Destino II
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Última modificación: 01-03-2024, 03:13 PM por Kin.
Silencio y Sangre
Distrito Uchiha – Konohagakure No Sato, Enero 19 del 16 D.K / 7:30 AM
A altas horas de la madrugada, el cielo del País del Fuego se llenó de enormes nubes grises anunciando una gran llovizna y así fue, millones de gotas de agua caían desde el cielo hasta golpear el suelo violentamente, transformándose en gotas de agua aún más pequeñas al momento del fuerte impacto. La tormenta duró toda la noche y si bien había bajado su intensidad en la mañana, la lluvia aún era bastante como para mojar a alguien en su totalidad.

Recostado en su cama y con la mirada perdida en el techo de su recámara, se encontraba el pelinegro, aún no se había levantado de su cama y era extraño, normalmente, su rutina comienza a las siete de la mañana por lo que el Uchiha procura estar despierto aproximadamente a las seis de la mañana, una hora de anticipación más que suficiente para prepararse. Aquel día era distinto, debido a su éxito en la caza del Yotsuki, la Villa decidió darle varios días de descanso, días que talvez le servirían para recomponerse luego de presenciar la muerte de su mejor amigo.

En tan poco tiempo había perdido a dos seres queridos, dos personas que para el eran más que sus amigos, eran su familia, los valoraba mucho y estaba dispuesto a dar su vida por ellos. Primero Akami, su sensei falleció intentando darle caza a una criminal de Kirigakure el mismo día que se supone todos deberían estar reunidos para darle la bienvenida a un nuevo año y después Saki, quien murió sacrificándose a sí mismo para salvar la vida de Kin y evitar que aquel Chidori Eisou de Nezuka lo atravesara completamente. Si, Kin aún no se recuperaba totalmente del todo luego de recibir la noticia del fallecimiento de Akami cuando decidió emprender la misión en compañía de Saki.

Pero si algo tenía que saber Kin, es que el sigue en vida, el sigue en el plano terrenal y de alguna u otra forma tiene que continuar. También tenía la opción de sumergirse en un abismo de oscuridad y tirar prematuramente la toalla, pero algo se lo impedía, los consejos de motivación de Akami y las últimas palabras de Saki aparecían de golpe en su mente cuando intentaba rendirse y dejar que el destino decidiera que hacer con él. Lágrimas recorrían la sien del Uchiha hasta caer en su suave almohada, nuevamente estaba recordándolos a ambos, a aquellos que, a su forma, lo motivaron a seguir.

La determinación de Akami hizo que Kin sostuviera con firmeza su meta de convertirse en el más fuerte y poder ayudar a otros, y el temperamento y bromas de Saki hicieron que se motivara a continuar con su entrenamiento y ganarle de una vez por todas a Saki. Con desgana, Kin se levantó de su cama mientras usaba la manga de su playera para limpiar las lágrimas que habían caído desde sus ojos para dirigirse al baño de su hogar. Una vez ahí, se acercó y abrió el grifo de la llave del agua, tomó un poco entre sus manos y comenzó a lavar su cara, necesitaba despabilarse.

Sus párpados se apretaron mientras aún usaba sus manos para tallar su cara y cuando finalizó, colocó su mirada en el espejo, sus ojos habían cambiado de color, un bonito color rojo sangre llenó su pupila y el patrón de los tres tomoes estaba presente. Claro, el Sharingan era un vivo recuerdo de aquella noche a las cercanías del Bosque de la Muerte, los tres tomoes del Sharingan de Kin comenzaron a dar una vuelta mientras se fusionaban y daban pie a un nuevo patrón, un patrón único en él y que nadie más podría tener.

(Mangekyou Sharingan…)

Pensó Kin mientras miraba con atención su propio reflejo en el espejo, sus ojos ahora eran más poderosos y talvez más codiciados en el mercado negro pero todo eso se logró a cambio de ver morir a su mejor amigo. Realmente, Kin se atormentaba por algo que no podía evitar, cuando recibió la noticia de la muerte de Akami se lamentó el no haberla acompañado y estar ahí para cuando ella lo necesitó y en la misión de Nezuka, se lamentaba el no haber sido más fuerte y hábil para vencer al Yotsuki rápidamente y así evitar que la pelea haya llegado a los extremos que llegó. Pero algo era cierto, nada de eso había sido su culpa, son cosas que por una u otra razón del destino suceden.

