[Priv.] Cuando no es como debería ser
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Última modificación: 07-03-2024, 11:08 PM por Kaname.
Luego de aquel espectáculo de luces, todos los de la organización habían quedado con una sensación un tanto extraña. Era increíble que incluso después de haberse conocido, aquel grupo de extraños se sintiera familiarizado. Era eso en parte lo que tenía afiliarse a una organización en donde el tema del pensamiento era acorde el de uno a otros. Todos buscaban progreso y avanzar como shinobi, ser reconocidos, pero en medio de todo eso, la misión de Kakusei los atravesaba por completo.

Como fuera, Kaname se había movido a la que había sido asignada su habitación. Adán parecía haber retornado a sus oficios y ella ahora podría dedicarse a entrenar un poco más o a conocer un poco mejor a los integrantes de la organización. Un vez en aquel lugar, se desprendió de sus ropas y se dio un baño, le aterraba la idea de sentirse sucia o sudorosa, siempre prefería estar completamente aseada, por lo que se vistió con su ropa habitual y salió a andar por los pasillos de la base.

Era un territorio bastante amplio y aunque habría podido estar antes allí, y a pesar de eso, sentía que aquel espacio creía con los días. Encontraba cosas nuevas siempre o nuevas salidas al exterior que normalmente no estaban. Una de ellas parecía ser una especie de balcón, así que sin esperar mucho más se acercó ahí.

El espacio en el que estaba podría decirse, era como una ventana de la base, parecía ser el balcón de un enorme castillo. Desde ahí, podía divisarse el horizonte perfectamente con el sol poniente y sin nubes pintando la tarde con colores excepcionales. Uno que otro pájaro pasaba por ahí atravesando como si nada la barrera que ocultaba la base y claro, también había espacio para alguien más en aquel balcón.

Kaname empezaría una especie de meditación en la que se confrontaba con la inmensidad del lugar que tenía en frente, con la magnitud del universo y claro, se reconocía y reconocía su avance como kunoichi. ¿Cuál era sin embargo su próxima ficha a mover? Estaba un poco perdida en sus pensamientos así que, en ese momento, cualquiera podría meterle un buen susto.

Y si... emprendo el camino hacia esa nueva técnica ¿podría ganarme su aprobación?— era evidente que aquel pensamiento se había escapado por la forma tan delicada y perdida en que lo había dicho, apenas audible para ella.
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Última modificación: 08-03-2024, 05:47 AM por Renji Tanaka.
Un bostezo se escuchó a lo lejos. Como si fuera una toma fotográfica, la vista se acercó paulatinamente hasta enfocar al rubio. Allí, casi desvanecido en la pereza y el cansancio que las largas horas de investigación y estudio le estaban trayendo, se había quedado dormido sobre la silla de madera, encima de un mar de notas casi jeroglíficas que probablemente solo él podría entender. — Mierda… — Susurró al despertar.

— ¿Me he quedado dormido? — Se preguntó, sintiendo la sensación de haber echado una pequeña siesta. Sin embargo, el rubio se recompuso casi al instante y se puso de pie, estirando un poco las piernas y los brazos hacia los costados repetidas veces. — Ha sido breve, pero ha sido reparador. — Acotó.

El Sin Clan oriundo de Iwagakure salió con paso lento de la habitación, echando solo el cerrojo por encima sin bloquear la entrada como tal. Era momento de esparcir un poco la mente y ver qué acontecía en los alrededores. ¿Quizás Arata seguía por allí? Le apetecía platicar un poco, pero no tenía nada previsto más que abrir una bolsa de papas que siempre llevaba consigo…

Renji dobló en una de las esquinas de los tantos pasillos de la base de Kakusei para pronto percatarse de la presencia de alguien. El rubio no tardó en discernir la identidad debido a la voluminosa figura, en efecto, se trataba de aquella chica de robusto cuerpo, al menos, en su opinión, lo era… ¿Cuál era su nombre? Tan despistado como siempre y para variar, no recordaba el nombre de la chica, al menos no con precisión.

El rubio se acercó con cautela y casi sin querer escuchó una pequeña frase. Después de todo el silencio, este era abrumador y apenas algunos pincelazos auditivos se entrometían por la ventana sobre la cual descansaba Kanae. — ¿A quién quieres impresionar? — Preguntó con tal osadía que podría esperar cualquier respuesta de su parte. Sin embargo, lo primero que la joven podría oír, sin duda, sería el crujir de la bolsa de papas y posteriormente las frituras, al ser quebradas por la dentadura del chico.

