Los ojos y cabeza de Denji, se voltean ligeramente en un semblante dudoso. — ¿A diario? Heh, estás mintiendo. — Sólo era un intento más para seguirla mosqueando. La Senju, por supuesto que le cae bien a Denji, él da un trato muy distinto a quien realmente le caiga mal... — Hace diez años, un rayo me cayó encima. Mis padres estaban ahí, trataron se cubrirme y murieron en el intento. — Hizo una pausa pateando una pequeña roca, aunque el tono de voz sonaba tranquilo. — Me quejaba mucho, de lo perfecta y aburrida que era mi vida, durante mi niñez y fui castigado por un Oni. Estas marcas y este chakra electrificado, es el precio. Podría ser más específico, pero dudo que creas en los espíritus malignos. — Mantenía cierta distancia con Kaname, pero también era la distancia adecuada para intercambiar palabras. — ¡Heh! Al fin concuerdo contigo en algo. Sin embargo, para estos nos pagan. Aunque si te duelen tus delicados pies, mejor ve al carromato con ese mercader de mierda, así no pasas el resto del camino quejándote como una niñita. — Agrega una carcajada de risa al final e introduce las manos en sus bolsillos.
Sólo tenía que proteger lo que quisiera, pero pese a la personalidad tan egocéntrica que posee el de ojos cian, en alguna parte de su retorcida y fría alma, hay un cálido verano. — Oye, sólo estoy preocupándome por ti. Aunque si es de tu preferencia ir caminando conmigo, tampoco está mal, heh. — Guiñó un ojo a Kaname, en forma de "broma", y luego giraria la cabeza para prestar atención en el camino. La noche ya estaba cayendo y los pobres animales, estaban comenzando a tener hambre y sed.
— Como quieras, guardia compartida entonces. —
Pronto, volvería a escuchar la voz de la fémina. Tenía toda la razón, pero en lo que preguntaba por provisiones, Denji se adelantó con un salto mortal, que lo dejaría aterrizar en el techo del carromato. Hizo una señal de manos, cerrando el puño y el carromato frenó en seco. Tras una intensa búsqueda visual, que le tomó minutos, escucharía el soniteo de un riachuelo, una zona acuífera, y se acercaría a hablar con el encargado de controlar la dirección del carromato, da dándole las especificaciones. El "chofer", haría caso omiso y se metió por un sendero que lo guiarian al riachuelo.
Denji por su parte, regresa hacia Kaname de un salto y la toma de su antebrazo. — Ya encontré mis provisiones, vamos. Las había perdido ¿Sabes? Ahora las acabo de encontrar, extrañamente muy cerca del riachuelo a donde llevan los caballos a hidratarse. — Una mano de Denji tomaría sin fuerza el antebrazo de la Senju, y saltaría para guiarla al árbol de duraznos, hasta que finalmente llegarían. A un lado, verían los caballos bebiendo agua bajo la luz de la luna, junto al señor Tanosuke y su chófer, contando historias y bebiendo algo de Sake juntos. — ¡¡Siempre me alimento con frutas y cosas ácidas o picantes!! Le hacen muy bien a mi chakra electrificado. — Diría en un tono eléctrico y rápido. Luego, como si de un mono se tratase, escaló el árbol y comía las frutas. Kaname podrían presenciar como se movía de un lado a otro, muy rápido, lo que recordarían a esas típicas escenas graciosas Anime, donde los personajes desaparecen y aparecen en distintos puntos.
Pero, ellos no lo sabían, estaban siendo acechados desde las sombras, por entidades que esperan su momento perfecto para iniciar el atraco.