Visita a la Academia Ninja (Priv)
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Había pasado ya muchísimo tiempo desde que el joven Uchiha de Konohagakure abandonó la Academia Shinobi de la aldea. Desde entonces, ni ha hecho más que volverse más y más fuerte, pues él se consideraba bastante débil cuando logró graduarse como Genin. Ahora ostentaba el Rango Chunin y era un maestro de la espada, pero, también había pasado por varias cosas malas, entre ellas, la pérdida de dos personas muy importantes para él, en donde en ninguno de los casos pudo hacer algo para cambiar eso. Y recientemente, otra persona importante para él había abandonado la aldea, pero no cometería el mismo error que las dos veces pasadas, esta vez, se esforzaría para evitar que aquella albina se separara de su lado.

El recuerdo de la Academia Shinobi de Konohagakure siempre estaba presente en su mente, así como en su vida, había vivido malos y buenos momentos en ese lugar, lugar donde los Ninjas más jóvenes comienzan con el largo camino para convertirse en soldados capaces y poderosos de su respectiva aldea. El Uchiha pensó que ese día era buen momento para darle una visita a las instalaciones, cuando se fue, prometió a sus profesores visitarla regularmente, pero por azares del destino, no pudo cumplir con aquella promesa. Pero nunca es tarde para remediar los errores, así que se lanzó decidido a la Academia.

Kin caminó por las calles de la villa, la misma vista de siempre, algunos aldeanos lo saludaban con amabilidad y otros con entusiasmo, de tanto pasar por ahí ya hasta lo conocían. Posiblemente estuvieran enterados de su gran lealtad a la Aldea y la cantidad de misiones que ha hecho para ella, pero eso él no lo sabía, solo se conformaba con agradarle a la gente. Su paso lento, pero decidido, finalmente lo llevó hasta la Academia de la aldea, nuevamente, los recuerdos de ese lugar cruzaron por su mente, haciendo que una pequeña sonrisa se dibujara en su rostro y sin perder más el tiempo, decidió ingresar a sus instalaciones.

Lo primero que haría una vez dentro, sería saludar a algunos profesores que lo guiaron en toda su estancia dentro de la Academia, y así lo hizo, muchos se alegraron de verlo y otros no tanto, pero todo es bueno, o eso pensaba él. Con los saludos y reencuentros ya realizados, su siguiente objetivo sería pasarse un rato por los campos de entrenamiento de la Academia, así como el disfrutaba de realizar entrenamientos largos y constantes, también disfrutaba de ver el entrenamiento de otros y que mejor que poder presenciar el entrenamiento de los más jóvenes aspirantes.

La vestimenta de Kin no era algo muy común entre los Ninjas de Konohagakure, mientras otros prefieren usar monos tácticos y ropa bastante holgada para una mejor movilidad, el prefería llevar pantalones negros, botas de cazador y una camisa negra un tanto formal, talvez por eso lo miraban raro en ocasiones, eso sí, siempre portaba su Chaleco Táctico que lo distinguía como Chunin de Konohagakure, y claro, sus dos Katanas en la cintura, su arma mas leal. Su aspiración era llegar a Jounin algún día, pero ya habría tiempo suficiente para lograrlo, ahora solo quería enfocarse en el entrenamiento de los peques.
Pasivas

Pienso / Narro / Hablo
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Última modificación: 31-03-2024, 01:48 PM por Iwao.
Desde el momento en que abrí los ojos, la suave caricia del alba me envolvió, llenando la habitación con su luz dorada. El aroma fresco y revitalizante que impregnaba el aire era el resultado tangible de mis esfuerzos matutinos. Cada rincón de la casa había sido meticulosamente limpiado, los suelos brillaban con un lustre impecable, y sobre la mesa, un desayuno nutritivo aguardaba para ser degustado. Mientras disfrutaba de cada bocado, una risa que reconocería entre mil irrumpió en la habitación, llenando el espacio con una calidez reconfortante que hizo que mi corazón palpitara con alegría.

¡Iwao! ¿Listo para una mañana de entrenamiento? ─Hiroshi, mi fiel compañero desde los días de la infancia, irrumpió en la habitación, irradiando la energía contagiosa que siempre lo caracterizaba.