Con media boca llena, se dispuso a continuar hablando. — A veces, querer impresionar a otras personas puede ser muy costoso. — Levantó su diestra que sostenía un trozo de fritura y la ondeó ligeramente, casi apuntando en dirección a ella. — Ujum. — Intentó pausar su respuesta para poder tragar. — Soy Renji, creo que nos vimos en el combate. — Pensó ligeramente. Claro que se habían visto, pero su inocente torpeza no le permitía pensar con claridad. — ¿Tú eras? ¿Kanade? ¿Sanae? ¿Kanada? — Intentó un par de veces y casi sin dejar margen de respuesta, corrigió — ¡Kanae! — El grito de aserción fue tal que espantó ligeramente a las pocas aves que sobrevolaban la zona de la ventana. — ¿Cómo va todo? ¿Quieres? — Extendió la bolsa en dirección a la chica mientras se hacía con un espacio propio a un costado de ella, muy cerca de la ventana.
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Ser o no ser, esa era la cuestión y la había sido siempre. Antes de caer parada en todo ese lío, la decisión de la entonces adolescente Kaname había sido marcharse tan lejos como su cuerpo y permisos le permitieran. ¿Porqué? Por que estaba sencillamente cansada de las dinámicas manejadas, no solo en la aldea, sino en su clan y su familia: cansada de tener que hacer esto y aquello, cansada de tener que llevarlo así y no asá, cansada de tener que cumplir para esto y no por ella misma. Sin embargo, por más que había intentado no caer en aquel juego, en el circo que le proponía la vida, acababa en él una y otra vez.

Ahora, más que tener la responsabilidad de cuidarse, simplemente por lo codicioso que eran los genes del clan Senju en el mercado negro, también debía cuidarse de las malas intenciones de los que habían estado dando de baja a las líderes del clan, que por cierto, hasta ahora eran tres en racha. —¿Será casual? — pensó justo antes de escuchar que una voz, justo detrás suyo, se hacía presente.

¡NYAHHH!— gritó del susto al tiempo que daba un saltillo y quedaba de nuevo en el piso.

Claro, había estado tan centrada en sus pensamientos y el lugar en el que estaba ahora era un sitio tan seguro, que difícilmente se le habría ocurrido activar sus alarmas ante cualquier acercamiento silente por lo que efectivamente la tomó por sorpresa. Se giraría de inmediato y entonces, el alma volvería a su cuerpo justo después de tragar saliva con esfuerzo y poner la mano derecha en la mitad de su pecho.

Vaya susto me has dado Renji…— dijo tratando aún de recuperar el ritmo cardiaco.

Escuchó al chico y sonrió. Parecía demasiado joven, ahora que lo notaba. A esa edad ¿Era correcto o aceptable no estar con tus padres y en tu aldea? Y aún más… ¿Qué hacia alguien tan joven en una organización como esta? —Para, de nuevo estás juzgando al libro por su portada…— pensó negando decepcionada y pasó a responder al chico.

Kaname. Y si, nos vimos ahí… Eres malo para los nombres, ¿cierto?— comentó. —Diré que vamos bien…— hizo un leve silencio mientras metía la mano a la bolsa de papas mientras pensaba un par de cosas. El chico se había puesto a su lado y ahora era un compañía externa con la cual podía reflexionar cosas.

Me hiciste un par de preguntas… pero antes de eso, quisiera hacerte a ti unas cuantas…— le miró de soslayo.

Para un niño, quizá aquellas cosas podrían ser una especie de juego, pero de nuevo, juzgar a un joven que estaba lejos de sus padres y que pertenecía a una organización “criminal” (entendiéndose criminal por ir en contra del sistema actual), era tomarlo demasiado a la ligera así que… Si el chico acertaba en las cuestiones, la Senju pasaría a tenerlo en cuenta como un consejero, que además sabía que tenía imparcialidad y podría ser ciento por ciento honesto.

Quiero saber más de ti… ¿De dónde vienes, cómo te apellidas, dónde están tus padres, tu familia, cómo llegaste a esta organización… Y lo más importante, de donde viene todo eso de las plantas?— esperaría tranquila. Metería la mano en la bolsa de papas a ratos, sacando de allí entre 4 y 5 papas para ir comiendo poco a poco.
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El grito de Kaname hizo que los ojos del rubio se abriesen de par en par y que tomara un poco de distancia durante su acercamiento, sin embargo, no lo detuvo de posicionarse donde inicialmente tenía intención. — ¿Así gritas usualmente? Buena voz. — Diría bromeando con un cumplido claramente falso. — Usualmente, la gente suele decir hola, pero comprendo que no todos son usuales. — Añadió.

