser la insignia de la justicia en el futuro, pero una que, para proteger a los suyos, usará toda la fuerza que sea necesaria.

De pronto, el mercader encerrado abre los ojos luego de estar inconsciente. En frente suyo encuentra la figura de Acheron, cuya vestimenta presenta manchas de sangre, abriendo la jaula. Corta el candado con su arma. Si bien la carreta no tiene toda la mercancía, se logra rescatar la mitad. Tras aplicarle un botiquín médico al varón, lo escolta hacia su destino.

Misión completada, Mei.
[Imagen: ache.gif]
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Misión Finalizada

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