¡Por supuesto, Hiroshi! ¿Y tú estás listo para intentar seguirme el ritmo? ─respondí, permitiendo que su entusiasmo encendiera mi propia chispa interna.

Conspirando juntos en nuestra misión matutina, nos encaminamos hacia el campo de entrenamiento de la Academia Ninja de Konoha. El aire de la mañana era cristalino y revitalizante, impregnado con los trinos melódicos de los pájaros que parecían celebrar nuestra presencia con sus cantos. Los árboles, altivos y majestuosos, se inclinaban delicadamente ante la brisa matutina, proyectando danzas de luces y sombras sobre el sendero que recorríamos. La paleta de colores que se desplegaba ante nosotros, bañada en tonos dorados y verdes, era un testimonio de la majestuosidad de Konoha y una inspiración constante para nuestros corazones jóvenes y llenos de aspiraciones.

Al adentrarnos en el campo de entrenamiento, Hiroshi, con su carácter siempre decidido, propuso que nos centráramos en perfeccionar el Gōkakyū no Jutsu, una de las técnicas de fuego más fundamentales en el arsenal de cualquier ninja. A pesar de haber nacido en el seno del prestigioso clan Pakura, reconocido por su maestría en las técnicas Katon, la habilidad para dominarlas no había sido precisamente mi punto fuerte.

Vamos, solo debes canalizar tu chakra correctamente ─me alentó mi mejor amigo, colocando una marioneta de entrenamiento frente a mí como blanco para mis intentos.

Tomando una respiración profunda, me esforcé por seguir sus consejos, enfocando mi mente y concentrándome en la tarea que tenía entre manos. Pero, para mi desaliento, mis primeros intentos solo produjeron un débil y humeante chorro de humo. El eco de la risa burlona de Hiroshi retumbó en mis oídos, hiriendo mi orgullo y añadiendo una capa adicional de frustración a mi ánimo.

¡Vamos, Iwao! ¡Tú siempre has demostrado tener más talento! ─rió Hiroshi, incapaz de ocultar su diversión ante mi torpeza momentánea.

Aquel comentario, lejos de desanimarme, actuó como un catalizador para avivar mi determinación. Una mezcla de vergüenza, frustración y el deseo ardiente de demostrar mi valía se apoderaron de mí. Con renovado vigor, decidí darle una nueva oportunidad a la técnica. Fue entonces cuando ese ardor familiar, ese calor intenso que me recordaba al episodio descontrolado del pasado, comenzó a intensificarse en mi interior. Con un grito de concentración que escapó de mis labios, liberé una poderosa llamarada que se dirigió velozmente hacia la marioneta de entrenamiento.

El resultado de mi esfuerzo fue impresionante. La marioneta quedó envuelta en llamas, un espectáculo que incluso dejó a Hiroshi boquiabierto. Sin embargo, en mi empeño por acertar el blanco, no había calculado correctamente la dirección del ataque. El fuego, desviándose de su objetivo original, se encaminó peligrosamente hacia otra figura presente en el campo de entrenamiento: Kin.

¡Oh, no! ¡Cuidado! ─mi voz se elevó en una exclamación de alarma, consciente del peligro inminente.


Goukakyuu no Jutsu
Pasivas

[Imagen: 507c00f70ae8f46aff0e2f7662e45617.jpg]
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El sol del mediodía brillaba sobre la imponente Academia Ninja de la Aldea Oculta de la Hoja cuando Shikagetsu llegó a sus puertas. El joven genin se detuvo un momento para observar el majestuoso edificio que había sido su hogar durante muchos años. Las paredes de piedra, los techos de tejas y los altos pilares eran una reminiscencia de la historia y el legado de los shinobi que habían pasado por allí.

Con paso tranquilo, Shikagetsu atravesó el umbral y se adentró en el bullicio de la academia. El sonido de los estudiantes practicando técnicas de combate resonaba en el aire, creando una atmósfera animada y llena de energía. El genin se sintió como en casa mientras caminaba por los pasillos familiares, saludando a algunos de sus antiguos compañeros y profesores con una sonrisa amistosa.