— Lo siento. Solo pasaba por aquí y te vi. — Se excusó. Su intención sí había sido asustarla, pero nunca estaba de más ser un poco modesto al respecto. La conversación fluiría un poco más antes de que Kaname señalara la falta de retentiva que el oriundo de la Roca tenía para con los nombres del resto. — Sí, generalmente no suelo memorizarlos bien. — El joven hizo una pausa y mastico, pues estaba hablando casi que con la boca completamente llena. Trago y dijo. — Mucho más si no suelen llamar mi interés. — ¿Ouch? Para nada, Renji era demasiado honesto y directo con sus palabras, lo último de lo que se preocupaba era de como podría sonar.

— Hmmm… — El rubio detuvo su mascar casi de inmediato y se ha erguido. Sus ojos se enfocaron en el rostro de la joven Kaname y la estudio de arriba abajo antes de proceder a responder. — Bien. Te diré algunas cosas. — Sonrió ligeramente y volvió a reposarse sobre el marco de la ventana. — Vengo de Iwagakure. — Negó mientras observaba al horizonte. — Nací en el País de la tierra, originalmente, y de allí me moví con mis padres hacia la Aldea. — Resopló ligeramente recordando a aquel par. — No tengo mucha comunicación con ellos. Fui criado en la intemperie la mayor parte de mi vida. — Renji hizo una pequeña pausa y pensó sus próximas palabras. — En mi familia, no somos de expresarnos en demasía. Sabemos lo que sentimos los unos del otro y es más que suficiente. No caemos en tales formalidades, somos un poco más “naturales”. — Explicó.

Renji observó como la chica tomó un par de papas, algo que sin duda llamo su interés y claro, le agradó. — ¿Mis padres? Siguen en la aldea… — Intentó recapitular sobre las preguntas antes de continuar. — Como te dije, viví mucho tiempo en la fauna silvestre del País. Hablaba mucho con la naturaleza, no literalmente, claro. — Bromeó, pero esperaba que eso diese pie a la pregunta sobre las plantas.

— De allí la conexión que tengo con cada parte de la fauna, flora y tierra de los lugares. Es como si pudiese escuchar la voz de los sitios allá donde voy… ¿Y qué hay de ti? — Renji no volteó para mirarle, seguía absorto en dirección al horizonte. — ¿Cómo haces para estar tan fuerte? ¿Entrenas las 24 horas del día acaso? — Añadió, mientras rebuscaba otra bolsa de papas y cedía la primera a Kaname, colocándola justamente a un lado de su codo.
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No solía tener sentido del humor, ciertamente muchas veces la Senju pasaba por antipática y por malgeniada frente al resto de los de su clan. Ellos eran una fiesta andante, quizá por la falta de formación o por el estilo de vida que llevaban. Ella no era mejor o peor, simplemente era diferente y no se sentía mal por ello, pero a veces sentía que le hacía falta esa chispa. Por eso, aunque con esfuerzo, sonrió a las palabras del menor.

Me asustaste, es todo, pero suelo saludar como lo hace el resto de la gente…— digo justo mientras negaba ante la disculpa del chico. —Lo tendrás fácil, soy la única mujer que he visto aquí, aunque si no te interesa pues, nada puedo hacer— le sonrió con respeto a memorizar el nombre.

Eso quizá ayudaría, normalmente las personas solían tener formas de memorizar cosas, como gestos, colores, incluso hasta sonidos, pero el hecho de ser la única chica quizá ayudaría al más chico. Por otro lado, aunque en ocasiones normales se habría enfadado, el estado en el que estaba no le permitía del todo reaccionar como lo hacía normalmente, además, aquel era solo un niño, no podía pedirle mucho más. Lo siguiente fue escucharlo y posteriormente le comentaría algún par de cosas. Si el chico tuviera un par de años más, y estuvieran en una especie de cita, aquel chismógrafo hubiera sido espléndido, pero dado que no era así, no veía porque quedarse con todo aquel conocimiento y claro, comentarlo para que de alguna forma se quedara en su recuerdo.