Los labios del Uchiha se apretaron mientras le daba un ligero golpe a la pared, su rostro se llenó de ira, pero no era una ira con el destino, con Akami o con Saki, era una ira con el mismo.

(Claro… Kin eres un estúpido, sigues vivo y tienes que continuar, Akami y Saki ya no están y no volverán… pero… aún queda gente la cual proteger…)

La ira poco a poco se iba disipando mientras las imágenes de su madre Miko, de su padre Kan, de la chica albina Ren y de muchas otras personas aparecían en su mente, finalizando su recuento con una imagen de la villa y de su gente. La luz que lo caracterizaba estaba volviendo a aparecer, como si el albor estallara entre las tinieblas. Sin dudarlo, el Uchiha salió del baño para ir nuevamente a su recámara y colocarse su vestimenta de siempre, no podía perder más el tiempo, tenía que continuar entrenando y volviéndose más fuerte y con el nuevo poder de sus ojos, ahora estaba más decidido.

La puerta trasera de la casa de Kin se abrió de golpe dejando a Kin con un libre acceso al patio trasero, en sus ojos aún estaba activo el Mangekyou Sharingan, pero no sólo eso se podía ver, la determinación y la decisión estaban presentes en su mirada. No perdió mucho el tiempo cuando desenvainó la Amaterasu No Ha y comenzaba a realizar cortes al aire generando el sonido similar al de un chiflido debido al impulso que llevaba la hoja. Los minutos pasaron lentamente a la par que el entrenamiento de Kin se intensificaba, cada vez, aumentaba más y más la velocidad con la que ejecutaba sus cortes al aire, la hoja de Amaterasu No Ha estaba totalmente bañada por el agua de la lluvia y con cada movimiento, el agua saltaba de la hoja al suelo con intensidad.

El Uchiha se estaba exigiendo más de lo que podía soportar, su entrenamiento físico era alto, pero no tanto como para manejar la intensidad con la que ahora estaba haciendo sus movimientos y sumado a su poca experiencia con el Mangekyou Sharingan, hacían de aquel entrenamiento uno más agotador que cualquiera que haya tenido en el pasado. Su respiración comenzaba a agitarse y sus jadeos se podían escuchar en el ambiente. Un golpe de recuerdos de Akami y Saki rondaban por su mente mientras entrenaba porqué algo estaba claro, la muerte de un ser querido no se olvida, así como así, el recuerdo de ellos siempre estará en su corazón, pero el duelo que estaba viviendo actualmente hacía que esos recuerdos predominaran en la mente del Uchiha.

Con un movimiento fulminante, la hoja de su espada terminó en lo alto, Kin estaba cansado y jadeando, sus ojos comenzaban a doler un poco y claro, también el cuerpo por el esfuerzo que estaba haciendo, todo eso fue un indicativo de que tenía que parar y tomarse un descanso. Su ropaje estaba totalmente empapado por el agua y su cabello estaba pegado a su rostro, su agarre sobre la tsuka de Amaterasu No Ha poco a poco comenzaba a aflojarse hasta que casi caía al suelo. Kin decidió que al menos por ese día, había sido suficiente así que decidió ingresar de nuevo a su casa.

Ni sus padres ni Ren se encontraban en la casa en aquel momento así que mucho consuelo no tenía por ahora. El Uchiha dejaría la saya y la espada en una pequeña mesa de madera que se encontraba a un lado de la puerta trasera, la espada y la saya estaban también mojadas por la lluvia, pero ya tendría tiempo para secarlas y darles su mantenimiento adecuado. Los pasos de Kin dejaban un pequeño charco de agua en el piso, sus botas también estaban totalmente empapadas. Nuevamente, subiría hasta el piso de superior de su casa para dirigirse al baño.

Una vez ahí, se despojó totalmente de su ropa y se metió a la bañera ya preparada con agua tibia, el cambio brusco de temperatura puede hacer que una persona se enferme y eso lo sabía muy bien. Lentamente se sumergió en el agua hasta quedar solo con su cabeza fuera de esta, aún estaba dolido por la muerte de su amigo y su sensei, pero tenía que continuar, por Konohagakure, por los Uchiha, por sus padres y por Ren. El duelo es algo no muy fácil de sobrellevar, pero al menos ya tendría bastante tiempo de sobra para vivirlo, por ahora, solo quería descansar y recuperarse de su entrenamiento mañanero. Sus ojos lentamente cambiaron de color hasta volver a ese hermoso color ámbar de nacimiento, por ese día ya había tenido suficiente del Sharingan…
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