Decidiendo explorar un poco más, Shikagetsu se dirigió hacia el patio de entrenamiento. Allí, varios grupos de estudiantes estaban practicando jutsus de distintas naturalezas, desde el fuego hasta el agua, mostrando la diversidad y la habilidad de los jóvenes shinobi de la aldea.

A medida que avanzaba, Shikagetsu se detenía de vez en cuando para observar las habilidades de los estudiantes y recordar sus propios días de entrenamiento. Se sentía nostálgico al recordar los desafíos y los triunfos que había experimentado en ese mismo lugar.

Después de un rato de pasear por la academia, Shikagetsu decidió hacer una parada en la biblioteca. Entró en la tranquila sala, llena de estanterías repletas de pergaminos y libros antiguos. Se sintió atraído por una sección que contenía textos sobre tácticas de combate y estrategias ninja. Tomó uno de los libros y comenzó a hojearlo, absorbido por el contenido que encontró dentro.

A medida que pasaba el tiempo, Shikagetsu se dio cuenta de lo mucho que había extrañado ese ambiente familiar y el sentido de propósito que le brindaba ser un ninja de la Aldea Oculta de la Hoja. Con renovado vigor, decidió aprovechar al máximo su tiempo allí, aprendiendo y creciendo tanto como fuera posible para convertirse en un shinobi aún más fuerte y habilidoso.
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 Un nuevo día se alzaba sobre la majestuosa aldea de la hoja, un sol brillante y un mundo radiante, nuestra... o nuestras... sacerdotisa(s) se encontraban paseando por las calles de la aldea, vagos recuerdos y memorias perdidas de una vida antigua... quizás una sensación similar a un Deja Vu era lo que la pelirroja, y la peliazabache, experimentaban con cada paso dado en las calles de aquel lugar... sin embargo esas mismas memorias las carcomían constantemente... recordaban haber estado aqui hace unos meses atrás pero ella nunca habían salido de la Iglesia Amaterasu desde que fueron creadas pues la que habia pisado Konoha en sus memorias...

 Era cierto, ambas poseían los recuerdos de Akami Ameryuu la sacerdotisa que fue la base de su creación, dividendo memorias, recuerdos y sentimientos entre dos seres, fragmentando los recuerdos originales y en el proceso perdiendo los sentimientos de los que Akami Ameryuu se sentía orgullosa de haber conseguido en vida... Los recuerdos de la persona a la que amaba siendo opacados por sombras o vacíos existenciales. Ya ambas se habían acostumbrado a ello por lo que Failure le restaba importancia, sin embargo Akami parecía ser quien se llevaba la peor parte de aquella carga emocional... tristemente...

 Ambas decidieron dirigirse a la academia ninja, el lugar donde mas de una vez tuvo acceso a información del mundo ninja, o al menos... la original fue quien tuvo ese privilegio... Mientras caminaban, o mientras la pelirroja caminaba, la peliazabache generaba un ojo en la frente de la pelirroja para poder ver el exterior con sus propios ojos, algo caprichoso siendo que ambas compartían sentido, pero nadie se daría cuenta debido a que aquel ojo se encontraba oculto en la cabellera de la pelirroja. Si, por si se lo preguntaban, ambas se encontraban compartiendo el mismo cuerpo, pues era mas cómodo para ambas...

 Era curioso, algo en el experimento en aquella ocasión salió mal y terminaron generando una variación genética en su cuerpo creando una especie de relacion simbiótica entre ambas... aunque al separarse sus fuerzas se dividían considerablemente, cuando estaban juntas eran mas fuertes, además de no requerir palabras para hablar siendo que se comunicaban a través de sus pensamientos, no solo por poseer esa extraña variación en sus genes, sino también por compartir la misma conciencia... además de que ambas habían sido marcadas con el mismo sello que la Akami original, parecía que igual que la Ameryuu ambas solo eran conejillos de indias para los experimentos de la iglesia...