Bueno, conocía a Arata en Konoha, sé que también es de Iwa, y aunque la forma fue un poco extraña, espero poder visitar la aldea oculta entre las rocas pronto, o bueno, bajo ellas— bromeó. —Y vale, diré que no está mal la forma de ser de tu familia, creo…— prosiguió. Ella no era nadie para comentarlo, pensarlo o imaginarlo, las condiciones con su familia habían sido muy diferentes y el chico parecía indicar con sus gestos que los recuerdos que tenía no eran precisamente una época digna de recordar.

A lo demás solo sonrió, le agradaba la forma de ser del chico, eso de ir sin filtros para decir lo que pensaba, aunque podría llegar a ser un problema dependiendo el escenario, ahora mismo estaban en terreno seguro y ella disfrutaba de eso. Tomaría las papas al ver que el chico sacaría otra, realmente estaban muy buenas y aunque ella no era de comer ese tipo de cosas con tanta frecuencia, si que disfrutaba cuando la oportunidad se presentaba.

Están buenas… Gracias por compartirlas— fue lo primero que dijo. —Yo, como pudiste ver también tengo muy buena relación con la naturaleza. Mi clan, desde años atrás se ha basado en las técnicas de Mokuton como elemento avanzado, usando suiton y doton.— explicó. Ella al contrario del chico sería un poco más técnica. —Sobre mi familia podré decir que parece diferente a la tuya... Son demasiado ruidosos, alegres y fiesteros... Yo soy un poco diferente y bueno, es precisamente a ellos a quien quiero impresionar. Acabo de ser nombrada la líder del clan y como tal, debería demostrar que llevo a las generaciones futuras a algún lado… aunque no sepa ni a donde voy yo— le dedicó una sonrisa antes de comer un par de papas más.

¿Sabes? No me dijiste como llegaste aquí— dijo tranquila también con la mirada en el horizonte. —Yo por medio de Adan, parece que había sido citado por Fujitora y de alguna forma acabé aceptando la invitación del gordito— terminó. Había hecho un buen resumen de las mismas preguntas que el chico había respondido, ahora solo restaba ver por donde llevarían la conversación y como acabaría aquella tarde.
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La Senju se explicó, pero Renji no reaccionó a dicha respuesta y simplemente dejó pasar el comentario. Aunque las próximas palabras de Kaname tuviesen kilos y kilos de razón, para Renji todo funcionaba de una manera tan distinta y simple; una manera que probablemente le haría difícil recordar la presencia de la joven.

Renji quizá percibió de manera errónea el tono de la joven, pero parecía haberle molestado, o quizá solo era su imaginación. De todas formas, no pretendía darle muchas vueltas al asunto. Al fin y al cabo, era Renji de quien se trataba todo...

Pronto, Kaname expondría un poco acerca de ella y su relación con el resto de la organización. Era llamativo para el rubio ver que, al menos en el caso de la joven, sí era evidente la relación que poseía con alguno de los otros miembros, mientras que Renji, pues simplemente habría seguido su instinto al venir a Kakusei.

— Vaya, ahora que lo comentas, creo que no tuve una razón de peso para venir a Kakusei. — El oriundo de la tierra se encogió de hombros y negó un par de veces, parecía un poco consternado al respecto.

La conversación fluyó con normalidad. Kaname expuso que la situación familiar de Renji no era para nada fuera de lo común y parecía ser aceptable para ella, algo que de cierta forma reconfortó al joven de cabellos dorados.

— No hay de qué. Mientras no le des al tipo de los moñitos o al ladrón empedernido de Arata, seremos aliados en frituras. — Bromeó. Aunque realmente sus palabras llevaban mucha seriedad por detrás. No era enemigo de Arata, pero el arenoso tendía a robar sus frituras y para él, eso era un atentado a lo más sagrado. Mientras que, por otra parte, Denji no había caído del todo bien en el sentir del rubio.

— De hecho, mis habilidades también son una especie de combinación entre el Suiton y el Doton, pero este segundo va mucho más allá. — Explicó. — No quiero entrar en tantos detalles, pero podríamos decir que es un uso muy específico del Doton. — Añadió.

Durante el resto de la plática en que Kaname tuvo la palabra, Renji calló y solamente escuchaba con atención a las palabras de la Senju. Todo apuntaba a que el panorama de la joven era mucho más relevante que el del chico, pero seamos honestos, en este punto, era algo muy debatible. — Entiendo. — Renji cambió su postura e incluso su semblante alegre y desenfadado parecía variar por segundos...

— ¿Liderar? Es un asco. — Comentó sin tapujos. — Honestamente, no soy de aquellos que pueden liderar, pero sí que puedo darte un consejo como alguien que espera algo de un líder. — Antes de dar el consejo, dio un mordisco a algunas papas y tragó, para luego voltear a ver a Kaname mientras explicaba. — Las personas detrás de los líderes suelen no tener la motivación, fuerza o determinación como para dar el paso por ellos mismos. Allí debes estar tú. — Hizo otra ligera pausa para dar un poco más de drama al asunto. — Ellos te seguirán a donde vayas, o al menos en su mayoría, pero siempre cuestionarán tus medios, sean buenos o malos. He allí el punto de inflexión entre un buen líder o uno malo, simplemente son decisiones; simplemente es un salto de fe. — Explicó mientras adornaba su discurso con algunos ademanes.

A partir de su última intervención, guardó silencio y simplemente añadió. — Llegué aquí por invitación de Samuru. Tanto Arata como yo, pero realmente, no tengo un motivo detrás de todo esto, simplemente quise seguir al viento y salir del control de la Roca. — Posterior a aquello, el chico se mantendría en silencio, parecía pensativo.
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No le sorprendió del todo la respuesta de Renji. No haber tenido razón para venir también estaba bien. Quizá sus ideales se irían formando con el tiempo o seguramente estaba ahí de paso y luego sus formas cambiarían, pero por ahora, estaba bien si tenía un lugar al cual volver, un sitio al que llamar hogar. Luego de esto, una sonrisa saldría de Kaname al escucharle hablar de Denji y Arata.

¿Aliados de frituras?, me gusta como suena.— dijo tranquila —Denji parece no caer bien a todos— comentó —ciertamente chocamos al principio— no pudo evitar recordar que lo conoció dentro de la aldea en una misión en la que ella había sido designada líder. Incluso en medio de aquel recuerdo su ceño se frunció y suspiró. —Si, definitivamente no cayó bien— agregó tratando de retomar su tranquilidad. —Y de Arata…— negó decepcionada un poco. —Nada, aliados de frituras entonces.— terminó.

Escuchó lo que decía de sus habilidades —Seremos un buen equipo si nos toca trabajar juntos para Kakusei.— sin entender del todo las habilidades del menor, sabía perfectamente que así como había podido desaparecer su bosque, el chico tendría la opción de nutrirse de él, como lo había hecho para generar el ataque que en medio del combate la había dejado fuera del juego. Afirmó posteriormente cuando la conversación se tornó acerca de liderar. Ella sentía lo mismo, que “liderar era un asco”, pero pese a eso, no había podido luchar en contra de aquel río, el mismo que le había pedido regresar a Konoha y que ahora la tenía como cabeza visible del clan Senju. A final de cuentas, sentía que podría hacer cosas por el clan y moverlo a otras esferas, incluso, el trabajo que hacía ahora, tratando de desarrollar nuevas técnicas para el mismo era ya ejemplo de lo bien o de lo mal que podría llevarles. Eso, además de poder valerse de lo mismo para lidiar con las altas esferas de la aldea.

Las palabras de Renji dejaron a la Senju perpleja, realmente era el mejor consejo que había escuchado acerca de su cargo y definitivamente no lo esperaba. El chico demostraba demasiada madurez, pese a verse tan “chico”. Afirmó nuevamente con la vista puesta en el horizonte.

Tienes razón, solo toca… Seguir, tomar las decisiones difíciles con determinación y esperar que me sigan o que no lo hagan, da igual, lo importante es avanzar hacia algún lado— le sonrió.

Bueno, salir del control de la aldea en la que estabas ya es un motivo ¿No crees?— le miró de soslayo luego de haber puesto la vista al frente —funciona como el tema de las creencias… Incluso cuando dices no creer en nada, ya crees en algo.— concluyó. —Poco a poco encontrarás tu camino, sea quedarte aquí por largo tiempo o sea irte y hacerte camino propio. Por lo pronto, no queda más que esperar y moverte conforme te diga el viento— agregó justo antes de tomar un poco más de las papas y comerlas tranquila.
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— Pues sí. — El rubio dejó escapar una ligera risa mientras inclinaba ligeramente su cabeza. El próximo tema a tocar sería un tanto interesante, y es que coincidía bastante en su comentario. Denji no era precisamente "amigable" o alguien que se pudiera "soportar" de manera natural.