 Sin embargo a ninguna le importaba realmente, a la original tampoco, pues el proyecto Genesis era de vital importancia para la Iglesia, y el hecho de que ambas fueran los primeros frutos benevolentes, sin embargo eso es historia para otro post... Una vez en la academia serian capaz de ver un rostro familiar... no podía recordar su nombre pero... era alguien importante... alguien cercano... pero... no podía recordar su nombre y al ver como aquella bola de fuego se acercaba a el, su cuerpo reaccionaria por si solo generando una tanda de sellos de mano, debido a la corta distancia entre Akami y aquella persona (3 metros) y la distancia a la que se acercaba la bola de fuego, el tiempo apremio a la pelirroja haciendo que liberara un potente jutsu de fuego (al menos para su rango).

 La esfera de fuego y la llamarada chocarían a unos 5 metros de distancia de la pelirroja- Jah...- un leve suspiro antes de voltear a mirar al contrario- Imprudente como siempre... si no te cuidara que seria de ti...- Akami... que dices? Acaso?- No lo se... mis labios se movieron por si solos...- Ya veo...- parecía ser que aunque no recordara al contrario algo se le hacia familiar al decir esas palabras- ...- al darse cuenta, un silencio incomodo inundo el lugar... 


Ryuuka no Jutsu
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Los ojos de Kin se mantenían fijos en el entrenamiento de los jóvenes ninja que se encontraban entrenando y puliendo sus habilidades en la Zona de Prácticas de la Academia Shinobi. Por su mente, pasaban los recuerdos de cuando ele estuvo en ese lugar y en esa misma situación hace ya varios años, aunque el estar ahí de nuevo, le hacía pensar que no había pasado mucho desde aquello y que incluso pudo haber ocurrido un día antes. El Uchiha fue sacado de sus pensamientos cuando el grito de un joven llegó hasta sus oídos y una enorme esfera de fuego se acercaba a él, amenazando con impactar y ocasionar daños en el edificio de la Academia Shinobi.

El Uchiha quiso actuar de forma veloz y su mano se dirigió hasta la Tsuka de la Amaterasu No Ha, su espada personal, la cual estaba enfundada en la Saya ubicada en su cintura. Kin estaba listo para desenvainar y usar el arte del Iaido para chocar su filo con la esfera incandescente, pero alguien más ya se había adelantado al suceso. Haciendo uso del mismo elemento, una chica pelirroja lanzó una poderosa llamarada hacia la esfera, chocando con ella y creando un espectáculo de llamas que se terminaron por dispersar, aparentemente, sin daños a ninguna estructura.

La mano de Kin sobre la Tsuka de su espada se relajó y su cabeza dio una pequeña vuelta para mirar a su salvadora, luego de aquellas palabras que el claramente reconocía y que, en cierta forma, le hicieron un nudo en la garganta. Frente a sus ojos, estaba una chica completamente idéntica a Akami Ameryuu, la que, hasta hace no mucho, había sido su Sensei, a quien le debía su maestría en el uso del Sharingan y el dominio del Raiton. El espadachín quería correr hacía ella y saludarla como de costumbre, pero muy en el fondo sabía que aquella chica no era la Akami Ameryuu que él había conocido, eran iguales, pero a la vez no eran la misma.

Sus manos rápidamente se levantaron hasta la altura de su pecho pata realizar un único sello y crear una copia de él, idéntica en toda forma. Obvio no podía enfocarse en tantas cosas a la vez, pero para eso estaban los fieles clones que tanto le habían ayudado. Mientras el Clon del Uchiha avanzaba de forma decidida hacia Iwao y Hiroshi, el Kin real se acercó a la recién llegada Akami. - Tu… eres como ella… y hablas como ella… ¿Cómo es posible?... ah… ¿Quién eres? - Dijo Kin con total asombro hacía Akami y aún sin poder creer lo que sus ojos estaban viendo. Mientras, el Clon de Kin ya una vez cerca de Iwao y Hiroshi, daría un ligero suspiro antes de mirar la marioneta de práctica cubierta enteramente por las feroces llamas del Shakuton del Clan Pakura. - Tu fuego arde con intensidad, se parece al mío… Un gusto, soy Kin, y… supongo vas a pagar por esta marioneta, ¿No? - Cierto tono bromista acompañaban las palabras del Uchiha.
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