— De hecho, creo que es cuestión de su forma de ser. — Suspiró y negó ligeramente. — Es un tipo un tanto explosivo. Supongo que tendrá sus buenas y malas, como todos. — Pensó casi de inmediato en su colega el comerciante, quien en ocasiones podría ser un tanto intransigente, y más aún cuando incluía bromas para expresar dicha posición.

La expresión de decepción en el rostro de Kaname intrigó a Renji. ¿Habría ocurrido algo entre ella y Arata? Como un buen chismoso, intentaría obtener algo de información, pero estaría por verse su suerte y, claro, su habilidad para ello.

— Vaya, parece que tenemos una contradicción en cuanto a Arata. — Comentó al aire y dejó un poco de tiempo para que se asentara adecuadamente dicho comentario. — ¿Ha ocurrido algo entre ustedes? — Indagó Renji, sin tapujos, lanzando la pregunta.

Anteriormente, recibió una especie de cumplido con respecto al trabajo en equipo. Simplemente, dio una sonrisa y dejó que la conversación avanzara hacia donde él quería llegar. Sin embargo, no opondría resistencia si la chica no parecía querer profundizar en el tema del arenoso.

— Solo es eso. Como te he dicho, un simple salto. — Renji observó nuevamente hacia el horizonte. Hasta entonces, su mirada estaba clavada fijamente en Kaname mientras ella tenía la palabra. — Es extraño, pero a pesar de sonar tan sencillo, en ocasiones, suele complicarse. — Añadió, quizás restando un poco o mucho peso a su reciente consejo.

— Tienes razón, quizá solo estoy sobre pensando demasiado. — Dijo Renji, sintiendo un poco de alivio. Quizá, todo aquello que le atormentaba no era más que su propia poca fe en sí mismo. Sería cuestión de trabajar en ello, pero quizá en otro momento, por ahora, tocaba disfrutar de los bocadillos, la vista y la compañía.

— Ha sido un placer haber platicado contigo, Kaname. Lamentablemente, tengo cosas que hacer en el laboratorio. — Renji se impulsó desde el marco de la ventana para retomar su posición en medio de aquel pasillo. Allí, dio una última mirada en totalidad a la joven y, en caso de que ella volteara, una cálida sonrisa.

— Gracias por las palabras. Si quieres, podríamos encontrarnos esta noche para seguir conversando. ¿Qué opinas? — Le había agradado, no había más. Sería interesante continuar conociendo a la joven, además, por algún lado debía empezar para poder relacionarse correctamente con el resto del equipo. La chica parecía ser bastante abierta en cuanto a ello y le ayudaría a conocer al resto del equipo.
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Afirmó a las palabras del chico. A ella le gustaba mucho la cortesía que pudieran brindar las personas y en definitiva eso iba contrapuesto a todo lo que Denji era. Su forma de ser, tal cual lo exponía el menor, era lo que no permitía que Kaname terminara por tragárselo.

Tu pareces ser lo contrario… ¿sabes? Cómo que vas a tu ola, dejándote llevar por el viento— sonrió tranquila mirando al horizonte y justo en ese momento sintiendo como una ráfaga de viento la despeinaba un poco. —Si, en definitiva es que se pasa de explosivo— continuó la frase del otro.

Negó tranquila —Más que haber ocurrido algo es la forma en que nos conocimos. Justo apareció el día que mi clan decidió hacerme una fiesta sorpresa y él acabó metido allí por mi— comentó sin querer entrar en los detalles sobre Yumeko, la famosa espada que la chica portaba todo el tiempo. —Es un ladrón astuto y bastante inteligente, audaz... diré que me cae bien— terminó volviendo a sonreír.

La interacción con el chico había estado bastante bien, era amena, pero desafortunadamente parecía tener cosas que hacer. Kaname afirmó despacio, se movió un poco para que él pudiera pasar tranquilo por el arco que dividía la puerta de la salida a aquella especie de balcón.

Ha sido todo un placer, joven Renji. Y claro, si quieres podemos vernos luego, no es como si tuviera mucho más planeado mientras esté aquí— le guiñó el ojo. Aquello, aunque charla, era en parte cierto. Salvo entrenar, la Senju no tenía mucho más que hacer allí, de hecho, su vida corriente, aquel repleta de misiones, de jaleo y de situaciones en parte itinerantes, por ahora estaban en la aldea.
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